Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

#La verdad

[Hoseok]

Estoy enamorado de otra persona.

Cinco palabras. Esas cinco palabras bastaron para terminar de romperme. Enamorado de otra persona. No respondí. ¿Qué iba a decirle? Creo que el haber estado sentado impidió que no cayera al piso. Mi cabeza no respondía. Sólo había un silencio abrumador y sus ojos demasiado grandes mirándome.

—Hoseok —su voz me llegaba distorsionada. Como si hubiera habido una explosión y recién empezaran a volver los sonidos. Sus manos se aferraron a las mías. Pero mi cabeza se sentía extrañamente vacía.

—Hoseok, di algo, por favor. Pégame, grítame pero no te quedes así...

—Yo... —me levanté y empecé a caminar hacia su habitación. Jae me siguió diciéndome cosas que ahora no recuerdo. Empecé a sacar mis cosas de su placard. Diablos, tenía tantas cosas que iba a tener que hacer dos viajes para llevarme todo.

—Hoseok, por favor, mírame —sus brazos se cerraron sobre los míos y me obligó a mirarlo — no me odies, bebé. Yo... lo siento, lo siento, Hoseok.

—¿Por qué lo sientes? —mi cabeza había empezado a despejarse—. Uno no manda en el corazón, Jae. Debí haberme dado cuenta, eso es lo que me duele.

Me solté de sus brazos y seguí con la tarea de guardar cuatro años de mi vida en un bolso de viaje. Un viaje sin Jae. Me había soltado la mano y yo debía aprender a caminar solo. Lo oí sollozar a mis espaldas, pero no sabía cómo consolarlo. Empecé a vaciar los estantes cuando un sobre marrón cayó a mis pies. Fotos. Fotos de una chica desnuda. La conocía, todos lo hacían, era una de las porristas de los Zorros de Yonsei. Jenny.

Para que pienses en mí cuando no estemos juntos.

Me giré con la foto en las manos y vi la cara de Jae palidecer hasta el punto de casi alarmarme.

—Cuando no estemos juntos... —Leí. Jae suspiró y se levantó de la cama.

—No es lo que piensas, bebé...

Le lancé la foto al pecho y terminé de juntar mis cosas. Intentó abrazarme por la espalda, pero lo aparté de un manotazo. No me había resultado muy difícil sacármelo de encima teniendo en cuenta que tengo dos veces su tamaño y enojado ni siquiera sentí su peso en mi espalda.

—Imagino que se la habrán pasado a lo grande riéndose a mis espaldas.

—Espera, bebé, déjame explicarte...

Bebé. Imbécil. Eso es lo que era.

—Deja de decirme así —caminé hasta el baño y saqué mis cosas que tiré en el bolso sin cuidado. Jae me seguía como un cachorro perdido.

—Por favor, Hoseok. Sé que no es excusa pero no quiero que pienses que te usé.

—¿Estabas o no con ella mientras estábamos juntos? —no contestó. Por supuesto que no iba a contestar—. Hazte a un lado, por favor. En la semana vendré a recoger lo que falta.

Caminé hacia la sala mirando alrededor cuidando de no olvidarme nada.

—¿A dónde irás? —su pregunta me hizo caer en la realidad. No tenía un lugar donde ir. Mi familia era un desastre y prefería pasar la noche en el banco de una plaza que ir a tocarle la puerta a mis padres.

—Eso ya no es problema tuyo —dije de manera cortante. Estaba muy enojado.

—Hoseok...

—Cierra la boca —le grité—. Tuviste todo el tiempo del mundo para hablar. Ese tiempo ya se acabó. Me mentiste, Jae. Tiraste cuatro años al tacho en vez de hablarlo conmigo. Decidiste hacer todo a mis espaldas y no pensaste en mí. Eres un egoísta.

—Lo siento...

Salí de la casa dando un portazo y el dolor me cayó como un baldazo de agua fría. Todo había terminado.

[HyungWon]

—No seas tonto, Min, Chang no quiere robártelo, pero tienes que admitir que su casa es el único lugar donde puede quedarse Lee Crow.

El timbre sonó y corrí a abrir la puerta. Y casi dejo caer el teléfono. Hoseok estaba parado en el umbral de mi puerta, la cara empapada en lágrimas y un bolso colgando de su hombro derecho.

—Terminamos —dijo.

—Min, te llamo luego... —colgué y me hice a un lado para dejarlo entrar.

Se quedó parado en el medio de la sala, mirando todo alrededor. Él nunca había estado en mi nuevo apartamento.

—Hoseok... —tomé su bolso y lo dejé a un costado— ¿qué sucedió?

Se pasó la mano por la cabeza y sonrió. O al menos eso fue lo que intentó hacer.

—Jae y yo terminamos. —Una lágrima se escurrió por su mejilla. Eso era más de lo que podía soportar. Me acerqué a él y lo rodeé con mis brazos. Sus brazos se cerraron alrededor de mi cintura y hundió su cara en mi pecho. Y no debería estar disfrutándolo como lo estaba haciendo. ¿Qué tan bajo había caído? Pero sentirlo entre mis brazos, contra mi cuerpo, era tan abrumador que estuve a punto de sonreír por la sensación de dicha que me embargó.

—Se enamoró de otra persona, Wonnie.

Sus sollozos se ahogaban en mi pecho y mi corazón estaba saltando de alegría por su cercanía. Patético.

—Shh, tranquilo —acariciaba su pelo deleitándome con su olor, con la suavidad de su cabello en mis dedos. Cerré los ojos y aspiré con fuerza —no llores, por favor...

Nunca había estado tan cerca de Hoseok. Jamás lo había abrazado antes. No me lo había permitido a mí mismo. Y se sentía tan bien, tan correcto. Mi cerebro estaba adormecido de placer. Hoseok era mío. Siempre lo había sido. Él pertenecía a mis brazos.

—Toma asiento —dije obligándome a romper el contacto que estaba asfixiándome por dentro— te traeré agua...

Corrí a la cocina y me apoyé en la mesada. ¿Qué debía hacer?

Hoseok estaba encogido en un rincón del sofá, abrazándose las piernas. Parecía tan pequeño e indefenso. Juro que iba a matar a mi hermano.

—Ten, toma esto —le pasé un analgésico. Se lo tomó sin chistar—. ¿Quieres hablar de lo que pasó?

—Me engañaba con una de las porristas.

Así que el idiota de mi hermano había acabado por confesarle todo.

—Hoseok...

—Descubrí las fotos —dijo. Tenía la voz ronca por el llanto. No supe qué decir. Cualquier palabra que dijera iba a ser en vano.

Me senté a su lado en silencio. —Lo siento...

Me miró sin entender. —¿Qué dices, Wonnie?

—Es mi hermano el que te lastimó, no puedo evitar sentirme culpable.

—No digas eso, tonto. Tú no tienes la culpa de nada. Tú nunca podrías hacer algo así.

Ahora él estaba consolándome a mí. Increíble.

—Me siento mal de todas formas, no entiendo cómo puedes mirarme y seguir sonriendo. Por regla se supone que la cara que menos quieres ver en este momento es la de Jae y sin embargo aquí estás sentado frente a la copia exacta de la persona que te lastimó.

Soltó una carcajada. Incluso en esos momentos él brillaba.

—Bueno, supongo que tienes razón. Pero tú no eres él, esa es la diferencia.

—Espera aquí —dije levantándome de un salto. Volví a los minutos y me dejé caer a su lado—. Se que aún faltan unos días pero... bueno, ten.

Dejé un pequeño estuche negro y frunció el ceño. —¿Y esto?

—Es una pavada. Yo te lo iba a dar en tu cumpleaños.

Abrió la cajita y sonrió. —Eres increíble —dijo sacando la cadenita con el dije de la historia sin fin. Se giró y me estiró la cadenita. La tomé y con los dedos temblorosos se la puse en el cuello.

—Gracias, Wonnie. Me encanta.

Me echó los brazos al cuello y mi cerebro se desconectó por completo. ¿Cuántas había soñado con estar así con él?

No podía seguir ocultando más lo que me pasaba.

—Me gustas... —dije con un hilo de voz. Su cuerpo se puso rígido contra el mío. Lo había dicho. Le había dicho a Hoseok lo que había estado guardándome todos esos años.  Estaba seguro de que mi corazón había dejado de latir.

Hoseok se apartó apenas y me miró a los ojos.

—Wonnie, ¿qué...?

—Me gustas, Hoseok. Yo... yo estoy enamorado de ti...

Un latido, dos latidos. Yo me había olvidado de respirar.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro