•Nami no oto
[El sonido de las olas]
HyungWon pasaba los dedos por las cuerdas de su lira, pero solo sonidos tristes salían de su instrumento. Hacía días que sentía una tristeza insondable y no sabía cómo salir de ese espiral de angustia que lo consumía cada día más.
—¿Qué sucede contigo?
La sirena que había arrebatado su vida ahora estaba mirándolo con una expresión extraña. HyungWon la ignoró y se giró para darle la espalda.
—Es por ese mortal, ¿no es así?
HyungWon agachó la cabeza y suspiró. Unas cuantas burbujas salieron de sus gruesos labios. ¿Cómo sabía ella lo que le pasaba?
'¿No tienes otra cosa que hacer aparte de seguirme como una sombra?'
—Escucha, amor mío. No te sientas triste. Los mortales son frágiles y efímeros. No tiene sentido llorar por algo tan...
'Cierra la boca' —dijo entonces él girándose para enfrentarla. El hermoso rostro contraído de enojo— 'para ti tal vez no seamos nada, pero teníamos una vida...'
La risa de la sirena lo hizo cerrar los puños a los costados.
—¿Una vida? ¿De veras piensas que a eso se le podía llamar vida? ¿Quieres que te recuerdes cómo vivías? Cinco personas hacinadas en un cuartucho de mala muerte, pasando hambre y frío. Era maravilloso, ¿no es así? Niño iluso.
'Déjame en paz, vete. No quiero escucharte. Solo palabras crueles salen de tus labios. Eres mala'
HyungWon se cubrió el rostro con ambas manos y sollozó.
—Lo siento, pequeño. No quise ser cruel, pero entiende que no puedo verte así. Si tú estás triste, mi corazón llora por ti.
La sirena le apartó las manos del rostro y dejó un casto beso sobre su boca.
—¿Qué hechizo ha echado sobre ti ese bribón?
'Él no hizo nada. Ni siquiera sabe que existo'—dijo con pesar.
La sirena acarició su cabello y lo atrajo hacia su pecho.
—Tráelo aquí. Hazlo tuyo eternamente.
HyungWon negó con la cabeza.
'No sabes lo que estás diciendo. No quiero que él sufra'
—¿Sufrir? Aquí abajo no conocerá el dolor ni la enfermedad. Será joven y fuerte eternamente. Además, ¿no crees que él estará mejor aquí contigo, donde puedes protegerlo? Muéstrale la belleza de nuestro mundo, cielo. La libertad que ofrece el mar. Hazle ver que su vida en la superficie es limitada y llena de sufrimiento.
'Yo no sé... '
—Tú eres muy joven aún para entender lo que es dar todo por la persona que amas.
Vanora tenía razón, él no sabía nada sobre el amor. Durante días HyungWon se dedicó a espiar al humano desde la distancia. Sabía que todas las noches, el hombre patrullaba la costa, buscando con la mirada entre las rocas. HyungWon suspiraba con solo verlo y se conformaba con admirarlo a lo lejos. Poco a poco fue bajando la guardia, y pronto dejó de importarle que el humano lo viera. Se quedaba horas recostado sobre las rocas, moviendo su cola bajo el agua.
Por su parte Hoseok estaba cada vez más feliz. Una vez pasado el susto de la primera impresión, se relajó y comenzó a idear un plan para ganarse la confianza de aquel lindo muchachito con cola de pez. Si Kihyun se hubiera enterado de lo que estaba haciendo, el ir a "pasear" por la costa casi a medianoche solo para poder ver a un jovencito que no solo tendría la edad de su hermano menor sino que además, era un sireno —¿se llamaban sirenos?—, se habría reído de él hasta el fin de sus días.
Semanas después, Hoseok logró acercarse lo suficiente como para que el muchacho no huyera. Se sentó a unos pocos metros suyo, sobre una roca y con una manzana en la mano.
—Soy Hoseok —dijo al aire, sin atreverse a mirarlo. No quería asustarlo y que huyera—. ¿Tienes un nombre?
Silencio. Solo un pequeño chapoteo a su lado.
'HyungWon. Así me llamo...'
Hoseok entonces se atrevió a mirar. El muchacho estaba a poca distancia y pudo deleitarse en su rostro. Era un joven hermoso, de enormes ojos café y labios exuberantes. Su piel parecía hecha de cera, sin imperfecciones y de un saludable color aceitunado. Su cabello, húmedo, le rozaba apenas los hombros. Tenía el torso desnudo, por supuesto, después de todo era un habitante del mar. Sus brazos delgados eran definidos, como esculpidos por las mismas manos que moldearon las olas del océano. Alrededor de su cuello colgaban varios collares que tintineaban suavemente con cada movimiento, creando una melodía sutil que se mezclaba con el sonido del agua.
En su piel, se podían ver rastros de escamas nacaradas que brillaban débilmente bajo la luz del sol que ya comenzaba a ocultarse. En una de sus manos sostenía una pequeña lira dorada.
—HyungWon —repitió Hoseok por lo bajo. —Tú me salvaste aquella vez.
El muchacho sonrió apenas dejando entrever una línea de dientes perfectos y parejos.
—Gracias...
El muchacho, sin dejar de sonreír, tomó la lira y dejó correr sus dedos por las cuerdas.
'No podía dejarte morir...'
Hoseok se sobresaltó. De nuevo la voz se abría paso por su cabeza, el muchacho estaba comunicándose con él a través de la lira.
—¿Cómo... No puedes hablar?
El bello rostro se ensombreció y el muchacho bajó los hombros lo que hizo que Hoseok se arrepintiera de inmediato por sus palabras.
—Lo-lo siento... No quise ofenderte...
Los dedos largos acariciaron el instrumento.
'No te preocupes. Hace demasiado tiempo que perdí mi voz'
A medida que iban pasando los días, HyungWon y Hoseok establecieron una rutina donde ambos se encontraban al atardecer y hablaban de todo lo que pasaba en sus vidas. Hoseok le contaba anécdotas de su trabajo y de Geum Nyeo, y él le contaba de sus aventuras bajo el mar, de sus escapadas a los barcos antiguos hasta los paseos por cuevas que Hoseok solo podía imaginar. Pronto los dos descubrieron que, a pesar de ser de dos mundos diferentes, ambos tenían personalidades similares.
—No entiendo qué esperas —Vanora, la sirena, se sentó a su lado sobre un arrecife—. Sabes que nunca podrás poseerlo. Si no lo traes aquí, el nunca será tuyo.
'Se supone que lo amo, ¿cómo entonces podría hacer algo así?'
La sirena acarició su cabello.
—Una sirena no puede poseer a un humano, cielo. ¿De veras quieres arriesgarte a verlo envejecer en los brazos de otra persona?
HyungWon la miró con los ojos muy abiertos. Sacudió la cabeza, negando tal idea.
—Pues eso es lo que pasará si sigues dejando pasar el tiempo. ¿No quieres acaso tocarlo, besarlo para siempre?
HyungWon no sabía qué pensar. Las palabras de Vanora eran oscuras, pero había algo de verdad en ellas. Él sí quería a Hoseok. Quería que fuera suyo, que permaneciera a su lado. Quería todo lo que ella había dicho, besarlo, abrazarlo y sentir aquellos brazos fuertes sobre su cuerpo.
'Pero él moriría...'
La sirena sonrió sacudiendo la cabeza, su cabellera rosada se arremolinó sobre sus hombros.
—No, solo empezará una nueva vida. Será uno de nosotros, ¿no sería eso maravilloso, Wonnie? Podrían pasear buscando tesoros escondidos, sus risas solo serán para ti... Él sería tuyo... Para siempre...
Las dudas de HyungWon crecían y las palabras de Vanora se volvían más pesadas, como un ancla que se hundía lentamente en su corazón. Cada tarde al lado de Hoseok se convertía en una dulce tortura; una mezcla de alegría y angustia que se enredaba en su mente.
—Cada día que pasa, él se acerca más al ocaso de su vida humana. Tú eres eterno, él no, amor mío... — Vanora continuaba alimentando sus inseguridades con susurros envenenados.
HyungWon no podía soportar la idea de perder a Hoseok, de verlo envejecer y morir. Las imágenes de Hoseok en los brazos de otra persona, de compartir su risa y sus sueños con alguien más, lo atormentaban sin descanso.
—...imagina esos dulces ojos cerrándose para siempre y su sonrisa apagándose...
♥︎
—¿Te sientes bien, Won? —Hoseok lo miraba con el rostro lleno de preocupación. —¿Dije algo que te molestó? —titubeando, alzó un dedo y le rozó la mejilla. HyungWon jadeó en silencio.
Negó con la cabeza, sin atreverse a mirarlo a los ojos. Entonces sintió un toque suave en su barbilla. El rostro de Hoseok estaba a escasos centímetros del suyo. Tan hermoso y lleno de vida. Tan vivo y... tan lejano.
—Me gustas mucho, Won. No he podido dejar de pensar en ti. ¿Suena disparatado lo que digo?
HyungWon movió la mano sobre la lira sin dejar de mirarlo a los ojos.
'No. No es ninguna locura, Hoseok. Yo tampoco puedo sacarte de mi mente ya'
—¿Puedo darte un beso, Wonnie?
Las palabras susurradas fueron una sacudida al joven corazón del viejo sireno. Un beso...
Hoseok interpretó su silencio como un consentimiento. De todas maneras su voluntad se había roto hacía mucho tiempo. Vio como Hoseok se inclinaba hacia él y entonces cerró los ojos. Los labios suaves presionaron los suyos y un agradable calor se ramificó por toda su piel. ¿Cómo podría ser incorrecto algo tan dulce? ¿De dónde iba a sacar fuerzas para alejarse de él?
"Cada día que pasa, él se acerca más al ocaso de su vida humana. Tú eres eterno, él no"
Las palabras de Vanora de repente se sintieron muy atractivas.
HyungWon, aún conmovido por el beso, sintió que todas sus dudas y temores empezaban a disiparse. Tal vez, sólo tal vez, esa era la única forma de estar juntos. Mientras miraba a Hoseok sonreír, HyungWon se dio cuenta de que debía tomar una decisión pronto. El amor que sentía por el humano lo consumía, y la sola idea de perderlo era insoportable.
Si el destino de ambos estaba en sus manos, y haría lo imposible por aferrarse a él. Hoseok era suyo, su alma vibraba con la suya, le pertenecía. ¿Cómo iba a darle la espalda a un amor así?
'Hoseok —dijo rompiendo el silencio—, no importa lo que pase. Quiero estar contigo.'
Hoseok asintió acercándolo más a su cuerpo.
—Y yo contigo...
Si llevar a Hoseok al fondo del mar era la única forma de estar juntos, entonces tendría que hacerlo.
'Hoseok, hay algo en el fondo del mar que me gustaría mostrarte. Hay un lugar especial, un rincón que guarda los secretos más hermosos de mi mundo.'
Hoseok asintió, perdido en la mirada del chico que le sonreía hermosamente. No tenía miedo. Sin detenerse a pensarlo demasiado, tomó la mano fría que se le ofrecía y entrelazó los dedos. El agua helada casi lo hace acobardarse por un segundo, pero luego miró sus manos unidas y se relajó.
'Confía en mí, no hay nada que temer. Te prometo que será una experiencia única. Algo solo de nosotros dos'.
Y entonces Hoseok suspiró y se dejó llevar.
'Cierra los ojos, amor mío. Pronto tu vida pasada sólo será un recuerdo entre las olas. Juntos haremos cosas maravillosas, ya lo verás."
Hoseok se dejó convencer por las mismas palabras que una sirena había pronunciado tiempo atrás a un muchachito inocente que había dado la vida a cambio de la de su familia. Y una sensación de calma lo envolvió por completo mientras era engullido por las aguas heladas del mar.
'Ahora estaremos juntos para siempre, mi amor. Aquí no hay tiempo, no hay miedo, solo nosotros dos y nuestra eternidad.'
♥︎
HyungWon, atrapado en el amor que sentía por el humano, sucumbió a las palabras venenosas de la sirena que una vez odió. Palabras que habían sembrado las semillas del miedo y la desesperación en el corazón de HyungWon. Lentamente, esas semillas florecieron en un enredo oscuro de dudas y deseos posesivos.
Las promesas de eternidad y la tentación de poseer a Hoseok para siempre se convirtieron en una melodía irresistible que llenaba sus pensamientos, permitiendo que la desesperación y el miedo a la soledad eterna, nublaran su buen juicio y corazón.
La maldad es consciente de lo vulnerable. Lo corrompe con susurros tóxicos disfrazados de hermosos actos de amor. Con su conocimiento profundo de las debilidades humanas va oscureciendo voluntades, corroyendo, cegando y manipulando.
El amor que buscaba proteger se convirtió en su condena, y el veneno de la sirena consumió no solo a HyungWon, sino también al amor que tanto anhelaba conservar.
♥︎
"Incluso el lago transparente, despejado, tiene sus profundidades, que ningún buzo conoce".
Christian Andersen
Fin
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