Revelaciones. Eres mi imán. Cada uno elige su destino.
...
-¡¡MINHO!!- Exclamó el pelirrojo con todas las fuerzas que poseían sus pulmones antes de correr hacia donde se encontraban los tres reos, con el afán de ayudar a Key y a Jonghyun, quienes también estaban notablemente preocupados por el estado del mandamás en esos momentos.
Sin embargo, cuando Taemin llegó allí y vio el maltrecho estado en el cual se encontraba Minho, sus piernas y manos comenzaron a temblar, e incluso sintió cómo su frente se perlaba de sudor frío. El mandamás estaba más pálido que nunca, casi como si la vida hubiese abandonado su cuerpo, sus labios carnosos se encontraban resecos y azulados, tenía unas marcadas ojeras negras debajo de sus ojos, los cuales en esos momentos se hallaban cerrados y... lo que realmente dejó en shock al pelirrojo, fue percatarse de que Minho no estaba respirando. Éste hecho provocó que todo dentro de Taemin colapsara. Simplemente no podía reaccionar, su corazón se contraía de dolor porque sentía que había perdido al azabache. A su querido azabache...
-¡Corre, Jonghyun! ¡Ve a buscar ayuda!- Ordenó Key, quien tomó el control de la situación al percatarse de que tanto Taemin como su pareja no sabían cómo reaccionar ante tal situación.
-¡S-Sí!- Respondió el perro, una vez que se recompuso del shock inicial que sufrió al ver a su mejor amigo en semejante estado. Sin desperdiciar un solo minuto más, Jonghyun se paró y corrió en dirección a la enfermería, pasando por al lado de un estupefacto pelirrojo y haciéndose paso a base de empujones entre la muchedumbre de reos que había rodeado aquella celda.
-¡Maldita sea, Minho! ¡No puedes morirte así!- Exclamó Key más histérico que nunca, para después proceder a practicarle RCP al azabache.
El rubio se paró y utilizó su fuerza para acomodar mejor el inerte cuerpo del mandamás sobre el suelo, luego se arrodilló a la altura del hombro de Minho, para después agarrar la cabeza del susodicho posicionando una de sus manos sobre la barbilla y la otra sobre la frente del otro, llevándola hacia atrás. Después de eso prosiguió a llenar los pulmones del azabache de oxígeno, taponando la nariz de Minho y practicándole respiración boca a boca.
Luego de eso Key separó su boca de la de su amigo y acercó su oído a los labios entreabiertos del mismo; enseguida chasqueó la lengua al percatarse de que Minho seguía sin respirar, entonces decidió chequear rápidamente su pulso y suspiró aliviado al percatarse de que el mayor aún seguía vivo.
-Tienes que resistir. No puedes morir así. Taemin te necesita.- Le susurró antes de colocar sus dos manos, una encima de la otra, sobre el centro del pecho de Minho.- ¡¡VIVE!!- Exclamó antes de ejercer una fuerte presión sobre el pecho del mandamás, sin doblar sus codos en ningún momento, unas treinta veces.
Éste procedimiento lo repitió durante dos minutos y treinta segundos aproximadamente, realizándolo de manera alterna junto con la respiración boca a boca, desesperándose más y más a cada momento, puesto que el azabache seguía sin respirar y además el bullicio formado por los reos que se encontraban afuera de la celda era insoportable. Estos dos factores realmente le estaban crispando los nervios a Key.
No obstante, de un momento a otro, la Diva escuchó un suspiro ahogado por parte de su amigo y entonces optó por colocarlo rápidamente en posición lateral de seguridad. Y al cabo de pocos segundos, el rubio se apartó aliviado mientras veía cómo Minho entreabría sus ojos negros lentamente, las pupilas de los mismos seguían dilatadas y su mirada estaba perdida.
Sin embargo, cuando su mirada se posó sobre el cuerpo de Taemin, quien se encontraba parado a sólo dos metros de Minho, entonces los ojos confundidos del mandamás se abrieron sorprendidos y se cristalizaron, como si estuviese a punto de llorar. Mas no lo hizo, ninguna lágrima salió de sus ojos, simplemente levantó su brazo tambaleante y trató de alcanzar, en vano, el cuerpo de Taemin.
-D-Daehyun... n-no te vayas, n-no me dejes so-solo... y-yo lo... lo...- Sin embargo Minho no pudo terminar la oración, puesto que nuevamente cayó inconsciente, aunque ésta vez, por suerte, siguió respirando.
Taemin no pudo aguantar más su propio peso y también cayó de rodillas al suelo. Demasiadas emociones para un solo día. No podía soportarlo más, simplemente deseaba que todo eso que le estaba pasando parara de una buena vez por todas. Las discusiones, los constantes cambios de humor de Minho, las malditas comparaciones, en serio que todo ese rollo le estaban crispando los nervios.
-¡Córranse sabandijas! ¡Háganse a un lado!- Aquella voz prepotente y autoritaria sólo podía pertenecer a una persona. El pelirrojo giró lentamente su rostro hacia atrás y entonces vio a Jonghyun hacerse paso entre la multitud de reos que rodeaban aquella celda, atrás de él estaban dos enfermeros sosteniendo una camilla.
-¡Tardaste!- Le reclamó Key.
-Vine tan rápido como pude... ¿sigue con vida?- Preguntó Jonghyun, tratando inútilmente de ocultar su nerviosismo mientras se acercaba al rubio y al azabache.
-Sí. Logré reanimarlo.- Al oír esto último, el perro no pudo evitar suspirar aliviado.
-¡Rápido!- Exclamó el castaño y ambos enfermeros prepararon todo para subir al mandamás arriba de aquella camilla. Entre Jonghyun y Key levantaron el inconsciente cuerpo de Minho para después colocarlo encima de aquella camilla.
Los enfermeros prosiguieron a llevar rápidamente a Minho hacia la enfermería para poder desintoxicarlo de aquella sobredosis que había padecido. No obstante, antes de alejarse por completo, uno de ellos se detuvo y clavó su mirada sobre Key.
-¿Sabes qué tipo de droga ha consumido? Saber eso nos ahorraría muchos contratiempos y el proceso para rehabilitarlo se acortaría en demasía.- Le comentó y el rubio enseguida asintió.
-Estoy seguro de que Minho ha tenido una sobredosis de cocaína.- Les reveló y ambos enfermeros asintieron para después seguir su camino hacia la enfermería, abriéndose paso entre la multitud de reos quienes se hacía a un lado sorprendidos al ver al mandamás en ese estado.
La Diva suspiró aliviado y luego miró a su pareja, enseguida se percató de que las manos de Jonghyun estaban temblando. Así que optó por agarrar una de ellas entre las suyas y apretarla levemente, dándole a entender que él estaba allí para apoyarlo.
-Cálmate, perrito. Minho superará esto rápidamente. Tú mejor que nadie sabes lo fuerte que es.- Le susurró para después dedicarle una cálida sonrisa, que logró calmar el intranquilo corazón de Jonghyun.
-Sé que es fuerte... es sólo que...- El castaño negó repetitivas veces con la cabeza.- Es sólo que pensé que realmente lo habíamos perdido.- Le reveló en un susurro casi inaudible. Mientras miraba hacia otra parte y ocultaba su mirada detrás de su abundante flequillo castaño.
Key no pudo evitar sonreír enternecido, mientras acariciaba la callosa mano de su pareja con sus suaves y delicadas manos. Aunque el perro aparentara ser un criminal desalmado, frío y sin escrúpulos. La verdad es que detrás de toda esa coraza se encontraba un hombre sensible y un excelente amigo que siempre se preocupaba por la seguridad de las personas que amaba. Y aunque en ese reducido círculo de personas con las cuales Jonghyun se mostraba tal cual era sólo se encontrasen Minho y él mismo. Key estaba seguro de que muy pronto Taemin también formaría parte de aquel círculo, si es que ya no formaba parte, de hecho.
Al pensar en el pelirrojo, la Diva recién recordó que el mismo se encontraba arrodillado a unos dos metros de donde ellos se hallaban parados. El rubio enseguida se percató de que Taemin aún seguía conmocionado por todo lo que había ocurrido. Así que optó por proceder de la siguiente manera.
-Jonghyun...- Llamó al castaño y éste enseguida le prestó atención.- Necesito que vayas a la enfermería a cerciorarte de que en serio rehabiliten a Minho y no se aprovechen de su estado para hacerle algo.
-De acuerdo. Pero... ¿y tú? ¿No vendrás conmigo?- Key negó levemente con su cabeza.
-Antes necesito hablar con Taemin. Sólo míralo.- Ante tal petición, Jonghyun volteó el rostro y efectivamente vio que Taemin aún se encontraba petrificado.
-Un par de bofetadas sería suficiente para hacerlo reaccionar.- Soltó de repente y entonces el rubio le dio un fuerte tirón de oreja.
-¡Eres un puto insensible! Ahora corre a ver que Minho esté bien. Yo enseguida iré junto con Taemin.- Le ordenó Key con el ceño fruncido. Jonghyun, a regañadientes, obedeció mientras se frotaba su oreja adolorida.
Una vez que la Diva vio al perro desaparecer entre la multitud de convictos. Caminó hacia donde Taemin se encontraba arrodillado y se agachó para poder quedar a su misma altura. El pelirrojo tenía la mirada perdida, como si estuviese inmerso en sus propios pensamientos sin prestarle la menor atención a su entorno. Key abrió la boca para empezar a hablarle, sin embargo su mirada se desplazó de Taemin a los reos que se encontraban a un metro de ellos y los mismos temblaron de pies a cabeza mientras retrocedían uno o dos pasos hacia atrás.
-¿Qué? ¿No tienen nada mejor que hacer? Esta es una conversación privada.- Les dijo afilando peligrosamente su mirada. Los reos no dijeron nada, simplemente se miraron unos a otros. Key rodó los ojos y bufó. - ¡Lárguense de aquí! ¡Ahora!- Exclamó fastidiado y sólo entonces los reos, entre asustados y ofendidos, comenzaron a dispersarse dejándolos finalmente solos.
"Malditos chismosos" Fue lo que pensó el rubio mientras bufaba hastiado. Cuando el último de los reos desapareció de su cambio de visión. Key decidió clavar nuevamente su mirada sobre el pelirrojo. Luego de meditarlo durante unos segundos, llegó a la conclusión de que quizás la lógica de Jonghyun no estaba tan errada después de todo. Zarandeó a Taemin de los hombros unas nueve veces y al ver que eso no surtía efecto, optó por levantar su mano y estamparle una bofetada (suave) al menor.
Sólo entonces Taemin reaccionó y jadeó sorprendido. Para después mirar fijamente al rubio, quien sonrió arrepentido mientras acariciaba la mejilla que anteriormente había abofeteado. Taemin no pudo aguantar más y se lanzó a los brazos de Key, apoyando su frente sobre el hombro del rubio. La Diva correspondió al abrazo y acarició con delicadeza los rojos cabellos del menor.
-Todo estará bien, Taeminnie.- Le susurró cerca de su oído. No obstante, a la Diva casi se le parte el corazón cuando escuchó al pelirrojo sollozar.- No llores, bebé. Por favor no llores.- Le pidió abrazándolo con más ímpetu.
-E-Es que M-Minho... él...
-Él sobrevivirá. Ha superado cosas peores, bebé. Es muy fuerte.
-Sé que es fuerte... p-pero...
-No busques peros. Y acuérdate siempre de esta frase: hierba mala nunca muere.- Le dijo guiñándole un ojo y Taemin no pudo evitar sonreír. Key siempre le sacaba una sonrisa incluso en momentos así.
-Muchas gracias. De verdad.- Soltó el menor mientras se apartaba lentamente de los brazos del rubio.
-Sabes que no tienes que dar las gracias por nada. Lo hago porque te quiero, bebé.
-Yo también te quiero mucho, Umma.- Le respondió sonriente y Key enseguida le revolvió los cabellos, como siempre lo hacía.
-Ahora andando. Jonghyun nos está esperando en la enfermería.- Le dijo la Diva mientras se paraba y le tendía una mano a Taemin, para ayudarlo a levantarse del suelo. No obstante, el pelirrojo no agarró la mano y prefirió mirar hacia otra parte.
-Yo... iré después. Adelántate tú, Umma.- Le respondió abrazando sus rodillas sin poder mirar al rubio a los ojos. Key frunció el ceño desconcertado por el actuar del menor.
-Taeminnie... a ti te pasa algo, ¿qué es?- Le preguntó Key sin rodeos y Taemin arrugó su nariz.
-No me pasa nada.- Le mintió de forma descarada. El rubio no era ningún tonto así que se cruzó de brazos.
-Odio que me mientan, bebé. Deberías saberlo ya.
-Por favor Umma... no me preguntes más.- Le suplicó Taemin escondiendo su rostro entre sus piernas flexionadas.
-¿Es por lo que pasó hace un rato con Minho? ¿Es porque te dijo "Daehyun"?- Al oír aquel nombre, los hombros de Taemin se sobresaltaron. Y Key lo miró con suspicacia. Tal parece que había dado en el clavo.-... Es por eso, ¿verdad?- Taemin bufó y alzó su mirada.
-¿Acaso soy tan transparente?- Key dejó escapar una risilla risueña.
-Sí bebé, lo eres. Y es justamente eso lo que te hace ser tan especial y a la vez adorable.- Le respondió y el pelirrojo simplemente rodó los ojos.
-¿Tanto me parezco a ese tal Daehyun?- Le preguntó con el ceño fruncido.
-No lo sé, bebé. Yo nunca conocí a Daehyun, así que no sabría qué responderte.- Al oír esto último, Taemin abrió sus ojos sorprendido. Él pensaba que los tres reos conocían a ese chico.
-¿No lo conociste? ¿Jonghyun tampoco lo conoció?
-No, tampoco. Nosotros simplemente sabemos de él porque Minho nos contó la historia tiempo atrás.- Le aclaró y Taemin simplemente asintió con la cabeza en silencio. Ahora estaba todavía más intrigado que antes, ¿eso quiere decir que nadie más aparte de Minho conoció a Daehyun...?
¿Cómo habrá sido aquel chico? ¿Por qué a Minho le mortifica tanto hablar sobre él? ¿Cómo murió? ¿Por qué? ¿Acaso Daehyun y él se parecen demasiado? ¿Por esa razón Minho lo defiende tanto?... ¿porque él es su reemplazo?
Al pensar en ésta última posibilidad, Taemin hizo crujir sus dientes enojado y frunció exageradamente el ceño. ¡Él no aceptaría ser el reemplazo de nadie! ¡Eso jamás!
-¿Bebé? ¿Te pasa algo?- Le preguntó Key extrañado, al oír la voz del rubio, Taemin se tranquilizó y negó rápidamente con su cabeza.
-No Umma, no me pasa nada.
-Taeminnie, simplemente trata de no tocar más el tema de Daehyun cuando estés con Minho. Créeme, cuando él se sienta preparado para contártelo, lo hará. No lo presiones tanto.- Le aconsejó la Diva y el pelirrojo sólo se limitó a asentir en silencio.
-Se nota que le duele mucho hablar sobre aquel chico...- Comentó Taemin en un susurro y Key asintió.
-Sí. Y más que nada en estas fechas.
-¿A qué te refieres, Umma?- Key aspiró una gran bocanada de aire antes de continuar.
-Es que si no mal recuerdo Minho nos comentó que Daehyun falleció un 10 de julio.- Le reveló y Taemin jadeó impresionado.
-Un 10 de julio... es decir...
-Ayer.- Terminó la oración y entonces el pelirrojo entendió muchas cosas. Comprendió el porqué de los repentinos cambios de humor en Minho. Seguramente aquella fecha le recordaba cosas que deseaba olvidar y él lo único que había estado haciendo es empeorar las cosas al hacerle tantas preguntas sobre Daehyun.
-¿Tú crees que por eso se drogó? ¿Minho siempre se droga cuando llega esa fecha?- Preguntó Taemin en un hilo de voz.
-No. Para serte sincero la rana llevaba años sin drogarse. Incluso durante aquella fecha... siempre había aguantado sin aspirar ningún narcótico.- Al oír esto, el pelirrojo se sintió todavía más culpable que antes y Key lo notó enseguida.- Bebé, no te culpes de nada, ¿sí? No fue culpa tuya.
-¡Claro que lo fue! ¡Si yo no hubiese abierto la boca, Minho no hubiera sufrido una sobredosis!
-Tú no sabías que Daehyun estaba muerto cuando le preguntaste sobre él. Así que deja de culparte.- Sentenció la Diva y Taemin simplemente se mordió el labio inferior y asintió. Puesto que sabía de antemano que discutir con Key era inútil, ya que éste último siempre acababa teniendo la razón.
Key suspiró profundamente y después clavó su mirada sobre los ojos del menor. De inmediato se dio cuenta que los mismos estaban hinchados y enrojecidos. Por ende, dedujo que Taemin había estado llorando.
-Bebé, ¿qué pasó cuando fuiste a hablar con Minho?- Al oír aquella pregunta, un escalofrío le recorrió todo el cuerpo a Taemin. En verdad no quería hablar sobre ese tema.
Los gritos, empujones y palabras hirientes dichas por el azabache asaltaron su mente. Haciéndole arrugar su pequeña nariz y juntar sus cejas. El mandamás lo había amenazado con hacerle la vida imposible si no se largaba lo antes posible de la Underground Prison. Y Taemin estaba cruzando los dedos porque la droga haya sido la causante de que Minho actuara de esa forma y esperaba que al alba se olvidara de todo lo que le había dicho.
-Nada interesante, la verdad. Sólo discutimos un poco y luego decidí marcharme, porque sabía que era inútil tratar de razonar con Minho en ese estado.- Le mintió encogiéndose de hombros. Key frunció el ceño y lo analizó de pies a cabeza. Sabía que allí había gato encerrado.
-¿Seguro? ¿No pasó nada más?- Insistió.
-No Umma, nada más.- Siguió mintiéndole.
-¿Entonces por qué tus ojos están rojos? Sé que has estado llorando, no trates de negarlo.- Taemin se mordió la lengua y tragó grueso, Key podía ser muy capcioso cuando se lo proponía.
-Sí, estuve llorando porque detesto discutir con Minho. Ya sabes, creo que soy un llorica después de todo.- Le respondió soltando una risita nerviosa y rascándose la nuca. Key frunció aún más el ceño, no obstante, luego de unos segundos desistió en su intento de hacerlo hablar. Si Taemin no quería charlar sobre ese tema, él no podía obligarlo.
-Está bien Taeminnie, te creo.- Le dijo la Diva con una sonrisa que suavizó sus facciones. El pelirrojo le devolvió la sonrisa desde el suelo. En serio agradecía que Key no siguiera preguntándole sobre ese tema.
El rubio extendió, por segunda vez, su mano para poder ayudar al menor a levantarse del piso. Taemin se quedó mirando aquella mano durante unos interminables segundos, la verdad es que todavía no se sentía preparado para encarar a Minho, aun cuando éste estuviese inconsciente. No obstante, al final decidió aceptar la mano de Key y se levantó del suelo. Sacudió el polvo de la parte trasera de su pantalón y aspiró una gran bocanada de aire antes de empezar a hablar nuevamente.
-Umma, ve tú primero y luego te alcanzo. Es que antes de ir a la enfermería quiero ir al baño. Necesito lavarme la cara urgentemente, la siento muy húmeda.-Se justificó tratando de ganar un poco de tiempo antes de ir a ver a Minho.
-Sí, estás empapado. Hiperventilaste y sudaste mucho cuando viste a la rana en ese estado.- Asintió Key y luego le sonrió de oreja a oreja.- Te acompaño, no hay problema.- Al oír tal ofrecimiento, Taemin tuvo que contener las ganas de chasquear la lengua y poner sus los ojos en blanco.
-Umma, ¿alguna vez has sentido el deseo de estar, al menos durante unos minutos, completamente solo?- El rubio ni lento ni perezoso, captó enseguida la indirecta (bastante directa) que el pelirrojo le estaba lanzando.
-Entiendo, quieres estar solo, ¿verdad?- Le preguntó el mayor y el otro simplemente asintió en silencio.- Bien, pero no te tardes demasiado, ¿ok? No me gusta que andes solo por ahí.
-No te preocupes, Umma. Iré a la enfermería ni bien salga del baño. Lo prometo.
Key asintió y le revolvió los cabellos a Taemin, como siempre lo hacía, para después despedirse de él con un ademán de mano. Pasó por al lado del pelirrojo, salió de la celda del mandamás y después se encaminó hacia la enfermería. Esperando que su amigo se encontrara más estable gracias a los medicamentos que seguramente le habían suministrado.
Por su parte, Taemin suspiró profundamente y luego caminó, casi arrastrando sus pies, hacia el gran baño que poseía aquella prisión. Cuando finalmente llegó allí, de inmediato sintió la mirada de un montón de reos posarse sobre su persona. Algunos lo miraban con recelo, otros con lujuria y unos cuantos con burla. Como si estuviesen disfrutando todo lo malo que le estaba pasando.
Malditos malnacidos...
Taemin dejó de prestarles atención y se dirigió directamente hacia el lavado. Reguló el grifo para que el agua saliese tibia, juntó ambas manos debajo del chorro de agua y lavó su rostro, el cual se encontraba empapado de sudor frío debido a la conmoción que había sufrido. Ésta acción la repitió un par de veces más, hasta sentir su cara completamente limpia y luego se la secó con papel desechable.
No obstante, cuando giró su cuerpo hacia atrás, con el afán de largarse lo antes posible de ese lugar, varios reos le cerraron el paso y le sonrieron de forma maliciosa. Taemin frunció el ceño y se cruzó de brazos. No estaba asustado porque sabía que no le harían daño, no les convenía...
-¿Qué diablos quieren? Apártense de mi camino.- Les exigió altivo. Sin denotar ni una pizca de temor en su tono de voz.
-¡Ja! Hazte el valiente ahora que puedes, porque cuando Minho se muera... no tienes idea lo que te haremos, putita.- Comentó uno de ellos relamiéndose los labios. Una mueca de asco surcó el rostro del pelirrojo al oír eso.
-Sí, así que corre a rezar para que no se muera tu amo, perrita. Porque ahí sí que se te acaban todos los privilegios y la jodida protección que tienes ahorita.- Agregó otro reo descojonándose en su cara.
-Ojalá Minho se muera pronto. Así podremos turnarnos entre todos para follarlo.- Ese comentario fue la gota que derramó el vaso. Taemin apretó fuertemente sus puños e hizo rechinar sus dientes. ¡¿Cómo se atrevían esos hijos de puta a desearle la muerte a su azabache?!
-¡Minho no morirá! ¡Porque él sí es fuerte, no como ustedes! En verdad son patéticos, sólo se atreven a decir toda esta mierda porque el mandamás está inconsciente, pero bien que si estuviese aquí mismo, justo enfrente de ustedes... ni siquiera se atreverían a abrir la boca en su presencia, ¡Cobardes!- Exclamó el menor lleno de cólera. Todos los reos allí presentes lo fulminaron con su mirada y se acercaron aún más a él, arrinconándolo de forma peligrosa. No obstante, Taemin no dio su brazo a torcer y levantó el mentón, desafiante.
-Yo si fuera tú cuidaría más mis palabras, putita.- Le advirtió un reo, enseñándole sus puños. Taemin tragó grueso al ver cómo uno de ellos sacaba una filosa navaja de su bolsillo trasero.
-No sabes las ganas que tengo de cortarte esa lengua atrevida que tienes, follarte hasta que llores y luego despellejarte vivo con ésta navaja hasta que te desangres. Me das asco.- Espetó aquel hombre que había sacado aquella arma blanca. El pelirrojo quiso temblar al oír semejante amenaza, sin embargo hizo un esfuerzo sobrehumano para no demostrar su nerviosismo. Porque sabía que eso era exactamente lo que esos tipos querían, que él les temiera. Y no pensaba darles el gusto.
-¡Oigan, cálmense! Puede que el mandamás esté medio muerto pero la Diva y el perro siguen vivos. Y también protegen al mocoso.- Les recordó uno de los tantos reos que estaban rodeando a Taemin. Los otros reclusos le escucharon y luego empezaron a cuchichear entre ellos; llegando rápidamente a un acuerdo.
-Tiene razón. Si seguimos con esto, seguro le irá a contar el chisme a su "madre" y el perro nos dará una golpiza tremenda.- Sentenció un reo refiriéndose obviamente a Key y a Jonghyun. Todos los hombres allí presentes temblaron al oír el apodo del castaño; actualmente nadie se animaba a enfrentar a "la mano derecha del mandamás", porque sabían que en el pasado hubo idiotas que sí lo hicieron... y ya ninguno de ellos existía en el mundo terrenal. Jonghyun los había matado a todos, sin consideración alguna. Taemin suspiró aliviado y se apoyó sobre el lavando cruzándose de brazos. Esperando a que esos tipos se hicieran a un lado para poder largarse de aquel baño.
Los reos, demostrando la poca inteligencia que aún les quedaba, le abrieron paso al pelirrojo para que pudiera marcharse de ese lugar. Entonces Taemin finalmente se dispuso a irse, no obstante, no llegó a dar ni dos pasos cuando oyó cómo la puerta de aquel baño se abría de par en par ocasionando un gran estruendo. Todos los allí presentes giraron sus cabezas hacia aquella dirección y el menor no fue la excepción.
-¡Vaya, vaya! ¿De nuevo molestando a fosforito?- Allí, apoyado sobre el marco de la puerta y con una sonrisa socarrona adornándole el rostro, se encontraba Sung. La última persona con la cual Taemin quería cruzarse.
"¿Fosforito? ¿Quién carajo se cree éste tipo para llamarme así?" Fue el pensamiento que pasó por la mente del pelirrojo en esos momentos, haciéndole fruncir el ceño.
-¡Vamos, chicos! ¿No creen que fosforito ya ha pasado de moda?- Comentó Sung con ese característico tonito de voz que a Taemin tanto le irritaba. Simplemente no lo soportaba, desde que llegó a la Underground Prison, todo se había ido a la mierda. ¿Por qué diablos tuvo que volver...?
-¿Qué quieres, Sung?- Le preguntó un reo con cara de pocos amigos. El mencionado le sonrió ladino.
-Pues nada en especial. Sólo venía a avisarles que acaba de llegar carne fresca.
Al oír eso último, todos los convictos le prestaron atención. Taemin por su parte juntó sus cejas, sin entender una sola palabra de lo que aquel tipo estaba diciendo.
-¿Y cómo es?- Preguntó un reo interesado. Sung sonrió nuevamente, para después relamerse los labios.
-Es exquisito. Un chico joven, de cuerpo menudo, rubio y con una piel que parece porcelana. Justo lo que a todos ustedes les gusta.- Les contó y entonces todos comenzaron a silbar emocionados. Taemin, entendiendo finalmente de qué estaba hablando Sung, se mordió la lengua y negó levemente con su cabeza. En verdad sentía mucha lástima por aquel reo nuevo, no quería ni pensar en todas las atrocidades que esos hijos de puta serían capaz de hacerle a ese pobre chico... ¡Dios! A veces quisiera tener la fuerza y el poder que Minho posee. Pero muy a su pesar, no lo tenía. Y eso lo hacía sentir (al menos dentro de aquella cárcel) completamente inútil e impotente.
-¿Está más bueno que la puta del mandamás?- Preguntó un reo cualquiera, casi babeando de sólo imaginarse a aquel reo nuevo. Taemin gruñó al oír la manera despectiva con la cual se referían a su persona. No obstante, prefirió guardar silencio.
-Pues... no lo sé. ¿Por qué mejor no van y lo averiguan ustedes mismos? Oí que ahora mismo está en el despacho del alcaide. Pero muy pronto lo soltarán.- Les informó y en menos de lo que canta un gallo, todos los reclusos abandonaron el baño para ir a ver al famoso reo nuevo.
Una vez que los reos deshabitaron aquel lugar, Taemin se encaminó hacia la puerta para finalmente largarse de allí. No obstante, cuando estuvo a punto de hacerlo, sintió cómo alguien lo cogía del brazo. Obviamente se trataba de Sung, porque sólo ellos dos se encontraban en aquel baño. El pelirrojo frunció el ceño y forcejó para poder zafarse, sin embargo Sung tenía más fuerza que él. ¡Bah! Todos tenían más fuerza que Taemin dentro de aquella prisión y eso lo frustraba enormemente.
-¡Suéltame ahora mismo!- Exigió el menor y el otro enseguida negó con la cabeza.
-Quiero hablar contigo, fosforito.- Al oír aquel apodo bobo otra vez, Taemin hizo rechinar sus dientes, completamente encolerizado.
-¡No me llames así, estúpido!
-Bueno, bueno. Tranquilízate y hablemos como personas civilizadas. Por favor.
-¡Y una mierda! ¡Primero suéltame!
-De acuerdo, te soltaré pero sólo si prometes no huir. Simplemente quiero hablar, nada más.
-¡Está bien!- Entonces Sung lo soltó y Taemin se dio la vuelta, encarándolo y fulminándolo con su mirada.- ¿Qué mierda quieres?
-¿Por qué me hablas de esa manera tan agresiva? No te he hecho nada malo.- Al oír eso, Taemin hizo rodar sus ojos.
-¡Sí, claro! Desde que tú llegaste, no han parado de pasarme cosas malas.
-Eso no es culpa mía.
-¡Sí lo es! ¡Por tu culpa me he peleado con Minho!- Al oír eso, Sung no pudo evitar reírse.
-No sé por qué dramatizas tanto, a estas alturas deberías saber perfectamente que Minho es posesivo y celoso. Por eso peleó contigo.
-No es solamente por eso. Él me dijo que dejara de hablar contigo, así que, con permiso.- Entonces el pelirrojo se dio la vuelta para irse, pero Sung fue más rápido y se colocó justo enfrente de él, cerrándole el paso.
-¿Por qué te prohibió hablar conmigo?- Le preguntó con el ceño fruncido.
-No sé. Tú sabrás. Él dijo que eras malo... y la verdad le creo.- Al oír tal respuesta, Sung se descojonó enfrente de sus narices. Y cuando finalmente terminó de reírse, clavó su mirada sobre los ojos de Taemin y le sonrió socarronamente.
-Y dime... si yo soy malo, ¿Minho qué es? ¿El mismísimo Lucifer acaso?
-Minho podrá ser malo. Pero tú eres peligroso, lo puedo ver en tus ojos.- Susurró Taemin en un hilo de voz. Sung, por su parte, puso sus ojos en blanco.
-Vaya ironía, ves la paja en ojo ajeno pero no quieres ver la viga que tienes justo enfrente de ti.
El pelirrojo no respondió nada, puesto que no entendió lo que Sung le quiso decir con esa frase. El mayor lo entendió así que, después de suspirar, volvió a hablar.
-Traducción: dices que yo soy peligroso pero no tienes ni puta idea de cuán peligroso es el noviecito ese al que tanto defiendes.
-Si lo defiendo o no es muy mi problema. No te metas en asuntos que no te conciernen.- Sentenció Taemin cruzándose de brazos. Sung, por su parte, simplemente se encogió de hombros, restándole importancia a las palabras dichas por el pelirrojo.
-Un pajarito me contó que Minho y tú discutieron. E incluso oí que él te amenazó con hacerte la vida miserable si no te largabas lo antes posibles de esta cárcel, ¿es eso cierto?- Le preguntó Sung alzando sus cejas. Taemin casi se atraganta con su propia saliva, ¿cómo carajo se había enterado ese desgraciado?
-¿Acaso nos estás espiando?- Le cuestionó el menor apretando sus puños.
-No, claro que no. Lo que ocurre es que las paredes de ésta prisión son bastante delgadas.- Mintió de forma descarada y Taemin lo notó.
-Ajá, ajá.- Soltó el menor sin creerle una sola palabra.
-El caso es... ¿por qué permites que Minho te trate de esa manera? ¿No te das cuenta que sólo te está usando?
-Te daré un consejo, deja de intentar meter cizaña en nuestra relación. Porque no te servirá de nada. Te lo volveré a repetir por si no te quedó lo suficientemente claro: si discutimos o no, es muy nuestro problema. A ti eso no te incumbe.
-Te equivocas, sí me incumbe.- Le contradijo Sung y Taemin frunció el ceño.
-¿A sí? ¿Y puedo saber por qué dices que te incumbe?
-Porque no quiero que te ocurra lo mismo que le pasó a Daehyun.- Al oír aquel nombre, el pelirrojo no pudo evitar rodar sus ojos y bufar. De verdad que ya no tenía ganas de hablar sobre ex de Minho.
-No volveré a escucharte. Adiós.
-¿No me crees? ¿Es eso?
-Sé que quieres ponerme en contra de Minho.
-Claro que quiero ponerte en su contra, ¡Él te hará mucho daño! De hecho, ya te lo está haciendo. Pero te niegas a aceptar la realidad. Y las cosas empeorarán si no abres los ojos de una buena vez por todas.
-¡Pues será mi puto problema si sufro! ¡No te metas en mi vida!
-¡Maldita sea, eres jodidamente terco!- Le gritó Sung por primera vez. Realmente el pelirrojo le estaba crispando los nervios.
-¿Por qué te importa tanto en todo caso? ¡Dímelo!- Exigió saber el menor y lo que el otro reo le contestó a continuación, realmente lo desconcertó.
-¡Porque Daehyun era mi hermano! ¡Y no quiero que te pase lo mismo que le ocurrió a él!
Ok... eso definitivamente Taemin no se lo esperó. De todas las posibles respuestas por parte de Sung que la mente del menor había maquinado, jamás imaginó que le contestara algo como eso. ¡Dios mío! ¿Daehyun era hermano de Sung? O sea que Minho y Sung eran algo así como... ¡¿Cuñados?!
-¿Q-Qué? ¿He-Hermanos?- Tartamudeó el pelirrojo y Sung asintió mientras suspiraba profundamente.
-Sí, hermanos. Daehyun era mi querido hermano menor.- Le corroboró. Taemin tragó grueso y trató, como pudo, de procesar aquella información.
-N-No puede ser...
-Y por culpa de ese desgraciado... Daehyun ahora está muerto.- El menor cubrió su boca con la palma de su mano. No sabía qué diablos decir, jamás imaginó que Sung y el ex de Minho fueran hermanos.
-Y-Yo no... e-es decir...
-Y tú eres tan inocente e ingenuo como mi hermano lo fue cuando aún estaba con vida. Minho disfruta corromper almas puras y cuando se cansa...- No obstante, Sung no pudo terminar la oración porque el pelirrojo lo interrumpió.
-¡Pero él de verdad lo amó y sé que lo sigue amando!- Exclamó Taemin sin poder contenerse.- Cada vez que Minho habla de él... en sus ojos y en su voz se nota cuánto lo quiso y cuánto lo quiere.- Eso último lo susurró en hilo de voz apenas audible. Puesto que le dolía horrores admitir eso. Ese amor que el azabache le profesaba al fallecido Daehyun... era algo que él realmente anhelaba y dudaba algún día poder poseer.
-Y dime... ¿de qué le sirvió a mi hermano el "amor" que supuestamente Minho le profesaba? ¿Eh? ¡De nada! ¡Porque está muerto!- Exclamó Sung fulminándolo con su mirada. Se notaba a leguas que la muerte de su hermano le había afectado y llenado de resentimiento hacia Minho. Y eso era completamente entendible, puesto que todo apuntaba a que el azabache había sido el responsable de la muerte de Daehyun.
-Yo... no tengo nada más que decir.- Susurró Taemin para después centrar su mirada en los blancos azulejos de aquel baño. Y es que... ¿qué más podría decirle? Cualquier persona odiaría al responsable de la muerte de su hermano o hermana. No podía culpar a Sung por sentir resentimiento hacia Minho.
-Pero yo sí tengo más para decirte; él te hará lo mismo que le hizo a mi querido Daehyun. ¿De verdad quieres morir igual que mi hermano?- Le cuestionó Sung en un hilo de voz.
Taemin analizó lo que el mayor acababa de decirle. Y por un momento pensó en preguntarle cómo murió Daehyun, sin embargo enseguida se arrepintió. No sabía exactamente por qué, pero no quería oír la respuesta a esa pregunta. Así que simplemente optó por negar, ya que obviamente él no quería morir... pero tampoco quería alejarse de Minho, ¿paradójico, verdad?
-No, claro que no quiero morir.
-Pues entonces deshazte de Minho. Él ya se ha obsesionado contigo, así que no te dejará ir.
-¿Q-Qué? ¿D-Deshacerme de él?- Preguntó el menor sin terminar de entender lo que Sung trataba de decirle. El mayor sacó una jeringa del bolsillo trasero de su pantalón, tomó una de las manos de Taemin y colocó aquel objeto sobre la palma de la misma. El pelirrojo miró entre sorprendido y horrorizado aquella jeringa.
-Matarlo, Taemin. Para vengar a Daehyun y evitar que a ti te ocurra lo mismo.- Le aclaró y entonces el pelirrojo quedó petrificado ¿en serio Sung le estaba pidiendo que matara a Minho? ¿A su querido Minho...? ¡Definitivamente se le había caído un tornillo!- Es un veneno letal. Sólo tienes que colocar esa dosis en la bolsa del suero que Minho tiene conectado a su muñeca. Y eso será más que suficiente.
El pelirrojo ni siquiera lo pensó dos veces. Más furioso que nunca, Taemin estrelló esa maldita jeringa contra el suelo, la cual se partió en miles de pedacitos al instante, sorprendido a Sung, quien realmente no se esperaba esa reacción por parte del pelirrojo. Luego de hacer eso, el menor endureció su expresión y fulminó al mayor con su mirada.
-En verdad lamento mucho lo que le ocurrió a Daehyun. Y no te culpo por guardar resentimiento hacia Minho. Pero te guste o no, yo no seré partícipe de tu venganza. No voy a manchar mis manos y mucho menos con la sangre de una persona a la cual quiero tanto. En serio lo siento.- Susurró Taemin en un hilo de voz casi inaudible. Luego pasó por al lado de Sung, quien esta vez no lo detuvo. No obstante, cuando estuvo a punto de atravesar el umbral de aquella puerta, nuevamente escuchó la voz del mayor.
-De veras estás loco... estás caminando solito hacia el matadero. Aun cuando te estoy ofreciendo en bandeja de plata la opción de escapar. La jodida oportunidad de salvarte, aquella que lamentablemente mi hermano no tuvo. No tiene ni pies ni cabeza tu manera de pensar.- Espetó Sung apretando fuertemente sus puños.
-Puede que tengas razón. Tanto mi forma de pensar como de actuar, últimamente es más absurda que de costumbre... ¿pero sabes algo? No es porque esté loco.- Comenzó diciendo el menor mientras atravesaba la puerta y salía finalmente de aquel baño.- Es porque estoy enamorado.- Finalizó la idea para después emprender su retirada, dejando atrás a un irascible Sung. El menor se encaminó directamente hacia la enfermería, la cual quedaba un poco lejos del baño de aquella prisión. Lo único que Taemin sabía en esos momentos, era que necesitaba con urgencia ver a Minho y asegurarse de que los doctores lo hayan estabilizado.
Aunque en el fondo, estaba seguro de que el mandamás se encontraba bien. Porque de alguna extraña manera... Taemin sabía que Minho nunca lo abandonaría. Algo en su interior le hacía creer que aquel azabache había sido creado para estar a su lado y viceversa. Quizás era su estupidez o mejor dicho su enamoramiento el que le hacía pensar de esa forma, pero a esas alturas poco y nada le importaba. No se pararía a pensar en todo lo que Sung le había dicho, porque sinceramente no quería complicarse más la vida. Ya estaba harto de complicarse tanto.
Y con esa idea en su mente, Taemin siguió caminando por los interminables pasillos de aquella prisión en dirección a la enfermería. Ignorando las miradas obscenas que muchos reos le dedicaban mientras pasaba. Él sabía que esas ratas estaban cruzando los dedos para que el mandamás se muriera y así poder violarlo a gusto. Pero muy para su desgracia, matar a Minho representaba una ardua labor. Se necesitaba muchísimo más que una sobredosis para asesinar a esa bestia. Como bien dijo Key, hierba mala nunca muere...
...
Mientras tanto, en otra parte de aquella cárcel, más específicamente en la enfermería. La Diva y el perro se encontraban hablando con un doctor sobre el estado de Minho, el cual por cierto se hallaba acostado sobre una camilla completamente blanca. Obviamente estaba inconsciente y tenía un suero conectado a través de su muñeca.
-Le hemos realizado todos los exámenes necesarios, tanto el toxicológico, como el ECG, el CSC y el TC. El único que nos faltaría es el análisis de orina, aunque ese obviamente lo haremos cuando él despierte. Pero cabe destacar que, según los resultados obtenidos a través de las pruebas realizadas, él se encuentra más que bien; considerando la alta dosis de cocaína que ingresó a su organismo.- Les comentó el profesional mientras se arreglaba las gafas y observaba tanto al rubio como al castaño, quienes le escuchaban atentamente.- Sus enzimas cardíacas se encuentran en orden, el hemograma midió que tanto sus glóbulos rojos, como los blancos e inclusos sus plaquetas se encuentran estables, no ha sufrido ningún tipo de lesión a nivel cerebral y la actividad eléctrica en su corazón está en perfecto estado. Pareciera que este hombre está hecho de hierro, una persona normal seguramente ya hubiese muerto y él no sólo sobrevivió, sino que se encuentra increíblemente bien. Es impresionante.- Halagó el doctor mientras clavaba su mirada sobre el cuerpo de un inconsciente Minho.
-Se necesita mucho más que una simple sobredosis para matar a mi amigo.- Agregó Jonghyun con una sonrisa burlona adornándole el rostro. Él realmente se sentía orgulloso de la fortaleza que Minho poseía y en verdad le alegraba saber que su "hermano" estaba fuera de peligro.
-¿Y el tratamiento? Háblenos sobre eso.- Exigió saber Key, quien se cruzó de brazos esperando la respuesta del doctor. Él estaba muy preocupado por la recuperación de la rana. Después de todo, a la Diva le nacía un "instinto maternal" cada vez que alguno de sus amigos corría peligro. Aunque definitivamente ese "instinto" se potenciaba por mil cuando se trataba de su bebé Taeminnie.
-En cuanto al tratamiento, le hemos conectado un suero por vía intravenosa para mantenerlo lo más hidratado posible. No necesita soporte respiratorio puesto que, gracias al RCP que usted le realizó.- Dijo el doctor clavando su mirada sobre el rubio.- Ahora él se encuentra con vida y puede respirar perfectamente. Le felicito, supo manejar espléndidamente la situación y no entró en pánico.- Key se encogió de hombros, restándole importancia a las halagadoras palabras del doctor. Por su parte, Jonghyun tuvo que morderse la lengua y soportar el hecho de que los labios de su novio hayan tocado los de su mejor amigo. Pero pues ni modos, era una situación crucial de vida o muerte.- En cuanto a las medicinas, ya le hemos inyectado las necesarias por el momento. No obstante, cuando despierte debe ingerir un comprimido al día de esa tableta.- Les dijo señalando una pequeña tableta de comprimidos que se encontraba sobre una mesita de acero quirúrgico, al lado de la camilla donde Minho reposaba.
-Bien, muchas gracias.- Fue lo único que Key le respondió, para a continuación sacar del bolsillo de su sudadera un fajo enorme de billetes y entregárselo a aquel "honrado" doctor, quien lo recibió gustoso.
-De nada. Fue un placer hacer negocios con ustedes.- Le respondió el hombre escondiendo aquel fajo verde entre sus ropas.
El mundo realmente se consumía en dinero. Todo era dinero. Qué suerte que ellos tenían mucho de eso.
-Ya no lo necesitamos. Así que retírese.- Ordenó Jonghyun, tan directo como siempre y con su característico malhumor.
-Claro, ya me voy. Cualquier inconveniente avísenle a la enfermera y ella me contactará de inmediato. Hasta luego.- Se despidió aquel doctor para luego darse la vuelta y encaminarse hacia la salida de aquella enfermería.
El perro suspiró profundamente y después clavó su mirada sobre el cuerpo de Minho, el cual seguía inmerso en el mundo de los sueños. Luego Jonghyun alzó su rostro y miró a su alrededor, enseguida se percató de que no habían más reos además de ellos mismo dentro de la enfermería.
-Vaya, parece que la enfermerita esa cumplió con la orden que le di.- Comentó el castaño y Key lo fulminó con su mirada.
-¿Y cómo no iba a hacerte caso? Seguro habrá pensado que la ibas a matar, pobre mujer.- Le riñó la Diva y su pareja simplemente rodó los ojos, restándole importancia.- Pobre Onew, ni él ni su pareja estorbaban aquí, ¿por qué le ordenaste a la enfermera que los corriera a su celda?
-¡¿Pobre Onew?! ¿Olvidas todo el daño que causó hace apenas unos días? ¿Y encima lo defiendes?
-¡Pero se arrepintió!
-A mí me vale mierda que se haya arrepentido. No lo perdonaré, nunca.- Sentenció el perro cruzándose de brazos. Key aspiró una gran bocanada de aire, contó hasta diez y luego exhaló. Sabía que discutir con Jonghyun sobre ese asunto era inútil, así que prefirió callar.
Básicamente lo que ocurrió, es que cuando llegaron con Minho a la enfermería, el único reo que también se encontraba allí (junto con Joon, claro está) era Onew. Obviamente a Jonghyun no le dio ni puta gracia ver al pollo, puesto que aún le guardaba mucho resentimiento por la estupidez que el otro castaño había hecho estando drogado. Una estupidez que casi le cuesta la vida a Taemin. Así que, una vez que los médicos lograron estabilizar a Minho, el perro ordenó a una enfermera que corriera tanto a Onew como a Joon. Que los devolviera nuevamente a su celda.
La enfermera, asustada por el tono de voz autoritario empleado por Jonghyun, obedeció sin chistar y ayudó a ambos reos a trasladarse hasta su celda (o mejor dicho, a la celda de Joon). Después de todo, no había mayor problema, puesto que los días habían pasado y Onew se había recuperado bastante, sólo necesitaba reposo y podría descansar perfectamente en una celda, siempre y cuando esté bajos los cuidados del sobreprotector de Joon.
Por su parte, Jonghyun y Key permanecieron en silencio durante unos interminables minutos. Cada quien inmerso en sus propios pensamientos. Hasta que, de un momento a otro, ambos escucharon un jadeo ahogado y enseguida giraron sus cabezas hacia la camilla donde su amigo se encontraba acostado.
La pareja se sorprendió al ver cómo Minho se removía incómodo sobre el colchón mientras comenzaba a sudar frío. Key se asustó, pensando que quizás las medicinas habían provocado un efecto colateral no deseado en el organismo del azabache. Sin embargo, se tranquilizó al oír cómo su amigo comenzaba a balbucear entre sueños.
-Ta-Taemin... n-no te va-vayas... no, no...- Era lo que decía el mandamás, una y otra vez. Removiéndose sobre la camilla y estrujando las blancas sábanas con sus manos. Tras cada segundo que pasaba, se notaba cómo su desesperación iba en aumento. Entonces, tanto el perro como la Diva entendieron que Minho estaba teniendo una especie de pesadilla.
No obstante, lo que ninguno de los dos se esperaba, es que Minho abriera los ojos de sopetón y girara su cabeza hacia todas parte, buscando desesperadamente la delgada figura de Taemin dentro aquella enfermería, ignorando olímpicamente a sus dos amigos, quienes no podían creer que el mandamás había despertado tan rápido, ¿de verdad era humano? ¡Carajo!
Y luego, como si el universo conspirara para que ellos dos estén juntos, la puerta de la enfermería se abrió y Taemin pasó a través de ella. Fue entonces cuando las miradas de ambos reos se cruzaron y sus cuerpos experimentaron una especie de corriente eléctrica que les recorrió desde la punta del pie hasta la punta del último de sus cabellos. Haciéndolos temblar de emoción y ansiedad al mismo tiempo.
Taemin se acercó con parsimonia hacia el mandamás, quería correr y abrazarlo hasta desfallecer en sus brazos. Ese día realmente sintió que lo había perdido y no una, sino DOS putas veces. Sin embargo, al ver la mirada que Minho le estaba dedicando en esos momentos, supo que no tenía nada que temer y tanto sus miedos como su tristeza se esfumaron en el aire. ¡Dios mío! Ese hombre ejercía tanto poder sobre él que de alguna forma le aterraba. Pero al mismo tiempo le atraía, Minho definitivamente era un jodido imán. No importaba cuánto intentara alejarse de él... ese azabache siempre lo atraía de nuevo a su lado. Era una atracción letal. Y muy a su pesar, le encantaba y no pensaba parar.
-¡Tú!- Exclamó Key apuntando a Minho con su dedo índice. El azabache, por su parte, no le prestó la más mínima atención, estaba muy concentrado mirando a Taemin, quien se acercaba lentamente a la camilla en la cual él se encontraba recostado.- ¡A mí nadie me ignora, Choi Minho, eres un...!- Sin embargo, la Diva no pudo terminar de insultar a su amigo, puesto que Jonghyun tapó su boca con la palma de su mano y comenzó a jalarlo hacia atrás.
-Key, ¿acaso no viste cómo esos dos se están mirando? Nosotros somos los que sobramos aquí, dejémoslos solos.- Le susurró Jonghyun al oído mientras le arrastraba hacia la salida de aquella enfermería. Key trató de zafarse, pero los fornidos brazos de su pareja lo tenían bien sujeto.
-¡Ni hablar! Esa rana estúpida me va a escuchar, ¡De ésta sí que no se salva!- Exclamó el rubio removiéndose con brusquedad, mientras seguía siendo arrastrado por el perro; el cual por cierto no batallaba tanto en arrastrarlo, puesto que, aunque Key era más alto que él, Jonghyun tenía muchísima más fuerza que su temperamental Diva.
-Luego le regañarás todo lo que quieras, ¿de acuerdo?- Le dijo Jonghyun mientras llegaban a la puerta, la cual por suerte Taemin había dejado entreabierta.
-¡Kim Jonghyun! ¡Te quedarás sin sexo! ¡Está decidido!- Sentenció Key, quien ya estaba rojo de la rabia. Le ponía furioso no poder escapar de los fuertes brazos de su pareja en esos momentos. El corazoncito del perro se rompió en mil pedazos al oír ese horrendo castigo.
-¡Me debes una muy grande, rana!- Exclamó el castaño justo antes de terminar de sacar a Key de aquel lugar. Sin pensarlo dos veces, cerró la puerta de aquella enfermería y siguió arrastrando a un enojadísimo Key hasta su celda. Dejando finalmente solos a Minho y Taemin.
Mientras tanto, en la enfermería, el pelirrojo ya se encontraba parado enfrente de la camilla del mandamás. El cual observaba fijamente al pelirrojo, como analizando cuál sería su próximo movimiento.
-Eres un idiota... no sabes cuánto nos preocupaste.- Le riñó el menor con el ceño fruncido, conteniendo las ganas de llorar que tenía. Estaba tan enojado pero a la vez tan feliz. Era un sentimiento realmente contradictorio.
Minho tardó unos cuantos minutos en responderle, estaba demasiado entretenido mirando las bellas facciones que poseía el rostro del pelirrojo. No obstante, al final se relamió sus labios resecos y comenzó a hablar.
-Tienes razón, soy un idiota. Pero quiero que sepas que mi intención nunca fue preocuparlos.- Taemin parpadeó repetitivas veces, gratamente sorprendido. Él imaginó muchas posibles respuestas agresivas por parte de Minho. Pero jamás esperó que le responderá de esa forma tan... ¿amable? Definitivamente eso no era algo normal en Minho.
-¿Hm? ¿Tienes fiebre o algo así? No es normal que tú aceptes que eres un idiota.- Le cuestionó Taemin con el ceño fruncido. El mandamás le dedicó a Taemin una de esas sonrisas que tanto le enloquecían y luego siguió hablándole.
-Aún estoy drogado, TaeTae. Es normal que actúe extraño.- Le respondió mientras levantaba una de sus manos y acariciaba sutilmente la pequeña muñeca del pelirrojo, quien se estremeció ante tal contacto.
-Y-Yo no creo que sea sólo la droga. Seguro estás con fiebre, ¡mírate, incluso estás sudando!- Exclamó el menor cuando se percató de la delgada capa de sudor que perlaba la frente del mandamás en esos momentos.- Ya vengo, iré a por la enfermera, espérame aquí.
Sin embargo, Taemin no llegó a dar ni dos pasos, puesto que sintió cómo Minho sostenía su muñeca, la misma a la cual segundos atrás había acariciado tan gentilmente.
-¿M-Minho? ¿Qué pasa? Suéltame por favor, simplemente iré a pedirle a la enfermera que venga y te revise. Yo vendré junto con ella, ¿sí?
-No quiero que ninguna enfermera venga. Quédate conmigo, Taemin.- Susurró el mandamás en un hilo de voz, mientras apretaba con más fuerza la muñeca de Taemin.
-Pero... quiero llamar a la enfermera para que te controle la temperatura y el pulso.- Le respondió el pelirrojo. No obstante, Minho chasqueó la lengua y jaló al menor del brazo para que el susodicho cayera encima de él.
-Al diablo el pulso.- Sentenció mientras agarraba la mano de Taemin y la llevaba a la altura de su corazón.- ¿Sientes cómo late?- Le susurró al oído, ésta acción provocó que el pelirrojo se estremeciera de pies a cabeza.- Es por ti. Mi pulso está acelerado por ti. Hazte responsable, TaeTae.- Le exigió el mandamás antes de lamer, con deliberada lentitud, el lóbulo de la oreja izquierda del menor.
Taemin no pudo evitar gemir y enseguida sintió cómo toda la sangre se acumulaba en sus mejillas. Inconscientemente empezó a temblar entre los fuertes brazos de Minho, una sonrisa risueña adornó su semblante y se limitó a asentir mientras ocultaba su sonrojado rostro en el cuello del azabache.
"Sé que está mal pensar esto. Pero realmente me encantaría que Minho estuviese así todos los días. Ojalá este momento durara una eternidad." Fue el pensamiento que pasó por la mente de Taemin en esos momentos.
-De acuerdo. Me haré responsable y me quedaré aquí, a tu lado.- Le contestó el pelirrojo; olisqueando el cuello del mayor y deleitándose con ese olor a hombre que sólo su azabache poseía.
-Prométeme que no te irás como él lo hizo. Prométeme que te quedarás conmigo, Taemin.- Comenzó a decir Minho mientras abrazaba al pelirrojo de forma posesiva. El menor correspondió a su abrazo de inmediato.
-Te lo prometo. No me iré.- Sentenció Taemin más seguro que nunca. Definitivamente esa era una promesa que no pensaba romper.
-Aunque haga estupideces, aunque diga idioteces, aunque me comparte como un imbécil. Aun así... no te vayas.- Le pidió el azabache entre suspiros ahogados. Taemin levantó un poco su cabeza para poder ver el semblante del mandamás en esos momentos. Estaba sudado, con los labios un tanto azulados y su respiración no era muy regular que digamos. Pero al menos estaba estable.
-¿Sabes que me estás pidiendo algo muy egoísta, verdad?- Le preguntó Taemin en un hilo de voz.
-Siempre he sido mezquino, por naturaleza.- Le respondió Minho mientras besaba los rojos cabellos del menor, con dulzura.
-Lo sé... y odio eso de ti.
-Pero también te gusta.- Ante tal respuesta, Taemin no pudo evitar sonreír de forma sincera. Es verdad, a él le gustaba Minho completito. Con todas sus virtudes y todos sus defectos. No lo quería por partes, lo quería entero.
-Me encantaría que éste instante se volviese eterno.- Le reveló el pelirrojo mientras se aferraba más al fornido cuerpo del mandamás.
-¿De qué estás hablando? Estás diciendo locuras.- Le respondió Minho, con el ceño fruncido y sin entender nada de lo que el otro trataba de decir.
-¿Que yo digo locuras? ¿No será al revés? El que está delirando aquí eres tú, no yo.
-¿Hm? Yo estoy perfectamente.
-Perfectamente delirando. ¿Pero sabes? Me gusta ésta faceta tuya.- Le susurró Taemin antes de alzar un poco más su cabeza para poder apoyar sus labios sobre los de Minho...
...
Mientras tanto, en otra parte de la Underground Prison, más precisamente en la celda de Sung. El mismo se encontraba sentado sobre su cama, efectuando una llamada hacia el exterior de aquella cárcel.
-Hola, sí soy Sung. Ajá, prepara todo para iniciar el plan B.- Eso fue lo único que dijo aquel hombre antes de colgar la llamada. Guardó aquel moderno celular entre sus ropas y suspiró profundamente.- En verdad me decepcionaste, Lee Taemin. Si tan sólo hubieses cooperado conmigo, nada de esto que pasará hubiese ocurrido. Te ahorrarías mucho sufrimiento. Pero bueno, cada quien elige su propio destino, ¿verdad, Daehyun?- Susurró Sung mientras encendía un cigarrillo y se lo llevaba a la altura de su boca, calando aquel espeso humo.- No te preocupes, hermanito, yo te vengaré a como dé lugar.
...
...Continuará...
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