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Tragicomedia (Final)


...Ay mi Dios, me complace y a la vez me entristece anunciar que este es el final de UP ♥ 

Bueno, no del todo porque aún quedan epílogos que aclararán un par de cositas más. Pero técnicamente este es el capítulo final. uwu Mil gracias por todos estos años siguiente este fic, ya han sido más de cinco años... casi seis. Gracias por la paciencia y por el amor, por favor denle amor a este último capítulo y esperen ansiosos los epílogos y mis nuevos proyectos, como Macabro ♥ (que pronto actualizaré) en fin, sin más... que comience la lectura!

...

Los sollozos femeninos retumbaban contra las paredes revestidas con cuero de aquel club nocturno. En esos momentos la adolescente se arrepentía en parte de haber ido aquella noche a ese lugar pero a la vez... se sentía aliviada, porque había corroborado las sospechas que la veían atormentando desde hacía meses.

—Ángel, por favor... háblame.— suplicó Karin en un susurro apenas audible; se la notaba realmente triste y preocupada, salpicada con la sangre de sus camaradas a quienes les había dado una paliza que los dejó inconscientes en la habitación de al lado... o quizás muertos, en esos momentos realmente no le importaba.

—¡No te atrevas a llamarme Ángel!— exclamó CheonSa, temblando de los nervios a causa del mal momento que acababa de vivir.

—Está bien, CheonSa.— asintió, sin querer hacer enojar más a su novia o ¿ex novia?—Por favor, dime que estás bien ¿acaso ellos te...?— Karin se mordió los labios al ver el vestido floreado rajado de la chica, no se atrevía a completar la pregunta.

—N-no, ellos so-sólo me manosearon pero no llegaron a abusar del todo de mí.— esa respuesta tranquilizó en parte a Karin pero aún así seguía sintiendo una gran rabia recorriéndole todo el cuerpo.

—Yo... perdón CheonSa, quizás si hubiera llegado antes entonces ellos ni siquiera hubieran podido...— sin embargo, la menor la interrumpió.

—Sé que piensas que soy tonta, Karin.— comenzó a decir mientras lograba reprimir el temblor de su voz.—Pero no lo soy.— sentenció fulminando por primera vez a la azabache con su mirada. Karin se estremeció cuando vio los dos enormes y hermosos ojos verdes de su chica mirándole llenos de decepción.

—Jamás he creído eso, por favor escúchame...

—¡No, escúchame tú a mí!— exclamó levantándose del piso.—¿En serio te crees que durante todos estos meses de relación no sospeché al menos una sola vez que me ocultabas algo? Por supuesto que lo hice, yo sabía estabas metida en cosas peligrosas.— Karin se levantó del suelo también pero las separaba al menos dos metros y la mayor no se atrevía a acortar esa distancia, por temor a que CheonSa se asustara aún más.

—Déjame que te explique todo, por favor... jamás pensé en hacerte daño.— el corazón de Karin se rompió un poco cuando vio un par de lágrimas rodar por las sonrojadas mejillas de CheonSa.

—Sabía que estabas metida en algo ilegal... pero no tan ilegal.— susurró negando con la cabeza, recordando la conversación que oyó entre los camaradas de Karin mientras la esperaba en el gran despacho que tenía aquel club. Los gánsteres se dieron cuenta de que CheonSa los espiaba y lo demás es historia... la acorralaron, la amenazaron, la golpearon un poco e intentaron abusar de ella pero Karin llegó y la salvó de esos desgraciados.—Tráfico de drogas, Karin... e incluso hablaron de asesinar "deudores". Y te mencionaron varias veces a ti, tú eres su líder ¿no es verdad?— CheonSa estaba temblando, llorando y sus puños estaban fuertemente cerrados a sus costando, tan cerrados que sus uñas largas estaban lastimando la palma de sus manos.

—Si, es verdad.— aceptó en un susurro, suspirando profundamente pues sabía lo que se venía. Todos esos meses que le parecieron un sueño, se desmoronaba ante sus ojos y ella no podía hacer nada para evitarlo.

—¿Por qué...?— CheonSa no sabía qué más preguntar y en su desesperación miró hacia todas partes, buscando algo contundente en ese despacho con lo cual defenderse.

—CheonSa, soy experta en armas blancas, sé distintos estilos de artes marciales y mi puntería con las armas de fuego es de toda una profesional, agarres lo que agarres... no tendrías oportunidad contra mi.— al oír eso, la respiración de la adolescente se aceleró y pensó en gritar muy fuerte, no obstante Karin continuó hablando.—Pero no te voy a hacer nada, no a ti... no puedo.

—¿Q-qué? ¿no me harás nada?— preguntó la pelinegra totalmente desconcertada, se sorprendió aún más cuando la mayor negó con la cabeza sin una pizca de vacilación.—¿Por qué? Tú sabes que yo podría salir de aquí e ir directamente a denunciarte y entonces...

—Porque te amo Ángel, por eso.— se sinceró mirándole fijamente a los ojos.—Puedes ir y denunciarme si quieres... pero yo no te haré nada.— CheonSa secó sus lágrimas pero éstas no paraban de salir.

—¿Eres una asesina?— preguntó y cerró sus ojos angustiada cuando vio a Karin asentir con la cabeza sin más.

—Soy una asesina y estoy metida en cosas realmente peligrosas desde muy pequeña, porque así me criaron.— Karin aspiró una gran bocanada de aire antes de continuar.—No puedo decir que lo siento o que voy a cambiar, porque es así como soy y es el único estilo de vida que conozco. Pero entiendo que estés decepcionada y asustada, jamás te pediría que te quedaras al lado de una asesina como yo.— "es lo que tiene ser diferente que tú, MinHo. Ojalá pudiera imitarte y ser un poco más egoísta pero no puedo"

—Asesina... espera...— entonces finalmente CheonSa empezó a atar cabos.—¿Tú me pediste tantas datos sobre el asesinato de mi hermana porque...?

—Porque estaba buscando al asesino de Yun, sí.— a esas alturas, ya no tenía sentido ocultarlo. Los ojos verdes de CheonSa se abrieron de forma desmesurada, simplemente no podía creer lo que estaba escuchando.—Efectivamente encontré a ese tal Young y me encargué de torturarlo antes de finalmente matarlo.

—Tú... pero no entiendo, porque harías eso si...

—Lo hice por ti. Sé cuánto daño te ha hecho el perder de esa forma a tu hermana y cuánto deseabas que el verdadero culpable pagara por eso.— "y no te preocupes, HyunBin también lo está pagando caro"

CheonSa no sabía qué pensar. Su corazón y su cerebro tenían una lucha interna en esos momentos. Su corazón le decía que Karin no era una mala persona, que realmente la amaba y se preocupaba por ella, le aseguraba que jamás le haría daño. Pero su cerebro le decía que por mucho que la quisiera, Karin seguía siendo una asesina, metida probablemente en una mafia poderosa y que cualquier día tanto ella misma como su familia podrían salir muertos por un ajuste de cuentas que cualquier otra mafia tuviera con Karin.

—Escúchame.— empezó a hablar la pelinegra mientras secaba una vez más sus lágrimas con las mangas del suéter de hilo que tenía encima de su vestido.—Gracias... gracias por haber vengado la muerte de mi hermana.— le agradeció haciendo una gran reverencia, Karin frunció sus cejas pues realmente ella no se esperaba (ni deseaba) ningún tipo de agradecimiento por parte de su Ángel, ella vengó la muerte de Yun de corazón... no para ser elogiada.—A cambio de lo que tú has hecho por mí, te prometo que no te voy a denunciar con la policía ni contaré esto a nadie más. Lo que hoy me has dicho, se quedará aquí y no saldrá de aquí.— Karin abrió su boca para replicar pero CheonSa continuó hablando.—Lo único que te pido es que no te acerques a mí o a mi familia nunca más, ni siquiera a TaeMin... no lo metas a él en todo esto.

"Joder, si supieras que ahora mismo TaeMin es casi casi mi jefe" pensó Karin pero no pudo decirlo en voz alta por obvias razones.

—Por favor, CheonSa... no quiero que terminemos así.— Karin hizo todo lo posible para retener sus lágrimas pero una traicionara rodó por su mejilla derecha, se deslizó por su barbilla y cayó al suelo.

—Si realmente me amas... me vas a prometer aquí y ahora que no me volverás a buscar más.— le exigió mientras agarraba su bolso y se lo ponía en su hombro. La andrógina mujer tembló cuando vio a CheonSa acortar la distancia de casi dos metros que las separaba hasta quedar prácticamente en frente de ella.

—Mi Ángel... por favor...

Sin embargo CheonSa calló las súplicas de la otra con un último beso. En ese preciso momento Karin dejó de hacerse la fuerte y se quebró, dejando que las lágrimas que se había esforzado por retener finalmente salieran. La azabache entendió que no podía hacer ni decir nada para retenerla, pues ese beso le sabía a despedida y aunque se le partiera el corazón, si esa era la decisión final de Ángel... ella lo aceptaría. Karin simplemente se permitió corresponder al lánguido beso, abrazar por la cintura una última vez a la pelinegra y oler ese perfume floral que tanto cautivaba a su nariz.

—Te amo, Karin.— susurró CheonSa una vez que separaron sus labios, la azabache miró fijamente a la más bajita y memorizó cada una de las bellas facciones de su rostro.—Pero amo más a mi familia y a mí misma.— sentenció con la voz rota, alejándose dos pasos de Karin.—Así que por su seguridad y por mi seguridad... lo mejor es que terminemos.— la mayor asintió mientras secaba sus propias lágrimas con la palma de su mano.

—¿Sabes? Todos sueñan con un amor eterno...— susurró Karin con la voz apagada, aunque con una sonrisa nostálgica adornando su rostro.—Pero todos se separan al menos una vez en la vida.— CheonSa hipó y cerró fuertemente sus ojos, luchando consigo misma para dejar de llorar.—Y aunque hoy tú y yo nos separamos... te agradezco.

—¿Po-por qué?— preguntó con la voz quebrada, sentía un doloroso nudo en la garganta que no le permitía hablar con normalidad.

—Agradezco que hayas sido tú, mi Ángel.— le respondió mientras cogía con su callosa mano la pequeña mano de CheonSa y la besaba, dejando la tersa piel de la pelinegra perlada por sus lágrimas.—Y te lo prometo, no te buscaré nunca más.

...

—¡¿Qué?!— exclamó MinHo, sin poder creer lo que su hermana le estaba contando.—Dices que la mocosa ¡digo! la chica esa sabe todo... ¿y tú la dejaste ir así sin más?— un tic nervioso atacó el ojo derecho del gángster.

—Ella me prometió que no diría nada.— aseguró Karin. Ambos se encontraban en uno de los balcones que tenía uno de los tantos edificios que poseía aquella fortaleza conocida como Paradise. Cuando la azabache llegó allí completamente devastada exigiendo hablar a solas con MinHo, el susodicho temió lo peor pero jamás imaginó que se trataría de aquella chiquilla que era amiga de TaeMin.—Además, no sabe nada específico... sólo que estoy metida en cosas peligrosas, como asesinatos y tráfico de drogas.— entonces el gángster suspiró aliviado.

—Siempre y cuando no tenga pruebas concretas, aunque vaya a la policía su declaración no llegará a ningún lado; porque papá también tiene alianzas con el jefe de la policía.— como única respuesta Karin asintió en silencio mientras seguía mirando al horizonte, MinHo notó los ojos rojos de su hermana y también se percató de los restos de lágrimas secas en sus mejillas.—Pero el que te denuncie no es lo que a ti te tiene preocupada ¿cierto?

—No, lo que realmente me preocupa es haberle hecho daño.— se sinceró sin más.—Y lo que en serio me tiene mal es haberla perdido, hermano.— MinHo suspiró y maldijo mentalmente a esa mocosa. Durante esos últimos meses Karin había estado más feliz que nunca pero ahora toda esa alegría se había evaporado en el aire, todo porque a esa tal CheonSa se le antojó terminar con la bonita relación que tenían.

—Ella no te amaba en serio, Karin.— el platinado fue fulminado por una de las miradas más gélidas de la azabache.

—Cállate, no sigas.

—¡Si te hubiese amado de verdad, entonces no se hubiera rendido al ver la primera piedra en el camino!— exclamó indignado, alejándose de la baranda de vidrio en la cual ambos se habían apoyado para charlar.—Míralo a TaeMin, él decidió quedarse a mi lado aunque jodí la vida de su primo, aunque maté a su padre y aunque le hice un montón de burradas cuando estuvimos encerrados en la cárcel. Eso sí es amor de verdad, no la estúpida falsedad que te vendió esa mocosa.— MinHo sabía que quizás se había pasado, así que decidió no esquivar el tremendo guantazo que Karin le proporcionó a su cara.

—No todo el mundo puede ser tan fuerte, tan valiente y tan loco como TaeMin ¿sabes?— le respondió Karin con la respiración acelerada, notablemente afectada por la situación.—Mi mayor demostración de amor hacia Ángel es dejarla ir, permitirle vivir una vida tranquila sin temor a ser capturada por uno de nuestros enemigos y verla feliz, aunque sea desde lejos, con una persona que la ame y que tenga un trabajo legal.— MinHo escupió sangre antes de mirar fijamente a su hermana, se sorprendió al ver la entereza de Karin pues aunque ella estaba destruida por la ruptura, aún así no había una pizca de vacilación en sus ojos.—Así como yo no he juzgado nunca el amor un tanto obsesivo y egoísta que existe entre ustedes dos, te pido que tú tampoco juzgues el amor que yo siento por Ángel y el que creo que ella siente por mí.— el platinado tragó grueso y simplemente optó por asentir con la cabeza.

—Lo siento, Karin.— susurró por lo bajo, sintiéndose culpable por lo que dijo anteriormente. Y es que ¿quién era él para juzgar el amor de alguien más? cuando en el pasado e incluso en el presente seguía demostrado que no sabía amar sanamente; TaeMin le ayudaba día a día a mejorar en ese aspecto y en muchos otros también.

—Está bien.— aceptó sus disculpas con un suspiro.—Voy a estar bien.— sentenció mientras se incorporaba y sacudía su muñeca con una mueca de dolor, al parecer había golpeado muy duro al platinado.

—Claro que lo estarás, nos tienes a nosotros. No olvides que siempre estaremos para ti.— sentenció MinHo y Karin le dedicó una media sonrisa.

—Voy a estar bien mañana, pero hoy me permitiré llorar en la soledad de mi cuarto.— dijo justo antes de darse la vuelta para retirarse.—Por cierto MinHo, ya lo decidí.

—¿Qué cosa?

—Yo me encargaré de Devril.— el platinado frunció el ceño extrañado al oír eso.

—Pero hace unos días le rechazaste esa oferta a papá.

—Hace unos días aún estaba saliendo con Ángel y no quería que más mierda le salpique por asumir más responsabilidades.— le aclaró aún de espaldas.—Pero ahora que ya terminamos oficialmente, necesitaré tener mi cabeza ocupada en otra cosa o en serio siento que voy a deprimirme; y me niego a meterme polvos blancos por la nariz para negar mi jodida realidad.— MinHo apretó sus puños con fuerza, sintiéndose realmente mal por su hermana y odiando en silencio a esa chiquilla.—Así que por favor, llama a papá y dile que he cambiado de opinión con respecto a su oferta. Y de paso dile también que si se le ocurre hacerle una sola cosa, por más pequeña que sea, a CheonSa o a su familia... no responderé de mis actos.

—De acuerdo, se lo diré.— asintió sin más y entonces sintió una pequeña gota caer justo sobre su nariz. Al parecer a Karin también le cayó una, pues comenzó a reír sin gracia.

—Y encima llueve, lo que me faltaba... esto parece una tragicomedia barata.— replicó enojada pues odiaba los días lluviosos, ya que la hacían recordar malos momentos.—Me voy, que nadie me joda ni toquen a mi puerta ¿ok?

—Está bien.— entonces sin más, Karin se retiró de aquel balcón. MinHo levantó su cabeza y pudo ver cómo de pronto el cielo antes azul se tornaba gris.—Sí, quizás esto sí sea una tragicomedia después de todo.— susurró antes de ingresar al edificio pues la lluvia inició con ímpetu.

...

Una semana después, ya muerto Paek y con Karin tomando las riendas de Devril mientras trataba de concentrarse sólo en eso para no pensar en su reciente ruptura con CheonSa; todo en Paradise parecía volver a la normalidad de siempre. Claro, con la única diferencia de que TaeMin no se hallaba allí y es más, el pelirrojo había decidido alargar por una semana más su ausencia pues al parecer la estaba pasando demasiado bien con DaeHyun, ambos primos estaban recuperando el tiempo perdido en la isla Jeju.

JongHyun y KiBum durante esa semana se encargaron de mover hilos para acelerar la caída de la infame familia Min. Pidieron ayuda a Choi BaekHo y obviamente él no se negó, pues se lo debía a TaeMin ya que su yerno había firmado aquel contrato justamente a cambio de hundir tanto a HyunBin como a sus padres en la ruina. A BaekHo no le hacía gracia hacer eso pues el desgraciado padre biológico de JongHyun era uno de sus principales accionistas pero... todo sea por la familia ¿no? Perdería varios millones pero los iba a recuperar tarde o temprano, cuando otro accionista importante decidiera unirse a su empresa.

Ahora bien, si la pareja de oro junto con el viejo capo estaban concentrados en hundir económicamente hablando a la familia Min, Karin se hallaba en las instalaciones de Devril reorganizando todo a su antojo, TaeMin estaba vacacionando en una isla junto con su primo y a Onew "casualmente" se le murió un familiar (imaginario) y tuvo que salir por patas a un funeral junto con Joon a otra ciudad, entonces ¿quién se encargaba de cuidar al bebé? Sí, ya adivinaron.

—Creo que no he olvidado decirle nada importante ¿entendió todo, jefe?— preguntó la mole más sonriente que nunca, dejando a su propio hijo en un corralito al lado de BaeHyo. Ambos bebés se sonrieron y comenzaron a jugar juntos, desde aquel día en el que se conocieron se volvieron inseparables.

—Sí...— asintió MinHo en un susurro, memorizando todo lo que su subordinado le había recomendado hacer para cuidar debidamente al crío.—Una pregunta, mole.

—¿Sí, jefe?

—¿Por qué diablos me tengo que hacer cargo también de tu hijo?— al oír tal pregunta, automáticamente el hombre calvo de dos metros de carcajeó divertido. MinHo por su parte frunció el ceño, pues él no le veía lo divertido a toda esa situación inverosímil.

—Lo que sucede es que mi esposa está de guardia en el hospital, mis niños mayores están en una excursión escolar y yo debo hacerme cargo de recibir la mercancía de los chinos ¿lo recuerda? así que alguien se tiene que hacer cargo del pequeño DongSun y pensé ¿por qué no el jefe? así practica mejor sus destrezas paternales, además BaeHyo se lleva muy bien con mi hijo así que le hará una gran compañía.— MinHo pestañeó repetidas veces, sin poder creer lo que oía. Es decir, él apenas podía con un bebé ¿y la mole pretendía que se hiciera cargo de dos? se ve que los navajazos que le dio hace años a su cráneo realmente le afectaron, pues se había vuelto innegablemente loco.

—Mole, te eximo de ir a recibir la mercancía de los chinos, en tu lugar iré yo y tú te vas a encargar de cuidar a los dos críos.— MinHo frunció el ceño cuando vio que por primera vez, el enorme hombre negó con su cabeza a una de sus órdenes.

—Lo siento jefe pero no puedo hacerlo.— sentenció haciendo una leve reverencia.

—¿Cómo dices?

—TaeMin dio órdenes específicas por vídeo llamada de que hoy todos se fueran a hacer cosas y que así usted se vea obligado a hacerse cargo de ambos bebés.— le reveló finalmente, MinHo abrió sus ojos sorprendido aunque no tanto porque sabía de lo que era capaz su TaeTae.—Así que yo iré a encargarme de los chinos y usted se tendrá que quedar aquí, a cuidar de ambos niños. Él asegura que pasar tiempo de calidad con los bebés, hará que se encariñe más rápido de BaeHyo.— el platinado frunció el ceño, casi ofendido.

—¿Disculpa? ¿desde cuándo Lee TaeMin se convirtió en el jefe de todo Paradise y su palabra está por encima de la mía?

—Desde que su padre, el gran jefe Choi BaekHo, le hizo firmar aquel contrato.— touché.—Ahora me retiro y por favor, cuide bien de ambos niños jefe. Deposito toda mi confianza en usted.

MinHo abrió la boca para replicar pero ya era tarde, pues la mole se valió de la longitud de sus piernas para escapar rápido de aquel salón. Cuando el gánster se vio completamente solo con esos dos pequeños monstruos mirándolo fijamente mientras decían quién sabe qué cosas satánicas en forma de balbuceos, al mayor le entró el pánico. Era la primera vez que se quedaba solo con ese par de criaturas.

Venga ya, que él no había faltado a la promesa que le hizo a TaeMin antes de que agarrara sus valijas y se fuera junto con DaeHyun a aquella isla. Joder, durante toda esa semana y media él había pasado tiempo de calidad con la pequeña versión de su adoración, aunque claro siempre con KiBum, JongHyun o incluso Onew al lado. Mierda, si hasta estuvo ahí el día que BaeHyo aprendió a caminar aunque prendido de los dedos de Key ¿eso no valía nada? ¿por qué obligatoriamente debía quedarse solo con ambos críos para que naciera el "cariño"?

—Al parecer ustedes dos se llevan muy bien ¿verdad?— susurró MinHo mientras veía a ambos críos dentro del corralito jugar inocentemente y morderse uno al otro de vez en cuando, entre risas graciosas.—Pues genial, entonces no me necesitan para nada.— sentenció feliz.

Ignorando a los críos, el platinado caminó por aquel lugar y recogió varios juguetes que se hallaban desparramados por todo ese enorme salón, cuyo piso era el único de todo Paradise que se encontraba revestido con suave moqueta color beige, según TaeMin para que BaeHyo no se lastimara si se caía al caminar. Sí, el pelirrojo había convertido un antiguo salón de reuniones importantes de gángsters en una sala de juegos para bebés ¿con la autorización de quién? con la autorización de sus huevos por supuesto, ya que últimamente el cabeza la fresa se creía el jefe de aquel lugar y MinHo suponía que ahora que había firmado ese bendito contrato, sería peor.

—Joder TaeMin y yo que me sentí mal de que hayas firmado aquel contrato, al parecer te cayó como anillo al dedo.— refunfuñó por lo bajo mientras ponía en un canasto multicolor todo los juguetes de BaeHyo que había recogido del suelo.—¿Cómo es que yo, el gran Choi MinHo, caí tan bajo? Gracias a Dios que ninguno de mis hombres me está mirando ahora mismo.

Justo entonces, un llanto ensordecedor hizo que MinHo dejase de divagar en sus propios pensamientos. Cuando giró hacia el corralito donde estaban los mocosos, vio a la pequeña versión de TaeMin mordiendo fuertemente la mejilla del hijo de la mole. DongSun tenía casi la misma edad que BaeHyo pero era el doble de grande que el castaño (normal, con el padre que tiene) pero aún así tenía un carácter dócil y le permitía a BaeHyo hacer lo que quisiera con él, cosa que el pequeño diablillo aprovechaba para golpear o morder al otro bebé cada vez que se le presentaba la oportunidad.

—Joder ¿por qué a mí?— preguntó MinHo rodando los ojos mientras se encaminaba hacia aquel corralito. Lo primero que hizo fue inclinarse y apretar la naricita de BaeHyo, automáticamente el bebé soltó la mejilla de DongSun al percatarse de que no podía respirar. El platinado frunció el ceño cuando vio cómo BaeHyo levantó su rechoncha cara hacia él sólo para bufar disgustado, notablemente molesto porque el gángster había interrumpido su "juego". DongSun por tu parte dejó de llorar y siguió jugando con los carritos, sin darle ninguna importancia a su mejilla colorada.—¿Me estás retando, renacuajo?— preguntó y BaeHyo también frunció su ceño de forma graciosa, MinHo lo interpretó como una clara provocación.—¿Ah sí? pues muy bien, ahora te jodes por irrespetuoso.— entonces sin más el mayor agarró al bebé por las axilas y lo sacó del corralito, dejándolo sentado en el suelo de suave moqueta. BaeHyo hizo un tierno puchero con sus labios gruesos, se ayudó agarrándose con su manita de las redes del corralito y se paró tambaleándose.

—¡Appa!— exclamó molesto, señalando con su mirada el interior del corralito donde aún se encontraba DongSun jugando; claramente quería que lo volviera a meter allí pero MinHo no tenía intenciones de hacerle caso.

—No mocoso, debes aprender a no andar mordiendo a la gente y a no faltarle el respeto a tu padre.— le respondió muy serio como si el bebé le entendiera, cruzándose de brazos y sin darse cuenta de que inconscientemente se había autodenominado padre del niño. De inmediato los ojos de BaeHyo se humedecieron, estaba a punto de largarse a llorar.

—¡Omma!— gritó desesperado, mirando hacia todas partes buscando una cabellera pelirroja o una rubia.

—No te molestes en buscar a TaeMin y/o a Key, porque no están aquí.— MinHo miró desde arriba a BaeHyo con una sonrisa triunfadora.—Es debido a lo mucho que esos dos te han consentido que ahora mismo tienes ese carácter tan horrible, nadie te soportará si no lo cambias.

BaeHyo miró desde abajo a MinHo como diciéndole: "No me hagas reír ¿tú justamente me vienes a hablar a mi de tener mal carácter? Mírate a un espejo y luego me cuentas"

—¡Appa!— exclamó una última vez, señalando con su dedo el corralito. Al ver que MinHo volvió a no responder a su petición, el bebé aspiró una gran bocanada de aire y entonces finalmente rompió en llanto.

—¡Tus lloriqueos no van a funcionar en mi!— le gritó y el niño automáticamente se calló.—Los únicos que hacen caso a tus berrinches no se encuentran ahora mismo aquí, así que mejor ahorra esas lágrimas de cocodrilo para otro día.— BaeHyo miró el corralito donde DongSun jugaba alegremente y luego miró el serio semblante del insensible de su padre. Bueno, si el llanto no funcionaba algo más debía hacer que MinHo le hiciera caso ¿verdad?

Entonces sin más el pequeño castaño caminó con pasos tambaleantes pero decididos lejos del corralito, MinHo abrió sus ojos sorprendido pero luego sonrió victorioso. Como siempre una mente superior era capaz de dominar a una inferior, al parecer BaeHyo entendió su punto y gracias a todos los dioses el crío no había salido tan testarudo como su TaeTae ¿verdad? sí, cómo no.

Justo cuando terminó de pensar eso último, el gángster escuchó un estruendo detrás suyo. Al darse la vuelta vio la pañalera azul de BaeHyo tirada en el suelo, el bebé había caminado hacia la silla donde se hallaba ese bolso sólo para tirarlo, los biberones y demás cosas de higiene que habían ahí dentro quedaron desparramadas en el suelo porque la bendita cremallera estaba abierta. MinHo miró con ojos asesinos al bebé y el susodicho sonrió con aire juguetón.

"Esto es lo que te ganas por no hacerme caso" si BaeHyo pudiera hablar, definitivamente hubiese dicho algo como eso.

—¡Tú, mocoso del diablo!— pero el niño se aferró con fuerza a uno de sus biberones que aún tenía leche dentro y caminó rápidamente hacia su siguiente objetivo. Cuando MinHo se percató de que BaeHyo se dirigía directamente hacia una de las zapatillas importadas, carísimas y de edición limitada que KiBum por alguna estúpida razón dejó en una esquina, sólo entonces el gángster sintió el verdadera terror. BaeHyo enojado + biberón con leche en mano + zapatillas importadas favoritas de KiBum = malos augurios para el pobre padre primerizo Choi MinHo.

Sin pensarlo dos veces, el platinado levantó ambas manos hacia arriba en señal de derrota.—¡Está bien, tú ganas enano!— exclamó justo cuando el niño llegó hasta las zapatillas de KiBum. MinHo se acercó lentamente al bebé, quien soltó su biberón al suelo y levantó sus regordetes brazos hacia su papá, el mayor a regañadientes lo alzó en brazos con una mano y con la otra cogió el biberón para dejarlo bien lejos de las jodidas zapatillas importadas de Key.—No volverás al corral pero podrás jugar con el otro mocoso ¿de acuerdo?— BaeHyo sonrió feliz enseñándole todos sus dientes de leche que ya le habían salido. MinHo rodó los ojos, lo dejó en el suelo y sacó a DongSun del corralito, dejándolo al lado un eufórico castaño.

El gángster suspiró de forma ruidosa, molesto por haber perdido una vez más frente a ese chiquillo berrinchudo. Cansado de pelear en vano dejó a los bebés jugar tranquilos y se fue a sentar a uno de los cómodos sofás con los que contaba ese salón colorido. Se quedó unos minutos ahí relajado, incluso cerró sus párpados un rato para descansar pero se vio obligado a abrirlos de nuevo porque escuchó un llanto que ya conocía. Al incorporarse y ver con fastidio hacia donde estaban esos críos del demonio, su quijada casi se cae al suelo al presenciar una escena totalmente rocambolesca.

—¡¿QUÉ CARAJO?!— gritó al ver cómo BaeHyo estaba literalmente golpeando la cabeza de DongSun con un vibrador y el afectado lloraba mientras se intentaba defender como podía. Sí leyeron bien, un vibrador morado.—¡Joder, dame eso BaeHyo!— cuando MinHo le quitó aquel juguete sexual, el pequeño castaño hizo un puchero y DongSun se alejó de él molesto.

MinHo observó detenidamente aquel objeto fálico y pensó de dónde diablos BaeHyo pudo haberlo obtenido. Entonces revisó mejor aquel salón y abrió sus ojos sorprendido cuando vio un plug con un llamativo diamante también de color morado en el suelo, el mismo se encontraba regado al igual que todas las cosas del bebé.—Escondió estas cosas dentro de la jodida pañalera del crío.— dedujo de inmediato y entonces apretó el juguete sexual hasta hacerlo crujir.—Con que divirtiéndote solo ¿eh, TaeMin? esta mierda ni siquiera puede ser tan buena como la mía, joder.— susurró ofendido mientras agarraba tanto el vibrador como el plug anal y los escondía dentro del gran bolsillo del buzo negro que llevaba puesto ese día.

MinHo volvió a sentarse en el cómodo sofá y dejó a los bebés jugar nuevamente, sin ningún juguete sexual de por medio. No supo cuánto tiempo pasó pero al parecer se quedó dormido, sin embargo se despertó al escuchar unos golpes en la puerta de aquella sala. Se despertó refunfuñando, vio que los críos seguían divirtiéndose sin hacerse daño y entonces decidió abrir la puerta de mala gana, al hacerlo se encontró con JungKook quien le dedicó una mirada intranquila y MinHo frunció el ceño al ver el semblante de su subordinado más serio de lo habitual.

—¿Qué pasa, Kook?

—Tenemos problemas, jefe.— el ceño de MinHo se frunció aún más.—Es la madre de TaeMin, llegó a las puertas de Paradise alterada y exige hablar con usted.

—¡¿Qué?!— exclamó anonadado, debía ser una maldita broma.

—La señora tuvo suerte de que los guardias de la entrada no le hayan llenado la cabeza de plomo, fue inteligente y gritó que era la madre de Lee TaeMin.— le explicó mejor mientras acomodaba sus lentes, una gota de sudor se formó en la sien de MinHo. Lo que le faltaba, no conforme con que sus hombres hayan sido los asesinos del padre de TaeMin ¿también serían los asesinos de su madre? Mierda, por suerte la escucharon y no arremetieron con fuego directo hacia ella.

—¿La dejaste pasar?— JungKook asintió en silencio con la cabeza.—¿Ella está bien? ¿no le hicieron daño? Joder Kook, TaeMin apenas me ha perdonado lo de su padre y lo de DaeHyun... si algo le pasa a su madre me mandará al carajo pero ésta vez para siempre.

—Lo sé y la señora está bien, me aseguré de que nadie le hiciera daño.— le aclaró y sólo entonces MinHo respiró aliviado.—Pero insiste en que quiere hablar con usted.

—Bien, de acuerdo.— asintió mientras se arreglaba la ropa deportiva negra que llevaba puesta aquel día y peinaba su cabello plateado hacia atrás.—Hazla pasar aquí, al ver que cuido a los bebés en esta ridícula habitación pensará que soy un buen hombre.— JungKook frunció el ceño sin estar muy convencido de la idea de su jefe pero simplemente se encogió de hombros y asintió, retirándose de allí para ir a buscar a la madre del pelirrojo.

MinHo se incorporó mejor cuando escuchó la puerta abrirse nuevamente; a través de ella pasó una mujer que nada tenía que ver con el recuerdo de aquella señora encorvada, pálida y enferma que él recordaba. La madre de TaeMin había recuperado su color de piel real, tenía un porte elegante, su cabello castaño estaba ondulado e incluso lucía un maquillaje muy ligero pero que resaltaba sus finas facciones. A MinHo jamás le gustaron las mujeres pero al verla entendió de dónde había heredado su belleza TaeMin y probablemente también BaeHyo. La mirada que Lee HaNeul le regaló la última vez que se vieron fue amable pero ésta vez era gélida, casi tanto como el mismísimo invierno.

—Señora, buenos días yo...— no obstante su perfecta actuación no duró nada pues HaNeul lo interrumpió.

—Ahórrate tu actuación, Choi MinHo.— el gángster frunció el ceño desconcertado ante esas palabras ¿cómo diablos la señora se enteró de su verdadero apellido?—Tu hermano me lo contó todo y si haces un solo movimiento en falso, voy a apretar un botón en mi celular y mi hermana irá con toda la documentación que ese tal Choi Paek me envió a la policía ¿entendiste?

"Ni muerto eres capaz de dejarnos en paz ¿verdad, Paek?"

...

Bastantes horas después, KiBum y JongHyun volvieron a Paradise luego de pasar casi todo el día en el despacho de Choi BaekHo. Ambos se notaban cansados pero felices, oficialmente el desgraciado de Min SeungHyun ya no era accionista de la importante empresa de BaekHo, era el primer gran paso que tenían que hacer para hundirlos en la mierda. Ahora incluso por incumplimiento de contrato, los Min le debían una suma millonaria a BaekHo; ese era el segundo paso para empobrecer sus cuentas bancarias. El tercero era que acabaran en la cárcel ni bien ellos se encargaran de sacar a las luz todos los trapos sucios que esa familia de abogados tenían debajo de la mesa; empezando por el asesinato de Yun a manos de HyunBin y seguido por la negligencia que mostró SeungHyun a no aportar un solo centavo a la crianza de JongHyun, aún sabiendo que era su hijo biológico aunque le jodiera. Oh, Jjong se divertiría tanto haciéndole visitas frecuentes en la Underground Prison al hijo de puta de su "padre" y al obseso de su medio hermano.

—¡¿Qué carajos pasó aquí?!— Jjong dejó de fantasear con la inminente tortura que les deparaba a los Min cuando escuchó a KiBum gritar.

—¿MinHo? ¿estás bien, hermano?— preguntó JongHyun al ver al platinado fumando un cigarrillo a medio terminar en un sofá. El castaño conocía bien a MinHo, sabía que él jamás fumaba a no ser que estuviera muy estresado, ansioso o enojado por algo. La habitación de juegos de BaeHyo estaba hecha un desastre, como si platinado hubiese descargado toda su ira allí y lo que asustó a la pareja de oro fue no ver al bebé por ninguna parte.

—¿Dónde está BaeHyo?— preguntó KiBum sin pestañear, a punto de saltar sobre MinHo para matarlo dependiendo de la respuesta que le diera. El platinado no respondió, simplemente miró a la nada y exhaló una gran nube de humo.—¡¿DÓNDE ESTÁ?!

—Se lo llevaron.— MinHo no fue quien respondió sino que en su lugar lo hizo la mole, quien apareció en la puerta de esa sala con su pequeño DongSun en brazos. El bebé se notaba decaído, pues a pesar de que BaeHyo le golpeaba o mordía cada vez que podía, ellos dos eran buenos compañeros de juego y se habían llevado a su travieso amigo lejos.

—¿Co-cómo?— Kibum se tambaleó y JongHyun lo cogió de la cintura, preocupado.—¿Quién se llevó a mi bebé?— el castaño mordió su labio inferior nervioso pues conocía al rubio y sabía que en cualquier momento le daría un ataque de nervios.

—Su madre.— respondió MinHo una vez que terminó de fumar aquel cigarrillo.—La madre de TaeMin vino para llevárselo.

—¡No puede!— exclamó KiBum, histérico.

—Sí puede, de hecho.— le respondió MinHo con una tranquilidad poco usual en él, aunque en sus ojos se notaba un vacío que hace rato no se le veía.—Es su madre biológica, tiene derecho.

—¡Pero ella dijo que no quería tener nada que ver con BaeHyo, incluso pensó en darlo en adopción!— exclamó el rubio nuevamente, acercándose con rabia hacia donde MinHo se hallaba sentado.—¡¿Por qué la dejaste que se lleve al niño de mis ojos?!

—Porque ella lo sabe todo, Key.— susurró y KiBum frunció el ceño desconcertado.—Paek antes de morir le mandó información y documentación a la madre de TaeMin, ella amenazó con contar todo a la policía si por ahora no le daba al crío.— todos se quedaron mudos cuando MinHo soltó esa información y maldijeron en silencio a la memoria del infame Choi Paek.

—Yo sigo pensando que lo más lógico hubiese sido matarla aquí y ya, asunto solucionado.— JiMin fue el primero en romper el silencio que se había formado, entrando junto con JungKook a esa sala.

—Esa medida me resulta muy extrema pero una solución menos drástica aunque casi igual de efectiva hubiera sido dejarla inconsciente con un golpe y mantenerla encerrada en una celda, al menos por el momento.— obviamente quien dio esa idea más sensata fue JungKook.—Por cierto jefe, ya mandé a mis hombres a que sigan muy de cerca a Lee HaNeul. Si intenta lastimar de algún modo a BaeHyo, ellos intervendrán de inmediato.— MinHo asintió con la cabeza, agradeciéndole en silencio.

—Quiero de regreso a BaeHyo.— sentenció KiBum sin una pizca de vacilación en su voz, no le importaba nada más que recuperar al bebé que le sacaba sonrisas cada día.

—Eso no lo decides tú sino TaeMin.— le respondió MinHo con seriedad, para enseguida coger su celular y teclear rápidamente algo en la pantalla.—Ya le avisé lo que ocurrió, está tomando un vuelo de regreso ahora mismo en el jet privado que le reservé.

—¿TaeMin va a hablar con su madre para tratar de resolver esto?— preguntó finalmente JongHyun, quien se había mantenido al margen de la conversación pues en serio no terminaba de creerse todo lo que estaba sucediendo. MinHo simplemente asintió en silencio con la cabeza, eso calmó un poco al alterado rubio.

—JungKook.— llamó el platinado y automáticamente recibió la atención de su subordinado.—¿Ya hiciste lo otro que te pedí?

—Sí, también mandé a mis hombres a la casa de la hermana de Lee HaNeul.— Kook arregló sus lentes mirando muy fijamente a su jefe antes de hacer la siguiente pregunta con cautela.—¿Doy permiso para que usen la fuerza en caso de que sea necesario?

—Sí, pueden usar la fuerza pero deben quitarle a como dé lugar toda la documentación que esa mujer tenga en mano.— Kook asintió sin más, sacando su celular del bolsillo de su saco para hacer una llamada rápida a sus subordinados.—Mis condolencias para esa señora pero no se tuvo que haber metido en esto.— susurró JungKook antes de acercar su celular al oído, a punto de dar una orden culminante.

...

Unas horas después, el jet privado en el cual se encontraban TaeMin y DaeHyun aterrizó en Seúl. El pelirrojo le contó durante el trayecto todo lo que ocurrió en Paradise al castaño, quien insistió en acompañarlo a intentar convencer a su madre de que devolviese al pequeño BaeHyo pero TaeMin, tan necio como sólo él puede serlo, hizo que DaeHyun desistiera. Ni bien bajaron del jet, ambos primos fueron recibidos por tipos vestidos completamente de traje que cogieron sus maletas, las colocaron en en el baúl de un elegante auto negro con chofer incluido y los chicos ingresaron en la parte de atrás del vehículo. DaeHyun decidió que lo mejor era que él se quedara por el momento en el departamento que Daniel alquilaba junto con su pequeña hermana JiSoo, el chofer dejó allí al castaño junto con sus maletas aunque DaeHyun no salió del todo del auto hasta que TaeMin le prometió que ni bien hablara con su mamá a solas, lo llamaría para contarle todo lo qué pasó.

Ya a solas y aún dentro del auto, TaeMin se contactó a través de su celular con su mamá. Hablaron durante unos cortos segundos, sólo para ponerse de acuerdo en dónde iban a reunirse para hablar. Al final decidieron que lo mejor era hablar dentro de la habitación de un hotel, pues el ambiente sería más calmado y además nadie los interrumpiría. HaNeul aceptó la propuesta y TaeMin le exigió que fuera junto con BaeHyo, cosa que la mujer también aceptó.

TaeMin fue el primero en llegar a la habitación del hotel, a pesar de que eligieron uno que le quedaba cerca a HaNeul. El pelirrojo pidió que todos los matones que le acompañaban se quedaron afuera del hotel, pues sencillamente no los necesitaba ni pensaba usar la fuerza con su madre. Así que completamente solo, recibió a aquella mujer quien luego de unos interminables minutos de espera por fin entró a la habitación cargando en brazos a un angustiado BaeHyo, quien no hacía más que llorar al ser cargado por ella.

—Mamá.— susurró TaeMin al verla, levantándose de la cama donde se hallaba sentado. Ella enseguida le sonrió y se acercó al él con gracia.

—TaeMin, estás tan hermoso.— lo elogió y con una mueca le dio al bebé, quien se calmó automáticamente cuando los brazos del pelirrojo lo cargaron.—Él evidentemente no se lleva bien conmigo.

—No te lo tomes personal, BaeHyo no se lleva bien con muchas personas.— le respondió sonriéndole al pequeño castaño quien también le sonrió aliviado, por fin estaba en brazos de la persona que en serio quería.—Ahora bien ¿por qué te llevaste a BaeHyo así como así? Según tenía entendido, tú decidiste que no querías hacerte responsable de él y lo dejaste a mi cargo.

—Sí pero eso fue antes de enterarme quién es realmente Choi MinHo.— le reveló con seriedad y frunció el ceño desconcertada al ver a TaeMin encogerse de hombros.

—Ajá ¿y qué con eso?

—¿Disculpa, hijo?— le cuestionó como si se hubiese vuelto loco.—¿Tienes idea de que es un narcotraficante, asesino y líder de una mafia poderosa?

—Sí, lo sabía. Pero preferí mantenerlo en secreto para ahorrarte el disgusto.— TaeMin trataba de sonar seguro de sí mismo pero realmente toda esa situación era incómoda a más no poder, él jamás hubiese deseado que su madre se enterara de todo esto pero como siempre Paek la cagó.

—¿Sabes que muy probablemente él mató a tu padre?— le dijo cruzándose de brazos, indignada. TaeMin cerró fuertemente los ojos y en lugar de sentirse dolido, se sintió molesto.

—¿Sabes que muy probablemente mi padre era un policía corrupto?— al ver la expresión neutral de su madre y ni una pizca de asombro, TaeMin frunció el ceño.—¿Tú lo...?

—Sí, lo sabía. Pero preferí mantenerlo en secreto para ahorrarte el disgusto.— le respondió exactamente lo que él antes le había dicho. Entonces una sonrisa ladina adornó el rostro de su madre, una sonrisa que TaeMin jamás había visto antes.—Al parecer, somos más parecidos de lo que jamás me esperé hijo.

—¿A qué te refieres?— preguntó el pelirrojo con la voz un tanto ronca, lentamente dejó a BaeHyo recostado en la gran cama de aquel hotel. El crío no dijo ni pío, como si de alguna forma sintiera la tensión que había en el ambiente.

—Sí, yo sabía que tu padre era una policía corrupto y que tenía tratos con la mafia llamada Paradise.— se sinceró, acomodando su cabello hacia atrás.—¿En serio crees que hubiéramos podido tener el estilo de vida que teníamos siendo yo una simple ama de casa y tu padre un simple policía? Por favor, tú eres muchas cosas pero no eres estúpido.— TaeMin pestañeó repetidas veces, poco a poco toda la admiración que había sentido durante años por sus padres se resquebrajaba enfrente de sus ojos.

—Tú... si-siempre supiste todo.— susurró atando cabos, poco a poco.

—Sí, yo lo sabía todo de tu padre y estaba de acuerdo con lo que hacía, al igual que tú lo estás con las cosas que hace tu novio ¿o no?

—¿Sabías lo de DaeHyun?— le preguntó directamente, omitiendo lo que dijo su madre. Al oír aquel nombre, HaNeul puso sus ojos en blanco.

—Sí, también lo sabía y de hecho ese fue el gran error de tu padre, intentar extorsionar a Choi MinHo usando al ingenuo de tu primo. Estoy segura de que por eso lo mandaron a matar ¿verdad?— las manos de TaeMin estaba sudando ¿por qué sentía que jamás conoció de verdad a sus padres?—El idiota de tu padre me dejó con tres hijos a cargo y una pensión mediocre. Lo único bueno económicamente hablando de estos últimos cinco años ha sido la indemnización que el gobierno me dio por la trágica muerte de tus otros dos hermanos.— al oír eso último, TaeMin vio todo en rojo y cerró fuertemente sus puños para controlarse ¿acaso eso era una pesadilla? porque si lo era, por favor ya quería despertar.

—¿Co-cómo tú...?

—Todos piensan que soy una tonta pero en realidad no lo soy, TaeMin.— sentenció mirando fijamente a los ojos de su hijo mayor.—Sabía que tu belleza un día me salvaría y dicho y hecho, me ha salvado.— el pelirrojo parpadeó varias veces tratando de encontrar sentido a las palabras dichas por esa mujer que se parecía a su madre pero no podía ser ella.—Sé que HyunBin intentó envenenarme en aquella mansión y aunque al principio sólo fingí los síntomas, al final sí decidí comer la porquería que me daban en forma de comida.

—¿Po-por qué?

—Porque sabía que si te enterabas que ahí intentaron matarme, me llevarías a la residencia de tu novio para que estuviera segura mientras mejoraba.— le respondió con una sonrisa ladina, sorprendiendo a TaeMin una vez más.—Verás, al principio realmente creí que HyunBin era un buen partido para ti porque era muy rico pero... luego tú me contaste la relación que tenías con aquel ex reo, poco a poco fui atando cabos y al final me di cuenta de que el MinHo que tú me mencionabas tanto, debía ser el mismo Choi MinHo que yo conocía. Así que entre Min HyunBin y Choi MinHo definitivamente te conviene quedarte con el segundo, porque tiene mucho más dinero y más poder.

—¿Dinero y poder? ¿conveniencia?— susurró TaeMin anonadado ¿quién era esa arpía y qué había hecho con su madre?

—Cuando me llevaste a Paradise y me contaste todas esas mentiras que nadie se creería, me aseguré de que efectivamente ese era Choi MinHo. Entonces me recuperé y los dejé solos, para que terminaras de engatusar a ese gángster e incluso les dejé a ese bebé para que fortaleciera aún más su relación. Y al parecer lo has logrado ¿verdad? con lo poco que hablé con MinHo, me di cuenta de lo muy enamorado que está de ti. Felicidades, hijo mío.

TaeMin no sabía qué decir o qué hacer, estaba en shock. Su padre lo había defraudado pero jamás esperó que su madre, aquella mujer que siempre pareció tan amable y sincera resultara ser una basura de persona también, probablemente peor que su fallecido padre. Literalmente lo estaba felicitando ¿por qué? ¿por "engatusar" a MinHo? ¡él en ningún momento se convirtió en pareja de MinHo por poder o por dinero! ¡fue por amor, él amaba a MinHo más que nada en el mundo! ¿su madre jamás amó a su padre? ¿jamás amó a sus hermanitos HeA y EunJi? ¿lo amó siquiera un poco a él? ¿o sólo lo veía como su boleto de lotería para poder tener una vida de lujos en su vejez?

—¿TaeMin?— entonces el pelirrojo dejó de divagar en sus pensamientos y nuevamente fijó su atención en aquella nefasta mujer.—Hijo ¿estás bien?

—Nunca más me llames hijo, porque para mí tú ya no eres mi madre.— sentenció a la par que una traicionera lágrima rodó por su mejilla. HaNeul sonrió sin una pizca de arrepentimiento.

—Toda la documentación que ese tal Paek me mandó está en manos de mi hermana, una sola llamada y ella la mandará a la policía. Está bien que Choi MinHo sea poderoso... pero con la información tan explícita que hay allí, no creo que ni siquiera él pueda escapar de la justicia.— TaeMin apretó fuertemente sus puños hasta que sus palmas dolieron pero respiró hondo y se calmó.

—¿Qué es lo que quieres?— preguntó en un susurro casi inaudible pero HaNeul escuchó.

—El estilo de vida que siempre merecí pero que el inútil de tu padre jamás pudo darme.— sentenció con una sonrisa de oreja a oreja.—Lujos, viaje exclusivos y mucho derroche de dinero.— TaeMin cerró fuertemente sus ojos, sin poder creer lo que oía de la mujer que lo había criado.

—¿Cuánto quieres?— HaNeul negó de inmediato con la cabeza.

—No quiero un monto específico, eso me limita.— TaeMin frunció el ceño al oír esa respuesta.

—No entiendo ¿qué quieres decir?

—Pues eso, no pido una cantidad específica.— le aclaró encogiéndose de hombros.—A cambio de que esos documentos no salgan a la luz pública y también a cambio de que no les quite a BaeHyo, pues recordemos que al final del día yo soy su madre biológica y por ende tengo más derecho a quedármelo que ustedes... a cambio de eso Choi MinHo tendrá que solventar los gastos del estilo de vida que yo merezco.

"Tú lo que mereces es una muerte digna"

—De acuerdo, así sea hará.— sentenció TaeMin y HaNeul sonrió de oreja a oreja, victoriosa.

—Muy bien, entonces cerramos el trato.— dijo justo antes de darse la vuelta para salir de aquella habitación.—Me voy a alojar en la habitación 101 de este hotel, ve allí después junto con MinHo para arreglar nuestro trato.

Cuando HaNeul finalmente abandonó la habitación, TaeMin cayó sentado a la cama y solamente los balbuceos de BaeHyo le hicieron volver a la realidad. El bebé lo miró con sus ojitos brillantes y con una sonrisa graciosa, el pelirrojo no pudo evitar sonreír enternecido a la vez que dejaba escapar un par de lágrimas. Había perdido a sus dos hermanos, a su padre y ahora también a su madre... y quizás lo que más le dolía era que sus progenitores no resultaron ser los héroes que él siempre creyó desde que era un crío.

—La única familia de sangre que me quedan son tú y DaeHyun.— susurró mientras acariciaba la suave cabecita de BaeHyo, quien le sonrió como única respuesta.—No estoy solo ¿verdad?— el bebé con su pequeña mano acarició la mano del pelirrojo, eso era un claro "no, no lo estás"

Entonces el celular de TaeMin sonó, el pelirrojo secó sus lágrimas con rabia pues esa mujer no las merecías y atendió la llamada. Quien le habló del otro lado no era nada más ni nada menos que JungKook, ambos cruzaron un par de frases y de un momento a otro TaeMin abrió desmesuradamente sus ojos, pues había recibido una noticia que no creyó que le llegara... tan pronto.

—¿Cómo? ¿es cierto eso?— JungKook le había informado que sus hombres ya habían ingresado al hogar de la hermana de HaNeul y le habían quitado a la fuerza la documentación que Paek les había mandado antes de morir. Esa información confidencial de nuevo pasaba a estar en manos de Paradise, lejos de la policía.—Está bien Kook, pásame con MinHo.— el gángster de lentes hizo caso y le pasó con su jefe, TaeMin con la mano que tenía libre acarició los piecitos de BaeHyo para mantenerlo entretenido.

TaeMin se pasó aproximadamente quince minutos o más hablando con MinHo. Le contó todo lo que le había ocurrido con su "madre", le habló de lo traicionado y decepcionado que se sentía al respecto de la verdadera cara de HaNeul. También le habló sobre el chantaje que pretendía hacerles a ellos dos y aunque ya no contase con la documentación, aún así podría jugar la sucia carta de querer quitarles por pura maldad a BaeHyo. MinHo al final de la llamada lo único que le dijo es que harían lo que él decidiera, al final del día TaeMin sería quién decidiría qué hacer con HaNeul. Entonces sin más el pelirrojo asintió y decidió cortar la llamada.

Luego de acostarse a pensar en qué haría y derramar una par de lágrimas más en la cama de ese hotel, acostado al lado de un ansioso BaeHyo quien ya comenzaba a tener hambre... TaeMin finalmente lo decidió. Se sentó en aquella cama, aspiró una gran bocanada de aire, cogió su celular una vez más y le mandó directamente un whatsapp a MinHo. Una vez que terminó de escribir el mensaje, no dudó en apretar el botón de enviar:

"Esta será la primera orden que voy a dar como jefe que según aquel contrato que firmé, me corresponde ser. Encárguense de hacer desaparecer a Lee HaNeul, cuya localización actual es la habitación 101 del hotel Glad Mapo"

...

...Final...

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