Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

25: Bandos








–Mikasa, sinceramente, ante mi petición de mantenerte serena, responsable y madura... ¿¡por qué demonios entendiste que fueras a acostarte con Jean!? ¿¡Qué demonios pasa contigo!? ¡Dijiste que te ibas a comportar! ¿¡Por qué hiciste semejante idiotez!? –Gritó Sasha con su rostro rojo por la furia.

La joven de cabello negro se sentía desolada. Después de que Eren abandonara la residencia de los Kirstein, ella completó su atuendo y, tras escribir una dirección en un pequeño papel, se lo entregó a Jean como respuesta a todas sus preguntas sin respuesta. Decidió no intervenir más; si él deseaba conocer la verdad, debía preguntárselo directamente a Pieck, ya que le había proporcionado la manera de encontrarla. Se negaba a complicar más las cosas.

Mientras tanto, Mikasa corrió directamente a su hogar en busca de algo de tranquilidad, pero no la encontró. Al llegar, Nicolo y Sasha le informaron que Eren la había buscado allí. Ante esta noticia, Mikasa se desmoronó en un llanto desconsolado, y en ese momento, Nicolo corrió a la cocina para prepararle un pastel de chocolate y helado casero con la esperanza de reconfortarla. Mikasa se acurrucó bajo las mantas, abrazada casi de manera asfixiante por su mejor amiga, aunque sus palabras no lograban consolarla.

–Creí que Eren me estaba engañando –murmuró Mikasa entre sollozos.

–Tú ya sabes que yo también lo creí... eso no significa que te vaya a justificar por acostarte con Jean –reprendió la castaña–. Mikasa, en verdad, ¿qué demonios estabas pensando? ¿Por qué carajos te pareció prudente tener sexo con él?

– Solo estaba molesta y deseaba lastimarlo – admitió Mikasa, pero casi se quiso abofetear por ello... ¿en verdad había hecho eso?

La traición que había tejido como una red de venganza ahora la atrapaba en sus propios remordimientos. Recordaba cómo, consumida por la ira y el dolor, decidió creer en un engaño que nunca existió. Eren era el amor de su vida, no la había traicionado, pero ella no pudo ver más allá de su propia desconfianza. Había actuado de forma impulsiva, estúpida y ridícula. Las imágenes de aquel encuentro con Jean, orquestado por sus propias inseguridades, la atormentaban. Su corazón latía con pesar, y Mikasa se maldecía a sí misma por haber permitido que la amargura guiara sus acciones. Cerró los ojos con fuerza, tratando de contener el torrente de emociones que amenazaba con desbordarse.

– ¿Qué he hecho? – murmuró en un susurro ahogado.

El arrepentimiento la envolvía como una sombra, y el eco de su propia traición resonaba en el silencio de la habitación. El dolor se intensificaba con cada latido de su corazón, mientras el fantasma de la venganza se desvanecía para dar paso a la realidad.

Mikasa deseaba retroceder el tiempo, deshacer las mentiras que había tejido y reparar el daño que había causado a Eren. Sabía que no había sido capaz de resistirse a la oscura tentación de hacerle pagar por algo que él nunca había hecho. Con las lágrimas desbordándose, Mikasa se aferró a la almohada, dejando que los sollozos se liberaran. La culpa la envolvía como un manto pesado, y la mirada crítica de su mejor amiga no la ayudaba en nada.

¿Por qué no había pensado las cosas con cabeza fría? ¿Por qué no había insistido en preguntarle a Eren qué estaba sucediendo? ¿Por qué había corrido directamente a la casa de los Kirstein para cometer semejante estupidez?

– ¿Querías lastimarlo? – preguntó Sasha con decepción–. Felicitaciones, lo lograste, pero estabas equivocada y ahora has arruinado tu relación con él, probablemente de forma irremediable.

– Tú también estabas molesta con él – acusó Mikasa con voz rota.

–Sí, he cometido demasiadas estupideces en mi vida, pero nunca me he involucrado con alguien solo para vengarme de otra persona. Mikasa, se supone que de las dos, tú eres la inteligente, ¿qué demonios te sucedió?

– ¡Bueno, deja de regañarme! –vociferó la pelinegra–. En lugar de eso, dame un buen consejo. ¿Qué debería hacer ahora?

–Bueno, no tengo ni idea. He sido estúpida, impulsiva, elijo mal a mis novios y no pienso antes de actuar, pero jamás he metido la pata de forma tan monumental. Y mira que yo hago cada estupidez.

– ¡Sasha!

–Puedo decirte lo que no debes hacer, por favor, por tu bien y salud mental... no busques a Eren.

–Pero quiero hablar con él. Necesito hablar con él.

–Es verdad, pero por ahora no. Eren está furioso y las personas molestas no piensan con claridad. Terminarán diciendo cosas que no quieren –sentenció Sasha.

– ¿En verdad lo crees?

–Claro, la gente enojada es muy estúpida. Tengo una amiga que, en lugar de hablar con su novio, se fue y se acostó con su ex –señaló Sasha, y Mikasa le dio una mala mirada a su mejor amiga.

– ¿Sabes? Los golpes bajos no te sientan.

–Pero aparentemente a ti sí.

Mikasa empujó con fuerza a Sasha, tirándola de su cama.

– ¡Lárgate de aquí! –gritó furiosa.

–Lo siento, pero parte de ser tu mejor amiga es señalarte lo idiota que fuiste, las veces que sean necesarias, para que jamás en tu vida se te ocurra hacer alguna idiotez de esa forma.

–Bien, ya me dijiste lo que no debo hacer. ¿Y ahora qué sí puedo hacer?

–Sinceramente... darle tiempo –admitió Sasha.

–Pero...

–No, Mikasa, te apoyé en el momento que creí que Eren te estaba engañando, pero nena, lo siento, eres indefendible.








》》》》》》✧《《《《《《








– ¿¡Cómo que la estás defendiendo!? – Gritó Eren, observando con furia a la rubia que, en aquel momento, se encontraba pintándose las uñas de los pies y escuchando atentamente la conversación de Eren y Armin.

Hacía casi dos horas que el castaño había llegado, gritando, llorando y completamente desesperado. Les había relatado lo sucedido en la casa de Jean. Armin no podía creer que Mikasa hubiera caído tan bajo; Eren simplemente lloraba con fuerza, y Annie escuchaba en silencio la conversación de aquellos chicos. Estuvo a punto de marcharse para darles algo de privacidad, pero Eren le había casi suplicado que se quedara, pues necesitaba las palabras de una chica. Sin embargo, hasta el momento en que se cansó de escuchar a Eren quejarse y culpar de todo lo sucedido a Mikasa, las únicas palabras que había pronunciado en aquellas dos horas eran "entiendo por qué lo hizo". Estas cinco palabras en dos horas hicieron que Eren devolviera su rabia contra Annie, que simplemente se encogió de hombros.

–Ya te lo dije: entiendo por qué lo hizo. No la estoy defendiendo, porque probablemente cometió la mayor estupidez del mundo y en este momento debe estar quebrada y absolutamente arrepentida, pero puedo entenderla –habló con calma.

–Yo no admitió –Armin en un tono de voz bajo, observando a su novia claramente avergonzado. No la juzgaba, pero quería entender el porqué de sus palabras.

– ¡Yo menos! –Gritó Eren en total histeria.

–Jaeger, ¿quieres calmarte? No diré nada más –sentenció Annie–. Y me largo. Me hiciste quedarme aquí para escuchar los consejos de una mujer, intento dártelos y simplemente actúas de la forma más estúpida de todas. No quieres consejos, quieres lástima y que te dé la razón, para sentirte mejor contigo mismo –acusó la rubia–. Pero de mí no la vas a obtener, así que yo me voy –Annie cerró su esmalte y tomó sus cosas para marcharse, pero Eren alzó una mano, para detenerla.

–Está bien... habla.

Annie suspiró con dramatismo y empujó a Eren para que se sentara sobre un sillón; ella se sentó en la mesa central y lo observó con seriedad.

–Quiero que cierres los ojos –ordenó.

– ¿Para qué? –preguntó Eren con desconfianza, y Annie chasqueó la lengua.

– ¿Vas a obedecer o no? –Eren suspiró con pesadez antes de asentir y hacer lo que le indicaba la chica–. Quiero que te imagines siendo una joven tonta, mimada, sobreprotegida e impulsiva de casi 19 años... tu vida ha sido siempre perfecta, siempre has tenido todo lo que deseas en el momento que lo deseas... y te enamoras por primera vez en la vida. Amas a esa persona de forma incondicional...

–Annie, ¿qué estás...? –empezó a hablar Armin, pero la chica puso un cojín en el rostro de su novio para interrumpirlo. Eren tenía el ceño completamente fruncido; era claro que no entendía a qué quería llegar Annie, sin embargo, no la interrumpió.

–De hecho, amas tanto a esa persona que decides cortarte el cabello, algo demasiado importante en la vida de una chica, solo para poder permanecer al lado del hermano mayor de tu novio, para estar más cerca, para pasar tiempo juntos y para demostrarle tu compromiso incondicional ante la relación –continuó Annie en tono duro.

El corazón de Eren se hundió al recordar aquello y sus facciones se suavizaron notablemente.

–Ahora, demostraste lo comprometida que estás en esa relación, enfrentaste a tu hermano mayor, que es probablemente la persona que más amas en el mundo, perdiste su amistad solo por permanecer al lado de la persona de la cual te enamoraste, estás dispuesta a enfrentar todo lo que se venga solo para demostrarle tu compromiso, ¿y a cambio de qué? Sinceridad, pura y transparente.

–Annie... –comenzó a hablar Eren abriendo los ojos, pero la rubia le dio una fuerte patada en la canilla.

– ¡Cállate, Eren! ¡Estoy hablando yo! – El chico lanzó un aullido adolorido antes de sentir con fervor, mientras se abrazaba la pierna–. Cierra los ojos –demandó la rubia y Eren los rodó antes de obedecer–. Tu ex suegra y tu ex novio te hablan sobre una supuesta traición. Las personas comentan que la persona que tú amas le arrebató la novia a otro chico... precisamente a tu ex. Los rumores crecen, y cuando le preguntas a tu ser amado sobre aquellos rumores, él solo te pide que confíes en él, así, sin más, cuando en realidad la confianza es algo que se gana. ¿Y cómo se gana? Con sinceridad, no solo con palabras, sino con acciones.

Eren se sintió como un completo idiota... ¿hace cuánto Mikasa tenía dudas sobre su relación con Pieck? Él nunca había tenido una relación romántica con Pieck. Los rumores eran solo eso, rumores, alimentados por malentendidos y chismes sin fundamento. Pero en lugar de enfrentar la situación de frente, Eren optó por el silencio, permitiendo que la brecha entre él y Mikasa creciera... ¿Por qué Annie sabía eso y él no?

–Según tú, Mikasa tenía que confiar ciegamente en un chico que no le daba respuestas, ¿y sabes qué es lo peor? Que ella lo hizo –espetó la rubia–. Mikasa siempre me hablaba sobre las dudas que tenía hacia Pieck... no sabes cuántas veces deseé decirle la verdad... si callé fue por Armin... pero me dolió verla tan insegura. Mikasa, Mikasa Ackerman, una de las chicas más bellas y fuertes que he conocido, estaba insegura por tu culpa –acusó Annie–. Con todo y eso, ella estaba dispuesta a esperar que el estúpido, bastardo y mentiroso de su novio, en algún momento abriera su corazón. Ella tenía más preguntas que respuestas, porque resulta que el estúpido de su novio llegó completamente golpeado a la importante escena con sus padres... y él ni siquiera pudo explicarle a qué se debía. Ni siquiera pudo decirle la verdad sobre la horrible persona que es su madrastra –Annie rió con amargura–. Y lo peor es que ese estúpido chico se justifica diciendo que no quiere lastimar a su novia, y no quiere que se preocupe... cuando de hecho el silencio de su novio es lo que más la hería.

Eren tenía los ojos cerrados con fuerza mientras su corazón latía violentamente contra su caja torácica. ¿Mikasa se sentía insegura? ¿Todo este tiempo se había hecho todas esas preguntas que Annie estaba planteando? ¿Por qué nunca le dijo cómo se sentía?

La respuesta era sencilla, porque cuando lo había hecho, él le dio excusas tontas para zanjar aquel tema.

Eren se culpaba a sí mismo por no haberle hablado claro desde el principio, por no haberle asegurado que los rumores eran completamente falsos.

–Todos dicen que ese idiota es un pandillero, busca pleitos –continuó Annie con frialdad–. Y aunque en realidad es un gran chico y ella estaba enamorada de él, no entendía por qué a veces se veía tan golpeado... a pesar de sus dudas e incertidumbres, prefirió callar y darle tiempo al hombre que amaba para que pudiera confiar en ella. ¿Por qué, sabes la ironía? Ella confiaba ciegamente en él... pero él no es capaz de decirle la verdad a ella.

–Annie, creo que entiendo tu punto... –Musitó Eren con voz temblorosa mientras amargas lágrimas se deslizaban por sus ojos cerrados.

–No, todavía no lo entiendes –gruñó Annie apretando sus puños–. Luego esa pobre chica va a la casa de Pieck y se encuentra con una niña que es exactamente igual a su querido tío Eren, y como si las cosas no pudieran estar peor, la niña se refiere al hombre que ella ama como "papá". Mikasa tuvo dudas por meses y las calló. Preguntarte era completamente inútil, porque no fuiste capaz de decirle la verdad, y como si eso no fuera suficiente, tiene que procesar toda esta información ella sola, porque además... –esta vez Annie se giró bruscamente hacia su novio, que se encogió aterrado en su lugar–. Resulta que su mejor amigo tampoco es capaz de decirle la verdad.

– ¡Oye! –Armin alzó las manos–. No fue mi culpa...

–Claro que sí, no fuiste sincero con ella. Mikasa te ama como su mejor amigo... como su hermano, y estabas tapando todo lo que estaba haciendo este imbécil –señaló a Eren–. Tú sabías que ella estaba sufriendo. Tu responsabilidad como mejor amigo, no solo de Eren, sino también de ella, era evitar que esto sucediera. Evitar que las verdades ocultas de Jaeger separaran a tus mejores amigos, que se aman –determinó la rubia–. Así que no juzguen a Mikasa. Lo que hizo fue una real estupidez y cuando la vea, la golpearé por idiota, pero ni siquiera se atrevan a decir que todo es su culpa, cuando ustedes, par de estúpidos, no hicieron más que sembrarle dudas cada día. Tú –señaló a Eren–. Lo que más espera una mujer de su pareja, es sinceridad, es que se abra a ella. Le pedías confianza, pero tú mismo no confiabas en ella. Y tú –se giró hacia Armin–. Cuando una chica tiene la molestia de tener a un amigo varón, solo espera poderse abrir ante él, resolver sus dudas, pero Mikasa estaba sola, porque tenía problemas con su mejor amiga, y su único otro amigo estaba tapando las idioteces de su novio. ¡LE SALTASTE ENCIMA PARA QUITARLE ESA ESTÚPIDA CARTE! ¿¡QUÉ DEMONIOS PASA CONTIGO, ARMIN ARLET!? ¿¡QUIÉN HACE ESO!? Así que los dos pueden irse al infierno, porque antes de criticar a Mikasa, lo mínimo que pueden hacer es ponerse en sus zapatos, par de idiotas –vociferó molesta y sin importar que sus uñas aún seguían frescas, se puso rápidamente sus zapatos y salió de la casa de su novio, azotando fuertemente la puerta.

Armin le dio un golpe a Eren en la cabeza, mientras lo observaba con resentimiento.

–Gracias, no solo arruinaste tu relación con Mikasa, nuestra amistad y la confianza que nos teníamos, ahora hiciste que Annie se enoje conmigo –acusó iracundo. El castaño se cruzó de brazos haciendo un puchero.

–Recuérdalo, tú también tienes la culpa... mal amigo –refunfuñó, y Armin le dio un nuevo golpe.




Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro