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05


Jungkook.

Un revoltijo de emociones estancadas en mi estómago, amenazaba con explotar, no sé, quizás el miedo y la desesperación se adueñaron de mi cuerpo en ese momento, el miedo de que me quiten a alguien que aprecio o a una persona cercana, es algo intolerable para mí persona.

Desde la muerte de mis padres la soledad comenzó a crear en mi una especie de claustrofobia. La primera vez fue en la universidad cuando ví a un joven gritar por algo. No sé pero fue como verme reflejado en él, en su dolor. Sentía que me ahogaba con mi propia saliva, que el aire no llegaba a mis pulmones y que la vida se me iba de las manos. Por suerte una chica me encontró inconsciente en el elevador y me brindó primeros auxilios.

Leí decenas de libros para poder estar al pendiente de como controlar la claustrofobia, en ninguno encontraba la solución adecuada para mi caso. Hasta que en el último encontré una respuesta que por muy simple que parezca me ha ayudado mucho en todo este tiempo.

La escena de ver a la señora Choi junto a esa chica me sacó de quicio. Esa señora que por muy irrelevante que fuera, logró darle el cariño necesario a mi maltratado corazón. Ella me ayudó a entender que el pasado debe quedar atrás y que es bueno conservar solamente los buenos recuerdos. Se convirtió en mi segunda madre.

Comencé a sudar de buenas a primeras, sentía como la camisa se pegaba a mi espalda y comencé a hiperventilar irregularmente. Necesitaba un vaso con agua o me deshidrataría, ¿Dónde están mis conocimientos médicos ahora? Porque no los recuerdo, veo borroso y siento la garganta apretarse casi asfixiándome hasta que recuerdo las palabras claves, cierra tus ojos y desconecta tu mente de todo y todos, respira; inhala, exhala. Así hice hasta que sentí el alma volverme al cuerpo. Al abrir los ojos la señora Choi me miraba preocupada y la señorita Yoori también.

Rasqué mi nuca avergonzado y me terminé de acercar hasta donde estaban. Con una leve reverencia las saludé. Fijé mi vista en la joven. Cabello negro casi castaño, ojos salpicantes con orbes color café, naríz pequeña y labios tentadores. Estatura Intermedia, aproximadamente 1.66m y un cuerpo que se ajustaba perfecto a la talla de la ropa. Sacudí mi cabeza para dejar de mirarla y enfoqué mis ojos hacia la señora Choi.

-Dios niño, ¿Qué te ha pasado?- interrogó con las cejas fruncidas, queriendo dar un aspecto intimidante.

-Nada importante- contesté mientras jugaba con el piercing de mi labio.

¿Ya había comentado que tengo un piercing?

Pues sí, me lo puse aproximadamente hace un año y medio, al igual que el de la ceja, solo que ese no lo uso mucho. Al principio era molesto por el solo hecho de que cada vez que mi lengua lo tocaba tenía la necesidad de jugar con él. Pero con el tiempo te adaptas.

¡Ya Jeon Jungkook céntrate en la realidad! Gritó mi subconsciente.

-¡¿Cómo que nada?!- expresó-¡Estás pálido como si hubieras visto un fantasma!- dijo frustrada mientras convertía sus labios en una fina línea, señal de molestia.

-Es que tuve un percance, pero nada importante- moví mis manos mientras hablaba, tratando de justificarme.

-Está bien, haré como que te creo-entrecerró los ojos advietiéndome y tragué duro mientras me ponía nervioso. Asentí ante su afirmación y luego de darle un beso en la mejilla a la chica se fue dejándonos solos.

Sonreí para mis adentros, esto será más divertido de lo que creo.

Comencé mirándola intimidante, miré cada rincón de su anatomía, aún por encima de la ropa. Arquée una ceja al volver a dirigir mi mirada a ella, sintiendo como se estremecía ante mis ojos.

-Y dime qué te parece el hospital- rompí el hielo, luego de unos minutos. La vi morderse el labio de manera inocente y hacer un mohín mientras pensaba. Busqué su mirada curioso ante su respuesta.

-Pues la verdad me parece genial, es enorme y posée buenas instalaciones.- habló con una voz malditamemte angelical que joder me estremeció por completo.

Raspé mi garganta antes de volver a hablar.- Y dime, ¿cómo te llamas?

Esa pregunta fue muy directa lo supe por la sorpresa de su cara y una sensación rara hizo presencia en mi estómago.

-Yoori, Choi Yoori- contestó tímida. Si efectivamente era ella, la inexperta futura asistente o pupila, cual de todas suene mejor.

-Un placer Yoori- extendí mi mano y está tímidamente la aceptó, al sentir el contacto de nuestras manos un escalofrío recorrió mi espalda mandando vibraciones a todo mi cuerpo. Al soltar su mano observé sus mejillas sonrojadas, quizás por la vergüenza o por el simple hecho de que soy muy directo a la hora de hablar.

La vi morder la cara interna de su mejilla y parecía meditar las palabras correctas para hablar. Hasta que su dulce voz me sacó de mi ensueño.

-Y usted, ¿Cómo se llama?- preguntó bajo pero aún así escuché, ella me llamó con honoríficos, y eso me pareció sexy de su parte.

-Jeon Jungkook- Hablé con respeto pero con ese toque arrogante. Ví sus ojos agrandarse y de su boca formarse una hermosa y pequeña o. Sonreí para mis adentros mientras me balanceaba hacia delante y atrás con ayuda de mis zapatos.

-¿Usted es?

No la dejé terminar ya que respondí sin darle tiempo a más.

- Tu mentor.

Ahora sí su rostro era un poema y yo Jeon Jungkook me sentía satisfecho de haber sido él causante de su asombro.

...

Nuevo capítulo. Espero les guste.

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