32
Yoori.
Las luces del club iluminan todo y mientras eso sucede mi cuerpo cobra vida por si solo. Moviendo mi cuerpo me las arreglo para que la lencería que esta vez no es tan descarada contraste con las luces rojas mientras Unholy de Sam Smith y Kim Petras sonaba a todo volumen.
Sentía cada fibra de mi cuerpo bañada de adrenalina y como el calor se acumulaba en mi cuerpo. Moví las caderas y me sujeté del tubo de pole dance, mientras hacía un giro un poco incómodo para mí, pero que para todos de seguro fue lo mejor del mundo y que para él fue como el divino cielo.
Estoy jodida. Me dije a mi misma mientras bajaba hasta quedar en cuclillas y pasando ambas manos por encima de mi cabeza subí agarrándome del tubo. Observando como se mordía el labio y sonreí al ver todo el club lleno de gente adinerada en busca de una noche suelta y también observando como todos lanzaban montones de billetes y me silbaban como perros en celo.
Pero mi atención no estaba en ellos, sino en él. Que justo ahora se mordía el labio inferior para luego llevar el shot de vodka hasta su boca. Moviendo las caderas de forma inocente pero provocativa me acerqué a él, caminé agarrando el borde de el encaje que conectaba el body a las tiras de los muslos y lo provoqué. Bailé para él, me moví solo para él.
Lo provoqué, pasé una mano desde mi pecho hasta mis muslos. Me acerqué a su oído. Lo tenté ante tanta gente, sabiendo de que era capaz de cojerme frente a tanta gente.
Me sentía una diosa cada vez que el trataba de tocarme pero lo evitaba, cada vez que lo veía jadear hipnotizado fijando la vista en cada parte de mi cuerpo y sentía esa llama encendida entre mis piernas. Pero también sabía que el tenía un terrible problema justo ahora allí.
Miré descaradamente su entrepierna y me relamí los labios. Sientiendo unas ganas enormes de subirme encima de él y montarlo hasta correrme gimiendo su nombre.
Jeon Jungkook, maldito seas. Apreté las piernas cuando su boca se acercó a mi oído.
-De aquí directo a la habitación. Es hora del castigo, pequeña- y juré sentir mi cuerpo temblar y me temblaron las piernas como gelatina mientras lo veía sonreír maliciosamente ajustando el bulto en el pantalón.
Para no levantar sospechas caminé hasta el escenario, subiendo provocativamente y luego de varios giros di por finalizado el espectáculo.
(...)
Gemí cuando su palma de estrelló contra mi nalga derecha y un sollozo salió de mi garganta al sentir mi interior pulsar y el cuerpo hormiguearme ante la sensación del dolor mezclado con placer.
Su boca reclamó la mía mientras seguía arremetiendo contra mí. Tiré de mis manos atadas al cabezal de la cama y protesté cuando hizo los movimientos más lentos. Su risa maliciosa y palabras sucias resonando por la habitación.
-Tan caliente y húmeda. Me vuelves loco- musitó en un murmuro cargado de lascivia-. Me aprietas tanto la polla, nena- jadeó en mi oído lo último mandando pulsaciones a todo mi sistema nervioso y haciéndome poner los ojos en blanco por el placer que me daba, su enorme miembro entrando y saliendo de mí.
Marcó mi cuello y gemí perdida en el limbo cuando volvió a penetrarme con fuerza. Quería tocarlo, se lo había pedido en susurros pero el simplemente lo ignoró.
Esta noche me estaba profanando como lo había dicho al ingresar al cuarto. Recordando cuándo me azotó y obligó a ponerme en cuatro. Cómo jugó con mis tetas hasta dejarlas adoloridas y como se burló de mí coño, volviéndome loca a su antojo.
Apretó mis caderas yendo más profundo y lo sentí, lo sentí tanto que grité cuando tocó ese lugar que me volvía loca y tiré del amarre loca por tocarlo, ya como una desesperación. Cómo una necesidad, como una droga para calmar el dolor y el placer tan grande que sentía. Sentí su risa malvada en mi oído y como susurró haciendo que la necesidad de correrme me invadiera.
-¿De quién eres?- su voz amortiguada por los gemidos se filtró como punsadas directo a mi entrepierna. Sintiendo como el tercer orgasmo de la noche se aproximaba.
Gemí mientras una lágrima bajaba por el rabillo del ojo derecho. Perdida en las sensaciones placenteras que solo el me causaba, estaba conociendo al verdadero Jungkook dominante, y no el que todos creían fuera un angelito, porque él era de todo menos santo. Y mentiría si dijera que no me asusté al principio, pero luego el saber la forma en la que me cuidaba aún en actos como éstos. Me hizo sentir tan segura, que olvidé todo lo demás. Olvidé el hospital y los problemas. Solo estaba el en mi mente.
Apreté mis muslos contra su caderas abriendo la boca por aire mientras sollozaba buscando el orgasmo. De verdad quería correrme y el no cooperaba con sus movimientos tortuosos en mi interior, hacerlo a pelo se había convertido en una adicción para ambos y me maldecía ahora mismo por haberlo provocado sabiendo lo vengativo que es.
-Por f-favor- susurré jadeando en busca de aire y lo sentí.
Sentí como desató la corbata de mis manos y me liberó, lo ví besarme mientras acaricié su espalda y sus movimientos se volvieron agresivos, rápidos y frenéticos, buscando la liberación de ambos. Enterré las uñas en su espalda cuando me sentí colapsar y gemí su nombre tan alto que sentí desgarrarme la garganta.
Busqué su boca como una droga pero el hizo algo que me dejó aturdida.
-Abre la boca- ordenó sin dejar de penetrarme buscando su liberación y lo hice, la abrí-. Saca la lengua.
Y lo hice recibiendo un cumplido de su parte.
De inmediato un hilo de saliva cayó en mi lengua. El había dejado caer su propia saliva a la mía y lo sentí gemir sin apartar sus ojos de los míos y tiré de su pelo acercándolo a mí. Besándolo, comiéndole la boca y chupando su lengua.
Se corrió al poco tiempo pronunciando una sola palabra.
-Mía.
Y lo era, en su totalidad. Porque me sentía suya en todos los aspectos posibles, y el lo sabía.
(...)
Descansé la cabeza sobre su pecho agitada, respirando tratando de regular la respiración y lo sentí besar mis muñecas adoloridas y luego besar mi frente dejando su nariz pegada a mi cabello.
-Lo siento- susurró sin dejar de mirar las marcas en mis caderas y tomando los manos dejando besos en éstas.
-No tienes por qué disculparte. A fin de cuentas, yo te provoqué.
-No lo vuelvas a hacer por favor- y no se pero su voz expresaba miedo y yo ya me hacía una idea de su repentino cambio.
Levanté la cabeza hasta quedar mirando su perfil con ambas manos sobre su pecho.
-Jungkook, no pidas eso. Eres tú, serías incapaz de hacerme daño. Es tu naturaleza, es quien eres. Y yo no tengo miedo de tí, porque aún de esta manera te sigo queriendo.
Y no mentía cuando le dije que lo quería, porque era verdad. Tal vez ya estaba tan llena de su cariño que sentía la necesidad de decirle cómo me sentía con él.
Acaricié su mejilla con una sonrisa enamorada en la cara, era tan bonito. Tan perfecto aún con sus demonios internos y tan único como nadie más.
Era la perfección para mí y así lo quería. Honesto, sincero y con esas personalidades que me vuelven loca.
Estar con el era único y sentir sus caricias en mi pelo mientras susurraba que también me quería jamás se había sentido tan único. Ahora creía en el famoso hilo del destino que según las leyendas las almas gemelas estaban conectadas por uno.
Me sentía especial a su lado. Y de esa manera quedé dormida entre sus brazos. Sintiendo sus caricias y susurros diciendo lo bonita y preciada que era para él.
Sin saber que el presente podía ser único y el futuro doloroso.
[•••]
Volví y no se imaginan cuánto las extrañé.
Siento si el lemon no fue el mejor, pero tampoco lo quería tan intenso porque ya me siento oxidada escribiendo esas escenas 😅.
Oficialmente entramos a la recta final y aún faltan algunos sucesos que marcarán el futuro de ambos.
Estuve pensando y no agregaré ningún personaje nuevo porque con lo que tengo en mente es perfecto para un desenlace.
Ahora pudimos conocer un lado de Jeon nunca antes mostrado. Su verdadero demonio sexual, si así se le puede llamar. Pero no sé asusten porque es de todo menos peligroso.
Les mando un enorme abrazo y dejen sus dudas y teorías acerca que lo que pasará en los próximos capítulos y veré cuál considero y la ajusto a la trama.
Por cierto, me inspiré en el capítulo con Standing next to you. Golden es arte y lo adoré, cada letra es especial y lo sentí así escribiendo el capítulo.
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