Capitulo 18
Nick
La cárcel tenía un aire de solemnidad que pesaba sobre nosotros mientras cruzábamos sus puertas. El equipo y yo, con pasos medidos y miradas firmes, nos adentramos en el corazón de la justicia, donde Arisa, Azael, Tristan, Hereck y el padre de Neitan esperaban.
El eco de nuestras botas resonaba en los pasillos, un recordatorio constante de la gravedad de nuestro propósito. No estábamos aquí para regodearnos en su derrota, sino para cerrar un capítulo que había consumido demasiado de nuestras vidas.
Al llegar a la sala de visitas, nos encontramos cara a cara con aquellos que una vez sembraron el terror y la desesperación. Estaban allí, detrás de las barras que simbolizaban sus elecciones y sus destinos.
Arisa nos miró con ojos que aún ardían con la intensidad de sus convicciones, aunque su fuego se había reducido a cenizas. Su belleza, una vez un arma en su arsenal, ahora no era más que un velo sobre la realidad de su situación.
—Arisa —comencé, mi voz sin rastro de la ira que una vez sentí—, la vida te ha dado muchas lecciones, algunas más duras que otras. Espero que encuentres la paz que necesitas y la fuerza para enfrentar tus desafíos.
Ella me miró, su expresión indecifrable, pero en sus ojos vi un atisbo de la comprensión que esperaba.
Azael, Tristan y Hereck permanecían en silencio, sus miradas bajadas, quizás reflexionando sobre sus propias vidas y las decisiones que los llevaron a este momento.
El padre de Neitan, un hombre que una vez comandó respeto y autoridad, ahora parecía encogerse bajo el peso de su propia conciencia. Neitan se acercó a él, y aunque sus palabras fueron inaudibles para nosotros, el gesto de perdón fue claro como el día.
—Hemos venido a decir adiós —dije, dirigiéndome a todos ellos—. No para olvidar, sino para aprender y seguir adelante. Ustedes han sido derrotados no por nosotros, sino por sus propias acciones.
Nos dimos la vuelta para irnos, cada paso alejándonos de las sombras del pasado y acercándonos a la luz de un nuevo comienzo. La visita había sido breve, pero necesaria.
Mientras salíamos de la cárcel, el aire fresco nos recibió como un viejo amigo. Miré a mi equipo, un grupo de individuos que se habían convertido en mi familia, y supe que juntos, habíamos superado lo impensable.
—El futuro nos espera —les dije, con una sonrisa de esperanza—. Y será uno que construiremos con nuestras propias manos, libres de los fantasmas del pasado.
El capítulo de nuestras vidas que involucró a Arisa y su equipo había terminado, pero nuestra historia continuaba. Con cada paso hacia adelante, dejábamos atrás las ruinas de lo que fue y caminábamos hacia lo que será. Porque en el final, no son las batallas las que nos definen, sino cómo elegimos levantarnos después de ellas.
La luz del amanecer se colaba por las cortinas de la casa de Lina, anunciando un nuevo día lleno de posibilidades. Después de nuestra visita a la cárcel, el equipo y yo sentíamos la necesidad de reunirnos, de compartir un espacio donde pudiéramos reflexionar y celebrar el comienzo de una nueva etapa.
Lina había ofrecido su hogar para la ocasión, un lugar que había sido testigo de tantos momentos cruciales en nuestra historia. Era el escenario perfecto para nuestro renacimiento.
—Propongo que nos reunamos este sábado —sugerí, enviando un mensaje al grupo—. Será una tarde para recordar lo lejos que hemos llegado y para planear hacia dónde vamos.
Las respuestas no se hicieron esperar, cada una marcada por la emoción y la anticipación de lo que estaba por venir. Lina, con su hospitalidad característica, ya estaba planeando el menú, prometiendo una mezcla de sabores que solo ella podía crear.
—Habrá música, comida y, lo más importante, buena compañía —escribió Lina en el chat grupal—. Y quizás algunas sorpresas.
La idea de la reunión se convirtió en el tema de conversación de la semana. Todos estábamos ansiosos por dejar atrás los días oscuros y abrazar la luz que ahora se presentaba ante nosotros.
El sábado llegó, y con él, una energía renovada. Uno a uno, fuimos llegando a la casa de Lina, cada abrazo y sonrisa un testimonio de nuestra fortaleza colectiva.
La sala de estar se llenó de risas y conversaciones animadas. Malisa y Alina compartían anécdotas de los días en que todo parecía incierto, mientras que Byron y Lana debatían sobre los próximos pasos que deberíamos tomar como equipo.
Santiago, con su sabiduría tranquila, observaba la escena, un brillo de satisfacción en sus ojos. Neitan, liberado de las sombras de su padre, tocaba su guitarra, la música fluyendo como un río de esperanza.
Y yo, Nick, me encontraba en medio de todo, sintiendo una profunda gratitud por estos seres humanos extraordinarios que habían cambiado mi vida para siempre.
—A un nuevo comienzo —brindé, levantando mi copa—. A la familia que elegimos, a los desafíos que superamos y a los sueños que aún están por cumplirse.
La casa de Lina resonaba con el sonido de las copas chocando, un símbolo de nuestra unidad y determinación. La reunión no era solo un acto de celebración, sino también una promesa de apoyo mutuo, de estar juntos en los días buenos y en los malos.
Mientras la tarde se deslizaba hacia la noche, nos dimos cuenta de que no importaba lo que nos deparara el futuro, porque juntos, éramos más fuertes que cualquier adversidad.
La reunión en la casa de Lina fue más que un simple encuentro; fue la afirmación de que, a pesar de todo, la vida continúa, y con amigos y aliados como estos, cualquier cosa es posible. Era el comienzo de un capítulo lleno de luz, amor y la promesa de un mañana mejor. Y así, rodeados de risas y planes para el futuro, supimos que estábamos listos para enfrentar lo que viniera, juntos.
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Está familia me dará algo, muchos chicos y chicas formando neta alianza vaya✨❤️
Ya casi será el final✨❤️
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