Te lo advertí
...
-¿M-Minho...?
-Daehyun...-Susurró en un hilo de voz casi imperceptible.
-¿C-Como?
-Daehyun...-Repitió pero ésta vez alzando un poco más la voz. Y Taemin pudo escucharlo. Y no supo por qué, pero en ese momento, al ver cómo los fríos ojos de Minho se suavizaron tanto al pronunciar aquel nombre... en ese preciso instante supo que jamás podría competir contra ese chico llamado Daehyun...
... Y entonces algo dentro de Taemin se rompió en mil pedazos, quizás fueron sus esperanzas...
Los minutos pasaban y el calvario del menor aumentaba. Nunca vio a Minho actuar así. El mandamás jamás cambiaba la expresión de su rostro. Siempre era frío e inexpresivo. Rara vez sonreía o se sorprendía. Y ahora... Dios, es que si tuviera una cámara en la mano, definitivamente le tomaría una foto.
El azabache parecía un niño indefenso en esos momentos. Sí, un niño angustiado y con la mirada perdida, muy afligido. Estaba mirando al suelo y sus manos temblaban, como si estuviese recordando algo que en verdad lo perturbaba demasiado. Taemin tenía tantas ganas de correr y abrazarlo, susurrarle al oído que todo estaría bien, que él se encontraba a su lado ahora, que ya no estaba solo. Realmente le dolía en el alma verlo así.
No obstante, sus intenciones de consolarlo se disiparon en el momento que Minho alzó su rostro y clavó su mirada sobre él. Decir que el mandamás estaba "enojado" sería quedarse corto. Estaba enojadísimo y se le notaba en los ojos. Dios, aquel hombre era jodidamente bipolar.
Taemin tembló cuando vio a Minho acercarse rápidamente a donde él se encontraba. Casi por instinto, el pelirrojo se dio la vuelta y trató de huir, sin embargo el azabache lo sujetó fuertemente del brazo, frustrando su intento de escape.
-¿Quién te contó sobre él?- Le cuestionó el mandamás fulminándolo con su mirada. El pelirrojo se estremeció del miedo al oír la voz fría de Minho.
-Y-Yo no...- Taemin no sabía qué decir, tenía la sensación de que en cualquier momento el mayor lo golpearía.
-¿Fue Sung, verdad?- Le preguntó en un susurro mientras ejercía más fuerza sobre el brazo del menor, quien enseguida se quejó.
-Me estás lastimando, Minho.- Protestó Taemin mientras trataba de zafarse del agarre del otro, sin éxito alguno.
-¡Responde!-Exigió el mandamás, alzando su voz de forma autoritaria.
-¡Sí, sí fue él!- Exclamó el menor y sólo entonces Minho lo liberó. Lo primero que hizo Taemin fue sobarse su brazo adolorido. Aquel troglodita definitivamente no tenía tacto.
-¿Te resulta entretenido inmiscuirte en mis asuntos?-Le cuestionó Minho entre dientes, notablemente enojado y haciendo énfasis en la palabra "mis".
-Sólo quiero saber un poco más de ti.- Se justificó Taemin, sin embargo el otro no se mostró satisfecho con su respuesta.
-Sabes lo necesario. No tienes por qué saber más.- Sentenció el mayor. Ante tal negación, el pelirrojo hizo crujir sus dientes.
-¡¿Por qué?! ¡Yo te conté sobre mi pasado! Lo justo es que tú también me cuentes algo del tuyo.
-Nunca te puse un revólver en la cabeza para que me contaras tu historia. Así que no me salgas con esa mierda ahora.
-¡Pues bien, no me digas nada! ¡Lo averiguaré por mi cuenta!- Esas palabras sólo lograron que la ira en Minho incrementara a niveles insospechables. Él realmente odiaba que se metieran con su pasado, quería enterrarlo y lo último que necesitaba es que un mocoso como Taemin... reabriera cicatrices que apenas estaban sanando.
Sin siquiera pensarlo dos veces, el mandamás levantó su mano, dispuesto a golpear a aquel pelirrojo por ser tan insolente. El menor abrió sus ojos de forma desmesurada, realmente no se esperó que Minho llegara a golpearlo. Sin saber qué más hacer, Taemin se encogió en su sitio y esperó el golpe. Pero éste nunca llegó.
-¡¿Qué diablos crees que haces?!- Como si fuese un superhéroe, la voz de su Umma se hizo notar y Minho rápidamente bajó su mano.
El pelirrojo suspiró aliviado y giró el rostro hacia su derecha, allí vio a Key y a Jonghyun parados. Minho bufó molesto, para después darle un empujón a Taemin, que logró hacerlo caer de culo al suelo.
-¡Eh, rana! Tranquilízate, no trates así al cabeza de fresa.- Intervino el perro mientras se acercaba, junto con su pareja, a donde Taemin se encontraba tirado.
-¡No te metas en esto, perro!- Exclamó el mandamás encolerizado.
-¡Eres un puto troglodita! ¡No vuelvas a tratar así a Taeminnie!- Gritó Key, cuya cara estaba roja debido a la rabia que sentía. Él odiaba que maltrataran a su bebé.
-¡Chúpame ésta, Diva!- Le respondió Minho haciendo un gesto obsceno mientras señalaba su entrepierna.
-¡A Key no les hables así, Minho!- Le advirtió Jonghyun con el ceño fruncido.
-¡Basta! ¡Por favor, no se peleen!- Suplicó Taemin casi al borde del llanto, no le gustaba ver a ese trío pelearse, él sabía cuánto se querían.
Minho, al ver que el pelirrojo estaba a punto de largarse a llorar, chasqueó la lengua y se dio la vuelta, para después encaminarse hacia su celda. No obstante, antes de perderse por un extenso pasillo, detuvo su andar y le dedicó unas últimas palabras a Taemin.
-No quiero que hables nunca más con Sung. Y te prohibido que vuelvas a tocar el tema de mi pasado. No te concierne y jamás te concernirá.- Sentenció el mandamás con un tono de voz que no admitía réplicas. Taemin agachó la cabeza y asintió en silencio, resignado, mientras oía los pasos de Minho alejarse rápidamente. Enseguida sintió cómo alguien colocaba una mano sobre su hombro, apoyándolo.
-Tranquilo bebé, ya se le pasará.- Le susurró Key para después revolverle los cabellos al menor.
-Soy un tonto, Umma. Siempre hago todo mal.- Protestó Taemin haciendo un tierno puchero.
-Eso nadie lo puede negar, eres un tonto, cabeza de fresa.- Aportó Jonghyun cruzado de brazos. La Diva enseguida le dio un pellizco a su pareja para que cerrara la boca.
-Tú eres perfecto, Taeminnie. El que está mal es ese bruto de Minho.- Le dijo Key mientras acariciaba la espalda del menor.
-¡Sólo quería saber un poco más sobre él!- Gritó Taemin con la voz un tanto quebrada.
-¿Para qué?- Preguntó Jonghyun.
-¡Para poder entenderlo mejor!- Le respondió el pelirrojo mientras se levantaba del suelo, con la ayuda de Key.
-¿Y por qué quieres entenderlo?- Le volvió a preguntar el perro.
-¡Por que le quiero, maldita sea! ¡De verdad lo quiero!- Reveló el menor, quebrándose y comenzando a llorar. La Diva abrazó al pelirrojo de forma protectora y Jonghyun suspiró, resignado.
-Vaya, sí que estás jodido, cabeza de fresa.
-Lo sé y no te imaginas cuánto intenté evitarlo. Me repetí mil veces a mí mismo que no me había enamorado... pero fue inútil.- Susurró Taemin mientras se separaba de Key y trataba de reprimir sus sollozos. La Diva simplemente le daba ligeros golpecitos en la espalda al menor, con el afán de lograr calmarlo.
-... ¿Por qué Minho se enojó tanto, Taeminnie?- Le cuestionó el rubio una vez que el menor logró tranquilizarse un poco.
-Porque le pregunté sobre un chico.- Les contó el pelirrojo y al oír eso, ambos reos se tensaron.
-¿Sobre qué chico?- Le preguntó el perro.
-Un chico cuyo nombre empieza con la letra "D".- Tanto Jonghyun como Key se miraron fijamente a los ojos.
-Daehyun.- Susurraron ambos al unísono.
-¿Ustedes también saben sobre él?- Les preguntó Taemin.
-Por supuesto que sí, ese chico forma parte del pasado de Minho y fue muy importante para él.- Le reveló Key; aunque ni bien terminó de decirlo, se mordió la lengua al ver cómo los ojos de su bebé se entristecían aún más.
-A la rana no le gusta hablar sobre su vida y mucho menos sobre Daehyun. Él aún está intentando superarlo y no le habrá hecho ni puta gracia que sacaras ese tema tan de repente.- Aclaró Jonghyun.
-Pero dime, Taeminnie... ¿fue Sung quien te habló sobre Daehyun?- Le preguntó la Diva con el ceño fruncido. El menor simplemente optó por asentir.
-No vuelvas a hablar con ese hijo de perra.- Sentenció Jonghyun. Y más que una sugerencia, a Taemin le sonó a orden.
-¿Tan malo es Sung?- Cuestionó el menor enarcando una ceja, tan inocente como de costumbre.
- Sí, bebé, es muy malo y odia a Minho. Él desea destruirlo a como dé lugar.- Le reveló la Diva, acariciando con delicadeza la cabeza del pelirrojo.
-Es una víbora embustera que tiene muchos trucos bajo la manga. Él sabe que puede usarte para destruir a Minho, por eso se acercó a ti. No hagas caso a las mentiras que te diga. Y no te acerques más a él.- Le dijo el castaño mientras hacía crujir sus dientes, realmente se notaba que el castaño odiaba a Sung.
El pelirrojo simplemente asintió. Si su Umma, Jonghyun y Minho le aconsejaban que no se acercara a ese tipo, pues él les haría caso. Además, la verdad es que a Taemin ese reo le cayó mal desde la primera vez que lo vio, no sabía exactamente porqué, pero había "algo" en Sung que no le terminaba de convencer. Una de las tantas cualidades del menor, sin lugar a duda era su intuición.
-De acuerdo. No se preocupen, no volveré a hablar con Sung.- Les prometió Taemin forzando una sonrisa, ya que en el fondo seguía sintiéndose mal. Ahora sabía que si quería enamorar a Minho, antes tenía que vencer a un "rival" del cual no sabía nada más que su nombre. La Diva enseguida notó el malestar de su bebé y le acarició los cabellos.
-¿Te sientes bien, Taeminnie?
-Sí Umma, estoy bien.
-¡No le mientas a tu madre!- Exclamó el rubio medio en broma, medio en serio. El pelirrojo se carcajeó divertido y Jonghyun no pudo evitar sonreír, en verdad que su pareja era única.
-Yo te aconsejo que le hagas caso. Créeme, no querrás ver a Key enojado.- Le susurró el perro y recibió un codazo por parte de la Diva. Taemin le dedicó una sonrisa a Jonghyun y asintió levemente.
-De verdad estoy bien, es sólo que...
-¿Si...?- Le animó a seguir el rubio. El menor aspiró una gran bocanada de aire antes de continuar.
-Es sólo que no paro de pensar: ¿Cómo haré para enamorar a Minho? ¿Cómo podré "vencer" a Daehyun? Si ni siquiera lo conozco.- Soltó Taemin rápidamente, mientras jugaba ansioso con sus dedos.
-Bebé, tú no tienes que vencer a nadie. No te compares ni por un segundo con Daehyun. Él y tú son personas completamente diferentes.- Comenzó diciendo la Diva mientras le dedicaba una cálida sonrisa al pelirrojo.- Taeminnie, eres especial y único, jamás lo olvides.- Ante tales palabras, los ojos cafés del menor brillaron ilusionados.
-Ti-Tienes razón, Umma. Muchas gracias, tienes un don para hacerme sentir mejor.- Le halagó Taemin antes de abrazar fuertemente al rubio, quien enseguida correspondió al abrazo.
-Además, es estúpido tratar de vencer a alguien que ya está muerto.- Soltó Jonghyun de la nada y entonces Key se apartó de Taemin para poder darle un buen golpe en la cabeza a su pareja. El perro se mordió el labio inferior y miró hacia otro lado, maldiciéndose a sí mismo por haber hablado sin pensar, a veces odiaba ser tan impulsivo. Sólo a veces.
-¿Q-Qué? ¿Mu-Muerto?- Tartamudeó el pelirrojo, abriendo sus ojos de forma desmesurada. La Diva bufó mientras apretaba con sus dedos el puente de su nariz.
-Si Minho estuviera aquí, definitivamente te patearía el trasero, Jonghyun.- Susurró Key fulminado al castaño con su mirada.
-¡Ja! Como si pudiera.- Soltó el perro cruzándose de brazos.
-Por favor, explíquenme lo que está pasando aquí.- Les pidió Taemin, una vez que logró reponerse del shock inicial.
-No hay nada que explicar, es simplemente eso: Daehyun está muerto.- Le respondió Jonghyun rodando los ojos, como si estuviese harto de hablar sobre aquel tema.- Aunque se supone que tú no deberías saber esto. Pero abrí la boca sin pensar.
-Como siempre.- Agregó la Diva con el ceño fruncido. Jonghyun puso sus ojos en blanco y no dijo nada más.
-P-Pero... ¿Cómo? ¿Qué le pasó? ¿Por qué murió?- Preguntó Taemin, mas curiosidad que nunca.
-La curiosidad mató al gato.- Le dijo el perro y la Diva asintió.
-Lo siento bebé, pero no te podemos decir más. Nosotros te queremos mucho, no obstante, también somos amigos de Minho y sé que él odiaría que escarbemos en su pasado y te contáramos algo tan personal como lo que le pasó a Daehyun.- Le dijo Key y Taemin enseguida asintió, aunque en el fondo se sentía desilusionado, él de verdad quería saber qué le había pasado a aquel chico, ¿Cómo había muerto? ¿Y por qué?
-Si quieres saberlo, pregúntaselo a Minho.- Soltó Jonghyun y el pelirrojo frunció el ceño, mirándolo como si hubiese perdido la razón.
-¿Estás loco? ¿No viste cómo reaccionó hace unos minutos? ¡Y sólo le pregunté quién era ese chico! No quiero ni imaginarme cómo reaccionará si le pregunto por qué murió.
-Nunca dije que fuera tan fácil, ¿dijiste que estás enamorado de él, verdad? Entonces pregunta menos y actúa más. Si quieres respuestas, primero enamóralo.- Le dijo el castaño y Key sonrió enternecido, le gustaba el tipo de relación que su pareja y su bebé estaban formando.
-¡¿Y qué crees que estoy tratando de hacer?! Pero no es sencillo enamorar a ese bloque de hielo.- Le respondió Taemin con ceño fruncido.
-Persevera y lo conseguirás. Sé que eres fuerte, bebé. Lo supe desde el primer momento en que te vi, por eso me acerqué a ti.- Le reveló la Diva, revolviéndole fraternalmente sus cabellos.
-Key me dijo, hace muchos meses, que tú eras la única persona capaz de enamorar a Minho. Y la verdad, al principio creí que se había vuelto loco, pero ahora me doy cuenta que tenía razón.- Agregó Jonghyun y entonces las mejillas del pelirrojo se tiñeron de un lindo color carmesí, se sentía muy halagado por las palabras de ambos reos.
-Por eso, Taeminnie, quiero que levantes la cabeza y dejes de llorar. Tú no eres débil, eso dalo por hecho. Puedes lograr todo lo que te propongas.
-Y si te caes, nosotros te levantaremos así sea a los tirones.- Agregó Jonghyun con su característico tacto.- Y no aceptaré un "no puedo" como respuesta. Me llegas a decir eso y esto.- Le enseñó su puño.- Se estampará contra tu rostro, ¿entendido?- El pelirrojo asintió entre asustado y animado.
-¡Entendido!- Afirmó Taemin haciendo la típica pose militar- ¡Muchas gracias! ¡Los quiero!- Exclamó antes de abrazarlos a ambos con fuerza. Key sonrió enternecido por el abrazo de su bebé. No obstante, Jonghyun se mostró cohibido y tosió repetitivas veces, para darle a entender al menor que los soltara, puesto que en verdad se sentía incómodo. Sin embargo, el pelirrojo siguió abrazándolos por unos cuantos segundos más, hasta que finalmente los soltó.
-Ya me dio hambre.- Soltó Key, cambiando drásticamente de tema. Jonghyun rodó los ojos.
-Tú vives con hambre.- Le riñó el perro.- Y a pesar de todo lo que comes, no engordas ni un puto gramo.- Taemin enseguida notó una sonrisa ladina adornándole el rostro a su Umma.
-Eso es porque gasto las calorías en... ya tú sabes.- Le dijo guiñándole un ojo, coqueto. Jonghyun sonrió con autosuficiencia.
-¿En qué? Anda, dilo.
-No, hay menores presentes.- Le respondió Key, clavando su mirada sobre Taemin, quien ya se encontraba ruborizado.
-¡Oh, vamos! Tu "bebé" debe tener la mente más podrida de lo que crees. Un año follando con Minho habrá sido más que suficiente para corromperlo, ¿o me equivoco, cabeza de fresa?
Taemin se sonrojó hasta las orejas, el color de su rostro en esos momentos competía con el rojo de sus cabellos. La Diva le dio un codazo a su pareja para que cerrara el hocico y le revolvió el cabello a su pequeño, buscando que se tranquilizara.
-No le hagas caso, Taeminnie. Jonghyun a veces puede ser un troglodita sin tacto, igual que Minho.- Le dijo el rubio sonriendo de oreja a oreja. El perro gruñó, no obstante, decidió cruzarse de brazos y no decir nada más. Sabía que si seguía hablando, Key iba a castigarlo, y los castigos de la Diva siempre incluían abstinencia sexual. Y el sexo era algo sagrado para Jonghyun, así que mejor no tentar a la suerte.
-Y-Yo también tengo hambre.- Reveló Taemin, rascándose la nuca.
"Hambre de Minho" Pensó Jonghyun, no obstante se mordió la lengua y no dijo nada.
-¡Qué bien! Entonces volvamos al comedor a tomarnos unos batidos, ¡Se me antoja uno de durazno!- Sugirió Key y el pelirrojo asintió entusiasmado.
-¡Me leíste la mente, Umma! Es justo lo que se me antoja a mí también.
"¡Mentiroso! A ti se te antoja un batido blanquecino y recién salido de Minho, pequeño pervertido" Pensó nuevamente el perro, sin embargo volvió a morderse la lengua y no dijo nada.
-¿Tú no vienes, Jonghyun?- Preguntó la Diva y sólo entonces el castaño dejó de divagar en sus propios pensamientos.
-Eh... sí, vámonos.- Soltó mientras comenzaba a caminar, junto con el rubio y el pelirrojo, por el pasillo que los llevaría directamente a la entrada del gran comedor que poseía aquella prisión.
"Mierda, creo que el único corrompido aquí soy yo" Pensó Jonghyun mientras suspiraba profundamente. Incluso imaginó a Key y a Taemin recostados sobre un gran escritorio, cabeza contra cabeza, siendo penetrados por su mejor amigo y él mismo, cada uno embistiendo a su respectiva pareja. Y la idea se le figuró endemoniadamente sexy. Definitivamente le propondría eso al azabache cuando tuviera oportunidad, a ver si a su amigo le parecía tan genial aquella idea como a él. Aunque conociendo a Minho... podría jurar que le gustaría, después de todo, ambos eran igual de pervertidos.
...
Mientras tanto, en otra parte de aquella cárcel, más específicamente en la enfermería. Onew estaba removiéndose sobre su camilla, con la frente sudorosa y murmurando algunas cosas como "deténganse", "paren, por favor" o "me portaré bien, lo prometo". El castaño se encontraba soñando y por lo visto se trataba de una pesadilla.
De un momento a otro, Onew abrió los ojos y lo primero que hizo fue tratar de sentarse, sin embargo un dolor agudo en su tórax se lo impidió y volvió a recostarse sobre la camilla. Aspiró y exhaló grandes bocanadas de aire, con el afán de tranquilizarse y minimizar el dolor que sentía en todo el cuerpo. Una vez que lo logró, el castaño examinó el lugar en el cual se encontraba, enseguida se percató de que se trataba de la enfermería que poseía la Underground Prison.
Poco a poco, todos los recuerdos de lo que había pasado, asaltaron la mente de Onew, quien jadeó entre sorprendido y horrorizado. ¡Dios! Las drogas definitivamente habían hecho estragos en su persona. Sí, es verdad, no podía negar que él sentía resentimiento hacia Taemin porque Minho lo había preferido por sobre él. Pero Onew jamás ordenaría a alguien que matara a otra persona, ni siquiera a Taemin, por muy enojado que estuviese. No obstante, los efectos de los narcóticos que consumió, le nublaron la razón y le hicieron hacer cosas que él, conscientemente, nunca haría.
El pollo recordó cómo lo defendió Taemin, puesto que Minho estaba más que dispuesto a matarlo. No podía creer cuánta bondad había en el corazón de aquel chico. Quizás... Onew sintió tanto resentimiento hacia Taemin, porque veía en aquel pelirrojo toda esa pureza que él tanto anhelaba. Y que sin embargo jamás poseería, porque la había perdido hace tiempo.
Nuevamente un montón de imágenes asaltaron la mente de Onew y él comenzó a llorar en silencio. No quería acordarse de su pasado, deseaba olvidar de dónde venía. Todos los recuerdos de su niñez lo atormentaban y sentía tanta vergüenza. Se sentía tan poca cosa al lado de Taemin y eso le dolía muchísimo. Cuánto le gustaría a él tener un poquito de esa pureza y esa valentía que poseía aquel pelirrojo.
Cualquier otra persona en su lugar, hubiese dejado que Minho lo matara. Después de todo, se lo merecía. Sin embargo Taemin arriesgó su pellejo con tal de salvarlo, ¡a él! Al desgraciado que había mandado a un reo a que lo matara. Era increíble. No le alcanzaría la vida para agradecerle a aquel pelirrojo lo que había hecho por él. Porque no sólo lo había salvado, ¡No! Le había regalado una nueva oportunidad para vivir, para ser feliz... y para cambiar. Eso, ESO... simplemente no tenía precio.
Cuando Onew trató de levantar su mano derecha para secar sus lágrimas, recién se dio cuenta de que alguien estaba sujetándola. Al enfocar mejor su vista, pudo percatarse de que se trataba de Joon. Al verlo recordó al pelinegro ofreciéndole su vida a Minho a cambio de que el susodicho se la perdonara a él. Y entonces una sonrisa entre triste y dulce surcó el rostro del pollo. Joon realmente debía estar muy enamorado de él como para arriesgar su vida de semejante manera. Y en esos momentos Onew, se sintió la peor escoria sobre la faz del planeta, puesto que él trató muy mal a Joon y despreció sus sentimientos en repetitivas ocasiones, obsesionándose con Minho, quien ni en mil años corresponderías a sus sentimientos.
-Y a pesar de todo, tú corriste hasta la celda de Minho, ofreciste tu vida a cambio de la mía y me abrazaste de forma protectora.- Susurró el castaño con la voz ronca debido a su estado. Lágrimas de felicidad rodaban por sus pálidas mejillas, quería susurrar un "Gracias", pero sabía que no podría expresar su agradecimiento con simples palabras. Nunca se había sentido tan querido en toda su vida, ¡Y se sentía jodidamente bien!
Onew trató levantar su otra mano disponible para secar sus lágrimas, no obstante sintió un tirón doloroso y entonces se percató de que esa mano, más específicamente en su muñeca, tenía inyectado un suero, así que la volvió a apoyar sobre la camilla. Suspiró profundamente y luego se carcajeó risueño.
-Tal parece que tendré que dejar que mis lágrimas se sequen solas no más.- Susurró mientras observaba un tanto adormecido a Joon, quien se encontraba sentado en una silla bastante incómoda al lado de la camilla de Onew, reposando su cabeza sobre el colchón y sujetando fuertemente la mano derecha del pollo. El semblante del pelinegro se notaba cansado, podía deducirse a simple vista que llevaba muchas horas en esa misma posición, velando el sueño del castaño.
-Joon... te prometo que algún día seré yo quien vele tus sueños. Gracias...- Susurró Onew mientras acariciaba con su dedo pulgar la mano del pelinegro. Lentamente sus párpados fueron cerrándose, debido al cansancio mental y físico que sentía en esos momentos.
Había muchas cosas que el pollo deseaba hacer. Entre ellas estaba pedirle perdón y darle las gracias a Taemin. No obstante, primero tenía que recuperarse, puesto que estaba más o menos consciente del deplorable estado en el cual se encontraba. Y para mejorarse debía dormir mucho, comer bastante, tomar los medicamentos que le receten y dejar pasar los días. Esperaba poder levantarse en poco tiempo. Él estaba acostumbrado al maltrato después de todo, así que seguramente se recuperaría muy pronto.
Onew bostezó y cerró por completo sus ojos. A los pocos minutos cayó en los brazos de Morfeo y se quedó profundamente dormido. Por suerte, pudo conciliar un sueño tranquilo y no volvió a tener pesadillas. Eso sí, en ningún momento soltó la mano de Joon, puesto que de esa manera, el pollo se sentía realmente protegido... ¿y por qué negarlo? También querido...
...
Mientras tanto, en uno de los miles de pasillos que poseía aquel lugar. Un lindo pelirrojo se encaminaba hacia la celda del mandamás de aquella prisión. Después de beber unos ricos batidos junto con Key y Jonghyun, el menor había reunido el valor para encarar a Minho. Así que decidió irse del comedor con el afán de buscar al azabache, ¿para qué? Pues la verdad es que no estaba del todo seguro, pero sí sabía que le urgía hablar con Minho. Así que lo haría y punto.
Key le dijo que no era una buena idea, puesto que el azabache seguramente no tendría ganas de hablar con nadie en esos momentos. Así que le aconsejó que al menos esperara un día antes de hablar con el mandamás. No obstante Taemin, terco como ninguno, no hizo caso al consejo del rubio y aun así decidió irse a buscar al azabache. E incluso rechazó la oferta que Key le hizo, la cual consistía en que tanto Jonghyun como él lo acompañarían, para que no tenga que enfrentarse solo a Minho.
Al final, la Diva y el perro simplemente lo dejaron ir, deseándole suerte en sus mentes. Puesto que ellos dos sabían que su amigo estaría con un humor de perros en esos momentos. Pero ni modos, cuando Lee Taemin se proponía hacer algo, nada ni nadie podía detenerlo. Ni siquiera su Umma.
Después de una caminaba más o menos larga, el pelirrojo finalmente llegó a su destino. Y ni bien lo hizo, sus piernas comenzaron a temblar, sin embargo se armó de valor e ingresó al interior de aquella celda con el pecho inflado y la cabeza en alto.
Ni bien entró a la celda del mandamás, la nariz de Taemin percibió un extraño polvo en el ambiente y un ligero escozor le nubló la vista. No obstante, el menor parpadeó repetitivas veces, con el afán de lubricar sus ojos y sólo entonces logró acostumbrarse. Cuando su vista volvió a ser la misma, el pelirrojo pudo ver a Minho dándole la espalda, a unos pocos metros de distancia.
Taemin tragó saliva y no supo por qué, pero sabía que el mandamás ya estaba al tanto de que él se encontraba parado a sus espaldas. Y eso lo ponía increíblemente tenso. ¿Minho ya se habría calmado? ¿O estaría incluso más enojado que antes? No quería saber la respuesta de esa última pregunta.
Los minutos pasaron y ninguno de los dos se atrevía a decir nada, simplemente se oía el sonido de sus respiraciones dentro de aquella celda. Taemin ya estaba sudando frío, ¿por qué estaba tan jodidamente nervioso? ¡Había sido él quien decidió ir buscar a Minho! ¡Así que debía ser él quien iniciara la conversación!
-¿P-Por qué te fuiste así sin más?- Preguntó el pelirrojo, rompiendo el incómodo silencio que se había formado en aquella celda.
-Porque me dio la puta gana.- Respondió el mandamás, aún de espaldas. Taemin frunció el ceño, la voz del azabache sonó más ronca de lo normal.
-Date la vuelta. Mírame a los ojos.- Le exigió y entonces vio cómo Minho suspiraba profundamente para después darse la vuelta.
Cuando el pelirrojo finalmente pudo clavar su mirada sobre los inexpresivos ojos del mandamás, enseguida se percató de que las pupilas del mismo estaban muy dilatadas. ¿Acaso Minho había estado...?
-Dime, Taemin... ¿quieres morir?- Le preguntó el azabache de repente. Esa pregunta tomó por sorpresa al menor, quien casi se atraganta con su propia saliva.
-¿Q-Qué...?
-¿Quieres morir?- Le volvió a preguntar con una tranquilidad que hacía estremecer a Taemin.
-¡Por supuesto que no! ¡¿Qué clase de pregunta es esa?! ¡Nadie quiere morir!
-Entonces lárgate de aquí.- Ante tales palabras, el pelirrojo abrió desmesuradamente sus ojos y su quijada se desencajó.
-¿Q-Que me largue dices? ¿Que me largue dónde? ¿Quieres que salga de ésta celda?- Le cuestionó sin entender una mierda lo que el otro trataba de decirle. Minho puso sus ojos en blanco, hastiado.
-Vete de la Underground Prison.- Le explicó y entonces Taemin sintió cómo sus piernas empezaron a temblar, como si estuviesen hechas de gelatina.
-¿Qué...? Pero, ¿por qué?
-Habla de nuevo con ese puto abogado. Dile que comience el juicio para declararte inocente y sacarte de aquí cuanto antes.- Le dijo para después darse la vuelta nuevamente, dándole la espalda al menor.
-P-Pero tú dijiste...-Sin embargo el pelirrojo no pudo terminar, puesto que el azabache lo interrumpió.
-¡Sé lo que dije! ¡Y sé lo que te estoy diciendo ahora! No te preocupes, no les haré nada ni a ti ni a tu familia. Sigue con tu vida, el trato se terminó. Ya no eres más mi juguete.- Al oír aquello, los ojos de Taemin se llenaron de lágrimas y sintió cómo su pecho se estrujaba de tal manera, que le impedía respirar de forma correcta. Él no quería que el trato de se terminara, él no quería volver a su casa. Él quería quedarse ahí, con Minho y con los demás. No le importaba nada, ni siquiera seguir siendo un jodido juguete o que de vez en cuando trataran de matarlo. Él podía soportar todo eso, cualquier cosa, ¡Con tal de estar con Minho, él sería capaz de hacer y soportar cualquier cosa!
-¡¡NO!!- Gritó con todas las fuerzas que tenía su garganta. El mandamás, sorprendido, giró su cuerpo hacia atrás para poder mirar al pelirrojo. Y quedó estupefacto al ver el rostro de Taemin inundado en lágrimas.
-¿C-Cómo que no...? ¿Acaso eres estúpido? ¡Te estoy dando la oportunidad de ser libre y tú...!- Sin embargo ahora fue Minho quien no pudo terminar de decir lo que quería, puesto que el menor lo interrumpió.
-¡¡No quiero ser libre!!! ¡¡Quiero quedarme aquí, con mi Umma, con Jonghyun y con mis otros amigos!!- Exclamó sin dejar de llorar. El mandamás rodó los ojos, exasperado.
-¿No lo entiendes, verdad? Éste lugar no es para ti. Eres demasiado inocente e ingenuo, tú crees que todas las personas son buenas y no es así. Mucho menos en una cárcel. ¿Sabes por qué has sobrevivido hasta ahora? ¡Porque siempre aparecemos Key, Jonghyun o yo para salvarte el culo! Si no estuviésemos nosotros, tú hace rato ya hubieras muerto.
-¡¿Y cuál es el problema?! Siempre y cuando estén ustedes, estaré a salvo. No le veo el inconveniente.
-El problema es, ¿qué va a pasar cuando ninguno de los tres esté para defenderte? ¿Qué ocurrirá? Y no me vengas con mamadas de que sabes cuidarte solo, porque eso ni tú te lo crees.
Taemin guardó silencio. No dijo nada porque sabía que Minho tenía razón. Pero aun así él no quería irse ni pensaba hacerlo. Siguió sollozando en silencio mientras trataba, inútilmente, de secar su rostro, el cual se encontraba completamente mojado a causa de las lágrimas.
-No me importa, sabré cómo arreglármelas.- Le respondió orgulloso, como siempre. El mandamás suspiró de forma ruidosa, ese chiquillo jamás cambiaría.
-Vete a casa. Allí tienes una familia que te quiere y te protege. Sigo sin entender por qué diablos prefieres quedarte aquí, pudriéndote junto con nosotros, en lugar de salir afuera, donde estarías muchísimo mejor.
-¡¡POR TI!!- Le gritó el menor a todo pulmón.- ¡Porque quiero estar contigo, quiero tenerte sólo para mí y me importa poco todo lo demás! ¡Me importa una mierda que me digas juguete, sí, me duele, pero puedo soportarlo! ¡Me importa muy poco que me intenten matar, porque sé que todo ese sufrimiento valdrá la pena! ¡Y sé que siempre aparecerás para salvarme! ¡Lo sé! ¡Porque mi corazón me lo dice y confío en él!
Taemin tuvo que morderse la lengua para poder cerrar la boca de una buena vez por todas. La expresión de estupefacción que adornaba el rostro del mandamás en esos momentos, lo hizo callar. ¡Mierda! ¡Mil veces mierda! ¡Le había confesado sus sentimientos a Minho! Y ésta vez sí que no tenía excusas.
Un incómodo silencio de formó. Ambos reos se miraron fijamente a los ojos. Taemin miraba a Minho con miedo y éste último estaba en shock, no podía creer lo que el menor le acababa de decir.
Pasaron los minutos y el pelirrojo comenzó a sudar frío, tenía ganas de salir corriendo de allí, estaba demasiado avergonzado. Sin embargo no podía hacerlo, ya que sus piernas no reaccionaban, era como si estuviesen pegadas al piso o algo así. Mientras tanto Minho seguía penetrándolo con su mirada. Por un instante, Taemin pensó en mirar al suelo, no obstante, enseguida desechó esa idea puesto que la consideró una cobardía. Y él no era ningún cobarde. Estaba dispuesto a afrontar las consecuencias de sus actos.
-Repite lo que dijiste.- Soltó Minho en un siseo de voz, la expresión en su rostro había cambiado completamente. Ya no estaba sorprendido, estaba realmente enojado.
-No es necesario que te lo repita. Ya lo oíste la primera vez.-Le contestó Taemin haciéndose el valiente, sin embargo sus piernas lo traicionaron y empezaron a temblar como si estuviesen hechas de gelatina.
-¿Cuántas veces te he dicho que no te enamores de mí?-Le cuestionó el mandamás apretando fuertemente sus puños, conteniendo las ganas que tenía de golpear a Taemin por ser tan estúpido.
-Muchas veces.
-¿Y? ¿Acaso le estuve hablando a una jodida pared todo este tiempo? ¿O eres sordo?- El pelirrojo aspiró una gran bocanada de aire antes de responderle. Sentía que en cualquier momento Minho se lanzaría encima de él y lo estrangularía, como ya había pasado en una ocasión de hecho.
-Sobre el corazón no se manda. Mis oídos escucharon pero mi corazón es muy necio. Sólo te pido... que me creas cuando te digo que hice todo lo posible por tratar de borrar este sentimiento que habita en mí.- Después de oír aquellas palabras, Minho se descojonó en su cara. Taemin sintió un nudo en la garganta al ver cómo el azabache se carcajeaba delante de sus narices.
Pasaron los segundos y el mandamás seguía riéndose, agarrándose el estómago con ambas manos porque ya le dolía de tanto reírse. Por otro lado, Taemin estaba allí, parado a un metro y medio del mandamás, llorando en silencio y deseando que el suelo se abriera para tragarlo. No podía hablar ni moverse, sentía cómo algo se rompía dentro de él. Para Taemin, cada carcajada de Minho, era un puñal que se clavaba directamente en su pecho. ¿Por qué se tuvo que enamorar de ese hombre tan insensible? ¿Por qué se empeñaba en amar con todas sus entrañas... a un tipo que jamás correspondería a sus sentimientos?
De un instante a otro, el mandamás dejó de reírse. Su semblante se enserió drásticamente y su negra mirada se clavó sobre los llorosos ojos de Taemin, fulminándolo sin compasión alguna. A zancadas, Minho se acercó al pelirrojo y lo jaló fuertemente del cabello, obligándolo a levantar la cabeza y arrancándole un gemido de dolor, debido a la presión que estaba ejerciendo sobre su cuero cabelludo.
-¡Duele!- Chilló el menor mientras trataba, inútilmente, de liberarse del agarre de Minho. Sin embargo éste último jaló de su cabello con más fuerza para que el menor se quedara quieto.
-Te lo advertí, Taemin. Te dije que no te enamoraras de mí.-Comenzó diciendo el mandamás con un tono de voz frío y autoritario.- ¿Qué pensabas? Que iba a emocionarme y decir alguna cursilería como "¡Oh, bebé, yo también me enamoré de ti!" ¿Eh? ¿Eso pensabas? ¡No seas estúpido, mocoso!- Exclamó Minho casi escupiéndole esas palabras tan soeces al menor. Taemin simplemente lloraba, mordiéndose el labio inferior para evitar sollozar, en verdad le dolía demasiado oír lo que Minho le estaba diciendo. Sí, él sabía que el mandamás reaccionaría mal. Sabía que nunca correspondería a sus sentimientos... pero quizás, en alguna parte de su inconsciente, él guardaba la esperanza de que tal vez Minho comprendería aunque sea un poco su sentir. Pero ya veía que no era así. Ese hombre que tenía parado enfrente de él, sosteniéndolo fuertemente de sus cabellos, era insensible y no tenía sentimientos. Y aun así... él seguía jodidamente enamorado de ese bloque de hielo. Qué estúpido era. Minho tenía razón, era un estúpido.
De un momento a otro, Taemin sintió cómo el mandamás liberaba sus cabellos, sólo para proseguir a sujetarlo fuertemente del antebrazo y jalarlo hacia afuera de la celda.
-¡¿Q-Qué haces?!- La voz del menor se escuchó quebrada, debido al nudo que sentía en su garganta.
-¡Lárgate de aquí!- Exclamó Minho antes de tirarlo afuera de la celda. Taemin cayó al suelo de rodillas y comenzó a sollozar. No podía (o no quería) creer lo que estaba pasando, todo eso debía ser una maldita pesadilla... ¡Y quería despertar cuanto antes!
-M-Minho... es-escúchame...-Trató de hacerlo razonar, sin embargo el mandamás no se lo permitió, era como si estuviese poseído o algo así, no parecía él.
-¡Quiero que te largues de ésta prisión! ¡Si no te vas, me encargaré de hacer tu vida miserable!- Le amenazó antes de agarrar las rejas de su celda y cerrarla con fuerza, justo enfrente de las narices del pelirrojo.
Taemin parpadeó repetitivas veces, mientras veía cómo el azabache le daba la espalda y se encaminaba hacia su cama, ignorándolo por completo. El menor realmente no sabía qué decir, esa persona que tenía delante de él no podía ser Minho, no podía ser su Minho.
El pelirrojo se levantó del suelo tambaleándose y se alejó de allí con parsimonia. Él era consciente de que sería inútil tratar de razonar con Minho en esos momentos. Así que lo mejor sería marcharse. Deseaba llegar a su celda, acostarse en su cama y olvidar todo lo que acababa de pasar.
No obstante, cuando estaba a unos 20 metros de llegar a su celda, otra vez se quebró y comenzó a llorar, tapándose la cara con ambas manos, para que nadie pudiera ver lo patéticamente vulnerable que se encontraba en esos momentos.
Al final, Taemin decidió no irse a su celda, puesto que sabía que allí lo esperaría Bae. Él realmente apreciaba mucho a su amigo, pero no quería que lo viese así de vulnerable. Además, si le decía que era culpa de Minho, Bae se enojaría muchísimo con el mandamás y de paso le daría un sermón. Y eso, era lo último que el pelirrojo necesitaba en esos momentos. Sólo quería estar solo.
Así que optó por sentarse en el tercer escalón, de una solitaria escalera que se encontraba en la esquina de un desolado pasillo. Prácticamente ningún reo pasaba por allí, puesto que un pobre infeliz se había ahorcado allí y todos decían que su alma seguía vagando por esa escalera.
Taemin no creía en nada de esas cosas. Y le daba igual mientras que nadie lo molestara. El pelirrojo flexionó sus rodillas, apoyó sus brazos sobre las mismas y después ocultó su rostro allí, mojando con sus lágrimas las mangas de la sudadera que traía puesta en esos momentos.
El pelirrojo permaneció en ese mismo lugar, sollozando en esa misma posición por... la verdad es que perdió la cuenta de cuántos minutos estuvo así. Pero lo único que sabía, es que le hizo muy bien desahogarse. A veces llorar nos hace sentir mejor con nosotros mismos, aunque no solucione nada en realidad. Pero es un medio de "sacar" eso que tenemos dentro y que nos hace mal.
Después de "desahogarse", Taemin se sintió mucho mejor. No obstante, también sentía sus ojos irritados y eso lo ponía de malhumor. Pensó que lo mejor sería dormir un rato, sin embargo no podía llegar a su celda así, con los ojos rojos de tanto llorar, ya que sus amigos le llenarían de preguntas y él no tenía ganas de responderlas en esos momentos. Por ende optó por dormir allí, en esa misma escalera. Al principio le pareció una idea peligrosa, pero después recordó que Minho ya había matado a muchos reos que intentaron ponerle un dedo encima, así que se le pasó.
El pelirrojo durmió por dos horas aproximadamente. Pero abrió sus ojos cuando un ruidoso bullicio lo despertó. Taemin se desperezó y sintió las vértebras de su columna crujir, dormir sentado no era nada cómodo que digamos. Tampoco es como si las camas de la Underground Prison fueran un lujo, pero definitivamente eran mejor que aquella escalera.
Al enfocar mejor su vista, el pelirrojo pudo ver a un montón de reo hablar entre sí. Algunos iban y venían. Unos se notaban sorprendidos, otros asustados y algunos satisfechos.
Taemin no entendía nada, lentamente fue levantándose de aquella escalera mientras trataba de oír lo que algunos reos decían. Sin embargo, le era muy difícil, puesto que aún se encontraba adormecido y además todos esos tipos hablaban a la vez, lo cual complicaba aún más su tarea.
-¡Eh, Taemin!- Exclamó un reo cualquier mirándolo, el pelirrojo clavó sus ojos sobre aquel hombre.- ¡Deberías ir a ver a tu príncipe azul! ¡Dale el beso mágico para que despierte!- Se burló ese hombre en su cara. El pelirrojo frunció el ceño, sin entender absolutamente nada de lo que el otro le estaba diciendo.
-¡Idiota! Es al revés, se supone que el príncipe debe despertar a la princesa con el beso.- Agregó otro, también mofándose.
-Bueno, es que Minho y Taemin no son una pareja muy convencional que digamos.- Aportó otro reo más, enseñándole al menor su asquerosa sonrisa.
-¿De qué diablos están hablando?- Les preguntó el pelirrojo cruzándose de brazos, ya harto de tanto suspenso.
-¿De qué estamos hablando?- Le respondió el mismo reo descojonándose en su sitio.- ¡Te estamos diciendo que tu príncipe guardián está inconsciente! ¡Así que corre a despertarlo con el beso mágico!
Taemin al oír aquello abrió sus ojos de forma desmesurada, ¿Minho inconsciente? ¡Debía ser una broma! ¿Por qué se desmayaría el mandamás? El menor comenzó a hiperventilar, notablemente preocupado por el azabache. Y su estrés aumentaba al ver cómo todos esos reos se burlaban de forma mordaz.
Sin escuchar un solo comentario más, Taemin se echó a correr hacia la celda del mandamás, esquivando a todos los reos que se interponían en su camino y haciendo a un lado, con la poca fuerza que tenía, a otros cuantos. Estaba realmente desesperado, sólo esperaba que a Minho no le haya pasado nada malo. Toda la tristeza y el enojo que había sentido horas atrás... se habían esfumado en el aire. Lo único que sentía en esos momentos era preocupación. ¡Dios! ¡Cuánto amaba a ese hombre!
Cuando finalmente llegó a la celda del mandamás, vio a Key y a Jonghyun tratando de reanimar a un inconsciente Minho. A Taemin se le estrujó el corazón cuando vio al azabache tirado en el piso, con sus penetrantes ojos negros cerrados y siendo auxiliado por sus amigos.
Y es que realmente no sabía qué hacer ni cómo reaccionar, ¡Jamás había visto a Minho así! Tan débil e indefenso. Tan... mortal. Dios, la sola idea de perder al azabache hizo que todo en la mente de Taemin colapsara, él no podría superar su pérdida, ¡No! ¡Nunca! ¡El azabache tenía que despertar!
-¡¡MINHO!!- Exclamó el pelirrojo con todas las fuerzas que poseían sus pulmones antes de correr hacia donde se encontraban los tres reos, con el afán de ayudar a Key y a Jonghyun, quienes también se encontraban notablemente preocupados por el estado del mandamás en esos momentos...
...
...Continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro