Capítulo 15
Estaba tan entretenido con la conversación que estábamos teniendo sobre distintos animes y mangas que no me di cuenta de que Eren se había ido al baño.
La verdad no me esperaba que ellos vieran este tipos de cosas, me he quedado bastante sorprendido, aunque también más contento por saber que estoy con gente con la que puedo hablar de estas cosas.
-Oye, frikis-nos interrumpió Jean-¿por qué no habláis de otra cosa- Marco y yo sonreímos a nuestro amigo. Habíamos estado demasiado emocionados y habíamos dejado un poco apartados a los demás.
-Te lo he dicho muchas veces. Deberías darle una oportunidad al anime y no te pasarían estas cosas- Connie-le sacó la lengua a Jean burlándose de él.
-Más vale que hablarías de otra cosa... Cómo por ejemplo deberíais estar con los ojos bien abiertos-se acercó Jean, intentado que nadie escuchará lo que estaba diciendo.
-¿Los ojos abiertos?¿Por qué?- pregunté a mi amigo en un tono normal.
Él me hizo callar y que me acercara a él.
-No grites, Armin- miró para ver si alguien se había fijado en lo que había dicho, pero todo el mundo estaba muy concentrado en su almuerzo.
-¿Qué pasa, Jean?- preguntó un tanto extrañado Marco.
-Acabo de recordar que los de Marley aún no nos han hecho ninguna broma... Ni si quiera aparecieron en la fiesta del viernes.
-¿Y? ¿Acaso los echaste de menos?- vaciló Connie dándole un trago a su refresco.
-No es eso, estúpido... Pero está claro que esta semana tendrán preparado algo, solo os informo-Jean terminó de darnos esa advertencia y se recostó sobre el respaldo de su silla.
-Hablando de los reyes de roma- Mikasa habló por primera vez.
Todos los de Marley hicieron su aparición en la cafetería, liderados por Zeke. Detrás lo seguían un chico muy alto y pelinegro y otro muy musculoso y rubio entre otros.
Todos se nos quedaron mirando y riéndose.
Algo tramaban.
Su dirección era fija, nuestra mesa.
El líder se puso a un lado de nosotros y se colocó las gafas que llevaba. Miró entonces desafiante a Jean.
-¿Dónde está Eren?-nos preguntó.
-¿Qué más te da?-habló Jean sin si quiera mirarlo.
-Vaya, que pena-se rió- se va a perder el espectáculo.
Ahora mi compañero sí que lo miró, se veía desconcertado, al igual que todos los demás que teníamos una mirada bastante sería ante el rubio que teníamos enfrente.
-¿Qué tramas?- preguntó Connie impaciente.
-¿Qué sosos estáis, no?-el de gafas río y miró hacia en frente.
Fue entonces cuando nos giramos y allí había un chico con el pelo corto y rapado pelirrojo. Este sostenía una manguera.
Antes de que ninguno pudiera hacer nada, el chico con el pelo despeinado abrió la manguera y de ella empezó a salir algún tipo de sustancia que nos dejó totalmente pringados en cuestión de segundos. Toda la mesa y el suelo de la cafetería se estaban manchando también, evidentemente, y en la cafetería se escucharon algunas exclamaciones de los demás alumnos que estaban presenciando la escena.
Después de habernos bañado con la salsa completamente el pelirrojo cerró la manguera para ir al lado de sus demás compañeros para unirse a las risas de estos.
Miré a mis compañeros después de quitarme la maldita salsa de la cara y sobre todo de los ojos... Esto tiene que ser una puta broma ¿Acaso voy a quedar bañado de algo todas las semanas?
Los demás estaban en las misma situación que yo. Connie y Marco estaban totalmente asqueados, Mikasa y Jean se veían bastante enfadados. Nunca había visto a Mikasa tan roja.
Todos los presentes estaban alucinando ante lo que acababa de pasar, algunos se reían, otros no.
Los de Marley aprovecharon para hacer unas cuantas fotos.
-Vaya, ahora sí que os vendría bien una ducha...-se burló Zeke.
Jean no tardó ni dos segundos en tirarse encima de este.
En cuanto los demás compañeros fueran a quitar a Jean de encima del de gafas, Connie empezó a lanzarles puñados de salsa. Pronto les seguimos los demas.
Mikasa había decidido ayudar a Jean.
En cuestión de segundos la cafetería se había vuelto una batalla de salsa voladora, los presentes que no pertenecían a ninguna fraternidad también se unieron a la lucha.
Vi entonces a Eren, al parecer ya había llegado del baño. Sí que había tardado lo suyo.
Parecía incluso más sorprendido que nosotros cuando nos han bañado.
Para sacarlo de su empane decidí lanzarle una bola de salsa. El impacto fue certero y le di en toda la cara.
-¿Qué estás haciendo, pequeñajo?- dijo limpiándose la salsa de la cara y gritando para que lo escucharé en medio de todo el jaleo
-Estos estúpidos no se van a manchar solos-le grité de vuelta
Eren me sonrió y en cuestión de segundos se vino a mi lado y empezó a lanzarle bolas a nuestros rivales.
Mikasa ya había quitado de encima de Zeke a Jean y ahora estaban a nuestro lado lanzándole bolas a los de Marley.
La guerra no paraba, incluso algún gracioso volvió a abrir la manguera, sin apuntar en nadie en concreto.
«Por el amor de Dios, ¿Quién iba a limpiar todo esto?»
Pude ver a Nifa saliendo de la barra para intentar hacer que la gente parara.
Quise tirarle una bola de broma, pero cuando me disponía a levantar el brazo para hacerlo, otra bola ajena impacto en toda su cabeza.
Me giré para ver quién había sido, miré a Eren frunciendole el ceño.
Este levantó sus hombros, me sacó la lengua y me tiró una bola, haciendo que me escurriera y me cayera al suelo.
Volví a mirarlo pero matarlo con la mirada, pero estaba demasiado concentrado en darle a los demás.
«Maldito Eren»
Miré entonces para Nifa, la que se encontraba asimilando que llevaba el pelo totalmente pringado de salsa.
Justo en ese momento clavó su mirada en mi y puso un gesto molesto. Parece que se piensa que le he dado yo. Mejor, así se evitan problemas entre estos dos.
Para mí sorpresa, ella cogió un puñado de la salsa y me la lanzó.
Me reí ante aquello y le lancé yo otra.
Por la cafetería volaban kilos de salsa, esto se está descontrolado.
Cuando me encontraba en medio de una batalla de bolas con Nifa, la sirena de incendios empezó a sonar.
Todos nos miramos entre nosotros. Yo busqué a Eren, y él parecía haber hecho lo mismo conmigo, ya que en pocos segundos estaba a mi lado. Agarró mi mano y salimos corriendo de ahí.
No esperamos a nadie.
Pude ver como todos los presentes huían de esa escena a mi lado.
Eren salió por la puerta que llevaba al exterior.
Seguimos corriendo hasta que llegamos detrás de las gradas tras haber corrido unos cuantos metros.
-Madre mía... Qué locura-digo mientras intento recuperar el aliento.
Eren estaba apoyado, haciendo lo mismo que yo.
-¿Qué ha pasado?-decía finalmente el moreno.
-Digamos que los de Marley nos han devuelto la broma-me reí.
-¿Cómo ha sido?- se interesó mi compañero
-Pues...
-Espera, antes de empezar. Vamos a quitarnos esto-Eren se cogió una parte de la chaqueta y la olió, para luego poner una cara de asco.
-¿A dónde?
-¿A los vestuarios?-Eren se adelantó y se rió, señalando el edificio.
Le conté lo que había pasado mientras íbamos de camino. Entramos en el edificio que había y fuimos a los vestuarios del gimnasio.
-¿Y de dónde han sacado la manguera?-me preguntó Eren.
-Ni idea... Pero creo que salía de la cocina. No me ha dado mucho tiempo a fijarme- le expliqué.
-Que extraño en ti- bromeó.
Llegamos a los vestuarios. Eren se acercó a una taquilla y la abrió, parecía tener ropa guardada, será para después de entrenar.
-Esta va a ser tu taquilla- Eren señaló con el dedo gordo la taquilla que había justo en frente de la suya.
-Ah, guay- me acerqué a verla.
-Toma- Eren me lanzó una camiseta y unos pantalones, una de las prendas cayó en mi cabeza- Puedes usar una de mis toallas.
-Gracias, pero ¿por qué nos duchamos aquí?- le pregunté a Eren mientras me quitaba la camiseta de la cabeza, por suerte no se había manchado.
-Todos habrán ido a ducharse, tendrías que esperar para ducharte. Además, no quiero que se manche toda la casa.
-Bueno, podrías dejar que me duchara en tu ducha y seguro que los demás ya la han manchado.
-Oye, si quieres irte a ducharte a la fraternidad puedes irte...- puso cara de enfadado- pero ya que estoy aquí... -Eren me alborotó el pelo y se fue hacia las duchas.
Pude ver cómo de camino se quitaba la camiseta por encima de sus hombros.
Seguí a mi compañero. La verdad es que aquí se estaba bien, ahora en la fraternidad todos tienen que estar muy alterados.
Me metí en la zona de las duchas. Para mí suerte estás eran individuales. Creo que aún no tengo tanta confianza como para que Eren me vea... Bueno sí, desnudo.
Cuando llegue, Eren ya se había metido en la ducha y pude ver cómo la salsa se iba rápidamente de su cuerpo, cara y pelo.
Me fui a la ducha de al lado y me quedé unos segundos ahí parado.
-¿Te piensas duchar con la ropa?- dijo Eren cuando se percató de que me había quedado un poco empanado.
-No no, solo que... espero que no haya hongos...-invité una excusa. Aunque cierto es que también me preocupan los hongos.
-Si tanto asco te da, déjate los calcetines puestos...-decía mientras se lavaba el pelo- aunque yo me he duchado aquí muchas veces durante años y nunca he cogido.
-Está bien...- miré otra vez la ducha y finalmente empezé a quitándome los calcetines
Por lo menos Eren está concentrado en lavarse y no me mira. Muy considerado por su parte.
Me metí en la ducha y ya ahí dentro me quite la demás ropa y abrí el grifo.
Por suerte, cómo no se había duchado nadie el agua estaba caliente y pronto el ambiente se empezó a quedar húmedo.
Cerré la cortina. Las duchas estaban separadas de modo que te taparan el cuerpo pero no la cabeza, por lo que estaba viendo perfectamente a Eren.
Agradecí el agua caliente y empezé a frotarme para quitarme todos los restos de salsa.
-Eren- llamé a mi amigo que tenía toda el cuero cabelludo lleno de espuma.
-Dime.
-Pásame el champú.
Eren se quitó el agua de los ojos, cogió el champú y me lo pasó.
Se quedó entonces mirándome y no pude evitar ponerme nervioso al sentir esa mirada suya.
-Deberías empezar a acostumbrarte,- me sonrió- a partir de mañana, todos los martes y jueves tendrás que ducharte aquí con todos.
Cogí el champú y aparte mi mirada. No sé si será por el comentario o por el calor, pero me notaba totalmente rojo.
-Tambien puedo ducharme luego en mi habitación.
-Las duchas están para algo...- seguía fastidiándome mientras empezaba a limpiarme el pelo-además, no te vamos a dejar ir apestando.
-No apesto...-le repliqué.
-Bueno, ya lo veremos- se rió y volvió su cuerpo a la ducha pero sin dejar de mirarme-mira, si te duchas aquí te puedo ayudar-Eren pasó su brazo hacia mi ducha-no lo estás haciendo bien. Te estás dejando mucha salsa reseca en la frente- empezó a frotarme la frente y me puse incluso más nervioso que antes.
Yo me sentía un poco incómodo, pero como él se ve tan tranquilo me trasmite esa confianza.
Cerré mis ojos ante el tacto de Eren y cuando los abrí me quedé mirandolo.
Él paro de limpiarme la frente y se quedó mirándome también. Después de unos segundos vi como sus mejillas se coloreaban en un rosa que lo hacían verse demasiado sexy.
-¿Ya lo has saltado?- le pregunté.
Este tardó unos segundos en reaccionar.
-Sí sí- el moreno volvió a echarse champú para darse una segunda bromada. Yo me enjuague y le copié la acción.
-Oye, ¿Cómo es que has tardado tanto antes?-le pregunté recordando que había tardado más de lo normal.
-¿Cuando la broma?
-Sí.
-Pues...- pensó por unos segundos que iba a deicir-te va a sonar raro- miré extrañado a mi amigo-pero la chica esa alta que ha empezado a ir con Historia- asentí con la cabeza confirmando que sabía de quién me hablaba- me dijo no sé qué de que podía gustarle a las chicas y bla bla, y prácticamente me dijo que yo me quedará contigo y ella se quedaba con Historia.
Miré desconcertado a Eren.
«¿Cómo qué tú te quedas conmigo?¿Cómo qué ella se queda con historia?»
-Con esa misma cara me quedé yo- se rió Eren y se quitó otra vez la espuma del pelo.
-¿Entonces a la chica esa le gusta Historia?- le pregunté.
-No lo sé... Pero podría ser.
-¿Entonces a ti te gusto yo?-bromeé.
Eren me miró entonces.
-¿Te sorprendería?- me dijo serio.
«¿Eh?»
-Mucha gente bromea con que eres una chica- se rió.
-No tiene gracia- lo miré serio.
-Sí la tiene.
Le fruncí el ceño.
-Si te sirve de consuelo yo supe desde un principio que eras chico-me sonrió.
-No, no lo hace.
Eren se quedó mirándome y tras unos segundos se lanzó a mí.
-Venga, no te enfades, rubio- casi me escurro al sentir todo el peso de Eren caer sobre mis hombros. Maldito, estamos demasiado cerca y desnudos- que hay muchas chicas locas por ti.
-¿Q-qué dices? No te acerques tanto- intenté quitar a Eren de encima de mí y sobre todo no le di importancia a lo que había dicho. Seguramente era mentira, y aunque no lo fuera, no estoy buscando novia. Me preocupa más tenerlo encima en estos momentos.
-¿Qué pasa? ¿Acaso te da vergüenza?-dijo él y en vez de quitarse acercó más su cabeza a la mía.
«¿Cómo puede estar tan cerca de mi? ¿No se supone que hay una pared o algo así entre nosotros separándonos?»
-N-no es eso... Solo que casi me caigo- entonces Eren, que tenía todos los hombros cruzados bajó su mirada.
Entonces lo empujé y lo devolví a su ducha, propinándole después una golpe en el brazo.
El se rió.
-Pues no sé de qué te avergüenzas.
Me puse colorado, me limpie el cuerpo lo más rápido que pude, me lié la tuya al cuerpo y salí a vestirme.
Los pantalones que me había dejado Eren eran de chándal y cortos, por suerte los calzoncillos no se me han manchado, puedo volver a usarlos.
Por cierto, ¿dónde los he dejado?
Cómo si me hubiera leído la mente, Eren apareció con la toalla liada tapando sus partes íntimas, pero no su six pack, sujetando con el dedo índice mi ropa interior. Unas gotas rebeldes le caían en la cara, haciendo que esa sonrisa maliciosa que suele portar se viera aún más irresistible.
-Pensaba que eras más cuidadoso.
-Traelos-fui hacia dónde estaba e intente cogerlos, pero al igual que me había hecho en la fiesta levantó su brazo, haciendo que nuestros cuerpos se tocaran completamente.
La diferencia de la fiesta y ahora, es que ahora estamos prácticamente desnudos y al chocarme con él pude sentir su miembro en mi pierna.
Automáticamente mis mejillas se encendieron y me aparté de él.
Él se limitó a reírse y a lanzarme la ropa.
Volví cabizbaja al banco que había entre las taquillas para vestirme y él hizo lo mismo.
Hubo un silencio, pero no fue para nada incómodo. A Eren no parecía molestarle que entre nosotros prácticamente no respetáramos nuestro espacio vital, o por lo menos eso parece... Yo ya me había acostumbrado a él.
Terminamos de vestirnos y decidimos que era hora de volver a la fraternidad. No me había dado cuenta, pero nos habíamos perdido algunas horas de clase y ya era casi la hora de comer.
-¿A quién puedo pedirle los apuntes de las clases que nos hemos perdido?- le dije a Eren mientras salíamos de los vestuarios.
-No lo sé. A lo mejor algunos de los nuestros han ido a esas clases.
-Mmm, no creo. Me parece recordar que en la cafetería estábamos todos.
-Bueno, da igual. No creo que perderte dos clases te vaya a bajar la media.
Miré molesto a mi amigo. Llevaba razón, lo que pasa es que justo la semana pasada me tuve que ir también para quitarme la pintura que me había caído encima.
Unos diez minutos más tardes y después de haber hablado de algunas cosas sin importancia. Eren y yo llegamos a la fraternidad. Decidimos no pasar por la cafetería y por delante del edificio principal de la universidad, por lo que tardamos un poco más.
Se oía mucho ruido.
Al abrir la puerta de la fraternidad vimos a muchos de nuestros compañeros gritar, parecían estar enfadados por algo.
En cuanto Eren y yo estuvimos dentro, todas las cabezas se giraron hacia nosotros y el silencio que parecía imposible cuando entramos, apareció.
Todos nos miraban fijamente. Eren se veía serio. Fue Jean quién habló.
-Han disuelto el equipo de fútbol.
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