Narrador:

"Mí niño!?" La mujer cabra gritó sorprendida y trató de reprimir sus risas. Su pequeño hijo estaba lleno de harina y toda la cocina tenía un leve color blanco por algunas zonas, donde más harina había era en el suelo.

Frisk trataba de quitarse la harina de la cara con las manos, creando una pequeña nube de harina que se esparcía y le hacía querer estornudar. Toriel se acercó corriendo a su lado y trató de ayudarlo mientras reprimía las risas. El niño humano se rió al sentir la calidez de las manos de la mujer cabra, le hacía cosquillas. El alma de Toriel se llenó de calidez al escuchar a su hijo reír.

Era una risa infantil e inocente que Toriel iba a proteger a cualquier costo.

"Qué estabas haciendo?" Preguntó ella en un tono maternal, agarrando la cara de Frisk. El niño se seguía riendo.

"Yo y Chara estábamos tratando de hacer una tarta, pero Chara se fue a buscar algo y yo traté de alcanzar el paquete de harina por mi cuenta." Se señaló a sí mismo y al paquete de harina que había en el suelo. Toriel alzó una ceja al escuchar el nombre de Chara.

Chara era su segundo hijo, Asriel era el primero y Frisk el tercero.

"¿A dónde fue Chara?" preguntó Toriel con una mirada pensativa. Frisk se llevó una mano a la barbilla.

"No sé. Dijo que iba a buscar a Flowey para algo, pero no me dijo para que lo necesitaba."

La guardiana de las ruinas solo pudo suspirar ante esa respuesta. A veces le gustaría saber qué hace Chara y porque siempre está haciendo escapadas diurnas y nocturnas. Ella no podía evitar preocuparse, era su hijo después de todo, adoptivo, pero era su hijo.

"Está bien Frisk, gracias por decírmelo." Dijo Toriel. Su mano peluda descansando en la cabeza de Frisk. Frisk sonrió con dulzura, las cicatrices plasmadas en su cara era un recordatorio crudo para Toriel. Ella no quería recordar eso, no delante de Frisk.

Frisk se estaba esforzando mucho, y ella no quería estropear nada de esos esfuerzos.

"Primero limpiemos la cocina y después vayamos a buscar a Chara. ¿Te parece bien" Preguntó.

Frisk asintió y con entusiasmo fue a agarrar el saco de harina para levantarlo y sacarlo del camino. El niño se veía muy feliz.

*Te sientes determinado ante las palabras de Toriel.*

Toriel estaba feliz al ver el entusiasmo de Frisk limpiando, y ella también se unió. Ambos limpiaron la cocina, sacando toda la harina de delante y amontonadola en una esquina para luego meterla toda en el recogedor. La guardiana de las ruinas tuvo que levantar un poco a Frisk para limpiar las partes demasiado altas para el niño. Frisk había insistido en hacerlo, y Toriel no pudo hacer nada ante la mirada de cachorro que le puso Frisk para convencerla.

Cuando todo estuvo limpió no hizo falta salir de la cocina para ir a buscar a Chara, pues este justamente cruzó la puerta y se encontró a ellos dos mirándolo fijamente. Chara se preguntó qué hizo mal cuando vio la mirada de su mamá, una mirada que decía: "Tenemos que hablar."

Chara se estremeció y siguió a su madre que salía de la cocina, cruzaron la pequeña sala y salieron afuera. Frisk se quedó en la cocina aguantando la tentación de escuchar a escondidas.

A Toriel no le gustaba cuando hacía eso.

Después de dos minutos, Frisk ya estaba cansado de esperar así que salió de la cocina, fue hasta la estantería que estaba al lado de la chimenea y agarró el primer libro que encontró. Se sentó en el suelo de madera, abrió el libro y se puso a leer algo pegado a la chimenea, pensando en cómo Chara se lo estaba pasando tan bien siendo regañado. El calor era relajante y el ambiente hogareño era agradable.

Frisk se apartó el pelo de la cara, rozando un poco la gran cicatriz que adornaba su rostro.

*Saber qué Chara está siendo regañado te llena de determinación.*