Un MinHo sin TaeMin
Entenderán el gif cuando lean el capítulo jajaja
¡Gracias por darle amor a UP! ♥ Disfruten de la lectura...
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El día que TaeMin se fue de la prisión, los reos lo celebraron en el comedor pues ya estaban hartos de que ese pelirrojo fuera tan consentido allí dentro. No obstante, sus risas sólo provocaron que la ira de MinHo alcance unos niveles exorbitantes y al final, su estúpida "celebración" terminó en tragedia pues muchos de ellos fueron brutalmente asesinados por el mandamás. El azabache sacó una navaja del bolsillo de su pantalón y no dudó un solo segundo en cometer aquella masacre, tuvo un ataque de ira que solamente fue aplacado cuando su cuerpo quedó empapado de sangre ajena. Tuvo que ser detenido por varios guardias y fue llevado al hoyo, donde se le informó que permanecería encerrado durante una semana. Tanto Key como JongHyun lo permitieron porque sentían que MinHo necesitaba estar un tiempo a solas, porque ellos sabían que su amigo quería llorar pero jamás lo haría enfrente de otra persona. Era demasiado orgulloso para eso.
Al salir del hoyo, su negra mirada estaba perdida pero sus pasos eran firmes. Los reos lo miraron con un auténtico miedo reflejado en sus ojos, su camiseta antes blanca ahora tenía un color entre bordó y marrón, obviamente era la sangre seca de los internos que asesinó sin piedad en el gran comedor una semana atrás. El mandamás tenía el cabello alborotado, la barba un tanto crecida, además de que apestaba a sangre y a sudor. Ni bien salió del sector de aislamiento, fue al baño y se metió a la ducha vestido, todos los convictos que estaban allí salieron huyendo despavoridos al verlo entrar. JongHyun y Key lo ayudaron a bañarse, en ningún momento lo dejaron solo, lo obligaron a alimentarse aunque el mandamás decía no tener hambre y luego lo llevaron a su celda para que pudiera dormir un rato. MinHo sintió su celda más fría de lo normal y tan tristemente vacía... le hacía falta TaeMin, ¿cómo dormiría solo, ahora que ya se había acostumbrado a conciliar el sueño únicamente cuando tenía al pelirrojo acunado entre sus brazos?
MinHo no se dio cuenta de cuán dependiente se había vuelto de TaeMin hasta que el pelirrojo abandonó la prisión.
Los meses siguientes fueron un calvario para todos aunque especialmente para los reos, quienes se arrepintieron enormemente de haber celebrado la partida de TaeMin. Ellos en serio harían cualquier cosa con tal de que aquel pelirrojo volviera a la prisión, porque desde que se fue el mandamás se volvió más inestable y colérico que nunca, era como una bestia rabiosa suelta que atacaba al primer imbécil que se cruzara en su camino. La cantidad de reos que mandaba a la enfermería por día era exorbitante e incluso asesinó a unos cuantos, aunque esto último lo hacía cuando los guardias no lo veían para que no pudieran mandarlo de nuevo a la zona de aislamiento.
Que lo miraras fijamente por más de un minuto, era razón suficiente para que te diera la paliza de tu vida y los pobres que intentaron defenderse no vivieron para contarlo. Key y JongHyun jamás intervinieron, simplemente dejaron que su amigo se desquite con esos pobres imbéciles hasta jadear agotado y volver a su celda para dormir un rato. Estaba tan enojado como no recordaba haberlo estado, tenía abstinencia de TaeMin y eso lo estaba matando.
En fin, pronto se cumplirían tres meses desde que TaeMin oficialmente dejó de ser un reo de la Underground Prison. Y para MinHo, estos se habían convertido en los tres meses más largos y agobiantes de toda su puta existencia. Estaba tan enojado y sobre todo frustrado por no poder salir él mismo a buscar al pelirrojo, no obstante sabía que debía resolver algunas cosas dentro de la cárcel antes de fugarse. Así que no le quedó de otra más que encomendar esa importante misión a su amiga y fiel colega Karin, quien ya llevaba un buen rato buscando a TaeMin pero aún no lo encontraba. Joder, ese mocoso se tomó muy en serio eso de esconderse bien. Inmediatamente después de salir de la prisión, se mudó junto con su madre a quién sabe dónde y no dejó rastros de él que su amiga pudiera rastrear. Pero tarde o temprano lo encontraría, cueste lo que le cueste.
En esos momentos MinHo se hallaba enfrente de la puerta del gimnasio. Venía del despacho del director de aquella cárcel, había terminado de arreglar las cosas o mejor dicho, de amenazar al viejo alcaide, quien asustado no le quedó de otra más que aceptar y apoyar la fuga del mandamás y de los otros dos reos. Al principio, el viejo se mostró renuente a apoyar su huída y entonces MinHo decidió amenazar con sacarlo del tráfico de drogas en Gangnam en el cual aquel viejo estaba involucrado hasta el cuello y gracias al cual de hecho ganaba mucho dinero. No obstante, no conforme con eso también le mostró una grabación del frente de su enorme casa que la misma Karin le había enviado, en el cual salía su amiga con un arma cargada en mano, apuntando directamente hacia la ventana donde la esposa del viejo abrazaba cariñosamente a uno de sus hijos. Eso fue suficiente para que el director, más asustado que nunca por la desgracia que le pudiera ocurrir a su familia, aceptara ayudar a MinHo, a Key y a JongHyun a fugarse de allí.
"Incluso si aquí y ahora haces que un guardia entre por esa puerta y me pegue un tiro en medio de la frente, quiero que te quede claro que Karin se va a enterar y no dudará un solo segundo en ir a por tu familia y matarlos a todos. A todos: a tu amorosa esposa, a tus tres hijos, a tu parapléjica madre e incluso al perro. Y a ti te dejará con vida, para que puedas ver cómo todo lo aquello que tanto amabas te ha sido arrebatado de las manos. Conociéndote, te culparás tanto que terminarás suicidándote ¿o acaso me equivoco?" Y esas crueles palabras fueron suficientes para disolver cualquier duda en el alcaide. Jamás iría en contra de las órdenes de MinHo, preferiría morir a tener a ese demonio como enemigo.
Con una sonrisa victoriosa en el rostro pues su plan estaba marchando tal y como él lo ideó desde un principio, MinHo ingresó al gimnasio y todos los reos se quedaron mudos cuando lo vieron entrar. Muchos incluso escaparon cuando el azabache agarró un par de pesas y comenzó a ejercitarse. El mandamás los escuchó cuchichear más de lo normal pero no les dio mayor importancia, hasta que escuchó unos pasos acercarse a él desde atrás y entonces unos reos valientes o estúpidos se atrevieron a hablarle.
—Mandamás.— una voz suave le habló y entonces MinHo rodó los ojos. Dejó las pesas en el suelo y se dio la vuelta.
Abrió mucho sus ojos al ver una llamativa cabellera pelirroja enfrente de él, por un momento creyó que era su TaeMin pero al ver la cara del chico se dio cuenta de que no ese su niño. Tenía la piel clara, era delgado y las facciones de su cara eran delicadas como las de TaeMin pero no era él. Nadie jamás podría ser él.
—¿Quién diablos eres tú?— preguntó el azabache enfriando rápidamente su semblante.
—Soy un reo nuevo. Mi nombre es...
—Me importa una mierda tu nombre, ¿por qué tienes el cabello pintado de ese color?— el chico le sonrió de forma coqueta y entonces el mandamás sintió cómo los delgados brazos del chico rodeaban su cuello, inclinándose hacia él de forma sugerente.
—Me dijeron que tienes un fetiche extraño con los pelirrojos, así que por eso decidí teñirme así.
—Mandamás, nosotros le dijimos que lo haga. Sabemos que no ha follado con nadie en estos meses y desquitarse un poco con este chico le caerá de maravilla. Se parece a Lee TaeMin así que debería ser suficiente para...— pero el hombre no llegó a completar la oración porque MinHo hizo a un lado a esa copia barata de su niño y le rompió tanto la nariz como la boca a aquel tipo con un solo puñetazo.
—¡No te atrevas a comparar a esta zorra con TaeMin!
—Vamos mandamás, yo podría ser tu nuevo juguete. Nada es mejor que es sexo para desahogarse.— aquel pelirrojo siguió insistiendo, acariciando los duros abdominales de MinHo con deseo.
Era absurdo, en el pasado MinHo hubiera follado a ese chico sin pensárselo dos veces pero ahora sus caricias sólo le daban asco. De hecho, cuando TaeMin se fue el mandamás pensó en acostarse con alguien para deshacerse un poco de toda esa rabia y frustración que sentía. Pero al intentar hacerlo, se dio cuenta de que su pene simplemente no se paraba con nada ni con nadie. Sólo lograba una erección cuando estaba en la cama que antes compartió con TaeMin, imaginando todas aquellas veces en las que embistió ese hermoso cuerpo esbelto que sólo le pertenecía a él. Realmente se había hecho adicto a su niño y eso lo asustaba. Necesitaba a TaeMin para poder estar en paz, ya ni siquiera podía follar con alguien más sin sentarse asqueado de sí mismo y culpable ¿qué brujería le había hecho aquel pelirrojo?
—Sácame tus sucias manos de encima.— espetó apartando de mala gana las delicadas manos del chico, quien frunció el ceño disgustado.—Tú jamás serás como él, así que ya deja de intentarlo que sólo das lástima.
—Ya me contaron todo sobre ese tal TaeMin ¿por qué no sólo lo olvidas como él seguramente ya lo hizo y pasamos un buen rato? A mi no me importaría ser su reemplazo.— sugirió el pelirrojo relamiéndose los labios. MinHo lo fulminó con su oscura mirada, ese chico estaba cruzando la línea e iba a arrepentirse.
—Él jamás me olvidará. Y si te estoy perdonando la vida es porque no le veo el sentido hacer papilla con mis puños a un mocoso como tú, que claramente ni siquiera sabe defenderse. Así que aprovecha la última oportunidad que te estoy dando y lárgate de aquí ahora mismo.— el chico gruñó ofendido.
—Joder, incluso accedí a teñir mi cabello de este espantoso color ¿y tú simplemente me rechazas? ¡Quiero ser tu puta! Dame al menos una oportunidad, verás que lo disfrutarás. La sé mamar como ninguno.
—Pues vete a mamársela a otro entonces. Y por cierto, tienes hasta mañana para quitarte ese color del cabello.— el chico hizo rechinar sus dientes debido a la cólera que sintió y su filosa lengua dijo algo de lo cual luego se arrepentiría.
—Me da tanta risa que intentes serle fiel a tu ex puta, ¿en serio crees que ese chico te esperará? Ahora mismo se debe esta fijando en otro tipo allá afuera y muy pronto se olvidará de ti, si es que ya no lo hizo. Follará feliz con otro y mientras tanto, ¿tú le seguirás siendo fiel? Ja, por favor no me hagas reír.
Esas palabras fueron más que suficientes para crispar los nervios de MinHo. Se le agotó por completo la poca paciencia que tenía y le dio un puñetazo al chiquillo en el estómago que lo hizo escupir sangre. No conforme con eso, le dio un segundo puñetazo en la cara tan fuerte, que lo hizo estrellarse contra una pila de pesas que había cerca de allí y el pelirrojo simplemente cayó inconsciente. La sangre que salía de la herida en su cabeza se mezcló con el color rojo de su cabello teñido, si no lo atendía pronto lo más probable es que moriría desangrado.
Los reos que tuvieron la estúpida idea de vestir y teñir a ese chico de manera tal que se pareciera a TaeMin para aplacar la ira de MinHo, miraron al mandamás con miedo y quisieron mearse encima cuando los negros ojos de él se clavaron sobre ellos. En ese momento lo supieron, era su fin.
—Ustedes le dijeron a ese imbécil que se tiña el cabello de rojo y que intente ser una copia barata de TaeMin, ¿verdad?
—Mandamás... nosotros no, es decir sólo...
—Los que no quieran morir como morirán estos hijos de perra, salgan de aquí ahora.
Y esas palabras fueron suficientes para que todos los reos abandonaran en silencio aquel gimnasio. Nadie se metería ni arriesgaría su vida para salvar la de esos estúpidos. Ellos no lo sabían pero TaeMin realmente actuó como una correa para MinHo durante todo ese año y cuando se fue, la bestia quedó nuevamente liberada y más rabiosa que nunca. No obstante, MinHo les dio una advertencia que fue escuchada por los asustados convictos.
—Si algún guardia viene a interrumpirme porque alguno de ustedes le fue con el chisme, serán los siguientes.— y eso fue suficiente, todos acataron la orden en silencio.
MinHo hizo crujir los nudillos de sus fuertes puños y los reos tragaron saliva de forma audible. Sabían que ese día morirían.
...
JongHyun y Key entraron al gimnasio minutos después, cerrando la única puerta detrás de sí. El castaño amenazó a un reo para que le diga dónde se encontraba el mandamás en esos momentos, pues la pareja últimamente seguía a MinHo a todas partes para evitar que su amigo haga alguna estupidez.
Enseguida escucharon los gritos de dolor de los reos a los cuales MinHo estaba torturando antes de matarlos. La pareja también vio a un chico teñido de pelirrojo desmayo (y posiblemente muerto) tirado sobre una pila de pesas. Entonces supieron que los rumores eran ciertos, los reos estaban buscando desesperadamente a un reemplazo de TaeMin porque la prisión se había vuelto inhabitable desde que el pelirrojo la abandonó. Pero obviamente su plan fracasó... porque MinHo no necesitaba un reemplazo, él quería al original.
Tanto el rubio como el castaño se recostaron sobre una pared y observaron a MinHo desquitar toda su furia contra esos hombres. Luego de unos segundos, JongHyun fue el primero de los dos en romper el silencio que se había formado.
—Ahora que lo pienso... TaeMin realmente nunca aprovechó su estadía en este infierno.— dijo JongHyun de repente y enseguida llamó la atención del rubio.
—¿A qué te refieres con eso?
—¿Es que acaso no lo ves?— dijo el castaño apuntando al enfurecido azabache que desquitaba toda su ira en esos momentos.—El cabeza de fresa en verdad tenía a MinHo babeando sobre la palma de su mano. Y ya en los últimos tiempos todos los reos lo sabían y hasta te puedo asegurar que le tenían miedo a TaeMin, porque sabían que si él llegaba a decirle a MinHo que alguno de ellos le hizo o le dijo algo, recibirían alguna tortura a modo de escarmiento o, en el peor de los casos, la muerte.
—Lo sé. Y a esos hijos de puta les costó meses entender que Taeminnie era intocable pero al final lo terminaron entendiendo a la fuerza.
—Exacto y es a eso a lo que quiero llegar: el idiota de TaeMin nunca aprovechó el verdadero poder que tenía dentro de esta prisión. Siempre se portó de forma educada con todos y le dio las gracias a aquellos que hacían cosas por él que el mismo MinHo les ordenaba hacer.
—JongHyun, tú sabes que TaeMin fue criado en un ambiente muy distinto al nuestro. No podemos obligarlo a convertirse en algo que realmente no es.— Key lo regañó y el perro lo penetró con su intensa mirada.
—Durante su estadía en esta cárcel, sacando ciertos malos ratos, TaeMin tuvo muchísima suerte. Pero sabes que lo cosa no será igual allá afuera.— al oír eso último, Key tembló y asintió levemente con su cabeza. Lo que menos quería era que le pasara algo malo a su bebé.—Por eso él debe aprender a endurecerse. No puede andar regalando sonrisas a todo el mundo y mucho menos ser tan jodidamente amable con las personas equivocadas. Porque eso sólo indica debilidad en el mundo en el que nos manejamos y ya estamos lo suficientemente jodidos al asumir que TaeMin es el punto débil de MinHo, como para que más encima el mocoso demuestre vulnerabilidad enfrente de los enemigos.
—Pero JongHyun... ¿quién te dijo que TaeMin aceptará involucrarse en el bajo mundo por MinHo?— el rubio le preguntó aquello con el ceño fruncido, sin embargo el castaño le sonrió para luego responderle.
—Me extraña que justamente tú me preguntes eso. Key, ambos sabemos mejor que nadie cuánto se aman ese par de imbéciles. TaeMin sería capaz de morir por esa rana testaruda y sabes que no estoy bromeando.
—Lo sé... pero también sé que esto está mal. Arrastrar a TaeMin de esa forma es demasiado egoísta. Creo que él se merece algo mejor.
—¿Entonces dices que no quieres volver a ver a TaeMin y que prefieres observar a "tu bebé" viviendo su vida lejos de ti, de mí y de MinHo?
—¡Claro que no pero...!— entonces Key abrió y cerró la boca, sin saber realmente qué decir.
—Pero ¿qué? Sabes que salir de esto es imposible para nosotros. Ya estamos muy hundidos, demasiado. Sólo tenemos dos opciones: o dejamos a TaeMin vivir su vida en paz o lo sumergimos con nosotros. No hay más alternativas.
—Eso es lo más egoísta que escuché en toda mi vida. Sólo estamos pensando en nuestra felicidad, no en la de él.
—Oye, TaeMin también podrá ser feliz y los tres lo protegeremos, no dejaremos que le pase nada malo. Tampoco es tan malo como parece.— ni el mismo JongHyun se lo creía. Pero al ver la duda, la culpa y la incertidumbre reflejada en los lindos ojos de Key, no pudo evitar suspirar resignado.—El amor es egoísta, Key. Siempre lo ha sido.— luego de unos segundos, la diva suspiró profundamente.
—... ¿Crees que en verdad funcione?
—Sólo si nosotros hacemos todo lo posible para que así sea.— sentenció el perro y nuevamente clavó su mirada sobre Key.—Pero TaeMin tiene que endurecerse y hacerse más fuerte o no conseguirá respeto allá afuera, por más que sea la pareja de MinHo. El respeto es algo que se tiene que ganar uno mismo en el bajo mundo.
—Ay Taeminnie.. ¿cómo estarás?— preguntó la diva a la nada, levantando su cabeza y observando hacia un punto indefinido del techo.
—Seguramente el cabeza de fresa debe estar bien. Lo importante es que Karin al fin lo encontró y muy pronto comenzará su entrenamiento. Necesita fortalecer su cuerpo y aprender defensa personal.
—Eso me parece bien, aunque sólo espero que esa tal Karin no sea tan dura con TaeMin. Es un bebé después de todo.
Y entonces la pareja volvió a mirar al mandamás, quien acababa de matar a esos tres reos que le hicieron pasar ese desagradable momento. MinHo se dio la vuelta y clavó su negra mirada sobre sus amigos, estaba realmente molesto por todo. Por no saber aún el paradero de TaeMin, por no poder tocarlo y sobre todo por las palabras que ese maldito chiquillo le dijo.
—MinHo, Karin me llamó.— le dijo Key y la mirada del azabache se iluminó.
—¿Qué te dijo?
Y entonces una sonrisa de oreja a oreja adornó el semblante de la diva. MinHo se emocionó, pues creía saber lo que el rubio le diría. Joder, por fin.
—Lo ha encontrado y ya está poniendo el plan incial en marcha. Dijo que te llamará ni bien consiga que TaeMin acepte ser entrenado por ella.— le reveló JongHyun, ya que Key no podía dejar de sonreír.
—¡Mierda, al fin!— exclamó MinHo con euforia y una deslumbrante sonrisa adornó su rostro. Era una sonrisa sincera, de esas que ya no hacía desde que el pelirrojo dejó la prisión. Sin embargo no pudo evitar preguntar lo siguiente.—¿A dónde se mudó?
—A la casa de su mejor amigo, un tal HyunBan.— le respondió Key, con el ceño fruncido pues no estaba seguro de si ese era o no el nombre del amigo de TaeMin.
Y entonces MinHo apretó sus puños ensangrentados hasta que sus nudillos se tornaron blancos. Nunca le cayó bien ese chico aunque TaeMin le haya hablado maravillas sobre él, sabía que ese tal HyunBin quería alejar al pelirrojo de su lado y, sin saber exactamente el porqué, MinHo presentía que ese "amigo" en realidad estaba enamorado de su TaeMin. La sola idea de imaginar al pelirrojo en los brazos de ese imbécil hizo que el corazón de MinHo se estrujara de forma dolorosa, joder, él hace un año podría haber jurado que su corazón estaba tan congelado como un iceberg pero TaeMin lo descongeló con su ternura, con sus dulces besos y su empalagoso amor.
—Me voy al baño a quitarme la sangre de esos imbéciles.— sentenció el azabache, mostrando sus puños ensangrentados.—JongHyun, hazte cargo de limpiar este desastre.
—Claro hermano, no hay problema.
—¿Ya hablaste con el alcaide?— preguntó Key a su amigo, quien agachó la cabeza y caminó hacia la puerta de aquel gimnasio para irse de allí.
—Sí, ya hablé con el viejo y aceptó ayudarnos. Está todo listo.
—No entiendo.— comenzó a decir la diva mientras JongHyun caminaba hacia los cadáveres de los reos.—Karin encontró a TaeMin y el director aceptó brindarnos su ayuda. Entonces... ¿por qué parece que sigues enojado?
—No te metas en mis asuntos, Key.— fue lo único que dijo el azabache antes de abandonar aquel gimnasio y dar un portazo.
La diva suspiró profundamente e hizo uso de toda la paciencia que poseía para no ir detrás de MinHo y agarralo a bofetadas. Odiaba cuando su amigo reprimía todo lo que sentía y no les contaba una mierda de aquello que tanto le afectaba. Sabía que el azabache estaba mal pero aún no entendía exactamente el porqué.
Luego de esperar unos cuantos minutos, Key decidió seguir a su terco amigo para saber qué le estaba afectando tanto. Así que miró a su pareja y le habló.
—JongHyun, encárgate de eso y luego nos alcanzas.— dijo mientras caminaba hacia la puerta por la cual minutos atrás salió el mandamás.
—¿Por qué insistes? Sólo lograrás que MinHo se enoje aún más.
—Tú tienes la sensibilidad de una roca, por eso nunca te das cuenta de nada. Pero en cambio yo soy muy perceptivo y sé que a la rana le pasa algo, sólo iré a ver qué le está haciendo tanto daño.
—Joder, haz lo que quieres. Ni bien termine de limpiar aquí iré al baño con ustedes.
—Te amo, perrito.
JongHyun sólo le respondió con un gruñido pero Key lo interpretó como un "sabes que yo también te amo"
...
—¡Joder!— exclamó el azabache por enésima vez mientras golpeaba con fuerza los blancos azulejos de aquel enorme baño, rompiendo un par tras el impacto y de paso, cortándose la piel de sus blancos nudillos, los cuales comenzaron a sangrar. Pero eso no le importó y siguió golpeando aquella pared de azulejos, una y otra vez hasta hartarse. Sus manos quedaron mutiladas y no dejaron de sangrar.
"¿En serio crees que ese chico te esperará? Ahora mismo se debe esta fijando en otro tipo allá afuera y muy pronto se olvidará de ti, si es que ya no lo hizo. Follará feliz con otro y mientras tanto, ¿tú le seguirás siendo fiel? Ja, por favor no me hagas reír."
—TaeMin...— susurró MinHo a la nada, su voz se quebró e hizo eco en aquel inmenso lugar vacío.—Tú me amas, ¿verdad? Tú dijiste que amas a este imbécil y por lo tanto me serás fiel ¿cierto?— siguió preguntando, aunque sabía que no obtendría respuesta alguna, porque el pelirrojo ya no estaba en ese lugar. Joder, cómo lo extrañaba, ¿TaeMin le extrañaría tanto como él? Entonces sus puños manchados de su propia sangre cayeron lánguidos a sus costados.—Sé que soy una mierda de persona. Sé que no merezco a un chico tan bueno como tú... pero te prometo que siempre te protegeré, así sea con mi vida.
—Realmente eres un imbécil.— aquella voz sobresaltó a MinHo y enseguida se dio la vuelta, encontrándose con Key cruzado de brazos y apoyado sobre el marco de la gran puerta que poseía aquel baño.
—¿Qué haces aquí? No estoy de humor, así que te golpearé si me jodes.— le amenazó para después acercarse a los lavamanos, abrió un grifo, dejando así salir al agua y dejó que la misma limpiara la sangre de sus puños.
—¿A qué le temes tanto, rana?— preguntó el rubio caminando hacia donde su amigo se encontraba parado, dándole la espalda.—Durante la mayor parte de tu vida has estado solo como un gato callejero. Y mírate ahora, en esta prisión de mierda te reencontraste con todo con aquello que complementa tu vida: a JongHyun, a mí y obviamente a TaeMin. Tienes todo, MinHo. Nosotros te queremos y te apoyamos aunque seas un idiota a tiempo completo, un cabeza dura, un amargado, un hijo de puta y también un...
—Bueno ya, tampoco me ayudes tanto, maldita sea.— se quejó el azabache por la interminable lista de insultos hacia su persona. Entonces recibió un fuerte golpe en la cabeza, se giró y encaró a Key quien por cierto, le estaba fulminando con su mirada.
—¡No me interrumpas, estúpido!— la diva aspiró una gran bocanada de aire y continuó.—El caso, es que yo conozco a TaeMin mejor de lo que tú has llegado a conocerlo. Y puedo jurarte por el amor que siento por JongHyun, que él te está siendo fiel, ese chico te ama como nunca nadie jamás te amará de nuevo en toda tu vida, así que más te vale cuidarlo. Tienes que proteger a TaeMin con tu vida de ser necesario y que te quede claro que no te perdonaré si lo lastimas, por muy amigo mío que seas.— MinHo no pudo evitar sonreír, le hacía bien oír a alguien más decirle que el pelirrojo en serio lo amaba. Se sentía de puta madre saber que por lo menos una persona, confiara en que lo suyo con TaeMin tenía futuro si luchaba por eso. Pero entonces de la nada y sin previo aviso recibió un nuevo golpe que fue directo a su cabeza.
—¡¿Y eso por qué fue, hijo de puta?!
—Por bruto y salvaje, ¿o acaso crees que no vi cuando te lastimaste tú solito los puños contra esos azulejos?— le riñó apuntando con su dedo primero a los azulejos rotos y ensangrentados, para luego apuntar sus lastimadas manos.—TaeMin lloraría si te viera en ese estado y él mismo te golpearía para que reaccionaras, imbécil.— MinHo se calló la boca y asintió en silencio. Después de todo, Key tenía razón y la sola idea de imaginar a su pelirrojo llorar por él le provocaba unos terribles escalofríos. Pero entonces le siguió otro inesperado golpe y esta vez tuvo que sobar su cabeza, gruñendo como un animal rabioso. En momentos así era cuando se preguntaba porqué diablos se había convertido en amigo de Key y cómo carajo lo soportaba con la poca paciencia que se cargaba.
—¡¿Pero qué carajo...?!
—Ese sí ya fue porque quise. Ya sabes, me relaja descargarme contigo, es terapéutico.
—¡Te lo advertí, diva de mierda!
Entonces el mandamás lanzó un puñetazo dirigido directamente al rostro del rubio, el cual fue fácilmente esquivado por el mismo. A ese primer puñetazo le siguieron cinco más, incluso dos patadas y Key comenzó a carcajearse mientras los esquivaba y le devolvía un par por cada uno que MinHo fallaba, los cuales fueron a parar al duro abdomen de su amigo. Adoraba hacer al azabache enojar y terminar peleando así, como en los viejos tiempos. Durante todo el año que TaeMin estuvo encerrado en esa cárcel, Key evitó que esos encuentros violentos con MinHo ocurrieran, porque no quería que su bebé lo viera así. Prefería que Taeminnie siguiera pensando que era una diva amorosa y pacífica. Aunque en el fondo, sabía que esa imagen que tanto se esforzó en crear para TaeMin, se rompería en mil pedazos una vez que saliera de aquella prisión. Sólo deseaba que su bebé lo siguiera queriendo aunque lo viera como lo que en verdad era: un criminal y un asesino.
—¡Ya estuvo bien, deténganse los dos!— exclamó JongHyun, quien acababa de entrar a aquel baño. Vio las manos mutiladas de MinHo y luego los azulejos ensangrentados, enseguida supo que él mismo se había hecho aquel daño.—Rana, déjate de tonterías y vámonos a la enfermería antes de que tus nudillos se infecten.— el mandamás bufo pero asintió, fulminando a Key con sus negros ojos. A la diva no le movió ni un pelo su amenaza visual y sacó esa jodida lima rosada que MinHo tanto odiaba.
—Juro que cuando te descuides romperé esa puta lima, Key.
—Inténtalo y te dejaré la cara marcada a punta de arañazos, rana.— le desafió el rubio mientras comenzaba a limar sus recortadas pero filosas uñas.
—Maldita gata oxigenada.— susurró siguiendo a JongHyun, quien ya se dirigía hacia la enfermería. Key se descojonó por el nuevo mote que su amigo le dio y los siguió a ambos, sin dejar de limar sus uñas.
Cuando llegaron a la enfermería, se dieron cuenta de que las enfermeras no estaban y supusieron que debían estar almorzando. Así que fue Key quien agarró el botiquín de primeros auxilios y curó las heridas de las manos del bruto de MinHo.
Unos minutos después de que el rubio terminó de vendar las manos del azabache, un celular comenzó a sonar y los tres reos se tensaron. La diva supo que era el celular de MinHo que él mismo tenía guardado en el bolsillo de su sudadera y, con las manos temblorosas, lo sacó de entre su ropa y se lo pasó al mandamás. El azabache no dudó un solo segundo en contestar la llamada, estaba demasiado ansioso.
—¿Hola, Karin?— su amiga le contestó del otro lado de la línea que efectivamente sí era ella.—Key me dijo que ya encontraste a TaeMin...— MinHo escuchó atentamente a su amiga y una sonrisa adornó su rostro, joder, su plan había salido tal y como él lo ideó.—Es perfecto, entonces entrénalo en tu gimnasio lo antes posible y protégelo. Si hay algún inconveniente, quiero que me avises. No seas demasiado dura con él.
—¡Joder, dinos qué pasa!— exigió Key, haciendo todo lo posible para no morder sus bien cuidadas uñas debido a los nervios que sentía.
—¡Shhh!— lo mandó a callar MinHo y el rubio le enseñó su dedo corazón.—Karin, te veo más feliz de lo normal ¿es por algo en particular?— preguntó el azabache y ni bien su colega se lo explicó, una sonrisa ladina adornó su rostro.—Joder, eres una puta pervertida y de paso una asaltacunas.— dijo el mandamás carcajeándose divertido con su amiga del otro lado de la línea, en verdad la extrañaba.—De nada. Ah y por cierto, ya quedó todo arreglado con el alcaide. Al fin saldremos de este lugar y recuerda que tú eres nuestro as bajo la manga.— su amiga no lo podía creer y él sonrió, sabía que Karin hace rato deseaba que él volviera al mundo exterior pero respetaba su decisión de permanecer allí por la culpa que sentía de haber sido el causante del suicidio de DaeHyun.—Si, es en serio. Será dentro de dos semanas a partir de hoy. Te llamaré nuevamente pero el plan sigue siendo el mismo que acordamos aquella vez, espero no me defraudes. Lo sé Karin, confío en ti. Adiós, cuida de TaeMin.— y entonces MinHo cortó la llamada y sonrió a sus dos amigos, quienes lo miraban expectantes.
—JongHyun, Key... en dos semanas nos largamos de aquí. Al fin saldremos al exterior.— los ojos de la pareja de iluminaron al oír eso último. La palabra "libertad" se oyó tan lejana para ellos en esos años y ahora estaba tan cerca que podían palparla con sus manos.
...
...Continuará....
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