#Tus brazos/ Capítulo final
[HyungWon]
Me giré silenciosamente para encontrarme con su perfil pálido y parcialmente perdido bajo su cabello desordenado.
Los rayos del sol que se colaban por la ventana bailaban sobre su cuerpo, perfecto. Y su belleza quedó resonando en mí como un hechizo.
Hoseok me había permitido sintonizar mis intuiciones y deseos y me convirtió en su esclavo y prisionero.
—Te amo —mis palabras se perdieron en el aire.
Abrió los ojos y sonrió tímidamente. Me era tan difícil escapar a su encanto y muy fácil perderme en las grietas de su sonrisa.
Mi mundo se despertó con él y el sueño que tuve muchas veces ahora me miraba con ojitos cansados e irresistiblemente míos. Míos al fin.
El amor que había estado guardando bajo siete llaves se dispersó por toda la habitación como raíces empezando a nacer cuando su mirada incendiaria me recorrió entero y la necesidad aplastante de besarlo me dejó sin aliento.
—Hola, bonito —dijo estirando un dedo hacia mi mejilla, moviéndose en pequeños círculos. Podía sentir el deseo moviéndose bajo mi piel.
—Hola... —mis ojos jamás se despegaron de los suyos.
Su presencia siempre me había afectado demasiado. Una mirada suya bastaba para tenerme en un estado de excitación lamentable. Era increíble los destrozos que causaba en mí con solo una mirada.
—¿Cómo dormiste? —preguntó. Aún estábamos desnudos, apenas cubiertos con mi bata y con las piernas enredadas.
—Todavía sigo pensando que todo fue un sueño —no me paré a pensar en cómo sonaba eso que dije. Ni siquiera iba a intentar racionalizar lo que estaba sintiendo. Porque no tenía sentido. Lo amaba. Eso estaba claro, mi corazón hacía cuatro años que latía solo por él.
Su pequeña risita me hizo reír a mi también.
—No digas eso —dijo cubriéndose la cara con una mano—, vas a lograr que me ponga colorado.
—Me encantan todos tus colores, Hoseok. Me cuesta creer que aún no lo sepas —dije quitando su mano para poder apreciar su cara hermosa. Su sonrisa se ensanchó en un océano perlado y mi pecho estalló en llamas.
Una sonrisa, otro beso, más caricias...
—¿Podemos quedarnos así todo el día?
Enterré mis dedos en su pelo y apoyé mi frente en la suya.
—Debería encerrarnos en mi pequeño taller para siempre y tirar la llave. ¿Qué dices?
—Hazlo. Saldremos de aquí cuando seamos viejitos y estemos todos arrugados. ¿Me querrás aún luciendo como una pasa de uva? —se acurrucó en mi pecho y hundió el rostro en el hueco de mi cuello.
—Te amé desde el primer segundo en que te vi, te seguí amando todos los días ininterrumpidamente por cuatro años y te amo hoy más que ayer. Te amo, Hoseok. Te amo y no pienso dejar de hacerlo. Aunque en algún momento te vayas de mi lado, no creo que haya lugar en mi corazón para alguien más que tú.
Dejó un beso en mi cuello y suspiró.
—Gracias. —Dijo, moviendo su dedo en mi pecho desnudo—. Nunca pensé que yo fuera a despertar ese tipo de sentimientos, ¿sabes? Tengo miedo de lo que estoy sintiendo. Tengo miedo de no estar a la altura de tu amor, de no ser lo que tú esperabas. —Levantó el rostro y me miró a los ojos—. Le dije a Jae. Le dije que estaba enamorado de tí.
Oh. Había llegado el momento de poner las cartas sobre la mesa.
—¿Estás seguro que no quieres que te acompañe?
Hoseok tomó mis manos entre las suyas.
—No, en serio. Es algo que tengo que hacer solo. Es mi hermano. Quiero decírselo yo.
Él asintió y acto seguido se puso en puntitas de pie para besarme una vez más. Yo estaba en las nubes.
—¿Te quieres quedar esta noche conmigo? —me aventuré a preguntar. Si de mi dependiera, Hoseok jamás se iría de mi lado.
—Sólo si tu quieres... —otra vez su sonrisa.
Sacudí la cabeza para alejar las ideas y el deseo y lo atraje hacia mis brazos.
—En la macetita en forma de rana que está escondida tras el cantero grande hay una llave. Quiero que la tengas.
Hoseok parpadeó contento. —¿No la necesitas?
—Sólo la tenemos de repuesto. Min y Wheein la usan. Pero ahora es tuya. Y sí, me gustaría que te quedaras conmigo esta noche y todas las siguientes... Si quieres.
Me apretó aún más entre sus brazos musculosos y luego agarró mi barbilla con su mano.
—Por supuesto que quiero, tonto. Quiero hacer tantas cosas contigo... Ahora ve, habla con Jae y vuelve conmigo. Cocinaré para ti.
Llevé ambas manos a mi pecho y las crucé sobre mi corazón.
—Vas a terminar mandándome a la tumba...
Jae abrió la puerta y me miró.
—¿No tenías llave? —preguntó frunciendo el ceño.
—Ya no vivo acá y no quiero llevarme sorpresas.
Soltó una risita y me abrazó.
—Me tienes abandonado, ya ni apareces por acá... —hizo un puchero que me hizo sonreír—Te extrañé, idiota.
—Y yo ti, tonto.
Prendió la cafetera y se sentó.
—¿En qué andas? Se que la exposición está cerca.
—Si, ya tengo casi todo listo. ¿Sabes algo de mamá y papá?
—Ya sabes, mientras manden dinero... Ah, lo tuyo está en la alacena de los platos.
—Jae, yo quería hablar contigo... —me sentía nervioso y un poco ansioso.
—Lo sé —dijo jugando con un agujero que había sobre el mantel—. Hoseok me lo dijo.
Me quedé en silencio. Juro que no quería estar ahí.
—¿Lo quieres? —su pregunta me tomó por sorpresa. Él sólo sabía lo que Hoseok le había dicho, pero yo jamás le había dicho nada sobre lo sentía por su, ahora, ex novio.
Levanté la mirada. Jae estaba mirándome.
Asentí despacio, lleno de vergüenza. Después de todo me había fijado en alguien en quién no debía.
—¿Por qué nunca me dijiste nada, Wonnie? Soy tu hermano.
—¿Cómo se supone que iba a decirte que estaba enamorado de tu novio, Jae? —le pregunté jugando con mis dedos porque estaba nervioso.
—Lo sé, pero ¿eso en qué lugar me deja a mí? Te estaba lastimando y no lo sabía. Me siento como la mierda. Eres mi hermano y yo puedo ser un idiota, pero jamás te haría daño. Eres mi otra mitad y mi persona favorita en el mundo. Y te lastimé.
—No podrías haber hecho nada, Jae. Y tú no hiciste nada malo, yo fui el que se enamoró de él. Nadie lo sabía.
—Eso es peor, estabas sufriendo en silencio.
—No es culpa de nadie, las cosas pasaron así. El tema es... Yo lo quiero, Jae. A decir verdad lo amo. Siempre lo hice.
Mi hermano me miraba con una expresión consternada.
—Wonnie, yo... —se inclinó y apretó mi mano con fuerza—. Escucha, te amo. Y quiero que seas feliz. Y... Hoseok es un buen hombre que sabrá hacerte feliz y sé que tú lo harás feliz a él. Cuando él se fue ayer de acá, estaba enojado. Pensé que era algún tipo de venganza por haberlo engañado...
—¡Jae! ¿Cómo pudiste pensar así de él?
—exclamé indignado.
Mi hermano levantó las manos, atajándose ante mi reacción.
—Espera, espera. Déjame terminar. Sí, fui un idiota pero a estas alturas no debería sorprenderte... Me arrepentí de mis palabras. Él es demasiado bueno para jugar así con los sentimientos de alguien.
Sonreí inconscientemente y asentí, dándole la razón. Mi Hoseok era el mejor.
—Oye, ¿cuándo te enteraste lo de Jenny... Era por eso que estabas tan enojado?
Me encogí de hombros y mordisqueé mis labios, incómodo. Mi hermano solo se rió de mí.
—Debería haber atado cabos... —dijo.
—Bueno, no eres el más brillante de la familia —dije riéndome de él.
—Hey —me lanzó un repasador—. Entonces, ¿están juntos ahora?
Revoleé los ojos, intentando fijar mi atención en otro lado que no fuese la cara de mi gemelo.
—Yo, bueno... Es... Yo quiero intentarlo—. Dije finalmente.
Hubo un silencio que pareció durar años. Hasta que Jae suspiró y golpeó la mesa con los dedos. —Ah, otra cosa —puso un dedo en su barbilla, pensando—, ¿cómo era? Ah, sí. Llegas a lastimarlo y voy a olvidarme de que eres mi hermano —soltó las palabras que yo le había dicho una vez riendo.
—Eres un idiota —me levanté por sobre la mesa y le di un puñetazo en el hombro.
—¡Ouch! —se quejó entre risas—. ¿Te quedas a cenar? Me gustaría que conocieras a Jenny.
—Lo siento, tendrá que ser otro día. Ya tengo planes...
—Oh, entiendo, Don Juan. Bien, pero tienes que venir otra día. Sabes que él también es bienvenido.
—Gracias. Igual no sé si es tiempo de juntarnos los cuatro. Todo es muy reciente y sería raro.
—Si... Bueno, los demás ya saben...
—¿Qué? —casi grité.
—No te hagas. Al parecer el único que no sabía que te gustaba Hoseok era yo, ya que cuando le conté a Chang de la charla que había tenido con Hoseok me dijo, "oh, bueno, al fin te enteras". Pensándolo mejor, debería estar enojado con ambos por haber estado secreteando a mis espaldas...
—¡Cállate! —me puse el abrigo y me encaminé hacia la sala—. Gracias, hermanito. Me hizo bien hablar contigo.
—Y a mí también. Cuida a Hoseok como yo no supe hacerlo. Sé que lo harás bien.
Nos despedimos con un abrazo y casi salté de alegría cuando saqué mi celular y vi que tenía un mensaje suyo.
'Sólo te fuiste hace una hora y ya te extraño.'
Caminé con el corazón más liviano y más contento. Era hora de volver a sus brazos.
Cuando llegué a mi apartamento, Hoseok estaba de espaldas, cortando algunos vegetales para la cena. Me recosté sobre el marco de la puerta y lo observé en silencio un momento.
Me acerqué despacio y lo abracé por la cintura recostando mi cara en su hombro.
—Hola, bonito —dijo dejando un beso en mi mejilla—. ¿Tienes hambre?
Solo de ti. Mi amor. Mi mundo. Mi Hoseok.
Suspiré feliz y cerré los ojos. Mi sueño se había cumplido.
—Estoy hambriento, pero primero quiero un beso. —Lo acorralé contra la mesada, no reconociéndome a mí mismo en esa nueva faceta.
Soltó una carcajada. —¿No nos besamos ya demasiado?
—Tú empezaste, y nunca es demasiado. Me gustan tus besos.
—Y a mí me gustas tú...
Nadie puede decirte cuánto tiempo tienes que esperar tus deseos y mucho menos certificarte que van a cumplirse. Había sido una espera exhaustiva, una espera que estaba teñida de culpa, de anhelo reprimido, de sueños que pensaba no iban a cumplirse y de imaginarme una vida como un personaje secundario de su historia de amor con mi hermano. Un expectador silencioso y triste. Estaba tan enamorado de él que había aprendido a conformarme con verlo feliz, siendo testigo de sus besos con la persona afortunada que no era yo, rindiéndome a la resignación de solo tenerlo en mis sueños. Mi historia de amor con Hoseok era vieja como lo era nueva para él. Yo ya estaba acostumbrado a amarlo, conocía todos sus lados, sus pequeñas manías, sus cambios de ánimo. Conocía todo de él porque esos cuatro años que había caminado al lado de mi hermano, me había dedicado a adorarlo en silencio. Siempre escondiéndome para no mostrar lo mucho que me gustaba porque cada cosa que hacía él para mí era descubrir otro motivo para volverme más loco por él.
Y por supuesto que me volví loco de amor a su lado. Me hace feliz todos los días tal como lo prometió aquella tarde en el taller.
Sólo era capaz de experimentar alegría cuando estaba en sus brazos. Podía evitar al mundo si él me dejara yacer allí para siempre. Porque ese era mi lugar. Mi mundo. Mi Hoseok.
𖦹FIN𖦹
Y otra historia que llega a su fin. Gracias a todas las que leyeron esta historia, a las que dieron su voto para que siguiera creciendo y a las que siempre interactúan en los comentarios. Gracias por amar y odiar a mis personajes. Gracias por leer mis pequeñas historias. Las quiero.
K.Y
Preguntas que no me dejan dormir por la noche.
• ¿Se amigaron los Tainted Bitches con los Velvet?
• ¿Kiki habrá limpiado del equipo a las porristas ninfómanas de los Zorros de Yonsei?
•¿Whein habrá encontrado el amor?
•¿Honey, al final, cedió ante el amor de Min?
Y las más importante de todas...
¿QUIÉN SE QUEDÓ CON LEE CROW?
😂
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