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Trece

Seokjin sabía que algo como esto ocurriría, pero no contaba que pasaría tan rápido.

—Seokjin, Taehyung... Por fin los encontramos y veo que a Yoongi también. —La voz baja hizo estremecer a los omegas humanos del grupo.

Cada alfa dio un paso adelante y puso tras su espalda a su respectivo omega, en su caso Seokjin tuvo un tipo de defensa doble.

—¿Acaso lo qué huelo son.. —De manera vulgar el mismo demonio olfateó el aire, luego con una mueca despectiva cubrió su nariz—. Omegas humanos?

Jimin miró con temor a Yoongi, mismo que tomó con fuerza su mano.

Jungkook abrazó el brazo derecho de Taehyung y con los nervios de punta negó. —¿Y qué otra cosa seríamos? Todos somos simples humanos.

—En eso te equivocas, omega. —Gruñó está vez el demonio al lado izquierdo.

Antes de que cualquiera pudiera decir otra cosa, hubo un intercambio de miradas fugaz entre Yoongi, Taehyung y Seokjin.

Finalmente el mayor de todos pronunció un fuerte: —¡Corran!

Todos tomaron rumbos diferentes con la intención de poder confundir por separado a los esclavos y a los sabuesos, sin embargo tendrían que ser rápidos.

En poco tiempo se adentraron al bosque, Taehyung y Jungkook por el sur, Yoongi y Jimin por el norte y el resto por el este.

Taehyung en ningún momento soltó la mano de Jungkook, ambos corrían desprendiendo feromonas de adrenalina y sobre todo de miedo por parte del menor.

Fue allí donde el alfa entendió algo fundamental: No quería perder por nada del mundo a ese chico y justo ahora lo primordial era mantenerlo a salvo.

—T-tae... ¿Que es lo que está pasando? —Con lágrimas en los ojos Jungkook logró preguntar.

Mirando hacia atrás en los árboles notó que por ahora estaban solos, así que paró la marcha poco a poco hasta esconderlos a ambos entre varios pinos amontonados.

—Shh, shh.. —Calmó por lo bajo mientras limpiaba las lágrimas que caían por sus mejillas, dejando suaves besos en su rostro después—. Ni siquiera yo entiendo lo que pasa, pero sé que pronto lo resolveremos.

Entre bajos susurros prometió, lo tomó en un fuerte abrazo y con suaves feromonas logró calmarlo.

Tras unos minutos decidió salir y caminar para tratar de buscar a los demás, lo que había olvidado era que estaban lidiando con sabuesos infernales del castillo de su padre.

No esperaba que en un segundo la mano de su omega se soltará de la suya y este fuera tomado y elevado por el esclavo que los perseguía.

Pudo ver el rostro de Jungkook lleno de miedo, pataleando para soltarse del agarre mientras el demonio batía sus alas en el aire.

Su alfa arañó su pecho mientras el estaba congelado.

—Si quieres recuperarlo ya sabes a dónde ir. —Y como si se tratara de un mal sueño, ambos desaparecieron en el aire.

Su corazón latió sin control, sus manos temblaron y las lágrimas de enojo surgieron de sus ojos ahora tintados de un azul indigo oscuro.

Su aroma se volvió picante al igual que su sangre.

Antes de perder los estribos decidió que lo mejor era analizar la situación y buscar a los demás, así que eso hizo.

Caminó en sentido contrario mientras pensaba y reflexionaba sobre lo sucedido, su alfa culpandolo por ser un imbécil y él por su parte tratando de ignorarlo para ser lo más objetivo posible.

—Esto va a ser difícil... —Gruñó por lo bajo, la frustración haciendo estragos en su mente al no poder encontrar a nadie.

Miró a su alrededor con angustia, dio varias vueltas sobre el mismo punto y finalmente suspiró profundamente.

—Tal vez se los llevaron a todos... —Nuevamente Jungkook volvió a su mente—. Si están en el infierno debo irme ya, no resistirá demasiado tiempo ahí.

—Es cierto, debemos irnos ahora mismo. —Una voz cercana a él le sacó un respingo, al abrir sus ojos logró detallar a Yoongi a unos metros.

—¡Hyung! —Casi corrió hasta el mayor—. ¿Qué pasó? ¿Dónde están los demás?

Un suspiro profundo fue lo primero que obtuvo del otro. —Se los llevaron a todos, se llevaron a Jimin, a tu hermano, a Hoseok y a Namjoon. A todos.

Taehyung tragó en seco al oír aquello, no quería imaginar lo que estaba sintiendo Yoongi en ese momento, Jimin y el estaban enlazados desde hacía mucho tiempo.

Ambos eran alfas destruidos y enojados, harían lo que fuera para tener de vuelta a sus omegas.

—¿Qué demonios fue lo qué pasó, Taehyung? —Pronunció bajo y entre dientes el pelinegro—. ¿Por qué Su Majestad nos está buscando?

—Yo... Yo no lo sé, fue Jin quien me trajo. —Bajó la mirada mientras intentaba recordar o pensar en algo que tuviera sentido—. Fue el quien habló con papá.

Con frustración Yoongi frotó su rostro y peinó su cabello hacia atrás. —Seokjin no te lo dijo..

—¿Decirme qué? —La respuesta fue instantánea.

—¿Recuerdas por qué es que soy un desertor? —Yoongi intentó mantener la cordura, no podía enojarse con alguien que no tenía idea de nada.

Tras pensarlo un poco la respuesta vino sola. —Venciste tu tiempo de regreso, no volviste..

—Exactamente. —Afirmó las palabras ajenas—. ¿Creías que por ser hijo del mismísimo Asmodeus no tendrías restricciones?

La pregunta lo hizo sentir incluso más estúpido que antes, sintió enojo, culpa y sobre todo un enorme desánimo sobre sí mismo y su supuesta "jerarquía dominante".

Sus ojos perdieron brillo y pronto se oscurecieron por completo, cayó de rodillas a la par en que un grito desgarrador salía de su boca y el dolor de su espalda hacia sangrar la carne que se abría para dar paso a dos enormes alas de plumaje negro.

Enterró en la tierra las largas uñas que salían también, casi como garras para desgarrar a sus enemigos.

'Hay que recuperar a nuestro destino'

La voz en su cabeza lo hizo largar un nuevo alarido de sufrimiento, su corazón se retorcía en su pecho y lo único en lo que podía pensar era en el sabor de la sangre de aquellos que le quitaron a su otra mitad.

La transformación que faltaba estaba completa, su demonio estaba afuera y la deuda que pedía solo se pagaría con almas y destrucción.

Apenas logró retomar algo de consciencia se levantó, frente a el Yoongi estaba en las mismas condiciones.

Una sonrisa ladina se dibujó en los labios de Taehyung. —Se arrepentirán de haber tomado a nuestros omegas, suplicarán piedad hasta morir.

Un ligero asentimiento se vio de parte del mayor, tras eso y estando de frente mostraron sus manos elevando la mano derecha y apuntando hacia abajo con la izquierda. Solo dos dedos juntos mostrándose y apuntando a cada dirección.

"Per sanguinem maledictum Satanae, daemones hos ad infernum mitte, et eorum necessitatibus occurrere, nihil inde repetens"

Tres repeticiones en voz gutural fueron suficientes para que las nubes cubrieran la brillante luna, el bosque quedando en total oscuridad y con una espesa neblina empezando a crecer.

El aire se volvió gélido y la tierra pareció moverse bajo sus pies.

Pronto la puerta al infierno se abrió para ellos y sin tanto retraso pasaron por ella.

Volvió a sellarse y desaparecer con el pasar de los segundos.

[...]

—Majestad, su hijo acaba de llegar junto a uno de los desertores. —Un esclavo apareció mágicamente en el gran salón.

Asmodeus sonrió con grandeza, observó a los dos omegas en una de las jaulas, luego a su hijo mayor, el cual estaba encadenado al suelo y finalmente a sus antiguos esclavos, Namjoon y Hoseok, ambos encadenados al techo.

—Vaya, vinieron más rápido de lo que pensé. —Levantandose de su asiento se acercó hasta la jaula colgada al techo, observó directo a los humanos ahí adentro.

Dos pequeños omegas temblando de miedo, pero aún así manteniendo la mirada fija en el.

—Oh, disculpen mis modales. —Con un chasquido de dedos cambió totalmente su demoníaca apariencia.

Curiosamente Jungkook pensó en lo parecido que era a Taehyung.

—Uno está marcado, supongo que eres de Yoongi. —Le restó importancia al chico rubio. Volteó con interés al pelinegro—. Tu, tienes el aroma de mi hijo, debes ser su omega.

—¡Déjalos en paz! —La voz de Seokjin se distorsionó, sus ojos negros y sin vida, sus alas picando por salir.

—¿Acaso deseas que fastidie a tus queridos alfas, hijo? —Su atención volvió al frente. Apretó sus puños mientras se concentraba en los alfas.

Los alaridos de dolor no se hicieron esperar.

—¡Basta, detente! —Las alas hicieron aparición, ambas marcas en su cuerpo amenazando con sangrar– ¡Lastimarme a mi, déjalos en paz! ¡No los lastimes!

—Bien. —Se detuvo al instante—. Wolfanod, por favor escolta a mi hijo y su amigo hasta aquí.

De nueva cuenta miró a Jungkook, un escalofrío recorriendo al menor en el instante.

—Probaremos que tanto se aman estas parejitas. —Tras eso relamió sus dientes con diversión.

Todos y cada uno allí sintiendo el peso de esas palabras.

-Moon.

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