12
Jungkook.
Hago una mueca ante el resiente grito, mis oídos tiritando con un insesante pitido. De pie frente a mí tengo a la dueña de la erección que llevo en mis vaqueros mezclillas.
Recuerdo cuando entró a este lugar que según me dijo el dueño, es un camerino, como movía sus caderas y cuando se quitó el camisón y pude verla de cerca.
Dios.
Mi polla se removió adolorida en mis pantalones y ahogué un jadeo.
Traté de convencerme para no tomarla, ponerla de espaldas, arrancar esa tanguita y joderle el coño mientras me la follo frente al espejo.
Gemidos imaginarios vinieron a mi cabeza, la sacudí para eliminarlos y tal parece que funcionó.
Observo bien a la chica frente a mí, aunque lleva máscara puesta de sobra se sabe que es hermosa, tiene un cuerpo pronunciado y se nota que es natural, cero cirugías. Es fácil darse cuenta de esos detalles y más cuando eres médico cirujano. Porque cuando estás estudiando la carrera te muestran lo diversos ámbitos de la medicina.
A decir verdad no llevo tantos años en la medicina. Si a caso tres, y sí, se preguntarán de dónde sale mi fama. Pues por mis méritos en la universidad comensé mi residencia al poco tiempo y me gradué de honores. Además soy bueno en mi trabajo, soy competitivo y me gusta hacer las cosas bien, porque en un quirófano un error te puede costar una vida.
Bueno, en lo que estábamos.
Mojo mis labios ante la reciente resequedad. La miro a los ojos hasta que parece darse cuenta de la situación y se pone el camisón por encima. Mierda, maldigo.
Quería seguir viéndola.
-Ahh... yo- se toca la nariz pensando en lo que va a decir.-Pues, mi jefe me ha contado que usted quería, ¿servicios especiales?- parece una pregunta pero no le presto atención.
-A ver, no es esa clase de servicios que de seguro estás pensando- digo y parece aliviada.
Cruzo los brazos por detrás de mí espalda y me balanceo sobre mis pies.
-Que bueno, digo me parece correcto- se retracta y esboso una pequeña sonrisa.
Ella desvía su mirada porque no sé, algo dentro de mi parece que la incómoda, quizás mi descarada propuesta. No sé explicarlo pero siento como si realmente la conociera. Siento un revoloteo en mi estómago ante la idea y trago duro ante la idea.
Pude percatarme bien de el pequeño tatuaje que tiene en la cadera, que aunque es chiquito lleva a mi mente a escenarios de los que ella no tiene idea.
-Es lo correcto, además no tienes porqué incomodarte. Solo hablaremos, quizás pueda contarte mis problemas y no sé- reí ante la idea- quizás me cuentes los tuyos.
Ella me mira mientras bufa- ¿Tengo cara de psicóloga?
Su pregunta me toma por sorpresa y aprieto los dientes mientras niego.
-No, pero podrías serlo- expreso.
-Dios, tan retractado y mírenlo, sinvergüenza- murmura algo y aunque trato de escucharlo me es imposible. Chasqueo la lengua indeciso y antes de hablar un toque en la puerta me detiene.
Una chica de aspecto joven asoma la cabeza.
-Señorita Yo-...- hace una pausa rápidamente- Sejin acaba de entregarte la habitación 25 para tí.
Frunzo el ceño.
¿Habitación?
Miles de escenarios fantaciosos llegan a mi mente.
Sexo, Dios ayúdame a no pecar. Pido internamente y la chica que me trae loco toma la llave que la otra chica traía.
Que enredo.
-Bueno- mira la llave- Vamos.
Antes de poder protestar ya voy siguiéndole el paso.
Entramos a una habitación muy bien decorada, en el centro hay una cama tamaño King y por una esquina un sofá amplio. Además cuadros cuelgan de la pared y en el techo puedo observar un espejo.
Trago grueso ante la idea de follármela en esa cama mientras ella ve todo lo que le hago.
Suspiro mientras tomó asiento en el borde de la cama. La chaqueta me incomoda de repente y considerando la calor que tengo, me la quito.
Los ojos de ella siguen el movimiento de mis brazos cuando se contraen y desvía la mirada, sonrojada. Porque aunque tenga la máscara puesta su respiración me dice que está sonrojada.
Dejo la chaqueta sobre la cama y miró indeciso sin saber que decir.
Es frustrante, quiero hablar pero no sé cómo. En cualquier momento me derrumbaré como un castillo de naipes. Así me siento, a punto de un infarto.
El corazón me taladra el pecho mientras siento las manos sudarme.
Ella parece tranquila aunque puedo notar su incomodidad.
-Pues, ¿cómo te llamas?- rompe el hielo y algo dentro de mi se remueve al escuchar su voz.
-Jungkook, Jeon Jungkook- completo la frase y ella ríe de boca cerrada, como si esa frase ya la hubiera escuchado de mi boca.
-¿Y tú?- me atrevo a indagar, aunque dudo que logre sacar información.
-Solo llámame, Y,- frunzo el seño ¿En serio quiere que la llamé así?
No sé porqué pero esa «Y» me da mala espina. Como si fuera la inicial de un nombre.
Yoori llega a mi mente y me río ante mi tontería pero luego mi estómago se revuelve y siento ganas de vomitar.
Ambas se parecen, tienen mucho en común. Su forma de hablar.
¿Me estaré volviendo loco?
Lo más seguro es que sí.
-De acuerdo, Y,- ella se estremece ante el tono ronco y varonil que toma mi voz y el pecho se me infla de orgullo.
Se remueve en su sitio y suspira. Un dulce suspiro que hace que mis pantalones vuelvan a apretarse. Mi polla se remueve ansiosa por ser liberada y atendida, pero no, no sé puede.
Sueno mi garganta tratando de aguantar un suspiro y cuando mi vista va a la de ella, el calor inunda mis mejillas, orejas e incluso la garganta se me cierra.
Ella no me mira a mí, mira mi entrepierna.
-¿Duele?- me ahogo con la saliva al escuchar su pregunta. Abro mis ojos a tope por su pregunta.
-¿Qué cosa?
Jimin siempre me ha dicho que cuando esté en una situación de éstas lo mejor es fingir que nada pasa.
Me hago el tonto con su pregunta y su mirada recae sobre mí.
-Eso- no dice que es mi entrepierna pero estoy seguro de que es eso a lo que se refiere.
-No duele- me muerdo la lengua ante mí mentira. Quiero decirle que me duele, que quiero follarla hasta dejarla sin aliento, pero no puedo.
-Pues parece que mientes- afirma segura de sus palabras. Se arregla la máscara y habla- Mira Jungkook, se supone que si pagarás tanto dinero algo debo hacer yo.
-¿Porqué dices eso?
Se muerde el labio inferior y no puedo evitar pensar en cómo se sentirían cuando los probara.
-Es obvio, te debo complacer de alguna manera.
-Pero no ahora.- afirmo.
-Más adelante.- asegura ella y sus ojos adquieren un brillo y yo sé cómo se llama; lujuria.
Ella como yo, muere porque la pruebe. Desde el primer momento en que nos vimos. Y la forma en la que su cuerpo reacciona ante mis palabras es satisfactoria.
-Esperaré ansioso- digo descaradamente y sin tapujos mientras miro mi entrepierna, adolorida y deseosa.
-Yo también- dice y se relame el labio inferior sensualmente. Solo eso basta para que mi entrepierna vibre y lata de dolor.
Si mañana amanesco en el hospital, de seguro no será como médico, creo que será como paciente.
¿Se imaginan?
Jeon Jungkook internado en el hospital central de Seúl porque se le reventaron las bolas por tanta excitación acumulada.
Suena divertido a mente de otros, pero para mí es espeluznante.
Me acerco un poco más a «Y», y ella no pone resistencia. Ésta noche será interesante, de ello no tengo la menor duda.
...
A partir de este capítulo se vienen algunos pensamientos sucios por parte de ambos protagonistas.
Les aconsejo que se preparen para lo que se viene.
Voten y comenten.
Los leo y decir que no me molesta leer sus ideas, después de todo ustedes también forman parte de el libro.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro