Cry, my love, let it all out
Otra vez. Otra vez sus amigos habían salido y no lo habían invitado. Esos fueron los pensamientos de Jungkook mientras veía las fotos recientemente subidas al perfil de Instagram de uno de sus amigos.
Es cierto, Jungkook muchas veces rechazaba sus salidas porque no tenía ganas o simplemente estaba ocupado en otras cosas.
Pero, ¿esa era razón para que dejaran de invitarlo? El pelinegro no recordaba cuando fue la última vez que habló con ellos. ¿Ya se cansaron de él?
Jungkook se rió amargamente, pues claro, después de todo, nunca era la primera opción de nadie y siempre era criticado por cualquiera cercano a él.
Su abuela muchas veces hablaba mal de él a sus espaldas, y aunque su madre lo defendía, el joven sabía que ella también estaba de acuerdo en algunas cosas.
Y aunque era cierto que su abuela criticaba a todo el mundo, se supone que con su nieto debería ser diferente, ¿no?
Luego estaban sus padres. Su madre era extremadamente cariñosa, al igual que la mayoría de su familia, así que siempre lo veían mal por su "frialdad".
Y su padre, era un hombre callado que en realidad no hablaba mucho con su hijo, pero Jungkook siempre lo veía riendo y sonriendo con su madre y con sus amigos.
Así que frecuentemente se preguntaba: ¿por qué conmigo no?
Su familia lo abrazaba mucho y le daba muchos besos, pero el pelinegro no sentía la calidez que debería. La mayoría de las veces se sentía incómodo, en parte porque el contacto físico no era 100% de su agrado, pero también porque sabía que esas personas siempre hablaban de lo poco cariñoso o poco afectivo que era.
Simplemente se sentía mal aceptar su cariño.
Entonces, estaba la escuela. Jungkook no era mal estudiante, tenía notas bastante buenas, pero se sentía menos que los compañeros con mejores calificaciones.
E incluso cuando se esforzaba mucho y salía aún mejor, se seguía sintiendo menos.
A pesar de eso, sus padres le decían que estaban orgullosos de él. Jungkook no podía creérselo. No podía cuando no había alcanzado ninguna de sus metas y había fallado en conseguir las notas necesarias para entrar a la carrera universitaria que deseaba.
Aún no sabía que carrera le había tocado, pero igual se sentía decepcionado de sí mismo.
Su hermana mayor y su mejor amigo le decían lo mismo: "Estoy orgulloso de ti", "Te has esforzado mucho".
Mentira.
Pudo haberse esforzado más, pudo haber pensado mejor sus respuestas a la hora de hacer el examen, pero era un idiota que ni siquiera eso podía hacer bien.
Jungkook se sentía inferior con respecto a todo: su físico, su inteligencia, su personalidad y sus sentimientos.
No tenía una cara especialmente llamativa y estaba un par de libras por encima de su peso ideal. Ninguna ropa le quedaba bien a sus ojos.
Le podían decir que era inteligente, pero él se sentía idiota con respecto a los que lo rodeaban. Idiota e ignorante.
Su personalidad era totalmente opuesta al resto de sus familiares. Ellos siempre eran tan sociables y amables que caían bien enseguida, a cualquiera.
Y él era callado y tímido, tenía poca paciencia para algunas cosas y no soportaba a la gente excesivamente cariñosa porque le parecía sobre actuado y falso. Quizás porque él no podía ser así.
Como resultado, muchas personas lo llamaban frío, antipático, poco cariñoso y hasta grosero (en casos extremos).
Y por supuesto, sus sentimientos. A veces, Jungkook deseaba sentir más, así como deseaba sentir menos.
Deseaba poder sentir el mismo cariño que su familia y amigos sentían por todo, le gustaría poder amar con tanta fuerza.
Al mismo tiempo, Jungkook deseaba no sentir tan fuerte el dolor en su pecho y las lágrimas en sus ojos cuando su mente le recordaba que no era suficiente.
Deseaba dejar de llorar en silencio mientras se bañaba, cada maldita noche. Deseaba no tener que morder la almohada para ocultar sus sollozos.
Deseaba dejar de sentir esa tristeza tan grande que lo hacía temblar y tener escalofríos, aquel agujero en su pecho que solo aumentaba su tamaño.
El pelinegro no había tenido una pareja, así como seguía siendo virgen a sus 18 años.
Jamás se enamoró lo suficiente, y cuando lo hizo, no pudo estar con esa persona porque no le atraía físicamente. Jungkook se sintió un poco basura por lo fácil que pudo dejarlo ir.
Los "te quiero" o "te amo" tenían mucho peso para él. No podía soltarlo tan fácilmente como su familia, pues sentía que esas palabras perdían valor si se decían mucho.
De hecho, solo se las decía a su hermana y a su mejor amigo.
Ahora, otra de las razones por las que se sentía deprimido, es porque su mejor amigo lo había dejado de lado últimamente, pues se había conseguido una pareja.
Últimamente equivalía a "un año y medio", pero fue en ese momento que Jungkook empezó a sentir su ausencia.
Tampoco podía llamarlo y decirle lo que pensaba al respecto, se sentía incorrecto. Creía que su amigo le iba a llamar exagerado. Pero aunque llegara a tomarse bien sus quejas, estaba seguro que afectaría la relación de su mejor amigo con su pareja. Él no deseaba eso.
Si algo así sucedía, la culpa lo comería vivo.
Ahora, a las 6 de la tarde, él estaba sentado en un bar a unos cuantos kilómetros de su casa revisando su Instagram con el pecho apretado y con ojos acuosos.
Sin embargo, no soltaba ninguna lágrima, era demasiado orgulloso y no se permitiría llorar en público.
Ese era otro de sus problemas, siempre encerrándose, sin dejar nada salir, teniendo miedo de lo que pudiera pasar.
No sentía a nadie merecedor de sus penas, no deseaba contar a nadie su dolor interior, por miedo a que fuera tomado como poca cosa y poco importante, por miedo a seguir siendo incomprendido.
Ni su hermana ni su mejor amigo. Nadie.
Y Jungkook no sabía cuánto tiempo podría estar así. Ya habían pasado 5 años desde que empezó a pensar de esa forma.
Sus pensamientos haciéndose más oscuros y pesimistas cada vez.
A veces le gustaba pensar que solo era la típica depresión adolescente y que en unos años se acabaría. Aunque era difícil de creer que tanto dolor se fuera tan fácilmente.
Tomó un sorbo de la bebida en su vaso y cerró la dichosa aplicación. Entonces, se dedicó a jugar en su celular mientras bebía en soledad, ahogando sus penas en aquel líquido.
Él sabía que era una recaída, que en unas horas estaría bien y podría volver a actuar como si nada.
Pero en ese momento, necesitaba alejarse de la sociedad y encerrarse en sí mismo por unos momentos.
Ese era el plan.
— ¿Te importa si me siento aquí?
Jungkook levantó su cabeza, sorprendido. Jamás de los jamases alguien se había acercado a hablar con él cuando estaba solo. Eso solo sucedía cuando salía con sus amigos y hablaban con él también por cortesía.
— No hay problema, está vacío —contestó amable y educado, como siempre que hablaba con un extraño; Jungkook no se creía capaz de ser desagradable con un completo desconocido—.
— Gracias —el joven de un extravagante cabello azul se sentó a su lado—.
Ok, encima de que el chico era increíblemente guapo, aquel color le quedaba hermoso. El pelinegro nunca creyó que ese color pudiera quedarle bien a alguien.
Se tomó solo un par de segundos para analizarlo: piel algo morena, alto, hermosa sonrisa y ojos brillantes y llenos de vida.
Jungkook se sintió cautivado. Pero pronto volvió la vista a su celular, evitando su mirada con nerviosismo, siempre le sucedía lo mismo con los extraños.
— Mi nombre es Kim Taehyung, ¿tú eres? —volvió a hablarle y el pelinegro se sintió ya bastante nervioso—.
— Jeon Jungkook, un gusto.
— Entonces, Jungkook, ¿qué hace un joven como tú a esta hora bebiendo solo en un bar? No pareces el típico chico que le gusta emborracharse todo el tiempo. ¿Tan siquiera tienes edad suficiente para beber?
— Solo quería estar un rato solo. Y aunque si tengo edad para beber alcohol, no estoy bebiendo —Jungkook miró algo extrañado a aquel hombre, era bastante entrometido y hablantín—.
— ¿Ah, no? ¿Y qué es eso en tu vaso? Estoy seguro que es ron o tequila.
Jungkook sonrió un poco divertido.
— Es agua.
Taehyung abrió sus ojos en sorpresa e incredulidad.
— No te creo.
Jungkook le alcanzó su vaso y Taehyung lo olió para luego darle un sorbo. Era agua.
— ¿Quién bebe agua en un bar?
— No me gusta el sabor del alcohol y cualquier otra bebida está demasiado cara y no tengo ganas de gastar mi dinero.
El peliazul siguió mirándolo incrédulo y Jungkook rió divertido. No estaba avergonzado, pues si había algo de lo que estaba orgulloso era de ser un chico saludable al que no le gustaban las drogas, los cigarros o el alcohol.
— Vamos, debe haber algo que te guste. Te invito una cerveza.
— No me gusta. Muy amarga. He probado de distintos tipos y nada.
— Entonces, vino.
— Como ya dije, no me gusta lo amargo. Ya he probado tinto, blanco e incluso rosado; desde las mejores marcas hasta las peores. Nada.
— Así que no te gusta lo amargo, ¿qué hay de lo dulce? ¿Te gusta?
— Mjm, me gusta mucho.
— Entonces, creo que conozco algo que podría gustarte.
Luego, Taehyung le pidió al bartender detrás de la barra un daiquirí de mango y un Screwdriver.
El Screwdriver era una bebida alcohólica preparada con Vodka y jugo de naranja. Su padre la pedía bastante así que Jungkook la conocía.
Mientras esperaban, el pelinegro decidió sacar un poco de conversación, no soportaba los silencios incómodos.
— ¿Y tú eres lo suficiente mayor para tomar alcohol?
Taehyung sonrió arrogante y el corazón de Jungkook se saltó un latido, el hombre de veía hermoso, hermoso y caliente.
El más joven maldijo por adentro a sus alborotadas hormonas.
— Tengo 21. Prácticamente estoy asaltando cunas aquí.
— Exagerado —Jungkook sonrió mostrando sus grandes dientes frontales, otra cosa que odiaba de él, rápidamente ocultándolos con discreción—.
— Oh, tienes una sonrisa muy bonita, como un conejito.
Jungkook solo colocó una mirada triste y murmuró un "gracias".
Para él era imposible creérselo. De todas formas, sabía que acercamientos como los de Taehyung solo ocurrían por una razón: sexo.
Aunque le costaba creer que ese precioso hombre quisiera tener sexo con él.
Otro dilema más, Jungkook era 100% gay pasivo muerde almohadas. Su familia no tenía problema con ello, pues algunos de sus primos también eran gays.
Antes de que Jungkook pudiera sumirse más en sus pensamientos depresivos, el par de bebidas fue colocado delante de ellos.
— Adelante, prueba el daiquirí, estoy seguro que te gustará.
El pelinegro hizo caso y probó la bebida anaranjada, abriendo los ojos con sorpresa. Era dulce, bastante deliciosa.
— ¿Te gustó?
— Mmm, está muy buena, aunque debo darte una mala noticia.
— ¿Qué? ¿Está muy fuerte para ti? —preguntó el peliazul para luego beber de su propio vaso—.
— No es eso, la razón por la que no me gustan las bebidas alcohólicas no es solo por su sabor amargo. No me gusta la quemazón en la garganta que provoca el alcohol. Créeme, ya he intentado varias cosas. Siempre esperé con emoción los 18 pensando que por fin podría beber y sentir lo que era emborracharme; solo para descubrir que no soporto el alcohol. Ni siquiera puedo soportar más que un par de sorbos de una sidra, una bebida que es relativamente suave.
— Wow, es la primera vez que conozco a una persona que no le gusta el alcohol. Lo siento por presionarte mucho —Taehyung acarició sus cabellos con suavidad—.
— No te preocupes, igual me gustó bastante, aunque lamento decirte que no podré terminármela. —Jungkook se separó del toque del peliazul, tratando de no ser muy brusco— Lo siento, no me siento cómodo con el contacto físico de personas que no conozco.
Y era verdad, aunque debía admitir que la caricia le gustó, hacía mucho que no lo acariciaban. Pero no podía disfrutarlo, pues sabía de las intenciones de Taehyung y por mucho que fuera un hombre hermoso, Jungkook no se dejaría llevar.
Él solo deseaba hacer algo tan íntimo como tener relaciones sexuales con alguien que amara, no se veía capaz de dejarse ver tan vulnerable por alguien que no lo amaba. Aunque, Jungkook muchas veces dudaba de poder encontrar a alguien así.
— Oh, lo siento. Pero no te preocupes, dentro de poco dejaremos de ser desconocidos —y Taehyung sonrió, no con lascivia o insinuante, simplemente con sinceridad—.
— No creo que sea posible.
— ¿Ehhhhhhh? ¿Por quéeeeeeeee? —puchereó el peliazul adorablemente, Jungkook tuvo que aguantar las ganas de reír—.
— Está empezando a oscurecer, así que debo irme, no me gusta andar solo de noche —habló el pelinegro levantándose de su taburete—.
— Entonces, te acompaño, igual no tengo nada mejor que hacer —Taehyung se apresuró a tomar lo que quedaba de su bebida—.
Jungkook sonrió, generalmente se sentiría incómodo por la insistencia pero el joven le parecía un chico honesto y bonito, aunque ...
— Lo siento, Taehyung-hyung, no creo que sea buena idea llevar a un desconocido hasta mi casa.
— Si me llamaste hyung es porque ya no soy un desconocido para ti.
Jungkook volvió a negar, el peliazul suspiró.
— Al menos ... déjame acompañarte hasta la parada del bus.
— ¿Cómo sabes que no vivo cerca de aquí? ¿O que voy a coger el tren?
— U-Ummm, n-no sé.
Jungkook suspiró pesadamente, rindiéndose.
— Está bien, voy en bus. Puedes acompañarme.
Taehyung le mostró una hermosa sonrisa y luego lo abrazó con euforia. El pelinegro se tensó ligeramente y el contrario se separó rápidamente disculpándose por su repentino acercamiento.
El peliazul recogió sus pertenencias y pagó su trago y el de Jungkook. El más joven se avergonzó un poco, pero no tenía suficiente dinero para pagar la bebida, así que dejó al mayor invitarlo.
Ambos caminaron a la parada en medio de conversaciones triviales. Entonces, el pelinegro se enteró que su hyung estudiaba música en la universidad. Le pareció una carrera asombrosa, Jungkook amaba la música.
Cuando llegaron a su destino, estuvieron un rato en silencio, esperando pacientemente al bus.
Taehyung no quería perder su oportunidad, así que se apresuró a hablar.
— Y-Yo ... quiero verte de nuevo, Jungkook. ¿Podrías darme tu número?
— Taehyung ... eres alguien genial, pero no importa cuanto lo intentes, no pienso acostarme contigo.
— ¡No me acerqué a ti por eso!
Jungkook se sorprendió cuando el mayor alzó la voz. El peliazul lo miró algo culpable por su acción pero no se retractó.
— Lo siento, acabas de decir que no te gusta cuando la gente grita y yo aquí alzando la voz como el idiota que soy. —Taehyung suspiró, pero antes de que Jungkook pudiera decir algo, volvió a hablar— Lo siento si te di una idea equivocada y aunque es cierto que muchas personas se te acercarían por ello, esa jamás fue mi intención. Es solo que vi a un chico demasiado bonito para ser real, pero se veía tan triste y solitario que quise animarlo un poco. Siempre me dicen que hago amistades en las situaciones más raras pero, aunque por un momento esa fue mi intención, en algún momento empecé a desear que fueras algo más. No sexo, simplemente más. Y, realmente quiero conocerte, salir contigo, escucharte hablar y saber más de ti. Pareciera que tienes un mundo por descubrir dentro de ti y yo quiero hacerlo. Por favor, ¿podrías darme tu número y aceptar mi cita para mañana? —concluyó el peliazul con ojos brillantes y anhelantes—.
Jungkook no sabía que sentir. Ese chico era raro, diferente y estaba loco. ¿Qué había visto en él?
— Y-Yo ... no estoy seguro.
— Pareces una persona bastante insegura acerca de algunas cosas, así que te ayudaré a decidir. Respóndeme esto, ¿te agrado?
Jungkook lo miró algo sonrojado debido a su timidez.
— Si, eres algo extraño, en el buen sentido, pero eres muy agradable.
— Eso debería ser suficiente, ¿no? —Taehyung sonrió—.
— ¿No me vas a secuestrar o matar?
— Algo me dice que tienes una mente muy exagerada.
— L-Lo siento, he estado viendo muchos documentales forenses.
— ¿Entonces?
— Está bien —Jungkook le entregó su número telefónico justo antes de ver cómo se acercaba el bus que tenía que tomar—. Hyung, aún así, debo advertirte. Me pareces un hombre muy apuesto y realmente me agradas, pero no sé si pueda corresponder tus sentimientos.
— ¿De qué sentimientos hablas, Kook? Acabamos de conocernos. Aunque tengo el presentimiento de que llegaré a sentir muchas cosas por ti, así que me aseguraré de que nuestros sentimientos crezcan al mismo tiempo. Antes de que te des cuenta, no podrás quitarme los ojos de encima —Taehyung sonrió encantador—.
— Ya es bastante difícil hacerlo —admitió Jungkook—.
Se despidieron con un apretón de manos y un beso en la mejilla, pues el pelinegro aún no estaba listo para los abrazos.
A partir de entonces, fue cuestión de tiempo.
Las horas hablando por el celular se hicieron cada vez más largas.
Sus citas eran constantes y variadas, conociéndose mejor y acostumbrándose al otro.
Ambos ya conocían a la familia y los amigos del contrario y habían hecho pijamadas juntos.
Sus despedidas tenían cada vez más contacto y los besos eran cada vez más cercanos a los labios.
Antes de que Jungkook pudiera notarlo, Taehyung se había convertido en una de las pocas personas cuyos abrazos lo reconfortaban y lo hacían sentir cálido y seguro.
Antes de darse cuenta, había empezado a verlo con otros ojos.
Antes de poder procesarlo correctamente, había soltado el primer "te quiero".
Ese día, Taehyung lloró, pues sabía cuanto le costaba a Jungkook decir esas palabras y lo poco que las decía.
Le tomó 9 meses para escuchar esas palabras. Y justo cuando cumplieron el año de haberse conocido, el peliazul le pidió al pelinegro que fueran novios.
Jungkook respondió con un: "Pensé que nunca me lo preguntarías".
Pasaron 3 hermosos meses llenos de amor y corazones, cuando el pelinegro volvió a recaer.
Hizo lo de siempre: quedarse solo más seguido y más tiempo, hablar menos y sus ojos perdieron el brillo que habían ganado poco a poco.
Como siempre, nadie lo notó, pensando que era su personalidad ... nadie excepto él.
Porque Taehyung lo conocía mejor que nadie, porque sabía de los demonios internos de Jungkook.
El pequeño jamás le había contado acerca de ellos, pero el peliazul lo vio: cuando se miraba al espejo con inconformidad y desagrado, cuando observaba sus notas y las de sus compañeros con decepción en sus ojos, cuando su familia le decía que debía ser más cariñoso (incluso acusándolo de que Taehyung lo dejaría).
Lo vio todas esas veces y lo vio cuando Jungkook, con ojos llorosos, le preguntó: ¿por qué hay tantas cosas mal conmigo?
El mayor no sabría decir cuantas veces se sintió morir cada vez que vió aquellos pensamientos negativos ocultos en los hermosos ojos café de su bello novio.
Porque, para Taehyung, Jungkook era un chico inteligente y talentoso frenado por sus propias inseguridades, que amaba con el corazón y te hacía sentir la persona más valiosa del mundo cuando, con pequeños detalles, te demostraba todo lo que significabas para él.
El peliazul había tenido novios antes, pero aunque Jungkook haya sido el más callado de ellos, fue el que más le demostró cuanto le amaba.
Por eso, cuando vio que el pelinegro llegó a su límite una vez más, no dudó en acercarse a él.
Sabía que su chico quería estar solo cuando se sentía así, pero él no podía dejarlo; tenía miedo de que algún día, Jungkook se dejara consumir por la oscuridad que habitaba en él.
Por eso, aquel día fue hasta su casa y lo sacó casi a rastras. Lo llevó a una playa a unos kilómetros de su hogar y vieron juntos y en silencio, el hermoso atardecer.
La luna estaba bien en lo alto cuando Jungkook empezó a llorar de la nada.
No era un llanto escandaloso, simplemente eran pequeños sollozos y lágrimas rodando silenciosamente por sus mejillas.
Se estaba reteniendo, Taehyung no deseaba eso.
El peliazul lo abrazó y susurró en su oído: — Está bien, no te retengas, yo sé, sé muy bien que estás a nada de romperte; pero está bien, estoy aquí. Déjate caer, yo te sostendré las veces que sea necesario y te mostraré todos los días lo hermoso e importante que eres para mi, hasta que tú mismo te lo creas. Llora, amor, déjalo salir todo. Desahógate.
Jungkook simplemente se quebró. Se abrazó con una fuerza inhumana al torso de Taehyung y sollozó y gritó en su cuello, llorando como hacía años no lo hacía.
Quizás estuvo así horas, o quizás fueron minutos, no podría decirlo; solo sabía que cuando se calmó, estaba en el regazo del peliazul, aún abrazado a él. Por su parte, el mayor lo sostenía por la cintura con una fuera descomunal; su piel era bastante sensible, así que de seguro le quedarían moretones. No le importaba.
Ambos se miraron a los ojos, unos más brillantes que otros. El amor y el deseo se reflejaban en ellos. Sus bocas se mantenían en silencio, las palabras siendo innecesarias.
Luego de unos minutos de tensión, estamparon sus labios con fiereza y pasión.
Sus lenguas comenzaron a jugar como nunca antes, el calor aumentando en sus cuerpos y unos bultos incómodos creciendo poco a poco en ellos.
Jungkook se acercó más, moliéndose contra Taehyung y susurrando incontables: "Te amo, te amo, Dios, no sabes cuanto te amo".
Y entonces, Taehyung lloró, desbordado por el amor que el pelinegro le hacía sentir.
Sus camisetas desaparecieron y el peliazul besó con adoración y anhelo el cuello y el torso del más pálido, hipnotizado por lo hermosa que se veía su piel a la luz de la luna.
Ambos se sentían morir de deseo, se tocaron y se frotaron y besaron y mordieron con pasión hasta llegar al orgasmo en sus pantalones.
Jungkook se sintió avergonzado, pero sonrió feliz, un nuevo brillo más hermoso asentándose en sus etéreos ojos.
Taehyung se acercó a su oído y susurró: — La próxima vez, llegaremos hasta el final, y te haré sentir tan bien que esto parecerá nada.
Jungkook se estremeció, su sonrisa demostrando su emoción. Entonces, el pelinegro besó a su novio nuevamente, esta vez con cariño y anhelo.
Efectivamente, menos de 2 meses después, ambos tuvieron sexo por primera vez. Dolió y no puede decir que fue lo más placentero de su vida, pero estaba feliz de haber estado con Taehyung de una forma tan íntima.
La segunda vez fue un poco mejor, la tercera también, pero en la cuarta ... Jungkook sintió que tocó el cielo con la punta de sus dedos. Antes de darse cuenta, era adicto al sexo con el peliazul.
El pelinegro tuvo más recaídas y lloró incontables veces, pero aprendió. Logró con el paso de los años, sentirse mejor consigo mismo, teniendo siempre a Taehyung a su lado.
Jungkook era una persona fuerte, y quizás, eventualmente, podría haber superado sus demonios aunque hubiera estado solo.
Pero sabía, que la comprensión y el amor de su novio fueron un factor importante en su recuperación.
Porque eso era todo lo que Jungkook necesitaba: comprensión.
Fin.
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Lo sé, lo sé, debería estar escribiendo ¡NFC! en vez de esto.
Pero es que estaba depre, y el capítulo que viene ahora no es depre, así que no podía ponerme a escribir porque saldría algo depre.
Así que decidí escribir esto.
Espero que les haya gustado, es muy personal para mí, hay muchas cosas que son verdad.
También hice esto para decirles algo: el que no hayan tenido una vida dura no significa que no puedan deprimirse.
No escuchen a esas personas que dicen: tal persona está peor que tú y no se queja tanto.
Agradezcan lo que tienen, pero no crean que por no tener problemas "serios", no pueden deprimirse o estar tristes.
Cada uno tiene sus propios demonios.
Es todo, nos vemos pronto❤️
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