#Confesiones
[Hoseok]
—No puedo creer que hayas dicho eso.
HyungWon me miró y se echó a reír. La carcajada se me hizo contagiosa. Ambos, Jae y Wonnie reían de la misma manera. Escandalosamente y echando la cabeza hacia atrás. Solo que Jae era más exagerado y las risas de Wonnie terminaban demasiado pronto.
—Lo siento —dijo llevándose una mano a la boca para parar de reír–. No sé mucho sobre superhéroes, pero no me gustó Tobby Maguire en Spiderman. De hecho no me gusta como actúa.
—¿Cuál es tu película favorita? —volteé mi cuerpo para quedar de frente a él y subí los pies al sillón. Se barrió el pelo hacia atrás, un gesto demasiado conocido para mí y que amaba en mi novio. Sé que era un gesto deliberado, como acomodarse el pelo detrás de la oreja o tocarse la nariz, pero los hermanos Chae, lo hacían de una manera tan despreocupada que hasta parecía un gesto ensayado. Me gustaba ver cuando Jae enterraba la mano en su pelo oscuro porque el contraste con su piel acaramelada le daba un toque hipnótico al gesto, sus dedos largos perdiéndose en la cabellera oscura y larga, sus ojos entrecerrados, su boca ligeramente curvada hacia abajo... Solo que esta vez no era mi novio el que lo estaba haciendo y me estaba resultando igual de lindo.
—Emmm, no lo sé. Hay varias que me gustan mucho y todas son muy diferentes. Puedo decirte sin dudar cuál es mi libro favorito, pero en cuanto a película... no puedo elegir una... —Jugueteó con los pliegues de su bata azul. Siempre me habían llamado la atención los dedos de ambos hermanos. Largos dedos de pianista. Con las uñas rosadas y bien cuidadas. Aunque uno las tenía salpicadas de colores y el otro lisa como un lienzo. Así se vería Jae sin tatuajes...
Volví mi atención hacia Wonnie. —Ok, entonces ¿cuál es tu película favorita que hayas visto recientemente?
—A single man —dijo sonriendo–. La vi infinidad de veces y de mis favoritas fue la última que vi.
—No la conozco. ¿De qué trata? —agarré la botellita de cerveza y me acomodé entre los almohadones.
—Es sobre un profesor de literatura al que se le muere su amante en un accidente de auto. Y de ahí en adelante él, va rememorando los momentos que vivió junto a él y a replantearse si vale la pena seguir viviendo sin el amor de su vida a su lado.
Lo dijo con un tono cargado de tristeza. Por supuesto. Ambos Chae eran artistas natos y como buenos artistas, eran más sensibles que el resto. Envidiaba eso a veces. Sondeaban la vida con otra profundidad, sentían de manera más intensa. Me prometí en silencio ver esa película más tarde.
—¿Y la tuya? —su pregunta me tomó desprevenido—. Por favor, dime que no son los vengadores. —Otra risa deliberada. Me reí también.
—Hey, no te burles de mí —le pegué con el dorso de la mano en la pierna—, pero para tu información, mi película favorita es... No te rías, eh —levantó una mano y la llevó a su pecho. 'Prometido'— bien, es La historia sin fin.
Movió la cabeza hacia un costado y frunció el ceño. —Si, creo que encaja contigo perfectamente.
—¿Sí? ¿Por qué?
—Bueno, puedo estar equivocándome, pero pareces una persona que disfruta de la fantasía, es una película llena de mensajes si te pones a ver. Tiene partes hermosas y otras tristes. No es lineal con las emociones. Pasas de la risa al llanto con facilidad, ¿no?
Asentí despacio, aún analizando sus palabras.
—Eso lo sabe todo el mundo. Soy medio llorón.
—Jamás te vi llorar —dijo seriamente.
—Eso es porque nunca me miraste más de dos minutos —sonreí. Estaba un poco más confiado para hacerle pequeñas bromas.
Pero no dijo nada más, sólo me miró unos segundos y volvió su vista al frente.
—¿Tienes muchas cosas favoritas? —preguntó de repente.
—¿No las tiene todo el mundo?
—Supongo. Me refiero a las cosas con las que no podrías vivir.
Me tomé unos minutos para pensar.
—Música —dije—. No puedo imaginarme un mundo sin música. ¿Tú?
Se recostó apoyando la cabeza en el respaldo haciendo que su pelo cayera desordenado por sus hombros. Tenía un perfil increíble. Su nariz era preciosa. Mi fondo de pantalla era una foto de Jae de perfil contra la ventana. Podía mirar esa foto por horas. Pero otra vez mis alertas mentales empezaron a sonar. No es Jae. Es Wonnie.
—Música, libros, pinturas, Min, Wheein…
—¿Si tuviera que elegir una? —me levanté y caminé a la cocina a buscar más cerveza.
—Ah —dijo llevándose una mano a su barbilla—, no seas malo y me hagas elegir.
Volví a su lado y me solté a reír. —Puedo adivinar cuál sería la respuesta.
—A ver, señor sabelotodo, ¿cuál sería? —se incorporó para ponerse de frente, cruzando sus piernas kilométricas.
—Min —dije mirándolo expectante—. Piensa que si estuvieras varado en una isla desierta, Min sería una compañía.
—Es curioso que pensaras que me gustaría estar varado en una isla desierta con Min —dijo tomando un trago de su botella— cuando la realidad probablemente sea que lo ahogaría antes de que la primera semana terminara.
—Pero habría sido una semana entretenida.
—Y agotadora —ambos nos echamos a reír Nunca había estado tanto tiempo con Wonnie a solas y era un cambio más que agradable. Y por supuesto terminó de confirmarme que no había dos personas más diferentes que los hermanos Chae.
Las horas fueron pasando entre risas y cervezas. Estaba pasándola realmente bien y me reproché internamente el no haber hecho el esfuerzo suficiente para acercarme a mi cuñado. Mi cuñado...
—...conociendo a la mamá de Min, jamás le permitirá quedarse con Lee Crow —Wonnie suspiró y se recostó sobre su brazo.
—¿Quién le dio la idea de comprarse un cuervo en primer lugar? —También me acomodé a su lado, apoyando la cara en mis brazos.
–Es Min... las ideas simplemente caen de su cabeza. Especialmente las malas.
—¿Hace cuánto que lo conoces? —pregunté mientras estudiaba sus gestos. Cuando se enojaba tendía a levantar una ceja ligeramente y fruncía la boca hacia un costado, cuando se reía su perfil derecho era más encantador que su perfil izquierdo ya que su nariz se arrugaba un poco más en ese lado, sus ojos grandes podían adoptar un aire tierno o amenazador en cuestión de segundos y cuando estaba algo achispado por el alcohol, descubrí que entrecerraba un poco los ojos, como si tuviera algún problema en la vista.
—Bueno... —suspiró y se puso a juguetear con sus dedos— desde que íbamos al jardín de niños. Jae un día le quitó sus juguetes y Min, indignado, lo agarró de los pelos.
—Hubiera pagado por ver eso —dije riendo con ganas.
—Fue genial. Fue la primera vez que alguien le hizo frente a Jae. Desde ese día supe que quería ser su amigo —soltó una risita afónica.
—¿Y a los demás? Jae me dijo que todos se conocen desde pequeños, pero nunca ahondó en detalles.
—Jooheon y Chang entraron a la escuela primaria con nosotros. Luego Nunu y Wheein se mudaron aquí cuando teníamos más o menos diez años. Ella estaba en mi clase igual que J.K y Tae. Y Nunu era un idiota prepotente que se hizo amigo de Jae de inmediato. Y Yuta... Yuta llegó de Japón cuando estábamos terminando la escuela primaria.
—¿Cuál es tu favorito de todos ellos? —No sé por qué le hice esa pregunta.
—¿Aparte de Min y Wheein? —preguntó. Asentí
—Yuta. Definitivamente.
—¿Si? ¿Por qué?
Ya sabía por qué. Estaba esperando que me lo dijera él.
—No sé, siempre fue amable conmigo. Me gusta el tipo de humor que tiene. Es muy gracioso por si no te has dado cuenta.
—Si, en eso tienes razón...
—Cuando llegó todos lo molestaban porque no hablaba bien el idioma y siempre estaba solo en los recreos. Nos acercamos a él de inmediato. Yuta tiene una personalidad única, ¿no crees?
—No hablamos mucho a decir verdad —dije.
—Eso es porque estás abrojado a mi hermano como para notar que el resto de las personas existen —el comentario me sorprendió. Reconozco que éramos una pareja algo... pegajosa, pero nunca pensé que lo era tanto hasta que Wonnie me lo hizo notar.
—No es tan así tampoco —dije intentando defenderme—, ya verás cuando estés saliendo con alguien. Y yo te voy a decir 'te lo dije' cuando estés besuqueándote por los rincones —solté a reír, pero su expresión había cambiado.
—Eso no pasará —dijo sonriendo al fin— así que te quedarás con las ganas de burlarte de mí...
—¿Es por la persona de la que me hablaste antes? —me senté derecho, escrutando su rostro.
—¿Eh? —sus ojos se abrieron demasiado.
—Me dijiste que te gustaba mucho alguien.
—Ah... eso. No tiene importancia.
—La tiene si para ti es importante. Sabes... tengo que confesarte algo, Wonnie.
Me miró en silencio con la cara en blanco.
—Yo escuché cuando hablabas con Min por teléfono.
Torció el gesto con una mueca desconcertada.
—...
—Cuando hablabas sobre esa persona...
Vi su nuez de Adán haciendo fuerza para tragar contra su piel.
—¿Q-qué escuchaste? —preguntó en un susurro.
—Lo suficiente como para decirte que tienes que olvidarte de esa persona. Sabes que jamás te corresponderá y no quiero que sufras por alguien que jamás podrá fijarse en ti.
Si Wonnie tenía sentimientos por Yuta, ¿cómo podía alentarlo a algo con él? Yuta era la persona más heterosexual que conocía.
Su gesto cayó y sus ojos se enfocaron en la tela del sofá.
—Lo siento —le dije sin saber muy bien qué decir.
—No, no te disculpes. No es tu culpa después de todo. Yo... —lo vi luchando con sus palabras— soy consciente de que me fijé en la persona equivocada. Siempre supe que era algo imposible.
Se levantó y empezó a juntar las cosas.
—Wonnie... —dije.
—Tranquilo —dijo mirándome— solo no le digas a Jae de esto.
Asentí en silencio. La noche había terminado
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