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Veintitrés

—Asegurate de cuidar el corazón de mi hijo, muchacho. —esa fue la despedida de Asmodeus luego de un ligero apretón al hombro de Jungkook, después de todo no quería sobrepasar la confianza con el omega de su hijo.

Jungkook asintió con su cabeza, una sonrisa pequeña en sus labios mientras veía a Taehyung despedirse de su hermano con un abrazo suave.

—Así será, Majestad. —aseguró el pelinegro mirando con ojitos de amor a su alfa.

El mayor sonrió y volteó a mirar a su hijo también, a ambos de hecho. No evitó sentir un ligero calor en su pecho, algo hermoso, parecido al nacimiento de una flor que representaba el amor que tenía por sus pequeños diablillos.

Luego volvió a mirar al omega y con esto el mismo también volteó a mirar a su suegro. Sentía su alma siendo analizada a fondo por el soberano, sin embargo este solo le sonrió ligeramente.

—Veo que pronto mi hijo tendrá su propio hijo.. —susurró lo suficientemente bajo como para que fuera un secreto temporal entre ellos dos—. Lamento casi decirlo en la cena, aunque admito que admiro la valentía de tu omega a la hora de defender sus ideales y decisiones.

El agradecimiento vino en forma de reverencia nuevamente por parte de Jungkook. Cómo reflejo de las palabras ajenas bajó su mirada a su vientre plano, posó sus manos con delicadeza en aquel lugar y suspiró encantado con la idea de que una vida se estaba formando justo ahí.

—No duden en buscarme para cualquier cosa que puedan llegar a necesitar. —ofreció el demonio mayor con sinceridad, estiró su mano ligeramente y Jungkook correspondió dejando su mano sobre la palma abierta—. Ahora eres familia, nunca abandono a los míos, así que no duden en pedirme lo que sea que puedan necesitar.

—Está bien, Majestad.

El otro solo asintió con su cabeza y antes de poder cruzar otra palabra Taehyung había llegado al lado de Jungkook, posó una mano amorosa en la cintura de su omega y acarició sin segundas intenciones, tan solo quería sentirlo cerca.

—Gracias por la cena de hoy, papá. —agradeció el alfa pelinegro con una pequeña sonrisa de labios cerrados—. Gracias por ser sincero y disculparte.

—Ha sido un placer, espero tenerlos de visita algún día.

—No creo que bajemos, pero podríamos pensarlo en el futuro. —ambos demonios rieron por las ocurrencias, Taehyung se separó de Jungkook para abrazar a su padre a modo de despedida—. Adiós, papá... De verdad, gracias.

—No hay de qué hijo. —correspondió el mayor—. Vendré en otra ocasión, hasta entonces por favor pórtate mal.

Esta vez fue Jungkook quién soltó una risita y negó con su cabeza.

Luego tan solo bastó un suave asiento para que el soberano desapareciera entre llamas frías de un violáceo color. Terminaron por irse luego de una despedida más a Seokjin, con eso subieron al auto y emprendieron camino a casa.

—No pensé que el mismísimo Asmodeus fuera tan buen cocinero. —dijo Jungkook entre el cómodo silencio que había entre ambos, después de todo no hacía falta nada más si se tenían entre sí.

—Es bueno en la cocina, se le da muy bien, después de todo tuvo que cocinar para todos sus hijos mientras crecían.

Jungkook hizo una 'o' con su boca, aquello lo tomó por sorpresa.

—¿Tienes más hermanos además de Jinnie-hyung? —aún entre la sorpresa cuestionó al mayor.

—Fuah, te sorprenderá mi respuesta, pero ya ni siquiera recuerdo la cantidad exacta. —sinceró aún con su vista en el camino—. Soy el menor de todos y el último por decisión de mi padre, pero tienes una cantidad terrible de cuñados y cuñadas, Jungkookie.

Nuevamente la boquita del omega se abrió, no quería imaginar la reproducción masiva que había tenido su suegro antes de detenerse con Taehyung, sin embargo, cuando elevó su mirada sus pensamientos se esfumaron al ver que el camino que habían tomado iba en dirección contraría a la ciudad.

Notó que estaban llegando a los suburbios, por ello ladeó la cabeza y antes que asustado, estaba en realidad confundido.

¿A dónde iban?

—Taehyungie, ¿Vamos a alguna parte en particular? —preguntó con clara duda.

El mencionado soltó una risita traviesa y negó a modo de juego.

—En cuanto lleguemos lo verás, es una sorpresa, así que aún no te lo diré. —explicó aún con aires de diversión.

La curiosidad fue inmediata en Jungkook, quería hacer un millón de preguntas para tratar de adivinar la respuesta final del mayor y que así este le revelara a dónde iban.

Se detuvo un segundo a pensar y negó, su alfa quería sorprenderlo así que trataría de relajarse con aquello y simplemente dejaría fluir la situación.

Las feromonas del alfa delataban su emoción, estaban suaves y casi podía sentir un toque dulce en las suaves notas del pino que naturalmente era más fresco.

Sus pensamientos frenaron cuando el auto lo hizo, sin embargo aún seguían en la carretera. Vio al mayor sacarse la corbata que traía puesta y acercarla a su rostro.

—¿Me permites.. —preguntó con educación señalando a la par la corbata en sus manos.

Los colores en el rostro de Jungkook se hicieron presentes, pero de igual forma asintió y terminó con la vista bloqueada por la tela suave de la corbata. Una vez así el auto volvió a la marcha y luego de unos cinco minutos más el vehículo se detuvo, siendo apagado está vez.

La puerta del piloto se abrió y luego fue cerrada otra vez, Taehyung dio la vuelta rápidamente y abrió la puerta para Jungkook, tomó su mano y con cuidado lo ayudó a salir y caminar hasta la acera.

Una combinación de nervios y felicidad embargaba a Taehyung mientras sonreía y le sudaban las manos.

"¿Así se siente ser humano?" Se preguntó en su cabeza.

—Tae, la curiosidad me mata. —lloriqueó el menor a su lado.

—Lo siento, amor. —se disculpó en una baja risita y con cuidado soltó el nudo de la corbata, quitó la tela y besó la mejilla ajena—. Abre los ojos, ángel.

Ese susurro bastó para que Jungkook obedeciera y abriera sus ojitos de cervatillo. Parpadeó un par de veces para aclarar su visión, al detallar una casa preciosa frente a él solo puedo voltear a ver a Taehyung, sus ojitos llenos de sorpresa y duda.

—Esta casa es...

—Esta casa es ahora nuestro hogar, mi bello ángel. —admitió y pronto se dejó caer con cuidado a los pies del omega, exactamente sobre una de sus rodillas.

Jungkook se cubrió la boca, sus ojitos llenándose de lágrimas al tener una idea de lo que pasaría.

—Jungkookie, lo eres todo para mí desde el momento en que descubrí que eras mi omega destinado. —empezó sacando de su bolsillo una pequeña cajita de terciopelo color vino—. Y aunque la vida tuvo una manera divertida de hacernos encajar en la vida del otro, es innegable que estamos unidos por el destino, mi cielo.

«—He de admitir que el tiempo ha pasado muy rápido, minutos se han convertido en horas, horas en días y días en meses enteros que ha podido pasar a tu lado. —una lágrima bajo por la mejilla del alfa cuando levantó su mirada, los ojos de Jungkook estaba rebosantes de ellas—. Puede parecer muy pronto, pero siempre he estado seguro de que te quiero junto a mi para siempre, por toda la eternidad, sin importar si somos materiales o solo estamos como almas vagando entre cielo e infierno por la eternidad.

—Oh, Taehyungie.. —susurró Jungkook con el corazón latiendo de forma desenfrenada y con su alma encendida en recuerdos que su omega le traía de vidas pasadas.

El mayor aún arrodillado en el suelo abrió la cajita y dejó ver un bello diamante de plata rosada, una pueda de amatista en el medio brillando tanto como lo hacían sus almas sintiéndose mutuamente, sintiéndose ahora más enlazadas que nunca. Ambos sonrieron entre lágrimas del más puro e innegable amor.

—Jeon Jungkook, mi bello omega y el ángel más bello de toda la existencia, ¿Me concederías a mi, Kim Taehyung, el eterno honor de llamarme tu esposo y fiel compañero hasta el final de nuestros días?

Jungkook rompió en llanto y asintió con efusividad, no aguanto ni un poco más para lanzarse a los brazos de su alfa y esconderse en su cuello buscando su calor, su aroma, todo de él. —Hasta el fin de nuestros días y por el resto de la eternidad.

Con aquella afirmación ambos buscaron los labios del otro y una vez que se encontraron se fundieron en un beso que dejaban de lado las nimiedades que podían significar las palabras y demostraron con más que un simple contacto todo el amor que existía en cada particular de su ser.

Y ahí estaban los amantes, siendo iluminados bajo la luz de la luna, frente a su nuevo hogar y con sus corazones latiendo para crear una sinfonía llena de pasión.

Al separarse se volvieron a sonreír y con un suave beso en la nariz del menor, Taehyung aprovechó de tomar el anillo y ponerlo en el dedo anular de Jungkook.

Ambos lo vieron con fascinación y no pudieron creerlo incluso si estaba pasando frente a sus ojos.

Pronto Jungkook bajó su mirada a su vientre y soltó una risita, luego volvió a mirar a Taehyung y la duda en sus ojos lo hizo sonrojar un poco.

—Bueno, ya que estamos con esto de las sorpresas... —empezó y con delicadeza tomó las manos ajenas para posarlas en el lugar correcto. El mayor lo miró con expectativa—. Un pequeño cachorro se está formando aquí, nuestro pequeño cachorrito.

Ahora el rostro ajeno era el que se mostraba sorprendido, luego sus ojos llenos de lágrimas y finalmente los brazos de su alfa rodeándolo en un fuerte y protector abrazo de oso.

—E-esto es... ¡Gracias, gracias, gracias! —repitió una y otra vez el mayor—. Seremos padres, seremos esposos, seremos felices, mi bello ángel.

Contagiados por las feromonas y las emociones del otro a través de su lazo fue que se dejaron caer en una bella nube llena de azúcar y cariño. Taehyung cargó al menor como un príncipe y lo llevó dentro de la casa. Fue mostrándole cada espacio con tranquilidad, a su vez diciéndole cuánto lo amaba y dedicándole palabras llenas de sentimientos preciosos.

Pequeños besos y caricias los dejaron finalmente sobre la cama que ahora compartirían, el omega sintió la suavidad bajo su cuerpo mientras los labios ajenos exploraban los rasgos delicados de su rostro.

Nuevamente sus ojos estuvieron en contacto y se sonrieron.

—Te amo, mi bello demonio. —dijo Jungkook.

—Te amo, mi precioso ángel. —respondió Taehyung.

Con ello sellaron el inicio de una nueva vida juntos y la noche se hizo joven para profesar su amor, entregándose en cuerpo y alma al amor que el destino les había prometido.

[...]

¡Hola, hola! Aquí Moon.

Bueno bellezas, al fin hemos llegado al final de esta bella histori-... Nah mentira, es bromita jaja.

Si bien ya estamos (ahora sí) en la recta final, este no es el último capítulo de esta bella y ligera historia. Antes había dicho que esta historia solo tendría veinte capítulos y tres extras, sin embargo quise pulir un poco más los detalles hacia el final y agregar algunos capítulos más.

Así, entonces me quedé con la opinión de escribir finalmente veinticuatro capitulos y tres extras, por lo que el siguiente capítulo si sería el último y luego los extras que narrarán algunos hechos que dejarán totalmente concluida tanto la trama principal, como la de los personajes secundarios.

Este en un fic que aunque bastante sencillo y poco rebuscado, es el primero y lo he escrito con mucho amor para todas y todos mi lectores, así que espero que lo hayan disfrutado mucho y que realmente le haya hecho sentir emociones genuinas.

Más adelante espero hacer correcciones y quién sabe, tal vez hasta pueda mejorar la historia, pero por ahora eso es todo.

¡Gracias por el apoyo, nos vemos en el próximo capítulo!

Sin más que decir, se despide...

-Moon.


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