#Insoportable
[HyungWon]
Entré a la cocina para prepararme un café y lo primero que veo es a mi hermano con las piernas de Hoseok enredadas en su cintura, ocupando gran parte de la mesa.
—...no sabes cómo extrañé todo esto... —la voz de Jae amortiguada por la ropa de Hoseok.
—Solo te fuiste un fin de semana, exagerado —Hoseok rió y lo acercó más a su cuerpo.
Me quedé de piedra al ver la escena y no podía moverme. Hoseok abrió los ojos y me vio. Rápidamente empujó suavemente a Jae de encima suyo y se aclaró la garganta.
—Wonnie... —dijo. Mi hermano se giró y me sonrió.
—Hola, hermanito. ¿Vas a hacer café?
Asentí pasando por su lado sin emitir palabra. Tenía los puños apretados a un costado y la mandíbula trabada del disgusto. Estaba acostumbrado a verlos en situaciones románticas y algo subidas de tono, pero se sentía diferente ahora que Hoseok sabía que me gustaba. No sabía cómo manejarme ante esa situación. Sentía vergüenza de lo que sentía por él, pero no podía evitar la amargura que sentía en la boca del estómago.
—¿Cómo está la abuela? —pregunté intentando no pensar en nada más que en la cafetera que tenía delante.
—Mejor, te manda saludos... —dijo mi hermano.
Si, claro. Maldito mentiroso.
Serví café en tres tazas y las dejé en la mesa. Hoseok me miró y me sonrió. No pude devolverle el gesto. Sentía que si lo miraba o le decía algo mis sentimientos se iban a caer de mi boca y colgarse de su cuello.
—Estaré en mi taller —anuncié tomando mi taza.
—Te acompaño —Jae miró a Hoseok y se inclinó para morderle el labio. Tragué con fuerza y miré para otro lado —y tú, espérame en la ducha, que necesito sacarme el cansancio del fin de semana... Estar cuidando a una anciana me dejó exhausto.
Dios santo, no sabía que se podía ser tan cínico. Hoseok le golpeó el hombro y me señaló con la cabeza. Genial, ahora sentía lástima por mí. Esto era insoportable. Gruñí y salí de la cocina. Jae trotó hasta alcanzarme y me agarró a mitad del pasillo.
—Hey, ¿Hoseok te preguntó algo? —me susurró mientras entrábamos al taller. Cerró la puerta una vez que estuvimos dentro.
—Jae, ¿de veras vas a seguir con esto? —me senté en mi butaca y suspiré, cansado de la situación de la que mi hermano me estaba obligando a participar.
Mi hermano resopló, molesto. —¿Otra vez vas a empezar a sermonearme?
—Es lo menos que puedo hacer, estás arriesgándote a perder a Hoseok...
—¿Piensas contarle lo de Jenny? —Su actitud desafiante me daba ganas de estrangularlo.
—No, pero no lo hago por ti. No quiero causarle un disgusto a Hoseok. No se lo merece. Eres un idiota por hacerle eso a él. Él te quiere, estúpido.
—Y yo a él...
—¿Y esa Jenny qué papel juega en todo esto? Ella sabe que tienes novio.
Jae caminaba por el taller, con el ceño fruncido y las manos en los bolsillos.
—Escucha, Hoseok no tiene por qué saberlo. Solo me estoy divirtiendo un poco...
—Estás jugando con fuego. ¿Qué harás si él lo descubre? Hace casi cuatro años que están juntos, ¿de veras piensas que vale la pena arriesgar una relación por lo que sea que tienes con esa chica?
—No lo entiendes... —mi hermano se mordió el interior de la mejilla en un gesto tan idéntico al mío que por un segundo deseé ser otra persona.
—No. No lo entiendo. ¿Tanto te gusta esa mujer? ¿Más que Hoseok? —mis sentimientos estaban a flor de piel y me estaba descubriendo a cada segundo que pasaba.
—Es diferente.
—¿Cómo? —mi hermano me miró, con un gesto de inocencia pintada en su cara idéntica a la mía—. ¿Estás... enamorado de ella?
Mi hermano no respondió de inmediato, solo se encogió de hombros.
—Jae... ¿Qué... qué es lo que piensas hacer ahora?
—Nada. Tú lo dijiste, no puedo hacerle eso a Hoseok... —Una nota de amargura le nubló la voz.
—Espera, estás diciendo que no vas a dejar a Hoseok,
pero ¿y... ella?
Se pasó las manos por el pelo largo y negó con la cabeza. —No lo sé. Es... no sé cómo debo sentirme. Amo a Hoseok...
—No, no lo amas. —No lo amas como yo lo amo...
—¿Tú qué sabes? Jamás te enamoraste de nadie. —Sus palabras me molestaron más que su actitud.
—Ese no es el punto y tú lo sabes —dije levantándome para hacerle frente.
—Espera, no entiendo por qué te pones así, solo necesito que me apoyes.
—No, no puedo. No estoy de acuerdo con lo que haces y me obligas a cubrir tus estupideces. ¡No puedes seguir jugando a dos puntas, Jae! Vas a terminar perdiéndol
Mi hermano levantó una ceja y entrecerró los ojos. —No sabía que te caía tan bien Hoseok, apenas si cruzaste palabra con él en estos cuatro años.
Cerré la boca y me puse rígido. —Simplemente no estoy de acuerdo con lo que haces. Hoseok me cae bien, y aunque no lo hiciera, jamás podría alentarte a hacer algo tan bajo. Aparte, ¿tan difícil es tomar una decisión? Elige de una vez. No puedes tenerlos a ambos.
Jae soltó una carcajada. —¿Quién dice que no? ¿En qué te afecta todo esto? Sólo te pido que no abras la boca, no te estoy pidiendo que mates a alguien. Eres tan dramático a veces...
Tomé aire con fuerza y me volví a sentar, me dolía la cabeza.
—Bien, haz lo que quieras pero no me hagas partícipe de eso. No quiero saber nada con tus cosas, ni con Jenny ni con Hoseok.
—¿Tú qué harías en mi lugar? Me gustan los dos, Wonnie. Uno me da lo que el otro no puede y viceversa.
El nudo que tenía en la garganta se negaba a pasar de largo.
—Lo siento —dije finalmente—, pero no puedo entenderte. Si buscas en ella lo que te falta con Hoseok, solo déjalo y ya. Pero no sigas ilusionándolo con la relación ideal si cuando tienes un momento libre corres a revolcarte con ella. Eso es bajo y vil, incluso viniendo de tí.
—Está bien, pensé que encontraría comprensión en mi gemelo. Eres mi otra mitad, se supone que no debes ser un patán conmigo.
—Jae, no seas así. Es injusto. Te estoy diciendo todo esto porque no quiero que salgas lastimado. Ni tú ni él, él es una buena persona.
—Prefieres a Hoseok antes que a tu hermano —hizo un puchero y al final sonrió—. Gracias, sé que me sermoneas con buenas intenciones, pero en este momento no sé qué quiero... Me siento bien cuando estoy con ella...
—¿Y con Hoseok no?
—Hoseok es sensacional, pero supongo que después de cuatro años sentí que me aburría un poco —Rodé los ojos y suspiré.
—Solo no lo lastimes —dije. Jae me abrazó—. Hablo en serio, tonto. Si lo lastimas, me aseguraré de cortarte las pelotas.
—Está bien, está bien. Prometo no dejar que todo esto se me vaya de las manos... Sabes, a veces pienso que él debería haberse fijado en tí, yo solo le doy dolores de cabeza.
—Cállate y vete. Tengo cosas que terminar y tu novio te está esperando en la ducha.
Jae se mordió el labio inferior y se frotó las manos. —Si, y no quiero dejar esperando a ese trasero infernal... Nos vemos luego, hermanito. Y pon música o tápate los oídos porque pienso hacer gritar de placer a mi novio...
Salió corriendo por el pasillo y yo me quedé sin aire. Estaba empujando a Hoseok a los brazos del idiota infiel de mi hermano. Al final yo no era mejor persona que él. Pero estar entre la espada y la pared a veces obliga a uno a tomar decisiones apresuradas. Y al final del día, por más equivocado que esté, Jae era mi hermano. Y Hoseok lo amaba.
'A veces pienso que él debería haberse fijado en tí... '
Caminé hasta el equipo de música y subí el volúmen al máximo. No tenía corazón para escuchar cómo se amaban en la habitación de al lado.
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