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Capítulo 17

Salí corriendo del edificio en el que estaba. Por suerte para mi la puerta principal estaba abierta.

Intenté alcanzar a Eren pero no pude.

Tomé un poco de aire después de la carrera que me había pegado y solté un pequeño suspiro.

«Maldito Eren, ¿quién te crees que eres para besarme y salir corriendo?»

Estoy cruzando el campus en dirección a la fraternidad mientras en mi cabeza revivo el momento una y otra vez y pienso las mil cosas que podía haber hecho para que Eren no saliera corriendo... Estúpido...

-Armin- alguien me llama. Me giró y puedo ver a la pequeña pelirroja que se supone que me debería gustar...

Que inoportuna.

-Hola, ¿dónde vas?- se acerca a hablarme con una sonrisa.

-Hola, Nifa- le sonrió, no quiero que note nada- voy a la fraternidad.

-¿De dónde vienes tan de negro?

-Ah, de dar una vuelta, nada especial...-le miento.

-Ya veo...- parece creerse lo- oye, ¿Vas a ir mañana a la fiesta de las de Mare?

Lo había olvidado completamente.

-No, no creo... No es que me apetezca mucho- ha sido una semana muy larga.

-Ah qué pena, me hubiera gustado verte allí.

-¿Tú sí irás?

-Sí, no tengo nada mejor que hacer... Aunque si quieres puedo irme contigo...

-Ah no no, no hace falta que te lo pierdas por mi. Además creo que me iré a dormir y ya...

-Ah sí claro... Vale, pues nada...- pude notar sus mejillas sonrojarse.

-Bueno, Nifa, tengo prisa- me despedí con la mano y retomé mi camino- ya nos veremos.

-Adiós, Armin...

Dejé a Nifa tras de mí y en cuestión de minutos llegué al edificio.

Cuando entre me encontré a los chicos jugando al Twister.

-Mierda, Connie- le gritaba Jean al pelado- me voy a caer.

-Quita tú culo de mi cara, caballo- le recriminaba él.

-Pie izquierdo rojo, Marco- al parecer Mikasa daba las órdenes.

No pude evitar reírme al encontrarme aquel panorama al entrar.

-¿Qué estáis haciendo?- seguía riendo mientras los observaba.

-No los desconcentres, Armin- me habló Boris- esta es la final.

Increíble. No me imaginaba que esta gente siguiera jugando a juegos de mesa como estos.

-¡AH!- Jean y Connie gritaron y cayeron al suelo.

-Estúpido, mi pierna, idiota- Connie intentaba sacar su extremidad de debajo del líder.

-Has hecho que nos caigamos, estúpido- le reñía él.

-¡Marco es el ganador!- anunció Mikasa emocionada.

Todos en la sala aplaudieron a mi compañero y lo felicitaron. Me hubiera gustado haber participado también, pero claro estaba con...

Ya recuerdo a que he venido.

Subí rápidamente la escalera. Cuando llegue al final del pasillo tragué saliva al plantarme en frente de la puerta del moreno. Me lo pensé dos veces, ¿qué voy a decirle? ¿qué va él a decirme a mi? Bueno, da igual. Tengo que hablar con él y ya.

Abrí la puerta sin llamar, pero la habitación está vacía. Echo un par de ojeadas más, pero no vale de nada. Eren no está aquí.

Bajo otra vez con mis compañeros, los cuales se están preparando algo de merendar.

-Oye, ¿habéis visto a Eren?- les pregunto.

-No.

-¿No se supone que estaba contigo?- preguntó Jean mientras abría un zumo.

-Sí, sí, pero salió corriendo no sé a dónde...- será mejor no contaros todo...

-¿Salió corriendo? ¿Y te dejó solo?- todos se veían un tanto extrañados.

-S-sí... No sé porque...- noté mi estómago crujir... Es cierto, aún no he comido nada desde el almuerzo

-Que extraño...- Jean me miró serio.

-Sí, ya ves, voy a comer algo- cambié de tema, cogí un zumo y me fui a lo habitación. Intenté evitar hablar con nadie más sobre Eren.

Me tiré en la cama.

¿Dónde se ha metido el tonto este?
¿Que estará pensando? ¿Por qué lo ha hecho?

Me llevo la mano a la frente, intentado hacer que todas las preguntas que tengo simplemente se vayan... Pero es difícil. Mierda.

Decidí ponerme a hacer los deberes para intentar pensar en otra cosa. Funciona, más o menos, ya que cada cierto tiempo los malditos ojos de Eren vuelven a mi cabeza una y otra vez.

Después de terminar los deberes y de repasar todo lo que habíamos dado, vuelvo al piso de abajo. Estando con ellos sí que puedo quitarme de la cabeza a Eren, o eso espero... Además, aún sigo teniendo hambre.

Ya abajo me encuentro con mis compañeros haciendo los deberes en grupo, jugando a las cartas o simplemente charlando, pero Eren no.

Decidí acercarme al grupo que estaba en la cocina. Entre ellos Thomas, Franz, Samuel y Nac Tius.
Con los dos últimos apenas había hablado desde que llegué aquí, así que voy a intentar conocerlos mejor.

-Hola, Armin - me saludó muy amable Thomas.

-Hola, chicos- les saludo a todos.

-¿Tienes aún hambre, verdad?- me sonrió Franz.

-Sí, la verdad es que sí.

-Normal, ten- Samuel me pasó un cuchillo y una barra de pan.

-Gracias- le sonreí.

-Oye, ¿habéis conseguido hacerle eso al ordenador de Floch?- se interesó Nac.

- Sí sí, claro...- les confirmé.

-Qué bien, Floch es un bastardo- dijo Thomas mientras se rascaba su rubia cabellera-¿sabías que antes era de nuestra fraternidad?

-¿Qué? No tenía ni idea- le contesté un tanto perplejo.

-Sí, además era bastante fiel a Eren. Hacia todo lo que decía- me explicó.

-¿Y qué pasó?

-Bueno, por ese entonces Eren hacia caso a Zeke, él afirmaba que era por el bien de Eldia, pero no era para nada eso y nos sentimos un tanto traicionados... Hasta que conoció a Jean. Dejó de hacerle caso a Zeke, pero Floch pensaba que Eren estaba equivocado, por lo que decidió irse a Marley.

Me quedé pensando lo que mi compañero me acaba de contar sobre Eren. No tenía ni idea de que hubiera sido amigo de Zeke y mucho menos de que lo "siguiera"... Entonces conocer a Jean tuvo que ser muy importante para él. ¿Que habría pasado entre Zeke y él?

-Ya veo...- contesté finalmente.

-Luego ya volvió a ser el mismo chico que conocíamos, aunque un poco más reservado, aunque eso ya lo sabrás- me decía Samuel.

-Sí, no es que Eren fuera muy sonriente al principio... Pero luego sí- pensaba en voz alta.

-Bueno, es que contigo se ha portado mejor que con nadie desde hace tiempo- me sonreía Franz.

-¿Qué!- empezé a ponerme rojo- Y-yo- bueno, no sé, somos amigos...

-Siempre te pones rojo, Armin- Nac me dió un codazo y se rió.

-Me parece muy raro que saliera corriendo y te dejará solo esta mañana...- Thomas se llevó su mano a la barbilla.

-¿Qué le dijiste para espantarlo?- me preguntó Franz.

-Nada, no hice nada... Se estaría haciendo caca o algo. No sé- intenté buscar una excusa lo más rápido posible. Al parecer a mis amigos les hizo gracia mi expresión, ya que empezaron a reírse.

-¿Haciendo caca?- se reían más fuerte aún.

Yo me digne a sacarles el dedo de en medio por reírse de mí.

Después de que dejarán de reírse, cambiaron de tema y empezaron a hablar de otros temas irrelevantes. Yo terminé de comer y después todos nos dirigimos al salón. Allí estaban Jean, Connie y Marco jugando a las cartas. En la otra habitación Marlow y Boris eran los que acababan de terminar los deberes.

Estuvimos unas cuantas horas hablando todos sobre muchas cosas y cuando se hizo tarde pedimos una pizzas para cenar. Eren no había aparecido en la fraternidad en todo el día. Decidí llamarlo, pero no contestó.

Al acabar de cenar me subí a mi habitación, me puse el pijama, me lavé los dientes y me metí en la cama.

No puedo creerme que Eren no se haya dignado a venir en todo el día a la fraternidad, ¿dónde estará? ¿Que estará haciendo?

Me estoy empezando a hartar de no conseguir sacarlo de mi cabeza en ningún momento del día. Decidí mandarle un mensaje, pero no le llegaban.

Espere unos minutos para ver si escuchaba como entraba en su habitación, pero eso no ocurrió, o por lo menos no me enteré, ya que me quedé dormido.

Al día siguiente me desperté tarde. No me apetecía hacer nada. Ya había dejado hecho todo lo de la universidad ayer, por lo que repasaría esta tarde o esta noche. Ahora solo quiero dormir y despejar mi mente.

Echo un vistazo a la habitación. Mikasa también está dormida aún... No sé si debería contarle lo de Eren. La verdad no me siento con la suficiente seguridad como para contárselo y ni si quiera sé que siente Eren o que piensa al respecto.

Si él no quiere que diga nada, debería respectar su decisión. De momento no le contaré nada a nadie.

Consigo dormirme un par de veces más, pero después de una hora no lo consigo y salgo de la cama.

Son las doce y media.

Después de tomar una ducha muy larga y recoger un poco la habitación se hace la una, comeré dentro de poco.

A las dos y media todos nos reunimos para comer, menos algunos que se han ido a comer por ahí. Entre ellos parece ser que Eren, ya que no ha venido tampoco a comer.

No puedo evitar sentir rabia ante la situación. ¿Qué se cree para actuar así? ¿Dónde mierdas estás?
Él no se digna a aparecer y yo no puedo parar de pensar en ti. Te odio.

-Armin, ¿en qué piensas?- me pregunta Jean, que no para de mirarme.

-Oh, nada...- intentó disimular mi claro enojo.

Se hace un silencio entre ambos mientras los demás siguen con sus conversaciones.

-Oye, ¿dónde está Eren?- pregunta Connie acoplándose a la conversación.

Siento mi cuerpo tensarse ante la mención de su nombre. Antes me hubiera puesto nervioso, ahora solo siento un tanto de odio.

-Ni idea, seguro que está por ahí con cualquier chica- digo enfadado.

Mis compañeros se quedan mirandome por el comentario tan borde que acababa de soltar, pero la verdad me importa poco. Eren es un egoísta que solo se preocupa por él.

-Pues sí- una voz conocida suena detrás de mí- Estaba con otras chicas- Eren acaba de entrar en el comedor y acaba de escuchar el comentario que acababa de hacer.

Su voz y su respuesta se sintieron como un puñetazo en el estómago. Todo mi cuerpo sintió el cosquilleo que sentía cuando estaba con Eren, pero esta vez era una sensación desagradable.

-Enhorabuena- me levanté de la mesa y salí de allí.

No tuve el valor de mirarlo a la cara. Llevaba un maldito día entero esperando para hablar con él, pero después de todo, no puedo evitar acobardarme e irme lejos.

Solo estaba jugando.

Antes de subir la escalera, noté como Eren se sentaba en el sitio que yo acababa de dejar en la mesa.

No le importaba como estuviera, no me extraña.

Me encerré en mi habitación todo el resto del día. Escuché la puerta de Eren abriéndose un par de veces, además de haber oido como tenía conversaciones totalmente normales con los demás.

Me puse a ver algunas series con cascos, para así no oír nada más.

Los demás seguro que se habrían quedado bastante sorprendidos al ver lo que había pasado en la comida, pero me daba totalmente igual.

Las horas pasaban y de que me quise dar cuenta ya estaba la cena preparada.

Me esperé a que todos se hubieran ido a la fiesta para bajar a cenar.

Salí de mi habitación y el sonido de la casa totalmente vacía era bastante relajador.

Baje y para mí suerte habían guardado algo de cena para mí. Me senté en el sofá del salón para cenar y puse algo en la tele.

De fondo se escuchaba una música, probablemente de la fraternidad de Mare. Me levanté y me asomé un poco por la ventana. Se veía a bastante gente andando por el campus en dirección a la fiesta.

Si estuviera de humor iría. Pero seguro que está Eren y no me apetece verlo.

Fruncí el ceño al volver a pensar en él.

Me giré para volver a dirigirme al sofá, para al hacerlo me llevé un gran susto cuando me encontré a una chica en el salón.

-Vaya, ¿te he asustado? Lo siento mucho- una chica que no había visto antes estaba a pocos metros de mí.

-No pasa nada...¿Pero qué estás haciendo aquí?- le pregunté a la desconocida.

-Bueno, ayer conocí a un chico y me dijo que me pasará por aquí. Se llama Eren- sonrió la rubia de pelo corto.

Me quedé observándola entonces.

-No está aquí. Está en la fiesta de aquí al lado- le dije totalmente serio- Date prisa o se estará besando ya con otra- pasé de ella y volví a sentarme en el sofá.

-Ah..me dijo que iba a estar aquí... Yo...

-Sí que estoy aquí- la voz de Eren sonó en las escaleras. De nuevo el cosquilleo.

-Vaya hola- la chica cambio su tono de voz a uno más serio.

-Hola, Yelena. Sube- le dijo él.

Quise no girarme a mirarlo, pero finalmente lo hice. Al hacerlo, nuestros ojos chocaron durante unos segundos. Intenté adivinar que era lo que estaba pensando o que quería, pero era imposible.

Antes de que pudiera si quiera decir algo, Eren y la rubia que había aparecido de una en el salón, habían desaparecido por la escalera.

Me quedé mirando a la tele, pensando.

Vale, Eren.

No significó nada para tí, lo veo genial.

Ha sido mi culpa pensar otra cosa.

Ahora estás con otra tía en tu habitación y yo aquí.

...

De eso nada, me voy.

En cuanto la idea cruzó mi mente no tarde ni un segundo en comenzar a llevarla a cabo.

Me levanté del sofá y me dirigí a mi habitación.

Ya allí me cambié y me puse algo decente para ir a la fiesta de Mare. Me peine y me puse algo de colonia.

Cuando salí de la habitación, mi vecino, ahora acompañado por una rubia, lo hizo también.

Nos quedamos mirándonos durante unos segundos. Él estaba vestido, así que supongo que me habrán oído subir.

Después de haberlo observado, y como él había hecho conmigo durante un día entero, pasé de él y me dirigí a las escaleras.

-¿A dónde vas?- gritó finalmente.

No me detuve.

-A la fiesta. Pásatelo bien. Yo también lo haré.- me fui antes de que él pudiera decir nada.

He estado todo el día mal por tu culpa. Esta noche me lo voy a pasar bien.

Salí de la fraternidad hacia el edificio donde se escuchaba la música. No tarde ni cinco minutos, ya que las fraternidades estaban prácticamente una al lado de la otra.

Entre en el gran edificio rosa palo. Este estaba muy bien decorado. Había gente por todos lados, incluso más que la semana pasada en nuestra fiesta. Estaban hasta los de Marley, pero evité cruzarme con ellos a toda costa.

Cómo me imaginaba, el orden de las habitaciones en la hermandad de las chicas es practicamente igual al nuestro. Aunque si que es verdad que ellas se han molestado mucho más en hacer que el lugar se vea mucho mejor.

Me dirigí a la cocina, si no me equivoco ahí deben estar las bebidas.

No lo he hecho, genial.

Me eché una bebida de lo primero que pillé y me lo bebí de trago. Sabe demasiado amargo y noto como arde el líquido hasta llegar a mi estómago.

Después de unos segundos y cuando se me ha pasado el ardor lo vuelvo a hacer con otra bebida, esta era dulce, por lo que decidí echarme otra de esa botella.

Después de haberme servido mi tercer cubata ni más ni menos, voy a buscar a mis compañeros.

«Mierda»

«Esto sube más rápido de lo que pensaba»

Voy al salón, dónde hay un montón de gente bailando. Antes de que haga nada, un grupo de chicas empieza a bailar muy cerca de mi. No sé muy bien como reaccionar así que les sigo el rollo.

«Por favor, que vayan también borrachas y no se den cuenta de lo penoso que soy bailando»

Veo a las chicas hablarme, pero la música está tan fuerte que no escucho nada de lo que dicen.

Asiento con la cabeza esperando que no fuera una pregunta y les hago un gesto señalándoles que me iba a fuera.

Las chicas me hacen un OK con las manos y tras apartar a mucha gente consigo llegar al jardín.

Bingo.

Mis amigos se encuentran en un círculo allí.

-Eeww- les saludó mientras me acerco.

-¡Armin!- me saludan todos al verme.

-¿Qué haces aquí?- me pregunta creo que Marco.

-Pueess nadaaa. Que me he venido de fiesta- les explico.

-Que máquina, Armin. Al final has salido y ya vas borracho- siento como Connie me grita en el odio mientras echa sus brazos sobre mis hombros.

-Armin- reconozco la voz de Nifa. Está también sentada en el círculo con mis amigos.

Me fijo mejor y me doy cuenta de que están sentados con más chicas.

-Holaaa- saludo también a Nifa.

-¿Al final has venido?- me pregunta ella mientras todos nos miran.

-Síí, ¿es qué no me ves?- le hago un saludo con la mano.

Todos los presentes se rien.

-Oye, Armin- habla esta vez Jean- ¿Juegas?

Miró a mi compañero, me está haciendo un gesto con la cabeza para que me siente con su cerveza en mano.

-¿A qué?

-A la botella- me dicen todos.

Se me ilumina los ojos. Tsk. Por supuesto que juego.

-Solo si voy primero.

-Asi se dice ,compañero- Connie me hace un hueco entre él y otra chica que no conozco y me siento ahí.

-Creo que vas un poco borracho, no deberías jugar- me habla Marco.

Le doy un trago a mi vaso.

-¿Qué más da? Al fin y al cabo solo es un beso- le vuelvo dar un trago al vaso.

«Así el tuyo no significará nada, Eren»

Me quedó mirando la botella que una chica acababa de hacer girar.

-Mina- grita ella, y todos miran a la joven que va con coletas.

-Con...- vuelve a girar la botella- ¡Hanna!

Todos los presentes hacen un pequeño gritito.

-Franz, no mires- le decí Thomas a su compañero, que se encontraba también jugando.

Franz le frunció el ceño.

-¿Te lo vas a perder?- Connie se veía muy emocionado al ver que dos chicas si iban a besar.

Finalmente, la morena se levantó y fue hacia la pelinegra. Se dieron un beso con lengua y todos las animamos.

Después de unos segundos, la primera que se había acercado se alejó y ambas volvieron a respirar. Todos aplaudimos.

Volví a beber de mi vaso.

La botella volvió a girar.

-Nifa- gritaron el primer nombre- con... Connie.

-Ven aquí, guapa- Connie se levantó y se acercó a Nifa. Esta me miraba sería y un poco asqueada.

«¿Tienes algún problema con besar a mi amigo?»

Miré las reacciones de todos los demás. Todos parecía estar ansiosos de ver el beso, menos la chica que me enseñó la universidad el primer día. Shasha se llama. Ella parecía estar fingiendo.

Finalmente, Connie se abalanzó sobre Nifa y los dos se dieron un beso. Nifa quiso apartarse al poco, pero Connie sobre actuó el besó. Se apartó de ella dejándola respirar y él se fue airoso. Todos se rieron y lo aplaudieron.

La botella volvió a girar.

-¡Jean!- el primer nombre salió- con... ¡Armin!- todos exclamaron un pequeño "wooooo".

Miré a Jean, este estaba completamente rojo. Miré a Marco, no se veía muy molesto, seguía sonriendo.

-N-no oye, no hay porqué- habló Jean.

-No no, a mi me da igual- le expliqué a Jean- siempre y cuando a ti te de igual- miré a Marco, intentado hacerles entender que si se iban a sentir incómodos no habría que hacerlo.

Marco entendió la indirecta.

-Venga, solo es un beso-sonrió el pecoso- no pasa nada.

Jean y yo lo miramos.

Me reí por dentro y dejé escapar una sonrisa burlona. Por el alcohol que hay en mi cuerpo, seguro.

Me hacía gracia pensar que iba a besar al mejor amigo de Eren, no sé si le importará, pero si lo hace, con Jean le molestara el qué más.

Jean se levantó y se puso a pocos centímetros de mí.

Estaba completamente rojo y se veía bastante tímido. Nunca lo había visto así, y no pude evitar acompañarlo y sonrojarme yo también.

Él cerró sus ojos y empezó a acercarse a mí...

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