Capítulo 3.
Hi~ Vamos lentito pero seguro en esta cosa, de verdad mil gracias a las personas que le dieron una chance a pesar como de lo potente que puede ser la trama, se les quiere calenta. Espero que les guste.
Aslan odia a Yut-Lung.
Su esposo.
Su omega.
No es que haya tenido voz en el acuerdo, es una sociedad omega-centrista, su sentencia se proclamó apenas Yut-Lung posó su atención en el joven heredero de una familia influyente, aun con el acceso al trono del emperador facilitado no le interesó y quería rechazar la propuesta pero Jim es habilidoso y sabía de antemano que Griffin era (y es) su debilidad.
G-Gr...
Griff.
Luego de que su madre se suicidara pasaron por un proceso económico duro en dónde el nulo dinero que tenían su padre se lo gastaba en vicios, abandonó la crianza de Aslan con un año de vida dejando a un adolescente más cercano a la niñez a su cargo. Griffin lo cuidó, lo protegió, fue papá, mamá, su hermano mayor y toda familia, Griffin sacrificó su vida para garantizar la de Aslan, el precio fue caro, realmente caro para el omega, lo hizo defectuoso y lo convirtió en exiliado. Por esto cuando su padre tuvo la idea de unir a su hijo mayor con uno de los alfas del clan Lee, Ash no pudo permitirlo, ¿cuánto más tendría que sacrificar su hermano a costa de su propia prosperidad? Vendió su alma y su cuerpo.
¿Pero su mente?
Jamás se la cederá.
—Entonces... —Por ende, no es placentero volver a encontrarse cara a cara con la sonrisa afilada de su esposo, sus ojos son témpanos pendiendo de una gruta a los que apenas les quite la atención van a terminar perforando su cráneo—. Veo que no has elegido a un amante todavía.
—No. —Pero sabe que Yut-Lung no haría eso, puede ser impulsivo, pero también es posesivo y Aslan es de sus pertenencias preferidas, como un niño aferrándose a una muñeca rota para protegerse de las palizas de papá—. No he elegido a nadie.
—Ya veo. —El omega tiene en una mano una copa de vino mientras que con la otra cepilla su melena infinita, sus dedos se deslizan como seda a través del manto bruno—. Tendré que enviar candidatos más capacitados, lamento sino son de tu gusto.
—Los candidatos no son el problema.
—¿Entonces cuál es el problema?
—No embarazaré a nadie.
—¿Qué dijiste? —Ash suspira, listo para repetir.
—No voy a embarazar a nadie. —Están en sus aposentos matrimoniales, el cuarto que usan de forma estricta para cumplir sus deberes y engendrar a un futuro regente, además de esta alcoba tienen sus habitaciones personales en dónde desahogarse—. No deseo un amante.
—Pues yo no puedo engendrarte un hijo si soy estéril.
—No te estoy pidiendo que lo hagas.
—Es lo necesario si queremos derrocar al clan y ganar el trono y lo sabes, necesitamos tener un hijo.
—No deseo un hijo tampoco. —Yut-Lung alza con gracilidad la copa de vino hacia sus delgados labios rosados, es un hipócrita de sobremanera, sabe que el exceso de alcohol le cae fatal (y le da una mala imagen a la futura corona) aun así, se ahoga en el líquido purpúreo—. Deja de enviarme omegas, no los deseo recibir.
—¿Por qué no?
—Porque es obvio lo que pasará, tú odias compartirme, eres celoso.
—Eres mi esposo. —Los delgados dedos del omega se deslizan hacia la marca en su cuello, se la hizo durante su primer celo, cuando descubrieron que debido al maltrato de sus hermanos quedó infértil, secreto que han mantenido con suma confidencialidad porque este matrimonio es estratégico y Ash no conoce más—. Es obvio que no te compartiré y cuando ese omega dé a luz a tu hijo lo mataremos.
—¿Qué?
—Sí, de esa manera evitas tentaciones, lo podremos criar como si fuera nuestro hijo, nunca le faltará nada mientras yo viva.
—¿Tentaciones? —Ash ríe—. ¡Eres tú quién me está pidiendo que tome otro consorte!
—No por gusto. —Los dedos de su cónyuge se tensan alrededor de la copa y el vidrio se craquela al ejercer demasiada presión, el esbozo es de rosas, se pregunta si no se clavará con las espinas aunque sabe que no existe nada más peliagudo que ese omega—. Necesito ganarle el trono a mis hermanos, la única forma de hacerlo sin levantar sospechas es esa, ¿acaso prefieres que ellos tomen el imperio?
—No.
—Entonces cumple con tu labor de alfa y dame un hijo.
—Ten cuidado de a quién le hablas.
—No. —Yut-Lung se levanta del sitial aterciopelado, la copa ni siquiera alcanza a caer cuando el más joven ya tiene una cuchilla apuntada contra el gollete del alfa—. Tú ten cuidado de a quién le hablas.
—Yut-Lung. —Advierte.
—Me diste tu palabra.
—Lo hice.
—Entonces... —El contacto visual es intenso, la tensión es asesina y se trastea en el aire—. Cúmplelo, te salvé de Dino Golzine y también le salvé el pellejo a tu hermano al no delatarlo con tu padre, ¿no?
—Así como yo te salvé de tus hermanos. —A Ash le toma un segundo dar vuelta la situación, voltea al omega contra el sillón y usando la misma navaja con la que lo amenazó la hunde sobre su garganta sin hacerle daño real—. Si me hundes te hundes conmigo.
—Te ofrecí el poder del trono.
—Trono al que puedes acceder porque yo mantengo tu secreto. —Ríe—. Nos hundiremos juntos así que mejor no lo intentes. —Los dedos del chino se enrollan con coquetería en la nuca de Ash, toca sus cabellos dorados con una sonrisa confiada enviando un escalofrío por toda su columna vertebral.
—Pero hay una diferencia importante entre tú y yo sobre la venganza.
—Lo sé.
—Yo soy autodestructivo y amaría hundirme contigo, Lynx. Tú no.
Suelen decir que Yut-Lung y él son caras de la misma moneda, sin embargo, rechaza esta idea porque si bien, tienen heridas similares, el alfa exuda energía masculina, si es de temer es debido a lo salvaje que es en las confrontaciones directas y el omega por otro lado usa técnicas más sutiles de seducción audaz, disfruta manipular a los demás para que satisfagan sus deseos, adora ser el villano enrollando a los hombres con insinuaciones lascivas o sexuales y hubo un tiempo dónde Ash también jugó aquel juego, cuándo Griff fue desterrado y quedó completamente a merced de cerdos como Dino, Marvin, Fox y otros nobles, intentó manipularlos y atarlos a la punta de sus dedos, a su padre no le importaba mientras "mantuviera el honor" de la familia.
Pero entonces Shorter llegó.
—¡No juegues con los sentimientos de las personas! ¡Ni sigas manipulando a la gente de esa manera! Porque si lo haces, no eres diferente a los imbéciles que odias.
Y le dijo eso.
Y no se fue de su lado, Ash tenía 14 años cuando quedó comprometido con Yut-Lung, Yut-Lung tenía solo 12 años, han pasado más de diez años desde ese entonces.
Más de una década en dónde no ha sabido nada de G-Gri...
Pero al menos está vivo.
Eso es suficiente.
—Mi padre morirá pronto, tú mismo debes inferirlo, si hemos estado tanto tiempo tranquilos es por su protección pero apenas fallezca ¿qué crees que harán mis hermanos?, ¿crees que se mantendrán tranquilos y nos cederán el trono aunque sea a mí a quien desee heredárselo? No y cuándo eso pase tú y yo tendremos dos opciones: o sucumbimos ante esas escorias o nos rebelamos.
—Yue. —Ash suaviza la voz, sabe que el tema es sensible para su esposo y que no lo odia de verdad, no cuando conoció al niño de 12 años aterrorizado por contraer matrimonio con un extraño y menos si han crecido juntos en teoría—. Sé que te urge un heredero, lo entiendo, pero no creo que arrastrar a un niño a este caos sea la solución.
—Eres tan egoísta, Ash. —Los ojos del omega queman, eh acá otra diferencia importante entre ellos dos (además de que Ash pese a todo se ha rodeado de personas buenas), Yut-Lung debió sacrificarse a sí mismo (incluyendo su identidad) eso es algo que el alfa jamás hará para sobrevivir—. Me fuerzas a vivir en esta horrible casa porque te rehúsas a ir al palacio, me niegas un hijo y me degradas porque no me respetas ni siquiera como omega ¿verdad?
—Ambos somos víctimas acá.
—Y aun así, tú eres quién sostiene el cuchillo. —Aslan baja esa navaja—. ¿Cómo eso puede ser justo? Además te estoy dando a elegir el amante que gustes por mucho que me hiera, respeto ese derecho.
—No quiero ese derecho.
—Ash. —Yut-Lung se desliza por sus brazos para escapar—. Creo que deberíamos tener cuidado, mi padre morirá pronto y si no tenemos un plan de contingencia o Dino o mis hermanos nos matarán o peor, nos degradarán a tal punto que desearemos estar muertos.
—Yue.
—Piénsalo, te daré tiempo.
El omega se va y Ash queda con una amargura tan grande en su estómago que realmente cree que vomitará, pero no puede hacerlo, no tiene tiempo para ser débil ahora, esa es la cuestión, su relación es de larga data si se toma desde el compromiso, llevan demasiados años casados, aunque lograron escamotearle a la prensa sobre un hijo cuándo muera el emperador actual todo cambiará y lo saben.
¿Pero llegar al extremo de considerar un amante?
Otro omega.
No.
Sí, claro, está estipulado dentro de las leyes, tanto Ash como Yut-Lung pueden tener consortes fuera del matrimonio, no obstante, ambos entienden lo mucho que eso lastimaría al otro y a fin de cuentas esa es la verdadera razón por la que no los desean. Yue está dispuesto a hacerlo todo para sobrevivir. Ash no. Se mantiene fiel a sí mismo. Se prometió convertirse en el hombre del que Gr-i pudiera estar orgulloso aun sino lo vuelve a ver, lo importante es que esté a salvo, a salvo es lejos de Jim, lejos del caos del poder, el control y las obligaciones de los géneros secundarios. Gr-i casi muere a palmas de su padre. No permitirá que pase otra vez. Ni nunca más. Matará a su padre.
—Supongo que no fue una reunión agradable.
—Arthur. —Ash se pone en hiperalerta—. ¿Qué haces tú acá? ¿Y Shorter?
—Todavía no llega, Yut-Lung se le adelantó del palacio.
—Bueno. —Sus dedos se hunden en el brazo del sillón—. No solicité tu presencia.
—¿Preferirías que fuera ese beta? —Ash rechina los dientes, no sabe por qué se pone tan defensivo por escuchar esa amenaza implícita—. ¿Cómo se llamaba? ¿Eiji? —Lo hace, no debe perder la calma.
—No lo menciones con tu sucia boca.
—De hecho él también me pareció interesante. —Arthur señala su mano herida—. Lo subestimé ahí atrás.
—No te atrevas a tocarlo.
—Todavía no he hecho nada. —Ash odia que Arthur no se apegue a las reglas de su género, sin duda el beta tiene complejo de alfa y no comprende de normas culturales y sociales a acatar como tales.
—¿Solo viniste para decirme esto?
—No. —Tararea paseándose con burla por la pieza—. Tus hombres te están esperando en la cantina.
—Ya veo.
Ash odia que Arthur tenga los instintos de un alfa, sino fuera por la falta de feromonas lo juraría con el nombre de su casta, tiene ambivalencias en relación al nombrado, por un lado reconoce su talento para las peleas y por eso es uno de los caballeros más importantes en su corte, pero por otro aprecia que no es digno de confianza, no dudó en apuñalarlo con Dino cuando tuvo la oportunidad, no duda que volverá a pasar si baja la guardia. Pero no quiere pensar en eso. No anhela problemas. De hecho, ir a beber con sus hombres luego de una pelea marital se escucha como el cielo.
—¡¿Eiji?! —Pero por supuesto los dioses lo castigan por su insolencia—. ¿Qué haces acá?
—¿No puedo estar acá? —El beta ladea la cabeza con sus ojos lindos y oscuros y lindos porque todo Eiji es lindo.
—S-Sí puedes. —Debe recomponerse, sin embargo, la pelea que tuvieron lo dejó...mal, no en un mal sentido valga la redundancia, pero lo dejó pensando demasiado en Eiji—. ¿Pero cómo llegaste aquí?
—Yo lo traje.
—Skip.
—Supuse que querrías pasar más tiempo con Ei-chan. —Alex le ofrece una jarra de cerveza.
—Sí. —Ash la recibe de mala gana—. Gracias.
Está jodido.
Está malditamente jodido.
El sentimiento que Eiji le produce sin duda es...intimidante, gracias a su posición como alfa del futuro emperador existen dos clases de persona a las que acostumbra a lidiar: quiénes lo respetan y sienten un profundo miedo por su presencia (como es el caso de amigos y enemigos) o quiénes lo han herido por el mero placer a domar algo indomesticable como Dino y otros cerdos de alto mando, lo ocurrido con Eiji fue distinto, no tuvo miedo al desafiarlo y además insultarlo, el hijo de puta entiende del día cero (y gracias al malentendido con Arthur) las consecuencias por no llenar sus estándares y aun así, se mantuvo terco y lo desafió a una reyerta y peleó, peleó de verdad y perdió. Ash nunca ha conocido a alguien así, le interesa. ¿Cómo le interesa?, ¿cómo un maestro?, ¿caballero de su corte? O tal vez...
Un amigo.
Sí, a Ash le faltan de esos.
Es duro, la intimidad no es algo en lo que se maneje, su único amigo es Shorter y comprende que es por la reticencia que el otro alfa tuvo a no dejarlo solo, aun si odia admitir su carencia de habilidades sociales, no tiene idea de cómo hacerse amigo de Eiji.
—¡No puedo creer que casi le dieras una paliza al boss! —Es rara la naturalidad con la que Eiji encajó entre los malhechores/caballeros más temidos de todo el reino, se pregunta cómo lo hizo y le agrada pensar que fue influencia de Skip pese a no ser del todo cierto—. Nunca nadie había tenido las bolas para confrontarlo, fue increíble que lo desafiaras así.
—¿Estuvo mal? —Eiji pregunta con sus ojos relucientes de gacela y Ash se derrite, sintiéndose como si hubiera bebido de más aunque su cerveza se encuentre intacta en sus manos todavía.
—¡No! ¡Fue genial! ¡Estaba convencido de que limpiaría tus tripas pero estuviste a punto de patearle el...!
—Bones. —Advierte.
—Lo siento, me dejé llevar. —Claro que lo hizo, es su caballero más caótico y si no fuera por el equipo imparable que hace con Kong y Alex ya lo habría aventado hacia la calle—. Pero fue increíble.
—De verdad ibas a ganarle y con su espada favorita. —Alex silba, desviando su mirada hacia el arma encima de la mesa, fue la dádiva de Max antes de que se esfumara con su hermano—. Es una belleza.
—¿Puedo sostenerla?
La corte de caballeros se queda muda ante tan insolente pregunta.
—¿Qué quieres decir? —Los ojos de Eiji se encuentran enfocados en la espada que yace en la barra.
—Las espadas reales están prohibidas para los betas.
De repente, el tiempo se congela, Skip susurra un regaño a su lado y los chicos quedan boquiabiertos por semejante insolencia, cualquiera que valore su vida sabe que no debe acercarse a su cuchilla no solo por el valor sentimental que esconde, sino que es un arma sangrienta y tendría que ser estúpido para confiársela y más a un desconocido. Pero los ojos de Eiji son amables, hay tristeza escondida al fondo y probablemente nunca se vaya del todo, aun así...lo miran con suavidad y ternura, transmiten todo un mundo que desconoce (y teme volverse parte) no hay malicia. No lo apuntará con la espada.
Lo apuesta con su propia vida.
—¿Puedo sostenerla? —Ash arroja una risa sorda antes de mimar la inscripción de su espada, aquel beta debe estar loco para olvidar los límites y su mismo lugar ¿pero a quién engaña? Ash está mucho más loco para seguirle el juego.
—Claro.
Sus caballeros contienen un grito.
Le pasa la espada, su posesión más valiosa y su único recordatorio de Griff, se lo pasa a ojos cerrados.
¿Por qué?
No sabe.
Eiji la sostiene con ambas manos para examinarla, parece pesarle y aun si se encuentra familiarizado con la dureza de las katanas la acaricia con tanta fragilidad, se cuestiona cómo será ser sostenido en esa clase de ternura y se ríe por el propio pensamiento, pero estos dedos la repasan devotos, es casi como si Eiji supiera cuánto el arma significa para Aslan y eso no es posible, además es obvio que son de mundos diferentes, son alfa y beta, por ende, no puede entenderlo como otro alfa haría o incluso su propio esposo. Aunque piensa todo esto...
—Cómo pesa.
Hay algo en su mirada de piedra oscura y pulida que hace que le presione el tórax, le apriete el cuello y le dispare el pulso como una inyección de adrenalina porque le han bastado algunas semanas para saber que Eiji es un terco sin remedio y a Ash le encanta eso de Eiji.
—Gracias por confiarme algo tan preciado.
Eiji se la devuelve y una parte de Ash hubiera deseado que la sostuviera un poco más (solo un poco).
—¡Ah! —Skip salta, rompiendo el estado de trance al que sus caballeros se hallan sometidos—. Debe ser la primera vez que dejas que alguien sostenga tu espada, ni siquiera Shorter pudo lograrlo.
—Sí, bueno. —Ash se encoge de hombro, siente la cara levemente sonrojada aunque no comprende la razón—. No es la gran cosa.
—¿Puedo sostenerla yo entonces? —Bones se le abalanza encima.
—Tócala y te tumbo todos los dientes.
—¡No es justo! —Gimotea—. ¿Por qué Eiji puede?
—Porque Eiji será mi maestro de katana, ¿acaso tú serás mi maestro de katana? No, por ende, nadie que no sea Eiji puede tocarla.
—Puff. —Bones resopla amurrado—. Eso es favoritismo.
—Lidia con eso.
—Tirano.
—¿Qué dijiste?
—Nada jefecito. —Traga duro—. Es entendible que Eiji la sostenga y no sea favoritismo, su majestad.
—Así me gusta.
Se quedan charlando el resto de la tarde y es agradable poder compartir con Eiji de esa manera, Ash no hace muchos amigos tanto por su carácter como por su posición y por ende ahora que finalmente ha aparecido alguien dispuesto a hacerle frente con tanto descaro no desaprovechará además ¿para qué lo niega? Es duro enfrentar al mundo entero solo, extraña tener a alguien... externo que si desee pasar el tiempo a su lado porque es Ash, nada más.
Qué iluso.
Tonto.
—Parece que realmente te agrada Eiji. —Claro que Skip se ha deslizado a su lado mientras los demás hablan de banalidades en el centro de la cantina—. Nunca te había visto tan cómodo.
—No fue la gran cosa.
—Le prestaste tu espada. —El muchacho le ofrece una jarra rebosante de cerveza, la espuma pende hacia sus muñecas y las burbujas reventándose hacen cosquillas—. La espada que te dejó Griff como único recuerdo, me parece que es gran cosa. —Y tiene razón, no obstante, bebe para no admitirlo.
—¿Por qué estás tan encariñado con él? Tampoco sueles mostrar favoritos, ¿por qué él es diferente?
—Porque Ei-chan es genial. —Skipper se lleva una hogaza de pan a la boca, luce hambriento y debe estarlo, por más que intente proporcionarle tres comidas diarias conoce las reglas del imperio frente a los betas y más los betas esclavos—. Ei-chan juega conmigo y me trata como una persona.
—Los chicos también te tratan como una persona. —Excepto Arthur.
—Sí, pero me tratan como un tonto además. —El puchero del más joven es una daga directo al alma, mejor que nadie vislumbra lo que se siente—. Ei-chan es el único que no me subestima y me escucha de verdad, incluso ha tomado mis consejos para adaptarse al palacio.
—¿Consejos?
—¡Sí! Como nunca mirar a Yut-Lung a los ojos.
—Es mi esposo, no medusa. —Bufa.
—Se parecen.
—Es verdad. —Skip y Ash ríen y su mirada se ve atrapada instantáneamente por Eiji al otro extremo de la cantina, luce precioso con su kimono de matices perlas, su cabello esponjado, sus mejillas rojas por las palabras de Bones y sus ojos jodidamente oscuros—. Me gustaría saber cómo hablarle mejor.
—¿Eh? —Skip crispa una ceja, entretenido—. De verdad te gusta.
—Quiero ser su amigo. —Una sombra de decepción recubre las pupilas del más joven y sin embargo, no perdura y rápidamente se ve reemplazada con el júbilo usual.
—¿Qué te detiene?
—Yut-Lung es celoso y siempre me quita a mis cercanos, ya viste cómo se llevó a Shorter en su viaje.
—Entonces... —Skipper se llena las mejillas con la hogaza de pan antes de continuar—. No permitas que se entere de tu amistad con Ei-chan todavía. —Aslan es inteligente y comprende los riesgos que tendría encariñarse con este beta y efectivamente ser amigos y aun así, al encontrarse con su sonrisa abierta, su corazón sangrante en la manga de su kimono y sus pupilas oscuras sabe que está perdido.
—¿Crees que pueda disimularlo?
—Creo que debes mejorar en disimularlo. —Skip es franco—. Porque si Yut-Lung te descubre siendo amigo de Eiji podría marcarlo como su propiedad.
—Lo sé.
—Sería malo.
—Muy malo.
Porque lo único peor que la marca de un alfa, es la marca de un omega.
El otro capítulo igual se viene bien soft, pero ya entramos al primer conflicto real de la trama el siguiente de ese así que disfruten los momentos de paz y cotidianidad mientras nos duren. Nos vemos en la semanita~
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