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#La hora

—No, no puedo hacerlo —dijo mirando la pantalla de su celular que estaba en negro.

Min suspiró y sacudió las manos, exasperado.

—Basta, me tienes harto —caminó hasta él y lo agarró por el cuello de su bata—. Escúchame antes de que te clave un pincel en el ojo.
—HyungWon abrió los ojos, asustado—. Cuatro años. Cuatro malditos años escuchándote suspirar por tu cuñado —HyungWon abrió la boca para corregirlo pero MinHyuk lo miró hecho una fiera— te callas. Te escuché llorar por él, suspirar por los rincones, quejarte de tu hermano y de que no lo merecía. ¿Entiendes eso? Ahora lo tienes a tus pies y sales con esa estupidez de la vergüenza y el arrepentimiento. Voy a matarte si no lo llamas y haré que Lee Crow te picotee los ojos.

HyungWon se quedó en silencio mirando a su amigo y finalmente asintió.

—Bien, bien. Tú ganas. Es sólo que no sé qué decirle...

—Dile lo que quieras, pero hazlo. —Agarró el teléfono de su amigo y se lo pasó. —Lo llamas o lo haré yo y créeme que no seré nada amable.

—Dios, eres tan dramático —HyungWon le arrancó el teléfono de las manos y lo miró—. Bien... Em... ¿Le digo qué?

—Que quieres hablar con él, no sé. Que quieres desnudarlo y empotrarlo contra la mesada de la cocina.

—No puedo decirle eso.

—¿Por qué no? —Min se cruzó de piernas—Resolvería muchas cosas, ya perdieron mucho tiempo. ¿Acaso no quieres eso?

HyungWon se sonrojó violentamente.

—Te recuerdo que soy virgen —dijo mirando el número de Hoseok en la pantalla.

Min se echó a reír. —A propósito... ¿Me pregunto cuál de ustedes dos será el que monte al otro?

—¡Min! —HyungWon se cubrió la cara con ambas manos y soltó un pequeño ruidito.

—Yo sólo pregunto, porque era obvio que Jae era el top en esa relación y tú no te ves como uno...

—Cállate, no pienso seguir hablando de esto contigo.

—¿Y con quién más vas a hablarlo? ¿Con él? ¿Con los chicos? ¿Irás a pedirle consejos a tu hermano?

HyungWon suspiró cansado. —Eres un dolor de trasero.

—Anda, vamos... Apuesto que podrías ser dominante. Te verías sexy.

—A veces me gustaría saber qué es lo que pasa por tu cabeza.

—Lo mismo que en la de todos solo que yo no me ando con remilgos de princesa. Ahora suéltalo, ¿quieres que Hoseok se hunda en tu trasero o quieres ser tú el que lo clave contra el respaldo de la cama?

HyungWon miró hacia otro lado. Nunca se había preguntado realmente qué pasaría cuando estuviera en una situación tan íntima. Después de todo había estado enamorado sólo una vez en su vida y nunca creyó que pudiera tener algo con esa persona por lo que todas sus experiencias sexuales morían en fantasías y autosatisfacción no tan satisfactoria. Lo cierto es que siempre imaginaba a Hoseok entre sus brazos y bajo su cuerpo, así que no había muchas dudas en ese aspecto.

—Ahhh, te estás sonrojando de nuevo —La risita de Min lo hizo levantar la mirada—. Ya sé, aunque no me lo quieras decir.

—Tú no sabes nada —dijo poniéndose a buscar algo en la alacena.

—Quieres que él salte sobre ti —canturreó su amigo—.  ¡Lo quieres empalar! Bueno, honestamente tu novio tiene un trasero de fábula. No enterrarse en él sería poco menos que masoquista.

—No es mi novio.

—Todavía. Bien, ¿qué esperas?

—¿De qué?

—¡Para llamarlo, Wonnie!

—Ah... si... Bien. —Los dedos de HyungWon parecían entumecidos mientras los movía para tocar el botoncito verde de llamada. Pero al final, y más por intimidación por la mirada que le echaba su amigo que por ganas, llamó.

El teléfono sonó tres veces antes de que la voz de Hoseok respondiera. Estaba algo ronco.

—Hoseok, hola. Soy Wonnie...

—Wonnie... Hola. ¿Pasó algo?

—¡No! Eh... yo... ¿Por qué preguntas eso?

—Bueno, es la primera vez que me llamas...

—Ah. Si. Lo siento. ¿Estás bien? ¿Estás resfriado?

—No, no. No te preocupes...

Podía sentir que algo no estaba bien.

—Emm, me preguntaba si podríamos vernos...

Silencio. HyungWon quiso cortar la llamada. Por supuesto que Hoseok no quería verlo, ¿en qué estaba pensando? Eres un idiota, HyungWon. Hoseok dijo dos palabras y ya creíste que te casarías con él. Es obvio que él sigue enamorado de tu hermano.

Luego de unos segundos que parecieron eternos, HyungWon suspiró.

Olvida lo que dije, yo... no sé en qué estaba pensando...

Min se levantó de la silla y se paró a su lado.

—Estaré en tu casa en media hora —respondió Hoseok finalmente.

Quiso replicar, pero la llamada ya había terminado.

—¿Y? ¿Qué dijo? —Min le golpeó la pierna intentando llamar su atención.

—Que estará aquí en media hora... —HyungWon abrió los ojos— ¡Media hora!

—Anda, métete en la ducha y ponte bonito, yo lavaré las tazas y me iré. Más te vale que me cuentes todo mañana.

MinHyuk lo empujó hacia el baño y HyungWon abrió la ducha. Hoseok iría a verlo. ¿Qué le diría? Se lavó el cabello como en un trance, imaginando todo lo que podría decir o hacer. Los nervios lo carcomían. Para cuando salió del baño, su amigo ya se había ido. Miró su reflejo en el espejo y por un momento pensó en su hermano. La última vez que se habían visto habían hablado apenas. Nunca había estado tanto tiempo alejado de él. Y le dolía. Era su hermano, después de todo y lo amaba. Quizás debería llamarlo después... El timbre lo sacó de sus cavilaciones. Cuando estaba por abrir la puerta se percató de que aún seguía en bata. ¡Diablos! Se la apretó sobre el cuerpo y respiró antes de abrir.

—Hola... —¡Dios santo! Era increíble cómo Hoseok lograba que las piernas le temblaran tanto. Se aferró al marco de la puerta para no caer. Hoseok estaba parado, con un gorrito negro por el que se escapaban varias mechas azules.

—Hola, Wonnie —dijo con una sonrisa hermosa.

—Entra...

Hoseok se quitó las botitas negras que traía y HyungWon casi se echa a sus brazos cuando vio las medias turquesas con dibujos de conejos y zanahorias. No podía amarlo más.

—¿Café? —le preguntó reprimiendo el impulso de abrazarlo por la espalda y hundir la cara en su cabello. Hoseok siempre olía a caramelo y frutas.

Hoseok asintió y lo siguió a la cocina.

—¿Cómo has estado? —le preguntó sentándose de un salto en la mesada. Se quitó el gorrito y HyungWon lo miró, extasiado.

—Tu pelo...

El cabello antes color chocolate ahora era casi blanco con las puntas azules... Si HyungWon antes tenía problemas para distraer su atención de él ahora estaba seguro de que sus ojos jamás podrían ver otra cosa.

—Oh, si, lo cambié... ¿Te gusta?

¿Qué clase de pregunta era esa? No podía ser objetivo cuando se trataba de Hoseok. Todo le quedaba perfecto.

Asintió despacio. —Te queda her... Muy bien. —Demonios, ya empezaba a tartamudear y a exponerse.

Hoseok sonrió y volteó la cara, intentando no reír. HyungWon se aclaró la garganta y se concentró en prepararle el café con crema como le gustaba a Hoseok.

—¿Cómo va eso de la exposición? —preguntó Hoseok tomando la taza que HyungWon le ofrecía.

—Bien, estuve trabajando mucho, solo me resta darle los retoques finales al último cuadro. ¿Quieres verlo?

Hoseok asintió animado. —Claro.

Caminaron en silencio hasta el tallercito y HungWon lo hizo pasar. Sobre el caballete estaba la pintura a medio terminar. Era una pintura en blanco y negro pero las diferentes tonalidades le daban un aspecto fotográfico muy realista.

—Wonnie, eso es genial...

HyungWon sonrió mirando la pintura.

—¿Lo crees? Estaba pensando en ponerle algo de color...

—Wonnie...

HyungWon sintió una mano en su nuca y luego los labios de Hoseok sobre los suyos. La sorpresa fue tanta que solo pudo suspirar contra la boca contraria. Su cuerpo ya había experimentado varias sensaciones antes. Había sido besado y había sentido cosquillas. Pero todos los besos que había dado a Se Jun no podían compararse con lo que estaba sintiendo en ese momento. Era adrenalina, nerviosismo, felicidad, dicha, confusión, alegría... Todo se reducía a ese beso. Y por supuesto que esta vez correspondió. Sin pensar en nada, en nadie. No existía el mundo ya para él. Solo Hoseok. Como había sido antes y como sería siempre.


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