Quince
—¡B-basta! ¡D-duele! —Seokjin gritaba mientras sentía cada fibra de su cuerpo arder en un insoportable dolor—. ¡Papá, detente, detente!
—¡Su Majestad, se lo ruego pare! —Esta vez el turno de gritar fue de Hoseok, también podía sentir el dolor de su omega en lo profundo de su ser.
Por su parte Namjoon se removía con brusquedad, tratando de zafarse de las cadenas, luego de varios intentos la cadena cedió y se rompió la del lado derecho. El otro alfa se decidió a tomar cartas en el asunto de igual forma y empezó a jalar sus muñecas.
Para su desgracia los grilletes en sus muñecas estaban más apretados que los de Namjoon y ante los jalones logró liberarse pero al caer al suelo notó que habían sido sus manos las que cedieron a la presión y terminaron rotas.
—¡A-alfa! —Seokjin entre su dolor pudo notar la terrible escena, sin embargo el dolor en algún punto aumentó.
Tragándose sus sollozos y con las lágrimas reprimidas se elevó hasta llegar a dónde colgaba Namjoon.
—¿Qué haces? ¡T-tus manos! —El menor fue quién dejó salir sus lágrimas al ver el estado de sus chicos, sentía una fuerte impotencia al no poder ayudar—. Ve con Seokjin, es una orden, Alfa.
—No. Debemos ir ambos, alfa, sé que puedes romper esa cadena. —Los ojos de Hoseok reflejaban ese inmenso amor por sobre el dolor que tenía, sus lágrimas resbalando al no poder ser contenidas más tiempo.
En este punto Taehyung y Yoongi eran sometidos en el suelo por otros seis esclavos, en algún momento pasado habían intentado ayudar por reflejo a los demás.
Por su parte Jimin y Jungkook se abrazaban fuertemente en la jaula, la desesperación de los alfas y el omega mayor contagiandolos y provocando llanto en ellos también.
La fuerza de Namjoon salió de su furia y dolor, tomó con fuerza la cadena y tras un gruñido casi animal la jaló hasta romperla y por fin liberarse.
Con rapidez tomó a Hoseok en sus brazos, lo llevó consigo hasta que apretaron a Seokjin entre sus brazos y en el momento en que sus corazones latieron al mismo ritmo el dolor se detuvo y el mayor entre los tres por fin descansó.
Ligeros aplausos se escucharon en el lugar. —Excelente trabajo, chicos, han demostrado aquí y ahora qué su amor es tan puro como lo profesan, felicidades.
Seokjin lo fulminó mientras jadeaba tratando de recuperar aire, sus manos yendo luego a tomar con mucho cuidado las muñecas mallugadas y fracturadas de Hoseok.
—Perdón por no protegerte como debía, lo lamento mucho.. —Por fin las lágrimas del alfa mayor salieron, su preocupación únicamente en su chico.
—No digas eso nunca más, rompiste tus manos para ayudarme, hiciste un trabajo excelente. —dijo Seokjin antes de juntar la frente de los tres—. Los amo, tanto que me supera.
Por su parte Asmodeus caminó hasta la jaula de los omegas, caminó alrededor y sonrió ladino mientras pensaba, también detallaba muy bien al pelinegro.
Había algo muy especial en él.
—Tu. —Señaló al rubio y con un chasquido de dedos abrió la jaula—. Es tu turno, sal de ahí, por favor.
—No se atreva a tocarle un solo cabello. —advirtió Yoongi entre un gruñido.
Aunque forcejeara no podría contra tres demonios más que casi le doblaban el tamaño.
—Tranquilo, querido. —El soberano guiñó su ojo con picardía fingida—. Ya sé lo que necesito saber.
Jimin fue guíado entre señas hasta el centro de la habitación, quedó de pie justo sobre lo que parecía ser un pentagrama inactivo.
El omega tragó saliva visiblemente, sin embargo se mantuvo firme, le mantuvo la mirada a un soberano.
—Eres un chico muy valiente, ¿No es así? —El demonio le sonrió genuinamente—. Incluso me sorprendió mucho que le temas a las mariposas.
—¿Qué? ¿C-cómo.. lo sabe? —El cuerpo más pequeño se puso rígido ante aquello.
Antes de notarlo Asmodeus ya no estaba frente a el y como una cascada lo que parecía ser agua lo mojó por completo y se esparció por el suelo a su alrededor.
—Muy bien, estamos listos. —Con felicidad aplaudió el anfitrión—. Las reglas son simples, debes buscar a tu chico y terminará su sufrimiento.
Ante la orden por señas de su amo, los esclavos soltaron a Yoongi y este rápidamente se levantó decidido a ir hasta Jimin.
Asmodeus lo detuvo. —No tan rápido, zapatos y camisa afuera.
El pelinegro obedeció, pronto se quedó descalzo y solo sus pantalones y alas lo acompañaban.
Nuevamente se encaminó a Jimin, aunque la presencia del agua lo dejó con una duda.
—Agua bendita... —Susurró Taehyung—. ¡Hyung, espera! ¡Es agua bendita!
Tan pronto como el menor lo dijo Yoongi miró el agua alrededor de su omega, luego elevó la mirada y vió que este estaba empapado en ella también.
Todavía le quedaban quince pasos hasta Jimin y el próximo sería una quemadura segura para sus pies.
—Recuerda, no puedes usar tus alas, Min. —Nuevamente chasqueó sus dedos y en un segundo decenas de mariposas empezaron a rodear a Jimin, sobrevolando a su alrededor.
—¡No, no! ¡N-no! —Los gritos se encendieron por parte de la garganta del omega pelirubio, mismo que pataleaba y se agitaba sin parar—. ¡Fuera, fuera! ¡No!
—¡Jimin! —Los instintos de Yoongi lo llevaron a actuar, sin embargo solo pudo dar tres pasos sobre el agua antes de retorcerse de pie y sentir su carne arder—. ¡M-mierda!
—¡Papá, es suficiente, dejalos en paz! —Dos esclavos más tuvieron que subir sobre Taehyung para mantenerlo sometido—. ¡Ya basta, Asmodeus!
—Cierra la boca porque tu y tu omega son los siguientes, sabes que soy capaz de matarlo si sigues jodiendome.
Las palabras murieron en la boca de Taehyung, Jungkook estaba arrinconado en la jaula y el trío del grupo aún se recomponía.
—¡Basta, basta! ¡Alejense, por favor! —El pánico consumió rápidamente a Jimin, arañaba sus brazos tratando de quitarse las mariposas de encima y se jalaba el cabello al no saber qué hacer.
Yoongi siguió dando pequeños pasos, el llanto era un coro de agonía entre alfa y omega, a solo seis pasos del menor el pelinegro cayó de rodillas, su cuerpo tembló por el dolor.
Su cerebro se desconectó cuando lo escuchó clamar ayuda.
—¡Alfa, alfa! ¡Q-quitamelas, por favor ayúdame!
Sin importar su propio dolor Yoongi se arrastró hasta el y una vez lo tuvo cerca lo estrechó en sus brazos y lo cubrió con sus alas para ahuyentar a las malditas mariposas.
—R-respira, cariño. —Tomó sus mejillas para que lo mirara, sus ojitos llenos de lágrimas y perdidos en el miedo lo hicieron sollozar—. Se han ido, estoy aquí, mírame.
Finalmente sus ojos se conectaron y Jimin se pegó a el en un abrazo asfixiante.
El cuerpo de Yoongi sufrió las quemaduras por todas partes, cada una ardiendo como si estuviera en carne viva, pero lo valía si había podido salvar de la locura a su pequeño.
—Muy buen trabajo, Yoongi. —Aplaudió Asmodeus para el nombrado—. Amas con locura a tu omega y el confía su vida y alma en ti, sin duda el amor es mutuo.
Con algo de desdén lanzó una botella carmesí al pelirubio.
—Cura a tu alfa, su cuerpo sigue quemandose.
La orden fue cumplida de inmediato, Jimin ayudó a Yoongi a caminar hasta el suelo seco y como pudo lo secó para colocar sobre él aquel líquido espeso.
—E-esto... ¿Es sangre? —Ante la pregunta del omega el pelinegro asintió—. Bien, no importa, esto va a ayudarte.
La atención del demonio mayor pasó nuevamente a la jaula.
—Siempre guardó lo mejor para el final.
—No te atrevas, padre. —Taehyung gruñó—. No te atrevas.
—Tranquilo, hijo. —Sonrió ladino—. Serás tu quien pase a la prueba y con ello sabremos cómo te salvará tu omega.
-Moon.
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