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37. Miami

/KEITHAN LOWER/

—¡¿Tan rápido la convenciste?!— Aria gritó a través del teléfono, con pánico.

—Desgraciadamente, sí— Keithan miró el panorama de su ciudad con irritación. Seguramente Aria estaría haciendo lo mismo.

—Dios. No había previsto esto, ¿sabes? Dime tu precio primito. Lo que quieras. ¿Quieres un viaje a Hawai? Lo tienes. ¿Quieres ir a la luna? Eso podría arreglarse. Por favor. Dime. Tú.. precio—

Keithan sintió ganas de reír ante la desesperación de su prima.

—Sabes, unas vacaciones no estarían nada mal —

—Por favor— Ella gimió exasperada.

—Oh, está bien. Sé creativa. Un crucero por el Caribe no estaría nada mal— Mirando a su esposa, sonrió.
—Para dos

La explosión de entusiasmo por parte de Aria no tardó en estallar.
—¡Gracias, gracias! No sabes cuánto te debo por esto, primito—

Keithan suspiró. ¿Qué más daba? Si Aria no quería ver a sus padres, entonces no los vería. Se puso en sus zapatos. Es decir, que tu primo nueve años menor a ti, ya se haya casado y que tú aunque eres mujer aún estés sola, debe ser algo difícil.

¿Qué debería hacer? ¿Salvarla de la agonía? Bueno, así sería.

Después de todo, si Aria fuera, arruinaría todo con sus mohines y quejas; siendo sólo una molesta carga adicional.

Además, ahora estando casado, era probable que sus tíos no tuvieran de qué darle tantos regaños.

—Prepara todo, Ari. Queremos partir lo más pronto posible—

Aria sonó feliz —¿Hoy les parece bien?—

Keithan se resignó —En la noche. Danos tiempo para empacar —

—El avión estará listo— Con eso, se despidieron.

Keithan miró a Ailani—Prepara tus maletas, querida— Ella rodó sus ojos.
—El avión estará listo esta noche—

/RYDHIAN WOODS/

Rydhian apretó la mandíbula ante la reprimenda de Lucius.

—Maldita sea, Rydhian. La dejaste escapar. Volver con aquel sujeto. Quién sabe cuándo volvamos a tener una oportunidad como esta—

Definitivamente no era la primera vez que había oído las quejas del viejo Kein. Apretó los puños. Definitivamente no sería la última.

Tyler se acercó al par, interrumpiendo aquella conversación. Por supuesto, su gesto pesaroso demostraba que no traía muy buenas noticias.

—Ailani no vendrá.— Sentenció, pasándose una mano por los cabellos. Su padre enseguida clavó una fría mirada en el rubio.

—¿Por qué?— Preguntó Lucius, sin despegar la vista de Rydhian.

Tyler suspiró —No lo sé. Seguramente aquel idiota la convenció de mantenerse alejada de nosotros. Juro que cuando agarre a aquel imbécil voy a...—

Lucius lo cortó —Calla, ahora debes preocuparte por el asunto de Lucybell. De ese sujeto me encargo yo—

Dirigiéndole otra dura mirada al de ojos celestes, se marchó con paso seguro.

/LUCIUS KEIN/

Si bien Lucius había pensado que no tendría que volver a amenazar al marido de su hija, por lo menos hasta dentro de un par de semanas, había estado equivocado. Había pensado que sería un tipo listo, pero evidentemente, no lo era.

Sus hijos eran lo más importante para él, especialmente Ailani.

No le había pasado por alto aquella mirada dolida que había enviado en dirección a Rydhian. Aún seguía enamorada de él. Pero, ¿Por qué se había casado tan abruptamente con Lower? ¿La estaría coaccionando de alguna manera? ¿Había algo que sus investigadores aún no había descifrado?

¿Había algo que aún la mantenía a su lado?

Sea cual fuera el motivo, Keithan Lower pagaría. Y pagaría un precio muy alto por cualquier error que hubiera cometido con ella.

/TYLER KEIN/

Tyler miró a Rydhian con escepticismo. ¿Sería cierta toda aquella tontería que su hermana le había dicho? ¿Era verdad que Lucy estaba enamorada de Rydhian?

Rydhian no podía parecer menos interesado por el bienestar de ella. De hecho, parecía más preocupado por el hecho que Ailani no aparecería por aquí. Imposible. Aquella idea de que Rydhian y Lucybell estuvieran enamorados era imposible, al menos de parte del rubio.

Diablos, él mismo se había visto un millón de veces más preocupado por la joven, y él no significaba nada para ella.

El estómago se le retorció al pensar que cabía aquella probabilidad. Era decir, ¿en verdad podían estar juntos y él en su ceguera, nunca se había percatado de lo que podía estar en sus narices?

Una presencia interrumpió el cauce de pensamientos que corrían a miles de millas por hora en la cabeza de Tyler. Subió la mirada para encontrarse con la apacible cara de una joven enfermera.

—¿Sr. Kein?—

Él asintió con rapidez. —Sí, soy yo—

—La señorita Fuller está lista para recibir visitas— Dijo con voz suave, que de alguna manera consiguió hacer que su interior ardiera en felicidad.

—Gracias— Dijo con voz tranquila, mientras suspiraba.

El peligro, había pasado.

O tal vez no.

/AILANI KEIN/

Ailani terminó de empacar, mientras observaba a Keithan de reojo. Era casi cómica la forma en que no se decidía entre un traje negro y otro azul. Apostaba que se le vería igual de bien en ambas cosas, pero aún así parecía mostrarse indeciso. Finalmente, optó por embalar ambos, suspirando en resignación.

Ailani se aclaró la garganta. —¿Y bien?— Él enseguida la miró con un interrogante en su cara.

—¿Y bien qué?—

Ella rodó sus ojos —¿Cómo debo comportarme con tu familia?—

Keithan continuó decidiendo qué empacar. Dándole la espalda. No prestando la menor atención.

Su vena de furia ya había comenzado a revelarse, precisamente en el momento en el que él contestó.

—Normal. No debes llamar mucho la atención, de hecho— Masculló misterioso. Ailani levantó una ceja.

—¿Normal?— Bufó —¿Podrías ser más exacto con tus respuestas?—

Él la miró sobre el hombro —Déjame explicarte algo. Mi gran familia sólo está compuesta por tres personas—

Ailani se sorprendió —¿Aria incluida?—

Él asintió —Pero créeme, juntos, pueden ser más letales que todo un ejército y no los cambiaría por nada—

Ailani se mordió el labio. Sabía que estaba en terreno peligroso. Era evidente que a Keithan no le gustaba hablar sobre su familia. De hecho, nunca antes lo había hecho.

La curiosidad finalmente la venció —¿Y tus tíos? ¿Qué piensas que dirán sobre mí?—

Keithan rió con suavidad.
—¿En verdad te preocupa lo que puedan decir de ti?—

Ella se encogió de hombros —En realidad no. Pero que me echen a patadas a penas me vean podría afectarme un poco el orgullo, ¿sabes?—

Él volvió a reír, esta vez la misma risa que la había conquistado. Sexy. Profunda. Única. Verdadera.

—No. Nunca lo harían. Estaban tan ansiosos porque me casara que creo que si llevara a un hombre como mi esposa se contentarían—

Ailani gruñó —Bueno. Eso tampoco está bien para mi orgullo, Keithan—

Él rió —Te van a amar—

Ailani trató de contener un sonrojo que llenó sus mejillas.

—¿Aria viene con nosotros?— Keithan se volteó y le dirigió una mirada coqueta.

—No.— Levantó las cejas sugestivamente —Tenemos un avión para nosotros solos, ¿qué te parece?—

Ella estrechó la mirada —Me parece, que no seré la primera en estrenar el baño del avión contigo, ¿no?—

—¿Importa?— Preguntó con descaro.

Ailani retuvo un gruñido —Maldita sea primero muerta antes de que me toques en un lugar donde has estado con otras mujeres—

Él soltó una carcajada —¿Celosa, cariño?—

Esta vez, Ailani no se molestó en negarlo —Sí—

Ailani maldijo por novena vez en el viaje. La azafata era una descarada. Tanto así, que se sintió tentada a ponerle una etiqueta a Keithan en la frente, que exclusivamente especificara: "Propiedad de Ailani Kein. No te acerques perra" Pero no podía hacerlo. Por eso, lo único que le quedaba en el stock de acciones por realizar, era maldecir.

Keithan parecía no notarlo y eso era lo más le incomodaba. Si al menos, hubiera deslizado una mirada lasciva en dirección de la mujer, no habría dudado en caerle encima con todos los reclamos que había pensado en todo el viaje.

Parecía como si algo le incomodara, pero Ailani no se atrevió a asegurarse. Ya suficiente problemas tenía enviándole las miradas más asesinas que podía juntar en dirección de la despistada y coqueta azafata.

Sin poder evitarlo, las inseguridades la invadieron sin ninguna razón. ¿Por qué Keithan estaba con ella? ¿Era simplemente por el dinero que le había dado? ¿O porque le gustaba el sexo con ella? ¿Sería una muñeca lo suficientemente bonita como para entretenerlo para un par de meses más? ¿O talvez pensaba despacharla una vez este viaje hubiera terminado?

Se sintió tensa, por aquella y otras cosas, pero aparentó tranquilidad. Si Keithan podía hacerlo, maldita fuera, ella también.

Intentó pensar en otras cosas más positivas. Como por ejemplo, el lindo avión privado en el que iban. Definitivamente, la familia de Keithan—o por todo lo que sabía— y el mismo Keithan estaban pudriéndose en dinero. Nuevas inseguridades comenzaron a embargarla.

Pero la voz de él la arrancó de sus pensamientos.

—¿Ailani?— Ella lo miró.

—¿Sí?—

—Tengo que decirte algo.—

—Dime— Insistió ella con avidez, no fuera que se arrepintiera.

—No hagas caso de ninguno de las posibles críticas de mis tíos. Podrías volverte loca y volverme loco a mí. Prometo...— Se interrumpió por un momento y Ailani miró hacia sus profundos y negros ojos que la miraban con indecisión —Prometo recompensarte por todo—

Ella lo miró ceñuda —¿Recompensarme?—

Keithan suspiró —Pueden ser algo difíciles—

Ailani sonrió y colocó sus manos en las mejillas de Keithan. Con lentitud, compartieron el beso más dulce que alguna vez hubiera compartido.

Totalmente ignorantes del peligro que se avecinaba.

—Miami— Masculló con desprecio.

—¿Estás seguro? ¿Que debo hacer? —

—Elimínalo. Ya superamos la etapa de asustarlo. No sirvió de nada. Espero que no cometas errores,... Y hazlo en el momento en el que esté solo. No la quiero a ella involucrada—

—Claro. Mientras más pronto sea, mucho mejor —

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