Unexma - Alma sin alma ©

CAPÍTULO 6

...Una tarde estaba haciendo mis tareas, pero no me podía concentrar, pues escuchaba mucho ruido en la calle. Me puse a mirar por mi ventana a ver qué pasaba.
Con razón tanto ruido; es un camión de mudanza. Llegaron nuevos vecinos y hay una niña como de mi edad, se ve simpática. Saldré a saludarla -pensé.
Así que bajé al primer piso corriendo y justo me ve mi mamá que estaba en el comedor:

-Hija, Antonella ¿a dónde vas?
-Supongo que terminaste tus tareas.

-Me falta poco. Además, no puedo terminarlas, porque me desconcentré -dije.

-Y eso, ¿por qué? -preguntó mi mamá.

-Es que había mucho ruido, y cuando miré por mi ventana vi que llegaron nuevos vecinos y vi una niña y la quiero saludar para que seamos amigas.

-Tan amistosa que saliste mi niñita. Bueno entonces vamos juntas a darles la bienvenida.

Salimos con mamá a saludar a los vecinos y ellos eran muy amables, nos presentaron a su hija; es una niña muy simpática y precisamente tenemos la misma edad, se llama Brenda:

-Hola amiguita. ¡Bienvenida al vecindario! -le dije con alegría.

-Hola -me respondió algo fría.

-¿Estás enojada? -le pregunté.

Ella, se sorprendió con mi pregunta y dijo:

-No, sólo estoy cansada. Además yo no quería cambiarme de barrio, estoy enojada con mis papás -me confesó.

-Si quieres y para que se te pase la molestia, podemos ser amigas. Me llamo Antonella, ¿cómo te llamas?

-Me llamo Brenda. Me caíste bien y sí, quiero ser tu amiga -dijo, dándome su mano.

-Me da gusto ser tu amiga. -¿Sabes? en la casa que vas a vivir ahora, antes vivía mi madrina -le conté.

-¿Y, por qué se fue tu madrina amiguita? -preguntó, Brenda.

-La verdad no lo sé, pero ven, te invito a mi casa para que juguemos.

-Bueno, le voy a avisar a mi mamá que está conversando con la tuya.

-Yo te acompaño, Brenda -le dije, y la seguí.

Mi amiga Brenda le dijo a su mamá que iba a mi casa a jugar conmigo, ella dijo que bueno, pero solo un ratito y después tenía que volver a ayudarla a desempacar las cosas de las cajas, sobre todo a ordenar sus juguetes. Mi amiga dijo que bueno y cuando íbamos para allá, miró el segundo piso de mi casa y exclamó:

-¡Mejor no entro Antónella! -¡Qué mujer más fea, la que está mirando por la ventana!

-Solamente estamos mi mamá y yo en la casa, ¡no hay nadie más! -le aseguré.

-¡Sí, mira, ahí está!, mirando desde la ventana. Es horrible, no quiero entrar a tu casa, mejor vamos a la mía.

Miré, y tenía razón; desde la ventana de mi habitación nos estaba mirando Unexma. Y mi amiga Brenda también la podía ver, así que me quedé mirando fijamente a Unexma para que se fuera:

-Mamá, mejor no voy a la casa de Antonella, porque hay una mujer horrible ahí, mirando desde la ventana del segundo piso -dijo Brenda a su mamá.

-A ver, Brenda. Yo no veo ninguna mujer horrible. ¡Tú, como siempre, inventando cosas para llamar la atención! -la regañó su mamá, algo enojada.

-¡Es la verdad!
-¡AHÍ ESTÁ MIRANDO! -gritó alterada Brenda.

-¡Basta, hija!
-Empieza a comportarte como una niña normal. -Lo siento Florencia por el comportamiento de mi niña -se disculpó con mi mamá, la señora.

-No te preocupes, Margarita, están en una edad complicada, pero con el tiempo se le pasará -dijo, mi madre.

Entonces, volví a mirar la ventana de mi habitación y ya no estaba Unexma.
Me acabo de dar cuenta que ahora ya no aparece solo de noche, también aparece de día, y la verdad ahora tengo mucho miedo de volver a mi habitación...

Autora: Lorena Castro Castro.
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