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#El corazón al descubierto

[Hoseok]

Lo había hecho. Había besado a Wonnie. ¿Acaso había perdido la cabeza? El corazón me latía a mil mientras me alejaba de su casa. ¿Qué iba a hacer ahora? ¿Por qué lo había hecho? Bueno, la realidad es que quería hacerlo y no por las razones que Wonnie pensaba. Había estado dándole vueltas al asunto todos los días desde que él se me confesó y aunque no había llegado a una conclusión muy clara, si estaba seguro de que Wonnie me atraía. Más allá de todo lo obvio, había aprendido a conocer un poco mejor al que había sido mi cuñado por cuatro años. Mi cuñado... Era retorcido por donde se lo mirara, pero curiosamente no me sentía mal y mucho menos culpable. Sé que todos van a pensar que estaba actuando por despecho por lo que había hecho Jae. Pero no soy una persona tan baja y jamás le haría eso a Wonnie. Lo cierto es que, quitando que era la versión limpia de mi ex, Wonnie era una persona más afín a mi. Su personalidad era lo que más me gustaba de él. Su carácter tranquilo, su manera de escucharme, sus conclusiones acertadas. Los escasos momentos, digo escasos muy a mi pesar, que habíamos estado juntos, solo los dos, hablando y riendo, habían sido tan geniales que, cuando aún estaba con Jae, había sentido el pinchazo de la culpa. Pero esa tarde, los dos echados en el sofá de su taller, fue el empujoncito que mi corazón necesitaba para admitir que, por fin, había encontrado a la persona que había estado esperando sin saberlo. Lo del beso fue un impulso, lo admito, pero no menos deseado. Hubiera querido profundizar ese único beso, que más fue un roce, pero por supuesto que no iba a hacerlo. No cuando su reacción fue... bueno, esa. Sus grandes ojos se abrieron aún más y de golpe me cayó encima el peso de mi acción precipitada.

—¿Y a tí qué te pasa? —fue lo primero que dijo Chang al verme parado en su puerta—. Parece que tuviste un encuentro cercano del tercer tipo.

Tarde en caer en la imagen que tenía enfrente. Chang vistiendo una camisa enorme negra y Lee Crow parado en su hombro derecho. Fue extraño como la mierda. Pero después de todo era Chang. Lo extraño en él hasta parecía normal.

—Besé a Wonnie.

Chang se cruzó de brazos y se apoyó en el marco de la puerta.

—Era hora. —dijo. —¿Pero tan malo fue que tienes esa cara? Siempre pensé que Wonnie sería un excelente besador, tiene esos labios que parecen capaz de succionarte el alma.

Fruncí el ceño intentando no hacerme imágenes mentales y sacudí la mano frente a mis ojos.

—¿Eh?

Mi amigo suspiró y rodó los ojos. —Entra.

Subimos a su habitación y el cuervo saltó a la cama, parándose en medio de los dos. Chang estiró una mano y acarició su cabeza.

—Min va a matarte por domesticarlo como si fuera un perro.

—Le ahorré un montón de trabajo. Cuando logre que me traiga el periódico, podrá quedárselo los fines de semana. Bien, ahora dímelo todo.

—Nada. Eso. Lo besé.

—¿Y entonces?

—No me correspondió.

—Ouch.

Asentí entre suspiros.

—¿Y ahora qué vas a hacer?

Me encogí de hombros. —No lo sé... ¿Esperar?

—Esperar... —murmuró—. ¿Cuándo vas a decírselo a Jae?

—¿Decirle qué?

—Que te gusta su hermano.

—No veo por qué tenga que decirle nada.

Chang se echó hacia atrás y puso las manos detrás de la cabeza.

—Vamos, no juegues a hacerte el duro conmigo. Y sé que ya te lo planteaste. Te conozco y sé que no harías algo sin pensar en las consecuencias. Eres demasiado bueno para pasar por alto los sentimientos de los demás. Y eso incluye al idiota de Jae.

Me quedé en silencio, mirando como Lee Crow picoteaba las roturas de mis jeans.

—Pensé en ir a verlo mañana. Pero no sé por dónde empezar a armar esta historia.

—Mira, no tengo mucha experiencia y créeme, no me gustaría estar en tus zapatos. Pero si estás seguro de querer empezar algo con Wonnie, es obvio que primero debes dejar las cosas en claro con Jae.

—Va a matarme.

—Que se vaya al demonio. Uno no elige de quién se enamora. Pero tienes razón, debe saberlo.

—Lo sé —Chang tenía razón y yo lo sabía muy bien.

—Dile la verdad. Al menos tú puedes darle eso. Sinceridad. Después si lo acepta o no, no es problema tuyo.

—Igual Wonnie está con el chico ese. Así que no me hago muchas ilusiones.

—Pero lo besaste. Y aunque después eso no lleve a nada entre ustedes, creo que Jae debería saberlo. Después de todo, Wonnie es su hermano.

—Tienes razón. Estoy en lío, ¿no?

—¿Puedo ser sincero contigo? ¿100%?

Asentí de nuevo.

—Siempre pensé que estabas con el gemelo equivocado —dijo. Lo miré—. Si, lo siento pero es así. No tengo nada en contra de Jae pero, no sé, siempre pensé que algo de ustedes dos juntos no encajaba.

Abrí la boca para protestar pero Chang levantó la mano. —Espera, espera. Dijiste que podía serte sincero. Bueno eso estoy haciendo. Es, no sé cómo explicarlo, pero como que algo faltaba. Y sé que vas a salir con la mierda de que los opuestos se atraen y todo eso, pero, al menos yo, siempre pensé que tu lado no estaba al lado de Jae. Y miles de veces, incluso antes de saber lo que Wonnie sentía por tí, me pregunté cómo es que no veías lo bien que se complementarían los dos.

—Yo no lo sabía. Estaba enamorado.

—Lo sé, pero aún así se me hacía extraño que nunca te hubieras dado cuenta de los sentimientos de HyungWon. Al tipo se le reiniciaba el sistema operativo cuando entrabas a la misma habitación que él. Se sonrojaba cuando tú le decías algo, tartamudeaba cuando tú estabas cerca y juntos... Bueno, se veían muy bien.

Estaba aún intentando procesar toda esa información que se actualizaba a cada rato, con cada palabra.

—¿Puedo preguntarte algo? —sus ojos se enfocaron en los míos.

—Si...

—¿Qué sientes cuándo estás con él?

Ah, eso podía tardar horas. Comodidad, camaradería, seguridad, tranquilidad, paz...

—Me siento bien. Cálido.

—Ahí lo tienes. Ve y habla con Jae. Las cosas se acomodaran con el tiempo. Solo... Sólo no te frenes. Si lo sientes, sigue adelante. Ambos merecen una oportunidad de ser felices.

Me despedí con un poco más de paz y los agujeros de mis pantalones más grandes. Sonreí todo el camino hasta la casa de mi ex novio. Era hora de enfrentar a la bestia.

Toqué un par de veces, Jae tenía la música a un volúmen capaz de alertar a las autoridades. Abrió envuelto en una nube de humo y solo vestido con un par de boxers.

—Hey, hola grandote —Saludó sonriendo. Esa sonrisa que antes desataba todas mis fantasías y que ahora sólo me recordaba que debía hacer sonreír más a su hermano.

—Hola... ¿Puedo pasar?

Se hizo a un lado y me siguió arrastrando los pies descalzos.

—¿Qué te trae por acá? Estaba componiendo un poco —caminó hasta la cocina y volvió con la guitarra—. Escucha esto...

Sus dedos rasgaron las cuerdas y una melodía fuerte y envolvente se levantó por el lugar. Jae era muy talentoso. Idiota pero talentoso.

—¿Qué te parece? —preguntó mordisqueando la púa.

—Me gusta, tiene un aire a Jane's addiction.

—Me alegra que lo hayas notado. ¿Quieres un café?

—No, estoy bien así. Emmm, vine porque necesitaba hablar contigo.

Asintió y dejó la guitarra a un lado para sentarse en el sofá.

—Está bien. ¿Debo asustarme? —su risa escandalosa me hizo sonreír. Wonnie se reía igual, solo que tenía la costumbre de taparse la boca, como si se avergonzara de su risa.

—Yo... —Suspiré y me pasé la mano por la cabeza, intentando armar una oración que no sonara tan chocante.

Jae me dio una palmadita en un muslo, alentándome a seguir.

—Hey, ¿pasó algo? ¿Es sobre nosotros?

—Algo así...

—Mira, Hoseok. Sé que te hice daño, y jamás voy a perdonármelo. Yo fui un idiota. Te amé mucho, en serio lo hice. Y no es una justificación para haber hecho lo que hice... Yo me enamoré. La amo... Lo siento...

—Estoy enamorado de Wonnie.

Su boca se abrió y sus ojos se entrecerraron. Por primera vez vi a Jae quedarse sin palabras.

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