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Una parte de él


¡Hola! Aquí estoy de nuevo. Muchas gracias por sus comentarios, las estrellas y por todo el apoyo que le dan a UP ♥ en serio lo aprecio demasiado. :') Acá les dejo este capítulo tan esperado <3

...

—¡Ya cállate, joder!

—¿Por qué? ¿te molesta que te recuerde tu oscuro pasa...?

Sin embargo el sujeto no terminó de decir la frase pues alguien lo golpeó fuertemente en la nuca y TaeMin lo vio desplomarse en el piso, produciendo un ruido sordo. Cuando el pelirrojo alzó su mirada se encontró con dos sujetos trajeados, con lentes oscuros y se ve que cargaban armas de fuego, aunque derribaron a ese ex convicto usando simplemente sus manos.

—Lee TaeMin, por favor acompáñenos y no oponga resistencia.

—¿Qué...?

TaeMin no sabía qué decir ni cómo reaccionar ante semejante situación. Sus ojos miraron a la gente que había a su alrededor pensando que quizás alguien lo ayudaría pero esa idea no podía estar más alejada de la realidad, pues al ver a esos tipos completamente vestidos de negro y armados, los clientes de aquel club nocturno huyeron asustados. Entonces una gotita de sudor frío se asomó en la frente de TaeMin, quien más acojonado que nunca pensó en salir corriendo lo más rápido que sus piernas se lo permitieran pero a la vez tuvo miedo de que esos tipos le dispararan por la espalda si intentaba huir. Desechó enseguida la idea de golpearlos porque eran dos sujetos que obviamente estaban más entrenados que él, pues pudieron desmayar a un ex convicto con un solo golpe y encima estaban armados con pistolas, tratar de enfrentarse a ellos sería una idea increíblemente arriesgada y estúpida. Y está bien, él era valiente pero tampoco un idiota suicida. Así que resignado, abrió la boca para empezar a dialogar con esos tipos para saber exactamente qué querían de él, pues ni loco se iría con esos dos extraños así como así sin saber a dónde lo llevarían en primer lugar.

—¿Qué quieren de mí?— ambos sujetos se acercaron y TaeMin retrocedió expectante. El pelirrojo trató de lucir seguro pero sus piernas le traicionaron, pues empezaron a temblar como si estuviesen hechas de gelatina. Hace mucho tiempo que no experimentaba lo que era realmente tener miedo. Pero ahí afuera no había un MinHo, un JongHyun o un Key que vinieran a salvarlo. Estaba solo y darse cuenta de ese hecho lo derrumbó por completo... ¿así de débil era?

—Nuestro jefe desea hablar personalmente contigo. Él ha decidido que ya es tiempo.— se dignó a decirle finalmente uno de los dos sujetos mientras se acercaban más al pelirrojo.

—¿Quién es vuestro jefe? ¿y a qué te refieres con eso de "ha decidido que ya es tiempo"? ¿tiempo para qué?— exigió saber TarMin, cuya frente ya se encontraba perlada de sudor frío. No le agradaba nada lo que ese tipo le estaba diciendo, así que sin dudarlo llevó su mano derecha hasta el bolsillo de su pantalón, donde se hallaba ocultaba su manopla con navaja integrada que la misma Hye le había regalado. Si iba a morir, moriría luchando.

—Ya es tiempo de que sepas la verdad. El jefe quiere que decidas.— le contestó el otro sujeto y esa respuesta sólo confundió más al pelirrojo, quien harto de toda esa situación sacó su arma blanca y atacó sin siquiera pensarlo dos veces, desesperado por huir de allí. Él no se iría a ningún lado con esos dos extraños que no le despertaban ni un ápice de confianza.

Ninguno de los dos gángsters imaginó que aquel chiquillo tendría las agallas para resistirse. Así que cuando TaeMin finalmente atacó, ellos no pudieron reaccionar a tiempo y ambos fueron cortados por aquella filosa navaja negra. Al sentir el dolor producido por el navajazo, ambos hombres se encogieron adoloridos en su sitio y TaeMin aprovechó ese instante de debilidad para salir huyendo fuera de aquel club, haciendo a un lado a todas las personas que se atravesaron en su camino.

—¡¿Qué diablos estás esperando Rain?! ¡Ve a por él!— escuchó TaeMin gritar a uno de los dos tipos detrás de él.

—¡S-sí señor!— respondió un confundido Rain, quien se lanzó a correr detrás del pelirrojo. El pelinegro no entendía nada de lo que estaba pasando, sólo seguía las órdenes de su superior. Rain ni siquiera sabía quién diablos era TaeMin en realidad.

Por su parte el pelirrojo parpadeó más confundido que nunca al oír eso último a sus espaldas, aunque no dejó de correr hacia la salida. ¿Qué...? ¿acaso Rain estaba de parte de esos dos sujetos que trataban de llevarlo a quién sabe donde? ¡¿Qué diablo estaba pasando aquí?! TaeMin no entendía un carajo pero él sólo sabía que debía huir de ahí a como dé lugar.

Cuando el menor finalmente vio la luz, cuando al fin pudo visualizar la salida de aquel club nocturno una sonrisa ilusionada surcó su rostro al pensar que podría huir de esa absurda situación. No obstante su sonrisa desapareció cuando vio un cuerpo delgado, alto y vestido de negro atravesarse en su camino, bloqueando la única puerta de salida que tenía El valle del Diablo. Enseguida se detuvo y volvió a sacar su navaja, dispuesto a todo con tal de huir en una sola pieza. Pero cuando levantó su mirada desafiante para verle la cara al que se atrevía a privarle su única vía de escape, TaeMin abrió sus ojos sorprendidos y su navaja cayó al suelo.

—¿Hye...?— la azabache lo miró fijamente y le sonrió como siempre. Con esa calidez que tanto la caracterizaba.

—Hola, TaeMin.

—¡Karin!— gritó un tercero y entonces el pelirrojo miró hacia atrás, donde se encontraba parado un agitado Rain.

—Joder, por tu estupidez te voy a rebajar aún más de lo que ya estás. Ahora no serás más el barman de mi club sino que serás el encargado de limpiar las habitaciones privadas una vez que los clientes hayan terminado de follar, por idiota y por bocón.— le regañó Karin y Rain se tapó la boca asustado por sufrir semejante humillación.

—¿Karin? pero... dijiste que te llamabas Hye.— dijo un confundido TaeMin. El pelirrojo escuchó pasos detrás de él y al girar su cabeza hacia aquella dirección, vio a los dos hombres que había cortado anteriormente caminando hacia donde ellos tres se encontraban.

—Vaya, en serio no imaginé que te animarías a usar la navaja que te di contra esos dos idiotas. Eres increíble, pequeño. Estoy orgullosa de ti.— le elogió la azabache con una sonrisa de oreja a oreja adornando su rostro andrógino. TaeMin no dijo nada pues no entendía un carajo de lo que estaba pasando, sólo parpadeó varias veces completamente anonadado. Por su parte, los otros dos gánsters gruñeron mientras tapaban las heridas que TaeMin les hizo con sus manos.

—Hija de puta. Jamás nos avisaste que le habías dado al chiquillo un arma blanca.— se quejó uno de los hombres trajeados. Karin simplemente se encogió de hombros.

—Saben que nuestras prioridad es mantenerlo seguro, así que sólo le di un arma para que pudiera defenderse por sí mismo en caso de emergencia.

—Sí, claro... tú sabes perfectamente que somos como su sombra. Nunca está solo y por lo tanto no necesita de ningún arma. Estoy seguro de que tú querías que esto pasara, querías que él nos atacara y juro que si no tuviera órdenes estrictas de mantener al mocoso a salvo yo hubiera...

—¡BASTA!— el grito fue de TaeMin, quien harto de toda esa situación finalmente explotó. No entendía nada, sus piernas y sus manos estaban temblando y para colmo se le estaba partiendo la cabeza.—Por favor... no entiendo nada.— susurró agotado, cayendo de rodillas al suelo.—¿Quién diablos eres tú en realidad?— se atrevió a preguntarle a la azabache andrógina, quien le sonrió y se puso de cuclillas frente a él para quedar a su misma altura.

—No te mentí, TaeMin.— comenzó a decirle y el pelirrojo empezó a respirar más calmado, tratando de regularizar nuevamente su agitada respiración.—Sólo oculté parte de la verdad.

—¿A qué te refieres? Explícate.— le demandó el pelirrojo apretando sus puños. Entonces Karin levantó su negra mirada y la clavó sobre los dos gánsters heridos y ellos simplemente asintieron, entendiendo lo que ella les dijo con la mirada.

—Rain, vámonos a una de la habitaciones y ayúdanos a curar nuestras heridas.— dijo uno de los dos tipos trajeados.

—Pero...— Rain trató de negarse, pues estaba interesado en toda esa situación. Quería saber quién era realmente ese tal Lee TaeMin.

—Sin peros, andando.— por muy curioso que estuviera el pelinegro sabía que no podía negarse, pues eran órdenes de sus superiores después de todo. Así que suspirando resignado asintió y se alejó de aquel lugar junto con los otros dos gánsters. Dejando solos a TaeMin y a Karin.

—Mi verdadero nombre es Hye.— empezó a decirle y TaeMin ya no sabía si creerle o no.—Pero todos me conocen como Karin, es mi sobrenombre, apodo o como quieras llamarle.

—¿Por qué no me lo dijiste desde un principio?

—Porque temía que recordaras mi sobrenombre pero al parecer no te suena de nada ¿o me equivoco?— entonces Karin notó cómo TaeMin empezaba a tiritar.

—¿A-a qué te refieres?

—Recuérdalo, TaeMin. ¿A qué te suena el nombre "Karin"?

—Yo... a nada. No me suena a nada.— TaeMin sabía a quién le recordaba pero no se animaba a decirlo, tenía miedo de decir ese nombre.

—¿Quién mató al asesino de tus hermanos, TaeMin?— al oír esa pregunta el pelirrojo empezó a temblar con más fuerzas y sus ojos se cristalizaron, varias lágrimas se escaparon de ellos.

—Tú eres... Karin, la mano derecha de... de...

—Su mano derecha, su hermana, su confidente, tu guardaespaldas mientras él no está. La segunda al mando de Paradise, la dueña de este club nocturno, del gimnasio donde te entreno a ti, a la linda conejita y a más gánsters y una excelente sicaria. Soy todo eso y mucho más pero puedes resumir todas mis cualidades en: simplemente Karin.

—Dios mío... pero eso quiere decir que... todo este tiempo yo, tú y él.— TaeMin no sabía ni qué decir. Todo era un revoltijo en su mente y no tenía idea de cómo reaccionar.

—Todo este tiempo él te estuvo cuidado a través de mi. ¿En serio creíste que te había olvidado? TaeMin... te aseguro que MinHo no ha vivido un sólo día sin pensar en ti desde que se separaron. ¿Ya olvidaste la promesa que te hizo el día que decidiste irte de la prisión?— al oír esa última pregunta, el pelirrojo dio un respingón y esa frase dicha por MinHo nuevamente azotó su confundida mente.

"Corre todo lo que quieras, pero tarde o temprano te encontraré y te haré mío de nuevo. Eso dalo por hecho."

Y al recordar esa promesa, TaeMin no pudo evitar sonreír mientras un montón de lágrimas rodaban por sus sonrojadas mejillas. Entonces sintió una mano grande revolver sus rojos cabellos, Karin trataba de consolarlo sin palabras pensando que el menor estaba llorando porque estaba triste. Pero eso no podía estar más alejado de la realidad, pues esas lágrimas eran de felicidad, porque todo ese tiempo TaeMin se había estaba lamentando pensando que MinHo, JongHyun y Key lo habían olvidado e incluso... reemplazado por alguien más. Pero no era así, lo estaban cuidando a través de la azabache y quizás hasta podría volver a verlos muy pronto. Sí, es verdad que él mismo se había jurado mantenerse alejado de aquel trío pero... pero... no sé, su mente le decía que lo más sano era mantenerse alejado de ellos no obstante su corazón pedía a gritos reencontrarse con esos tres gánsters que se habían ganado su amor y su confianza dentro de aquella cárcel, por muy hijos de puta que fueran. TaeMin quería verlos y abrazarlos aunque sea una vez más y ya luego decidiría qué hacer con su caótica vida.

—El "jefe" del que esos dos hombres trajeados me hablaron... ¿era MinHo?— empezó a preguntar el pelirrojo con la voz un tanto entrecortada.—¿Él los mandó a que me buscaran? ¿él escapó de la cárcel?— Karin aspiró una gran bocanada de aire antes de responderle a TaeMin.

—Vamos a mi auto, ahí hablaremos más cómodos sobre ese tema.— le dijo la azabache mientras se paraba y le tendía su mano al pelirrojo, quien la aceptó sin dudarlo.

—De acuerdo Hye ¡digo! Karin.— la más alta le sonrió mientras asentía. Ambos se dirigieron al lustroso Lamborghini negro que poseía la azabache y cuando finalmente estuvieron allí dentro, Karin fue la primera en romper el silencio.

—Viste las noticias ¿verdad? Sabes que tres reos escaparon hace meses de la prisión Underground.— el pelirrojo asintió con la cabeza.—Los tres convictos que escaparon eran JongHyun, Key y MinHo. Yo misma les ayudé a escapar.

—¡Imposible! Mostraron las fotografías de los reos que se fugaron y no eran ellos.— entonces la azabache se carcajeó divertida y TaeMin no le vio el chiste a todo eso.

—Obviamente que no mostrarán sus rostros en las noticias. ¿Acaso crees que ellos escaparon así como así? Por supuesto que no, tenían el apoyo del alcaide.— entonces TaeMin se acordó del viejo alcaide de la prisión y recordó que efectivamente ese anciano estaba también metido en los negocios turbios que manejaba MinHo. Pero jamás imaginó que el azabache podría llegar manipularlo hasta tal punto que lo ayudara a escapar de la cárcel.

—Entonces... las fotografías de los tipos que salieron en las noticias ¿quiénes eran?— Karin simplemente se encogió de hombros.

—No sé, seguramente eran de reos que murieron cuando la bomba explotó en el comedor.

—¡¿Bomba?!

—TaeMin, el escape del trío maravilla no fue nada fácil. Tuvimos que extorsionar al alcaide amenazando de muerte a su familia, hicimos explotar una bomba en el comedor, yo tuve que noquear al tipo que manejaba el camión recolector de basura para poder robarlo, el trío de idiotas se tuvo que subir en la parte de atrás del camión que yo manejaba y disparar a quemarropa a los policías mientras las compuertas se cerraban. Carajo, ahora que lo pienso fue toda una jodida aventura pero valió la pena.— TaeMin abrió la boca desesperado para preguntar si les avisaron de dicha explosión a sus amigos pero Karin colocó un dedo sobre los labios del pelirrojo, para callarlo.—No te preocupes, MinHo les avisó a tus amigos y ninguno murió por la explosión.— entonces el pelirrojo suspiró aliviado.

—Entonces es como yo dije ¿verdad? Fue MinHo quien mandó a esos dos tipos que herí en el club.— TaeMin se sorprendió cuando vio a Karin negar lentamente con su cabeza.

—Temo decirte que no fue MinHo quien los envió a buscarte. De hecho él, JongHyun y Key ahora mismo ni siquiera se encuentran en Seúl. Hace meses están en Busan resolviendo algunos asuntos que MinHo tenía pendiente pero...

—¿Pero...?— la animó a seguir el pelirrojo y la azabache le sonrió de oreja a oreja.

—Se supone que resolver esos asuntos le tomaría al menos cuatro meses pero lo resolvieron en la mitad del tiempo estipulado. Lo que quiere decir que hoy mismo los tres estarán tomando un vuelo directo aquí, a Seúl.— al oír eso, los ojos café de TaeMin brillaron ilusionados y Karin también sonrió emocionada.

—¡Eso significa que podría verlos hoy mismo!— chilló emocionado el pelirrojo. TaeMin no recordaba la última vez que se había sentido tan feliz. Quizás fue el día de su cumpleaños que pasó en prisión... sí, definitivamente ese día fue feliz aunque al día siguiente todo se arruinara.

—Ajá pero antes... tienes que ver a una persona.— entonces la sonrisa del pelirrojo despareció.

—¿A qué persona, Karin?

—Al "jefe" que mandó a JiMin y a JungKook a buscarte, TaeMin.

—¿Quienes...?

—Los sujetos que acuchillaste en el club se llaman así y son gángsters que trabajan bajo las órdenes de BaekHo.

—¡Wow! demasiada información, por favor explícalo más lento que no entiendo un carajo.— Karin se rió y aspiró una gran bocanada de aire mientras pensaba bien las palabras que le diría al menor.

—Bien, te contaré pero mientras tanto manejaremos hacia nuestro destino.— comenzó a decir la azabache mientras se ponía el cinturón de seguridad y encendía el auto. TaeMin se puso también el cinturón de seguridad más empezó a temblar un poco y Karin lo notó, así que colocó una mano sobre el hombro del pelirrojo.—Confía en mí ¿si? Nunca te llevaría a un lugar si sé que corres peligro. MinHo me sacaría los ovarios y me los pondría de moño si te llegara pasar algo malo, no soy tan pendeja como para arriesgar así mi pellejo.— al oír eso TaeMin se relajó y hasta se carcajeó divertido. Entonces la azabache sonrió y empezó a manejar mientras le hablaba.—Supongo que ya sabes que MinHo es un gángster ¿verdad?

—Sí, sé que es el jefe absoluto de una organización mafiosa llamada Paradise que opera en todo Corea del Sur. Es poderoso, peligroso y toda la cosa.— Karin asintió mientras esquivaba a varios autos.

—Exacto. Pero hay un error en todo eso que dijiste.— el pelirrojo frunció el ceño confundido.

—¿Cuál es el error?

—MinHo no es el jefe absoluto. Hay alguien que está por encima de él.— TaeMin abrió sus ojos sorprendido.

—¿En serio? ¿quién es?

—Existen dos grandes mafias hermanas que operan en Corea del Sur.— comenzó a explicarle y TaeMin le prestó toda su atención, pues él desconocía que existiera otra mafia aparte de la que MinHo le contó.—Una es la que tú bien conoces: Paradise, la cual es liderada por MinHo. Aunque debes saber yo soy la segunda al mando y de hecho, me hice cargo de la organización durante estos cuatro años que MinHo estuvo en prisión.— TaeMin simplemente asintió, intrigado.—La otra es Devril, la cual es liderada por Paek ¿escuchaste hablar sobre él?— el pelirrojo enseguida negó.—¿JongHyun y Key jamás mencionaron a un "traidor"?— entonces TaeMin abrió sus ojos sorprendidos y esa expresión fue suficiente para Karin, quien continuó hablándole.—Hace años ellos dos eran gángsters que trabajaban en Devril, bajo las órdenes de Paek. Key era un hacker increíble y JongHyun era un experto a la hora de torturar para sacar información a la gente.— TaeMin estaba intrigadisimo, pues a pesar de haber convivido un año entero junto con Jjong y con Key, recién ahora se daba cuenta de que en realidad no sabía nada de ellos.—Pero un día fueron traicionados por Paek y terminaron en la cárcel, eso sin mencionar que por su culpa Taki, el hermano menor de Key, terminó siendo asesinado.— entonces el pelirrojo apretó fuertemente sus puños y un odio colosal hacia ese sujeto llamado Paek creció en su interior. Por su culpa Key tenía esa mirada tan triste, que ocultaba detrás de su radiante sonrisa.

—Eso quiere decir que Paek tiene más poder que MinHo ¿o no?— TaeMin se sintió aliviado cuando vio a Karin negar rápidamente con la cabeza.

—No tiene ni más ni menos poder. Se podría decir que ambos son iguales en cuanto a poder respecta porque en forma de ser... no podrían ser más diferentes.

—Ellos no se toleran ¿verdad?

—Captas rápido, pequeño. Sí, ellos se han odiado desde siempre pero saben que no se pueden atacar porque las mafias que manejan son hermanas y lamentablemente se necesitan mutuamente.

—Pero si no se toleran pero a la vez se necesitan entonces ¿cómo manejan las vinculaciones necesarias entre Paradise y Devril?— TaeMin vio cómo Karin sonreía ante esa pregunta.

—Es ahí donde entra en juego BaekHo.— TaeMin frunció el ceño extrañado al oír ese nombre que en su vida había escuchado.

—¿Ese es el hombre que tiene más poder que MinHo?— entonces vio a Karin asentir con la cabeza.

—BaekHo es literalmente el jefe de MinHo y de Paek, incluso de mí.— empezó a explicarle la azabache mientras seguía conduciendo y TaeMin simplemente la escuchaba muy atento.—Él fue quien creó ambas mafias y se las heredó a ambos pero a pesar de todo BaekHo sigue siendo quien los maneja a ambos. Los tiene bien controlados para que MinHo y Paek no terminen matándose entre sí.

—Entonces BaekHo es el jefe absoluto ¿verdad?

—Exacto, aunque lo oculta muy bien bajo la fachada de empresario exitoso y político. Debes saber que Paradise y Devril tienen apoyo político, de eso se encarga BaekHo mientras que MinHo, yo y Paek nos encargamos del "trabajo sucio".

—Joder, todo esto es muy confuso.— se quejó TaeMin mientras tiraba un poco de sus rojos cabellos.

—Todo es culpa de MinHo, de Key y de JongHyun por haberte mantenido todo ese tiempo en una burbuja sin decirte la verdad.— TaeMin no pudo evitar asentir con la cabeza, esos desgraciados jamás le dijeron nada de eso durante el año que estuvo en prisión. Ahora se daba cuenta de que no sabía una mierda de ninguno de ellos tres.

—Gracias por contarme todo esto, Karin. Yo en serio quiero saber sobre MinHo pero él se niega a hablar sobre sí mismo. A duras penas me contó lo de mi primo DaeHyun.

—Y no te contó todo.— Karin se mordió la lengua por haber dicho eso, definitivamente MinHo le sacarías los ovarios si la escuchara.

—¿Cómo dices?— la azabache esquivó un auto y cambió de tema enseguida.

—¿Quieres saber más acerca de MinHo? No, mejor dicho ¿quieres saber todo acerca de MinHo? Eso que nunca te quiso contar: su pasado ¿estás dispuesto a escucharlo?— al oír esa pregunta, TaeMin empezó a sudar frío. Estaba asustado pero a la vez emocionado. Al fin podría saber eso que tanto le pidió al azabache y que él nunca le quiso decir.

—Sí, quiero saberlo más que nada en el mundo.

—Bien, pero no me corresponde a mi contártelo. Te lo contará otra persona, una que es muy cercana a MinHo.

—¿Quién?— preguntó ladeando un poco su cabeza.

—BaekHo, de hecho nos estamos dirigiendo justamente hacia su despacho. Él desea conocerte y contarte las cosas que no sabes de MinHo.— TaeMin no pudo evitar fruncir su entrecejo.

—Entiendo que sea su jefe y todo eso pero ¿por qué él? Es decir, yo estoy seguro de que tú eres mucho más cercana a MinHo que ese señor.— entonces Karin le sonrió y suspiró.

—Es cierto que yo y MinHo somos muy cercanos, como hermanos.— empezó a decir Karin mientras veía el imponente rascacielo en el que BaekHo se encontraba esperándolos.—Pero también es cierto que él es muy cercano a MinHo, porque de hecho BaekHo es su padre.

Al oír eso último, TaeMin se atoró con su propia saliva y empezó a toser. El Lamborghini negro se detuvo, pues habían llegado a su destino. Karin le dio unos cuantos golpecitos a la espalda de un sorprendido pelirrojo, quien no podía dar crédito a las palabras dichas por la azabache. Sin poder evitarlo, TaeMin agarró a la otra del cuello de su sudadera negra y la acercó hacia él enojado.

—¡No juegues con eso, Karin!

—No estoy jugando, estoy hablando muy en serio.— la expresión de la azabache era seria y TaeMin estaba rojo de rabia.

—Sé que JongHyun y MinHo se conocieron de niños en un orfanato ¡lo que quiere decir que ambos son huérfanos!— le gritó mientras la soltaba con brusquedad.—No es gracioso, Karin.

—Sé que tienes muchas preguntas pero todas serán respondidas cuando hables con BaekHo. No te estoy mintiendo Tae, él en serio es su padre. Anda, subamos juntos al último piso de ese rascacielo y te aseguro que todas tus dudas acerca de MinHo serán resueltas por el mismo BaekHo.— le prometió mientras le tendía una mano. TaeMin miró con desconfianza aquella mano suspendida en el aire y se lo pensó unos cuantos segundos antes de estrechar la mano de Karin pero al final lo hizo, confió en ella.

—De acuerdo, vamos.

...

Mientras tanto, en otro gran rascacielo que poseía la inmensa ciudad de Seúl, en el último piso del mismo se encontraba un hombre de aproximadamente treinta años de edad, tenía el cabello negro que le llegaba hasta los hombros pero lo traía atado en una coleta, poseía una mirada negra muy intensa, una estatura envidiable de por lo menos 1.83 m y un cuerpo bastante marcado, cubierto por un elegante traje azul marino. El hombre se hallaba sentado en un elegante y cómodo sofá color ocre, sostenía un cigarrillo dorado de la marca Treasurer con una y atendía una llamada con la otra mientras veía las luces artificiales iluminando la capital de Corea de Sur a través de un ventanal gigantesco.

—Ajá, ¿a qué hora me dijiste que tomarán el vuelo a Seúl? ¿dentro de una hora? Muy bien, no necesitas hacer nada más. Está bien, luego te llamo.— entonces el pelinegro cortó la llamada y le dio una gran calada a su costoso cigarrillo, para luego apagarlo a medio fumar en un cenicero dorado que tenía al lado del sofá, en una mesa de cristal. Exhaló el humo por su nariz y sonrió mientras veía la ciudad nocturna con malicia.

—¿Paek? ¿qué te dijeron?— preguntó una segunda voz en aquella lujosa habitación. El pelinegro se levantó del sofá y miró al joven castaño que se encontraba sentado en la inmensa cama que poseía aquella habitación.

—MinHo y sus dos perritos falderos tomarán el vuelo desde Busan hasta Seúl dentro de una hora.— le empezó a decir mientras se acercaba hacia donde el castaño se encontraba.

—¿No se supone que les tomaría por lo menos cuatro meses resolver el problema de los narcos chinos en Busan?— preguntó el chico y Paek se encogió de hombros.

—Al parecer MinHo fue más eficiente que de costumbre. Y todo para ver a su amorcito pelirrojo.— se burló Paek y el castaño entrecerró sus ojos, mirando dolido hacia otra parte.

—¿Qué? ¿te pusiste celoso?

—Por supuesto que no. Es sólo que... él no tiene nada que ver con todo esto. No es justo.— susurró el castaño mientras veía el suelo de mármol con tristeza.

—¿Y acaso es justo lo que MinHo te hizo a ti?— le dijo Paek mientras se sentaba en la cama al lado del castaño, abrazándolo por los hombros.

—¡No! Él arruinó mi vida.

—Exacto y también se la va a arruinar a ese chiquillo si no lo paramos.

—Pero TaeMin también sufrirá y él no hizo nada malo, no lo merece.

—Sí, sufrirá pero lo superará y podrá seguir con su vida. Encontrará a alguien que realmente lo ame y podrá ser feliz. Tú también pudiste haberlo hecho pero MinHo te lo arrebató ¿o ya se te olvidó?— entonces el castaño tapó su rostro marcado por una gran cicatriz con sus manos.

—Ya basta, por favor. No sigas.

—Está bien, no tienes que llorar.— le susurró Paek mientras le acariciaba la espalda.—Sólo deseo que no olvides el odio que le tienes a MinHo, juntos nos vengaremos de ese desgraciado y ese chiquillo pelirrojo se dará cuenta del tipo de persona que tiene al lado.

—Ja, hablas de MinHo como si fuera la peor escoria del mundo y no niego que lo sea.— empezó a decir el castaño mientras clavaba sus ojos cafés sobre el Paek.—Pero tú no eres diferente, ambos son la misma porquería.— lejos de ofenderse, el pelinegro sonrió con malicia.

—Al menos yo no maté a JungSu.

—¡No te atrevas a decir su nombre, infeliz!— le gritó el castaño mientras le daba una fuerte bofetada a Paek, quien se dejó golpear y luego empezó a carcajearse como si de un demente se tratara.

—¡Me encantas! Antes me dabas asco porque parecías un jodido mosquito muerto pero ahora... mírate, eres todo una fiera. La mierda que te hizo MinHo sí que te cambió.

—Ya basta, Paek.— sentenció mientras se paraba y caminaba hacia la puerta de salida.

—Me pregunto cómo será la personalidad de ese tal TaeMin ¿tú qué crees?

Pero el castaño no le respondió y se fue de allí dando un portazo. Paek sonrió ladino y encendió un nuevo cigarrillo, llevándolo hasta la altura de sus labios para darle una larga calada mientras pensaba bien en los movimientos que haría. Debía actuar con precaución porque sabía que BaekHo o más bien dicho la metiche de YooNa lo estarían vigilando.

—Voy a encargarme de hundirte MinHo. Y esta vez, para siempre.

...

TaeMin se encontraba sentado en una cómoda silla que le ofrecieron ni bien entró a ese despacho, Karin se hallaba sentada en otra silla igual al lado del pelirrojo y justo en frente de ambos se encontraba sentado un señor ya entrado en años, de cabello negro canoso, mirada negra un tanto intimidante, trajeado y con dos anillos adornando sus manos: uno dorado y otro plateado. Ese hombre le recordó muchísimo a MinHo, no podía negar que había un gran parecido entre ambos. Detrás de aquel hombre se encontraba parada una mujer de mediana edad pero que sin embargo llevaba muy bien sus años, ella miraba a TaeMin con una ternura que sinceramente a él le incomodaba. Más aún teniendo en cuenta que ni la conocía, sólo sabía que se llamaba YooNa y que era la secretara del señor BaekHo.

—Muy bien TaeMin, me imagino que Karin ya te contó lo básico ¿verdad?— empezó a hablar finalmente el canoso sujeto y el pelirrojo enseguida asintió.

—Sí, ya sé que MinHo lidera Paradise y que un tal Paek lidera Devril. También sé que usted es el jefe de ambos y además...— TaeMin miró a Karin con indecisión y ella asintió, transmitiendo con su mirada la seguridad que el menor necesitaba.—Me dijo que usted era el padre de MinHo.

—Eso es cierto, lo soy.

—¡Miente! Sé que MinHo es huérfano, no tiene padres.— el hombre entrelazó los dedos de sus manos y miró fijamente a TaeMin. Sus ojos negros se enfilaron y entonces TaeMin jadeó sorprendido.

—Yo nunca miento, pequeño.— sentenció y el pelirrojo tragó saliva. Él no podía confundirse, esa mirada era igual a la de su MinHo cuando se enojaba o cuando se ponía serio.

—Pero no entiendo... ¿cómo? Él se crió en un orfanato junto con JongHyun, el mismo Key me lo dijo cuando estábamos en prisión ¿me mintió?

—Escucha TaeMin, dentro de menos de una hora MinHo, Key y JongHyun estarán subiendo a un jet privado para viajar de Busan hasta aquí. El vuelo es corto, de menos de 25 minutos. Lo que quiere decir que tenemos aproximadamente hora y media para charlar sobre MinHo antes de éste que se entere que estás aquí y venga como alma que lleva el diablo a tratar de matarnos a todos y sobre todo a la pobre de Karin por haberlo desobedecido.— TaeMin notó cómo la azabache tembló en su sitio y se prometió a sí mismo defenderla del troglodita de MinHo.—Pues se supone que tú no deberías estar aquí en primer lugar. Pero necesitaba adelantar esta charla entre tú y yo porque sé muy bien que cuando MinHo llegue a Seúl, no querrá despegarse de ti y estoy seguro de que no me permitirá hablarte sobre su pasado. Porque eso es algo que él no desea que sepas pero necesitas saberlo.

—¿Por qué necesito saberlo, señor?

—Porque necesito saber si tú en verdad amas a mi hijo.

—Si no lo amara, no estaría aquí en primer lugar.

—No, si en verdad lo amas... lo aceptarás aún sabiendo todo lo que hizo y lo que vivió.

—¿Me contará todo?

—Sí, al menos todo lo que yo sé. Porque estoy seguro de que hay cosas que hizo y que no me quiere contar. Y tampoco querrá contártelo a ti.— BarkHo deslizó su mirada hacia Karin y ella negó en silencio. No, definitivamente habían cosas que TaeMin no debía saber jamás, a menos no si ellos querían que compartiera un futuro al lado de MinHo.

—Muy bien, entonces empiece. Yo lo escucharé.— TaeMin se acomodó mejor sobre la silla y YooNa le ofreció prepararle un café pero él se negó. Estaba demasiado nervioso y ansioso como para beber algo.

—La historia de MinHo comienza cuando yo me encontraba en la cima de todo, tenía el control de ambas organizaciones y estaba forrado en dinero.— BaekHo hizo una pausa mientras miraba las luces artificiales iluminando la ciudad.—Por mucho tiempo pensé que al llegar a esa etapa era cuando más feliz sería. Pero ahí me di cuenta de lo equivocado que estaba, me sentía completamente vacío y nada me llenaba.— TaeMin lo entendió, pues así se sentía sin MinHo en su vida.—Hasta que conocí a una mujer... ella era una prostituta pero de esas finas ¿me explico? Todos morían por hacerlo con ella pero era todo una fiera y tenías que cumplir con ciertos requisitos para poder pasar una noche con ella. Cielos, jamás conocí a una mujer tan exótica como ella. Era elegante, delicada y fuerte a la vez, la mujer perfecta.

—¿Usted se enamoró de ella?— no pudo evitar preguntar TaeMin y se sorprendió al ver que el hombre canoso asintió.

—Me enamoré perdidamente de ella, fue eso que llaman "amor a primera vista"

—¿Se casaron?

—No, a ella nunca le gustaron los compromisos. Pero se vino a vivir conmigo porque le insistí demasiado. Era una mujer difícil pero eso era lo que más me gustaba de ella, además de sus ojos grandes claro está.— empezó a explicarle con una sonrisa en su rostro. "Difícil" MinHo definitivamente era un hombre difícil de lidiar. "Ojos grandes" si había algo que caracterizaba al azabache eran sus grandes ojos negros. ¿Acaso...?

—¡Espere! ¿No me digas que...?

—¿Hm?

—¡¿Esa mujer es la madre de MinHo?!

—Ojalá, pequeño... pero no.— entonces TaeMin se calmó, por un momento en serio creyó que esa mujer era su madre.—Ella trabajaba de prostituta para poder mantener a una prima menor que consideraba su hermana. Esa chica era sólo dos años más joven que ella pero actuaba como si fuese una niña pequeña. Le gustaba ponerse vestidos infantiles, jugar con muñecas y hablaba como una niña. Se creía una princesa.

—¿Tenía problemas mentales?— BaekHo asintió y TaeMin no opinó más.

—Siempre odié a esa mujer que se creía una niña, pues me parecía extraña. Pero la toleraba y le daba lo que me pedía porque mi tesoro la quería, era su único familiar después de todo.— entonces YooNa le ofreció un café a BarkHo y él lo rechazó de forma educada.—Para mi, ella era la mujer perfecta y nunca desee tener hijos hasta que la conocí. Imaginé a mis hijos con su personalidad tan fuerte, con su belleza tan exótica y con sus grandes ojos negros. Te juro que imaginé a MinHo al verla a ella...— TaeMin notó cómo la voz de BaekHo se quebró, se notaba que en serio amó a esa mujer.—Pero mi felicidad no duró demasiado; cuando ambos estábamos planeando tener hijos, ella enfermó y al poco tiempo le detectaron que tenía cáncer de páncreas muy avanzado. Yo moví cielo y tierra para salvarla, hubiera pagado lo que sea con tal de verla mejorar... pero aún con toda mi fortuna sólo logré alargar su vida unos cuantos meses más.

—Lo lamento mucho, señor BaekHo.

—No te disculpes, me lo merecía por haber sido un hijo de puta toda mi vida. Era mi karma.— le dijo mientras se encogía de hombros.—En mi desesperación, luego de perderla me aferré a lo único que me quedaba de ella: su prima. Ella estaba loca y se creía una niña pero era tan parecida físicamente al amor de mi vida que no me importó. La tuve encerrada para mi por meses y abusé de ella. A pesar de tener problemas mentales, ella se daba cuenta de que yo abusaba de ella e insistía con que la dejara ir, ella gritaba que su príncipe azul la estaba esperando allá afuera y que yo era el dragón malvado que la mantenía cautiva en mi castillo. A pesar de sus ruegos por dejarla, ir nunca le permití salir de su habitación rosa. Hasta que una vez me tocó viajar a Tailandia por asuntos de negocios y entonces ella aprovechó esa oportunidad para huir de mi mansión. Al regresar y no encontrarla, mandé a mis hombres a buscarla por los alrededores pero al no hallarla, decidí que lo mejor era dejarla ir y centrar un poco mi mente. Necesitaba superar la muerte de la mujer que amaba y enfriar mi cabeza. Y eso hice, me encargué de fortalecer a Paradise y a Devril durante varios años y no volví a saber nada de esa mujer que se creía una niña nunca más. Lo que yo no sabía, sin embargo, es que cuando esa mujer huyó de mi mansión... llevaba en el vientre a mi hijo.— TaeMin abrió sus ojos sorprendido al oír eso último, ahora empezaba a atar cabos por fin.

—Ahora lo estás entendiendo ¿verdad?

—Es decir que... esa mujer con trastornos psicológicos y usted son los padres biológicos de MinHo ¿verdad?— BaekHo asintió.

—Por suerte MinHo no heredó la locura de su madre. Más bien, él es el vivo retrato de su tía, exactamente sus mismos grandes ojos, su belleza exótica y su inteligencia.

—Y su altura.— agregó TaeMin y BaekHo le sonrió mientras asentía.

—Esa mujer luego de escapar de mí... se encontró con un pobre diablo divorciado que encima ya cargaba con su propio hijo, fruto de su matrimonio fallido. Ella pensó que había encontrado a su príncipe azul y se casaron, MinHo nació dentro de ese caótico matrimonio y tanto su padrastro como su hermanastro se encargaron de convertir la vida de MinHo en un infierno desde sus primeros años de vida. A pesar del maltrato que él recibía por parte de ese hombre y de su hijo esa mujer jamás movió un sólo dedo por defenderlo y jamás le dijo a MinHo quién era su verdadero padre. Ella terminó de enloquecer cuando se dio cuenta de que su "príncipe azul" era un pobre infeliz que no tenía ni en dónde caerse muerto y que jamás le daría la vida de princesa que ella ilusamente deseaba tener. Entonces, empezó a emborracharse hasta convertirse en una alcohólica crónica depresiva, que ignoraba por completo a su hijo biológico y a toda su familia en general.

—Dios mío... ¿en qué clase de familia se crió MinHo?

—Eso no es lo peor. Ahora viene la peor parte ¿quieres oírla?

—Creo que no estoy preparado pero tenemos poco tiempo, así que continúe.

—El padrastro de MinHo tenía una hermana y un cuñado en el campo a quienes iban a visitar de vez en cuando.— TaeMin no pudo evitar tragar grueso porque no le gustaba por dónde iba yendo ese asunto.—Esa mujer y su esposo tenían gustos... raros.

—Por favor, no me diga que...

—Sí, ellos disfrutaban de tener sexo con niños. Eran pederastas y MinHo fue blanco de todas sus perversiones. Lo peor de todo es que el padrastro lo sabía y se los permitió. Por cierto, cuando eso pasó MinHo tenía entre cuatro y cinco años.— TaeMin no pudo evitar levantarse de la silla temblando de pura rabia.

—¡Quiero matarlos! ¡¿Dónde están?! ¡Los voy a matar yo mismo!— Karin se levantó y sujetó a un alterado TaeMin.

—Tranquilízate, TaeMin.— no obstante el pelirrojo hizo a un lado las manos de la azabache.

—¡No me pidas que me tranquilice!

—Ellos están muertos.— le reveló BaekHo y TaeMin lo miró entre sorprendido y aliviado.—El mismo MinHo los mató. Ahora cállense y siéntense ambos.— tanto el pelirrojo como la azabache obedecieron.—Jamás le comentes a MinHo sobre esto, por más fuerte que sea... a él realmente le hace mal hablar acerca de ese tema. Quiere enterrarlo y nunca más volver a recordarlo.— TaeMin asintió dolido, sus manos deseaban abrazar fuertemente a MinHo y no soltarlo nunca más. Quería protegerlo para que jamás. volviera a sufrir.

—Cuando MinHo cumplió 6 años... ocurrió el suceso que desencadenaría a la bestia.— empezó a decir el canoso hombre y TaeMin tembló un poco, no sabía si por el miedo o por los nervios.—Su madre se suicidó, se colgó del árbol que había en el patio de aquella casa a medio caer que tenían y MinHo la vio colgada, con un charco de orina debajo de ella, los ojos abiertos, la lengua afuera y bastante azul. Una imagen demasiado gráfica para un chiquillo de seis años pero eso no fue lo que más le traumó, después de todo él jamás quiso a esa mujer. Lo que realmente desencadenó a la bestia que había en él fue lo que pasó cuando su padrastro y su hermanastro llegaron a la casa luego de ir a jugar fútbol.

—¿Cuando llegaron y vieron el cadáver de aquella mujer?

—Exacto... todo el desquite fue contra MinHo. Y fue entonces cuando él estalló, lo más triste es que todo eso ocurrió justo el día de su cumpleaños. Quizás por eso odia tanto esa fecha, la verdad no lo sé... sólo sé que ellos se lo buscaron y esa fue la primera vez que MinHo mató, aunque lo hizo en un ataque de ira...

...Continuará...

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