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Malos augurios

Después de un largo día de trabajo soportando el berrinche abismal que tenía su jefa desde la noche anterior, lo que más necesitaba Onnie en este momento era descansar en los brazos de su alfa. Enserio estaba agradecido de que su jefa haya ido a cenar con a sus padres (aunque a veces esas reuniones familiares terminaban mal y él tenía que pagar los platos rotos después) pero en ese momento nada más le importaba, lo único que tenía en mente era cenar junto a su esposo, tomar un baño juntos y luego quizás ir a la cama juntos y ver qué pasaba.

– Oye, apestoso, ya llegué– Onnie y su esposo Oxy tenían una manera muy peculiar de tratarse, pero se amaban igual.

– Qué bien que llegas, enano, te tengo una genial noticia– respondió desde la cocina el alfa de cabello naranja y de gran tamaño.

– Sí, sí, luego me cuentas, ahora lo que necesito es relajarme la perra de mi jefa– se dejó caer en el sofá irritado–. Ha estado insoportable desde ayer– decía Onnie con toda la intención de empezar a despotricar sobre lo mucho que no aguantaba a esa mujer.

– ¿Y cuándo no es insoportable?– le cuestiono él alfa burlón, que pocas veces había tenido el "placer" de convivir con la jefa de su omega, pero de las pocas veces que lo ha hecho le han sido suficientes para saber que mientras más lejos de ella mejor.

– Pues ahora está más insoportable, porque su exesposo se consiguió algo mejor que ella– enserio Onnie creía que ese hombre se merecía un premio, no solo por haber estado casado con esa arpía sino también por haber tenido el valor de dejarla.

– Pensé que ella ni siquiera amaba a ese tipo, ¿por qué estaría celosa de que se haya conseguido un juguete nuevo?– pregunto el alfa.

– No está celosa, créeme, está iracunda porque el pobre niño que tuvo la desgracia de tenerla como madre se ve más feliz con ese omega de pelo morado que con ella– explico el peliazul–. Ya sabes que ella vive de su imagen de madre súper modelo.

– Oh, entiendo, entonces si ven que el cachorro se ve más feliz con alguien que no sea ella, entonces toda su fachada se irá por la borda– su esposo era algo lento a veces.

– Sí, además, desde que los medios empezaron a cuestionarle su maternidad y en uno de sus arranques solicitó la custodia total del niño ha estado de malas, todo esto de ese omega pelimorado y de ojos rojos ha terminado por empeorar su humor– Onnie se puso a pensar sobre algo que le rondaba en la cabeza desde ayer que vio la foto que le enseño su jefa–. Sabes, ahora que lo recuerdo bien, ese omega de pelo morado me recuerda a este chico de la universidad... ¿cómo se llamaba?– le preguntó a su esposo.

– Ah, no lo recuerdo bien... ¿Bennie... Bennett, o era...?

– Bonnie– interrumpió una voz que venía desde el pasillo del apartamento, una voz que le provocó un muy desagradable escalofrió a Onnie.

Temiendo lo peor, Onnie volteó y ahí estaba saliendo de su baño un alfa que en su juventud apreciaba y admiraba mucho, a quien incluso consideraba su salvador, pero con el tiempo supo que era en realidad una bestia

– Je-jefe... – salió de los labios del omega peli azul al ver a Deuz–. ¿Q-Qué hace aquí?

– Es lo que te iba a decir, el jefe salió hace poco de la prisión y hoy me lo encontré en el taller, así que le ofrecí que se quedara con nosotros hasta que encuentre un lugar propio, ¿no te importa, verdad?– dijo muy sonriente el idiota de su marido con una sonrisa.

– Oh, claro que a Onnie no le importa, después de todo somos amigos desde que somos niños– Onnie simplemente se calló y bajo la cara incapaz de decir palabra alguna.

– Cla-claro que no, el jefe puede quedarse, no hay problema– más tarde tendría que hablar con Maggie para sacar lo más pronto posible a este psicópata de su casa.

– Ahora, dime Onnie, ¿podrías contarme más sobre ese exesposo de tu jefa?– dijo Deuz mientras sonreía de una manera que daba miedo

Onnie sabía que acaba de meter la pata y rogaba porque lo que estaba a punto de contarle a su querido amigo de la infancia no vaya a causar más problemas.

(...)

– ¡¿CÓMO SE ATREVEN A HACERME ESTO!? ¡YO SOY SU HIJA!– mientras tanto, la querida jefa no la estaba pasando mejor en la cena con sus padres.

– Lo hacemos porque alguien nunca estuvo interesada en aprender cómo dirigir el negocio de la familia– el señor de la mansión mantenía sus firmes palabras sobre la mesa–. Tú misma lo dijiste, no te importaba y no querías tener nada que ver.

– Tu padre tiene razón, te dimos tu capricho y ahora te arrepientes– le dijo esta vez su madre cruzada de brazos con el ceño fruncido.

– Me importa poco su compañía, lo que me importa es POR QUÉ ME SACARÁN DEL TESTAMENTO– les reclamó a sus padres hecha una furia.

– ¿Y para qué dejarte algo? ¿Para que lo malgastes como todo lo que te hemos dado?– dijo de nuevo su padre cada vez más molesto–. Además, estamos seguros de que tu hijo hará un mejor trabajo que tú.

– Apenas es un mocoso de tres años, ¿cómo estás tan seguro de dejarle todo a él sin tenerme en cuenta?– dijo al borde de la histeria total.

– Estás tan poco interesada en él que ni si quiera sabes que tiene cuatro años, ni tampoco de lo brillante que es y solo con eso estamos seguros de que cuidará y apreciará cualquiera de los bienes que le heredemos, sin duda mucho mejor que tú– sentenció su padre.

Furiosa, la mujer salió de la casa de sus padres dando pisotones con sus tacones. Ella ya tenía suficiente siendo la comidilla de la prensa del mundo de la moda y con su pelea actual por la custodia de su hijo, la cual ahora sí que necesitaba más que nunca.

Subió a su auto y tomó su teléfono viendo todos esos artículos de revistas y programas de chismes diciéndole que su carrea de modelo ya estaba acabada, pues ya era demasiado mayor para los estándares de una modelo.

Pero aun así, lograba conseguir trabajos gracias a su disfraz de "madre ejemplar", las campañas sobre cómo las madres aún pueden hacer todo lo que quieran y aun así criar a sus hijos fueron su salvación. Además, a los medios les gustan esas cosas una madre divorciada luchando por seguir su sueño y criar a su hijo, eso vende y mucho.

Pero no, eso no les fue suficiente. Cuando se aburrieron de halagar su labor de madre, empezaron a criticarla buscando cada defecto en las fotos que subía a sus redes sociales con su hijo, y el mayor defecto siempre era la sonrisa fingida de Connor y, más tarde, la falta de esta en esas fotos.

Estaban empezando a sospechar que quizás no era la madre ejemplar que tanto decía ser, en especial cuando se enteraron de que ella solo se quedaba con Connor los fines de semana, por eso decidió obtener la custodia completa.

Pero tuvo que aparecer ese maldito omega a estropearlo todo. Si simplemente el corriente ese se hubiera conformado con estar con el aburrido de Bon no tendría tantos problemas, pero no, tenía que ir también por Connor y hacerlo sonreír genuinamente y hacerla ver como una mala madre. Lo bueno es que las prensa aún no se enteraba de eso y su reputación parecía intacta.

Y ahora la pelea con sus padres, Toddy estaba segura de que si su carrera como modelo dejaba de ser fructífera, el dinero de sus padres sería más que suficiente para vivir cómodamente el resto de su vida, por eso no le dio importancia el tener que firmar el prenupcial que Bon le dio cuando se casaron. Así él no tendría nada de ella y ella no tendría nada él; simple y sencillo.

Así mientras tanto ella disfrutaría de todo el dinero de Bon, pero después de casarse sus padres empezaron a cumplirle menos y menos caprichos, y ahí supo que tarde o temprano ellos le negarían el dinero. Para peor, su matrimonio con Bon estaba empezando a derrumbarse –cosa que ella sabía que pasaría tarde o temprano pero, en su mente, ella tendría el dinero de sus padres, así que le daba igual–.

Así que hizo lo mejor que se le ocurrió para amarrar al Alfa: tener un bebé. Enserio fue más difícil de lo que creía, parecía que Bon no tenía libido o algo por el estilo, seducirlo para revivir su muerta vida sexual fue uno de los esfuerzos más grandes de su vida, pero por fin pudo quedar embarazada –para su gusto y disgusto, esto afectó a su figura de modelo–.

Y cuando por fin logró su cometido parecía que las cosas mejorarían, que Bon estaría feliz con ella y su hijo, y ella solo tendría que sentarse y contratar niñeras para que se encargaran del niño y disfrutar de su vida de lujos asegurada.

Pero para su mala suerte, Bon quería que cuidaran juntos al niño y cómo lo detestaba, odiaba oírlo llorar, odiaba cambiarle los pañales, odiaba tener que darle de comer, odiaba que incluso Bon gastara más en el bebé que en ella.

Intento huir de eso diciéndole a Bon que quería regresar a trabajar y al principio funcionó, pero su ausencia era cada vez más notoria y las peleas con Bon por eso aumentaron. Enserio estaba harta.

Así que estaba más que contenta de firmar el divorcio y que Bon se quedara con el niño exceptuando por los fines de semana que serían para ella. En ese momento no lo pensó mucho y ahora estaba pagando los platos rotos por esa decisión.

Pero ahora aún tenía una oportunidad y su "amado" cachorro sería el boleto de ida a su vida soñada.

– Muy bien, Connor, ¿una mami es lo que quieres? Pues una mami será lo que tendrás– dijo ella mientras conducía su auto hacia su lujoso departamento.

(...)

Más tarde esa noche, en el centro de la ciudad, cierto pelirrojo estaba mirando con ira su teléfono. Su querida hermana le había dado "me gusta" a la foto del engreído de su jefe con Bonnie y ese niño, los tres divirtiéndose en el parque de atracciones como una familia feliz.

Ver esa imagen no lo hacía nada feliz a él, a duras penas Bonnie le hablaba y ahora que se consigue un sugar daddy a cambio de estar de niñera de ese cachorro mucho menos le hablaría.

– ¿Ahora como podré competir contra ese imbécil ricachón?– decía mientras apagaba su cigarrillo en el cenicero al lado suyo, soltando todo el humo de una bocanada.

Él sabía que quizás durante la secundaria, cuando Bonnie y él salían, puede que no haya sido el mejor novio del mundo, puede que quizás haya sido un poco celoso, posesivo y bruto. Pero eso quedo atrás, ahora era diferente, más maduro y dejó atrás todos esos celos y sentimientos posesivos. Además, él sabía que Bonnie y él eran el uno para el otro, estaban destinados. Sólo tenía que recordárselo al omega pelimorado y estaba seguro de que regresaría a sus brazos.

Solo tenía que averiguar la manera de que Bonnie dejara a ese super apuesto y super rico Alfa sin que el empleo de su hermana quede en juego –ese tipo, Smith, le caía mal, pero tenía que admitir que le pagaba muy bien a su hermana y no querría perjudicarla–.

– Sí, será pan comido– dijo con un tono engreído mientras encendía otro cigarro y lo llevaba a sus labios, rozando su colmillo de oro brillante.

(...)

Deuz se encontraba recostado en la cama de la habitación de invitados que el par de tórtolos le dieron. Debía decir que estaba muy feliz por ese par, desde que eran niños se podía ver venir que terminarían juntos, en espacial porque él mismo fue quien le dio el empujón a Oxy para que se declara a Onnie, y por eso el peli naranja siempre estaría en deuda con él.

Y por eso no dudó en ir a buscarlo para que le diera asilo, sabía que no se negaría. Después de todo, su plan inicial era ir a hacerle una visita al pelirrojo para ver dónde tenía a Bonnie, pero por suerte para el más alto, Bonnie no estaba con él

Porque de haber sido así...

– Je, maldito zorro...

Deuz simplemente rió, ahora necesitaba quedarse en un lugar estable para poder ir a buscar al pelimorado y así cuando lo encuentre llevárselo muy lejos con él, gracias a Onnie que le dio una pista importante.

Aun así, no sabía por dónde empezar a buscar, así que mientras tanto quizás solo pasaría algo de tiempo con sus amigos y juntaría algo de dinero.

Lo necesitaría si quería llevarse a ese omega y tenerlo solo para él, sin que nadie se lo quitase de nuevo.

(...)

– ¡AH!– un pequeño pelimorado se levantó rápidamente de su cama sudando frío y con el corazón en la mano.

Un escalofrío horrible atravesó su espalda y lo despertó de su sueño, pero por suerte no estaba solo en esa gran cama donde dormía. Una pequeña lámpara de noche iluminó suavemente la habitación mientras una gran mano morena le empezaba a acariciar los cabellos.

– Conejito, ¿estás bien?– era la voz de su Alfa que se había despertado apenas escuchó el grito de su omega, quien se volteó a verlo en sus ojos esmeraldas y terminó abalanzándose sobre él, acurrucándose en su cuello en busca de protección–. ¿Qué pasa, mi amor?

– H-He tenido un mal presentimiento...– soltó suavemente tratando de controlar su agitada respiración, por suerte el aroma a menta y pino que Bon desprendía lo ayudaba a relajarse, al mismo tiempo que las caricias en su espalda y cabeza lo adormecían de nuevo–. S-Siento que alguien quiere hacerme daño...

– No te preocupes, yo estoy aquí– susurró despacio rodeándolo con sus fornidos brazos, gracias a que no usaba camisa del pijama su piel rozaba directamente con la de su pareja, eso lo calmaba–. No dejaré que nadie te haga daño nunca, yo siempre te protegeré, no tengas miedo...

Esas palabras hicieron sentir mejor al omega, quien salió del pecho del mayor para mirarlo nuevamente a los ojos. El Alfa tomó las mejillas del más bajo y le dio un suave beso en sus labios que temblaban, llevándose consigo parte de esa preocupación.

Volvieron a tumbarse en la cama y Bon no se durmió hasta que vio por fin relajado y dormido a su omega que lo abrazaba con gran cariño.

– Es una promesa, conejito, nada ni nadie te hará daño, yo me encargaré de protegerte de lo que sea, siempre...

(...)

Lamento mucho la tardanza nada de lo que pueda decir puede justificar la larga ausencia pero les prometo que intentaremos ser mas constantes con las actualizaciones 

recuerden que si desean leer un capitulo mas el fanfic se encuentra en la plataforma de Ao3 

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