Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

PRIMERA PARTE

Era un nuevo día en el que Bora parecía estar aún más ahogada en la desesperación. Había salido del hospital completamente histérica luego de las palabras del Doctor y de ver la hora en el reloj de su muñeca, tanto así que olvidó por completo cómo fue que llegó ahí, tan sólo se dedicó a caminar, escuchando algún que otro sonido de claxon que lograban sacarla de sus pensamientos por un instante.

«Sé que la situación es muy difícil para usted que está haciendo todo lo posible, pero ya no puedo seguir poniendo más excusas, así que tiene dos semanas para pagar el mes que está debiendo»

¿Qué pasaría con su padre si no lograba pagar en ese tiempo? Bora no dejaba de preguntárselo, pensando alguna manera en la que pudiera conseguir tanto dinero, pero es que por más que buscaba más trabajos, en muchos la rechazaban por su poca experiencia y, en los que podía tener una oportunidad, cuando llegaba el momento donde tenía el valor de pedir dinero por adelantado, contando la situación en la que se encontraba para ayudar a su padre, la rechazaban rápidamente sin importar que dijera que daría todo de ella por hacer bien su trabajo.

En esos momentos la ira la invadía como también una gran angustia que la hacía acabar quebrando en llanto, intentando pensar qué más podría hacer para ayudar a su padre. Pues, no sólo tenía el gasto de su universidad, también el del alquiler del departamento, el cual era el más barato que había conseguido luego de acabar el contrato del anterior y que su padre acabara en coma, ya que le bastaba un monoambiente al estar ahora ella sola. Y ahora por más que sus amigos la ayudaban con cierta cantidad de dinero, no era el suficiente ni para llegar a la mitad de lo que debía.

Cada día estaba agotándose más, pero el pensar en darse por vencida y lo que significaría para su padre, provocaba que su corazón diera un vuelco y que buscara las fuerzas necesarias para poder continuar.

Observó su reloj dándose cuenta que estaba llegando diez minutos tarde, por lo que esperaba que su Jefe no se encontrara ahí y que su compañero haya llegado a tiempo. Al ver la tienda frente a ella soltó un suspiro de alivio, acomodando su suéter blanco y luego su cabello que llevaba suelto para acercarse lista para abrir la puerta. Pero, desafortunadamente, aquel día parecía no tener suerte en absolutamente nada, porque cuando tuvo la intención de abrir la puerta, esta acabó siendo abierta por otra persona provocando que reciba un fuerte golpe en su rostro.

Bora soltó un chillido de dolor llevando la mano a su rostro, específicamente su nariz donde se estaba instalando un intenso dolor.

—¡Oh, lo siento tanto! ¡¿Está bien?! —escuchó una voz masculina, aquella que venía del causante del golpe que recibió.

La castaña quiso responder, decirle que no, pero un jadeo escapó de sus labios al sentir cómo un líquido tibio se esparcía por sus manos.

—¡Carajo, estás sangrando!

«Oh, ¿en serio? ¡Si no me lo decías no me daba cuenta, maldito ciego!» pensó histérica.

—¡Bora! ¡¿Estás bien?!

Al escuchar aquella voz masculina que conocía perfectamente porque venía de su compañero de trabajo, Yoon Taeoh, sintió aliviarse un poco por cómo este la tomaba de los hombros.

—¡Ven conmigo!

Ella intentando visualizar un poco el camino al seguir con sus manos en su nariz y la sangre brotando, entró a la tienda siendo guiada por Taeoh que la hizo sentarse en una silla.

—¡Inclina la cabeza hacia atrás!

—¡¿Qué?! ¡No! ¡Que no haga eso! —intervino rápidamente el causante del golpe.

—¡¿Cómo que no?! ¡Es lo que se tiene que hacer! ¡Lo he visto en películas!

—¡Si quiere que se atragante con su sangre, entonces, sí!

«¡¿En verdad van a ponerse a discutir mientras tengo una hemorragia nasal?!» pensó sintiendo ganas de poder insultar a ambos hombres.

—Oh...

—¡Traiga un pañuelo o algo! —ordenó mientras Bora cerraba los ojos con fuerza, sintiendo un gran ardor y temiendo que el sangrado no se detuviera—. Usted incline la cabeza hacia adelante...

Bora siguió sus consejos, manteniendo la compresión con su dedo pulgar e índice sobre las alas nasales mientras intentaba relajarse.

—¡Aquí tiene! —exclamó Taeoh.

—Bien —asintió tomando rápidamente dos pañuelos, colocándose en cuclillas—. Lo siento, lo siento, lo siento...—murmuró con suavidad, limpiando con delicadeza los labios y barbilla de Bora.

—¡Carajo, me arde demasiado! —lloriqueó.

—En verdad lo siento...

—¡Bora, manchaste el suelo! —reprochó llevando las manos a la cabeza, Taeoh.

—A tu amiga está sangrándole la nariz por mi culpa, ¿y tú le reprochas por manchar el suelo? —cuestionó cínico.

«Es un bruto, pero al menos piensa» pensó, pero tan sólo lloriqueó deseando que el sangrado pudiera detenerse de una vez.

—Usted trate de mantener la calma. El sangrado no debería durar tanto, y si lo hace, la llevaré al hospital...

—¡No, al hospital no! —negó histérica, levantando la cabeza, abriendo los ojos a la par al encontrarse con unos orbes mieles.

—No levante la cabeza —recalcó rápidamente.

—No puedo tener ese gasto ahora mismo —murmuró avergonzada, inclinando la cabeza hacia adelante otra vez.

—No se preocupe por eso ahora. No va a necesitarlo, y en caso de que sí, yo me encargaré porque esto es mi culpa.

Bora sentía su rostro arder, deseando con todas sus fuerzas que pudiera detenerse el sangrado para que aquel hombre que fue el culpable de la situación, se marchara de una vez y pudiera continuar con su día por más desafortunado que estuviera siendo. Pero es que debía cumplir con el horario de trabajo, aunque tan sólo tuviera ganas de darse una ducha y poder descansar las horas que tanto estaba necesitando y no podía darse el lujo al volver siempre tarde y pasarse la madrugada pensando en alguna manera de poder conseguir el dinero.

En cuanto el sangrado se detuvo como dijo el de ojos mieles que pasaría, Bora se alivió demasiado, decidiendo pasar al baño para así limpiarse cuidadosamente la sangre seca que había quedado en su rostro, temiendo hacer algo que pudiera volver a provocar el sangrado. Antes de salir del baño, tomó una bocanada de aire intentando mantener la calma para poder continuar con su día, pero al estar en el pasillo y seguir escuchando a aquel hombre que había sido el culpable, no pudo evitar tensarse ya que creyó que como se encontraba bien, se pudo haber marchado ya sin culpa alguna.

Al volver y ver a Taeoh trapeando mientras el otro hombre volvía a tomar el estuche donde llevaba una guitarra, quiso decir algo al respecto, pero su visión se nubló por un momento haciendo que casi pierda el equilibrio y buscara sostenerse de la pared, llamando la atención de ambos hombres.

—¡¿Se encuentra bien?! —preguntó dejando la guitarra a un costado para acercarse rápidamente, tomándola de los hombros mientras ella jadeaba—. Señorita, ¿está bien?

—S-sí, sólo me mareé por un momento  —respondió pasando la mano por su frente, desacomodando su flequillo—. E-estoy bien, en verdad.

Bora conectó su mirada con la de aquel hombre, volviéndose a encontrar con aquellos orbes mieles que la miraban con preocupación, provocando que los nervios comenzaran a invadirla.

—¿Segura? —Taeoh se acercó mirándola no muy convencido, pero ella asintió.

—No creo que sea buena idea que trabaje hoy. Permítame llevarla a su casa.

—¡No! Necesito trabajar...

—Creo que el señor Park tiene razón, Bora —interrumpió haciendo una mueca—. Yo te cubriré. Hablaré con nuestro Jefe y le explicaré la situación.

—Pero...

—Además, ¿cómo vas a trabajar con tu ropa manchada de sangre?

Bora observó su suéter blanco y sus jeans que estaban manchados de sangre, aunque estos en menor medida, lo que hizo que comenzara a sentir su rostro arder por la vergüenza, preguntándose si acaso tenía que ver con el hecho de cómo aquel rubio la miraba de pies a cabeza.

—E-está bien. Quizás no es una buena imagen...

—Para nada lo es.

—Entonces, ¿me permite llevarla a su casa, señorita? —volvió a preguntar, por lo que ella lo miró todavía sintiendo su rostro arder.

—No sé...

—Por favor, todavía sigo sintiendo culpa —confesó con una media sonrisa.

La castaña giró a ver a Taeoh que asintió animándola a que aceptara, por lo que soltó un suspiro para mirar al rubio y asentir, aceptando así que la llevara.

—¡Perfecto! Gracias por arreglar la guitarra, Taeoh —volteó a verlo con una sonrisa.

—No es nada. Nos vemos, señor Park —dijo haciendo una reverencia—. Tú cuídate mucho, Bora.

—Nos vemos. Gracias —murmuró con una pequeña sonrisa tímida.

Observó cómo el hombre tomaba la guitarra que había dejado en la silla, para así comenzar a caminar hacia la puerta, abriéndola para que ella pudiera salir primero, lo que agradeció de manera casi inaudible por la timidez. Al verlo salir, esperó que este fuera el primero en caminar, acercándose a un Porsche Carrera de color gris, lo que hizo que abriera los ojos a la par por la sorpresa aunque se decía que debía esperarse que tuviera un coche así, cuando hasta el traje ceniza que llevaba se notaba demasiado costoso.

La castaña se acercó algo dudosa, sorprendiéndose cuando el rubio le abrió la puerta y extendió su mano para ayudarla a subir. La miró por un momento hasta que volvió a conectar sus miradas, notando cómo él esperaba que la tomara, por lo que tragó con dificultad decidiendo hacerlo e intentando controlar los nervios que la estaban invadiendo por lo cálida y suave que se sentía.

—Gracias —musitó sintiendo su rostro arder al subirse.

El hombre cerró la puerta para rodear el coche y también subirse, provocando que Bora sintiera cómo la tensión comenzaba a formarse al cerrar la puerta, pero este al encender el motor no tardó en colocar música antes de comenzar a conducir por el camino que sería indicado por ella.

—Por cierto, no se lo he preguntado —habló llamando su atención, mirándola por un momento—. Pero... ¿Cómo es su nombre?

—Song Bora.

—Es bonito.

—¿Y el de usted?

—Park Jimin.

—También es bonito —murmuró sintiendo su rostro arder cuando este la miró con una sonrisa—. D-doble a la derecha.

Jimin siguió el camino que ella le indicaba, sin hablar más, escuchando por momentos las canciones que pasaban, aunque Bora seguía demasiado nerviosa. Ella agradeció cuando llegaron al departamento, pero también estaba algo avergonzada al no ser una buena zona y no saber qué podría estar pensando aquel hombre.

—Aquí es.

Este observó a su izquierda con curiosidad, aparcando el coche en frente al estar vacío.

—Bueno, de nuevo quiero disculparme con usted —habló girando a verla.

—Ya, imposible que no acepte sus disculpas cuando hasta me ayudó y me trajo a mi departamento.

—Es lo mínimo que podía hacer, pero sigo sintiéndome culpable —soltó una ligera risa.

Bora no pudo evitar mirarlo, pensando en lo agradable que se le hacía aquella melodía. Pero su mirada se desvió a sus ojos mieles que parecían desaparecer al reír, cómo su piel blanquecina donde resaltaban algunos lunares y pecas, reflejando suavidad, cómo su cabello rubio estaba dividido cayendo a sus costados, tentándola a tocarlo, llevando su mirada a sus labios esponjosos y rosados que humedeció.
En ese momento se preguntaba si acaso era real, porque no comprendía cómo podía haber tanta belleza, pero a la vez delicadeza en aquel hombre, cómo parecía desprender un brillo tan especial cuando sonreía y sus ojos se desaparecían que parecía hasta un ángel.

Al sentir sus latidos acelerarse por notar su mirada de confusión, reaccionó rápidamente sintiendo su rostro arder y cómo el calor la invadía.

—G-gracias por todo. Adiós, señor Park
—balbuceó a causa de los nervios, abriendo rápidamente la puerta.

—Oh, adiós....—murmuró confundido por su manera de reaccionar, ya que siquiera pudo ser escuchado porque había cerrado rápidamente la puerta.

Bora apresuraba su paso, dirigiéndose hacia las escaleras al vivir en el segundo puso, mientras llevaba la mano a su pecho pudiendo sentir sus latidos acelerándose, preguntándose qué rayos le estaba pasando. Y es que hacía tiempo un hombre no le provocaba algo así, por lo que al saber que no volvería a verlo, debía estar relajada.











(...)









Jeon Jungkook miraba hacia la ventana cómo el cielo se oscurecía, escuchando atentamente las palabras que salían del hombre que se encontraba detrás de él, manteniéndose de esa forma desde que este había entrado a su despacho.
Llevaba una camisa blanca, chaleco negro, pantalones y zapatos del mismo color mientras que sus manos que llevaban unos guantes negros, se sostenían detrás de su espaldas. Su cabello oscuro, largo y ondulado caía hacia sus costados, llegando a rozar su mandíbula.

—El señor Jeon Gangdoo le dejó el cincuenta por ciento a su hija, Jeon Gyuri, pero al estar declarada no capaz y usted al ser su hijo,  llevar la tutela, se encargará de administrar la herencia que fue dejada a ella —informó el abogado.

Nam Kitae era un hombre mayor, su corto cabello gris, de tez bronceada, estatura baja y corpulento. Era alguien serio, que no tenía un buen carácter, por lo que Jungkook siempre agradecía que dijera lo justo y necesario y no se lo complicara al querer indagar o hablar con él más de lo necesario.

—Mientras que el treinta y cinco por ciento le corresponde a usted...

—¿El treinta y cinco? —arrugó levemente la frente.

Su abogado carraspeó la garganta, lo que le daba a entender que parecía haberse tensado, por lo que Jungkook pasó la mano por su mentón donde llevaba barba de varios días, preguntándose qué estaba pasando.

—El otro quince por ciento ha decidido dejárselo a Jung Inguk.

—¿Qué...?

—Inguk fue quién lo ha cuidado en su enfermedad hasta su último respiro, y usted sabe la relación que tenían como de padre e hijo...

—Oh, ¿y acaso también dejó la Empresa en sus manos? —preguntó cínico, pero al no recibir respuesta, alzó una ceja—. Hable.

—Pues, su abuelo ha puesto una condición si usted quiere llegar a ser el Presidente de la Empresa Hinwho.

—¿Cuál?

—Aquel puesto será otorgado a usted en cuanto contraiga matrimonio y pase un lapso de seis meses —respondió mientras Jungkook apretaba la mandíbula al punto que parecía ser capaz de rompérsela—. Y en caso de usted negarse, quedará en manos de Jung Inguk.

Jungkook sentía cómo su respiración iba volviéndose pesada mientras llevaba una de sus manos a su frente, diciéndose que debía controlarse.

—Largo.

—Señor...

—¡Que se largue! —alzó la voz provocando que su abogado se sobresaltara.

—Está bien. Comuníquese en cuanto tenga una respuesta —finalizó cerrando la carpeta para tomar su maletín.

Al escuchar los pasos de su abogado alejarse, volteó rápidamente para asegurarse de que haya desaparecido de su vista, por lo que al comprobarlo, se acercó al escritorio tomando su vaso con whisky y unos cubos de hielo, para así darle un gran sorbo sintiendo cómo su garganta ardía. Pero eso parecía no lograr aliviar siquiera un poco la ira que iba expandiéndose por todo su cuerpo, haciéndole tomar con fuerza los bordes de su escritorio.

—¿Jungkook...? —el pelinegro ignoró por completo aquella voz que provenía del hombre que asomaba su cabeza por la puerta entreabierta, y que al mirarlo decidió entrar, aunque no muy convencido—. ¿Estás bien? Acabo de ver al abogado salir de aquí. ¿Sucedió algo? ¿Qué te dijo?

—Jung Inguk...

—¿Qué sucede con él? —indagó acercándose mientras fruncía el ceño.

—No sólo le dejó parte de la herencia, sino que va a ocupar el puesto que me pertenece a mí como su nieto —respondió sorprendiéndolo—. ¡Ese puesto era mío, Jimin!

—¿Qué? ¿Cómo es posible eso?

Jungkook sentía tanto enojo y rencor que acabó tomando el vaso para estrellarlo en el suelo, cerca de donde se encontraba el rubio que no pudo evitar sobresaltarse.

—Jungkook, cálmate...

—¡Si no me caso, ese maldito se quedará con el puesto que me corresponde! —alzó la voz mientras Jimin lo miraba sorprendido—. ¡¿Qué carajos se supone que haga, Jimin?! ¡Dímelo!

El rubio frunció el ceño mientras pasaba los dedos por las hebras de su cabello rubio echándolo hacia atrás, intentaba pensar alguna respuesta, algo que lograra que el hombre que estaba frente a él pudiera calmarse aunque sea un poco.

—Podemos pensar algo. Tú vas a ocupar ese puesto...

—¡¿No has escuchado?! ¡Para eso debo casarme!

—Puedes hacerlo. Yo te ayudaré —aseguró asintiendo repetidamente con la cabeza.

—¡¿Cómo?! ¡¿Acaso piensas casarte conmigo, idiota?! —preguntó cínico mientras el rubio suspiraba frustrado—. Él realmente no quería dejar la Empresa en mis manos.

—Quizás no quería, pero vas a lograrlo porque vas a cumplir.

—¡¿Qué mujer va a aceptar pasar más de seis meses a mi lado, Jimin?! No sólo tiene que casarse conmigo, sino pasar ese tiempo para que pueda quedarme con ese puesto —explicó enfurecido—. ¡Dime qué mujer aceptaría algo así conmigo cuando me veo de esta puta forma!

Jimin desvió la mirada mientras mordía el interior de su mejilla, intentando mantener la calma y buscar la forma de no hacerlo molestar más, aunque eso siempre parecía imposible y más cuando se tocaba el tema de su apariencia. Aquellas cicatrices que llevaba en su rostro pasando de su pómulo derecho y llegando hasta la parte de su mentón izquierdo, mientras que en su mejilla izquierda llevaba dos cicatrices horizontales, llegando la de arriba a casi tocar su nariz y la de abajo a tocar su labio superior.

Jimin pensaba que su apariencia no era un problema para que alguna mujer no llegara a aceptar a estar con él, sino que el verdadero problema estaba en su temperamento.

—Puedes dar algo a cambio —se atrevió a decir volviendo a conectar sus miradas, notando cómo este arrugaba el rostro.

—¿Qué? No daré una mierda...

—Pues, es una pena, porque si ninguna mujer aceptara por tu apariencia como dices, alguien que necesitara algo a cambio, como dinero, podría aceptar algo como esto —refutó alzando una ceja.

El pelinegro bajó la cabeza mientras apoyaba ambas manos en el escritorio para sostenerse, pensando en aquellas palabras.

—Es una puta broma, ¿verdad?

Jimin negó con la cabeza.

—Yo podría entrevistar a algunas y presentarte la que crea conveniente para algo como esto.

—Vete de aquí.

—Piénsalo, Jungkook —aconsejó antes de voltear.

Jungkook intentaba calmar su respiración mientras escuchaba sus pasos alejarse y cómo cerraba la puerta a sus espaldas, lo que hizo que acabase echándose en la silla.
Aquella noche estaba siendo demasiado para asimilar, aunque sabía perfectamente que su abuelo pondría muchas trabas, jamás creyó que alguna pudiera ser así, como tampoco podía asimilar la idea que tuvo Jimin. Su cabeza en ese preciso momento estaba siendo un caos y comenzaba a dolerle, por lo que llevó la mano a su frente, masajeándola.

—Maldito viejo...—masculló molesto—, hasta muerto sigues jodiéndome aún más la puta existencia.












(...)










—¿Y cómo te sientes? —preguntó con una media sonrisa, apoyando la mano en el tobillo de su amigo, por encima de la sábana.

—Bueno, si vemos el lado bueno, puedo descansar —bromeó causando una risotada por parte de Jimin.

—Ya necesitabas unas vacaciones.

—Eso le pasa por no cuidarse como siempre le digo —habló por detrás su esposa que estaba sentada en el sofá.

Park Jimin se encontraba en el hospital luego de que la noche anterior, Eunsoo le informara que su amigo, Kim Taehyung, había tenido un accidente en una construcción y se encontraba internado en el hospital. El rubio se había preocupado demasiado, pero al saber que se trataba de una pierna rota y algunas heridas como moretones, pudo esperar a desocuparse hasta el otro día para poder visitarlo.

Jimin observó con una sonrisa tranquilizadora a Eunsoo, que sabía que siempre se alteraba por lo descuidado y las horas extras que trabajaba su esposo en la construcción, aunque fuera así para recibir un mayor salario que necesitaban. Mientras que Taehyung la miró indignado, cruzándose de brazos, lo que hizo que su amigo al verlo soltara una risilla, porque podía fácilmente compararlo con un niño.

—Ya pagué las consecuencias y entendí, ¿Puedes dejar de estar molesta con tu pobre esposo?

—Iré a comprar algo para comer —informó levantándose para salir de la habitación, lo que hizo que su esposo la mirase con más indignación.

—Luego fingiré que estoy sufriendo para que se le pase el enfado.

—Muy buena idea —asintió presionando los labios por un momento.

—¿Y tú qué? ¿Cómo estás? ¿Problemas con el trabajo? —indagó curioso—. O debería preguntar, ¿problemas con Jeon?

—Las cosas ahora están un poco... bueno, bastantes complicadas y eso hace que esté como loco.

Taehyung ladeó la cabeza mirándolo con cinismo, lo que hizo que Jimin acabase soltando un suspiro mientras negaba con la cabeza en desaprobación a lo que su amigo estaba insinuando.

—Él no lo está.

Ajá...

Simplemente, está enojado con la vida, y es entendible —se encogió de hombros.

—Claro, por eso tiene que joderte la vida también a ti, atándote a él.

—Yo decidí vivir con él.

—No sé cómo carajos pudiste decidir algo así cuando ese loco te ha golpeado varias veces —refutó indignado, cruzándose de brazos nuevamente.

—Sólo fueron tres veces, y porque tiene un mal temperamento —recalcó frustrado—. Pero eso no quita que soy el único amigo que tiene.

—¿Y estás seguro que él te considera así? —cuestionó alzando una ceja mientras Jimin rodaba los ojos—. Más bien creo que eres la única persona en el mundo que a pesar de sus malos tratos, lo soporta, entonces, se aprovecha de esa mierda.

—Bien, ya basta...

—¿Cuántos años más seguirás soportándolo? —examinó frunciendo el ceño—. Admite que está consumiéndote, que no tienes una vida. Mírate, ya tienes treinta y cuatro años, y desde que te la pasas cuidando de su trasero no has podido rehacer tu vida, cuando tenías tantos planes junto a Jinah antes de que te acercaras a él.

—¿Era realmente necesario nombrarla?
—cuestionó entre dientes.

—Era el amor de tu vida, pero preferiste poner tu foco en intentar ayudar a ese imbécil.

Jimin estaba realmente tenso en ese momento porque sabía que Taehyung, dentro de lo que cabía, no estaba diciendo más que verdades que él intentaba negar para no odiarse a sí mismo por cómo estaba desperdiciando años de su vida en alguien que jamás podría cambiar. Prefería pensar más que nada que sólo se trataba del odio que sentía el castaño por su Jefe, además que consideraba un amigo por los años que llevaba a su lado desde que le permitió vivir en la misma casa, aunque él buscaba más que nada cuidarlo y ayudarlo de alguna manera.

—Sólo quiero ayudarlo a que pueda salir de su mierda y vivir de una vez por todas. Y más que nada ahora —aseguró desviando una mirada—. Ahora mis esperanzas de que eso pueda ser posible, volvieron.

—¿Sabes qué? Eres demasiado bueno...

—Lo sé —murmuró haciendo una mueca.

—¡Pero de bueno pasas a ser un terrible idiota, Jimin! —exclamó molesto, inclinándose hacia adelante para darle un golpe en su abdomen mientras gruñía por su cuerpo que seguía adolorido.

—Idiota, te haces más daño tú que a mí
—reprochó ayudándolo a acomodarse—. Quédate quieto o le diré a Eunsoo.

—Ya, está bien. Pero es que odio que sigas arruinando tu vida así —suspiró—. Sólo... podrías intentarlo una última vez, y si no funciona, aléjate de una vez porque acabarás como él.

Jimin mordió ligeramente su labio inferior con nerviosismo, sabiendo que tenía razón cuando pensaba en los años que llevaba de esa manera, viviendo pendiente de Jungkook y dejando de preocuparse tanto por su vida, al punto de perder varios amigos y la mujer que amaba.

—Está bien. Este será mi último intento.

—Promételo —apuntó desconfiado.

—Lo prometo.

—Perfecto. Tendrá que buscarse un nuevo idiota al que usar para descargarse y manejarle la vida.

—Ya, es suficiente —suspiró acercándose más a él para apoyar la mano en su hombro—. Tengo que irme, ¿sí?

—¿Y me dejarás aquí solo? —preguntó mirándolo angustiado, lo que hizo reír a Jimin.

—No eres un niño, Taehyung. Puedes quedarte solo un momento en lo que vuelve tu esposa y piensas cómo hacer que su enfado desaparezca.

Agh... Encima que te veo en meses, sólo me visitas cinco minutos —masculló cruzándose de brazos—. Oh, pero si fuera un loco psico...

—¡Ya, deja de ser tan celoso! Nos conocemos desde niños, así que no puedes ser reemplazado.

—Cómo sea. Vete y déjame solo con una pierna rota.

—Cuídate, idiota —exigió revolviendo su cabello, escuchando cómo se quejaba molesto por eso.

Jimin salió de la habitación conservando una sonrisa que fue borrándose con cada paso que daba al seguir escuchando resonar en sus cabeza las palabras soltadas por Kim Taehyung. Eso estaba comenzando a frustrarle ya que una presión se estaba instalando en su pecho al no poder dejar de pensar en los años, en lo que hizo, en lo que soportó, en lo que perdió y en lo que ahora se convirtió.

Oprimía el botón del elevador una y otra vez, bajando la cabeza mientras un suspiro escapaba de sus esponjosos labios, hasta que al escuchar las puertas abrirse, levantó la cabeza mientras que una pequeña sonrisa se dibujaba en sus labios. Pero aquella persona parecía más que nada concentrada en su celular.

—Oh, qué sorpresa volver a encontrarla—habló llamando su atención, observando aquellos grandes ojos cafés con largas pestañas arqueadas que se abrían a la par.

Jimin intentó reprimir una sonrisa mientras entraba y oprimía el botón del primer piso, para así acomodarse a un lado de la castaña que seguía mirándolo atónita.

—Por cierto, buenas tardes, señorita.

—Bora.

—Oh, lo recuerdo.

—E-es sólo que siento extraño...—murmuró bajando la cabeza al sentir su rostro arder.

—Está bien —soltó una ligera risa—. Entonces, la llamaré por su nombre.

Bora asintió mientras mordía ligeramente su labio inferior, intentando que Jimin no pudiera darse cuenta de sus nervios, aunque para él eran muy notables y eso era lo que provocaba su sonrisa. Pues, no sé consideraba para nada un hombre intimidante, él era todo lo contrario, pero ante ella parecía serlo.

—¿Y por qué viene aquí? S-si se puede saber...

—Oh, no es nada grave. Sólo que ayer un amigo se rompió la pierna en el trabajo por una caída del segundo piso —hizo una mueca—. Pero está de lo más bien, hasta bromea al respecto.

Bora observó la pequeña sonrisa en los labios del rubio, el cual miraba hacia el frente, por lo que bajó nuevamente la cabeza sin saber qué decir al respecto hasta que las puertas se abrieron y Jimin extendió su brazo indicándole que fuese la primera en salir. Ella asintió decidiendo salir, preguntándose si acaso  él era uno de los pocos hombres caballerosos que quedaban.

—¿Está ocupada? —preguntó colocándose a su lado para comenzar a caminar hacia la salida del hospital.

«Debo seguir buscando trabajos a tiempo parcial y conseguir algo barato para comer porque muero de hambre» pensó jugando con sus dedos.

—Porque si no lo está, podríamos salir a caminar mientras nos conocemos un poco, ¿qué dice?

«¿Estaría mal desperdiciar una hora?»

«De todos modos sólo me ignorarán o rechazarán, ¿cuál es la diferencia?»

Bora se debatía sobre qué hacer, pero al ver cómo el hombre rubio que ahora llevaba su cabello echado hacia atrás y un traje café, la miraba con una pequeña sonrisa, no pudo evitar asentir.

—Supongo que está bien. 













(...)











Ambos caminaban tranquilamente por el parque, conversando un poco, Bora intentando poder relajarse para poder hablar tanto como Jimin, el cual parecía estar realmente compartiendo un momento agradable con ella. Anhelaba poder tener la misma confianza de siempre, ya que se consideraba una joven bastante extrovertida o al menos lo era antes de que su padre tuviera aquel accidente, pero Jimin parecía provocarle tantos nervios que necesitaba pensar bastante antes de decir algo.

—Oh, por cierto, ¿puedo preguntar porqué se encontraba en el hospital?

Bora se tensó al escuchar su pregunta, pero sabía que si ella se atrevió a preguntárselo, entonces, estaba bien que él también lo hiciera, aunque eso hacía que la tristeza y preocupación volvieran a invadirla con fuerza.

—Por mi padre.

—¿Qué le sucedió? —indagó frunciendo el ceño.

—Está en coma.

Jimin se sorprendió por un instante, pero luego la miró consternado. La castaña desvió la mirada mientras presionaba los labios al no soportar pensar en que podría sentir lástima por ella.

—Por cierto, quizás debería venir al café en el que trabajo —comentó decidiendo cambiar el tema de conversación en un intento de dejar de sentir aquella mirada—. Lo digo porque hoy tengo poco tiempo, y debo seguir repartiendo currículums.

—¿En un café? ¿Qué sucedió con la tienda de música? ¿Tuvo algún problema por mi culpa? —interrogó preocupado.

—Oh, no...—soltó una ligera risa—. Sigo trabajando ahí, pero también trabajo en un café.

—¿Dos trabajos? —ella asintió repetidamente mientras miraba hacia el frente—. ¿Y quiere otro más? Acaba de decir que tiene que seguir repartiendo currículums, ¿por qué?

—Apenas me alcanza para el alquiler —confesó cabizbaja, sintiendo su rostro arder por la vergüenza—. Debo en el hospital y además estudio, aunque estoy pensando en dejar la universidad ya que mi situación está demasiado complicada en cuanto al dinero, y por eso es que estoy buscando algún otro trabajo en el que pueda ganar mejor.

Jimin abrió los ojos a la par por la sorpresa mientras se detenía, lo que hizo que ella al dar unos pocos pasos y darse cuenta que no la seguía, volteara a verlo confundida. En ese momento él comenzaba a preguntarse si era eso la causa por la que tenía grandes ojeras bajo sus ojos, si es que acaso la situación la tenía tan estresada y no dormía lo necesario, lo que provocó que el nombre de una persona llegara a su cabeza.

—¿Qué sucede...?

—¿Puede disculparme un momento? Olvidé que debo hacer una llamada.

—Oh, está bien. De todas maneras, como dije, creo que ya es momento de seguir buscando suerte en algún trabajo —bromeó soltando una ligera risa amarga.

—¡No! —exclamó desconcertándola—. Digo, sólo... espéreme dos minutos, ¿sí?

—¿Por qué...?

—Por favor...

—Está bien —aceptó mirándolo con extrañeza.

Jimin medio sonrió aliviado, comenzando a caminar para alejarse unos pocos metros mientras sacaba el celular de uno de los bolsillos delanteros de sus pantalones. Al desbloquearlo, buscó en su historial para marcar el número de aquella persona que invadió sus pensamientos, esperando impaciente que contestara.

¿Qué quieres? —al escuchar esa voz profunda que parecía cansada, sonrió.

—¿Sabes? Creo que encontré más rápido de lo esperado a la persona que aceptaría que podría llegar a aceptar.

¿De qué carajos hablas? ¿Cómo que la encontraste?

Jimin giró a ver hacia la dirección donde estaba Bora, ahora sentada en un banco de madera mientras miraba a su alrededor.

—La conocí hace unos pocos días en realidad, pero ahora que pudimos hablar más, creo que te necesita tanto como tú a ella, así que no desaprovecharía esta oportunidad.

Envíame una fotografía.

Pero si se da cuenta...

Hazlo —ordenó antes del colgar.

Jimin cerró los ojos con fuerza mientras soltaba un suspiro, para luego bajar su celular y volver a observar a la joven que parecía distraída, no dudó en aprovechar aquel momento para tomarse una fotografía como se lo había ordenado Jungkook, aunque sintiendo algo de nervios de poder ser descubierto y arruinarlo todo.

Jimin guardó nuevamente su celular en uno de los bolsillos delanteros de sus pantalones, para luego inhalar y exhalar en un intento de relajarse y volver a acercarse a la joven.

—¿Está todo bien? —preguntó tímida al verlo acercarse, aferrándose a los bordes del banco.

—Por supuesto. ¿Continuamos caminando? —medio sonrió—. Hay algo de lo que me gustaría poder hablarle.

—Está bien —musitó levantándose con algo de dificultad, lo que provocó que Jimin se desconcertara.

—¡Bora! —exclamó preocupado al escucharla jadear y verla por desmoronarse, lo que hizo que rápidamente la tomara de la cintura antes de que pudiera caer—. Carajo —murmuró sintiendo cómo la cabeza de la joven quedaba apoyada en su pecho.

Jimin no lo dudó ni un momento en cargarla en sus brazos, sorprendiéndose de que fuera más liviana de lo que esperaba, comenzando a caminar rápidamente hacia el hospital que estaba a unas pocas cuadras.

Al llegar, una enfermera se encargó de Bora, por lo que Jimin tuvo que llenar una planilla decidiendo hacerse responsable de ella, contando la situación al no poder llenarla por completo por no conocerla lo suficiente.  Luego de eso, cuando estaba dispuesto a buscar a la fémina, escuchó su celular sonar, lo que hizo que se detuviera en medio del pasillo para sacar su celular, leyendo el mensaje enviado por Jungkook, por lo que decidió llamarlo.

¿Ya hablaste?

Sucedió algo...

¿Qué cosa?

No pude decirle nada al respecto porque se desmayó y tuve que traerla al hospital —informó tenso, masajeando su nuca mientras esperaba una respuesta, pero se mantenía en silencio—. ¿Jungkook...?

Encárgate de que le hagan algunos estudios, no quiero tener que lidiar con cosas extrañas —ordenó amargo antes de colgar, lo que hizo que el rubio asintiera mientras un suspiro de frustración escapaba de sus labios.

Se acercó a donde se llevaron a Bora, observando algunas personas que se encontraban en las camillas, acompañados de alguien más, hasta que pudo ver a la castaña y la enfermera que revisaba el suero.

—¿Cómo está? —se acercó llamando la atención de la enfermera.

—Se desmayó por falta de sueño y al estar desnutrida —informó acercándose mientras Jimin fijaba su mirada en la fémina—. Sé que es obvio, pero si no quiere que vuelva a pasar y empeore, necesita dormir las horas necesarias —Jimin asintió—. También necesita seguir una dieta enriquecida en calorías y proteínas, y comer al menos unas cuatro veces al día, ¿bien?

—Está bien. Gracias —intentó sonreír, pero le salió más una mueca torcida.

—Cuando el suero termine de consumirse y ella despierte, puede marcharse.

Al verla marcharse, soltó un suspiró mientras decidía tomar asiento en el banco negro que se encontraba a un lado de la camilla. En ese momento no podía evitar preguntarse si estaría bien informárselo a Jungkook, pero ya estaba lo suficientemente estresado como para tener que escuchar lo que él tuviera que decirle.
Tan sólo se quedó en silencio, observando a la fémina mientras el tiempo pasaba y sus párpados comenzaban a pesar, lo que hizo que recargara uno de los brazos en la camilla y el mentón en la mano. Quería poder mantenerse despierto, pero el sueño parecía ir invadiéndolo más y la visión tornándose nublada aunque quería seguir viendo a la castaña.

—¡Mierda!

Aquella voz femenina hizo que Jimin se sobresaltara antes de caer en un profundo sueño, observando cómo la castaña llevaba las manos a la cabeza al no saber cómo haría con la cuenta del hospital, ya que no podía darse el lujo de gastar en algo así.

—Hey, hasta que despierta —habló llamando su atención, Jimin, lo que hizo que lo viera asustada.

—¿P-por qué me trajo al hospital?

—Porque se desmayó, ¿no es obvio?

—Pero eso es una tontería...

—¿Al día cuántas veces come, Bora? —examinó alzando una ceja mientras volvía a apoyar el mentón en la mano.

—P-pues, una o dos veces, pero seguramente hoy me desmayé porque no pude comer nada en todo el día al estar ocupada —respondió nerviosa, desviando la mirada—. Pero, de todas maneras, siempre he sido de comer poco, así que no importa...

A su cabeza no podía evitar llegar el recuerdo de pasar por una tienda y querer darse el gusto de comer lo que se le antojaba, pero no poder porque tan sólo contaba con quinientos wones en su cartera, ya que lo demás lo estaba ahorrando.

—¿Cuántas horas duerme?

—¿Por qué este interrogatorio? —cuestionó algo disgustada—. ¿Sabe qué? Ya debo irme.

Jimin fijó su mirada en el suero que ya se había acabado, por lo que se levantó acomodando su chaqueta.

—Está bien. De todas maneras, el suero ya se acabó, así que iré a averiguar el procedimiento para que le den el alta —habló sorprendiéndola, pero antes de correr la cortina, volteó a verla—. Y aunque no quiera, la llevaré a comer y luego a su casa.

Bora quiso decir algo, negarse por completo porque ya estaba lo suficientemente avergonzada, pero Jimin cerró la cortina y comenzó a caminar mientras le hablaba a la enfermera.












(...)













—Aquí tienes bastante información sobre ella —habló dejando una carpeta amarilla sobre el escritorio.

Jimin había dado unos toques en la puerta del despacho de Jungkook, escuchando segundos después un "Pasa" de su parte, por lo que rápidamente entró pudiéndolo ver con sus gafas observando la pantalla de su notebook, lo que le hacía saber que estaba trabajando. El pelinegro terminó fijando su mirada en el rubio y la carpeta amarilla que llevaba en su mano, hasta que la dejó frente a él, lo que llamó por completo su atención y más por sus palabras.

Sin dudar, la abrió observando su fotografía, como datos personales.

—Song Bora se crió en Andong junto a su padre y hace unos pocos años están viviendo aquí en Seúl —empezó Jimin—. Está estudiando Recursos Humanos, y tiene unas excelentes calificaciones. Trabaja en la tienda de música Universe de una a cuatro de la tarde y también en el café Coffeetime de seis a nueve. Su padre, Song Hyungyu, trabajaba de taxista, pero hace aproximadamente dos meses sufrió un accidente y ahora se encuentra en coma —Jungkook levantó la mirada con algo de asombro—. Esa es la razón por la que ella tiene dos trabajos, y está buscando otro más con mejor paga. Vive en uno de los departamentos en Ahyeon-dong...

Pero esa zona es bastante peligrosa.

—Pero es lo que apenas puede pagar —explicó mientras Jungkook asentía mordiendo ligeramente su labio inferior.

—¿Eso es todo?

—Sólo estoy diciéndote lo principal. Puedes leer más ahí —apuntó los papeles frente a él.

—Ve a la cafetería donde trabaja —ordenó observando las hojas, queriendo poder leerlas tranquilamente sin la presencia del rubio—. No hay más tiempo que perder.

—Perfecto.

Jimin asintió volteando para comenzar a caminar hacia la puerta.

—¿Jimin?

—¿Qué sucede? —volteó a verlo curioso.

—Si acepta el trato, oblígala a comer —el rubio abrió los ojos a la par por un momento, pero acabó asintiendo con una pequeña sonrisa—. No quiero tener que lidiar en plena boda con algún desmayo.

La sonrisa de Jimin se borró por completo, pero decidió no decir nada al respecto mientras daba media vuelta para retomar el camino, ya que se sentía ingenuo de su parte por haber creído que podría decirle algo así como un acto de bondad cuando tan sólo era por un interés suyo y no quedar mal frente a todas las personas que estarían presentes en la boda.

Este condujo tranquilamente hacia la cafetería mientras se perdía en sus pensamientos, diciéndose que era importante que pudiera ayudar a Jungkook a conseguir a una mujer que aceptara casarse con él, ya que tenía la esperanza que el compartir tiempo con alguien más, que el conocer a aquella joven que a él se le hacía dulce, pudiera ayudar a que ablandara su corazón y le hiciera dar ese paso necesario para dejar el pasado atrás. Y también él pudiera dejar a Jungkook para volver a vivir, porque desde que habló con Taehyung en el hospital, estaba reaccionando a lo solo y miserable que estaba sintiéndose.

Al estar en frente del café, observó el cielo anaranjado por un momento, para luego entrar.

—¡Bora, no te olvides de llevarle el jugo de naranja a la mesa dos! 

—¡Ahora voy!

Jimin observó como la castaña rodeaba el mostrador para apresurar su paso y acercarse a la mesa dos para entregarle el jugo de naranja a la joven que estaba comiendo junto a su novio, la cual le agradeció. Bora no dudó en devolverle la sonrisa, pero al voltear sus ojos se abrieron a la par al encontrarse con el rubio que se quitaba la chaqueta colocándola sobre una silla para luego tomar asiento.

—¡Buenas tardes, Bora! —exclamó sonriente cuando ella se acercó intentando calmar sus nervios.

—Buenas tardes —sonrió a medias—. ¿Qué va a ordenar?

—Un americano y un trozo de pastel de mousse de chocolate, ¿y usted?

—¿Y-yo?

—Sí, usted.

—Estoy trabajando.

—Pues, yo sólo veo dos mesas ocupadas, así que podría sentarse conmigo a hablar un poco. ¿no cree?

—Enseguida le traigo su orden —dijo haciendo una pequeña reverencia antes de voltear para comenzar a caminar.

Jimin frunció el ceño, pensando si acaso lo había rechazado y por eso no quiso ni siquiera contestar a su pregunta, lo cual le hizo suspirar al comenzar a frustrarse ya que necesitaba hablarle sobre el trato porque no tenía otro motivo más para estar ahí.

Al verla a los pocos minutos acercarse con su orden y no con algo también para ella, se sintió completamente decepcionado, preguntándose qué excusa le daría a Jungkook o si era mejor quedarse hasta que acabara de trabajar para poder hablar con ella.

—Entonces, me ha rechazado, ¿no?

—N-no es tan así —aclaró haciendo una mueca—. Acepto solamente sentarme a hablar un poco con usted.

Al escucharla, sonrió satisfecho porque eso era más que suficiente.

—Tome asiento —apuntó la silla en frente de él, por lo que ella la corrió para sentarse.

—¿Cómo sabía que trabajo aquí?

—En realidad, no lo sabía, así que fue sólo fue pura suerte —mintió con una pequeña sonrisa, lo que hizo que Bora bajara la cabeza al sentir su rostro arder—. ¿Cómo está? ¿Ha mejorado su horario de sueño y está comiendo más veces al día?

La fémina se tensó mientras jugaba con sus dedos, teniendo las manos sobre su regazo.

—Sí, estoy bien —musitó mientras Jimin la miraba no muy convencido de sus palabras.

—¿Sabe? Hay algo que quiero hablar con usted.

—¿De qué se trata?

—Primero, acepte comer este trozo de pastel conmigo.

—Pero usted lo ordenó...

—Sí, pero la verdad es que dudo muchísimo acabarlo, así que ayúdeme, ¿sí?

Bora lo miraba no muy convencida, pero la verdad era que la curiosidad sobre lo que él podría querer hablarle la estaba invadiendo cada vez con más fuerza, por lo que acabó asintiendo. Rápidamente, Jimin le dio una cuchara que ella aceptó llevarse a la boca mientras él sonreía satisfecho.

—¿Y bien? ¿Qué es lo que necesita decirme?

—No sé ni cómo empezar —soltó una risilla nerviosa que causaba más curiosidad en la fémina—. Puede llegar a parecerle algo muy loco, pero yo creo que puede ser muy beneficioso para ambos.

—¿Ambos? —frunció el ceño—. ¿Ambos quiénes? ¿Usted y yo?

Jimin hizo una mueca, pensando cuál sería la manera correcta de decírselo ya que parecía haberse olvidado hasta las cientos de formas en que lo practicó para no ahuyentarla.

—Usted necesita dinero para pagar el hospital, ¿no es así?

—Sí, ¿por qué? ¿Sabe de algún trabajo?

—No es tan así, pero sí sé que hay una manera en la que podría pagarlo.

—¿Cuál?

—Hay alguien que puede darle ese dinero a cambio de que usted haga algo por él.

—¿Qué rayos está insinuando, señor Park? —preguntó indignada, levantándose rápidamente.

—¡No, no, no! —exclamó rápidamente, tomándola del brazo cuando ella quiso marcharse, sin importarle llamar más la atención—. Creo que está malinterpretando lo que quiero decirle.

—Entonces, hable de una vez.

—Por favor, tome asiento y hablemos con tranquilidad, ¿sí?

Bora lo observó no muy convencida, dejando notar su expresión de enfado, pero acabó tomando asiento mientras se cruzaba de brazos.

—Tiene un minuto o continuaré con mi trabajo.

—Hay un hombre que necesita ayuda por... ciertas condiciones que le han puesto en el testamento de su abuelo, y para llegar a ese cargo que le corresponde, necesita cumplirlas —explicó algo tenso mientras apoyaba los brazos en la mesa para inclinarse hacia adelante—. Una de esas es casarse.

—¿Y por qué esto me interesaría a mí? —cuestionó alzando una ceja.

—Pues, él podría darle todo el dinero que necesitas...

—Si es una broma, debo decirle que es de muy mal gusto...—masculló teniendo la intención de levantarse, pero Jimin volvió a tomarla de la muñeca.

—¿No cree que nos conocemos muy poco como para que haga bromas? Esto es en serio, Bora —aclaró frustrado—. Ese hombre está buscando a alguien que acepte casarse con él y durante el tiempo postulado le ayudará en lo que necesita para que ambos puedan salir beneficiados.

—Ya basta. Escuché suficiente.

Bora se levantó, pero Jimin al seguir tomándola de la muñeca, la hizo inclinarse hacia adelante.

—¿En verdad no le gustaría ya no tener que preocuparse por poder pagar el hospital? —examinó mientras la castaña bajaba la cabeza.

En ese momento no podía pensar con claridad, siquiera era capaz de procesar todo lo que le había dicho Jimin, ya que era algo realmente inesperado y parecía ser una broma de muy mal gusto para ella, cuando la situación la tenía ahogándose en la preocupación y desesperación.

—Él puede ayudarla en todo lo que necesite.

—¿Y por qué si es verdad no vino a hablar conmigo él?

—E-es que está con demasiado trabajo.

—No lo sé...

—En su lugar yo no me negaría. Ambos van a salir muy beneficiados, Bora —aseguró conectando sus miradas.

—Ahora mismo no puedo darle una respuesta. Necesito pensarlo —Jimin bajó la cabeza mientras soltaba un suspiro de frustración—. Pero para eso también necesito que me enseñe una fotografía del hombre con el que debería casarme.

Para Bora eso se le hacía algo simple, pero pudo notar por la expresión de Jimin que parecía haberse tensado demasiado, lo que se le hizo extraño.

—¿Qué? ¿Por qué me mira así? ¿Acaso no tengo derecho de ver cómo es antes de tomar una decisión tan importante? —cuestionó cínica, volviendo a cruzarse de brazos.

—Sí, claro que lo tiene.

—¿Entonces...?

—E-es que no sé si tengo alguna...

—Fíjese.

Tragando con dificultad, buscó el celular en el bolsillo dentro de su chaqueta para sacarlo y así comenzar a buscar una fotografía, pues recordaba haberle tomado una hacía poco tiempo y ser la única que tenía de Jungkook.
Bora tomó su celular observando aquella fotografía que había colocado Jimin, donde salía un hombre de perfil frente a una notebook, resaltando su cabello oscuro y largo que llegaba a ondularse, gafas, dos cicatrices en su mejilla, barba de varios días, guantes negros y camisa blanca.

—¿Puedo ser sincera? —preguntó entregándole el celular a Jimin.

—Depende de lo que...

—Me da algo de miedo.

Jimin guardó nuevamente el celular donde lo tenía anteriormente mientras soltaba un suspiro de frustración, ya que como siempre algún comentario así soltaban por sus cicatrices.

—Bora...

—Es que con esa barba, cabello y guantes parece de la mafia o algo así —explicó haciendo una mueca mientras él se sorprendía.

—¿Qué?

El rubio soltó una ligera risa.

—Si llegara a aceptar, dile que se corte el cabello y se quite la barba.

—E-está bien. ¡Por supuesto que se lo diré!

—Bien, ahora páseme su número y cuando termine de pensarlo, me contactaré con usted.

—Pero, por favor, no se tarde demasiado —pidió mientras ella desviaba la mirada y mordía el interior de su mejilla.

—Pónganse en mi lugar y no me presionen.

—Lo siento —murmuró arrepentido, tomando su celular que se lo entregaba para así agendarse.

Jimin pensaba que era mejor recibir un "lo pensaré" de su parte que un "no acepto el trato", ya que sabía que buscar a alguien más podría tomarles bastante tiempo y Jungkook parecía estar cada día más frustrado e histérico, por lo que no quería tener que seguir soportándolo cuando su paciencia parecía estar agotándose por más que quería darle una última ayuda.











(...)








El que Bora se comunicara con Jimin al día siguiente y aceptara había sido un gran alivio tanto para Jungkook como para Jimin, por lo que este comenzó rápidamente con los preparativos por orden del pelinegro que no dudó en llamar y meter presión para obtener una fecha rápida ya que no quería perder más tiempo. Claro que tenía que poner mucho más dinero, pero eso no le importaba en lo absoluto si lograba lo que quería.

Jimin le había hecho saber lo que Bora opinaba respecto a su cabello largo y barba, lo que por la expresión de él fue muy obvio que le desagradó de gran manera, pero el rubio no dudó en recordarle lo que le había dicho de obligarla a comer, así que suponía que si ambos querían cambios del otro, estaban a mano. Jungkook a regañadientes acabó aceptando que este le cortase el cabello, confiando un poco al saber que su madre trabajaba en una peluquería y no tenía ánimos de obligarse a salir, mucho menos a una peluquería, pero Jimin comenzó a frustrarse de gran manera al recibir reproches que le hacían pensar en que era igual de irritante que un niño y sólo por no querer usar un espejo para ver que sí estaba haciendo un buen trabajo.

«¡Estás cortándomelo muy corto, Jimin!»

«¡Juro que si me haces ver aún peor, morirás!»

«¡Ya basta! ¡Es suficiente! ¡¿Acaso quieres dejarme calvo?!»

«Ya, cómo sea. De todos modos, ya terminé» había interrumpido otro de sus reproches mientras Jungkook se levantaba mirándolo de mala manera.

Subió rápidamente las escaleras para dirigirse al baño donde también además de darse una ducha tendría que quitarse la barba, por lo que Jimin se echó en el sofá mientras Yoonjung se encargaba de limpiar. Sabía que se comportó más que nada de esa manera porque no toleraba el contacto físico, pero es que ya no estaba teniendo la suficiente paciencia para seguir lidiando con él cuando tan sólo buscaba ayudarlo. Y ahora se preguntaba si acaso ya no tenía esa paciencia por los años que llevaba a su lado o por el hecho de que no importaba el tiempo que pasara, Jungkook jamás se mostraría agradecido con él o podría verlo como un amigo que lograría ablandar aunque sea un poco su corazón, ganándose el trato que merecía.

Los minutos pasaron, Jimin sorprendiéndose cuando escuchó el sonido de los escalones, lo que hizo que levantase la mirada, encontrándose con un Jungkook pelicorto que su flequillo cubría su frente y, ahora que no tenía tampoco barba, dejaba ver mejor su rostro donde resaltaban sus redondos ojos oscuros y sus cicatrices.

—Vaya, te ves bien —sonrió levantándose.

—Cállate —ordenó abotonando las mangas de su camisa blanca—. Comunícate con Bora. Tienes que acompañarla a comprar el vestido, de paso podrías preguntarle si quiere ayudarte a organizar la maldita boda, así no te ocupas de todo tú solo.

Jungkook caminaba hacia el despacho, siendo seguido por Jimin que agotado sacaba su celular.

—¿No crees que deberías aceptar verla antes de la boda?

—No. No quiero.

—Ella no va a acabar con el trato por verte antes de la boda.

—No quiero verla —recalcó conectando sus miradas una vez que tomó asiento.

—Pero estás mejor...

—Apenas estoy empezando a tolerar estar con algunas personas, así que dile que estoy de viaje o cualquier mierda. Escucha lo que te digo.

—Ya, está bien.

—Ahora comunícate para que no haga planes hoy porque ya hablé con la tienda y tienen que estar a las cinco.

Jimin tomó su celular para buscar el contacto de Bora, y así escribirle.

—Bueno, desde ahora dice que no va a ayudarme con los preparativos para la boda.

—¿Y eso por qué? —indagó alzando una ceja—. ¿Las mujeres no son las que siempre se encargan de ese tipo de estupideces y no nos dejan meter las narices?

—Sí, pero dice que solamente cuando se casan por amor, y como este no es el caso, lo que sea que elija está bien —explicó haciendo una mueca.

—Perfecto. Tampoco quiero que elija puras mierdas, así que confío que en tú hagas un buen trabajo.

Jimin asintió, volviendo a concentrarse en escribirle a la fémina para informarle sobre que tendrían que pasar a escoger algún vestido.

Al recibir a los pocos segundos la ubicación, pensando en que seguramente lo hizo de mala gana al darse cuenta que tenía toda la razón, no pudo evitar sonreír. Rápidamente sintió una intensa mirada, por lo que levantó la vista encontrándose con Jungkook que tenía su mirada fija en él, lo que hizo que carraspeara la garganta sin saber porqué se sentía tan incómodo.

—Ya le informé sobre ir a escoger el vestido y aceptó. Iré por ella.

—Perfecto. Entonces, ya no pierdas el tiempo y márchate de una vez.

—Perfecto. Lo mantendré informado en todo momento —dijo haciendo una pequeña reverencia para comenzar a caminar, todavía sintiendo la intensa mirada de Jungkook clavada en su nuca, lo que hizo que al salir soltara un suspiro de alivio.







(...)










Al llegar a la dirección donde estaba Bora, se sorprendió de que también se subiera al coche, Han Soomin, la mejor amiga de la castaña, pero decidió tan sólo saludarla y no decir nada al respecto por más que no se le hiciera cómodo el que estuviera presente con ellos y supiera lo que estaba sucediendo. Pues, creía que era mejor que nadie supiera nada del trato para cuidar de esa forma a Jeon Jungkook, pero también sabía que Bora podía sentir que necesitaba hablarlo con alguien, por lo que intentaba ponerse también en su lugar y rogar que Soomin no hiciera nada que pudiera provocar la ira de Jungkook.

Al llegar a Bloom, arrugó el rostro teniendo el impulso de cubrir sus oídos al ser sensible a los sonidos fuertes y escuchar a Soomin chillar, mientras que Bora miraba asombrada aquella tienda, para luego mirarlo a él algo avergonzada por sus reacciones. Sabía perfectamente que las tuvieron porque quizás no se esperaron que fueran a la mejor tienda de vestidos de novia, pero él lo creía demasiado obvio al tratarse de alguien reconocido por su abuelo y la Empresa.

Una vez que bajaron, pudo notar cómo los nervios la invadían más al estar simplemente ellos tres y que dos mujeres se acercaran rápidamente a ella, preguntándole si tenía alguna idea y enseñándole vestidos. El hecho de que Bora pareciera buscar la aprobación de su mejor amiga, así como también la de él mientras parecía tan nerviosa que hasta su rostro estaba sonrojado, hacía que Jimin no pudiera evitar sonreír.

Así el tiempo fue pasando mientras ambas mujeres ayudaban a Bora, haciéndole probarse vestido tras vestido. Soomin y Jimin estaban sentados a un costado, observándola, la rubia dándole su más sincera opinión mientras que él sentía que con cualquier vestido se veía más que bien, lo que hacía sonreír a las ayudantes y confundirlo.

La castaña se miraba insegura en el espejo cómo aquel vestido era entallado con mangas de farolillo y las ayudantes trataban de ayudarla a que se le viera mejor. Ella giró buscando la aprobación de su amiga que la observaba de pies a cabeza con un semblante serio, lo que provocaba más su inseguridad y replantearse lo que estaba haciendo, aunque ya había pasado dos semanas desde que tomó la decisión.

—¿Qué piensas?

—¿A ti cuál te gustó más por el momento?

—N-no lo sé.

—Yo creo que deberías pensarlo mejor...

—¿Por qué no mejor se prueba otro? —intervino tenso y levantándose, Jimin—. ¿Tienen otro para enseñarle?

—¡Claro que sí! Aún quedan bastantes que podrían llamar su atención —comentó con una gran sonrisa una de las ayudantes—. Ven con nosotras.

Cuando desaparecieron de su vista, Jimin se tomó el puente de su nariz, diciéndose que debía mantener la calma por más que Soomin pareciera completamente disgustada con la idea de que su amiga fuese a casarse. Quizás era normal debido a la situación por la que lo hacían, pero él creía que debía comprender que eso hacía que Bora no tuviera que seguir desesperada, durmiendo mal, comiendo mal y dejando sus estudios por intentar conseguir más trabajos que pudieran darle el dinero que necesitaba para el hospital. Pues, Jimin se había encargado hacía más de una semana en darle la cantidad que cubriera la cuenta del hospital para que su padre pudiera seguir ahí, ya que Jungkook estuvo de acuerdo en hacerlo para demostrarle que al casarse con él no tenía que vivir con esa desesperación cada día porque se haría cargo del gasto, así como también de cualquier otro que ella quisiera.

Eso, de cierta manera, había aliviado demasiado a Bora al punto de hacerla romper en llanto cuando estuvo a un lado de su padre mientras le tomaba la mano. En ese momento, ni siquiera le importó lo que tenía que hacer a cambio, porque mientras pudiera cubrir los gastos del hospital para su padre, entonces, estaba bien para ella.

—¿Sabe algo? Siento que está complicando más la situación para Bora —se atrevió a decir, volteando a verla.

—Pues, yo no creo que haya hecho bien en aceptar el trato y ahora tener casarse con un completo desconocido —confesó levantándose.

—Un desconocido que se hizo cargo de pagar la cuenta del hospital donde está su padre —recalcó alzando una ceja, acercándose a ella—. No lo complique y haga que ella se arrepienta, porque tan sólo va a causar que no sólo Bora, sino que también usted tengan una deuda con el señor Jeon. Y tenga por seguro que no va a ser nada bueno.

Soomin se tensó mientras se volteaba como si ya no fuese capaz de verlo, por lo que Jimin comenzó a desear que eso fuese suficiente para que ya no siga siendo un problema para ellos.

—¡Aquí regresó!

El ambiente tenso desapareció en el mismo instante en que Jimin volteó a ver a Bora, provocando que sus ojos se abrieran a la par y quedara boquiabierto.

Aquel vestido tenía la parte de arriba de encaje con sus hombros delicados que caían y eran también de encaje, y la parte de la espalda era con efecto tatuaje mientras que abajo era de tul con brillo y una cola extralarga.

—A mí me encanta, pero ¿a ti te gusta este vestido? —preguntó su amiga mientras ella se observaba en el espejo.

—Creo que sí.

—Bora...

—Se ve preciosa, Bora —expresó maravillado, sin pensarlo en absoluto, Jimin.

Bora volteó a verlo con sus mejillas sonrosadas mientras él mantenía una sonrisa, mirándola de pies a cabeza, y las ayudantes acomodaban de mejor manera el tul.

—De eso no hay duda alguna —intervino una de las ayudantes—. Creo que todos aquí pensamos que es el correcto, pero ¿qué piensa usted?

—Y-yo también lo creo —murmuró cabizbaja, intentando que no notaran su rostro enrojecido y su pequeña sonrisa por la reacción del rubio que estaba acelerando sus latidos nuevamente.

Luego de ese momento, las ayudantes comenzaron a tomar las medidas de la fémina al quedarse algo grande el vestido, que minutos después pudo ir a quitárselo, dejando nuevamente solos a Soomin y a Jimin que intentaba dejar de pensar en cómo se veía.

—¿Sabe? No me encontraría así de disgustada si fuera con usted con quien se casara —comentó llamando por completo su atención.

—¿Qué...?

—Pues, al menos usted da la cara y parece agradarle a Bora.

—Por favor, no vuelva a decir algo así —pidió acercándose más a ella—. No es correcto, ¿entendió?

Soomin rodó los ojos, pero acabó asintiendo mientras escuchaban las voces de las ayudantes que le hablaban a Bora, la cual al verlos medio sonrió tímida.

—¿Qué tal si vamos que comer algo? —preguntó llamando su atención, Jimin.

—Yo debo irme a casa.

—Entonces, ¿vamos usted y yo, Bora?











(...)











Los días habían pasado tan rápido que Bora no dejaba de reprocharse por haber aceptado algo así, casarse con un completo desconocido que parecía haber estado de viaje más de un mes por lo que no pudo conocerlo. Ahora sentía como si sus órganos estuvieran retorciéndose, lo que provocaba que quisiera hasta vomitar aunque casi no había comido.

Se preguntaba cómo debía actuar cuando lo viera en el altar, siendo la primera vez que lo tuviera en frente. No recordaba su rostro, no sabía siquiera cómo sonaba su voz o lo más importante, qué personalidad tenía, pero no creía que fuera una tan agradable con lo que le había dicho la noche anterior Jimin cuando le entregó el vestido.

«Sólo espero que puedas comprender que quizás el señor Jeon no parezca muy agradable, siquiera cómodo en la boda»

«¿Por qué lo dice?»

«Supongo que notaste la cicatrices en esa parte del rostro. Pues, no es en la única parte que tiene, así que eso hace que las personas hablen y no actúen muy bien con él, por lo que estar entre tantas personas lo pone... tenso»

«C-creo que puedo entender un poco»

«Por favor, no vaya a pensar que usted es el problema. Solamente, las personas en sí lo son para él»

En ese momento los nervios y miedo la habían empezado a invadir de gran manera, lo que hizo que no pudiera dormir bien y tampoco pudiera comer lo suficiente, aunque sus mejores amigos la obligaban. Pero es que no sabía qué era lo que estaba haciendo y el pensar que por más que no fuera la boda que soñó, su padre no estaría presente como debería, la hacía querer romper en llanto.

Cuando el sol comenzó a esconderse, los tres se sorprendieron al ver que una limusina esperaba por ellos, por más que Jimin había dicho que pasarían a buscarlos. Durante todo el camino intentó ser calmada por sus mejores amigos, pero nada parecía servir lo suficiente al seguir sintiendo las ganas de vomitar, pensando en que quizás no se sentiría tan mal si aunque sea hubiera podido convivir un poco con el hombre que estaba a punto de casarse. Y es que no podía comprender cómo no tuvo la decencia de hacerse un mínimo de tiempo para conocerla, pues era algo realmente necesario por más que lo hicieran por conveniencia.

Una vez que llegaron a la mansión donde vivía Jeon Jungkook, Soomin se bajó primero y luego Seokjin, el cual extendió su mano para que Bora pudiera tomársela y así bajar. Subieron cuidadosamente las escaleras, la castaña sorprendiéndose cuando vio en las puertas abiertas a Jimin que estaba esperándola.

—Buenas noches —saludó Jimin, el cual extendió su mano y cuando Bora la tomó, él se inclinó dejando un beso sobre el dorso, provocando que ella sintiera un cosquilleo en su estómago—. Está realmente preciosa, señorita Bora.

—G-gracias.

—Llegan a tiempo. Vamos —ordenó comenzando a caminar hacia las puertas traseras que estaban abiertas—. Usted, Soomin, acompáñeme ahora.

La rubia asintió mirando con una pequeña sonrisa tranquilizadora a Bora, para luego seguir a Jimin.

—Tranquila...—murmuró con suavidad, acariciando su espalda.

—Ahora mismo quiero huir —confesó conectando sus miradas.

—Si quieres huir, tan sólo dímelo que aún estamos a tiempo de hacerlo.

Bora soltó una ligera risa mientras él sonreía satisfecho, pero acabó soltando un jadeo cuando ella se abalanzó, pasando los brazos por su cintura. Estaba realmente agradecida de tener a su mejor amiga apoyándola en ese momento, ya que desde que había conocido a Seokjin en la universidad, se había vuelto demasiado especial para ella.

—Gracias por estar para mí en este momento.

—No podía fallarte.

Cuando se separó, ambos se miraron con una pequeña sonrisa, pero él de manera tranquilizadora para así entrelazar sus brazos.

—Ya es hora.

Así salieron de la casa, rodeándola como habían hecho anteriormente Jimin y Soomin, observando cómo en las ramas de los árboles había flores colgantes y faroles, hasta que escucharon cómo la canción comenzaba a sonar. Bora mientras caminaban por la alfombra blanca, siendo observados por las personas que estaban a sus costados y capturados por las cámaras, se aferró con fuerza al brazo de Seokjin.

«No. No quiero esto»

«Necesito huir»

Bora sentía sus piernas temblorosas y cómo su visión comenzaba a nublarse por las lágrimas acumuladas.

—¿E-es muy tarde para huir? —su voz salió casi inaudible.

—Dime si quieres que te cargue para huir juntos —murmuró con una pequeña sonrisa.

Tomó una bocanada de aire temblorosa, intentando ignorar las intensas miradas y el flash de las cámaras, preguntándose cómo era posible que había aceptado meterse en una situación como esa, pero su mirada terminó conectando con la de la persona que se encontraba en frente. Por primera vez lograba ver a Jeon Jungkook, el cual tenía las manos tras su espalda, vistiendo un esmoquin negro mientras que su cabello oscuro estaba echado hacia atrás con gel, permitiendo así que se encontrara con sus cejas gruesas, ojos grandes y oscuros que estaban intimidándola de gran manera, como también cuatro grandes cicatrices en su rostro.

Bora tragó con dificultad, rogando no vomitar en ese preciso momento, hasta su visión se desvió al hombre que estaba a un costado de Jungkook. Jimin estaba ahí mirándola con una sonrisa tranquilizadora, lo que provocó que tuviera que morder ligeramente su labio inferior para no romper en llanto. Y es que en ese momento, hasta deseaba que fuera Park Jimin, pues aunque no podía decir que lo amaba como para algo así, al menos lo conocía un poco y sentía una fuerte atracción, al contrario de aquel hombre que estaba esperándola en el altar que era un completo desconocido para ella.

Al llegar al altar que había un arco de madera con hiedras y faroles, donde estaba también el Juez de Paz, Bora sentía que el oxígeno abandonó sus pulmones cuando Seokjin tomó su mano para entregársela al hombre que se encontraba en frente, observándola con sus facciones endurecidas.

—Por favor, cuídela —pidió por lo bajo, Seokjin, siendo completamente ignorado.

Cuando Jungkook tomó su mano para acercarla, sintió cómo todo en ella parecía temblar, sin poder apartar la mirada de aquellos ojos oscuros y tan intensos que parecía leer hasta lo más profundo de su alma.

—Nos hemos reunido esta noche para unir a Jeon Jungkook y Song Bora en sagrado matrimonio...

Bora intentaba escuchar lo que decía el Juez, pero su concentración seguía en el hombre que tenía en frente que tampoco apartaba la mirada de ella. Y es que el pelinegro podía sentir hasta su mano temblar —aunque tampoco sabía muy bien si era él también el que estaba haciéndolo, a pesar de que había tomado sus pastillas—, notar su respiración pesada y sus lágrimas acumuladas, lo que hacía que pensara en cuánto podría estar desagradándole en aquel momento, pero eso no le provocaba nada en absoluto ya que todo lo hacía por beneficio propio.

—Jeon Jungkook, ¿recibe usted a esta mujer para ser su esposa, para vivir juntos en sagrado matrimonio, para amarla, honrarla, consolarla, y cuidarla, en salud y enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vidas?

—Sí, quiero —respondió aún sin apartar la mirada de ella, notando cómo su labio inferior empezaba a temblar.

—Song Bora, ¿recibe usted a este hombre para ser su esposo, para vivir juntos en sagrado matrimonio, para amarlo, honrarlo, consolarlo, y cuidarlo, en salud y enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vidas?

Bora sentía cómo con cada segundo parecía dificultársele más el respirar, siquiera podía escuchar las voces o notar las miradas, tan sólo observaba cómo la de Jungkook parecía oscurecerse.

—¿Song Bora...?

—Hable —masculló dándole un pequeño apretón a sus manos, lo cual le hizo reaccionar y mirar al Juez, dándose cuenta que ya tocaba su turno.

—S-sí, quiero —dijo con un hilo de voz.

Jimin se acercó a ellos, llamando así su atención, por lo que Jungkook tomó la alianza que le correspondía a Bora, llevándolo a su dedo anular.

—Yo te coloco esta alianza como señal y promesa de nuestro amor constante y fidelidad duradera.

Bora al saber que tocaba su turno, giró para tomar la alianza que era para Jungkook, pudiendo observar aquellos orbes mieles que la miraban apenados y notando cómo una lágrima había comenzado a brotar, pero ella sonrió de manera tranquilizadora para volver a concentrarse en el pelinegro.

—Yo te coloco esta alianza como señal y promesa de nuestro amor constante y fidelidad duradera —su voz salió con un ligero temblor mientras le colocaba con algo de torpeza la alianza.

Seguía sintiendo la intensa mirada, aunque ella ahora observaba su mano dándose cuenta de cómo sus nudillos se encontraban manchados por heridas y había pequeñas cicatrices, por lo que tragó con dificultad.

—Por el poder que me confiere la ley, los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia.

La joven respirando con dificultad mientras soltaba su mano, conectó sus miradas, preguntándose si acaso realmente sería capaz de besarla, cuando ella creía que tan sólo había puesto excusas para no conocerla anteriormente y ahora siquiera podía saber si estaba desagradándole. Pero para su sorpresa, Jungkook colocó la mano en su mejilla, limpiando su lágrima con el pulgar a la vez que se acercaba lentamente y ella sentía cómo se estremecía ante la diferencia de temperatura.
Cuando sus respiraciones comenzaron a mezclarse, cerró los ojos con fuerza, queriendo seguir su impulso de apartarlo y poder huir, pero Jungkook pareció aplicar algo de fuerza en su manera de tomarla, para así acabar juntando sus labios.

El sentir sus delgados labios sobre ella, hacía que pareciera ya no ser capaz de controlar las lagrimas, ni siquiera los sollozos, por lo que terminó haciendo un sonido involuntario con la garganta, logrando que Jungkook se separase. Al abrir los ojos volvió a ver aquella mirada oscura que ella creía que podrían advertirle que no hiciera nada que lo arruinara, por lo que intentó sonreír mientras se limpiaba las lágrimas para poder fingir que podía llegar a ser un llanto de felicidad, pero es que parecía ser algo demasiado complicado cuando Jungkook se mostraba tan inexpresivo.

Escuchaba los aplausos y chillidos que parecían festejar por la boda, pero en ese momento no podía apartar la mirada de aquel hombre. Jimin era uno de los que aplaudía intentando demostrar alegría, ya que creía que podría ayudarlo, pero la castaña mientras más lo miraba, pensaba que seguramente el tiempo que estuviera a su lado no podría hacer nada con comportamiento extraño. Y es que, quizás, Jimin volvería a equivocarse en tener esperanza que Bora pudiera ayudarlo, porque Jeon Jungkook podría haberse vuelto un hombre irreparable.

¡Hola!

¿Qué les pareció este nuevo shot? ¿Les gustó Bora? ¿Qué opinan de Jungkook y Jimin? ¿Por qué creen que Jungkook tenga cicatrices? ¿Les gustaría saber más de él en la segunda parte? ¿Cómo creen que vaya desarrollándose todo?

Espero que les haya gustado este nuevo shot, creo que la siguiente parte será la última, pero por si acaso no aseguro nada ya que siempre me equivoco jajsjsj

¡Nos leemos pronto!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro