5-no soy bueno para tí
Al final tuvimos que salir rápido de la piscina porque empezó a llover, y por si fuera poco a tronar también.
Es como si la naturaleza se inspirara en provocar tormentas siempre que estamos juntos.
Daniel me lleva a su habitación para que tome un baño y me quite toda la ropa mojada, su cuarto es muy bonito, tiene pósters de motos por todos lados y todo en su cuarto es de color negro menos la pared que está pintada de blanca para resaltar toda la decoración.
Me doy un baño rápido y cuando salgo me había dejado una sudadera suya bastante grande, no sería problema que me quedara como vestido.
Al bajar, él también se había bañado y cambiado, supongo que en otro cuarto, y estaba sentado en uno de los inflables frente a la chimenea.
Enseguida se levanta y toma la ropa mojada que yo llevo en las manos y la mete con la suya en la lavadora automática que hay a un lado en la cocina.
Me siento en el otro sillón y como a los cinco minutos aparece con dos tazas de chocolate caliente, lo cierto es que había refrescado por la lluvia, pero al menos había dejado de tronar.
- gracias por dejarme ropa y por el chocolate, me encanta.
-de nada, solo lamento no tener nada más que mi ropa para darte.
-esta bien, es cómoda- también tiene su olor es lo que más disfruto de traerla puesta.
-¿y cuando te gradues que quieres hacer?.
- pues aun no se si voy a especializarme en algo, lo que si quiero es tener mi propia clínica, hay muchas personas como mis padres y yo que no contamos con mucho dinero y a veces se enferman y no pueden pagar una consulta porque es eso o comprar algo de comida.
- tienes razón y es un sueño muy lindo que se que vas a poder cumplir.
- gracias espero que tengas razón ¿y tú que planes tienes luego de la universitas?
- lo mío no se compara en nada a lo tuyo, tú por lo menos quieres ayudar a personas necesitadas yo solo quiero irme a otro país a ejercer.
- ¿Qué pasa con este, no te gusta?.
- no me siento cómodo aquí y creo que viajar por el mundo me vendría bien.
- Bueno es un deseo al fín, no importa si es o no igual al mío, dicen que es bueno ayudar y hacer sentir bien a otras personas pero siempre comenzando por tí, tu eres lo más importante, si no eres feliz, no podrás hacer feliz a nadie.
- gracias por el consejo.
- cuando quieras.
Seguimos conversando de nuestros gustos y se me hizo raro tener una conversación tan larga con él, a veces noto que rehuye alguna que otra pregunta, pero se lo dejo pasar porque no quiero presionarlo y se nota que está intentando abrirse un poco, cosa que agradesco porque estoy segura que es algo que solo ha hecho conmigo y no con ninguna otra chica.
Me cuenta historias divertidas de él con Daimon en esa casa y yo le cuento algunas mías con Oli, aunque no se llevan bien igual sonríe mientras me escucha.
-y así fue que terminé con una gripe horrible, tenía la nariz como Rudolf y me sentía a morir.
No paro de reír, Daniel tiene carisma para regalar y cuando habla es imposible prestarle atención a algo más, eso y que sino lo sabía es bueno haciendo reír.
- me duelen las costillas de reirme para.
- pues eres la primera a la que le paresco chistoso.
- Bueno y que tal si vemos una peli.
-ok, me parece bien.
Nos fuimos para el sofá y empezamos a buscar alguna película para ver, al final optamos por una de suspenso que me tuvo bastante enganchada y no solo a la peli sino también a su brazo.
Aún llueve a cántaros cuando quiero ver una de muñequitos para relajar el ambiente, y aunque se burla un poco de mí, terminamos viendo Los Croods, acompañamos la peli con muchas palomitas que entre ambos hicimos con mantequilla y no pudo negarme que nos reímos bastante y no sé en qué momento pasó; pero nos quedamos dormidos.
Me despierto desorientada y me topo con dos ojos grises que me miran de una manera inexplicable pero a la vez intensamente.
Los abre un poco más al darse cuenta que lo he descubierto mirándome, pero no aparta la vista, sin pensar, muerdo mi labio inferior porque es hermoso y fascinante y su mirada va enseguida a mi boca, empieza a acercarse a mí y sus labios se me hacen irresistible, quiero probarlos y no para hasta que me duelan los míos, en ese instante mi celular comienza a sonar y me separo de él enseguida, me había quedado dormida recostada en su pecho, descuelgo el teléfono y enseguida escucho los gritos de Olivia.
-me puedes decir, ¿dónde carajos estás?, ¡son las cinco de la mañana!.
-¿¿¿Quééé???- digo alarmada, dormimos juntos toda la noche, Olivia va a matarme.
- no te preocupes voy enseguida- y antes de que pueda decirme algo más cuelgo.
Me giro hacia Daniel que por su cara, escuchó los gritos al otro lado de la línea y siento como me invade la verguenza, dios si Oli no llega a llamarme quien sabe lo que hubiera ocurrido.
-ahora sí que tengo que irme, perdón por haberme quedado dormida.
-no te preocupes a mí me pasó lo mismo, ahora traigo tu ropa.
Se levanta del sofá y a pesar de que debería estar adolorido por pasarse toda la noche sosteniendo mi peso en la misma posición no se queja.
Subo a su cuarto en un dos por tres para cambiarme, antes de salir vuelvo a llevarme a la nariz la enguatada y aunque se siente mi olor el suyo todavía puedo sentirlo, recuerdo lo bien que lo pasamos ayer y una sensación calida invade mi pecho, nunca había sentido una conexión con nadie.
Ya son las seis menos cuarto cuando llegamos a la escuela, nos bajamos una cuadra antes para no hacer ruido con la moto, nos dejaban dormir fuera, pero hay que pedir un permiso con antelación y pues nosotros no lo hicimos.
-nos vemos en un rato en clases- habla estacionando la deportiva en el lugar de siempre.
-esta bien- le digo con una sonrisa que no había abandonado mi rostro desde que salimos de su casa.
Subo hasta mi habitación y Olivia ya me está esperando, para esto si que no se queda dormida, esto va a ser un caos.
-antes de que digas nada me quedé dormida, además se nos hizo imposible regresar bajo lluvia.
- ¿te das cuenta de que no te estás comportando como normalmente eres?.
- eso lo dices porque sabes que estaba con Daniel, si fuera otro chico estuvieras dando brincos de alegría.
- tienes razón, es por Daniel, pero solo me preocupo por ti Kristal.
- y yo te lo agradezco pero no tienes porque, solo somos amigos, deja de preocuparte por cosas que nunca van a ocurrir.
Su cara es un poema, tanto que no puedo evitar sonreír.
- espera que al parecer escuché mal, ¿¿Daniel Belmont y tú sois amigos,
estamos hablando de la misma persona??.
- que sí pesada, ahora déjame cambiarme para ir a desayunar que tengo horario temprano.
No le gusta mucho mi respuesta pero no sigue insistiendo, sabe que de pasar algo no puede meterse porque aunque la quiero mucho es mi vida y yo no me meto en la suya.
Las clases estuvieron casi como siempre, y digo casi, porque Daniel y yo nos mirábamos cada tanto, aunque a veces notaba que quería sonreírme algo siempre lo frena, es como si tuviera una guerra en su interior.
Al parecer Daimon sigue enfermo porque no lo ví en clases, al terminar iba a acercarme a Daniel pero enseguida entra en el aula una rubia despampanante que fue directo hacia donde está sentado, me detengo abruptamente y me quedo observando, parece que discuten en voz baja, no puedo oír nada, pero la expresión de Daniel no deja nada a la imaginación.
Decido irme cuando la chica se acerca demaciado a su boca, si van a besarse no quiero verlo me volteó recojo mi bolso y salgo del aula.
No entiendo que me ocurre pero cada vez que pienso en que ella iba a besarlo el estómago se me revulve como si fuera a vomitar.
Camino hacia el ala oeste de la escuela, tiene un jardín precioso al lado de un lago, como está lejos de los salones de clases a esas horas siempre está desierto, por eso puedo relajarme sin problemas de que me molesten, fue entonces cuando escucho a alguien sentarse a mi lado y sin abrir los ojos sé de quién se trata, ya tengo grabado su olor en mí, me giro hacia donde se halla y me está mirando con simpatía.
- desapareciste, quería hablar contigo cuando acabamos las clases.
- es que te ví ocupado no quería molestarte- recuerdo el motivo rubio por el que me fui y vuelve a entrarme asco.
-tú nunca me molestas que te parece si almorzamos juntos fuera de aquí.
- ¿y a que se debe eso?.
- Bueno dado que hoy no desayunaste por mi culpa quiero compensártelo.
- está bien acepto, ¿Dónde vamos?.
- hay un lugar cerca que preparan unos mariscos divinos.
- ¿¿¿Mariscos???.
- ¿hay algún problema?, Si no te gustan vamos a otro sitio.
- ¿estás de broma?, Ni jugando, tuviste que leerme la mente porque adoro los camarones, de cualquier forma; en enchiladas, en cocteles, rebosados, fritos, en arroz, en pizzas...
-ok ok, vamos entonces.
Llegamos al restaurante y hacemos el pedido, la comida realmente es una delicia y la compañía mejor, recibimos un sms que por problemas de salud del señor Bonlet, la espocición del trabajo se pospondría hasta nuevo aviso.
- pobre profesor, espero que se mejore rápido.
- realmente te gusta estudiar, ¿no?.
- sí, me encanta aprender cosas nuevas, leer libros, tener conocimiento de todo para que nadie pueda engañarme y poder en cualquier momento o lugar entablar una conversación sobre cualquier tema.
-vaya, tengo enfrente una mujer hermosa, inteligente, culta, que se preocupa por las personas, con maravillosos sueños y aspiraciones y que da muy buenos consejos, wao es perfecta y orgullosamente puedo decir que es mi amiga.
- Basta harás que me sonroje tonto.
- esta bien ya paro pero que conste que ese rubor que tienes en las mejillas me encanta.
Tomo mi telefono para mirar mi reflejo y tiene razón mi cara está muy colorada.
- no te preocupes tomatico la cara roja resalta tu atractivo- Su risa es contagiosa y es tan bella que no quisiera que dejara de reír nunca.
- ¡¡¡Basta!!!, no seas malo.
- vale ya paro, ¿nos vamos?
Los días pasan y Daniel y yo pasamos mucho tiempo juntos, no he vuelto a ver la rubia del otro día y Olivia aunque no está de acuerdo con nuestro acercamiento no ha vuelto a decirme nada, esta tarde me encuentro en la biblioteca haciendo mis tareas cuando Daniel aparece frente a mí.
Quiero invitarte a un lugar, te va a gustar y ya que el profesor se incorporó nos será muy util para la discución del trabajo.
-no lo sé Daniel es que...
No me deja terminar de hablar, me coge de la mano y luego de guardar mis libretas en la mochila y devolver los libros comienza a guiarme al estacionamiento.
Todos empiezan a hablar cuando ven nuestras manos juntas, pero a él parece no importarle y yo comienzo a acostumbrarme a que hablen de nosotros, me pone el casco y subo a su moto, me estoy acostumbrando muy rápido a ella, en realidad siempre me han gustado pero a parte que no puedo comprarme una, mi madre enloquecería.
Acelera y en un rato estamos frente al mejor hospital del país, entrar a trabajar en él es muy difícil, pero si tuviera que trabajar en algún lugar me gustaría hacerlo allí.
Me toma nuevamente la mano y cuando caigo en cuenta ya estamos recorriendo sus pasillos, es enorme, cuenta con la mejor tecnología y los mejores médicos del país, nadie nos dice nada y eso ya me intriga porque ninguno de los dos llevamos batas y mucho menos identificación de que fuera nuestro lugar de trabajo, además de que también nos vemos muy jóvenes para trabajar ahí, aunque también cabe pensar que estamos haciendo prácticas.
Entramos a una sala donde no hay nadie, tiene varios acientos, una máquina de café en una esquina, un enorme cristal desde donde se puede ver perfectamente el salón de operaciones y un teléfono que conecta con el del quirófano, imagino que para preguntar o dar alguna orden.
Tomo asiento y Daniel trae dos cafés, es la primera vez que veo en vivo una operación y más de corazón abierto y nos sirve muchísimo para nuestro trabajo, estoy concentrada pero noto que está entrado otra persona, es una mujer preciosa, lleva una bata de médico y viste muy elegante, al mirarla mejor puedo notar el gran parecido que tiene con Daniel, ella nos mira con alegría y en seguida se acerca.
-Hola amor, ¿llevas mucho aquí?, me avisaron ahora mismo.
-no, llegué hace un momento- su voz y su expresión cambian drásticamente ya no es el mismo Daniel que es conmigo.
-hola linda soy la mamá de Daniel, me llamo Elena, es un placer, mi hijo nunca había venido con nadie que no fuera Deimon.
Tomo la mano que me estira enseguida y me presento.
- el placer es mío soy kristal Clark, estoy estudiando medicina, soy amiga de Daniel.
Ví asombro en la mirada de Elena y a Daniel tensarse un poco por lo que acababo de decir, así que decido no decir nada más a no ser que sea necesario.
Nos quedamos mirando la operación el suficiente tiempo para tener más que claro lo que voy a exponer cuando escucho la voz de Elena nuevamente.
-¿por qué no comemos algo juntos?, no tengo pacientes hasta dentro de dos horas- nos dice mirando su reloj.
-no tengo hambre y no creo que Kristal se sienta cómoda comiendo con alguien que a penas conoce.
Daniel ni siquiera la mira cuando habla con ella, y puedo ver en el rostro de la mujer una liga de decepción con algo de tristeza, sin dejarla decir algo más, vuelve a tomar mi mano y me saca de allí, suerte que pude despedirme de ella antes de que la puerta se cierre.
No hablamos en todo el camino y al llegar a la escuela, él sigue callado y con un aspecto demaciado serio.
- hablamos luego- es lo único que dice antes de salir del estacionamiento y marcharse.
Siento que volvemos a estar igual que antes, su mirada fría y lejana y la poca comunicación es lo que me lo dice, siento que lo que habíamos adelantado se ha caído como si nos hubieran dado un fuerte empujón hacia atrás, pero si necesita espacio, sin dudas se lo voy a dar.
Me paso lo que queda de tarde y parte de la noche esperando un mensaje o una llamada suya, pero nada, quiero llamarlo pero no se realmente que decir, me quedo dormida con el teléfono en las manos y cuando me levanto no tengo ánimo ni para correr, Olivia se da cuenta de mi decaimiento, pero no me obliga a contarle nada, sabe que lo que tenga que decir lo haré cuando esté lista, así que tuvo un detalle muy bonito conmigo y me trajo al cuarto el desayuno, mi hamburguesa favorita con mi habitual batido de chocolate.
Voy llegando al aula cuando lo veo, viene desde el otro lado del pasillo, me quedo mirándolo parada frente a la puerta del aula cuando sus ojos hacen contacto con los míos, tiene aspecto de no haber podido dormir, pero sigue siendo el chico más bello del mundo para mí.
Daimon está a su lado, que bueno que se encontra mejor y al parecer se da cuenta de lo tenso que está su amigo y hacia donde dirige su mirada Daniel porque él también me estaba observando, y cuando tengo la esperanza de que Daniel se va a acercar a mí, pasa por mi lado y entra al salón sin volver a mirarme.
Expusimos el trabajo y volvimos a obtener la mayor calificación, aunque aun no habla conmigo, por lo que no aguanto su indiferencia y a penas termina la clase me paro delante de él, Daimon nos mira como ventilador y al entender que sobra se inventa una excusa y nos deja solos.
- ¿se puede saber qué diablos te hice para que me ignores de la forma en que lo estás haciendo?.
-no sé de qué estás hablando- habla mientras recoge las cosas sin siquiera mirarme.
Respiro profundo para calmarme antes de volver a hablar.
- si fue porque le dije a tu madre que éramos amigos...
-kristal ahora estoy ocupado, no tengo tiempo para...- deja las palabras a medias como frustrado y entonces yo termino la frase por él.
-para mí- lo digo con un nudo en la garganta, en este tiempo él se a convertido en una persona muy importante para mí.
Los ojos me pican por las ganas de llorar pero no voy a hacerlo delante de todos, Daniel sigue sin mirarme a la cara y ya me estoy hartando y justo cuando voy a decirselo vuelve a hablar.
- no soy bueno para tí Kristal, lo mejor será que no volvamos a acercarnos, que dejemos de ser amigos.
No dice mi nombre a menudo, siempre soy tomatico para él pero mi nombre en sus labios suena extremadamente bien, lo que acaba de decir me duele mucho más de lo que estoy dispuesta a aceptar y es más importante que lo que me hace sentir al recordarlo pronunciar mi nombre.
- no digas eso por favor- le pido mientras le tomo la mano.
Siento mis dedos hormiguear por el contacto, pero puedo ver en su rostro la determinación por alejarse de mí.
Con toda la delicadeza del mundo se suelta de mi agarre, levanta su vista y es la misma que tiene desde ayer en el hospital, fría y sin rastro de emociones.
-me están esperando, lo siento- y me deja allí parada.
Cuando voltéo está la misma rubia con una gran sonrisa esperándolo en la puerta.
¿Qué creen de la historia?, por favor déjenme comentarios para saber sus opiniones y así poder mejorarla, los quiero cuidense😘😘😘
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