Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 24

—Connie, te juro por Dios que como vuelvas a poner esa canción te bajo del coche.

—¡ME EMBORRACHARÉ, ME EMBORRACHARÉ!-gritaba por enésima vez nuestro compañero-¡POR TU CULPA, POR TU CULPA!

—Maldito sea el momento en que dejamos que Connie eligiera la música— reí ante el comentario sarcástico que había hecho Eren mientras se quitaba los AirPods.

Yo me limité a dedicarle una sonrisa.

Llevábamos unas dos horas de viaje, dos horas desde que habíamos abandonado la fraternidad. La división de coches había sido un poco injusta,Mikasa, que no estaba dispuesta a sufrir tres horas de viaje se había subido de copiloto con Marco, acompañados de Sasha, o la chica patata, como la llamaron después de que a Mikasa y a mí nos abandonara el primer día de universidad. En realidad el único que sale perdiendo aquí soy yo, porque me toca aguantar a Connie cantando y a Jean y Eren discutiendo por cualquier tontería; la posición del asiento, las ventanas abiertas o cerradas, el aire... y un sinfín de etcéteras.

Si no supiera que son mejores amigos diría que se odian.

—Listo, hacemos un descanso y cambiamos de compañeros— dice Jean cuando Connie vuelve a poner desde el principio la lista de reproducción "ALTOS TEMAZOS PARA PERREAR".

Paramos en la primera salida que da a una gasolinera. Marco lo hace por detrás de nosotros.

—¡Mikasa, lo siento mucho pero no pienso estar aguantando a este tarugo ni un kilómetro más!— dice Jean en cuanto la azabache se acerca acompañada de un Marco que se ríe y bosteza y la chica patata que parece que se acaba de levantar.

—Lo siente, Jean, pero un viaje sin música no puede ser considerado un viaje—se defendía el pelado por detrás.

—Opino igual, Connie, pero una cosa es escuchar música y otra muy diferente es cantar todas las canciones a todo pulmón las dos horas que llevamos de viaje— Jean le propina un estirón a la oreja de su amigo.

—Bueno, ¿y si comemos algo y luego elegimos quién va en cada coche?—sugerí mientras me llevaba una mano a la barriga para señalar el hambre que ya se hacia presente.

Mis amigos asintieron, Eren me pasó el brazo por el hombro y nos dirigimos a la cafetería que había en la gasolinera.

Yo me voy a pedir una hamburguesa y unas patatas fritas— dijo Eren antes de si quiera leer la carta.

—¿Para almorzar?— me reí yo alzando una ceja.

—Mi estomago no diferencia entra almuerzo, comida, merienda o cena— se excusaba él.

—Ah bueno—no le di más importancia.

Una camarera muy simpática de unos cuarenta nos tomó nota a todos.

Eren cogió un puñado de patatas y como si no hubiera comido en años, se las llevó todas a la boca.

—Jeager, no seas cerdo— le recriminó Jean mirándolo con el ceño fruncido.

—Sí, pobres patatas— se unió el de pecas al reproche.

—Marco, las patatas no tienen sentimientos— cogió entonces dos patatas y empezó moverlas delante del pelinegro—¡Marco, por favor, sálvanos! No dejes que Eren nos coma... ¡Eren no! ¡AHH!— después de haber fingido ser una patata con una voz chillona, se las llevo a la boca y se las comió.

Mikasa y yo tuvimos que aguantarnos la risa, este hombre era todo un caso, hasta Sasha había dejado de comer de las patatas que le acaba de robar a Eren tras presenciar tal escena.

—Vale, pues entonces yo voy ahora con Marco— dijo Jean después de que todos tenían su almuerzo encima de la mesa.

—Ni de broma, Jean, me toca descansar, yo voy con Marco —ahora hablé yo. Quiero mucho a estos chicos, pero mi salud mental también importa y no voy a seguir escuchando a tres borregos, uno mi novio, pero da igual, la hora que falta de viaje.

—Armin, pero yo quiero ir contigo— Eren hizo un puchero.

«Pero, ¿cómo se atreve este mal criado a ponerme esa carita y condicionarme así?»

—No vamos a meter a Sasha y a Connie en el mismo coche— Mikasa avisó a Eren

—Oye...—los mencionados se hicieron los afectados, pero no dijeron mucho más porque saben que la azabache lleva razón

—Bueno, ¿y qué? Marco también necesita descansar. Puedo conducir yo— dijo Eren señalándose con el pulgar super confiado.

—Muy gracioso, Eren, y muy considerado preocuparte por mí, pero no hay modo de que os dejé conducir a ninguno de vosotros mi coche, o por lo menos no a vosotros tres— Marco fui quién habló esta vez y no hizo falta señalar para saber de quienes estaba hablando.

—Me sorprende la poca confianza en mí, Marco. La traición hermano— Connie se hizo el indignado— Mikasa ha confiado en mí para que condujera su coche ¿y tú no?...

—Lo siento, hermano—

—Bueno, pues Mikasa y Sasha se vienen con nosotros y Jean y Connie se van ahora con Marco— Eren volvió a sugerir otra idea.

—Ni loco vuelvo a subirme en un coche con Connie — Jean se quejó.

—Pues te quedas con nosotros y Mikasa se va con ellos—

—Pero, ¿en qué momento hemos dicho que eres tú quien decide donde vamos cada uno?—

—Ya van a empezar...— decía Marco por lo bajo

—Bueno, pues a lo mejor tú y tu estúpida cara de caballo podrías aportar más ideas y no solo poner caras desesperadas y quejas.

—¿Qué acabas de decir? Repítelo si eres hombre.

Y así empezó otra absurda pelea de la que todos pasamos y simplemente nos enfocamos en terminar nuestro almuerzo.

—Tengo que ir al servicio— avisé a mis amigos mientras estos pagaban e iban hacia los coches.

—Te acompaño— dijo Eren y yo le alcé una ceja. Este solo sonrió.

Llegamos a los baños de la gasolinera y, bueno, tampoco podría esperarme la gran cosa.

Yo pasé primero, hice mis necesidades y me fui a lavarme las manos, en ese momento salió Eren y en cuanto estuvo lo suficientemente cerca se acercó para aplastarme contra el lavabo.

—¿Te puedo ayudar en algo?— le dije con un tono burlón y empujándolo un poco hacia atrás.

—Claro que puedes— Eren no tardó ni un segundo en girarme y cortar la distancia para darme un beso un tanto necesitado, que yo corresponde muy gustosamente.

—Vaya, no sabía que me deseabas tanto— digo cuando nos separamos para recuperar un poco el oxígeno.

—Venga, no te hagas el tonto conmigo, sí que lo sabías— dice con su típico tono seductor que no se cansa nunca de usar— no me gusta esto de tenerte tanto tiempo al lado y no poder tocarte.

—Solo han sido unas horas— le digo yo, estamos tan cerca que cuando hablamos nuestro aliento choca con los labios del otro.

—Sí, unas horas en las que te has quedado durmiendo, y yo...— dejó de hablar entonces...

Me alejé un poco para mirarlo a los ojos y picarlo un poco.

—¿Qué pasa, lo que ibas a decir ahora no iba sonar bien?— le dediqué una sonrisa ladina.

Este me respondió con otra.

—Lo que te iba a decir, iba a hacer que tú y yo acabáramos en esa pequeño baño y...— otra vez se volvió a callar.

Volví a sonreírle de nuevo, no lo iba a admitir, no a él, pero me encantaba cuando decía las cosas sin pensar, por muy "sucias" que pudieran sonar, aunque no haría falta, él ya lo sabe.

—Ya veo... Vámonos antes de que quiera que acabes esa frase para acabar en...—ahora él que se calla soy yo.

Es entonces Eren el que esboza una sonrisa.

—Ya sé porqué me quieres, porque tienes la misma mente verde que yo— me dice después de que lo apartará delicadamente y me dijera a la puerta para salir del baño de esa gasolinera en el que la temperatura había subido casi sin querer.

—Nos están esperando, Eren— le dije sin más y pude ver cómo corría un poco por detrás de mí y me abrazaba por detrás.

—¿Entonces nos vamos con Marco?— me dijo entonces Eren cuando estábamos llegando a la puerta del bar.

—Cómo quieras, pero voy a coge... ¿dónde están?

Eren y yo nos miramos.

—¿Dónde cojones están?

Me quedé mirando el parking donde hace apenas una hora habíamos aparcado los dos coches.

Eren se movía de un lado a otro buscando.

—¿De verdad qué nos han dejado en esta gasolinera?— no paraba de decir enfadado.

—¿Cómo han podido dejarnos aquí?—

A penas unos 10 minutos antes...

—Bueno, ¿entonces Eren y Armin se van con Mikasa otra vez?— le preguntó Jean a Marco tras posicionarse en el asiento del copiloto.

—Supongo que sí— y Marco arrancó el coche.

—Oye, ¿Eren y Armin al final se van con Marco, Jean y la chica patata?— Mikasa preguntó a su copiloto.

—Eso parece— decía el pelado echando para atrás su asiento— hora de dormir, Mikasa. No pongas la música muy alta.

Seguía procesando lo que nos acaba de pasar. Y no puedo evitar soltar una carcajada. Empezé a reírme.

—¿Armin? P-pero, ¿qué haces? ¿De qué te ríes?— Eren vino a mí lado, un poco sorprendido.

—Ay—seguía riéndome— en serio, perdóname, pero es que... —no podía aguantar sin reírme— es que nos acaban de dejar tirados.— y mi risa se volvió más escandalosa.

—Oye, Armin, no es gracioso...

—Ya ya, pero es que—intentaba calmarme— no puedo evitar que me haga gracia... Bueno, por lo menos podemos ir a ese servicio y acabar lo que hemos empezado.

A Eren le cambio completamente la cara y volvió a ese pícara que pone cuando hablamos de estas cosas.

—¡Era una broma!— digo sonriéndole— al fin y al cabo solo hay que llamarlos... Vaya, me he dejado el móvil en el asiento del coche.

—Armin, ¿cómo no puedes llevar el teléfono encima en estas ocasiones? De verdad, y porque pensaba qu— Eren abrió los ojos.

—Dime que me estás vacilando— pero Eren no me estaba mintiendo. Solté un bufido—"cimi ni pidis llivir il mivil in icisinis cimi istis" — hice burla a Eren.

—Oye, tú, rubito— me volvió a abrazar y me revolvió el pelo— no te atrevas a hacerme burla.

Los dos nos reímos.

—Oye, no, poca broma. Que no podemos llamarlos— dije aún abrazado a Eren.

—Armin, se supone que tú eres la cabeza pensante de esta pareja— me empujó hacia dentro de la cafetería otra vez— solo hay que pedir un teléfono y llamar.

—¿Tú te sabes el teléfono de alguno?— miré a mi novio convencido de que la respuesta era no. Y así era, su cara cambio a una con los ojos abiertos—Tranquilo, Jeager, la cabeza pensante de la pareja se sabe el número de Mikasa.

—Claro, como no te vas a saber el número de tu casa, puf.

—Ya has quemado ese chiste, Eren.

—Ese chiste no se va a quemar nunca, Arlet— dijo y se rió, y yo con él.

Pedimos un teléfono a la camarera que nos había atendido con anterioridad y con la misma amabilidad nos presto uno, para nuestra mala suerte Mikasa no lo cogió.

—Vaya, no me sé ningún número de teléfono más.— me maldije a mí mismo por no pensar en que algo así podría pasar y memorizar los números del resto de mis compañeros.

—Bueno, pues... Nos toca esperar. ¿A cuánto queda ese campamento?— me preguntó Eren.

—A una hora y un poco, tendrán que ir y cuando vean que no estamos volver— Eren cortó la distancia que había entre nuestros taburetes

—O sea, que sí que podemos ir a ese servicio y...

—Perdonad, chicos — un hombre que estaba al lado de Eren en la barra nos habló— no quiero sonar entrometido, pero no he podido evitar escuchar vuestra conversación...

—¿Y cómo pretendes no sonar entrometido?— le pegue un codazo a Eren.

—Eh, sí y bueno, ¿el campamento que mencionas es el campamento de Stohess?

—Sí— contesto yo.

Eren se gira y me mira con una cara de reproche.

—Ah pues veréis, unos amigos de mi hijo y mi hijo  están ahí también, y pues, yo voy para allá, así que si queréis eh, bueno sé que no me conocéis de nada, pero podéis venir conmigo si queréis.

—Cla...— Eren llevó una de sus manos a mi boca.

—¿Te importa que lo hablemos un momentito?—Eren me agachó y  me acercó hacia sí mismo— pero qué dices, Armin. ¿Estás loco? No nos vamos a subir al coche de un desconocido ni en broma.

—Vamos, Eren, él no se ve mala gente. Además, con su edad no podría en una pelea física contra ti.

—Pues claro que no podría, rubito. Pero aún así, ni si quiera sabemos si lo que dice es verdad. Podría secuestrarnos o algo así, ¿acaso no tienes miedo?

—Eren, no podemos quedarnos dos horas aquí sin hacer nada...

—Podemos ir al servicio y...

Lo FULMINÉ CON LA MIRADA.

—Eren, tenemos que irnos, además no pienso subirme en su coche sin antes haber hablado con alguno de ellos antes.

—¿De qué hablas?

— Ya verás.

Ambos nos volvimos a incorporar para enfrentar al señor que nos había ofrecido amablemente acercarnos al campamento.

—Muchas gracias por su propuesta, nos está haciendo un gran favor— fui yo el que aceptó, miré a Eren de reojo y este parecía estar amenazando con la mirada al hombre que teníamos enfrente.

El señor pagó el café que se había tomado y nos dirigimos con él hacía su coche.

—Oiga, perdón. Antes de que nos vayamos, ¿le importa si habló antes con uno de mis compañeros?

—Claro, sin problema.

Me tendió su móvil y yo lo cogí.

—Pero si Mikasa no lo coge—me dijo Eren que había estado vigilando todo lo que hacía.

—Ya, pero en algún momento lo cogerá.

Hola, Mikasa. Estooo, soy Armin.
Nos habéis dejado tirados en la gasolinera
aunque supongo que ya os habréis dado cuenta, bueno, el caso es que un hombre muy amable se ha ofrecido a llevarnos, así que  en menos de media hora estaremos allí, intuyendo que este mensaje no lo has leído antes de que vosotros hayáis llegado. La matrícula de su coche es 0104 SNK y hemos salido desde la gasolinera donde nos dejasteis. El hombre se llama...

—Disculpe, señor. ¿Cómo se llama?

—Dime Reeves.

Dimo Reeves, y es bajo, un poco regordete y calvo salvo por los laterales de la cabeza. Nos vemos pronto.

—¿Todo bien?

—Sí, gracias por dejarme usar su móvil— le agredezco al hombre.

—No hay de que—Dimo lee el mensaje que acabo de mandar— Bien hecho, chico. Está bien no confiar en las personas y más si las conoces un día en una gasolinera.

—¿Y entonces por qué se ha ofrecido a llevarnos?— es Eren el que pregunta.

Dimo se rió—Bueno, digamos que un comerciante tiene que tener buen olfato y vosotros no parecéis chicos problemáticos, así que solo os ayudo porque si hubiera sido a mi hijo al que le hubiera pasado, también me gustaría que lo ayudasen.

Miro a Eren y le sonrió, el sigue con una expresión intentado parecer amenazante. No baja la guardia ni un segundo, que chico.

—Aunque eso de regordete y calvo...—Dimo se llevó la mano al corazón como si le hubiera dolido.

—Y-yo- lo siento mucho, no se sienta mal, e-es solo una...— madre mía, que vergüenza.

—¡Así es mi chico, sin pelos en la lengua! Qué mal educado, por favor...— Eren me cogió de la cabeza y se rió junto a Dimo. Menos mal que era un hombre con sentido del humor.

—Dejemos de perder el tiempo, seguro que queréis llegar cuanto antes— Dimo nos animó a que subiéramos al coche.

Fui yo quien me subí de copiloto con el señor Reeves y Eren detrás, no sé quejo, supongo que porque así podría vigilar más a nuestro piloto, aunque yo ya tenía claro que lo único que había hecho era una buena obra por unos jóvenes.

El camino se hacía muy ameno, el señor Reeves tenía un buen gusto para la música que escucha por carretera. Supongo que yo también escucharé con frecuencia AC/DC cuando conduzca.

A la media hora, Eren parecía haberse quedado dormido.

—Bueno, y ¿qué planes tenéis para vuestra acampada?— Dimo rompió el silencio.

—¿Eh? Ah pues... En realidad no hemos pensado en nada. Solo era ir unos días al lago, a relajarnos un poco y a acampar— contesté, encantado con quién fuera él quién rompiera el silencio.

—Mm, eso está bien. Sois jóvenes. Tenéis que disfrutar. Pero, espero que mantengáis limpio el bosque, ¿de acuerdo?— Dimo me miró de reojo con una sonrisa.

—Oh, sí, claro.

Él se rió— lo siento mucho, pero soy padre, me toca actuar como tal— ahora me reí yo también con él.

—Bueno, ya he visto que tu compañero es un joven muy energético, ¿no?— yo asiento con la cabeza— y dime, y no te sientas obligado a contestar ni mucho menos pero, ¿me equivoco si digo que sois más que amigos?

Mi cara debe de haber cambiado a alguna un poco más blanca. Me ha pillado de sorpresa que me pregunte algo así, o sea, no pasa nada, pero simplemente no me esperaba que me preguntará algo como eso así sin más.

—Eh, esto...

—Tranquilo... Eh... ¿Cómo te llamas, joven?

—Armin, y él Eren— vaya, ni siquiera me había dado cuenta de que no nos habíamos presentado formalmente.

—Armin. No es algo de lo que debas avergonzarte u ocultar. Estáis enamorados, ¿qué hay de malo en eso?

No sabía muy bien cómo reaccionar, nunca había admitido que estaba en una relación con Eren antes a alguien que no fueran nuestros amigos, y bueno, no a un desconocido.

—¿Tu familia aún no lo sabe, verdad?— volvió a preguntar el señor Reeves y yo asentí con la cabeza ya que él miraba de reojo— bueno, pues tómatelo como una práctica para cuando lo hagas.

Él me dedicó una sonrisa muy cálida, y yo se lo agredecí internamente, la verdad es que nunca he pensado cómo sería contárselo a mi abuelo o a los padres de Mikasa y como reaccionarían. Ojalá y lo notarán ellos solos como el señor Reeves.

—Vaya, veo que de verdad usted tiene un buen olfato... Me alegro de que, bueno, no encuentre problema en esto y lo entienda.

Él echó a reír—Hijo, no tengo que entender nada. El amor no es algo fácil de entender, simplemente llega, a veces de una forma inesperada y lo único que puedes hacer es aceptarlo y luchar por él. Y, cuando tienes hijos, te das cuenta de que lo único que quieres es que ellos sean felices, y si la felicidad se la da alguien de su mismo sexo, ¿de verdad importa? Sinceramente, veo más difícil no entender que dos personas se puedan a querer a qué sí entenderlo.

—Ya veo...— no pude evitar sonreír.

Después de la pequeña charla con el señor Reeves me quedé dormido.

—Eh, Armin. Despierta— escuché como Eren me llamaba— ya estamos llegando.

Abrí los ojos y me encontré con las vistas de un gran lago, rodeado por unos árboles gigantes. Qué vista más maravillosa.

—Se te cae la baba durmiendo, no es nada sexy, ¿sabes?— Eren se burló, y yo me limpié un poco la baba.

—¿Sí? No decías lo mismo en el baño del servicio— piqué a Eren.

El señor Reeves tosió un poco, apropósito evidentemente.

Eren y yo, solo nos reímos, al igual que él.

—Bueno, chicos. Ya hemos llegado. El campamento de Stohess.


















Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro