Capítulo 2
Me dolía todo.
Escuchaba a Nira gemir cerca de mí. ¿Dónde está?
La cabeza me daba vueltas y sentía ganas de vomitar.
- ¡Ay, ay! Mi cabeza... - me quejé adolorida - ¿Geme? – la llamé.
Estaba confundida, lo veía todo borroso. Me parecía escucharla cerca de mí y hacía sonidos raros. En un momento sentí un agudo dolor en el pecho, como un mordisco en mi pecho izquierdo.
Grité de dolor. Era Geme debajo de mí. En la caída seguro que caí sobre ella. Bueno mejor ella que yo.
- ¿Pero qué?, ¡Caníbal! – le grité agarrando a mis niñas.
- ¡Casi muero asfixiada por tus trampas pechonales! – gritó entrecortadamente por la falta de aire.
- No te metas con ellas. – la acusé.
- ¿Qué niñas? Esas cosas casi me matan, Merlín que muerte más cruel – dijo dramática – antes prefiero besar a Filch y a su asquerosa gata la señora Norris.
Reí como morsa esquizofrénica imaginándola, ella se unió poco después.
Un carraspeo nos interrumpió, sorprendidas miramos hacia arriba ya que estábamos todavía en el suelo.
- ¿Me podrían decir señoritas quiénes son y cómo han llegado aquí? – una sonrisa forzada mientras su voz de pito nos perforaba los oídos.
Asombradas nos miramos la una a la otra.
- Geme, ¿por qué nos habla un sapo gigante rosa? - dije confundida. ¿estaba soñando?
- Geme, no es un sapo rosa... ¿no te resulta familiar? Se parece a Umbridge.
Exaltado, el sapo respondió.
- Que señoritas más groseras e impertinentes – dijo roja de furia - soy Dolores Umbridge, Suma Inquisidora de Hogwarts y secretaria del señor Ministro de Magia. Exijo el respeto que merezco. Me gustaría saber quiénes sois y de donde venís.
- ¡¿Hogwarts?! - las dos nos giramos y por primera vez nos percatamos de donde estábamos, exactamente en el centro del Gran Comedor, siendo observadas por todos los alumnos y profesores.
Gritamos eufóricas mientras nos levantábamos y saltábamos de las manos.
- ¡Estamos en Hogwarts, estamos en Hogwarts! – decíamos mientras reíamos felices.
De repente me percaté de algo.
- ¡Ay, Merlín, geme mira es él, es Draco! - grité como loca asustándolo.
Escuché su chillido.
- ¡Y allí esta Harry!
- ¡Los gemelos! - gritamos ambas mientras volvimos a saltar dejando a todos pasmados y alucinados.
- Señoritas calmaos – nos llamó la atención un anciano con la barba larguísima y blanca con una mirada divertida.
- ¡Dumbledore! - gritamos a la vez, otra vez.
Rió divertido.
Decidimos parar pues podríamos estar así todo el día gritando los nombres de todos.
- Disculpadnos pero estamos muy contentas de estar aquí y encontrarnos con nuestros ídolos – dijo Nira avergonzada ya que todos la miraban.
- ¿Ídolos? – preguntó una chica rubia de ojos soñadores.
- ¡Luna! – gritamos otra vez. Se nos estaba haciendo costumbre.
Nos sonrió por saberse reconocida.
- Perdón por gritar – me reí – si, nuestros ídolos. Por ejemplo: A geme le encanta Harry y a mi Draco por eso discutimos a veces.
Indignado Draco Malfoy se hizo respetar.
- Escucha sangre sucia, no sé quién eres y no quiero que tu sucia boca pronuncie mi nombre. – me habló con cara de asco.
Me carcajee.
- ¿No es adorable? Hablando de suciedad ¿no eres tú el que no se ha duchado? – me gire a ver a geme que me miraba expectante - ¿Geme no sabrás si en Hogsmeade venden champú de hurón? Porque ese pelo grasoso lo necesita.
Un silencio sepulcral dominó en el GC antes de que la risa de ella lo estropease. Intentaba aguantarse mientras hacía como que pensaba.
- Umm , no sé si hay tiendas de animales.- se volvió hacia Harry - tu qué dices Harry , ¿hay?
En ese momento Harry explotó riendo a carcajadas cayéndose del asiento hacia atrás, lo que ocasionó que todos dejasen de aguantarse y rieran sin problemas.
- Eso queridas ha sido formidable. – nos adularon los gemelos Weasley.
- Gred, Feorge – los nombramos y reverenciamos. – Nos enorgullece que los reyes de las bromas nos reconozcan.
Ellos sonrieron encantados.
- Y ahora si me dejas hacerte una pregunta, ¿cómo puede gustarte ese engominado antes que nosotros? – me dijo ofendido George, ya los iba distinguiendo.
- Por varios motivos querido George. – se sorprendió cuando acerté. – y aunque Draco sea mi favorito luego vais vosotros, los amo chicos. Así que no os pongáis celosos. – reí ante sus caras.
- Hey, que también son los míos – se quejó Nira.
- Para nada, son míos – me crucé de brazos para dar fuerza a mi verdad.- Los tuyos son los de Ouran, estos son mis gemelos.
- No se vale - se quejó como niña de cinco años.
Todo el Gran Comedor nos miraba como en un partido de tenis, de una a la otra. Estaban asombrados.
- Son dos, pido uno – dijo esperanzada.
- No, son un pack, ¿tú te los imaginas separados? – nos entró un escalofrío al pensarlo. - si yo te diera a uno y yo me quedase con el otro los separaríamos.
- ¿Y si vivimos en la misma casa?
- Eso sería raro, geme, además de que destruirían la casa - nos reímos.
Escuchamos las carcajadas de ambos. Cuando nos giramos a verles se estaban limpiando las lágrimas de la risa.
- Me encantan estas chicas – dijo Fred.
- Gracias Fred – contestamos las dos.
- ¿Cómo los podéis reconocer? – preguntó Ron.
- ¿Intuición?- respondimos a la vez y nos reímos.
- Jóvenes, disculpad si me entrometo en vuestra agradable conversación, pero me gustaría saber quiénes sois señoritas, y como sabéis tanto de nosotros.- nos interrumpió Dumby.
Geme y yo nos miramos la una a la otra como decidiendo qué decir. Y empecé yo. Aunque por fuera estuviese sonriendo, por dentro temblaba, tanto de emoción como por miedo. No me creía del todo estar allí.
¿Y si era un sueño? A lo mejor no había ido al instituto y aún seguía durmiendo en mi casa. Lo más probable es que despertase en cualquier momento, en cuanto ocurriese la guerra como siempre que despertaba, solo tenía que despertar. Esperaría hasta entonces, pero mientras disfrutaría el sueño de estar con mis ídolos y dentro de mi saga favorita.
- Me llamo Lara Méndez y ella es Nira Méndez, pero no somos hermanas sino que somos primas. Y no sabemos cómo es que estamos aquí - decidí actuar un poco como si no supiese que era un sueño. – Solo recuerdo que ayudamos a un hombre, nos dio una tarjeta y acabamos estrellándonos contra el suelo del Gran Comedor.
- ¿Un traslador?
- Es posible pero... creo que no. ¿En qué año estamos?
El director extrañado y curioso contestó.
- Estamos en el año 1995.
El silencio reinó mientras geme y yo nos mirábamos alarmadas.
- Pues hemos viajado en el tiempo. - dijo Geme.
- Eso es imposible, los giratiempos están controlados por el ministerio, los tres que quedan y no fueron destruidos están restringidos. ¿Cómo lo conseguisteis?- exigió una chica con voz de mandona y algo pedante. Hermione Granger.
- Señorita Granger - sonreí sarcásticamente. - para ser tan lista pareces tonta.
Chilló indignada mientras Harry y Ron protestaban por haberle contestado así, en cambio por el rabillo del ojo vi como Draco sonreía y eso me contentó. Puede que ahora yo le cayese mejor.
- ¿Cómo te atreves muggle? - dijo Granger con voz chillona.
- Fácil, ya que si me hubieses escuchado sabrías que no hemos usado un giratiempo. Como ya he dicho venimos por culpa de una tarjeta que nos dio un señor. ¿Te quedó claro ahora?, aunque te puedo hacer un dibujito con lápices de colores. A lo mejor te enteras así.
Lo admito ella me caía fatal y me estaba divirtiendo de lo lindo. Se creía todo lo que se escribía en los libros y no admitía ningún error, ella siempre tenía razón. Todo se hacía como ella decía o como lo hiciera alguien con la suficiente autoridad. Era insufrible. Vale que ayudase a Harry pero me ponía de los nervios.
Decidí ignorarla mientras todos me miraban con la boca abierta.
- ¡Por cierto Geme si es 1995 en este año naceremos!
- Es cierto - dije entusiasta - Este año habrá cuatro sexys sensualidades.
- Gracias por el cumplido hermosa.- se dieron por aludidos los gemelos.
- Queridos... me refería a nosotras de bebés y a las actuales. Pero vosotros no estáis nada mal. – les giñé un ojo.
Ellos se cruzaron de brazos e hicieron un puchero, pero se les veía que estaban conteniendo la risa.
- Si nacisteis este año, ¿qué edad tenéis? - preguntó Harry Interesado y dejando de lado su enfado por meterme con Granger. Harry y su curiosidad. Sonreí.
- Tenemos diecisiete años, somos el año 2012. - respondió Nira a su ídolo.
Y hasta aquí el segundo capítulo de esta historia, espero que les haya gustado y os hayáis divertido tanto como yo pensarla y escribirla. Me gusta como ha quedado le puse mucho amor y todo lo hago desde el cariño a la verdadera escritora y a los personajes. Sé que habrá fans de Hermione y de algunos más con los que haré malas referencias en el trascurso de la historia, pero espero que os lo toméis con humor y que esta es mi historia. Decido lo que hacer, y cómo algunos personajes no me gustan decido que hacer con ellos y cómo responderles.
Gracias por su tiempo y espero publicar pronto. Os quiero.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro