Sol
Sentados en aquel parque guiñaste un ojo en signo de desaprobación.
Te pregunte el por qué.
Sólo decías: Siento que quema y pierdo la razón.
¿La razón? La razón no existe, solo una ilusión.
Pero vivías tu vida en las sombras.
Cerraba tus ojos y juntos nos llenabamos de conmoción.
La adrenalina de nuestras tropas.
Mi sol.
Radiabas tanta luz que no podías verla.
Mi sol.
Salvaba tu vida aún si siquiera tenerla.
Parecíamos aves que trataban de volar.
Que trataban de ser libres.
Pero la cruel verdad era que no lo podíamos notar.
Y lo único que sonaba eran los timbres.
De aquellas casas solas.
De aquellas casas dónde solíamos ser nosotros.
Y retumbaba las olas.
Yo...
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