Capítulo 3
Después de la fallida broma, nos dirigimos a la pistas del campus. Allí estuvimos hasta que dió por finalizado el primer día de universidad.
En el camino a la fraternidad nos cruzamos con las chicas de la fraternidad de Mare.
Entre ellas iba Shasha, ella es sin duda es muy diferente a todos las chicas estereotipadas de su fraternidad. Es buena, empática y busca algo más que un chico con el que pasar la noche. Es por eso que es muy buena amiga y tiene mucha confianza con nosotros, es una de las pocas chicas, por no decir la única, que puede entrar y salir cuando quiera de la casa.
Ahora entre ellas andaba Historia. La pequeña rubia paracia estar contando alguna anécdota divertidísima, pues todas las que las rodeaban se reían, menos Shasha, ella estaba muy concentrada comiéndose una bolsa de Doritos.
Estaba dispuesta a seguir su camino detrás de todas sus compañeras, pero al vernos vino corriendo hacia nosotros y se lanzó a abrazarnos.
-¡Chicoooooooos!- gritó una alegre Shasha -ya me he enterado de lo de la broma fallida. Que catástrofe, pero al menos vuestro compañero Daz le dió tiempo a limpiarlo todo. Es la última vez que falto a una broma por estar hablando con Fritanga.
- Hola, Shasha- la saludamos todos.
- Parece que estás tú más enterada que nosotros- le contó Jean.
-Pues hombre, si decidís pasar de horas de clase por una broma fallida, es normal- añadió, llevándose un Dorito a la boca.
- ¿Has visto cómo está el chico?- preguntó Marco.
- ¿Qué chico?- preguntó deteniendo sus movimientos para dejar de hacer ruido con la bolsa y poder escuchar la respuesta a su pregunta.
- Al que le ha caído la pintura, chica patata- bromeó Connie.
- No sé nada de él, pero parece ser que ha sido uno de los chicos a los que les he enseñado el edificio.
- Sí, sí ha sido uno de esos chicos,- contestó Jean- ¿verdad, Eren?
-¿Por qué me preguntas a mi eso? - le contesté a mi compañero con una expresión seria.
- No sé, como has salido en su defensa en la clase...
- Tch. Te puedo asegurar que mi intención no era defenderlo a él. Era más bien defendiendo a Eldia. -le expliqué a mi amigo- quítate esa absurda idea de la cabeza.
Todos me miraron extrañados, parecían no acabar de entender la conversación que acabamos de tener Jean y yo, él sin embargo mantenía una sonrisa desafiante, pero para nada agresiva, más bien me transmitía confianza. Me reí por dentro ante la idea que podría estar rondando la mente de mi amigo. Estúpido Jean. Tiene que dejar de montarse películas.
- Como sea- soltó finalmente, Connie que parecía aburrido- vámonos.
Nos despedimos de Shasha y nos dirigimos hacia el edificio en la que residíriamos durante muchos largos meses, que solo acaban de empezar.
Cuando llegamos, todos nos recibieron con una alegre sonrisa y diferentes saludos de puños. Lo típico en este lugar, todos éramos como hermanos. Algunos estaban ya comiendo, otros se pasaban la pelota de fútbol y otros charlaban tranquilamente. Connie y Marco se fueron con los chicos que estaban preparando algunas cosas para comer. Jean se unió a la charla con Thomas, Franz y algunos más. Yo decidí subir a mi habitación, necesitaba un poco de intimidad, además estaba detallando algunas cosas del equipo de fútbol y de ciertos planes futuros.
Después de no más de quince minutos decidí bajar a comer con los demás. Estuvimos hablando acerca de las perspectivas de este último curso, y de quién se quedaría al mando después de que nosotros nos fuéramos. Jean declaraba que debía ser Falco, un novato del año pasado, al que había cogido un cariño innecesario. A todos nos pareció una buena idea, pero aún había tiempo para decidir. Hablamos también de como había fastidiado el nuevo ese la broma, Connie decía que quería disculparse y Marco igual. Yo pasaba, si alguna vez de casualidad hablo con él se lo mencionaré, no creo que se de el caso... A no ser de que entre en el equipo de fútbol, cosa que dudo. Volví a reírme por dentro al imaginar al tal Armin con el equipamiento, seguro que no podría con él. Y no sé qué pensar de Mikasa, la verdad es que me ha dado buena espina, habrá que ver si de verdad va en serio con lo de unirse al equipo.
Durante la comida no mencioné nada de lo que la azabache me había preguntado.
Después de recoger la cocina y distintas partes de la casa. Decidí pasar la materia de las clases a las que no habíamos ido, por lo que me subí a mi habitación. Al ser el primer día no creó que tenga mucho que hacer.
Mientras terminaba algunos ejercicios de repaso, alguien llamó a la puerta.
-Adelante- grité.
Pasó entonces la rubia de finos labios a la que había invitado está mañana a venir. Mierda lo había olvidado.
-Hola, Eren- dijo mientras entraba de una manera provocadora a mi cuarto. Ya no llevaba la misma ropa que esta mañana, ahora llevaba una camisa blanca y una falda escocesa rosa, supongo que el uniforme de Mare.
- Historia- la saludé mientras giraba mi silla para verla cara a cara. Está se había retocado el maquillaje a mi parecer. No sé cómo sería sin él, pero la verdad es que era bastante atractiva, nos entreteneremos mutuamente esta tarde.
- Así que tienes una habitación para ti solito- decía mientras se acercaba como si me acechara.
- No soy el único.
-Pero sí el único que a mí me interesa- dijo esbozando una sonrisa pícara, yo se la devolví. Ingenioso la verdad.
-¿Ah sí?- le pregunté para provocarla. Está ya estaba a una distancia bastante peligrosa...
- Exacto- Historia ya estaba encima de mí. Puse mis manos sobre sus caderas.
- Apenas nos conocemos, ¿no te arrepentirás?- le dije, y reduje la distancia entre nuestros labios.
- No lo creo- Historia se lanzó hacia mi cortando los pocos centímetros que nos separaban. Su lengua entró salvaje en mi boca, y allí empezó a jugar con la mía. Puso sus manos en mis mejillas.
La cogí como pude para levantarme de la silla y ponerla encima del escritorio, sin dejar de besarnos. Solo paramos en el momento en el que ella saco la camiseta que llevaba por encima de mis hombros. Yo comencé a desabrochar el primer botón de su camisa, pero antes de que pudiera quitar el segundo, alguien abrió la puerta de la habitación.
Me libré del agarre de Historia lo más rápido que pude. Esta se quedó con la boca abierta, y con los ojos abiertos, parecía que no se había dado cuenta de que alguien había entrado en el cuarto.
Fue entonces cuando divisé una cabellera rubia atravesar el umbral de la puerta. Este se disponía a hablar cuando se dió cuenta de la situación en la que nos acababa de pillar.
-Oh! Dios! Y-yo l-lo siento mucho- el joven de ojos azules que esta mañana había arruinado nuestra broma, tartamudeó un poco y como llevaba haciendo toda la mañana, el color de sus mejillas ya se habían vuelto de un color rosado.
-¿Qué coño haces, pringado?- le gritó Historia- ¿Acaso no sabes llamar a la puerta?
- P-perdón, es que estaba entornada, no sabía que estuvieras... Y-yo- intentó excusarse de la mejor manera posible.
-Lárgate de una vez- cortó la menor de altura al rubio.
- Tranquila, Historia- dije apoyándome en mi escritorio aún lado de Historia, mientras estaba se tapaba un poco el escote. - si te has dejado la puerta abierta es normal que entrará.
Los dos rubios se quedaron en silencio y me observaban, pero por sus cabezas no estaban pasando los mismos pensamientos ni de lejos.
- ¿Qué dices, Eren? - dijo está mirándome enfadada.
- Da igual, como sea, lárgate luego hablamos.
- ¿Perdona? ¿Tú quién te crees?- dijo bastante afectada ante mi respuesta.- que te den.- añadió y salió de la habitación dejándonos al tal Armin y a mí solos en esta.
-Yo.. creo que también me voy- dijo agachando la cabeza- perdón por molestar otra vez.
-Deberías aprender a llamar a las puertas- le dije antes de que se marchará. Él solo pudo bajar la cabeza aún más avergonzado- no te lo digo a malas, solo es un consejo.
Subió un poco la mirada, pero no llegó a mis ojos, se quedó más bien mirando mi cuerpo, que por cierto, aún iba sin camiseta.
-Debería irme.
-Espera, ¿por qué tanta prisa?- dije dándole la espalda para coger mi camiseta y ponérmela. - ¿a qué habías venido?
Cuando me giré, unos ojos azules chocaron tímidamente con los míos, y al contrario de lo que yo pensaba, seguían observándome mientras su dueño contestaba:
- Mikasa y yo habíamos venido para hablar con vosotros- fue ahora cuando esté bajo su mirada- Jean, me dijo que te llamará.- hizo una leve pausa- debía haber pillado sus intenciones.
Me quedé observándole durante unos segundos. Creo que nunca me había topado con alguien así. Me parecía una persona bastante curiosa y sobre todo débil. Pero cuando lo miré a los ojos no fue debilidad lo que sentí, fue otra cosa, pero no sabría explicarlo... De todos modos, iba a resultar entretenido tratar con alguien así.
- Deberias- le contesté mirándolo con una mirada seria.
Tras unos instantes de silencio, pase por al lado de Armin y le dije que bajáramos. Este se quedó unos pasos por detrás de mí. Bajando la escalera llegamos al gran salón de la casa. Todos miraban hacia nosotros. Parecían haber estado esperando este momento. Jean me miraba con una risa guasona. Sabía que me había arruinado el momento. Maldito.
-Jeager -habló Connie- ¿ya has conocido a Armin?
Todos se rieron por lo bajo.
- Sí,- le contesté sin ningún tipo de expresión- esta me la devolverá.
Acto seguido miré de reojo al rubio, quién me mirabaa extrañado. Estaba ahora al lado de Mikasa, de la cual no había notado presencia hasta ahora. Todos observaban ahora a Mikasa y a Armin. Fue Marco quién rompió el silencio.
-Eren, dice Mikasa que se quiere apuntar al equipo.
- ¿Y? No soy yo el que manda- mire entonces a Jean, al que parecía divertirle un montón la escena.
- Lo comentaremos con Keith el entrenador, pero no creo que haya problema en que intenten entrar.- respondió este entonces sin darle mucha importancia.
Todos los miembros de Erdia presentes, yo inclusive, miramos a los que podrían ser dos nuevos miembros del grupo. Una mostraba confianza y decisión. El otro aún no del todo, pero pronto demostraría lo que vale.
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