47. Todo es su culpa
/LUCYBELL FULLER/
Por un momento, todos sus músculos se contrajeron dolorosamente, mientras que su cerebro se forzaba a trabajar laboriosamente intentando asegurarse que el panorama que ahora veía no era un objeto de su loca imaginación.
Pero al final pudo reaccionar, cuando aquellos ojos azules se contrajeron en una mueca de dolor.
—Lucy...- Habló con suavidad, mientras una cálida sensación de alegría le inundaba el pecho.
—Me duele...- Susurró casi fantasmalmente, ella.
Tyler no tardó demasiado en salir corriendo a buscar un doctor.
/KEITHAN LOWER/
Keithan se sentó frente a Dominick, en su oficina. La habitación era la misma a la que él evitaba como si se tratara de un lugar infestado de plagas. Los recuerdos alguna vez habían sido buenos, allá, en la época en que sus padres vivían.
Sí, la misma silla que su tio ocupaba, había sido ocupada por su padre. Y según lo indicaba el testamento, debería ser ocupada por él.
Sin poder evitarlo, recorrió con brevedad, la amplia oficina, el pesado escritorio y ciertos accesorios que no reconocía que hubieran sido de la pertenencia de su padre.
Suspirando, no se permitió divagar. Su tía estaba harta de Ailani, y aunque eso infantilmente le causaba una sonrisa interna, no faltaría mucho para que su esposa también comenzara a cansarse de estar aquí.
Bien sabía que sus tíos tenían miedo de él. Dominick sabía disimularlo, Tessa no tanto. Tenían miedo, sí, porque no querían salir de esta casa, a la que se habían mudado tras la muerte de sus padres. Keithan sabía que el testamento estipulaba que él heredaría todo, incluida así la mansión.
Pero sus tíos no deberían estar asustados, porque él nunca sería capaz de vivir en esta casa. No cuando muchos recuerdos, dolorosos y felices cabía decir, lo atormentaban. Sus padres habían sido muy importantes, pero ellos no habían sido los únicos que habían fallecido. Sus hermanas también estaban con ellos, y aunque habían pasado los años, Keithan todavía se sentía furioso por la muerte de sus hermanas. Ellas eran jóvenes, aunque él había sido el menor, ellas también estaban comenzando a vivir, y simplemente parecía injusto que los seres más escandalosos y alegres sobre la faz de la tierra fueran llevadas abruptamente.
Keithan escuchó a su tío comenzar a dirigirse a él.
—Hijo,..- Captando su atención, susurró.
—Es tiempo que el legado de tus padres pase a tus manos. Confiamos en ti y en tus decisiones. Ahora, eres un hombre hecho y derecho y nuestra función como tus tutores, ha llegado a su fin-
Keithan tragó pesado.
—Tu esposa es una joven inteligente y confiamos que su matrimonio sea duradero y que de él vengan herederos para que el legado de los Lower no muera contigo-
Keithan contuvo el aliento, aún sin saber que lo estaba haciendo. ¿Duradero? Dios, cuánto deseaba que todo lo que estaba diciendo su tío se hiciera realidad. A pesar de todo, ninguno de los dos había admitido amarse, y eso constituía una gran carga sobre la obligación que tenían el uno para con el otro.
—Gracias, tío, tía- Soltó atropelladamente, —Que todo cuanto has dicho se cumpla,- Finalizó deseándolo de todo corazón.
Dominick le ofreció una sonrisa suave, y lentamente, le deslizó sobre la lisa superficie del escritorio un papel. El papel que lo definía todo.
Su tio le extendió una pluma de oro, que Keithan tomó para firmar con rapidez.
—Keithan,- Tessa habló por primera vez.
—Desalojaremos la casa en cuanto estemos listos. Tu esposa- Ladró el momento de decirlo —Estará ansiosa de colocar sus cosas en el cuarto principal-
El de ojos negros soltó una risa suave, porque la idea le parecía ridícula. —No. Eso no será necesario.- Él suspiró —No quiero vivir aquí. En Paris tengo mi departamento y me siento muy cómodo ahí-
Sus tíos lucieron sorprendidos.
Dominick fue el primero en recuperar la palabra —Pero... Keith.., ¿estás seguro?-
Él sólo pudo encogerse de hombros —Sí-
Tessa rodó los ojos, y dirigiéndose irritablemente a la puerta, la abrió de sopetón. Keithan frunció el ceño, confundido.
Porque al abrir la puerta, Ailani se había quedado sin soporte, y había caído de bruces en el interior de la oficina. Resultaba de más el decir que había estado escuchando a hurtadillas toda la conversación.
/LUCIUS KEIN/
Lucius tomó la fotografía que el más fiel de sus hombres había tomado. En ella, se exhibía a un cabizbajo y amordazado Jeremy, en medio de una habitación cuyas condiciones sanitarias eran infrahumanas. Bien.
Introduciendo dicha fotografía, cerró el sobre no sin antes escribir una breve nota.
En un nuevo sobre introdujo otra fotografía, una de las que previamente sus detectives habían capturado a Rydhian y a Jeremy juntos.
Extendiéndole los sobres a su hombre de confianza, susurró el nombre de la personas que se encargaría en recibir aquel pequeño presente.
Nadie se metía con su familia.
Nadie.
/RYDHIAN WOODS/
Rydhian estaba al borde de un colapso. Jeremy, maldito fuera, no había llamado en cinco horas. Maldición, y él no podía llamarlo puesto que podría delatarlo. Habían acordado que él haría las llamadas y no las había hecho.
¿Lo habrían capturado? ¿Habría tenido éxito? ¿Podría ser posible que la linda cabeza de Ailani estuviera ahora perforada por una bala?
Impaciente, recorrió la habitación de hotel que habían rentado, y al pasar por la puerta, se percató del sobre que reposaba en el piso.
Agachándose para recogerlo, su móvil vibró en su mano. Contestando inmediatamente, explotó.
—¡Jeremy! Maldición, ¿dónde estabas metido?-
La línea permaneció silenciosa, hasta que una voz que consiguió congelarlo en su lugar se dejó oír.
—Rydhian-
Su madre.
—¿Mamá?- Susurró, queriéndose golpear por el desliz anterior.
—¿Jeremy? Supongo que la fotografía que nos llegó es cierta.- La voz de Monique Woods se quebró por el llanto —¡Dios!-
Rydhian frunció el ceño, temiendo lo peor. -Madre, no entiendo de lo que estás hablando...-
—¡No te hagas el tonto! ¡Tenemos la foto en nuestras manos, Rydhian! ¡Tú y ese Jeremy!-
El rubio abrió los ojos completamente sorprendido.
—Desde este momento quedas desheredado. Nos avergüenzas y tanto tu padre como yo no deseamos volver a verte- Soltó con una fría calculación, ella —Tus cosas en esta casa serán donadas a la caridad. Tus cuentas bancarias serán cerradas y te juro por lo más sagrado que nadie en esta familia te ayudará. Mis amistades que tengan contacto contigo o con tu amante se convertirán en mis enemigos. Pagarás caro, Rydhian!.- Sollozó sin poder evitarlo —Sólo Dios sabe cuándo esta noticia llegará a los medios y nuestro apellido quedará mancillado para siempre con esta vergüenza...-
—Por favor, madre...- Rydhian gimió desesperanzado, sabiendo que no había ninguna esperanza.
—No. Mi hijo está muerto- Y con eso ella cortó la comunicación.
Rydhian miró al vacío, sin poder creer todo lo que había escuchado.
Cayendo de rodillas, mientras una rabia ciega lo bañaba, miró distraídamente el sobre. Rompiéndolo, extrajo su contenido, aunque tenía la leve sospecha de lo que se trataba.
Y confirmando su teoría, estaba la fotografía en la que Jereny estaba inconsciente, amordazado y por los moretones en su cara, torturado.
Leyó con lentitud la nota que estaba adjuntada a la foto.
"Rydhian. Ya lo sabía, y caíste, maldito bastardo interesado. Ahora, tu amante pagará las consecuencias."
Apretando las mandíbulas, juró vengarse. Lucius Kein creía que lo sabía todo. Pero eso no era cierto. Porque Jeremy no le importaba, porque ahora en su corazón sólo cabía el sabor de la venganza. Se vengaría de la única responsable y la misma que comenzó todo esto.
Porque ella pagaría, y pagaría con su propia vida.
Ailani.
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Yasss... se viene lo chido y el dramaaa
Opiniones?♡
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