Capítulo 5.
Hi~ ¿Recuerdan todas las advertencias por milesima vez? Ya, empiezan a aplicar más fuerte desde este capítulo a los siguientes, por cualquier cosita, pucha chiquillos, este es el cierre del primer arco por así decirlo, son como tres capítulos que nos preceden al caos que vendrá, pero es el inicio del fin. Espero que de todas maneras les guste y gracias por alentarme a subir una trama que en mi cerebro deseche porque genuinamente no pensé que a nadie le gustaría.
—Eiji. —El aludido tararea sin detener su labor, deja que sus dedos se deslicen por la mata de cabello dorado mientras el rostro del lince descansa cómodamente encima de sus muslos, a Akira le gustaba acomodarse de la misma manera para ser mimada, está preocupado por ella, pero no puede divagar en eso ahora o va a desarmarse y no hay tiempo para desarmarse—. Oye, onii-chan.
—Mhm.
—¿Eiji? —La obvia irritación en su tono le roba una sonrisa, no le llevó muchas semanas comprender que el imponente lince en el fondo es un gatito mimado y berrinchudo, es una linda dualidad.
—¿Sí?
—¿Me estás escuchando?
—Claro que sí. —Siente a Ash bufar, está bocarriba con ambas manos encima de su vientre, su ropa es más informal que de costumbre, es una camisa mucho más ligera, luce como si la hubieran cosido con pétalos de diente de león, le sienta de maravilla a su piel al hacerla lucir perlada—. ¿Qué ocurre?
—¿Te gusta mimarme más a mí o a Shorter? —Eiji tiene que disimular la ternura que siente, no ansía herir el ego del alfa con alguna carcajada grosera en un momento tan íntimo, además, debe confesar que la presencia de Shorter ha sido sumamente reconfortante en la residencia, fue fácil estar cerca.
—A ninguno de los dos.
—Pero si tuvieras que elegir a alguien hipotéticamente, ¿a quién sería?
—A Skip.
—¿Y después de Skip?
—A Bones.
—¡Eiji! —Gimotea, levantándose frenético de su regazo, su melena lacia se curva por doquier, se ve mucho más esponjoso y rebelde que de costumbre pero seguramente se debe a la estática en la piel del beta—. Eres terrible.
—Si soy tan terrible ve a pedirle a Shorter que te dé mimos.
—Los mimos de Shorter apestan. —Gruñe amurrado volviéndose a recostar en su regazo, tratándolo como si fuera una almohada—. Me gustan más los tuyos, no eres brusco, eres amable.
—¿Amable? —Eiji nunca se ha considerado a sí mismo especialmente amable , al contrario, es cortés nada más—. Es la primera vez que lo escucho, es parte de la cultura japonesa ser educado, supongo.
—Japón. —Ash extiende su mano hacia Eiji para acomodarle un mechón detrás de la oreja—. ¿Sabes algo de tu país natal?
—No, lo dejé muy joven pero mis padres sí lo recordaban y me contaban historias.
—Eh. —Ash aprecia lo doloroso que es para el beta referir el tema así que es cauto y paciente como si se tratara de un capullo de mariposa a punto de romper la crisálida y Eiji agradece de sobremanera dicha consideración, no adora indagar en su repertorio de traumas emocionales—. ¿Sabes de dónde venías? ¿De la capital? ¿Tokio?
—No, no de Tokio. —Al menos de eso está seguro.
—¿De dónde entonces?
—Izumo-shi en la prefectura de Shimane. —Recuerda con nostalgia, deslizando sus dedos alrededor de su cabello trenzado en oro y sus pecas de campos de centenos—. Izumo es la tierra de los dioses.
—¿Gizmo? —Eiji frena el toque, la mirada anonada de Ash se derrite en su corazón, la pronunciación le resulta sumamente adorable, casi como cuando dice Ei-ji u onii-chan con muchas «i» anexas, sabe que el cariño en su rostro es imposible de esconder cuando se trata de Aslan.
—No, eso es de los Gremlins. —Pero se deja llevar inclinándose levemente hacia dónde se encuentra el alfa, estirando la boca para asegurarse de exagerar cada sílaba—. Es I-zu-mo.
—I-zu-mo.
—¡Sí! ¡Sí! Hay ocho millones de dioses en Japón, incluso hay uno para los baños. —Su hermana solía tenerle miedo a este último y la memoria lo hace reír—. Y uno que te hace pobre.
—Espero que no me visite. —Ash lo dice con tanta ligereza y ternura que es imposible que Eiji no se derrita por esa sonrisa, es diferente a cuándo lo recibió o lo vio luchar por primera vez, esa emoción se hace más y más grande con cada espiración que comparten, es terrible—. Japón ¿eh? Me gustaría ir algún día.
—Me encantaría llevarte.
Sus ojos verdes se dilatan con ilusión ante esa respuesta. Ash le sonríe. Descarado. Guapo. Adorable.
Diablos.
Eiji es consciente del peligro al que se somete entablando una relación más allá de lo profesional en este contexto con el alfa, sin embargo Ash fue el primero en tratarlo como una persona real e incluso tras el incidente del consorte, ni una sola vez lo ha subestimado ni menospreciado como Ibe le contó que pasaría, al contrario, Aslan impresiona preocuparse de forma genuina por su bienestar, lo hace...
Débil, muy débil.
Mientras retoma las caricias y siente a los dóciles suspiros del rubio derritiéndose sobre su abdomen se cuestiona acerca de su relación, ciertamente le gusta estar con Ash y si bien, se siente cuidado es mucho más: le gustan sus pucheros dóciles, le gusta que suavice mirada y voz cuando se trata de él, le gusta su intelecto superior que siempre lo deja boquiabierto y que sea diestro con la katana y que le cuente de su pueblo y de su hermano, le gustan sus ojos verdes, sus cabellos de oro, le gustan sus pecas escondidas y sus sonrojos cuando lo molesta. Le gusta que no sepa pronunciar I-zu-mo y adora esa confidencialidad dónde los dos son un poco mierdas pero en broma, ¿para qué lo niega? Él desea ser su amigo, sea impulsado por una idealización o no, le gusta pasar tiempo con Ash y ansía cuidarlo pero a diferencia de Shorter que es un alfa, no tiene nada que ofrecer.
Y aun así.
Quiere quedarse a su lado.
No tiene que ser para siempre, aunque sea solo por ahora.
Deja que el pensamiento ceda y se desborde igual que un manantial con una cascada iridiscente que cae con furia rompiendo la paz del paisaje antes de regresar a su realidad. A Akira. A Ibe. A que Aslan pronto será consorte del emperador. A que Eiji seguirá siendo un beta. Un esclavo. Es muy agridulce.
—Tú tampoco eres de acá, ¿verdad?
—No lo soy.
—¿De dónde eres? —Entonces le pregunta, si sigue pensando se romperá por la pena.
—De un pueblucho lejos de acá. —La seda del kimono se desliza por encima de su pecho, la presión es apenas perceptible, no obstante, le cuesta respirar teniendo al futuro emperador tan cerca, cómo será estar casado con Yut-Lung, se lo cuestiona—. Mi infancia fue en el campo.
—¿Cómo llegaste tan lejos de tu origen?
—Porque mi papá es un monstruo sediento por poder que me arrastró a la fuerza acá, vinimos antes de que Griffin fuera exiliado.
—¿Pudo exiliarlo sin tener tanto poder?
—Es complicado.
—Oh.
Se quedan en silencio durante un rato más, Eiji no puede evitar amparar la impresión de que se está perdiendo algo importante acerca de Lord Griffin, no obstante, se prometió no presionar al alfa para nada y su honor es todo lo que le queda, además ¿quién se cree para exigir algo? Tuvo suerte de ser acogido y no debería tentarlo, no es más que un Patroclo para Aquiles.
—Eiji... —Su nombre escapa seco de su garganta, sus caricias se congelan ante semejante intensidad con la que lo mira—. Pronto me tendré que ir.
—¿A dónde? —Le duele el alma pensar en una posible distancia y aunque prefiere convencerse a sí mismo diciéndose que es por la sensación de seguridad que le ofrece Aslan entiende que es mentira.
—A pelear, mi esposo pronto será emperador.
«Esposo».
Cierto.
—Ah. —De repente los ojos le pican, posee muchas ganas de llorar y eso carece de sentido ¿verdad? Debería estar feliz por el triunfo de sus amos—. Shorter me dijo que el emperador pronto moriría.
—Ese chismoso. —Gruñe entre dientes, levantándose del regazo de Eiji con su pelusa dorada siendo un desastre de remolinos lacios—. Cuando vuelva tendré que tomar un amante.
—¿Un amante?
—Una omega. —La presión dentro de su pecho se hace más y más profunda, se siente como si algo se estuviera desgarrando al interior del beta—. Yue necesita engendrar un hijo, es la única condición para que podamos tomar el trono y lo he estado pensando, me da asco lo que tengo que hacer pero sus hermanos al trono serían algo tan bueno como tener a Dino en el trono y no puedo permitir eso.
—No tienes que darme explicaciones.
—No te estoy dando explicaciones. —Aunque se siente de esa manera—. ¿Entiendes por qué nunca podría tomarte a ti?
—Porque soy un beta. —Balbucea haciéndose un ovillo contra sus rodillas.
—No. —Ash lo acuna de las mejillas—. Porque eres libre y no puedo arrebatarte esa libertad.
—Libre. —Repite y ríe—. Yo no soy eso.
—¿Estás familiarizado con el papel que debe tomar un amante?
Para su desgracia lo está, su hermanita prefirió la muerte antes que un destino tan degradante como convertirse en el amante de alguien y no solo porque implica ser rebajado a un simple juguete sexual que debe cumplir con obligaciones, sino que se pasa automáticamente a ser una paria, Eiji es todavía virgen a pesar de todo, no se imagina teniendo sexo con Aslan enfrente de una corte para probar su estatus de alfa o ser prestado a sus amigos o ser enviado como regalo a sus enemigos, no es humano, claro que comprende por qué no puede tomar ese papel ni lo quiere, ni siquiera es un omega, carece de lógica que lo tome, bueno, la mayoría de las personas toman amantes betas al ser reemplazables.
Traga duro.
Mira a Aslan.
Aslan pronuncia una sola palabra. Perdón.
Si bien, posee fama de lince voraz no se lo imagina abusando así de alguien, tendrá que hacerlo pese a su apellido renombrado y estatus no se exenta de las leyes, además, ese amante será competencia directa para Yut-Lung, por ende, el trato será atroz.
—Nuestra relación es estrictamente profesional. —Prefiere mentirles a ambos, Eiji no es cobarde ni teme andarse rompiendo el corazón pero por esta vez...—. Me alegraré por el futuro heredero, serás un grandioso papá.
Por esta vez...
—Eiji.
—Espero que te vaya bien en batalla. —El japonés se levanta, lógicamente apoya las decisiones que el alfa está tomando—. Vuelve a salvo.
—Sí. —¿Pero emocionalmente? Siente que le acaban de apuñalar el corazón—. Quédate apartado de los problemas, no te acerques ni a Dino ni a Blanca ni a mi papá.
—Ni al emperador. —Suspira—. ¿Soy una especie de secreto?
—No, eres mi maestro de katana. —Se mienten otra vez—. Pero si Blanca te ve va a sospechar acerca de la lesión en tu muñeca y cómo te las arreglaste para llegar a pesar de eso, no ansío que Max esté en problemas por mí. —Y después de todo ese hombre fue el contacto que Ibe tuvo para asegurarle un futuro aun siendo un beta, es una sociedad de mierda—. Por favor.
—No me meteré en problemas, te lo prometo. —Suspira aflojándose un broche del kimono—. Haré como lo hemos hecho hasta ahora, fingiré que soy un sirviente más de la residencia.
—Bien. —Ash se levanta—. Volveré pronto.
—Te estaré esperando. —El nipón sonríe—. Ash...
—¿Sí?
Vuelve a salvo.
¡Te estaré esperando! Por siempre.
—No es nada.
Aslan se va a la batalla con todos sus hombres, Eiji queda sumido en una soledad tan desesperanzada que quiere llorar, sin duda es extraño, nunca habría tenido la intrepidez suficiente para considerarse a sí mismo un amigo o alguien especial para Aslan, no tiene idea de cómo procesarlo, la ambivalencia es demoníaca cual Hades en el tártaro, pero sin importar lo cómodo que se considere o las mentiras que se cuente, en el fondo sabe que es uno de esos pájaros falsos y que esta farsa se mantiene hasta que encuentre a Akira nada más.
El japonés vaga por el laberinto de flores alrededor del invernadero mientras piensa eso, sus palmas se hallan tensas debajo del kimono de seda, esta vez Aslan le ha elegido uno con flores de cerezo en honor a su nacionalidad y eso...suspira, a veces esos jades indómitos hacen que le lastime el corazón.
—¡Ayuda! ¡Por favor, ayuda!
Eiji se queda helado apenas escucha esa voz, la conoce.
—¿Skip?
—¡Ayúdenme, por favor!
—¡Skip!
Eiji corre alrededor del jardín, su corazón golpetea con voracidad su pecho, pierde las sandalias y se acaba embarrando con la maleza, pero no le importa, encontrar a Skip es lo único que arde ante sus venas, su nariz se abre y se cierra, el calor gotea en su frente, sus puños se tensan encima del kimono mientras busca en cada rincón del jardín gritando una y otra vez su nombre, le duele, aunque apenas han pasado unos minutos la agonía de la angustia lo estira para convertirlo en eternidad, de repente, se siente otra vez presenciando el asesinato de su hermanita menor. Llorando. Impotente. Jadeando por piedad. Viendo cómo luego de destruirla físicamente la obligaron a suicidarse.
No. No. No.
No pasará otra vez. Así que corre porque su puta vida depende de eso, grita hasta quedarse afónico, chilla, gimotea, lucha, rebusca, se hace daño en el camino por lo bruto que es consigo, pero su mente está repitiendo una y otra vez los escenarios traumáticos y no puede... Skip es solo un niño, ¡mierda!
—¡Skip! —Casi no le queda voz cuando arroja ese alarido, sus pies están bañados en sangre porque incluso corrió a través de los rosales, esas finas prendas están hechas girones, su piel está recubierta por una gruesa capa de suciedad—. ¡Skip! ¡Por favor! —Solo encontrarlo importa.
—Ei-chan. —Y entonces lo escucha.
Es un llanto apenas perceptible que proviene de un saco de lino.
—Diablos, Skip.
Un saco de lino en el río.
Primero Eiji tiene que tirarse para sacarlo, el saco estaba enganchado en una ramita y por eso no se hundió en su totalidad, sus músculos se rasgan a causa del esfuerzo, debe encontrar algo para cortar el nudo o la tela, piensa, piensa ¡mierda! Si va a la residencia por un cuchillo Skip podría estar muerto al regresar, lo más próximo son las espinas de rosas que le quedaron en la prenda, intenta cortar los nudos de cuerda igual que si fuera un cuchillo, le toma tiempo y Skip cada segundo se mueve menos.
Va a morirse. Va a morirse. Va a morirse. Va a morirse. Va a morirse. Va a morirse. Va a morirse.
No. Por favor. Resiste.
—¡Skip! —Hasta que finalmente lo saca.
—¡Ei-chan!
El muchacho se tira a sus brazos sollozando desconsolado, lo han tirado al río sin prendas, tirita dado el frío y sus manos lo aprietan con tanta fuerza que Eiji tiene la impresión de que va a romperlo si lo sigue estrujando. Pero no importa. Lo único que Eiji puede hacer es acunarlo contra su pecho y dejar que se desahogue luego de un evento tan traumático.
—Vamos a casa. —Es lo que le ofrece.
—No. —Pero el muchacho se aferra al saco casi como si lo hubiera adoptado como su hogar, su boca se encuentra amoratada, su cuerpo está lleno de marcas, sus ojitos no dejan de atiborrarse de llanto.
—¿Quién te hizo esto? —Entonces finalmente debe preguntar.
—Marvin.
Eiji conoce a Marvin desde lejos, es el sirviente de Dino Golzine y por lo que le advirtió Ash tiene una fascinación con los niños.
—Él me quería convertir en un modelo, pero me resistí y yo no...
—Shh. —Lo sostiene con fuerza—. No es necesario que digas más.
El estómago de Eiji se convierte en un revoltijo de mierda con un simple pensamiento...los betas son lo más bajo de la casta, lo comprende, es común usarlos como si se trataran de servicios, incontables veces vio cómo los otros dos subgéneros abusaban, sin embargo, Skip es un niño y que un adulto se haya sentido con el derecho de...se acuerda de su propia hermanita, Dios, era apenas una bebé pero los soldados la miraban como si fuera una mujer y los estuviera tentando. No. No. No se quedará en una posición pasiva. No permitirá esto.
Se levanta.
Se quita la parte superior del kimono para tapar a Skip, lo toma entre sus brazos y van a la residencia.
Perdón, Aslan. Pero parece que no puedo evitar meterme en problemas.
—¡Marvin!
Coge una de las katanas cerca, se dispone a cortarle el estómago al cerdo para sacarle cada grasienta tripa y usarla como una cuerda para colgarlo, está enojado, tan enojado que se siente cual volcán al borde de una erupción, entra de golpe a los aposentos del pederasta, lo amenaza apoyando su filosa katana contra los pliegues de su cuello, Marvin retrocede contra el piso horrorizado, suelta un gritito que se asemeja más a un animal en el puto matadero, los ojos de Eiji son fríos aunque están repletos de lágrimas, su pecho sube y baja, está pegajoso, lastimado pero nada duele más que el hueco hecho mierda que tiene por corazón.
—No te vuelvas a acercar a Skip.
—Yo no... —Eiji hunde la katana en el primer pliegue de grasa.
—No te estoy preguntando, es una orden, no te vuelvas a acercar a Skip o te mataré.
—Ja. —Hay una segunda voz más en la sala—. ¿Crees que puedes matar a mi preciado sirviente sin pagar las consecuencias?
Dino Golzine.
—Estás muy equivocado muchacho. Blanca. —Reconoce a ese hombre, estuvo en la primera reunión en dónde Ash lo confundió con un omega—. Hazme el favor de mostrarle una lección al oportunista.
—Sí, monsieur.
Eiji intenta defenderse lo mejor que puede en un combate de katana, no obstante, ese alfa le triplica el tamaño y tiene habilidades que son sobrehumanas, pronto su muñeca se ve sobrepasada, le duele un maldito infierno, le dijeron que no la forzara así, pero sino se mantiene firme Blanca le cortará el pescuezo y no puede dejárselo tan fácil. Eiji lucha. Termina con una cuchilla contra el cuello. Sangra.
—¿Quién eres? —Los dedos hediondos de Dino lo sostienen de las mejillas—. No te reconozco, ¿por qué estás acá?
—Soy un sirviente más en la residencia.
—Un sirviente. —Repite divertido—. Pues veamos si puedes satisfacernos.
Eiji se desconecta los siguientes días, para su suerte se divierten más torturándolo físicamente como para cometer un abuso sexual aún. El dolor es lo único que siente, lo golpea en diversas oleadas con una especie de latigazo en su espalda, su pecho, su cara, su cabello, en cada maldita parte, un líquido está inundando su boca. Es caliente. Desagradable. Espeso. Sangre. Es su propia sangre. Se atraganta a veces. No lo dejan llorar o reclamar. No puede escupir. Si muestra indicio de debilidad será todavía más castigado. Los chicos siguen en batalla. Está a merced de Dino. Ibe ¿dónde estás? Recuerda este vagón de tren al que lo subieron para venir acá, había un papá y su hija, el papá le pasó una caja con un par de píldoras «si intentan hacerte algo tómalas». Desearía tener una de esas en estos instantes.
Pero soporta.
Soporta. Soporta. Soporta.
Deja escapar un grito estrangulado y doloroso en medio de la diversión, lo han hecho un espectáculo de morbo para los nobles de esta residencia, las lágrimas empañan su visión, tiene frío y para hacerlo aún más humillante lo han despojado de todas sus ropas, está desnudo y se siente pequeñito, quiere abrazarse a sí mismo, cubrirse, recoger los pedazos miserables que le quedan de dignidad, las burlas, los gritos y los roces lo marean, más que una persona lo están tratando como una maldita exhibición, no le gusta sentir dedos pegajosos y malintencionados en su cuerpo. Eso...Esto es peor. Va a vomitar. Se pregunta seriamente cuánto tardarán en venderlo cómo esclavo o en convertirlo en un prostituto comunitario al que puedan romper. Quiere terminar lo más rápido posible. No puede. Simplemente. Ya no puede más. Duele y no está preparado para esto.
—Tiene una cara muy bonita para ser un extranjero. —Entonces dice Marvin divertido con el cambio de papeles y aunque lo hubieran asesinado por desacato, Eiji se arrepiente de no haber hundido esa cuchilla en su grasiento cuello.
—¿Crees que dé dinero?
—Creo que tendríamos que probarlo antes para saber.
Eiji sonríe y piensa divertido en cómo Aslan le advirtió que no llamara la atención para evitar dichosa humillación pero Eiji no se pudo simplemente quedar ahí y permitir que Skip muriera ni que el cerdo se saliera con la suya sin consecuencias, puede sonar tonto e incluso ingenuo pero Eiji pretendía que Skip aprendiera que podía levantarse para luchar por sus derechos, lo merecía. Pero no. Deja que el pensamiento muera cuándo Marvin empieza a deslizar su lengua por su cuello, ni siquiera va a luchar en esto ¿cuál es el sentido? Está en medio de un salón, desnudo, rodeado de los alfas y omegas más reconocidos de la nación, ¿para qué? Simplemente que pase, que lo violen una y otra vez pero ojalá que sea rápido para que finalmente pueda descansar. Ash. Quiere ver a Ash una última vez. Y a Skip.
Lo siento por no poder mantener mi promesa, Ibe-san, pero creo que no podré encontrar a Aki-chan.
—¿Qué diablos está pasando aquí?
—Majestad.
—¿Por qué nadie me avisó que se armaría una fiesta en la residencia de mi esposo?
—Su alteza. —Eiji intenta cubrirse con sus manos ante la mirada afilada que le arroja el omega, tiene asco y no lo esconde.
—¿Qué haces aquí en primer lugar? Eres un simple beta.
—Yo no...
—Ah. —Lo escucha caminar hacia él, no se atreve a levantar la cabeza—. ¿Acaso eres el juguete que Dino tiene ahora?
—Es justamente eso.
—Ja.
Yut-Lung desliza sus dedos por debajo del mentón del beta, obligándolo a mantener la mirada alzada y esta es la primera vez que entablan contacto visual, el oxígeno abandona sus pulmones frente esos ojos purpúreos, le recuerdan al cielo de cierta manera, a un cielo carente de luz de estrella pero que se encuentra en llamas. Sin duda el futuro emperador es un omega.
Es agraciado. Precioso. Majestuoso. Peligroso.
Pasa un latido en ese silencio.
Dos.
Tres.
Yut-Lung sonríe.
Eiji se jura muerto.
—Ash lo trajo a la residencia. —Entonces finalmente Marvin dice—. Es el juguete nuevo de su esposo me temo, Dino solo lo pidió prestado.
—¿El juguete nuevo de mi esposo? —Los largos dedos de Yut-Lung se pasean por la nuca del japonés con suma lentitud, Eiji a esas alturas no cree que le puedan doler más las transgresiones—. Pero Ash no está aquí para protegerte más, ¿verdad?
—Debería matarlo.
—Sí.
—¡Tómelo y luego mátelo!
Entonces Eiji llora porque apenas siente los colmillos por su nuca sabe lo que va a pasar y comprende mejor que nadie las consecuencias que esto traerá.
Yut-Lung lo muerde.
Eiji grita.
Tendremos algunos capítulos más enfocados en la mansión Lee antes de tirar la siguiente piedra porque si bien, todos los personajes acá están bien integrados, es decir, no van a tener a ninguno muy idealizado, ni con Ash por las reglas que tiene este mundo, es importante igual conocer las motivaciones de Yue antes de darle duro.
Si todo va bien nos veremos en la semanita~
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