Unexma - Alma sin alma /Cap. 15
Unexma - Alma sin alma ©
CAPÍTULO 15
...Era el auto de Marcos que se alejaba a toda velocidad -no me hubiera dado cuenta de no haber sido por el ruido inconfundible del motor -.
-Se fue y me dejó aquí sola. ¡No lo puedo creer!
Me dirigí rápidamente hacia la puerta, la intenté abrir y no abre. Está como trancada, y aquí está todo oscuro.
-¿Qué haré? -no veo nada y tengo mucho miedo -<<piensa Antonella, piensa algo>> ¡Tienes qué salir de aquí!...
-Ya sé, mi celular. Usaré la linterna para alumbrar la puerta y así intentar abrirla.
Ni pensar en llamar a nadie, porque no sabría cómo explicar mi presencia aquí, a estas horas.
Estaba jugando a ser MacGyver cuando alguien me abraza por detrás...
-¡¡Aaaaaah, -Auxi-!! -no pude decir nada más porque me taparon la boca -:
-¡Shhh, tranquila, princesa que nos van a descubrir los papás de mi amigo!. -soy yo... tranquila -te voy a sacar la mano de tu boca -¿prometes no volver a gritar?
Asentí con la cabeza, o lo que me quedaba de ella, ya que yo vi irse a Marcos en su auto, y ahora, sin embargo, está aquí a mi espalda intentando tranquilizarme. Definitivamente, cuando Marcos quiere, es un amor -pensé.
-<<Pensé que te habías ido y me habías dejado aquí sola>>.
-¿Y por qué pensaste eso?
-Oí el motor de tu auto y vi por la ventana que te ibas a toda marcha.
-Parece que a alguien le afectó el Tequila de bienvenida que se tomó de golpe -ja, ja, ja.
-Shhh, no te rías tan fuerte que nos van a pillar -susurré.
-O.k.e.y, p.r.i.n.c.e.s.a.
-Tampoco exageres, pesado, ¡ya, salgamos cuánto antes de aquí!
-Bueno, lo primero es sacar la cadenita de la puerta y/ ¡voilá, ya estamos fuera!, ¡somos libres! -y levantó los brazos al cielo.
-Definitivamente eres un pesado. Después de esto, ni pienses que vuelvo a salir contigo.
-Ya, mi princesa furiosa, tranquila. Además te enseñé a que no digas nunca, porque /-
-<<Porque después terminas haciéndolo igual>> ¡Ya lo sé!
-Me encanta la buena memoria que tienes, bueno, excepto cuando te tomas un Tequila golpeado -ja, ja, ja, ja.
-No me hace gracia -vamos al auto y llévame a la casa por favor -pedí muy molesta.
-Okey princesa, solo déjame volver a apagar la luz del pasillo, que no quiero dejar ningún rastro en la "escena del crimen" -toma, aquí están las llaves del auto; está sin alarma, así que tienes que abrir la puerta con la llave, y no con tu pinche para el cabello -ja, ja, ja, ja.
-Francamente, no sé cómo te soporto -apúrate, te espero en el auto.
Una vez dentro del auto, me sentí más tranquila. Por fin podía pensar en lo que había pasado -no tomo más - fue lo primero que pensé, y luego para no aburrirme, tomé mi teléfono con la intención de responder los mensajes que tenía, y ¡sorpresa! No tenía nada. Ningún mensaje entrante ni saliente -nada de nada -definitivamente no tomo NUNCA más.
Marcos se estaba tardando demasiado. Si no se asoma en 20 segundos, juro que le toco la bocina -pensé.
Pero no fue necesario, ahí viene, muy apurado, por cierto.
-Dame las llaves, ¿o piensas que va a partir con magia?
-Qué brusco, ahí están tus llaves -llévame a la casa por favor.
Echó a andar y por fin nos fuimos dejando aquella tétrica casa atrás.
Marcos iba callado, no decía una sola palabra. Algo muy raro en él, que siempre quiere hablar, atropellando al resto.
-¿Está todo bien? -intenté romper el hielo /que más parecía un iceberg, sobre todo por su respuesta-:
-¡Ajá!
-¿Ajá?, ¿ajá?... ¡Ajá? -admiro tu elocuencia, Marcos. Bueno, si no quieres hablar, me da igual. Yo tampoco tengo ganas de conversar más contigo. Además quiero dejarte bien en claro una cosa...
-¿Sabías qué eres una molestia?, no entiendo cómo te soportan. ¡Me aburres!
-¿Qué te has creído, Marcos?, a mí no me vienes a insultar así. ¡Eres un malagradecido de mierda, te odio, ojalá te murieras!
-Ja, ja, ja, ja.
-Si claro, ríete nomás -aquí me bajo, esa es mi casa.
Pero aceleró de golpe y se pasó casi dos cuadras.
-¡Oye, imbécil, te exijo que pares el auto ahora mismo!
Y frenó en seco -:
-Tú dijiste claramente; ¡ojalá te murieras!, ¿o no?
-Sí, pero...
-Pues tus deseos son órdenes, <<princesa>> -acto seguido me mira muy fijo, con los ojos muy abiertos; demasiado diría yo, puso ojos de monito de animé, grandes y redondos y sin cerrarlos, con una fuerza demencial, se metió los dedos en los ojos, y se los comenzó a restregar como cuando los niños se hurgan la nariz, pero éstos eran sus ojos; ¡los ojos de Marcos!, y luego se sacó los dedos de los ojos, dejando una cascada de sangre cayendo por su rostro, y por último, con sus propias manos y uñas, comenzó a rasgarse la piel del rostro hasta dejar su cara roja de tanta sangre que brotaba y comenzaron a salir gusanos desde sus ojos y nariz y se paseaban por los orificios de su nariz y se le metían en las cuencas de sus ojos -era un espectáculo dantesco -.
Ante lo que veía, cerré mis ojos y pude oír:
-¿Qué pasa, princesa?, ¿ya no te gusto? -¡sabía que eras una superficial de mierda!.
Esa era la voz de Unexma, abrí los ojos y pese a todo el pánico que tenía, la encaré:
-¿Dónde está Marcos?, ¿qué le hiciste?
-¿Qué le hice yo? Querrás decir, ¿qué le hiciste tú? -ja, ja, ja, ja -se burlaba este demonio, que no paraba de reír y creía que todo era un maldito chiste.
-¡Yo no le hice nada! -grité.
Unexma no paraba de reír y yo trataba de abrir la puerta, pero la puerta tenía el seguro puesto y luego dice:
-Hace tiempo esperaba tenerte así, y hoy es mi día de suerte -dijo, acercándose y veo que en su cara seguía el paseo de los gusanos, y de su boca caía un hilo de sangre y a la vez los gusanos, se estaban comiendo los pedazos de carne del rostro de Marcos.
Yo trataba de escapar y no podía, ya lo daba todo por perdido y mientras, poco a poco Unexma se acercaba más a mí, entonces cerré mis ojos nuevamente con miedo, y me resigné a mi suerte, era imposible luchar contra eso y mucho menos salir con vida de aquí...
Autora: Lorena Castro Castro.
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