SEGUNDA PARTE
El tiempo pasaba rápidamente, tanto que llevaban más de un mes de casados, aquella noche que Bora prefería borrar de su cabeza porque nunca antes en su vida se había sentido tan incómoda. Pues, cuando llegó el momento de la celebración, Jungkook se desaparecía por ratos y largos momentos, haciendo que la ansiedad invadiera a la joven que quería escapar de las personas que estaban presentes, las cuales la miraban de una forma que no podía describir, quizás con extrañeza, curiosidad. Hubo quienes se acercaron buscando conversar, lo cual la ponía de los nervios porque temía decir algo que no debería, aunque Jungkook no había hablado con ella al respecto ni tampoco Jimin, que la salvó en varias de esas situaciones. En la mayoría se quedó él hablando, hasta que decidió interrumpir llevándosela a ella, lo que hizo que Bora ya no soportara más el hecho de que "su esposo" desapareciera, por lo que Jimin se disculpó y pidió que no hablara sobre ella.
Creyó que eso sería lo peor de esa noche, que luego podría marcharse a su casa y relajarse, pero empezando porque Jimin le dijo que al ser tan tarde era mejor que se quedara en la habitación de huéspedes, finalizó con que al estar casados debía vivir junto a Jungkook en esa casa. Claro que no dudó en negarse, pero Jimin no parecía aceptarlo, lo que la hizo molestar, aunque sabía perfectamente que él tan sólo seguía las órdenes del hombre con el que tuvo que casarse.
A Bora no le quedó más que acabar aceptando, recibiendo la ayuda de Jimin para llevar necesario, aunque el miedo la invadía al tener que vivir con un completo desconocido, sin saber lo que podría significar o lo que podría llegar a obligarla a hacer, aliviándose de gran manera al saber que Jimin también estaba ahí y que aquella habitación de huéspedes sería la suya y hasta tenía permiso para remodelarla como quisiera para poder sentirse cómoda, aunque dudaba que eso viniera de parte de Jungkook.
—Oh, ¡buenos días, precioso! —exclamó con una sonrisa.
Bora observó como el dóberman se levantaba rápidamente del sofá, acercándose emocionada a ella que empezó a acariciar su cabeza, recibiendo algunas lamidas que la hicieron reír, al igual que recordar las palabras de Jungkook cuando lo conoció. Fue cuando los invitaron se fueron que al entrar vio como un hombre con traje entraba con una correa, llevando a un dóberman marrón que quiso acercarse rápidamente al verla, provocando que primero se asustara por su tamaño y por lo que solían decir de aquellos perros de raza. Pero, Jimin al sentir cómo tomaba con fuerza su brazo, escondiéndose detrás de él, ya que Jungkook no parecía tener la intención de decir algo, al contrario, hablaba con el hombre de traje, aclaró de manera rápida que era cariñoso y no tenía que temer. Hasta hizo que se acercara mientras él lo acariciaba, demostrándole que no mentía, por lo que no muy convencida, decidió obedecer.
«Oh, ¡hola, precioso!» exclamó haciendo una voz más aguda de lo normal.
«¿Lo ves? Es cariñoso» comentó aún acariciándolo también, Jimin.
«¿Cómo puedes ser tan cariñoso? Eres precioso, lo sabes, ¿verdad?»
«Se llama Bam, no precioso» aclaró llamando la atención de ambos, Jungkook.
La fémina había levantado la cabeza, encontrándose con el semblante serio de Jungkook, sin poder saber lo que podría estar pasando por su cabeza en ese momento.
«Ven conmigo, Bam»
No pudo evitar sorprenderse al verlo comenzar a caminar, siendo seguido rápidamente por su perro que subía las escaleras a su lado mientras él se desabrochaba la chaqueta, lo que hizo que dirigiera su mirada a Jimin, el cual se reincorporaba mostrándose bastante tenso por la situación.
Ahora la castaña consideraba que lo único bueno en la casa era Jimin, con el cual podía conversar la mayoría de días, disfrutando cuando no parecía ahogado por el trabajo y lo veía unos cuantos minutos, y también Bam. Cuando se encontraba aburrida, le gustaba sentarse a su lado, acariciarlo, notando cómo él disfrutaba de eso, más cuando jugaban en el patio, aunque podía notar que a Jungkook no parecía gustarle eso por su manera en que lo llamaba a los pocos minutos.
—Buenos días, señora —escuchó la voz femenina a sus espaldas, lo que hizo que volteara a ver a Yoonjung, la cual se encargaba de la cocina—. ¿Va a desayunar?
—Oh, no. Estoy apurada —informó haciendo una mueca.
—No creo que al señor Jeon le guste saberlo...
—Pues, no se lo diga.
—Es su esposo...
—Por favor...—suspiró tomándose el puente de la nariz.
A pesar de que no llevaba mucho tiempo ahí, Bora sentía que había tomado algo de confianza con las mujeres que trabajaban allí, aunque todavía detestaba que la llamaran "señora" o que llamaron a Jungkook "su esposo", por lo que intentaba mantener la calma y no decir algo de más, ya que por las miradas y formas de actuar de Jimin, parecía que era mejor también fingir frente a ellas.
—¿Dónde está el señor Jeon?
—En su despacho. Este desayuno es para él.
—Pues, yo se lo llevaré.
—No...
—Yo lo haré. Tranquila.
Bora tomó la bandeja donde llevaba el desayuno, regalándole una sonrisa tranquilizadora antes de voltear para comenzar a caminar hacia el despacho, sintiendo cómo los nervios iban invadiéndola. Al llegar frente a la puerta, sostuvo la bandeja por debajo con una mano, para así darle unos toques, arrugando ligeramente la frente cuando al volver a tomarla con ambas manos su mirada se fijó en las dos pastillas que tenía a un lado del jugo de naranja.
—¡Pase!
Al escuchar esa voz, su curiosidad desapareció y fue invadida nuevamente por los nervios.
«¿Acaso no sabe hablar con suavidad?» pensó frustrada.
Al entrar, cerró la puerta con algo de dificultad al tener que turnar las manos, lo que hizo que soltara un quejido al casi caérsele la bandeja, sin notar en absoluto cómo Jungkook que estaba frente a la ventana que daba hacia el patio trasero, con sus manos tomadas detrás de su espalda, se tensó al escucharla.
—Buenos días —habló nerviosa—. Aquí está su desayuno.
—Déjelo en el escritorio.
Asintió rápidamente, aunque creía que no podía verla, lo cual no era así porque la observaba por el reflejo del vidrio. Bora carraspeó la garganta, intentando mantener la calma mientras observaba su corto cabello oscuro, el traje negro que llevaba, los guantes en sus manos y los zapatos también oscuros.
—¿Por qué lo ha traído usted?
—¿Por qué no? ¿Le molesta mi presencia?
—¿Acaso no sabe que responder una pregunta con otra pregunta es de mala educación?
La fémina suspiró sintiéndose algo frustrada, pues no le gustaba para nada el hecho de no poder siquiera mantener una conversación con él, ya ni siquiera recordaba su rostro porque desde la boda, Jungkook parecía huir de ella. Si no estaba encerrado en su despacho, lo estaba en el gimnasio que tenía en la mansión, lo que le hacía preguntarse si acaso alguna vez salía, si eso no llegaba a afectarle. Pero tampoco quería darle tantas vueltas al asunto, pues si lo pensaba con claridad, se sentía aliviada de que el matrimonio con él resultara de esa manera, porque en un momento se había asustado de pensar en que podría ser obligada a cumplir con algo que no quería, simplemente, por el hecho de ser su esposa.
Lo mejor era no buscarlo, ni mucho menos conocerlo.
De todas maneras, no estaba interesa para nada en hacerlo.
—Lo siento. Se lo traje yo porque necesito... necesito pedirle algo —explicó avergonzada—. Hoy... debo pagar el hospital, y... créame que siento demasiada vergüenza de tener que pedírselo, pero...
—Tome la tarjeta que está en el escritorio —la interrumpió sorprendiéndola.
Al dirigir la mirada hacia el escritorio donde estaba la computadora, como también varios documentos, pudo ver que también había una tarjeta negra con diseños azulados, lo que hizo que no muy convencida se acercara a tomarla.
—P-pero...
—Sabía que en estos días debía hacer el pago, así que iba a dársela a Yoonjung para que se la entregue a usted.
—Oh, supongo que... gracias.
—Era el trato. Ahora lárguese que debo trabajar.
—Pues, yo debo ir a la universidad que ya voy tarde...
—Dígale a Dongyoon que la lleve y lárguese —habló molesto, ya que no quería seguir escuchándola.
—Bien, como sea —asintió pensativa, volteando para comenzar a caminar hacia la puerta, abriéndola para salir—. ¡Que tenga un buen día!
—Oh, Dios...
Bora cerró la puerta mientras soltaba una risilla, ya que ahora había podido descubrir que resultaba ser algo estresante para él escucharla hablar, por lo que podría ser el motivo por el cual no se acercaba a ella. Eso le llevaba a preguntarse si acaso era así con todas las personas o solamente era con ella, porque dejaba entrar todos los días a Yoonjung, como también a Jimin.
De todas maneras, decidió no seguir dándole importancia a su comportamiento, tomando la mochila que dejó en el sofá para así salir donde se encontraba Dongyoon a un lado de la puerta, seguramente esperándola, ya que desde que estaba ahí, Jimin le había dado la orden de que le pidiera a él cuando tuviera que ir a un lado para no gastar en un taxi o autobús. Eso no le gustó para nada, pero el rubio le recalcó que por algo Jungkook le pagaba, así que era su trabajo.
(...)
—Pero ¿no va a cenar, señora? —preguntó acercándose a las escaleras, Yoonjung.
—Comí afuera. No se preocupe.
—Pero...
—Está bien. Yoonjung —intervino una voz masculina suave, llamando la atención de ambas mujeres.
Yoonjung hizo una reverencia, ganándose una pequeña sonrisa por parte del rubio, el cual luego dirigió la mirada a la fémina que estaba sobre el tercer escalón, tomándose las manos y con la cabeza gacha, demostrando así que los nervios la habían invadido por su presencia.
—Y-yo... subiré...
—¿Por qué no me mira? —examinó acercándose para subir el primer escalón, notando cómo los nervios se intensificaban.
Bora se apretaba las manos, detestándose por no poder actuar con normalidad cuando lo tenía cerca, lo que hacía que no pudiera aprovechar al máximo los pequeños momentos en los que podían estar juntos, pero es que, como ahora, sus latidos se aceleraban y se le dificultaba hasta poder formular una oración.
Ese era el efecto que tenía Park Jimin en ella.
Tragó con dificultad, decidiendo tomar el valor para levantar la cabeza y enfrentar su mirada, notando cómo su semblante serio cambiaba a uno de sorpresa por un momento.
—¿Estuvo llorando? —indagó subiendo otro escalón, mirándola con cierta preocupación—. ¿Se siente bien?
—Sí, es sólo que... fui a ver a mi padre, y...—soltó un suspiro mientras negaba con la cabeza—. Olvídelo.
—Pero...
—Subiré a descansar. Buenas noches.
Bora volteó para comenzar a subir los escalones, dejando a un Jimin algo atónito, queriendo poder decir algo para detenerla y continuar conversando, queriendo indagar en lo que la tenía de esa manera, pero a la misma vez no sabía qué decir en ese momento porque sentía que no había la confianza necesaria entre ambos, además que todo el tiempo en el que estaba con ella no podía evitar recordar a Jungkook.
Acabó soltando un suspiro mientras la observaba caminar por el pasillo, dirigiéndose a la habitación, lo que hizo que decidiera también voltear para comenzar a dirigirse al despacho de Jungkook. Por un momento, al tocar y escuchar su voz, comenzó a frustrarse porque la verdad era que no se sentía de ánimo para soportar sus tratos y miradas, pero al volver a escuchar su voz, se decidió por pasar.
Jimin lo escuchaba hablar y hablar, sintiendo su intensa mirada sobre él que estaba con las manos detrás de su espalda, asintiendo a lo que decía, pero la verdad era que, no estaba escuchando nada de lo que decía, ya que se perdía en sus pensamientos.
Últimamente no sabía que estaba pasándole, qué era lo que estaba mal con él para que no pudiera mantener su concentración, se sentía demasiado torpe, algo que no era para nada, lo que tan sólo hacía que se ganara más reproches de los normales por parte de Jungkook y eso era algo que no estaba sabiendo cómo soportar. Por esa razón quería más que nada culpar a Taehyung, ya que desde que lo había visto por última vez, soportando sus reproches, trayéndole recuerdos del pasado que quería poder enterrar para eliminar aquella presión en su pecho, fue como si sus palabras quedaran resonando en su cabeza.
Un estruendo logró que Jimin se sobresaltara, abriendo sus ojos a la par, dándose cuenta de que Jungkook había golpeado el escritorio con su mano abierta y sin sus típicos guantes, donde resaltaba el anillo en su dedo anular. Este estaba levantado e inclinado hacia adelante, mirándolo amenazante y con sus facciones endurecidas, haciéndole dar cuenta que estaba molesto, por lo que tragó con dificultad.
—¡¿Estás escuchándome?!
—Lo siento —musitó bajando la cabeza.
—¡Últimamente pareces perdido! —reprochó molesto—. ¡¿Qué rayos sucede contigo?!
—Son sólo unos problemas. Lo siento.
—¡No te disculpes más y deja de actuar como un estúpido!
—Prometo que mis problemas ya no seguirán interfiriendo con el trabajo.
Jungkook soltó un suspiro mientras se dejaba caer sobre la silla nuevamente, tomándose el puente de la nariz como si intentase volver a calmarse.
—Ya le di la tarjeta a Bora, así que controla cada gasto —ordenó con voz más relajada.
—Bien.
—¿Cenó? —indagó desviando la mirada hacia la computadora mientras Jimin parecía sorprenderse por un momento.
—Dijo que ya cenó antes de regresar.
—Yoonjung me dijo que no desayunó y tú te crees esa mentira...
—Desde que está aquí ha cumplido la mayoría de veces, y eso es algo que se puede notar —refutó mientras Jungkook alzaba una ceja—. A lo que voy es que... no te preocupes tanto.
—No soportaré estupideces.
—Entonces, habla con ella.
Las facciones de Jungkook se endurecieron demostrando que estaba desafiando su paciencia, lo que hizo que soltara un suspiro.
—Solamente no tuvo un buen día porque fue al hospital a ver a su padre.
—Ya debería comenzar a hacerse la idea de que no va a despertar —comentó volviendo su atención a la computadora mientras Jimin abría los ojos de par en par.
—No se te ocurra decirle algo así, Jungkook —masculló molesto, llamando su atención.
—Sólo digo —se encogió de hombros, para luego inclinarse hacia atrás en la silla—. Ya ha pasado tiempo. Es momento de que se haga esa idea, ¿o vas a decir que tú tienes esperanza?
—Sólo... recuerda por qué ella aceptó el trato —apuntó mientras él rodaba los ojos acariciando el labio inferior con el dedo del medio, sin mirarlo—. No cometas un error. Buenas noches.
Jimin salió del despacho mientras intentaba mantener la calma, preguntándose cómo Jungkook podía soltar esas barbaridades sin siquiera inmutarse. No podía entender cómo funcionaba su cabeza mientras la de él parecía pensar de más, como también preocuparse de más.
Luego de una ducha, había decidido recostarse y descansar, pero los minutos pasaban y solamente daba vueltas en la cama, deseando que su cabeza pudiera parar aunque sea un rato para así poder descansar porque ya había tenido suficiente durante todo el día. Tan sólo quería poder tener la suerte de estar en su cama, cerrar los ojos, que sintiera que todo estaba bien o al menos marchando mejor y su mente pudiera tener serenidad, no aquellos pensamientos trágicos y recuerdos iban una y otra vez a él.
Al darse cuenta de que no serviría de nada que siguiera recostado porque su cabeza no lo dejaría tranquilo, decidió levantarse para salir de su habitación, dirigiéndose a la cocina. Estaba demasiado frustrado consigo mismo.
Jimin decidió calentar algo de leche, ya que siempre que se le dificultaba dormir le gustaba beber una taza de leche al sentir que eso le ayudaba a poder descansar luego.
Una vez la vertió en una taza, le dio un sorbo mientras observaba el cielo a través de la ventana, pensando lo lindo que se veía el cielo azul estrellado. Pero, en eso, unos pasos llamaron su atención, lo que hizo que volteara tenso al pensar en que podría ser Jungkook y tendría que soportar sus reproches, hasta que acabó relajándose al ver que se trataba de Bora.
—¿Bora...?
—Oh...—se detuvo de manera abrupta mientras bajaba su cabeza al sentir su rostro arder y los nervios invadirla.
—¿Usted tampoco puede dormir?
—No.
—Tome asiento y comparta una taza de leche conmigo, por favor.
Bora abrió los ojos de par en par, dejando notar su sorpresa mientras que Jimin volteaba para buscar otra taza en la alacena. Al servirle la leche que anteriormente había hervido, se acercó a la isla de la cocina donde Bora estaba aún parada a un lado.
—Aquí tienes.
—G-gracias.
El tener la mirada del rubio sobre ella, no la ayudaba para nada, pero en aquel silencio donde la tensión se dejaba notar, se pudo escuchar su estómago rugir, lo que hizo abriera los ojos a la par mientras su rostro ardía por la vergüenza y Jimin soltaba una risilla.
—Y-yo...
—Tranquila. Sabía que era mentira que cenaste —apuntó mientras ella desviaba la mirada—. Hay unas galletas por aquí. Tú toma asiento.
Se había acercado a la alacena, abriendo las puertas hasta que tomó frasco donde había galletas con chispas de chocolate, para luego dejarlo en la isla de la cocina frente a ella, y tomar asiento en el taburete.
—¿Cómo está? —se atrevió a preguntar antes de darle un sorbo a la leche.
—Bien...—respondió de manera casi inaudible, pero al notar cómo este la miraba como si no le creyera, hizo una mueca—. Sólo... extraño demasiado a mi padre, y... muchas veces, como hoy, siento miedo de que...—suspiró—. No quiero ni decirlo.
Jimin la miraba consternado, comprendiendo rápidamente a lo que se refería, lo que llevaba a que las palabras de Jungkook resonaran en su cabeza y se frustrara por esa razón. No quería para nada que Bora también pensara de esa manera.
—Tampoco tiene que hacerlo. Entiendo
—asintió atreviéndose a apoyar la mano sobre la de ella, la cual lo miraba sorprendida—. Mejor coma.
Ella asintió con una pequeña sonrisa, tomando con su mano libre una galleta para darle un mordisco, bajo la atenta mirada de Jimin que le daba otro sorbo a la leche.
—Mmm... ¡Son deliciosas! —exclamó antes de darle otro mordisco.
—Adivina quién las hizo.
—Pues, Yoonjung —respondió obvia, pero este negó con la cabeza, apoyando el mentón en la mano—. ¿Tú?
—No soy bueno. Sólo sé lo básico de cocina —confesó haciendo una mueca mientras ella arrugaba levemente la frente, pensando—. Jungkook.
—¿Qué? ¿En verdad? —preguntó asombrada mirando atentamente la galleta, escuchando un "Mhm" de su parte—. ¿Y puedo comerlas? ¿No se va a enfadar?
—¡¿Qué?! ¿Por qué pregunta eso? —cuestionó riendo.
—No lo sé. Quizás porque no me soporta y pudo ponerles algo...
—¡Por Dios! —soltó una risotada, quitándole la galleta—. Mira, probaré yo que sé que me necesita, así que no haría algo así.
Jimin le dio un mordisco para luego entrarle el pequeño trozo que había quedado, el cual ella tomó llevándoselo a la boca, mientras él parecía reaccionar a la confianza que habían tomado de repente.
—¿Qué le sucede? —frunció el ceño, tomando la taza para darle un sorbo a la leche.
—Es sólo que... la galleta...—explicó nervioso mientras parecía desconcertarse más.
—Oh, ¿iba a comerla completa?
—¡No! Digo... creo qué actué con demasiada confianza, y...
—Hablando de confianza, ya podríamos tutearnos, ¿no cree? —preguntó sorprendiéndolo.
—¿En verdad?
—¿Le gustaría?
—Si a usted sí, a mí también —asintió mientras ella sonreía.
—Perfecto.
El ambiente parecía ser más cómodo para ambos, principalmente para Bora que continuó comiendo las galletas y bebiendo leche, sin notar para nada como la mirada de Jimin por momentos se fijaba en ella, cubriendo con la mano la pequeña sonrisa que se dibujaba en sus labios. Así fue, hasta que acabó, lo que hizo que la mirada de ella se fijara en la de él, pudiendo notar que parecía algo cansada.
—Creo que ya es hora de que vaya a descansar —habló levantándose—. Mañana tengo clase temprano.
—Oh, deja eso. Yo me encargo —asintió tomando su taza vacía, la cual ella tenía intención de tomar—. Tú ve a descansar.
—¿Seguro? —él asintió con una pequeña sonrisa—. Está bien. Que descanses, Jimin.
—Tú igual.
Bora volteó para comenzar a caminar, saliendo de la cocina, queriendo poder reprimir la sonrisa al pensar en el momento que habían compartido.
—¿Bora...?
Al escuchar esa voz nuevamente, volteó dándose cuenta de que Jimin había dado varios pasos hacia adelante, como si hubiera tenido la intención de seguirla, lo que hizo que la curiosidad la invadiera.
—Por las noches, cuando no puedas dormir, baja a la cocina y comparte más tazas de leche conmigo —habló con una pequeña sonrisa—. Dicen que eso ayuda a descansar.
—Lo haré —asintió sintiendo sus mejillas arder mientras notaba cómo se elevaban las comisuras de los labios de Jimin, ensanchando su sonrisa.
Sin más, volteó para retomar su camino, mordiendo su labio para así evitar chillar de la emoción, sintiendo un cosquilleo en su estómago.
(...)
Jimin bajó del coche, observando la hora en el reloj que llevaba en su muñeca, pensando en que podía darse un tiempo para comer, ya que en su almuerzo no había comido ni la mitad porque Jungkook estaba más molesto de lo normal, y por sus grandes ojeras, parecía no haber podido dormir. Sabía perfectamente que tenía problemas para dormir y creía que eso estaba mejorando, pero también notaba que en los últimos meses estaba demasiado alterado, desde que se enteró las condiciones del testamento, y aunque estaba cumpliéndolas, la manera en la que parecía descargarse en él, no desaparecía.
Estaba agotándose más y más con cada día que pasaba.
Tenía la intención de ir hacía el café, pero al levantar la mirada y ver un pequeño grupo de amigos, como también escuchar unas risotadas, llamó por completo su atención.
—¿Bora...?
Aquella voz masculina hizo que la castaña se detuviera de manera abrupta, volteando sorprendida al encontrándose con el rubio que guardaba las llaves del coche en uno de los bolsillos delanteros de los pantalones, mientras que sus otros dos amigos volteaban confundidos.
—¿Jimin? —se acercó aún sorprendida, colocándose frente a él—. ¿Qué...? ¿Qué haces aquí?
—Pensaba en comer algo antes de entregar unos papeles que me pidió Jungkook —explicó tranquilamente, dando otro paso hacia adelante—. Por lo que veo ya saliste de la universidad, ¿por qué no llamaste a Dongyoon para que pase por ti?
—Mmm... es que no pienso ir justamente a su casa —respondió por lo bajo como si estuviera nerviosa, mientras que Jimin con su manera de mirarla, parecía incitarla a seguir hablando, ya que tenía curiosidad—. Es que, en realidad, quedamos en ir al parque de diversiones.
—¿Al parque de diversiones?
—¡Sí! ¿Quiere unirse? —preguntó emocionada y acercándose, Soomin, provocando que se sobresaltara.
—No...
—¡Sí! ¡Únase, señor Park! —intervino también, Seokjin—. Parece demasiado cansada. Necesita algo de diversión. Venga con nosotros.
Bora al notar que Jimin no sabía qué decir y parecía bastante incómodo, se acercó tomándolo del brazo.
—Déjenme hablar con él un momento.
Lo obligó a seguirla, alejándose unos pocos metros de sus amigos, volteando para quedar frente a él, encontrándose con aquellos ojos mieles que provocaba un cosquilleo en su estómago.
—Lamento si te incomodaron...
—Está bien —asintió regalándole una sonrisa tranquilizadora, lo que hizo que ella desviara la mirada al sentir su rostro arder.
—De todas maneras, ¿estás ocupado? —indagó desconcertándolo.
—En realidad, tengo un poco de tiempo libre, ¿por qué?
—¿No quieres venir con nosotros? —sonrió ilusionada.
—¿C-con ustedes?
—Bueno, hacerme compañía más que nada —aclaró logrando que él se desconcierte más que nada—. Es que Seokjin y Soomin están más en una cita, así que yo soy como el mal tercio.
—Oh, ya entiendo —asintió soltando una risilla.
—Vamos, anímate —pidió llevando también su otra mano al brazo de él—. Vamos a divertirnos un poco antes de que tengas que volver al trabajo.
—No lo sé, Bora.
—¡Por favor...!
Este al notar su mirada rogante y sus mejillas sonrosadas, mordió ligeramente su labio inferior, pensando en que se le dificultaba demasiado negarse si la tenía de esa manera, a pesar de que la voz en su cabeza le gritaba que no debería aceptar porque ya tenía demasiados problemas y esa situación podría provocarle otro más. Aun así, acabó asintiendo mientras soltaba una ligera risa.
—Está bien, pero será sólo por un rato.
—¡Perfecto! Vamos.
Así Seokjin y Soomin celebraron que Jimin se uniera a ellos, el cual les dijo que se subieran a su coche, abriéndole la puerta del copiloto a Bora para que pudiera subirse, por lo que ella le agradeció con una sonrisa tímida, sintiendo las intensas miradas de sus mejores amigos.
Durante el camino, el rubio colocó música, aunque Seokjin y Soomin no dejaban de hablar, intentando incluirlo, lo que se le hizo bastante cómodo, mirando por momentos con una sonrisa a la castaña que se veía bastante relajada al notarlo.
Cuando llegaron, Jimin ya se sentía más en confianza con ellos, por lo que la tensión había desaparecido casi por completo, aunque seguía sintiéndose algo incómodo al seguir creyendo que sobraba, sin saber si era por su edad o porque aquella voz en su cabeza seguía gritándole que no debía estar ahí perdiendo el tiempo y lo mejor era esperar solo hasta que se hiciera la hora de la reunión para entregar los documentos que le dio Jungkook.
Luego de pagar, Seokjin y Soomin se adelantaron, hablando sobre a qué juego deberían subirse primero, Bora sonriendo al ver cómo él se había atrevido a tomarle la mano.
—No sé si hice bien en aceptar —comentó llamando su atención, Jimin.
—¿Por qué lo dices? —arrugó levemente la frente, girando su cabeza para verlo mientras seguían a la pareja.
—Siento que al lado de ustedes, estoy muy viejo para esto —respondió soltando una ligera risa—. De todas maneras, debería concentrarme en el trabajo.
—Primero, no estás viejo y aquí vienen hasta personas más grandes que tú —apuntó con el semblante serio—. Y segundo, dijiste que tenías tiempo libre. Necesitas distraerte de tanto trabajo y divertirte un poco nunca está mal.
Bora le dio un pequeño empujón a Jimin, el cual soltó una ligera risa.
—¡Oigan, ustedes! —exclamó llamando su atención, Soomin—. ¡Vamos al torbellino.
Tuvieron que hacer una fila, esperando que llegase el turno, Jimin aliviándose de cuando les tocó, ya que temía perder demasiado tiempo. Cuando se subieron al carrito que era para cuatro personas, decidió que sería al único que se subiría y luego se marcharía, ya que temía llegar tarde. No podía dejar de pensar en eso hasta que al ir montado, comenzó a sentir cómo si el carrito donde iban los cuatro fuera a salirse del carril, lo que les hacía gritar, aunque Bora comenzó a reír, lo que hacía que por momentos Jimin se le uniera y otros entrara en pánico nuevamente.
Al bajar, tanto Jimin, como Seokjin y Soomin algo aliviados mientras que Bora seguía riéndose, más que nada por las reacciones de ellos, comenzaron a hablar de cuál podría ser el siguiente. El rubio parecía dejar de lado su preocupación, y es que la había pasado tan bien en ese juego con ellos, dándose cuenta de que hacía mucho tiempo que olvidó por completo lo que era tener tiempo libre y usarlo para divertirse. Por esa misma razón, no dudó para nada en unirse a ellos a otro juego, siendo ahora elegido el Sky Master.
Jimin abrió los ojos a la par al ver, comenzando a arrepentirse, pero fue tomado por el brazo y arrastrado por Bora, por lo que intentaba dejar su miedo de lado. Había decidido sentarse al lado de la fémina, la cual parecía bastante emocionada por lo que observó a Seokjin notando que no era el único que parecía nervioso.
Y cuando el juego empezó, se arrepintió por completo de no haberse marchado porque al quedar de cabeza llegaba a sentir hasta vacíos en su estómago y como el mundo daba vueltas a su alrededor, llegando a asustarse cuando veía cómo el otro brazo parecía ir directo contra ellos como si fueran a chocar.
Cuando se bajaron, Jimin llegó a recibir burlas por parte de Bora, lo que le hacía molestar, pero también reírse, comenzando a participar en cuál quería que fuera el próximo juego. Así con el cielo oscureciéndose, al bajar del siguiente, sentía su estómago rugir, por lo que dio la idea de comer y los demás rápidamente aceptaron, acercándose a la pequeña fila que había en uno de los puestos. Bora y Jimin estaban juntos porque querían Corn Dogs mientras que Seokjin y Soomin estaban pasando por los demás puestos, decidiéndose.
Una vez que ya tenían sus Corn Dogs, comenzaron a caminar tranquilamente mientras comían.
—Oye, eres demasiado miedoso —comentó dándole un pequeño empujón, haciendo que este fingiera indignarse, por lo que ella lo observó algo nerviosa, hasta que sintió cómo este pasaba el brazo por sus hombros mientras soltaba una risotada.
—Lo admito, pero es que no soy alguien que disfrute bastante de la adrenalina —explicó mientras ella lo observaba—. Tú pareces hacerlo.
—Desde pequeña —asintió mientras él la miraba curiosa, incitándola a seguir—. Era de esas que no podías descuidar porque podía poner su vida en riesgo. De hecho, una vez trepé el árbol que estaba al lado de nuestra casa, pero me caí porque me asusté por el grito de mi papá y me quebré el brazo izquierdo.
Jimin la observaba con los ojos abiertos a la par mientras ella soltaba una risotada.
—Esa es una de las tantas anécdotas donde arriesgaba mi vida.
—Dime que ahora no eres así.
—Tranquilo, ahora me cuesta hasta levantarme de la cama.
El rubio soltó una risotada, pero su mirada acabó dirigiéndose hacia su mano con la que sostenía el Corn Dog.
—No llevas el anillo —murmuró llamando su atención.
—Oh, es que... ayer olvidé de colocármelo luego de visitar el hospital
—hizo una mueca mientras él la miraba con algo de curiosidad—. Sigo teniendo la esperanza de que despierte mientras estoy ahí, así que no quiero que lo primero que vea sea que... ya sabes, me casé. Ni siquiera sabría cómo...
—¡Deberíamos haber subido a la montaña rusa! —exclamó llamando la atención de ambos, Seokjin, por lo que Jimin apartó rápidamente el brazo de los hombros de Bora, dándose cuenta de que ni siquiera había sido consciente de aquella cercanía y confianza.
—¡Yo también, pero a la de agua!
—Oh, pero no era posible porque Jimin tiene que trabajar, así que...—comentó Bora, notando cómo Jimin abría los ojos a la par al reaccionar.
—Mierda, mierda, mierda...—murmuró observando el reloj de su muñeca.
—¿Qué hora es? —preguntó preocupada, acercándose.
—¡La reunión empezó hace media hora! ¡Carajo!
Jimin dejó caer el Corn Dog y volteó para comenzar a correr hacia la salida, dejando atónitos a Seokjin y Soomin, mientras que Bora comenzaba a sentir cómo la culpa la invadía.
(...)
Bora había entrado a la casa sintiéndose demasiado tensa, ya que por una parte temía que Jungkook pudiera haber enfurecido y por otra temía que Jimin estuviera molesto con ella. Al no escuchar nada y encontrarse con Yoonjung, no dudó en preguntarle si Jimin había llegado, por lo que cuando le dijo que no, suspiró aliviada, creyendo que pudo haber resuelto la situación.
No dudó en subir y darse una ducha, quedándose en el caliente, desapareciendo toda la tensión al relajarse. Y una vez que se vistió y cepilló su cabello húmedo, Jimin volvió a invadir sus pensamientos, al igual que la curiosidad de lo que pudo haber pasado, por esa misma razón, decidió salir de la habitación.
Quería saber cómo estaba, si todo había salido bien como comenzaba a creer, ya que no estaba cuando ella regresó, pero al salir de la habitación y comenzar a caminar por el pasillo, dirigiéndose hacia las escaleras, lo vio. Jimin las subía rápidamente, volteando hacia la dirección contraria mientras empuñaba sus manos.
—¿J-Jimin...?
Este al escuchar su voz, se detuvo, pero no volteó a verla, al contrario, empuñó las manos con más fuerza.
—¿Jimin? ¿Estás bien? ¿Qué sucedió? ¿Estás molesto conmigo? —interrogó acercándose a paso cauteloso, notando cómo parecía tensarse.
—E-estoy bien, pero... no puedo hablar contigo ahora —su voz salió con un ligero temblor, llamando más la atención de Bora—. Necesito descansar. Ve a tu habitación, Bora.
Jimin pareció tener la intención de retomar rápidamente su camino, porque con cada paso que escuchaba que daba hacia adelante la fémina, más se tensaba. Pero tan sólo fue capaz de dar unos pocos pasos porque Bora apresuró los suyos, tomándolo rápidamente y con fuerza del brazo, haciendo que este volteara.
Al ver cómo este había bajado rápidamente la cabeza, frunció el ceño por el desconcierto.
—¿Qué te sucede? ¿Por qué no me miras? ¿Es porque estás molesto conmigo? —indagó preocupada.
—No.
—¡Jimin, mírame! —exigió atreviéndose a tomarlo del rostro, abriendo sus ojos a la par al poder verlo.
En ese momento pudo ver cómo su cabello caía desordenado por su frente, sus ojos enrojecidos y brillosos por las lágrimas que volvían a acumularse, pero lo que más llamó su atención fue ver aquella herida en su labio inferior, la cual sangraba.
—¡¿Qué rayos te sucedió?! ¡¿Quién te golpeó?! —preguntó preocupada.
—N-no es nada, Bora...—trató de sonar convencido, aunque tan sólo quisiera romper en llanto por impotencia, por no poder hacer nada porque sabía que luego la situación lo sobrepasaría.
—¡Alguien te golpeó! ¡Dime quién fue!
—No, ya basta —exigió tomándola de las muñecas para apartar las manos de su rostro—. No empeores la situación y vete a descansar.
Aún sintiéndose temblar de impotencia, volteó para retomar el camino hacia su habitación mientras Bora mordía el interior de su mejilla.
—Fue por mi culpa, ¿verdad?
Jimin, al escucharla, se detuvo inmediatamente.
—¿De qué hablas?
—Jungkook te golpeó por no cumplir con tu trabajo.
Jimin cerró los ojos con fuerza, volviendo a empuñar las manos mientras recordaba cómo había sido la situación. Al regresar sentía cómo su corazón golpeaba con fuerza contra su pecho y apretaba su mandíbula igual que sus manos empuñadas que estaban a sus lados, intentando así mantener la calma, aunque no podía mentir que también detrás de esa rabia, se encontraba también algo de temor. Siquiera era capaz de mirar a la cara al pelinegro que estaba frente de él con sus manos empuñadas en el escritorio, levantado y con su pecho subiendo y bajando por su respiración, intentando no seguir su impulso.
No había llegado a tiempo, y cuando vio el celular que se había dejado en el coche, encontrándose con las veinte llamadas y mensajes de Jungkook, supo que tal como la voz de su cabeza le gritaba, estaba en problemas. No quería volver a esa casa, no quería enfrentar a Jungkook, no porque temiera cómo podría actuar, sino porque ya estaba llegando a su limite aún sin hacer nada. Quizás, por tanto haberlo reprimido.
Y supo que había cometido un grave error al regresar cuando se atrevió a mentirle sobre su excusa de porqué no llegó a tiempo a la reunión, cuando Jungkook se acercó peligrosamente e impactó su puño contra su mandíbula, haciéndole caer al suelo y gritándole.
«¡No intentes verme la cara de estúpido, Jimin! ¡En vez de ayudarme quieres hundirme! ¡¿No es así?!»
Jimin había querido responderle, pero comenzó a sentir cómo un líquido tibio caía por su barbilla, sintiendo punzadas en su labio inferior, por lo que llevó su mano temblorosa ahí, observando sus dedos manchados de rojos, lo que hizo que abriera los ojos a la par. Si bien, Jungkook lo había golpeado en otras ocasiones, pero jamás había provocado algo así, lo que hacía que sintiera una presión en su pecho y los impulsos llegaran a él.
«¡¿Crees que al ver que dudan de mi matrimonio con Bora, no estaré atento a cada paso de ella?! ¡¿Acaso quieres dejarme como un gran imbécil frente a todos, acercándote de esa manera a mi esposa?! ¡No permitiré que me eches todo a perder, Jimin!»
Y así continuaron los gritos, Jimin luchando contra sí mismo para no explotar, tragándose su dignidad para levantarse, disculparse con él y salir del despacho aún sintiendo su sangre hervir. Necesitaba dejar de sentirse de esa manera, poder volver a pensar con claridad, como también poder darle una última ayuda para poder marcharse tranquilo de su vida y volver a vivir la suya.
—No.
—No me mientas, Jimin.
—¿Y si fue así, qué? —cuestionó volteando a verla mientras ella se sorprendía por su manera de hablarle, lo que hizo que él suspirara—. Lo siento. Estoy siendo grosero contigo cuando no lo mereces —suspiró—. En verdad lo siento, es sólo que... odio que me veas de esta manera...
Jimin quiso continuar hablando, pero la vio empuñar las manos y comenzar a caminar rápidamente hacia las escaleras para comenzar a bajarlas.
—¡Bora! ¡¿A dónde vas?!
—¡No voy a dejar que esto se quede así! ¡Ese idiota me va a escuchar!
Bota bajó los escalones rápidamente, ignorando por completo los gritos de Jimin que intentaban que se detuviera, pero ella sentía su sangre hervir, por lo que se dirigió hacia el despacho dando un portazo que hizo que Jungkook se levantara enfurecido, apoyando las manos por el escritorio mientras se inclinaba hacia adelante.
Desde la boda que ella no había vuelto a ver aquel rostro que comenzaba a borrarse de su memoria, y por más que pudiera sentirse intimidada o temblar al ver sus facciones endurecidas donde resaltaban las cicatrices y su mirada amenazante, no retrocedió. Si había algo que no soportaba era ver que las personas se aprovechaban de otras, y por más que sabía que Jimin sólo recibía órdenes de él, que ese era su trabajo, no iba a aceptar que se descargara en él de esa forma.
—¿Por qué carajos entra así? —preguntó intentando mantener la calma.
—¡¿Quién rayos se cree usted para golpear a Jimin de esa manera?!
—¡No se atreva a levantarme la voz! —gritó golpeando el escritorio con su palma.
—¡Y usted no se atreva a golpearlo una vez más!
Jungkook al ver cómo Jimin entraba tenso al despacho, pasó la lengua por el interior de su mejilla mientras bajaba la cabeza por un momento.
—Veo que has logrado ponerla en mi contra, ¿eh?
—N-no, no es así...
—¿Ponerme en su contra? ¡Usted mismo lo logró con su manera de actuar!
—¡¿Y eso qué rayos le importa?! ¡Lo único que debe hacer es ser mi esposa por el tiempo acordado mientras le doy el dinero que necesite!
—¡Por Dios! ¡¿Qué es lo que está mal con usted?! ¡¿Acaso no se da cuenta de que actúa como un animal?! —cuestionó apuntando a Jimin que estaba atónito.
—¡¿Cómo se atrevió a llamarme?!
—¡P-por favor, cálmense! —intervino Jimin al observar cómo Jungkook se acercaba peligrosamente a la fémina.
—¡No! ¡¿Sabe qué?! ¡Es una maldita...!
—¡Cierre la maldita boca! —exigió acercándose más a ella—. ¿Qué es lo que busca? ¿Eh? ¿Cree que todas esas mierdas que escupe no me la han dicho antes? ¿Acaso quiere enojarme más?
—¡Sólo he buscado que reaccione! ¡Es el único que es capaz de soportarlo y usted se comporta así! —explicó frustrada—. ¡Sólo me hace arrepentir de haber aceptado esta mierda! ¡Siento tanta pena por usted porque va a terminar quedándose solo por ser tan animal!
Bora volteó ignorando hasta a Jimin que parecía siquiera poder reaccionar luego de todas las palabras que había escupido, pero es que ni siquiera ella era capaz de reaccionar al seguir tan enfurecida por el comportamiento del pelinegro. Y claro que él no podía permitir que todo quedara de esa manera.
—¡No se atreva a darme la espalda luego de toda la mierda que soltó! —escupió colocándose nuevamente frente a ella, inclinándose hacia adelante para acercar sus rostros mientras ella enfrentaba su mirada.
—¡Eso es algo que debí haber hecho antes de conocerlo! ¡Jamás debí aceptar su maldita propuesta y no sabe cuánto me arrepiento ahora de haberlo hecho!
Jungkook la observaba con su rostro enrojecido, su pecho subiendo y bajando por su respiración violenta, escondiendo la sorpresa que era para él que alguien se atreviera a enfrentarlo y que esa persona fuera nada más y nada menos que aquella fémina que desde un principio la había visto demasiado débil, y no solamente por su apariencia, sino también hasta de personalidad. Pero parecía ser que aquella noche fue de puras sorpresas.
—Si no quiere realmente arrepentirse de haberse casado conmigo, lárguese ahora mismo —advirtió entrecortado debido a su respiración violenta, mientras observaba aquellos ojos grandes y cafés que parecían querer adivinar lo que podía estar pensando.
Bora pasó por su lado, ignorándolo por completo cómo si aquella amenaza no hubiera provocado mucho en ella, lo que hizo que él tuviera que inhalar y exhalar mientras pasaba una de sus manos por su corto cabello, tirando de este como si intentara mantener la calma y no salir en busca de la fémina.
—J-Jungkook, juro que hablaré con ella, así que, por favor, no le hagas nada —pidió a sus espaldas.
Al ver cómo este lo observaba de reojo, se sintió estremecer, porque Jimin ya no sabía qué esperar de alguien como Jungkook que tenía un temperamento demasiado extraño y se veía demasiado inestable como impulsivo.
—Juro que no fue mi intención provocar algo como esto —aseguró nervioso—. Agh... Carajo, ni siquiera le dije que fuiste tú el que me golpeó, ella sola sacó la conclusión y por eso vino a atacarte, pero le hablaré, ¿sí?
—¡Cierra la maldita boca y desaparece de mi vista de una vez! ¡No me hagas perder la paciencia de nuevo, carajo!
Al escucharlo, rápidamente obedeció, cerrando la puerta tras sus espaldas, para luego apoyarse en esta mientras soltaba un suspiro, todavía sintiendo su corazón golpear con fuerza contra su pecho al pensar en el miedo que sintió por no saber qué esperar de Jungkook cuando Bora le gritaba.
(...)
Bora había estado dando vueltas por la cama, esperando que toda la rabia que seguía acumulada en su pecho, pudiera esfumarse, pero es que en su cabeza no dejaba de repetirse la manera en la que Jungkook la miraba y cómo le gritaba, aquella amenaza, y la herida que llevaba Jimin en su rostro. Todo estaba siendo demasiado para que pudiera soportarlo, por lo que se reprochaba, así que intentaba pensar en su padre, en que gracias a aquel hombre podía pagar la cuenta del hospital para poder seguir manteniéndolo con vida y con la esperanza de que algún día volviera a abrir los ojos.
Al darse cuenta de que no podría dormir, al menos por un largo rato, a su cabeza llegó la idea de bajar a la cocina. Desde que Jimin le había dicho que bajara a compartir una taza de leche cuando no pudiera dormir, lo hizo alguna que otra noche, admirando la forma en la que él sonreía y sus ojos desaparecían, su risa tan melódica, sintiendo cómo sus latidos se aceleraban y las mariposas aparecían en su estómago. Los nervios siempre la invadían cuando estaba con él, lo que hacía que sintiera su rostro arder y no fuera capaz de mantenerle la mirada por más de unos segundos.
Bajó de manera cautelosa las escaleras, rogando —como cada noche— no encontrarse con Jungkook, aunque ahora lo hizo más que antes, gracias a la discusión que tuvieron. Eso la llevaba a preguntarse cómo quedaría todo entre ellos, ¿todo se iría al carajo? ¿Ya no pagaría la cuenta del hospital? No podía ser así porque cumplió con casarse, y Bora estaba dispuesta a enfrentarlo si no cumplía con su palabra.
El sólo pensarlo la hizo empuñar con fuerza las manos mientras sus facciones se endurezcan.
Estaba odiando pensar en ese hombre. Tan sólo le provocaba rabia.
Al llegar a la cocina y ver la luz encendida, pero no ver a Jimin, arrugó levemente la frente buscándolo con la mirada, hasta que notó que la puerta de vidrio corrediza estaba abierta. No muy convencida comenzó a caminar hacia esta para salir, observando cómo el rubio se encontraba de espaldas.
—¿J-Jimin...?
El rubio al escucharla, medio volteó a verla, permitiéndole notar cómo las comisuras de sus labios se elevaban en una pequeña sonrisa.
—Ven, caminemos un poco por el jardín.
Rápidamente ella obedeció, colocándose a su lado creyendo que diría algo, que podrían hablar, pero mientras caminaban, Jimin se mantuvo en completo silencio, observando por momentos el cielo estrellado, la luna, la piscina que estaba a unos metros de ellos. Bora no comprendía porqué no la miraba, ya que estaba completamente segura de que notaba que ella sí lo miraba por momentos, lo que le hacía preguntarse si acaso se había enfadado más con ella.
Cuando Jimin se detuvo en medio del jardín, la fémina también lo hizo, siendo invadida por los nervios al no poder ser capaz de ignorar la gran tensión que seguía formándose. A veces se preguntaba si es que acaso él también la sentía, pero esa noche más que nunca porque hasta respirar se le dificultaba.
—¿Estás bien, Bora? —preguntó luego de varios minutos de silencio, llegando a sorprenderla.
—Eso... eso debería preguntarte yo.
Jimin medio sonrió mientras bajaba la cabeza por un momento.
—Yo estoy acostumbrado a esto.
—¿Cómo puedes...?
—Lamento no poder haber hecho mucho por ti —murmuró haciendo una mueca, sin ser capaz de verla—. Sé que si lo hacía, todo hubiera empeorado para ambos.
—No necesito de nadie que me defienda, Jimin.
—Lo noté, pero de todas maneras...
—Tranquilo. Si hubiera intentado algo, le habría dado un buen golpe en las...
—Ya, entendí que sabes...—la interrumpió soltando una risotada, lo que hizo que ella medio sonriera—. De todas formas, no creo que haga nada. Él te necesita, hasta mucho más de lo que me necesita a mí que ni siquiera sé que hará conmigo ahora.
—¿Por qué sigues aquí, Jimin? —indagó confundida.
—No te confundas. Quiero irme.
—Entonces, ¿por qué pareces estar mal ante la idea de que te eche?
—Porque ahora estás tú —respondió por lo bajo, sorprendiéndola.
—¿Lo dices en serio?
—No quiero dejarte sola en esta casa con alguien como él.
Bora quería decir algo, pero las palabras no parecía salir de su garganta, por lo que acabó presionando los labios mientras Jimin bajaba la cabeza por un momento, soltando un pequeño suspiro. La castaña volvió a dirigir la mirada a él con el pasar de los segundos, acercándose más, observando cómo un mechón de cabello caía por su frente a causa de la brisa fresca, como miraba hacia el frente juntando un poco sus cejas con una expresión de preocupación mientras que en su labio esponjoso e inferior resaltaba la herida del golpe de Jungkook, haciendo que su corazón se encogiera.
—Ahora mismo me arrepiento.
—¿De qué te arrepientes?
—De haberte ofrecido esto —respondió conectando sus miradas—. Si no lo hubiera hecho, con esto que sucedió, siquiera esperaría que él tome la decisión de despedirme. Ahora mismo podría estar en algún hotel, pensando cómo volver a rehacer mi vida, pero no. Sigo esperando su maldita decisión, preocupándome por ti.
—¿Por qué te preocupas tanto por mí, Jimin? —indagó sintiendo cómo los nervios volvían a ella, temiendo que la respuesta no fuera la que deseara.
—¿Acaso no es obvio, Bora? —frunció el ceño—. Te traje aquí con otro objetivo además de que te cases con él.
—¿A qué...?
—Mi objetivo era que me ayudaras a ayudar a Jungkook —explicó acercándose más a ella, quedando en frente, notando su desconcierto—. Pensé que tú podrías llegar con más facilidad a él y que yo finalmente podría volver a rehacer a mi vida...
Bora observó sus ojos, recordando la primera que los vio, mostrándole una gran nobleza, pero ahora era capaz también de notar la tristeza y cierta desesperación que no lograba comprender. Y es que con el tiempo que fue conociéndolo, como también la vida que llevaba, era consciente de que aquellas sonrisas y su buen humor eran el esfuerzo que hacía para ocultarle a los demás su soledad.
—Pero nada salió como esperaba porque él sigue encerrado, porque todavía sigue con ese temperamento de mierda, sin dejarse ayudar, y yo...—suspiró desviando la mirada, como si se le dificultara seguir hablando—, no sé en qué momento te instalaste en mis pensamientos. Nada salió como esperaba porque lo que quería que fuera capaz de sentir Jungkook, lo siento yo por ti, Bora —confesó acercándose a paso inseguro, notando cómo parecía atónita, intentando procesar sus palabras—. Me interesas mucho más de lo que me atrevo confesar, al punto de querer hacer que rompas este trato de porquería con Jungkook, sacarte de aquí, y ser yo quien te ayude...
Jimin se atrevió a llevar su mano temblorosa por los nervios, a una de las mejillas sonrosadas de Bora, la cual seguía mirándolo atónita, con sus labios entreabiertos mientras luchaba porque sus palabras pudieran salir, aunque ni siquiera sabía qué decir. Y como si no fuera suficiente sorpresa para ella el recibir su confesión, sintió cómo los esponjosos labios de Jimin impactaron contra los suyos.
Abrió los ojos a la par mientras sus latidos se aceleraban, pero aun así, se concentró en la manera que se sentían, como con una gran tensión y a la vez tan cálidos mientras se movían sobre los suyos. Ella quería más que nada poder reaccionar, pero debido a los nervios le correspondía con torpeza, lo que hizo que él rompiera el beso, mirándola con una pequeña sonrisa.
Bora sentía su rostro arder, sin ser capaz de mirarlo a pesar de saber que no estaba molesto por su torpe beso, sino que hasta le parecía algo divertido. Pero su mirada acabó dirigiéndose hacia arriba y hacia un lado de la cabeza de Jimin, notando cómo las cortinas de una de las ventanas se movían, lo que provocó que se tensara sin saber porqué.
—Hey, ¿qué sucede? —preguntó acunando su rostro, haciendo que lo mirara—. ¿Hice mal?
Al notar la preocupación en sus ojos, negó rápidamente con la cabeza.
—T-también me gustas, Jimin —confesó queriendo dejar a un lado sus nervios—. Demasiado.
Aquellas palabras hicieron que Jimin sonriera aliviado a la vez que acariciaba su mejilla con el pulgar.
—Entonces, ¿puedo volver a besarte?
Ella no respondió con palabras, al contrario, juntó sus labios, esta vez dejando hasta a un lado aquella torpeza como si fuera su primer beso. Y esta vez, para su sorpresa, Jimin no parecía conformarse con solamente mover sus labios porque pasó la lengua por el inferior, haciéndole saber así lo que quería, por lo que acabó dándole acceso. Los movimientos de su lengua eran suaves y hasta parecían cariñosos, pero profundó más el beso, pasando uno de los brazos por su cintura para apegarla a su cuerpo, permitiéndose saber así que estaba necesitado de ella. Bora estaba debilitándose entre sus brazos, necesitando más de él y olvidándose por completo de lo tensa que se sintió antes.
¡Hola!
¿Qué les pareció esta segunda parte? ¿Les gusta Jimin? ¿Qué creen que pase con él y Jungkook que parece estar demasiado enojado? ¿Creen que pudo haber visto el beso? ¿Será que Jungkook va a acercarse a Bora?
Y de nuevo me equivoqué, así que va a ser un three shot. Prometo que el siguiente va a estar más centrado en Jungkook así finalmente conocen su historia, y también que esa parte al contrario de esta va a ser mucho más interesante.
Por cierto, quiero darle créditos a LDPDJK-97 porque cuando no sabía cómo desarrollar la primera parte, me ayudó dándome ideas y tomé algunas de esas. Perdón por haberme olvidado de dártelos en la primera. Te amo, mi vida ♡
Lamento si se me quedaron algunos errores, lo escribí rápido hace un rato porque ayer estuve ocupada, así que no edité esta parte como debía, pero es que no quería fallarles cuando dije que iba a haber actualización de mis historias viernes, sábado y domingo. Prometo corregirlo cuando tenga algún tiempo libre.
Espero que les haya gustado, si es así no se olviden de votar y comentar.
¡Nos leemos pronto en la parte final!
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