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Capítulo 12. A los ojos de un Omega

Me encontraba caminando en círculos lentamente por el salón de la mansión Smith. Mantenía una tranquila sonrisa mientras mecía con cuidado al pequeño bebé que tenía en mis brazos, el cual parecía dormir en calma.

– Mami, mami, ¿puedo sostener al bebé? – la dulce voz de Connor me llamó al entrar en la sala mientras estiraba sus bracitos para alcanzar al cachorro en mis brazos, yo no evité formar una sonrisa de ternura.

– Connor, aún eres muy pequeño para sostener al bebé – luego escuché la voz de Bon, mi Alfa, que venía desde atrás mío mientras se acercaba a abrazarme por la cintura y poniendo su cabeza en mi hombro, yo solo solté una risita.

– No seas tan duro, Bon, él puede hacerlo, solo debe tener cuidado – me acerqué a Connor y me agaché junto a él para que sostuviera al bebé mientras yo le ayudaba, me hacía algo de gracia ver que temblaba ligeramente, pero sabía que podía confiar en él.

– Conejito, con cuidado – me dijo mi tonto alfa un poco asustado de que le pasara algo a nuestro bebé, sin duda era demasiado sobreprotector, pero así lo amaba.

– No te preocupes, Bon, sabes que yo siempre protegeré a nuestros cachorros – volteé a ver a mi pequeño Connor, quien estaba embelesado por ver la carita de su hermanito, el cual había abierto sus ojitos para mirarlo –. ¿Verdad que sí, mi lindo cachorro?

– Sí, mami – dijo alegremente mientras me mostraba su hermosa sonrisa con ese lindo espacio entre sus pequeños dientes, era una imagen tan tierna.

– Lo sé, conejito – mi Alfa se acercó a nosotros y se agachó para atraparnos a los cuatro en un gran abrazo a todos –. Los quiero muchísimo.

– Yo también... Mi hermosa familia – susurré sintiendo un agradable calor en mi pecho, pero entonces algo me despertó de golpe.

El sonido de la alarma me asustó e hizo que abriera mis ojos de sorpresa... ¡¿Qué había sido eso?

– U-Un sueño... Solo fue un sueño – me decía a mí mismo lentamente –. Aunque... Parecía tan real...

Salí de la cama para empezar mi día, pero antes le di una mirada al gran espejo de cuerpo completo, observándome. Ese sueño me había dejado un amargo aunque bonito sentimiento en mi corazón, no podía quitarme de la cabeza las preciosas sonrisas de mi Alfa y... mi cachorro, e instintivamente puse mi mano en mi vientre sin quitar la vista de mi reflejo. Una boba sonrisa se formó en mi rostro al pensar de nuevo en aquel lindo bebé de mi sueño.

Al darme de cuenta de lo que estaba haciendo sacudí mi cabeza para aclararme la mente.

– Dios, ¿en qué estoy pensando? E-Es demasiado pronto para esas cosas, apenas llevamos unos meses saliendo...

Suspiré, mejor empezaba a prepararme para empezar mi día en la guardería. Iba a ser un día muy largo...

(...)

– Te ves cansado – era la hora del almuerzo y me encontraba sentado junto a Ann en el patio de recreo, vigilando a los niños que jugaban despreocupados –. ¿No dormiste bien o algo?

– No es eso – le dije suspirando –. Dormí bastante bien... Creo que demasiado bien – no evité desviar la mirada con las mejillas rojas, ella solo levanto una ceja mirando curiosa.

– ¿Entonces por qué esa cara tan larga?

– Es solo que Bon ha estado ocupado y mi pequeño Connor no vendrá en unos días, así que me siento un poco solo sin ellos a mi alrededor – le aclaré a mi amiga.

– Lo del señor Smith lo entiendo, ¿pero qué pasa con Connor? – ella me preguntó algo preocupada.

– Según Bon, su madre – Ann hizo mala cara solo al escuchar la mención de esa mujer que tanto daño le hizo en su adolescencia, y no la culpaba – se lo llevo a él y a Nath a pasar unos días con ella.

– ¿Ella puede hacer eso? Pensé que el señor Smith tenía la custodia total de Connor.

– No realmente, es una custodia compartida, aunque según lo que Bon me contó, ella usualmente se lleva a Connor los fines de semana, pero esta vez ella no pudo llevárselo el fin de semana, así que se lo llevó esta semana para compensar – dije intentando sonar calmado, no quería admitirlo, pero estaba preocupado por mi pequeño Connor.

– Bueno, entonces veamos que están haciendo – Ann tomó su teléfono y empezó a buscar las redes sociales de Toddy –. De algo servirá la costumbre de Toddy de publicar toda su vida en Internet – me acerqué a ella un poco para tener una mejor vista de lo que ella estaba buscando, encontrando rápidamente su cuenta de Instagram –. Y ta-dá, aquí está la madre del año – dijo ella con sarcasmo mientras en la pantalla de su teléfono podía ver una foto de Toddy, Nath y Connor, tal parece que estaban en ese súper restaurante de pizza que les encanta a los niños hoy en día.

– Al menos sé que se la está pasando bien – dije aliviado mientras Ann me mostraba más fotos donde podía ver al trío haciendo diversas actividades, como ir al cine e incluso las fotos más recientes son de ellos en esta mañana en el parque acuático.

No sabía por qué, pero se me estaba formando un nudo en el estómago y una sensación de ansiedad y rabia se estaba apoderando de mí.

– No estás feliz, ¿verdad? – dijo y miré a mi amiga que guardó su móvil de nuevo.

– ¿A qué te refieres? – le cuestioné confundido.

– Bonnie, tu aroma – señaló ella –. Hueles molesto –ni siquiera me había dado cuenta de que estaba liberando feromonas territoriales, rápidamente intenté tranquilizarme y suprimí mi olor, pero Ann no lo iba a dejar pasar –. Awww, mírate, mami Bonnie está celoso, jiji~.

Mis mejillas se coloraron cuando Ann me llamó así, Connor también me decía así en mi sueño, ¿por qué sonaba tan bien?

– ¿Q-Qué? C-Claro que no, es solo... – intentaba encontrar una excusa válida.

– ¿Es solo qué? – dijo ella esperando mi respuesta, me limité a bajar la mirada y responder con honestidad.

– No confió en ella para cuidar a Connor – finalmente lo dije –. Sé que ella es madre lo biológica, le dio luz y toda la parafernalia, pero simplemente... mi omega interno me dice que ella no debería estar cerca de... de mi cachorro.

Bajé la mirada muy sonrojado mientras cubría mi rostro con mis manos por la vergüenza. Nunca lo había dicho en voz alta, pero yo ya consideraba a Connor como mi cachorro y me horrorizaba que esa mujer a la que realmente llame madre me lo quite.

– Oh, vaya, eso no lo esperaba – dijo Ann un poco desconcertada, ella sabe que yo no suelo actuar así, es que simplemente las hormonas... ahí me di cuenta.

– Ann, ¿recuerdas cuándo fue mi último ciclo de celo? – le pregunté algo angustiado, usualmente Ann mantenía mi control ya que yo era demasiado despistado para eso y siempre me olvidaba cuando me llegaban.

– A principios de la primavera, antes de las clases, pero aún debería faltar algunas semanas para que te llegue el siguiente – ella me miró pensativa –. Aunque existe una posibilidad de que se adelante por otra razón...

– ¿Cuál? – dije un poco asustado, no es normal en mí que se me adelante el celo y mucho menos estar tan hormonal antes de este, esperaba que no fuese ninguna enfermedad grave.

– Bueno, cuando un alfa y omega destinados se conocen y empiezan a pasar mucho tiempo juntos, puede que sus ciclos de calor se sincronicen rápidamente.

– ¿Eh? – lo pensé por un momento, digo, si desde el primer momento en que olí el aroma de Bon me sentí inigualablemente atraído, yo creía que era algo solo de las historias y novelas de romance.

¿Es posible que de verdad seamos destinados?

– Bonnie, por favor, tú y ese alfa insisten en que quieren llevar las cosas con calma, pero solo les bastó una cita para formalizar su relación, ya te has quedado a dormir es su casa e incluso conoces a sus padres –enumeró con un tono de obviedad –. No me sorprendería si al final te propone matrimonio un día de estos.

Me quedé en silencio un rato analizando todo lo que ella acababa de decir. Ella tenía razón, yo sé que amo a ese Alfa como nunca he amado a nadie más, él es mi todo y daría lo que fuera por estar con él por el resto de mi vida. Puse mi mano en mi pecho sintiendo mi corazón palpitando fuertemente, al igual que notaba que mis mejillas se enrojecían

– Ann – la llamé con voz firme.

– ¿Qué pasa? ¿Ya caíste en cuenta de lo obvio? Jaja – ella se rió, pero eso no me importó.

– Ann, creo que quiero formar una familia con Bon – la miré con los ojos levemente cristalizados por la emoción, ella simplemente me dio una dulce sonrisa y me dio un pequeño abrazo.

Era todo lo que necesitaba en ese momento.

(...)

Las clases habían acabado por hoy, así que ahora me encontraba haciendo las compras para mi hogar. Si mi celo de verdad estaba a punto de llegar era mejor empezar a prepararme.

Necesitaba llenar bien mi despensa, comprar artículos de limpieza y más tarde pasar por la farmacia para mis supresores habituales.

– Aah, espero tener suficiente tiempo para empezar a limpiar la casa – dije estaba un poco cansado, a decir verdad, por experiencia sabía que mis celos eran agotadores, así que esperaba poder organizar todo antes de mi primera ola de calor.

– Oye, enano, ¿esto es lo que quieras? – escuché una voz en el otro pasillo, era bastante escandalosa, pero se me hacía extrañamente familiar.

Me acerqué un poco a ver y vi unas cabelleras de color azul y naranja que reconocí al momento. Casi se me para el corazón y la sangre me bajó hasta los pies, dejándome blanco como el papel.

– Sí, sí, es esto, apresúrate, ¿quieres? – eran Onnie y Oxy, no los había visto desde... Espera, si ellos estaban aquí, eso quiere decir que puede que él también esté cerca.

Sacudí la cabeza asustado, era mejor no recordarlo. Me apresuré a la caja para pagar mis cosas, esperaba que ellos no me hubieran visto. Salí rápidamente del supermercado, pero iba tan acelerado que no me di cuenta de que alguien estaba delante mío y choqué con él haciendo que las cosas que esta persona traía se cayeran al suelo.

– ¡Oh, Dios! L-Lo siento mucho – me agaché para empezar a recoger las compras, tan ensimismado estaba que ni me había fijado quién era esta persona, aunque su aroma a chicle de fresa se me hacía conocido.

– Oh, profesor Bonnie, es usted – levanté la vista ante la voz y, ¡era Félix! –. No se preocupe, parece que ninguno de mis productos de belleza se dañó, así que todo está bien – dijo con ese alegre tono de siempre mientras juntos terminábamos de recoger sus cosas, se notaba que eran de marca, no evité sentir algo de envidia al ver tantos productos –. Profesor, ¿está bien? Se nota algo cansado – señalo Félix con tono preocupado, yo solo negué con una sonrisa.

– Sí, sí, es solo que mi celo se adelantó y me he sentido algo aturdido por mis hormonas últimamente – dije con total confianza, como omega sabía que Félix me entendería, aparte de que era totalmente normal.

– Aaah, con que era su celo, ¿por qué no lo dijo antes? – el rápidamente me tomó del brazo y me apegó a él –. Vamos, no hay tiempo que perder.

– ¿Q-Qué? Espere, ¿a dónde vamos? – pregunté algo aturdido, Félix seguía arrastrándome.

– Conozco una tienda que vende todo lo que necesita un omega para su celo y todo es de muy buena calidad, estoy seguro de que ahí encontrará todo lo que le falte – me guiñó un ojo confidente.

– P-Pero yo tengo que llegar a casa antes de que el autobús deje de pasar – intenté decirle para que al menos bajase la velocidad, aún seguía algo mareado por las hormonas.

– Oh, no se preocupe, solo llamaré a mi Fefi y él se encargará de llevarnos y cuidará su despensa.

– Pero no tengo el dinero suficiente para comprar más cosas, además aún tengo que pasar por la farmacia – Félix se detuvo un momento, pensé que lo había hecho entrar en razón, pero solo soltó una risita.

– ¡Puff! Eso no es problema, profesor, en esta tienda hay un área de farmacia con los mejores supresores del mercado, y por el dinero no se preocupe, tengo esto – Félix buscó en su cartera y de ella sacó una tarjeta de crédito negra, además tenía el nombre de Bon escrita.

– ¿C-Cómo es que usted tiene eso? – pregunté algo incrédulo.

– Esta es una tarjeta que el señor Smith me dio, después de todo yo soy quien compra y administra todo en la mansión, es obvio que el señor Smith me daría una de estas, así que considérelo un regalo de su parte.

Después de eso no pude protestar más y simplemente dejé que Félix me llevara a ese lugar. Sabía que no tenía nada que hacer contra él, pues se le veía muy motivado, y no quería romperle esa ilusión. De todas formas, me podría ahorrar algún dinero con los supresores, últimamente se han vuelto más caros.

(...)

La tienda era bastante acogedora a pesar de que estaba en un barrio de altos recursos, nunca la había visto por ese motivo, el sueldo de profesor de guardería no es demasiado alto, para ser honesto. Félix me hizo entrar y pronto un montón de olores de omegas me azotaron, pero no de forma abrumadora. Había zonas con peluches, mantas y ropas holgadas y mullidas; en otra zona se veían diferentes medicamentos y supresores de muchas marcas; y en otra zona... Estaba la sección de maternidad. No sabía si había sido buena idea venir sabiendo que podría entrar en celo en cualquier momento.

– Tranquilo, profesor, déjemelo a mí, sé exactamente lo que necesitará – el pelirrosa por fin me soltó el brazo y me entregó una cestita –. Puedes ir mirando qué supresores necesitas, yo vuelvo ahorita, ¡no te muevas de ahí! – y tan rápido como dijo se marchó a la zona de mantas y peluches.

Decidí mirar todos los supresores que tenían a mi disposición, Félix tenía razón, los precios no eran tan altos como en la farmacia a la que solía ir, y parecían también muy efectivos. Decidí coger un par de cajas junto a una de ibuprofenos para los cólicos después del celo. Quería ir a buscar a Félix para ir a la caja, pero como me dijo que no me moviera de mi sitio, decidí esperarlo. No pasó mucho tiempo hasta que volvió con algo detrás de él.

– ¡Profesor! Venga conmigo, quiero enseñarle algo – me tomó de la mano y me llevó a rastras hasta la zona de ropa –. ¿Qué le parece este pijama? Estoy seguro de que le proporcionará mucho confort en los últimos días, además es muy suave~.

– Oh, vaya, todo aquí es precioso, pero realmente no quiero hacer gastar demasiado – jugaba con mis dedos algo nervioso, siempre había sido muy ahorrador siendo que tenía mi cuenta bancaria mantenida casi siempre al límite.

– Tranquilo, ya te he dicho que esto corre de cuenta del señor Smith, no creo que le moleste ayudar a su omega con su celo – la sonrisa que mantenía en su fino rostro me daba algo más de confianza –. Así que no sea tímido, escoja lo que quiera.

Al final nos pasamos horas en esa tienda, pero no había podido evitarlo, todo era tan maravilloso, las mantas y almohadas que me aconsejó Félix quedarían de maravilla en mi nido, y también escogí algunos peluches para abrazar. Algún que otro pijama suave también cayó en mi cesta a pesar de los reclamos, pero aun así había sido divertido. Ya no me sentía como si fuera de compras por obligación con el mayordomo de mi pareja, sino como si fuera una tarde de compras con un nuevo amigo.

(...)

Finalmente, después de un día tan agotador llegué a casa, le había agradecido a Fede que me ayudara a dejar las bolsas en la puerta de mi casa. Las dejé en la sala y me desplomé en el sofá boca abajo soltando un suspiro cansado.

– Aah, Dios, demasiadas emociones por hoy – revisé mis bolsas de compras, gracias a Félix ahora tenía nuevos materiales para mi nido así que ya tenía trabajo que hacer.

Luego vi las bolsas de la compra, debía apresúrame a ponerlas en su lugar antes de echaran a perder.

– Vamos, Bonnie, solo haz esto y luego podrás colapsar sobre tu cama – me dije a mí mismo tratando de darme ánimos, como pude me levanté del sofá y me puse manos a la obra para ordenar todos los víveres.

Tras media hora terminé y arrastrando los pies hacia mi habitación me dejé caer de forma literal sobre mi cama. Por fin tendría un respiro para mí mismo.

– Aaah... Creo que tengo que avisar de una vez que estoy en precalentamiento a la guardería y tomarme mi semana libre.

Tomé mi teléfono dispuesto a llamar a la directora, pero justo alguien me llamó. ¡Era Bon! Sin pensarlo dos veces le contesté, mis ánimos estaban por las nubes ahora y el cansancio se había disipado.

– Hola, conejito – de pronto mi sonrisa se borró al escuchar la voz de Bon, se escuchaba al otro lado de la línea muy cansado, enserio, MUY cansado.

– Hola, Bon, ¿está todo bien? – le pregunté preocupado con un tono suave, lo escuché resoplar.

– Si te soy sincero, creo que no mucho, siento como si me fuera a enfermar y el trabajo en la oficina no parece terminar – me preocupe al escuchar lo así, si de verdad estaba enfermo debería descansar, no trabajar.

– ¿Necesitas que haga algo por ti? – le pregunté dulcemente, no podía evitar querer satisfacer a mi alfa en todo lo que pudiera.

– No te preocupes, conejito, estaré bien, solo habla conmigo un rato, ¿sí? – no pude negarle esa petición, así que nos quedamos hablando toda la noche hasta que me quedé dormido sobre mi nido sin preparar.

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Si queréis leer ya el siguiente capítulo, pasáos por Ao3 y buscadme a mí o a @izabella-sama para seguir leyendo ;3

Esperemos que os guste el cap ^^

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