Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3

¿Le gustó la carta? Parecía que si, pero... Se fue corriendo. Te odio Brayan porque tengo que darte se comer.

—Listo, me voy —Ángelo camina hacia la puerta, se despide rápidamente de ambos y sale en busca de la pelirroja, quien tal vez ya debió abandonar el hospital. Aun así él recorre los pasillos rápidamente. Pero, al girar hacia la derecha, para ir a la mesa de entrada, se topa con un gran grupo de personas.

Reconoce a Daniel Sirra, el soldado de la infantería 1-A con telas indestructibles parecidas a alas, mientras habla con los medios. Entonces una mujer alza la voz y lo señala.

—¡Es el chico! —Ella y su compañero avanzan e interrumpen la entrevista de Sirra. En poco tiempo Ángelo es rodeado por esas personas y queda completamente paralizado—. ¿Cuál es tu nombre? ¿Eres hijo de Diego Vega? ¿Cómo está de salud? ¿Qué fue lo que pasó? ¿Sólo te rompiste el brazo o algo más? —lo interroga la mujer mientras él mira fijamente el micrófono.

—Eh... —Suelta aire, su mente en blanco, sin embargo, en ese momento Daniel se abre camino, empujando a los periodistas con sus telas hasta llegar a su lado.

—Tenemos que hablar un momento —se excusa con los mayores para luego arrastrar al morocho de la cintura. Al doblar en el pasillo lo desenvuelve y se cruza de brazos—. ¿Qué hacés?

—Nada.

—Estaban hablando conmigo —le dice, apretando la mandíbula—. No hiciste nada más que ser el hijito de Diego Vega para salir en las noticias.

—¿Qué? Yo no-

—¿No viste la tele? Todos hablan de las grabaciones y de tu pelea —lo interrumpe el castaño para luego gruñir—. No es justo.

—Entonces voy a hablar con ellos. —Él deja a Daniel mientras éste habla solo y se acerca a las cámaras. Les dice que va a responder siempre y cuando pregunten sólo una cosa por vez.

—¿Puedes explicarnos lo que sucede en las grabaciones?

—N-No las vi, yo fui a buscar a mi papá con unos amigos. Pero seguro vieron lo que pasó —contesta mientras controla sus nervios.

—¿Quién era el hombre que los atacó?

—Es Romeo Ruidíaz, nuestro instructor. Tuvo una... crisis grave, tampoco sé muy bien qué pasó con él.

—¿Qué hiciste para detenerlo? —El micrófono golpea su mejilla suavemente y debe alejarse un poco.

—Yo... Conocía sus alergias.

—¿Sabes que ahora las personas sin habilidades sobrehumanas te adoran? En las grabaciones se ven a tus compañeros caer, pero tú, sin ningún poder pudiste ganar. —Ángelo hace una mueca por las palabras de ese hombre y baja la mirada.

—Pero sí tengo poderes —murmura. Sus puños se aprietan con fuerza.

—¿Qué? No se ve que los utilizaras en ningún momento, por eso creímos que-

—Ya no quiero hablar —dice en voz baja al darles la espalda. Entonces se aleja, ignorando los gritos de esas personas y dándole de nuevo el protagonismo a Daniel, por suerte no pueden pasar más allá de ese lugar porque el servicio de seguridad los detienen.

Ángelo corre y sube por las escaleras, lo hace hasta quedar sin aliento. Por lo que se detiene para respirar, al levantar la mirada y secar las lágrimas nota que no había estado en ese piso antes. Incluso la salida de las escaleras tiene un cartel que dice cerrado al público. Dicho cartel hace que él tenga más curiosidad y termine por quitarlo de su camino. Entonces, al caminar unos pasos por el pasillo, oye quejidos y lamentos que hacen que se detenga en seco.

—¿Que? —suelta al ver a tres hombres tendidos en el suelo. Uno se encuentra inconsciente mientras que los otros dos están maniatados por unas cuerdas rojas extrañas.

—¿Qué haces aquí? Corre ―le dice uno de ellos al notar su presencia.

En ese momento su cuerpo reacciona y corre hacia ellos para desatarlos, pero queda sorprendido al ver que la cosa que los ata es viscoso y está cubierto de sangre. También nota que el hombre inconsciente tiene un fuerte golpe en la cabeza.

—¿Qué mierda es esta cosa? —Él queda paralizado al saber que esas cosas se mueven, parecen ser un ser vivo, pues al tocarlo es cálido siente un rato palpitar.

—Está fuera de control, arg... h-huye...

Ángelo ve cómo los guardias comienzan a ser estrangulados por esas cosas que rápidamente se envuelven alrededor de sus cuello. Él tiene el impulso de correr cuando esas enredaderas de carne comienza a envolver su tobillo. Pero logra ver un cuchillo en el cinturón de uno de los hombros. Rápidamente lo toma y corta cada una de ellas con su brazo sano, haciendo que gran cantidad de sangre los manche.

—Mierda... ¿qué es? —dice mientras controla sus náuseas, es olor a sangre lo está sofocando. Uno de los guardias se levanta cuando ya está libre y ayuda a sus compañeros.

—¡Aléjate de la puerta! —exclama cuando ésta sale volando y choca contra la pared. Ángelo queda paralizado al ver el interior de esa habitación. Intenta huir luego del susto inicial, sin embargo es atrapado por las enredaderas sangrantes.

—¡Rápido, sostenlo! —Los hombres lo sujetan de los brazos para evitar que se lo lleve, en ese momento más refuerzos llegan para ayudarlos. Quieren sanarlos, sin embargo ellos niegan—. Estamos bien, controlen al espécimen —agrega con una voz quebrada.

—¿E-Espécimen? —Ángelo no recibe respuesta alguna, entonces se lo llevan de ese lugar. Ni siquiera tienen cuidado con su brazo roto—. ¿Dónde me llevan? Ay, duele...

El morocho suelta el aire retenido y su pecho sube y baja con violencia cuando es metido dentro de una habitación extraña, sólo hay una silla en el centro del lugar. Él está nervioso y asustado, más al notar que la puerta está cerrada con llave cuando intenta salir.

Ángelo se aleja unos pasos al notar que su mano está manchada, al igual que su ropa, yeso y zapatillas. La tela está pegada a su piel por la humedad de la sangre.

Esto... Esto parece grave, piensa y se replantea en escapar. Si lo hace tal vez lo persigan como un criminal, lo único que tiene en claro es que vio algo que no debía.

Unos minutos después Diego Vega recibe la visita de una doctora en su habitación.

—Señor Vega, acabamos de encontrar a su hijo en la zona cerrada al público —habla ella al cruzarse de brazos.

Él rápidamente la sigue, encontrando a su pequeño muy pálido y asustado dentro de una habitación vacía. Ángelo se acerca a su padre para darle un abrazo y temblar una vez que siente su calor.

—¿Estás bien? ¿Qué viste? —pregunta mientras regresa el abrazo.

—Unos guardias fueron atacados —habla la mujer al estar a unos pasos de ellos.

—No fue mi Ángel —niega el hombre de inmediato.

—Eso es obvio, tuvimos un problema en la habitación 1602. —Ella suelta un suspiro para luego caminar hacia la puerta—. Quiero que hables con tu hijo y le expliques lo que vio.

—Lo haré —murmura el hombre. Ella se marcha dejando un cambio de ropa y un incómodo silencio. Ángelo sigue temblando y Diego nota esto, entonces se deja abrazar y le acaricia la espalda para reconfortarlo.

—Ya... ya estoy bien —susurra al separarse. Siente las manos de su padre tocándole el rostro y también palmea sus mejillas suavemente.

—Sigues pálido.

—Es que-

—No debes decirle a nadie lo que viste, la habitación 1602 es un secreto —lo interrumpe—. Solo yo y algunas personas lo sabes... Y ahora tú.

—Pero no entiendo, ¿qué era eso? —se pregunta sin poder quitar esa perturbadora de su mente. Esa habitación era como el interior de un ser vivo, carne, órganos y sangre conectados a unos aparatos médicos.

—Es Antonio Hernández. —La expresión de Diego cambia en ese momento, sus ojos se cristalizan—. Bueno... lo era. Ni siquiera pude evitar que El caníbal le hiciera daño de nuevo. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro