Prologo.
✩ Notas del autor: Hi~ Como algunas personas sabrán este fue el borrador descartado para los 31 días de omegaverse que tuvimos en diciembre pero aún así varios me preguntarón de qué trataba unholy con el bichito de la curiosidad y bueno, al menos los primeros capítulos de este fic en el primer arco creo que me gustan. Lo subo para tantear qué onda la reacción, si es un omegaverse extraño o si se entiende. La trama propiamente tal habla de mucha discriminación hacia los betas por ser la casta más común, es un fic fuerte con una trama sobre emperador y familias reales y ese rollo, el inicio de hecho me recuerda mucho a bird cage, pero es un au! más crudo así que ojito con el autocuidado.
✩ Género: Omegaverse/ Royal Au/ Slow burn/ Matrimonios arreglados/ Referencias del canon.
✩ Ship: AshEiji/ WongLung/ MaxGriff/ AshYut.
✩ Advertencias: Este fic contiene descripciones de violencia física y psicologica, igual que en el canon hay violencia sexual referido en pasado y todos los síntomas que esto conlleva (evitación, hiperalerta, pensamientos catastroficos, etc). Mención de suicidio. Mención de tráfico humano y esclavitud. Muerte de personaje.
Respira. Respira. Respira.
Tiene que respirar.
Sus manos se encuentran repletas de sangre, su kimono está destrozado, hay tres cadáveres al lado.
Pero debe respirar.
—Ei-chan, Aki-chan, tienen que escucharme con mucho cuidado.
Ibe apoya una mano sobre el hombro de Eiji mientras que su palma derecha se mantiene acariciando los cabellos cortos y salvajes de Akira con la intención de calmarla, las lágrimas no dejan de chorrear, sus ojos oscuros se encuentran empañados y deslucidos, casi inyectados de sangre y eso es malo ya que los nobles odian recordarse a sí mismos que sus esclavos también son humanos, por eso Eiji por igual intenta consolarla envolviéndola entre sus brazos.
Akira tiene seis años, su casa se quema.
—¿Qué pasará con mis cosas? No quiero dejarlas, el peluche que me hiciste de Nori Nori, no quiero...
—Aki-chan.
—¡No quiero dejar mi hogar! —Pero nunca fue suyo para comenzar, aun así, les duele que se queme.
No es una casa grande, de hecho apenas se encasilla como una habitación, una familia decidió darles piedad al dejarlos hospedarse esperando que tuvieran una mejor calidad de vida, sin embargo ahora son cadáveres en el piso y eso es más que suficiente recordatorio de lo idóneo que es eso. Fue tonto, Ibe y él son betas y Akira es una omega sin manifestar del todo, además, son extranjeros que carecen de cualquier clase de documentos, era obvio que esto pasaría. Esclavitud. Ni sus padres ni hermanita se salvaron de ese destino o del asesinato por insolencia ¿qué le hizo pensar qué...? La pena revuelca en sus propios ojos igual que si se tratara de una marejada furiosa. No es relevante. Los dioses nunca le han prestado favor ni debería esperar que actuaran diferente.
Respira. Respira. Respira.
Debe respirar.
—Los soldados nos van a separar apenas vuelvan a entrar por esa puerta. —Ibe intenta mantenerlos concentrados en su voz más que en el caos de la situación, pero la casa se hace cenizas enfrente de sus propios ojos y el calor resulta sofocante, siente a sus pulmones llenarse de veneno, tose y lucha, pero no puede evitar preguntarse en qué ocurrirá si elige perecer—. Nos llevarán a lugares distintos.
—¡No quiero! —De alguna manera Akira se las arregla para gritar, su cara está embarrada con hollín, su cabello espeso y corto se balancea furiosamente bajo el ardor de la casa—. ¡No anhelo que hagan eso!
—Lo sé. —Ibe frunce la boca, obviamente acomplejado por la situación—. Pero los omegas a pesar de todo tienen mejores oportunidades, te tratarán bien, Aki-chan, incluso podrás llegar a una familia noble que te cuide como deben.
—¡No! —Claro que la chica es terca y no debería sorprenderle, es pariente de su tutor—. ¡No quiero! ¿Qué pasará con Ei-chan y contigo? ¿Cómo nos volveremos a encontrar? —No nos volveremos a ver.
—Ei-chan es joven, explotarán su talento con la katana.
—¿Y tú?
—¿Yo?
Lo matarán.
Los betas que no sirven para luchar o no son mujeres en edad fértil se les asesina.
—Yo estaré bien. —Por supuesto Ibe le miente y limpia las gruesas lágrimas que caen por la barbilla de la chica mientras la casa arde junto a los cadáveres, los ojos le pican, ya no sabe si es por el fuego o porque realmente lo separarán de Ibe irremediablemente, pero Eiji llora con un dolor sordo dejado como una pelota en sus entrañas—. Lo prometo. —Mentiroso.
(Respira).
(Debes respirar).
Pero entonces uno de los guardias abre la puerta con su espada ensangrentada y los tres tiritan bajo una casa que se cae a pedazos.
—La omega. —Apunta y Akira llora, patalea y grita desesperada, saben que solo pueden rezar, saben que los soldados incluso si es una niña y mercancía valiosa podrían violarla porque así funcionan las guerras y no debería sorprenderles considerando que incluso lo hacen con bebés más pequeños que Akira, si tienen suerte no la encontrarán atractiva.
—Estarás bien, lo prometo. —Ibe hace un esfuerzo sobrehumano para no quebrarse frente a la niña.
—Vamos, no tengo todo el día.
—¡No quiero! ¡No quiero! —Pero Akira grita horrible y se aferra a Eiji con tanta fuerza que cree que le puede arrancar la nuca por cómo ha incrustado sus garras en sus hebras, sus ojos cafés desbordan pánico. Llora. Llora. Y no deja de llorar como un bebé—. ¡No quiero separarme! ¡No van a obligarme!
¡Ayúdenme!
¡Sálvenme!
Eiji.
Pero uno de los soldados entra, azota con el mango de la espada la nuca de Eiji con tanta fuerza que apenas golpea el suelo en esa casa en llamas siente un líquido caliente escurrir por sus cabellos, eso es malo, a sus amos no les gustará que la mercancía venga defectuosa. Las pupilas de Akira se borran entre tantas lágrimas, el sujeto la toma de la cintura y la tira, desacomoda su vestido y ve lo aterrada que está mientras se la llevan, retuerce sus piernas, lucha, grita por ayuda y Eiji no puede más, tiene que levantarse de regreso y luchar aunque sea en vano, necesita hacerle saber a Akira que Eiji nunca dejaría que le pusieran una mano encima aun si le cuesta su propia vida.
—¡Aki-chan!
—¡Ei-chan! —Hay un odio visceral y palpable en los ojos del soldado, es un alfa y no duda en abusar de sus habilidades físicas para hacer mierda al beta, no le basta con magullarlo aun si está lastimado y fue obligado a aspirar del fuego más de lo que debería ser ¿sano? Sino que pisa su brazo lesionado y lo hace gritar, es una tortura a carne abierta. Basta. Quiere gritar. ¡Basta! ¡Para! ¡Me duele! Piedad.
Pero no hay piedad en este mundo, no para los betas al menos.
—¡Déjenme! —La muchacha grita a todo pulmón aun sino hace la diferencia, el soldado la arroja en el piso para poderla arrastrar de los cabellos por el resto de la casa y sin importar lo mucho que ella chille o llore, no se apiada.
Cierran la puerta otra vez.
Ibe grita de impotencia hasta que la voz le sangra.
Eiji llora.
La casa está en llamas.
—Ei-chan... —Los ojos de Ibe se han vuelto inexpresivos, como si el llanto los hubiera dejado helados para siempre, sus pestañas dejan caer los resquemes de la pena pero el fuego las evapora y si siguen así ambos se van a asfixiar acá—. Te llevarán a la mansión Callenreese, tuve que pedir un favor pero estarás bien, harán que le enseñes katana al heredero de James, eso te mantendrá a salvo por ahora.
—¿Katana? —El estómago de Eiji amenaza con derramarse por su gollete, el pensamiento no lo deja respirar, pero tal vez sea el humo filtrándose por su piel hasta sus entrañas—. Estoy lesionado de la muñeca, nunca podré volver a enfundar bien una katana.
—Que no se enteren. —Le dice con mucha seriedad, tomándolo de los hombros, clavando sus dedos en sus omóplatos con tanta desesperación que de pronto, se rompe la burbuja de disociación y debe caer en la cuenta de que probablemente esta es la última vez que se verán—. No hables japonés allí dentro, el emperador Lee odia a los extranjeros.
—Escuché que son crueles. —Sádicos.
—Lo son, tanto los Callenreese como los Lee, son un matrimonio de monstruos.
—Tengo miedo. —Entonces se permite admitir aunque no hay tiempo para esto—. No quiero irme.
—Estarás bien, te las arreglarás para sobrevivir. —Ibe pestañea como si aún sollozara y sin embargo, de sus ojos no brota nada, se ha quedado seco, escucha a los guardias reír a las afueras y todo parece irreal, Eiji tiene ganas de vomitar y de despertar en los brazos de su okaa-san aun si vio con sus ojitos cómo le cortaban la garganta por desobediente—. Estarás bien.
—¿Qué pasará contigo? —Ibe lo mira con tristeza, como si estuviera preguntándole por una fantasía infantil o estuviera recordando esos días dónde iban a rezar en Izumo al santuario por buena fortuna y el recuerdo es tan lejano que ya no impresiona real, no para esta vida.
—Este mundo no es amable con los betas, Ei-chan. Los omegas son quiénes lideran, me han contado de que Yut-Lung es el omega más poderoso de todos, es el sucesor del emperador, no lo confrontes, no bajo el mismo techo y tampoco te metas con su alfa, mantén una relación profesional con Aslan.
Así se llama el alfa al que le enseñará.
Aslan Jade Callenreese.
—No los mires sino te lo piden, no les hables sino te lo ordenan, baja la cabeza, resiste sus abusos y los maltratos con una sonrisa impasible, pero sobrevive.
Respira. Respira. Respira.
Tiene que respirar.
—Tienes que sobrevivir e ir por Aki-chan cuando llegue el momento adecuado. —El soldado vuelve a entrar al cuarto—. Tienes que rescatarla, ella confía en nosotros, se lo prometí, ¡por favor, Ei-chan!
—El joven. —Lo apunta con su espada ensangrentada, su cuerpo está empapado de hollín y su suave yukata ceremonial se halla hecha jirones, está cubierto de mugre y sangre seca—. Es tu turno. —La familia que alguna vez lo acogió se ha quemado hasta los huesos, toda carne se derrite bajo el fuego.
—Ibe-san... —Eiji llora y no quiere soltarlo.
—Estaré bien. —Pero Ibe se lo promete y lo deja en la puerta—. Sobrevive y encuéntrala.
Si sobrevivo podré encontrarla, si sobrevivo un poco más podré encontrarla y mañana seremos todos libres.
Pero apenas Eiji sale se escucha el filo de una espada.
Ibe grita un nombre. Eiji. Rueda una cabeza contra el piso. Ibe muere.
Lo suben a un vagón de tren.
Akira no está acá y no se parece a ningún otro vagón que haya visto porque este es para transportar mercancía, está lleno de betas, son carga humana, son miles de esclavos achoclonados dentro de su carro de madera y el hacinamiento es todo lo que siente, cada hora atrapado es tortura, nadie posee la menor idea de a dónde van y a veces se detienen para sacar a algunas personas al azar, las ruedas chirrían contra el riel de metal, les tiran una hogaza de pan para que compartan entre diez personas, les dejan un cubo para hacer sus necesidades humanas y el sofocamiento es tan grande que tuvieron que poner a los muertos en el rincón. Eiji se queda pegado todo el viaje a la pared, se abraza, queda poca fuerza en su sistema pero la usa para abrazarse. Piensa en Akira, en Ibe y en sus días en la casa.
Sabían que era cuestión de tiempo, que los betas solo sirven como esclavos y más considerando que ellos son extranjeros indocumentados, Akira tuvo mejor suerte, nació de la casta más valiosa, incluso siendo mercancía la tratarán bien, ser un alfa también habría sido bueno pero les tocó nacer... betas.
Es lo que es.
Su mirada vaga hacia un padre y una hija, la niña le recuerda un poco a todas las mujeres que él amó como su hermanita o Akira, tiene el cabello negro, es extranjera también, lleva un kimono destruido, su padre le prestó abrigo para que no quedara desnuda, luce herida, ve cómo el hombre le pasa una cajita, aunque al principio Eiji sonríe creyendo que es un juguete «si intentan hacerte algo tómalas».
El tren se detiene una vez más.
Esta vez bajan a Eiji.
Lo obligan a asearse y le prestan una especie de kimono ceremonial para verse presentable, le pegan si alza la vista así que debe mirar la residencia del emperador con la cara clavada al piso y de pronto, un sentimiento de rabia estalla en su interior. Es cierto, las cosas son como son. ¿Pero por qué? ¿Por nacer beta significa que vale menos? Es una mierda. Es una verdadera mierda.
Lo arrastran por el interior de la mansión, el dolor escalda en las tripas igual que un volcán que acaba de erupcionar, el magma hierve en su sangre, quema cada órgano, célula y poro, fluye por su mente, su mente es libre todavía, se mantiene ahí quemándolo igual que los guardias quemaron su pequeña vida y dejándose quemar. Va a quemarlos a todos acá.
—Hola. —Al principio le toma trabajo entender que le están hablando a él porque bueno, desde que inició este viaje lo han tratado de todo menos humano—. Oye, ¿estás ahí dentro?
—¿Yo?
—Sí, tú. —Es un niño quién le habla, tiene el cabello realmente esponjado y rizado, viste el uniforme del emperador, debe ser un trabajador de los Lee o los Callenreese, todavía no comprende del todo dicha alianza—. Soy Skipper, pero mis amigos me llaman Skip.
—H-Hola. —Le cuesta salir del shock, una parte de su mente sigue con Akira, la otra está mirando a Ibe una última vez antes de que le corten el cuello y la otra sigue atrapada en aquel tren—. Un gusto.
—¿Tu nombre?
—Eiji.
—Eiji. —El muchacho parece feliz de repetirlo—. Es un nombre bonito.
—Gracias. —El beta baja la cabeza y tensa sus puños encima de sus rodillas, el kimono es sencillo.
—Estás acá para enseñarle katana a Ash.
—¿Ash? —Eiji ladea el rostro apenas escucha el nombre—. ¿Aslan? —Intenta recordar cuál nombre fue el que Ibe usó.
—Es el mismo, pero le gusta que le digan Ash, te caerá bien. —Eiji sonríe forzosamente, ya escuchó los rumores acerca del joven heredero alfa y no cree que "caerle bien" sea de su preocupación más fundamental si las habladurías son verdad—. No pongas esa cara, Ash puede ser un tanto ¿distante? de vez en cuando, pero es una buena persona.
—Está bien.
—No me crees. —Skip entrecierra la mirada y esboza un puchero—. No me crees para nada.
—¡No! ¡No! Te creo. —Y Eiji odia serlo, pero es blando ante los niños—. Es solo que Ash se escucha como un título intimidante.
—Ash Lynx. —Ah, mucho mejor, ahora tiene un apellido que le hace juego.
—Ash Lynx. —Repite.
—Solo es un apodo, significa gato salvaje. Nadie puede domesticarlo, es completamente libre. —Eiji sabe que debería estar mucho más preocupado por su autocuidado, más considerando la separación traumática que acaba de sufrir, sin embargo, hay un brillo en los ojos de Skip que le es reconfortante, es casi inocente y desea intensificarlo—. Es el nombre perfecto para el jefe.
—Admiras mucho a Ash, ¿verdad, Skip?
—¿Eh? —El niño resulta desconcertado con su comentario.
—¿Dije algo malo?
—No. —Skip tensa sus manos encima de su uniforme con una mueca constipada—. Nadie nunca me escucha en serio. —Musita para sí mismo—. Nadie excepto Ash y sus subordinados de vez en cuando pero la gente me trata como si fuera... —Su agarre se tensa aún más—. Un intruso. —Una paria.
—Pues yo jugaré contigo, Skip. —Eiji le revuelve la cabeza, es débil ante los más necesitados y no lo puede evitar, es instintivo, como una segunda naturaleza—. Yo siempre te tomaré en serio.
—¡¿De verdad?! —Grita emocionado—. ¡Ya me caes bien!
—Me alegro.
—Entra. —El guardia le ordena—. El amo está listo para recibirte.
Ni siquiera se para, lo meten a rastras, para no faltarle el respeto a los altos mandos obedece lo que Ibe le aconsejó y mantiene su mirada clavada en el piso mientras que lo ¿presenta? (el inglés todavía le cuesta y por ende, no puede estar seguro) lo único que puede hacer es quedarse arrodillado sobre el lustroso suelo de madera mientras tiembla debajo del kimono blanco, sus mangas son lo bastante grandes para esconder los moretones y las quemaduras de la casa, tiene un bordado de oro, es fino y casi parece tejido por hilos de trigo, Eiji se muerde el labio intentando distraer su atención, escapar mentalmente de ese cuarto pero no puede. Arrojan una espada frente a él. No es suya y lo matarán si la toma, se lo deja más que claro el golpe del guardia.
—Ya estoy agotado de que Yut-Lung me siga mandando posibles amantes.
Eiji eleva la mirada y...
Esa es la primera vez que lo ve.
Es precioso.
Sublime.
Aslan.
Tiene el cabello rubio iluminado por tenues gotas de sudor que parecen cristales tejidos en el campo de trigo que son sus mechones salvajes, su silueta es imponente, ancha, fornida, sobre todo es digna de un alfa, sus mechones caen rebeldes hacia sus pestañas blancas de copo de nieve, su piel se halla espolvoreada de un blanco que casi luce plateado, pero lo que llama la atención de Eiji son esos ojos verdes, realmente verdes, el verde más verde y penetrante que ha visto en su vida. El beta entiende que no puede mantener un contacto visual y aun así, es imposible dejarlo de mirar y de igual manera el alfa impresiona atrapado en un trance, hay una sensación caliente derramándose ante su corazón, esparciéndose por doquier, pero no puede decir qué es, solo logra asegurar que se quedó prendado por esa belleza casi inhumana. Wow. Es un dios hecho persona.
—Ash. —Por la conmoción Eiji no vio a las otras dos personas en el cuarto además del guardia: otro alfa extraordinariamente gigante se encuentra parado frente al aludido con una espada en su mano, posiblemente se encontraban practicando y ellos interrumpieron al entrar—. ¿Qué harás?
—Yut-Lung realmente no se cansa de insistirte. —El otro es un beta rubio y con una mirada sañosa.
—No importa los amantes que me proponga, no planeo dejarlo embarazado a él ni a nadie. —Gruñe.
—Son tus deberes reales.
—Pues dile que se meta sus deberes reales por el culo.
—Ash. —El otro alfa le advierte, encerrando su hombro con su mano—. Tienes una responsabilidad que asumiste con este matrimonio.
—¿Y cree que embarazar a un amante es la solución?
—Si tanto quieres rechazarlo consuma el ritual y recházalo formalmente.
—Bien. —El lince gruñe—. Pero no seré tan benevolente con el siguiente omega.
Alto.
¿Omega?
¿Acaso lo están confundiendo con un posible candidato para ser su amante?
Quiere reclamar pero el guardia lo amenaza y se resigna, Ash camina hacia él con ferocidad, lo toma de los omóplatos, le sorprende lo suave que es, no ejerce demasiada presión a pesar de su expresión tan fría, como si realmente no quisiera hacerle daño y lamentara esto tanto como el propio Eiji, pero Ash se arrodilla antes de que pueda pensar y hunde su nariz en su cuello en busca de sus inexistentes glándulas de feromonas.
—¿Qué? —Ash parece completamente desconcertado, aunque Eiji es incapaz de captar feromonas sí puede oler el perfume entremezclado al sudor—. No hueles a nada. —El otro hombre estalla ante una estridente y grosera carcajada.
—¿Te mandó un beta? Yut-Lung es hilarante, este es otro nivel de humillación.
—Cierra la boca, Arthur. —Ash gruñe—. ¿Eres un beta? —Y Aslan se lo pregunta con tanta suavidad, ha acunado sus mejillas entre sus manos y es tan dulce que de repente quiere llorar.
—Ash, no hay tiempo para esto, tu padre ha solicitado verte en el estudio. —El alfa mayor proclama y el nombrado solo puede suspirar.
—Arthur, encárgate de sacarlo con cuidado de la residencia, más tarde lidiaré con mi esposo.
Ash sale del cuarto con el otro alfa.
Eiji se queda a solas con Arthur.
—¿Estómago o cuello?
—¿Eh? —Pero antes de que pueda responder...
—Muy lento.
Arthur le entierra una espada en las entrañas.
Yo les dije que esta cosa se venía potente, pero bueno, si alguien sobrevivio este prologo y le engancho lo suficiente igual tengo los primeros capítulos listos, debo remplantearme varias cosas del segundo arco para que resulte, sin embargo, este mes quiero darselo a este fic, love struck y maybe in another life time que lo merecen. La trama basicamente gira en que Ash y Yue son un matrimonio arreglado por sus familias que no pueden tener desendientes porque Yue es esteril, por eso le da permiso a Ash para tener amantes (permiso que aplica para él too, ojito) y acá entra nuestro beta promotor del caos.
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