Todo sale a la luz
...
El frío invernal de Seúl calaba cada uno de los huesos de un pequeño castaño. No obstante, en lugar de utilizar sus pequeños brazos para abrazarse a sí mismo en un intento desesperado por obtener algo de calor, él estaba más concentrado en ayudar a su madre enferma.
—Mami, estás muy mal. No deberías estar caminando, hace mucho frío en las calles de la ciudad y tú estás enferma.— le advertía por décima vez el niño, realmente preocupado por la frágil salud de su madre. Ella le dedicó una débil sonrisa y revolvió sus cabellos castaños. El pequeño cerró sus ojos y sonrió como un cachorrito lo haría cuando recibe una muestra de cariño, a él realmente le gustaba cómo se sentían las cálidas manos de su mamá sobre su cabeza.
—Estoy bien, JongHyun. Tu mami es muy fuerte.— le mintió la mujer a su único hijo. El castaño frunció el ceño, no le creía una sola palabra.—Sigamos caminando que ya queda poco para llegar.— dijo mientras tomaba la mano del niño, para seguir caminando. JongHyun miró hacia su izquierda y luego hacia su derecha, sorprendido por todas esas casas ridículamente lujosas. Ellos dos vivían en un pequeño apartamento alquilado en un barrio marginal de la gran capital, así que estar rodeado de esas viviendas ostentosas lo hacía sentir algo incómodo.
—Mami ¿puedo hacerte una pregunta?— cuestionó el niño mientras seguían caminando, su madre tosió varias veces antes de responderle.
—Por supuesto, Jjong.
—¿Por qué estamos en un barrio de ricos?
—Se llama barrio residencial, bebé.— le corrigió la mujer y el pequeño se encogió de hombros, restándole importancia.
—Como sea ¿por qué estamos aquí?— la mujer, quien por cierto estaba calva y tenía un pañuelo envuelto alrededor de su cabeza para cubrirla, tosió un par de veces más antes de responderle.
—Hijo, ¿recuerdas que una vez te dije que tu padre estaba en un importante viaje alrededor del mundo y que por eso no podías verlo?— JongHyun asintió sorprendido, su madre pocas veces hablaba de su padre. Por no decir jamás.—Pues bueno, él ya ha regresado a Seúl.
—¡¿En serio?!— exclamó emocionado. A la mujer le dolió lo feliz que su pequeño JongHyun lucía.
—Sí, bebé.
—¡¿Entonces estamos yendo a donde mi papá vive?!— preguntó entusiasmado, el saber que iba a conocer a su padre hizo que el niño lograba olvidarse del frío.
—Sí, mi pequeño.— JongHyun sintió cómo su madre apretaba su mano, a veces el castaño veía tristeza en los ojos de su mamá y no entendía el porqué. De un instante a otro, el niño vio una lágrima rodar por la mejilla de su mamá y se alarmó pero ella enseguida la limpió.—Jjong dime ¿no te gustaría vivir en un barrio como este?— el castaño abrió sus ojos de forma desmesurada.
—¿En este barrio que parece tan caro?— JongHyun giró su rostro y vio las elegantes casas decoradas con bonitas luces de navidad.—¡Me encantaría! Pero nosotros no podemos vivir aquí mamá, porque no tenemos dinero.
—Nosotros no pero tu papá sí.— los ojos del pequeño castaño se iluminaron.
—Eso... eso quiere decir que...
—Sí, bebé. Nunca más tendrás que volver a pelear con el señor gordo que nos cobra la renta.— le respondió ella mientras reía, ambos rieron divertidos. Pero pronto la risa de la mujer se convirtió en tos.
—¿Estás bien, mami?— preguntó preocupado y entonces su mamá se obligó a dejar de toser, para no alarmar al niño.
—Sí, JongHyun.— entonces la señora miró hacia una elegante mansión que estaba a unos metros de ellos.—Allí vive tu padre, Jjong.— la mirada del castaño se desplazó hacia la dirección donde apuntaba el dedo de su madre y entonces sus ojos se iluminaron. El sólo hecho de imaginar que él y su mamá vivirían en esa casa tan hermosa junto con su papá, le hizo sonreír ilusionado. Al fin tendría una familia completa, como los demás niños de su escuela.
—¡¿Allí viviremos nosotros dos junto con papá?!— preguntó con una sonrisa de oreja a oreja adornando su tierno rostro. La mujer tuvo que reprimir un sollozo y asintió con pesar. No sabía cómo decirle a JongHyun que ahí solamente podría vivir él, no ella.
—Quiero que te comportes de forma educada, Jjong.— le dijo ella y el niño asintió. Luego de arreglar su cabello con su mano, el castaño corrió hacia la gran puerta que tenía esa mansión y tocó el timbre. Una mujer rubia le atendió y JongHyun se sintió sucio e incómodo al ver lo elegantemente vestida que estaba ella. La señora lo miró de arriba hacia abajo y ni siquiera disimuló su mueca de asco.
—¿Quieres una limosna, niño?— preguntó de forma despectiva y el inocente castaño ladeó su cabeza, confundido. Al no saber qué responder y temiendo sonar descortés, giró su cabeza hacia atrás para mirar a su madre.
—Mami ¿que es una limosna?— entonces la rubia desplazó su mirada hacia la madre de JongHyun y gruñó.
—¿Qué haces tú aquí?— le preguntó con el ceño fruncido y la mirada afilada. La enferma mujer se acercó a ellos y le respondió.
—He venido a hablar con SeungHyun.
—Mi esposo no tiene nada que hablar contigo ni con tu pequeño bastardo.— JongHyun frunció el ceño confundido, no entendía nada.
—Mamá ¿qué es bastardo?— su madre no se atrevió a decirle el significado de esa palabra.
—Por favor, es de vida o muerte.— le rogó la calva mujer a la rubia y ésta última, luego de pensarlo por varios segundos, suspiró con rabia.
—Más vale que sea rápido.— lo fue último que dijo antes de cerrarle la puerta en la cara al niño.
—Mami no entiendo nada ¿quién era esa mujer tan mala? ¿quién es SeungHyun? ¿y dónde está papá?— entonces la mujer suspiró profundamente y abrazó con fuerza a su querido hijo.
—SeungHyun es tu padre, Jjong.— el niño rompió el abrazo y vio a su madre más confundido que nunca.
—¡Pero esa mujer dijo que SeungHyun es su esposo!
—Es porque lo es... escucha JongHyun, es difícil de explicar pero tú...— justo en ese momento, un hombre alto y castaño abrió la puerta, sólo para cerrarla detrás de él.
—¿Qué diablos haces aquí?— preguntó con un tono de voz que denotaba lo enojado que estaba. Al niño no le gustó nada la manera en la que ese hombre le habló a su mamá.
—SeungHyun, lo médicos me dijeron que ya es tarde para mi.— JongHyun arrugó su frente confundido pues no entendía a lo que su mami se refería. Él sabía que ella se iba al hospital muy de vez en cuando, porque según le había dicho tenía una enfermedad pero también le decía que pronto se curaría.
—¿Y qué?— le respondió aquel sujeto encogiéndose de hombros.—Yo ya hice todo lo que podía, te pagué el jodido tratamiento de la quimioterapia ¿qué más quieres?
—Para mi, nada. Lo mío es sólo cuestión de tiempo.— empezó a decir la mujer mientras revolvía los cabellos castaños de su hijo.—He venido para pedirte que te hagas cargo de él cuando yo ya no esté.
—¿De qué hablas, mami?— le empezó a preguntar JongHyun.—¿A dónde te irás?— la mujer hacía todo lo posible por retener sus lágrimas. En cambio SeungHyun simplemente bufó.
—Estás bromeando ¿verdad?— espetó el hombre cruzándose de brazos. Ella enseguida negó.
—¡Por supuesto que no bromeo! Es verdad, los médicos ayer mismo me dijeron que...— sin embargo SeungHyun no le dejó terminar la oración, pues la interrumpió.
—No me refiero a eso, me da igual lo que te pase.— oír eso realmente le dolió a la mujer, a pesar de que ya lo sabía. Por su parte JongHyun empezaba a odiar a ese tipo, pues trataba mal al ser que él más amaba sobre la faz de la tierra: a su mamá.—Me refiero a la estupidez que dijiste de hacerme cargo de tu pequeño bastardo cuando tú ya no estés.
—¡¿Qué significa bastardo?!— exigió saber el niño con un grito.
—¿Quieres saber lo que significa? Bien, te lo diré.— empezó a decir SeungHyun y la madre de JongHyun lo detuvo.
—¡Ni se te ocurra decirle!
—Bastardo signifca que fuiste hecho fuera del matrimonio, mocoso.— entonces la madre del niño se abalanzó sobre SeungHyun y trató de darle una bofetada pero él sostuvo su muñeca y la empujó con fuerza. Ella cayó al piso adolorida y el pequeño castaño enseguida la ayudó a levantarse.—Ahora lárguense de mi casa y no vuelvan nunca más.
—Dices que yo fui hecho... ¿fuera del matrimonio?— preguntó JongHyun, quien aún no entendía lo que el señor le acababa de decir. SeungHyun rodó los ojos.
—La señora hermosa y rubia que te atendió al principio cuando tocaste el timbre, es mi esposa. Además, con ella concebí a mi único hijo, un digno heredero de toda mi fortuna.— le reveló el hombre y entonces algo dentro de JongHyun se rompió. Quizás fueron sus esperanzas de formar una familia feliz.
—Por favor SeungHyun, detente.— le pidió la madre del niño y aún así el sujeto continuó.
—Tu madre fue una aventura de una noche, nada más.— le siguió contando a un ya pálido JongHyun. La madre tapó las orejas de su hijo con ambas manos.
—¡Para!— exigió ella en un grito desgarrador y el sujeto sonrió con arrogancia.
—Y tú, pequeño bastardo, no eres nada más que el fruto de esa noche que pasé con la zorra de tu madre. Tú no eres y jamás serás mi hijo.— entonces la enorme puerta de esa mansión se abrió y un niño salió.
—¿Papá? ¿qué pasa? ¿por qué no entras a la casa? Hace frío aquí afuera.— en ese preciso instante, los ojos llorosos de JongHyun se encontraron con los de ese niño rico. ¿Le había dicho papá a SeungHyun? Es decir que él era el hijo que ese hombre concibió con aquella mujer rubia ¿verdad? Por supuesto que sí, ese chico era la combinación perfecta de aquella mujer y de ese sujeto. A pesar de ser más pequeño en edad que JongHyun, era más alto y eso realmente lo frustró.
Los ojos del castaño miraron con algo de envidia las finas y abrigadas ropas con las que estaba vestido ese otro chico, el cual al parecer era su medio hermano. El color de esas prendas era inmaculado, no tenían punto de comparación con las ropas que JongHyun vestía, las cuales estaban desgastadas, con agujeritos y desteñidas por la cantidad de veces que su madre las había lavado a mano, con mucho cariño ¿ese otro niño siquiera sabría lo que es remendar una prenda vieja? JongHyun lo dudaba. En ese momento, el castaño supo que preferiría mil veces seguir viviendo en un apartamento alquilado que se cae a pedazos y seguir vistiendo su ropa desgastada siempre y cuando estuviera su mamá al lado suyo. Definitivamente no quería vivir con esa gente malvada, arrogante y superficial.
—No pasa nada, hijo. Entra adentro con tu madre, pronto yo también lo haré.— le respondió finalmente SeungHyun al niño, sonriéndole con cariño. El pequeño frunció el ceño desde la puerta confundido y luego deslizó su mirada nuevamente hacia JongHyun y a su madre, arrugando la nariz.
—¿Por qué simplemente no le das algo de dinero a esta gente pobre y así se van rápido? Debes entrar o te dará un resfriado, papá.— JongHyun no soportó tales palabras y, sin siquiera pensarlo, se abalanzó sobre ese niño rico y le dio unos cuantos puñetazos en la cara.
—¡Discúlpate ahora mismo! ¡Mi mamá y yo no vinimos a pedir dinero!— le gritó mientras le pegaba. El otro niño empezó a llorar, sin saber cómo defenderse de los torpes pero fuertes golpes de JongHyun. No obstante, el delgado brazo del castaño fue agarrado por la fuerte mano de SeungHyun, quien con un sólo empujón lo levantó y lo empujó hacia donde se encontraba su madre.
—¡Están locos! Llama a la policía, papá.— exclamó el niño mientras se levantaba del piso y sacudía sus finas ropas, mirando con desprecio a JongHyun y a su mamá.
—HyunBin, entra a casa y ve con tu madre a cenar. Yo me ocuparé de esta gente y enseguida los acompañaré.— le ordenó SeungHyun y el niño simplemente asintió. Miró por última vez con odio a JongHyun y luego se metió a la mansión. Sólo cuando su hijo se metió a la casa, el sujeto comenzó a hablar nuevamente.—Lárguense de aquí, ahora.— sentenció mientras veía fulminante a la madre del niño.
—Pero... es tu hijo. Lo es, por favor SeungHyun sólo quiero que prometas que te harás cargo de él cuando yo ya no...— no obstante el sujeto la volvió a interrumpir.
—Él no es mi hijo, es sólo un bastardo.— empezó a decir y JongHyun se negó a derramar una sola lágrima, levantó su mentón orgulloso y se juró a sí mismo que no le daría el gusto a ese sujeto de verlo llorar.—Cuando tú mueras, él irá a un orfanato y con suerte alguien se dignará a adoptarlo.
—¡Mi mamá no morirá! ¡Tú mientes!— le gritó JongHyun, temblando de pura rabia. SeungHyun sonrió ladino.
—¡Mi hijo no irá a ningún orfanato!— chilló la mujer mientras se acercaba a SeungHyun y lo agarraba de la camisa, zarandeándolo.—¡Aunque te joda, eres su padre! ¡Y te harás cargo quieras o no de él cuando yo no esté más, porque la ley así lo dicta!— entonces el sujeto la empujó y ella volvió a caer al piso. Él tapó su cara con la palma de su mano y comenzó a carcajearse.
—¡¿La ley?! Soy uno de los hombres más ricos de Seúl, mujer. Sin mencionar que soy la cabeza de bufete de abogados más prestigioso y poderoso de todo Corea del Sur. Y además, soy amigo íntimo del Presidente de nuestro país y de muchos funcionarios importantes del gobierno.— empezó a enumerar aquel arrogante hombre y el niño lo miró con odio mientras ayudaba a su mamá a levantarse del piso, la cual comenzó a sollozar.—La ley se puede corromper con el poder y el dinero.
—Eres un maldito...— susurró la mujer mientras se terminaba de levantar, con la dignidad pisoteada.
—Un maldito con millones y millones de dólares en sus cuentas bancarias.— sonrió de oreja a oreja y enseguida su mirada se afiló.—Una sola vez más que tú y tu pequeño bastardo toquen a mi puerta y... a ti te mandaré a matar y él terminará en un orfanato antes de tiempo. Hasta nunca.— espetó mientras abría la puerta de su mansión y se metía sin más, cerrándole la puerta en la cara a ambos.
—¡Pues bien! ¡Yo preferiría mil veces estar en un orfanato, a tener que ser criado por un imbécil como tú!— le gritó JongHyun para luego agarrar con cariño la mano de su madre.—Vámonos a casa mami, aquí huele a mierda.— entre lágrimas, la mujer calva asintió y ambos se fueron de ese lugar para nunca más volver.
Meses después, el cáncer logró vencer la voluntad de vivir que tenía su madre y entonces falleció. En su lecho de muerte, ella le pidió entre lágrimas que una vez que ella muriera, él fuera nuevamente a la mansión de ese infeliz a rogarle que por favor se hiciera cargo de él. Su madre en verdad no deseaba que él se criara en un orfanato, quería que JongHyun tuviera una buena educación y que viviera en un lugar agradable. Y por más hijo de puta SeungHyun fuera, el dinero que ese idiota tenía podría proveer a JongHyun de todo lo que él necesitara, eso era lo que su madre pensaba. No obstante, lo que JongHyun necesitaba era amor... y sabía que la familia de SeungHyun no le iba a hacer sentir querido sino todo lo contrario. Aún así, le prometió que lo haría sólo para que ella pudiera irse en paz.
Una vez que su mamá falleció, JongHyun agarró las pocas pertenencias que tenía y se fue a un orfanato de Seúl, donde las monjas lo acogieron como uno más de los cientos de huérfanos que allí habían. En ese orfanato JongHyun aprendió que tenía que endurecerse si quería hacerse respetar y luego de su primer gran pelea con otro huérfano, supo que definitivamente él se expresaba mejor con los puños que con las palabras. Desde el primer momento amó la adrenalina que sentía cada vez que los niños hacían un círculo alrededor suyo y de otro chico, cuando iban a pelear para demostrar quién era el más fuerte. A los golpes, JongHyun forjó su carácter y sus pequeños puños se fortalecieron con el correr del tiempo.
Los niños de ese orfanato iban a una escuela pública cercana, en esa institución educativa JongHyun vivió los mejores momentos de su niñez junto con las dos personas que más quería. El día que conoció a KiBum en aquel parque, a su amado Key... ese definitivamente fue el día más feliz de toda su vida. Luego de que el cáncer se llevara a su mamá, JongHyun realmente pensó que nunca más volvería a amar a alguien pero se equivocó. Pues él amó profundamente a KiBum y ese niño egocéntrico rápidamente se convirtió en su persona especial, en su más valioso tesoro. Y se juró a sí mismo que siempre estaría a su lado, protegiéndolo de todo y de todos.
Fue entonces que apareció MinHo, demostrándole a JongHyun que no era tan fuerte como creía pues realmente estaban igualados en fuerza aquella primera vez que se batieron a puños y patadas debajo de aquel árbol en la escuela, por culpa del coqueto de KiBum. Realmente admiró a MinHo por su fortaleza y cuando finalmente se hablaron en el orfanato en el que ambos estaban, JongHyun se dio cuenta de lo parecidos que eran ellos dos. Y lo roto que estaban ambos... aunque MinHo estaba más roto que él y no tenía a una persona especial como él sí tenía a KiBum. Por esa razón JongHyun se hizo amigo de MinHo, para tratar de repararse entre ambos y KiBum no tardó nada en unirse. Al final, se convirtieron en un trío inseparable y, en lugar de arreglarse, se corrompieron más y más con el pasar de los años. Pero JongHyun no se arrepiente absolutamente de nada, pues él no cambiaría nada de lo que vivió junto a sus dos grandes amigos. La persona que es ahora, sea mala o buena, se debe a su mamá, a KiBum, a MinHo y... quizás también el cabeza de fresa influyó algo en él...
...
Entonces JongHyun escuchó unos gritos y se despertó, bostezando mientras se desperezaba. Tuvo que enfocar bien su vista para poder ver a MinHo y a Key parados discutiendo, el castaño miró la ventana del jet en el que se encontraban, aún no llegaban a Seúl.
—Maldición, estaba durmiendo de lo más bien y me despertaron.— se quejó JongHyun, rascando su nuca.—¿Y ahora por qué diablos discuten ustedes dos? Parecen Tom y Jerry.— no obstante, cuando el castaño vio la mirada enojada de MinHo, supo que la discusión que tenían no era como las usuales. Esta parecía seria.
—¿Tú lo sabías, JongHyun?— preguntó el platinado y JongHyun frunció el ceño, acomodándose mejor sobre el mullido asiento de aquel jet privado.
—¿Saber qué? No entiendo nada.— MinHo clavó su negra mirada nuevamente sobre Key.
—Cuéntale lo que acabas de decirme.— le exigió al pelirosa y éste suspiró resignado. Miró a su pareja y comenzó a hablar.
—Lo siento, JongHyun.— empezó a disculparse Key y el castaño supo por dónde iba la cosa.—No pude ocultarlo más y se lo dije.
—¡Joder, KiBum!— JongHyun sólo llamaba a Key por su verdadero nombre cuando realmente estaba enojado.—Prometimos que se lo diríamos cuando sea el momento adecuado y aún no lo es.— le reprochó el castaño mientras se paraba de su asiento y se acercaba a ellos dos.
—Entonces tú también lo sabías...— por primera vez en su vida, JongHyun vio decepción en los ojos de MinHo hacia su persona y realmente le dolió. El castaño no pudo evitar darle un fuerte empujón a Key, estaba realmente enojado con él por haber abierto la boca.
—¡KiBum eres un estúpido! ¡¿Por qué rayos se lo dijiste?!— exclamó encolerizado y el pelirosa no soportó más.
—¡Se me escapó! ¡¿sí?! ¡Perdón!— le gritó a su pareja y MinHo fue quien habló a continuación.
—Todos estos años... — comenzó a susurrar mientras los miraba a ambos con desdén.—Me lo ocultaron ¿por qué...?
—Por el pacto que tu padre te hizo hacer.— le respondió JongHyun mientras trataba de acercarse a su hermano, sin embargo MinHo retrocedió.—Si te lo decíamos, probablemente hubieras enloquecido a causa de la rabia, habrías escapado de la cárcel con el corazón roto y hubieses matado al desgraciado de Paek sin importarte nada más.
—¡Sí, lo hubiera hecho joder!— exclamó un encolerizado MinHo, quien apartó violentamente las manos de JongHyun.—¡Me mintieron!
—¡No mentimos! Simplemente obviamos parte de la verdad.— le respondió Key y MinHo fijó toda su ira en él.—Lo hicimos por su bien.— entonces el platinado tapó su rostro con una de sus grandes manos y se carcajeó como si fuese un lunático.
—¿Por mi bien? ¡No me hagas reír!
—¡Mentimos por tu bien, MinHo!— exclamó JongHyun y se acercó nuevamente a su mejor amigo, quien se acercaba de forma peligrosa a Key.—Si matabas a Paek antes de que tu padre se retirara o muriera, perderías todo. Tu sueño es algún día ser la cabeza del imperio que tu padre creó ¿verdad? ¡Si matas a Paek...!
—¡Al carajo mi padre! ¡Al carajo mi pacto! ¡Al carajo su imperio! ¡DaeHyun era más importante para mi que todo eso!— exclamó MinHo mientras tiraba al piso una bandeja de plata llena de licores finos.—Lo primero que haré al bajar de este jet, será matar a Paek.
—DaeHyun no murió por culpa de Paek.— empezó a decir Key, armándose de todo el valor del mundo para decirle sus verdades a MinHo en la cara.—No se suicidó porque yo haya desactivado el complejo sistema de seguridad que tú mandaste a instalar.— siguió diciendo mientras MinHo se acercaba cada vez más a la él, su amigo estaba realmente fuera de sí... completamente consumido por la rabia.—Él se suicidó por culpa tuya, por creerte dueño absoluto de él y encerrarlo como si fuese una jodida ave. Deja ya de buscar culpables, MinHo. Porque el único culpable del destino lamentable que tuvo ese chico fuiste tú.
Key no pudo decir más, pues MinHo se abalanzó como un perro rabioso encima él. El pelirosa gritó de dolor cuando sintió el poderoso puño de su amigo estrellarse contra su mejilla no una sino dos veces. No obstante, la diva también le dio un rodillazo en el estómago y arañó con desprecio el rostro del platinado, incluso le mordió el hombro hasta hacerlo sangrar.
—¡Deténganse ambos, joder!— les gritó JongHyun mientras hacía lo posible por sacar a MinHo de encima de Key. Cuando vio que el platinado hizo escupir sangre a Key, JongHyun perdió la poca paciencia que tenía y agarró a su mejor amigo del pelo con una fuerza descomunal. A rastras, JongHyun sacó a MinHo de encima de Key y le dio dos puñetazos para que se calmara.—¡Pues bien, hermano! Baja de este jet y ve directo a donde se encuentra Paek a tratar de matarlo.
—¡Exactamente eso haré!— exclamó MinHo, limpiándose la sangre de sus labios.
—¡Vamos, inténtalo! Y avísame de paso cuando te llenen la cabeza de plomo antes de que puedas siquiera tocarle un pelo a Paek, imbécil.— espetó Key más enojado que nunca, limpiándose también la sangre que tenía en su boca.—Y en el remoto caso que tengas suerte y puedas matarlo, avísame cuándo será tu funeral. Porque hiciste un pacto, por si ya no recuerdas. Y si lo rompes, te matan.
—Me importa una mierda el pacto. Quiero ver muerto a Paek ya.— sentenció MinHo entre dientes, ni siquiera estaba razonando nada pues estaba cegado por la rabia. Key tenía que usar la última estrategia para contener a su amigo.
—¿Le harás eso a TaeMin? ¿tan poco lo amas?— al oír aquel nombre, MinHo se estremeció.
—No lo metas a él en todo esto.— le respondió el platinado con el ceño fruncido.
—Nosotros no lo hemos metido en toda esta mierda, tú lo has hecho.— le contradijo la diva mientras se levantaba del piso, sintiendo un horrible dolor en todo el cuerpo. Mierda, MinHo sí que golpeaba duro.—Si intentas matar a Paek ahora mismo, terminarías muerto de una forma u otra ¿cómo crees que se sentirá TaeMin cuando sepa que tú has muerto?— MinHo se estremeció horriblemente al imaginar esa escena. Lo último que quisiera sería causarle semejante dolor a su niño, él no lo merecía. JongHyun fue quien siguió hablando.
—Por esa razón también te lo ocultamos ¿crees que fue fácil para nosotros mentir todos estos años, hermano? Pero no queríamos que arruinaras tu vida de esa forma y cuando llegó TaeMin a la prisión... vimos cómo ese chiquillo sanaba tu corazón y te enamoraba poco a poco. Paek algún día va a morir, algún día lo mataremos con nuestras propias manos pero ¿matarlo ahora y arruinar todo, dejando a TaeMin solo? ¿vale la pena?— MinHo no pudo decir nada al respecto, simplemente guardó silencio y la diva le siguió tratando de convencer.
—Decidí finalmente decírtelo ahora porque tu corazón ya está curado y se supone que tu mente está más tranquila. Taeminnie logró hacer que volvieras a amar con mucho esfuerzo ¿vas a mandar vuestro futuro juntos a la mierda simplemente por la absurda idea de matar a Paek antes de tiempo? MinHo, te recuerdo que por culpa de ese infeliz mi hermano Taki fue asesinado y aún así he sabido contenerme por ti y por TaeMin. ¿Aún crees que somos unos traidores?
Por unos interminables minutos, MinHo no dijo nada y permaneció cabizbajo. Incluso el piloto que piloteaba ese jet privado, les informó a través de unos parlantes que pronto llegarían a su destino, Seúl. Sólo entonces el platinado los miró a ambos y les sonrió, haciendo que la pareja pueda finalmente suspirar aliviada.
—No más mentiras ¿de acuerdo?— dijo MinHo mientras los veía fijamente a ambos. Tanto Jjong como Key asintieron con la cabeza.
—Es la única vez que te ocultamos la verdad, hermano. Y solamente lo hicimos porque era lo mejor para ti.— le juró JongHyun y MinHo asintió.
—Lo sé y...— MinHo vio el rostro siempre impecable de Key completamente magullado.—Perdóname por lo que te hice, diva. Tenías razón en todo lo que me dijiste y yo simplemente te usé para descargar mi ira.
—Que te perdone Dios, porque yo no lo haré.— MinHo tragó grueso. Si las miradas mataran, la mirada de Key ya lo habría matado.—Anda, ven aquí que te curaré. No quiero que TaeMin vea nuestros rostros así de mal.— dijo el pelirosa mientras sacaba un botiquín de primeros auxilios para curar las heridas que él y MinHo tenían.
—No creo que veamos a TaeMin hoy.— dijo el azabache mientras se acercaba a donde Key se hallaba, para ser curado.
—¿Ah, no? Pensé que estarías ansioso por ver al cabeza de fresa.— agregó JongHyun y MinHo no pudo evitar sonreír.
—Claro que lo estoy. Pero antes necesito tratar unos temas con el viejo.
—De acuerdo, entonces podríamos ver a Taeminnie mañana.— dijo Key con una sonrisa risueña. Él extrañaba tanto a su bebé...
...
Mientras tanto en el Aeropuerto Internacional de Incheon, un par de gánsters se encontraban parados al lado de un elegante automóvil negro con ventanas polarizadas para que no se viera nada del interior. Uno de ellos fumaba un cigarrillo tranquilo mientras veía el cielo y el otro tecleaba un mensaje de texto con mucha agilidad.
—Kook ¿qué estás haciendo?— preguntó JiMin mientras le daba una calada a su cigarrillo. Justo entonces JungKook terminó de teclear y apretó un botón para enviar dicho mensaje.
—Le acabo de mandar un mensaje a MinHo.— JiMin frunció el ceño extrañado, justo entonces tiró el cigarrillo al suelo y lo pisoteó con la suela de su zapato.
—¿Un mensaje? ¿para qué?
—Le he dicho la verdad, lo que está pasando.— entonces JiMin abrió sus ojos de forma desmesurada.
—JungKook... tú no habrás...
—Sí, le dije a MinHo que Lee TaeMin fue llevado por Karin al despacho del señor BaekHo y que probablemente ahora le están contando cosas que ese niño no debería saber aún.— entonces JiMin agarró al más alto por los hombros y lo zarandeó de forma violenta.
—¡¿Acaso eres estúpido?! ¡Se supone que él no debía enterarse aún! ¡Has metido en un lío a Karin por querer hacerte el chulo frente a MinHo!— JungKook frunció el ceño y apartó las manos del otro con un solo manotazo.
—Le tengo mucho respeto al señor BaekHo y considero una buena amiga a Karin. Pero más allá de todo eso, yo soy realmente leal a MinHo y me niego a ocultarle algo.— JiMin rodó los ojos y bufó cansado.
—Tu devoción a ese cretino me dan nauseas, Kook.— espetó cruzándose de brazos.
—Más respeto a MinHo, él es nuestro jefe.— empezó a decir JungKook mientras arreglaba sus lentes.—Además de ser el hijo y heredero legítimo del señor que te salvó la vida a ti, JiMin.
—Todos esos títulos no le quitan lo cretino y lo pendejo.— susurró mientras veía al cielo, aún no veía el jet privado en el que ese tipo llegaría.—Joder, para colmo se tuvo que enamorar nuevamente... y con la sal que tenemos seguro nos vuelve a ordenar ser niñeras.
—A mi no me importaría ser niñero de ese chico, siempre y cuando MinHo me lo ordene, lo haré.— sentenció el de lentes y JiMin puso sus ojos en blanco.
—En fin, yo sólo espero que ese pobre chico no sufra el mismo destino que DaeHyun. Pero supongo que la gente como MinHo no cambia nunca, así que seguro que sí.
—¡Es suficiente! Deja de hablar mal de él, además puede que Lee TaeMin sea diferente a su primo. No juzgues a todos con una misma vara, JiMin. Tú tampoco sabes si todos los años que MinHo pasó en prisión le han ayudado a reflexionar y a cambiar.— entonces el más bajo se carcajeó y Kook apretó sus puños, enojado.
—¡Adoro tu inocencia, Kookie!— exclamó y el de lentes lo fulminó con su mirada. JiMin sabía que JungKook odiaba ese mote, así que lo usaba a propósito cada vez que quería molestarlo. Su mirada se ensombreció de un momento a otro.—No importa si MinHo cambió o no, jamás olvidaré lo que le hizo a JungSu.
—Sé que él era tu amigo, JiMin. Pero tú también debes entender que él hizo mal en...— sin embargo, tuvieron que interrumpir abruptamente su conversación pues escucharon al jet privado de MinHo aterrizar en el aeropuerto. JiMin bufó y comenzó a caminar como si nada.
—Andando, hay que llevar a su majestad hasta el despacho de su padre.
JungKook no lo regañó por su comentario sarcástico y simplemente lo siguió, hasta donde el jet de su jefe había aterrizado. El de lentes no pudo evitar emocionarse al ver a MinHo luego de tantos años. No obstante, su sonrisa se desvaneció cuando vio a JongHyun. El rostro de JungKook palideció y tuvo que hacer uso de todo su autocontrol para no abalanzarse sobre el castaño y molerlo a golpes. Después de todo, ahora ese sujeto era amigo de MinHo así que no podía hacer nada al respecto.
MinHo estaba más serio y enojado que nunca, nadie se animaba a decir ni una sola palabra pues sentían que en cualquier momento el platinado estallaría. JungKook tuvo muchas ganas de preguntarle a MinHo por qué él y su amigo pelirosa estaban lastimados, más contuvo su curiosidad al ver el ceño extremadamente fruncido de su jefe. Supuso que su ira se debía a que Lee TaeMin se encontraba ahora mismo en el despacho de su padre y éste le estaba contando cosas que probablemente MinHo no deseaba que ese chico supiera aún. Cuando el platinado le ordenó en un susurro que acelerara, JungKook no lo pensó dos veces y enseguida llegaron al imponente rascacielos en el que operaba el señor Choi BaekHo.
MinHo les ordenó a JiMin y a JungKook que se quedaran a esperarlo en el hall del rascacielos mientras ellos iban a por TaeMin. El trío tomó el ascensor privado que los llevaría automáticamente al último piso, en donde se encontraba el elegante despacho del padre de MinHo. Una vez que las puertas del ascensor se abrieron de par en par, el platinado vio la enorme puerta doble de roble que tenía el despacho de su BaekHo. Aspiró una gran bocanada de aire antes de abrirla, JongHyun y Key se encontraban justo detrás de él a sus costados.
Cuando finalmente entró a aquel despacho, MinHo vio a YooNa parada como siempre a la derecha de su padre, el cual se encontraba sentado detrás de su gran escritorio. MinHo también vio a Karin y a TaeMin parado justo al lado de ella aunque mirando hacia su padre. Todas las miradas se centraron sobre él, menos la del pelirrojo quien tardó unos cuantos segundos en finalmente voltear hacia ellos tres.
Cuando la negra mirada del platinado se encontró con la húmeda mirada del pelirrojo, MinHo se estremeció de pies a cabeza. Tenía ganas de matar a alguien ¿por qué su hermoso niño estaba llorando? ¡¿qué le habían hecho para hacerlo llorar?!
—¿MinHo...?
—TaeMin...
Entonces el mayor vio cómo TaeMin se desvanecía y corrió para atraparlo entre sus brazos, evitando así que cayera al suelo. JongHyun y Key se asustaron por el repentino desmayo del pelirrojo y ayudaron a su amigo para que pudiera recostar al menor sobre un cómodo sofá de cuero que tenía BaekHo en una esquina de su despacho.
—¡¿Qué diablos le ha pasado?!— exigió saber MinHo, fulminando con su mirada a Karin, a YooNa y a su padre. Estaba realmente enojado.
—Hijo, no es nada grave. Simplemente se ha desmayado porque ha sufrido mucho estrés emocional.— le respondió el canoso hombre y MinHo chasqueó la lengua, molesto.
—¡¿Simplemente dices?!— entonces MinHo explotó y se acercó a zancadas hacia donde Karin se encontraba parada. Agarró a su hermana del cuello de su camiseta y la acercó a él. La azabache no hizo nada por defenderse, se dejó hacer porque sentía que se lo merecía.—Te confié a TaeMin para que lo cuidaras unos meses mientras yo estaban en Busan resolviendo unos asuntos importantes ¡¿y lo traes con nuestro padre?!
—Era necesario, MinHo. TaeMin tenía derecho a saberlo.— entonces el platinado le dio un puñetazo a Karin que hizo que se le partiera el labio inferior. Ella escupió sangre pero no se retractó, Karin realmente creía que tomó una buena decisión al traer al pelirrojo ante su padre.
—¡Yo tendría que haberle contado mis mierdas a TaeMin, no ustedes!
—¡¿Y cuándo se las ibas a contar?!— le gritó Karin y él hizo crujir sus dientes, encolerizado.—Te conozco desde que tienes 13 años, cabrón. Sé cómo eres y sé que evitarías el tema hasta que ya sea demasiado tarde. DaeHyun jamás supo de tu pasado y por eso jamás pudo entender siquiera un poquito de todo lo trastornado que estabas y que sigues estando.— MinHo le volvió a dar otro puñetazo pero esta vez Karin lo atajó.—Te jode que te digan la verdad, hermano. Acéptalo.— la azabache usó toda su fuerza para bajar el poderoso puño de MinHo.—Estoy de tu lado y lo sabes. Por eso no quiero que se vuelva a repetir tu historia con DaeHyun. Y para que no se repita, tú también debes actuar diferente; así que no pongas toda la responsabilidad sobre los hombros de TaeMin. Tú también debes actuar de forma más madura, ya tiene casi 30 años hermano. Actúa conforme a tu edad, joder.
Justo cuando MinHo iba a responderle, todos se callaron y voltearon sus cabezas hacia la puerta doble de aquel despacho porque escucharon cómo esta se abría de par en par. Los allí presentes se paralizaron cuando vieron al sujeto alto, trajeado de gris, con cabello hasta los hombros color negro y mirada de zorro astuto que ingresó a aquel despacho.
—Vaya... parece que han visto a un fantasma.— susurró con una gélida sonrisa adornando su rostro.
—Hijo... ¿qué haces aquí?— BaekHo fue el primero en reaccionar. El sujeto simplemente se encogió de hombros.
—Nada en especial, simplemente pasaba para saludar a mi hermanito. MinHo, hace años que no te veía. Te ves muy bien con el cabello de color plata, en serio.— el platinado simplemente no reaccionaba, estaba en shock y a la vez quería matarlo. Pero una parte de él sabía que no debía hacerlo por el pacto y otra parte le gritaba que TaeMin estaba inconsciente en una esquina y que ese maldito no debía verlo.
—Paek... vete de aquí.— espetó Karin, fulminando al pelinegro con su mirada. Paek simplemente le dedicó una sonrisa falsa a la azabache.
—Oh vaya, jamás pensé que volvería a verlos a ustedes dos.— ignorando completamente a su hermana, Paek les habló directamente a JongHyun y a Key.
—Tú...— Key estaba temblando, haciendo uso de todo su autocontrol para no abalanzarse sobre Paek y matarlo.
—Dime Key ¿ya fuiste ver la tumba de Taki? De vez en cuando paso por ahí y le dejo unas flores.
Ese comentario fue suficiente para que el pelirosa corriera hacia Paek y se abalance sobre él, como un león lo haría con un venado. En esos momentos Key veía todo rojo y no le importaba nada, sólo vengar a su hermanito...
...Continuará...
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