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Capítulo 2

Pude ver cómo Historia y compañía miraban a Mikasa. Esta no se dió cuenta o actuó como tal.

Miré hacia Historia, me hizo un puchero con la boca, pero yo simplemente le aparté la mirada. Al parecer era una chica consentida y celosa, aunque no sé de qué. En fin...

Mikasa parecía ajena a todo el contexto en el que estaba. Sacó su estuche y su libreta y se quedó quieta sin más. Empezó a garabatear algunas cosas y se metía detrás de la oreja algunos mechones de pelo que se le caían. Después de observarla unos segundos, decidí volver a lo mío. Vamos, a mirar al frente con otras palabras. Pero ahora en el frente había una cabellera rubia, que al igual que su compañera, ya había sacado sus materiales. ¿Serán hermanos? No. No creo. No se parecen en nada. Pero si que se les ve unidos... No sé.

De nuevo, el profesor entró en el aula sacándome de mis pensamientos. Este año, al igual que el anterior, nuestro profesor de informática sería Mike. Es un buen profesor, si no fuera por ciertas cosas raras que hace, como oler todo. Seguro que si se pone a presentar a los nuevos alumnos y saca a Armin se pondría rojo. Solté una leve risa ante esa situación que me imaginé. Mikasa me miró entonces. Yo le devolví la mirada y nuestros ojos chocaron. Grises oscuros, casi negros.

- ¿Qué?- le pregunté serio.

- Nada -dijo ella, y tras unos segundos observándome volvió su mirada al profesor.

Ya no me acuerdo en lo que estaba pensando, así que decidí atender a lo que el profesor Mike estaba hablando.

-¿Perteneces a la hermandad de Eldia?- interrumpió mi compañera de mesa sin apartar la mirada del profesor- ¿verdad?

- Así es-.

-Entonces estarás en el equipo de fútbol -afirmó ella.

Me limité a señalar el símbolo que llevaba en mi sudadera. Las alas de la libertad. Un nombre heróico de más para tratarse de un equipo de fútbol, pero que defendía a toda costa.

- Quiero apuntarme al equipo- me quedé perplejo ante aquella declaración, pero intenté que no se me notará.- y Armin también.

- ¿Qué? -no sabía que contestarle. No había ninguna chica en el equipo de fútbol, y saldría muy mal parada si llegase a apuntarse, y no quiero ni pensar en el pequeño rubio, no duraría ni dos minutos.

-Armin no jugará si no es necesario- añadía, y ahora me miró- pero si lo tenéis en el equipo y le hacéis caso, ganaréis.

Me reí.

-Bueno, mipiso- bromeé y volví mi cuerpo en su dirección, mostrando interés en la conversación- si Armin quiere entrar en el equipo deberá pasar las pruebas. En cuanto a ti, no seré yo quien te diga que no puedes intentarlo también. Pero no soy yo el que manda.

- Mikasa, - señaló, dejando claro que no le había hecho gracia mi pequeña broma- y aunque no seas el que manda, conoces a quien lo hace, ¿no es así?

- Así es.

- Ves, Armin estaba en lo correcto- miré ahora al rubio, que parecía estar muy concentrado en las explicaciones de Mike- bueno, ¿cuándo son las pruebas?

-La semana que viene.- le contesté- estaré encantado de veros allí - ahora le dediqué una sonrisa a esta, que pareció recibirla de buenas maneras, ya que ella me contestó con otra.- Un placer, Mikasa- le extendí la mano- soy Eren.

- Ya estaba al tanto- vaciló un poco y correspondió el gesto- un placer.

Durante la clase no volvimos a hablar, aunque sí que era verdad que me interesaban ciertas cosas y no me hubiera importado saber más acerca de estos dos, pero tampoco iba a mostrar a Mikasa que me interesaba de más por dos desconocidos. No va mucho con mi rollo.

Al sonar el timbre, Mikasa recogió y en seguida se encontraba al lado del rubio, para salir con este en busca de su siguiente clase. Yo, por mi lado, hice lo mismo, y me dispuse a buscar a mis compañeros.

La siguientes clases se pasaron como de costumbre. Aburridas hasta que Connie hace alguna tonterías de las suyas. Este año, para dar comienzo las clases de último año había decidido gastar una broma bastante elaborada, y por su puesto, sus hermanos debíamos ayudarle a prepararla.

-Oye, Connie,- pregunto un inseguro Marco- ¿estás seguro de que esto va a saltar de la ropa?

- Al cien por cien no, pero bueno, seguro que el señor Reeves cuenta con mucha más ropa si a esta llegará a pasarle algo.- contestó el más bajo de todos mientras preparaba los últimos detalles.

La idea era que el profesor entrará en la clase y una lluvia de pintura azul le cayera encima. No es muy original, pero va a valer la pena hacerla.
Todos los alumnos de esta clase están al tanto de este plan, por lo que vamos a estar todos cinco minutos o por ahí antes, para que no caiga el cubo en alguien que no sea el profesor Reeves.

- Muy bien, Connie, gracias por demostrar que de verdad sirves para algo- dijo Jean mientras vigilaba la puerta como si nada.

- Cállate de una vez y pasa, esto está casi ya.

Todos estábamos en nuestros sitios, la verdad es que estaba deseando que entrará ese estúpido de Reeves, es uno de los peores profesores de todos, a parte de ser un asco de persona también. En más de una ocasión ha intentado erradicar los fraternidades, sobre todo las guerras de bromas que hacemos. De ahí es de donde nace tanta rivalidad entre distintas fraternidades, a parte de por el fútbol y las notas. Aunque no lo parezca somos competitivos en todo, y eso incluye tener unas medias académicas altas. Así somos.

Estas broma sin duda nos daría muchos puntos.

Todos en la clase estábamos impacientes porque entrará el profesor. Fue entonces cuando el pequeño picaporte comenzó a bajarse, la puerta se abrió, pero en vez de entrar un hombre con bigote y calvo, entró un joven rubio.
Antes de que nadie pudiera evitarlo, el pequeño quedó bañado de pintura azul. Hubo un momento de silencio, hasta que el estúpido de Daz empezó a reírse, a este se le fueron añadiendo más personas. Mis compañeros se miraban entre ellos, no sabían si esto nos daría puntos o no los restarían, pero sobre todo, gracia no les hacía. Yo sin embargo me quedé mirando a nuestro nuevo compañero, que ahora estaba totalmente azul. El pobre se quedó inmóvil, y segundos después reaccionó y empezó a mirar a todos lados, fue entonces cuando unos profundos ojos azules chocaron con los míos, vi como estos se llenaban de lágrimas y acto seguido echó a correr.

Apreté mi puño, y me dirigí hacia Daz.

-Serás gilipollas, ¿qué haces riéndote de eso? - dije, mostrando una postura calmada, pero molesta. Toda la clase se quedó en completo silencio. Hasta mis compañeros no sabían que estaba haciendo con exactitud.- ¿Sabes cuántos puntos nos pueden bajar por esto?

-N-No c-creo que nos bajen puntos- tartamudeó Daz- en-n todo casó nos subirán.

-¿Tú crees?- dije, esta vez dando un paso más hacia él- las bromas se gastan entre fraternidades, dime Daz, ¿en qué Fraternidad está él?

Todos en el aula permanecían en silencio, todos saben que cuando Eren se enfada suele liarse, por lo que es mejor no tentarlo.

- Bueno Daz, ya hablaremos más tarde de esto- dijo Jean agarrando mis hombros por detrás para relajarme, porque aunque aparentemente parezca calmado, él sabe que no es así- solo ve y coge algo para limpiar esto -

-C-Claro, Jean- dijo Daz, acto seguido salió corriendo para hacer lo que este le había mandado.

Cuando salió casi chocó con Mikasa, al parecer había presenciado todo el numerito. Después ella también se fue, seguramente en busca del rubio.

-Mierda,- maldijo entonces Connie- ¿Cómo no hemos caído en los nuevos?

- Nos hemos dejado llevar por la emoción- afirmaba Marco, quién fue a coger todas las cosas que se habían tirado.

- Coged las cosas y vámonos- dijo Jean- es mejor no estar aquí cuando venga Reeves, así evitaremos problemas.

Todos obedecimos, cogimos nuestras chaquetas a juego y nuestras mochilas y salimos del aula. Ya se habían acabado las clases para nosotros hoy, o por lo menos para mí.

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