Nadie toca a TaeMin
...
Todos los convictos que se encontraban desayunando en el comedor de aquella prisión se levantaron de sus respectivos asientos para poder observar con lujo de detalle la siguiente escena: una histérica Diva y un asustado Bae tratando de reanimar a un inconsciente Taemin. Se notaba a leguas lo preocupado que ambos estaban. Por otra parte, los demás reos que rodeaban el cuerpo inerte del pelirrojo se encontraban en estado de shock, simplemente no podían creer lo que veían y no sabían cómo reaccionar.
-¡Bola de inútiles! ¡¿Qué mierda están esperando para llevarlo urgente a la enfermería?! ¡Imbéciles!-Exclamó un encolerizado Jonghyun quien actuó más rápido que cualquier otro y se acercó a zancadas hacia donde se encontraba Taemin, para a continuación cargarlo en brazos y encaminarse velozmente hacia la salida de aquel comedor.
Por su parte Key pestañeó varias veces completamente anonadado por lo que acababa de presenciar, enseguida una sonrisa sincera adornó su consternado rostro, por fin su perro empezaba a demostrar que en verdad se había encariñado de Taemin.
-¡Andando chicos! ¡Debemos ir a la enfermería a ver qué le pasó Taeminnie!-Exclamó un alarmado Bae, al oír semejante grito tanto Chin, como Jung y Saejin finalmente reaccionaron asintiendo rápidamente con la cabeza para después seguirle el paso al castaño quien ya se había encaminado hacia la salida de aquel lugar.
El rubio por su parte optó por girar la cabeza y observar atentamente la expresión que poseía el rostro de Minho en esos momentos. De inmediato se percató de que el semblante del mandamás denotaba sorpresa y preocupación, al ver semejante panorama la Diva no pudo evitar entreabrir sus labios con el afán de decir algo sin embargo ninguna palabra salió de su boca ya que quedó completamente petrificado. Era la primera vez en muchos años que veía nuevamente aquel sentimiento tan humano reflejado en el rostro de Minho: el miedo de perder algo que realmente te importa. Sin pensárselo dos veces se acercó a zancadas hacia donde se encontraba parado el mandamás y aplaudió delante sus ojos para hacerlo reaccionar de una buena vez por todas.
-¡Minho! Vámonos a la enfermería, apúrate.-Le exigió Key mientras lo jalaba del brazo, cuando finalmente el azabache reaccionó asintió de inmediato y su rostro volvió a adquirir el mismo semblante frío de siempre. No llegaron a dar ni tres pasos antes de que la Diva girara una vez más su cabeza hacia atrás para así poder mirar a un estupefacto pollo.-Onew, ¿Quieres acompañarnos?-Le preguntó el rubio con esa amabilidad tan característica de él. El castaño parpadeó varias veces y luego de procesar bien la información negó con la cabeza.
-N-No, adelántense ustedes no más.-Tartamudeó bastante nervioso. Ante ésta respuesta el mandamás se dio la vuelta clavando su oscura mirada sobre la de su pareja.
-Más te vale que no hayas tenido nada que ver con lo que acaba de pasar, Onew.-Le advirtió el azabache fulminándolo con su mirada. El castaño tembló en su lugar sintiéndose increíblemente intimidado por esa irascible mirada.
-¡Cla-Claro que yo no tuve nada que ver con lo que le ocurrió Lee Taemin! ¡Te lo juro Minho!-Exclamó el pollo mientras sentía cómo sus manos le sudaban, los fríos ojos negros del mandamás realmente te helaban la sangre.
-Más te vale... porque realmente sería un desperdicio tener que matarte.-Fue lo último que le dijo antes de girar nuevamente su rostro hacia el frente y encaminarse hacia la salida de aquel comedor. El pollo tragó grueso sin poder creer lo que acababa de oír, su propia pareja, el hombre que más amaba en todo el mundo, su querido Minho... le había amenazado de muerte, ¡Eso jamás había pasado en los casi tres años que llevaban de relación! Enseguida sintió como varias lágrimas se aglomeraban en sus ojos. Key vio partir con impotencia a su mejor amigo sin embargo no pudo evitar sentir mucha lástima por el pollo, sin pensárselo dos veces se acercó a él y colocó sus manos sobre los hombros del castaño, tratando de consolarlo.
-No te preocupes pollito, él no hablaba enserio, sólo está un poco alterado por lo que le pasó a Taemin, ya verás que luego se le pasa.-Fue lo que le dijo aquel rubio mientras le acariciaba dulcemente la cabeza al más bajo. Centenares de lágrimas seguían cayendo tal cual cascadas por las mejillas sonrojadas del pollo.
-Gracias Key...-Fue lo único que pudo pronunciar con la voz quebrada ya que sentía un doloroso nudo en su garganta que no le permitía articular bien las palabras.
-De nada pollito, nos vemos después, ánimos y tranquilízate ¿sí?-Fue lo último que le dijo la Diva mientras le limpiaba suavemente las lágrimas al castaño, para luego dar media vuelta y correr hacia la salida del gran comedor, debía ir lo más rápido posible a la enfermería para ver cómo seguía su pequeño Taeminnie.
Por su parte Onew se limpió con las mangas de su blusa las lágrimas que se negaban a dejar de brotar de sus ojos. Enseguida escuchó los irritantes murmullos de los cientos de reos que se encontraban detrás de él desayunando, no quiso mirar hacia atrás, porque le daba vergüenza que le vieran llorar, por ende decidió también salir lo más rápido posible de aquel comedor y dirigirse directamente hacia la celda que compartía con Minho.
Se sentía tan mal, tan desplazado, tan insignificante en comparación a Lee Taemin. Jamás había visto en todos los años que llevaba conviviendo con Minho esa expresión de sorpresa, preocupación y temor en el rostro de su pareja. Y lo que más le dolía era que quien lo había provocado no había sido él, sino aquel pelirrojo altanero. ¿Acaso jamás podría vencer a Taemin? ¿Qué debía hacer? ¡¿Qué demonios tenía que hacer para que Minho dejara de mirar a ese niñato y solamente lo mirara a él?!
-Lo estoy perdiendo... lo estoy perdiendo y no sé qué hacer....-Susurró en un hilo de voz mientras tapaba su boca con la palma de su mano derecha. No lo soportó más y rompió en llanto nuevamente mientras se sentaba en la cama, cubriéndose el rostro con ambas manos mientras sus hombros se agitaban al compás de sus sollozos ahogados.
Luego de unos cuantos minutos sus ojos enrojecidos a causa de todo lo que había llorado se deslizaron hacia la mesita de noche que reposaba al lado de la cama, él sabía perfectamente que adentro del cajón estaba la droga que anestesiaba tanto su cerebro como su corazón herido, así que sin pensárselo más lo abrió, agarró un pequeño sobre blanco doblado por la mitad y procedió a inhalar el polvo que contenía el cual le hacía alucinar que todo en su vida era perfecto, aunque en verdad no lo fuera. Le gustaba esa dulce mentira, era mucho mejor que su maldita realidad.
Maltratos tanto físicos como verbales, abusos, excesos y soledad, esas definitivamente eran las palabras claves que definían cómo había sido su trágica vida. ¿Acaso jamás podría amar y ser amado? ¿Por qué siempre lo utilizaban y cuando conseguían algo mejor lo dejaban tirado en un rincón oscuro? ¿Minho haría lo mismo? ¿También lo abandonaría? No, él preferiría mil veces morir antes de que eso ocurriese, ya no quería volver a estar solo, no lo soportaría... no otra vez.
En pocos minutos aquel narcótico hizo efecto en el pollo quien comenzó a sonreír embelesado con la hermosa fantasía que aquella droga creaba para él. Sin embargo esa alucinación era completamente falsa y al pasársele el efecto seguramente volvería a inhalar aquel narcótico que poco a poco iba carcomiéndolo sin que Onew siquiera se diese cuenta de cómo se estaba auto-destruyendo con esas toxinas tan letales que inhalaba prácticamente todos los días.
En verdad el pollo no sabía ni entendía el gran daño que se estaba haciendo así mismo. Puesto que algún día todas esas drogas que se metía al organismo le cobrarían factura y carcomerían la cordura que aún le quedaba haciéndole cometer actos estúpidos que seguramente estando consciente jamás haría...
...
Muy a pesar de todo lo que lo detesto,
Tampoco quiero verlo muerto,
Pues aunque me cueste admitirlo...
Lee Taemin no es un mal chico.
Más dejando eso de lado...
Odio ver cómo Minho trata de cuidarlo,
A Minho sólo yo puedo tenerlo,
Y por el momento...
Joon satisface mis deseos.
Me encanta sentirme deseado,
Me encanta sentirme dominado,
Y si Joon quiere complacerme...
Yo no pienso detenerle.
Lo único que quiero,
Es que Minho vuelva a ser mío,
Y mientras lo consigo...
Joon y yo disfrutamos de nuestro trato,
Que promete ser largo.
...
Mientras tanto, en la enfermería de aquella prisión...
-Ya tengo su diagnóstico.-Avisó el doctor mientras se acercaba a los siete reos que rodeaban el cuerpo inerte de un bello pelirrojo quien se encontraba recostado sobre una mullida camilla.
-¡¿Qué es lo que tiene?!-Preguntó Key más preocupado que nunca. El doctor suspiró profundamente un tanto enfurecido por la altanería de aquel rubio, sin embargo optó por carraspear, acomodarse sus lentes y proceder a leerle el diagnóstico.
-El paciente sufre de intoxicación por Bromadiolona.-Reveló el hombre y entonces todos los jóvenes allí presentes fruncieron el ceño, muy confundidos.
-Dígalo en un idioma que podamos entender.-Exigió Jonghyun chasqueando la lengua bastante molesto. El doctor rodó los ojos fastidiado y decidió decírselos de una forma un poco menos complicada.
-En otras palabras: al paciente lo envenenaron con rodenticida, es decir veneno para ratas.-Explicó el doctor y enseguida todos se miraron entre ellos completamente desconcertados.
-¿Quién podría hacerle algo tan cruel a Taeminnie?-Se cuestionó un angustiado Bae mientras tapaba su boca con la palma de su mano.
-No sé quién demonios haya sido, pero lo pagará muy caro.-Procedió a decir el perro apretando sus puños enrabiado.
Por su parte el mandamás no dijo nada, estaba aglomerando toda la ira que lo invadía segundo tras segundo.
-¿Lo sanará, verdad?-Le preguntó la Diva al doctor y éste optó por acomodarse los lentes.
-El paciente ha ingerido grandes cantidades de rodenticida, y por lo tanto también de Bromadiolona, lo cual es un potente anticoagulante que interfiere en la síntesis de protrombina, alterando así los mecanismos normales de coagulación y causando con esto un aumento de la tendencia a sangrar, es por eso que el paciente antes de perder la consciencia escupió sangre.-Les explicó aquel hombre mirando con indiferencia al pelirrojo.-La cura para éste tipo de intoxicación consiste en suministrarle al paciente grandes cantidades de vitamina K durante al menos 5 días. Yo le suministré recientemente la primer dosis.-Les aclaró mientras señalaba con su dedo índice el suero que Taemin tenía conectado a su muñeca derecha.-No obstante esa era la última reserva que quedaba en esta enfermería y no creo poder conseguir...-Sin embargo el hombre no pudo terminar su oración porque sintió cómo alguien lo agarraba fuertemente por las solapas elevándolo en el aire con facilidad.
-Mira doctor de pacotilla, no me importa cómo, pero tú salvarás a Lee Taemin.-Comenzó diciendo Minho mientras lo fulminaba con su mirada, el tipo tragó grueso, muy asustado por los ojos tan fríos y negros que poseía el reo.
-¿Q-Quién t-te crees que e-eres?-Le preguntó nervioso mientras trataba de zafarse del violento agarre, sin embargo el mandamás era muchísimo más fuerte que él, así que era un esfuerzo inútil.
-¿Que quién creo que soy? Muy sencillo: Aquí dentro el mandamás de la Underground Prison y allá fuera el líder de una de las mafias más poderosas de Corea del Sur, capaz de hacer que no sólo tu vida sino la de tu familia se convierta en el peor de los infiernos. Así que más te vale ponerte las pilas y salvarlo o ya verás que no soy hombre de palabras, sino de acciones.-El doctor comenzó a sudar frío, en esos momentos realmente tenía ganas de orinarse encima. Él era nuevo y nadie le había dicho que un líder de la mafia era el mandamás de esa maldita cárcel, ¡De haberlo sabido jamás hubiese aceptado trabajar en ese lugar!
-Ha-Haré to-todo lo posible p-por salvarlo.-Tartamudeó asustadizo mientras comenzaba a temblar a causa del pánico que lo había invadido, el azabache entornó peligrosamente su mirada.
-Espero que hagas más que "lo posible". Porque quiero que te quede bien claro lo siguiente: si Lee Taemin muere, tú también te mueres con él.-Sentenció el mandamás antes de soltarlo de imprevisto. El pobre hombre cayó de culo al piso y palideció de inmediato, esas palabras lo habían horrorizado. Minho lo miró desde arriba de forma despectiva, como si fuese menos que una insignificante hormiga y luego procedió a sacar del bolsillo delantero de sus pantalones un gran fajo de dinero, para a continuación tirárselo a un desconcertado doctor quien a duras penas logró agarrarlo en el aire.
-¿Q-Qué esto...?-Preguntó hiperventilando.
-Obviamente se trata de dinero, ve y consigue las vitaminas que él necesita. Ahora.-Sentenció con un tono de voz autoritario. El hombre se arregló los lentes muy nervioso antes de levantarse y asentir con la cabeza de inmediato.
-Co-Como usted ordene, pero... este dinero es demasiado, se-seguro que me sobrará y...-No obstante el mandamás nuevamente lo interrumpió.
-Quédate con lo que sobra, no me importa. Ahora desaparece de mi vista.-Dijo el azabache y el doctor simplemente se limitó a asentir.
-Muchas gracias, iré y vendré lo antes posible. Le aseguro que Lee Taemin sanará en 5 días.-Le prometió aun temblando del miedo mientras hacía una leve reverencia, luego de eso salió de aquella enfermería casi corriendo para cumplir con lo que aquel mafioso le había ordenado hacer.
Cuando el doctor finalmente se retiró todos los reos allí presentes se quedaron viendo fijamente a Minho, éste último enseguida se percató de que todas las miradas estaban sobre él y procedió a chasquear la lengua bastante irritado.
-¿Qué tanto me ven? ¿Acaso tengo un bicho en la cara?-Al oír esto último tanto Chin, como Bae, Jung y Saejin negaron frenéticamente con la cabeza. El azabache bufó exasperado para luego acercarse lentamente a la camilla donde reposaba un inconsciente Taemin. Clavó su mirada sobre él y le enojó verlo más pálido de lo normal, con sus apetecibles labios resecos y morados, con unas notorias bolsas debajo de sus ojos los cuales en esos momentos se encontraban cerrados y con ese horrible suero conectado a su muñeca. De un instante a otro los nervios de Minho se crisparon, hizo rechinar sus dientes debido a la cólera que lo invadió y apretó fuertemente sus poderosos puños.
...
¿Qué demonios ocurrió?
¡Taemin casi y se murió!
Juro que quien se haya atrevido a hacerle daño,
La pagará muy caro.
¿Por qué me preocupo por él?
¿Por qué lo quiero ver bien?
¿Y por qué siento esto en mi pecho?
¿Será que aquel viejo sentimiento está renaciendo?
No, no puede ser eso,
Ese sentimiento ya está muerto,
Igual que mi corazón frío y negro.
Taemin es mi juguete,
Sólo a mí me pertenece,
Me molesta que intenten "lastimarme",
Porque eso nunca pasará,
Pero su muerte segura estará.
A Taemin no lo volverán a lastimar,
Antes juro matar...
A cualquiera que se le intente acercar.
Pero no es lo que parece,
No es por "quererlo",
Es sólo por poseerlo,
Lee Taemin es mi juguete,
Y solamente a mí me pertenece.
...
-Jonghyun.-Llamó a su mejor amigo y éste de inmediato se acercó.
-¿Sí?-Le preguntó clavando su mirada sobre el azabache.
-Soborna de la forma que se te dé la gana a los guardias de seguridad para que no se presenten a vigilar el comedor durante la hora del almuerzo.-Le ordenó y el perro simplemente optó por asentir con la cabeza aunque con el ceño levemente fruncido.
-Como tú ordenes Minho.-Le dijo pero antes de acatar la orden dada miró interrogante a su amigo.- ¿Acaso vas a...?-Sin embargo no pudo terminar la pregunta ya que el mandamás lo interrumpió.
-Sí Jonghyun, eso haré.-Le respondió y entonces el perro simplemente asintió. Ellos se conocían tan pero tan bien que ni siquiera hacían falta las palabras, casi siempre bastaba con sólo mirarse a los ojos para saber qué pensaba el otro.
El castaño deslizó su mirada hacia el pelirrojo, jamás imaginó ver a ese hiperactivo niñato tumbado y enfermo. Después de observar a Taemin enseguida sus ojos se posaron sobre Key, quien se encontraba sosteniendo la mano de "su bebé" con dulzura. Se notaba a kilómetros lo triste y angustiado que estaba aquel rubio en esos momentos. Automáticamente el perro apretó sus puños con fuerza, le había molestado demasiado lo que le hicieron al cabeza de fresa, pero lo que más le enojaba sin lugar a duda era que, hiriendo a Taemin, también lastimaron a su Diva y eso es algo que él jamás perdonaría.
...
En un submundo como el nuestro,
La frialdad es un vital elemento,
Pero como al fin y al cabo seguimos siendo humanos...
Nos es inevitable enamorarnos.
Muy a mi particular manera,
Amo a Key y estimo al cabeza de fresa,
Key para mí es perfecto,
Y siempre le entregaré mi amor sincero,
Sin importarme el mundo entero.
Por Key soy capaz de todo,
Juré no dejarlo solo,
Y si el cabeza de fresa es tan importante para él,
Entonces me esforzaré...
Hasta llegarlo a querer.
Key es un chico hermoso,
Perfecto ante mis ojos,
Todo en él me vuelve loco,
Cuando lo veo soñar...
Siento mi corazón latir en paz.
Key...yo siempre te amaré,
Seré tu perro fiel,
Y juro por mi vida,
Que quien trato de matar al cabeza de fresa,
Muy caro pagará las consecuencias,
No permitiré...
Que lastimen más a Key,
Prefiero morir,
Antes de volver a verlo sufrir.
...
Sin pensarlo dos veces, Jonghyun se acercó a Key, le obligó a girar el rostro y le plantó un rápido pero amoroso beso en la boca, transmitiéndole su incondicional apoyo con ese simple contacto de labios. Cuando se separaron el castaño se maravilló al ver un lindo rubor brindándole color a las blancas mejillas de su pareja. Su Diva definitivamente se veía más hermoso de lo habitual cuando se sonrojaba.
-Me voy. Iré a cumplir con la orden encomendada, nos vemos durante la hora del almuerzo.-Informó el perro tanto a Minho como a Key antes de darse la vuelta y encaminarse hacia la salida de aquella enfermería.
Luego de eso, el mandamás se acercó al rubio y colocó su mano derecha encima del hombro de la Diva, éste último lo miró sorprendido, era muy raro ver a Minho tratando de consolar a alguien, incluso si ese alguien se trataba de su propio amigo.
-¡Ya! No estés chillando, rubio oxigenado. Se supone que tú formas parte de mi grupo, ¿no? Entonces no me hagas pasar vergüenza y levanta la cabeza, lo último que me falta es que enserio te pongas a llorar...-Comenzó diciendo el azabache con ese tono de voz tan frío y prepotente que lo caracterizaba, sin embargo Key era muy intuitivo y por ende se dio cuenta enseguida que, en el fondo, su huraño amigo en realidad estaba deseando animarlo.-Además... él es fuerte.-Sentenció mientras deslizaba su oscura mirada hacia el inconsciente pelirrojo.-Logrará superar esto, de eso estoy más que seguro.-Fue lo último que dijo antes de darse la vuelta y comenzar a caminar hacia la salida de aquel lugar.
-¡Espera Minho!-Exclamó el rubio con el fin de llamar su atención, el azabache torció el rostro mirándolo con el ceño fruncido.
-¿Y ahora qué pasa Diva?-Le cuestionó.
-Hazlo sufrir...-Comenzó diciéndole mientras lo miraba con seriedad a los ojos.-Y asegúrate de que a nadie más le sobren ganas de hacerle algo a Taemin.-Le pidió apretando los dientes debido a la rabia que sentía por ver en ese lamentable estado a su bebé.
-Que no te quepa la menor duda de que eso haré.-Fue lo único que le dijo el mandamás antes de girar nuevamente su rostro hacia delante y a continuación retirarse de allí.
Cuando Minho finalmente abandonó la enfermería, Key suspiró pesadamente antes de proceder a acariciar con delicadeza el maltrecho rostro de su pequeño Taeminnie, se mordió el labio inferior entre dolido y ansioso por ver al pelirrojo abrir nuevamente sus lindos ojos. Anhelaba poder verlo bien, odiaba ver a Taemin así de mal.
...
Durante toda mi vida,
He experimentado varias caídas,
Y he presenciado la muerte de personas que amé,
No soportaría tener que ver eso otra vez.
Más hoy me siento un poco tranquilo,
Porque el hombre que amo...
Está a mi lado,
Tomando mi mano,
Diciéndome con la mirada que pagará caro...
Quien se atrevió a dañar a mi nuevo hermano.
Mi perrito ha sido fiel y bueno,
¿Por qué no complacerlo?
Mientras mi amor va en aumento,
Él da su mejor esfuerzo...
Por encariñarse de Taemin,
Sin comprender en su totalidad lo feliz que eso me hace.
Amo a mi perrito y lo haré siempre,
Por todo lo que él me quiere,
Por lo mucho que intenta complacerme,
Dejando sólo un poco de lado...
El orgullo que siempre lo ha caracterizado.
Si él está a mi lado,
Todo podré superarlo,
Pues sé que mi perrito me ama,
Y sin necesidad de usar las palabras...
Me lo demuestra cada vez que estamos en la cama.
...
Mientras que Key seguía acariciando la mano del pelirrojo, Chin, Saejin, Jung y Bae se miraban los unos a los otros muy confundidos por el diálogo entre la Diva y el mandamás que tuvo lugar minutos atrás. Al final el que se atrevió a hablar fue el castaño, quien dio dos pasos hacia el frente bastante nervioso y no sin antes carraspear le preguntó lo siguiente al rubio:
-Di-Disculpa... ¿A-a quién te re-referías cuando le pediste a-al mandamás que "lo haga sufrir"?-Le preguntó Bae tartamudeando. Key giró su rostro y clavó su intensa mirada sobre la del castaño, quien tembló en su sitio. Al final el rubio le sonrió de forma amable.
-Me refería al encargado del comedor de ésta prisión.-Le explicó mientras seguía acariciándole la mano al menor, el castaño y los demás fruncieron el ceño completamente desconcertados por esa respuesta.- ¿Por qué se han de estar preguntando, verdad?-Siguió hablando la Diva y los cuatro reos optaron simplemente por asentir.-Pues porque a Taemin, como bien dijo el doctor, lo envenenaron y obviamente fue durante la hora del desayuno. Y a pesar de que muchos otros reos trabajan dentro de la cocina, uno solo es el encargado y sobre él Minho echará toda la culpa.-Les terminó de explicar y entonces Bae siguió hablándole.
-Pero espera, existe la posibilidad de que el encargado en realidad no haya tenido nada que ver con el envenenamiento que sufrió Taemin.-Le aclaró el castaño y entonces el rubio asintió.
-Tienes razón, puede que él en verdad sea inocente. Pero Minho quiere culpar a alguien, por cuatro simples razones: porque está demasiado enojado por lo que le hicieron a Taemin y por ende necesita desquitarse de alguna manera, porque él es el responsable del comedor, porque por ahora no puede matar así como así a todos los reos que trabajan dentro de la cocina y por último pero no menos importante: porque así de una buena vez por todas sembrará pánico entre los convictos, él quiere asegurarse de que a nadie le sobren ganas de volver a lastimar a Taeminnie.-Les explicó y entonces los jóvenes abrieron sus ojos muy sorprendidos por la forma de pensar tan frívola y sin escrúpulos que poseía el mandamás de aquella prisión.
-Espera... ¿Eso quiere decir que si él no llegara a ser el culpable...?-Comenzó preguntando Bae nuevamente sin embargo la Diva lo interrumpió.
-No, no confundas las cosas. Minho matará al encargado de la cocina para así sembrar pánico entre los reos pero después de eso seguirá buscando (en el caso de que él no lo sea) al verdadero culpable del envenenamiento que sufrió Taemin.-Le aclaró y entonces los cuatro jóvenes se miraron entre ellos imaginándose las posibles maneras que el azabache podría implementar para matar a ese desdichado hombre y lo peor de todo es que de sólo pensarlo ya se les erizaba la piel del miedo.
...
Un par de horas después, durante el almuerzo...
Todos los reos ingresaban al gran comedor de la Underground Prison mientras charlaban curiosos acerca de lo que le ocurrió al protegido o putita de turno del mandamás (sí, así apodaban a Taemin dentro de aquella cárcel). Ese mediodía aparentaba ser como cualquier otro, los reclusos hicieron fila como siempre para poder retirar su comida, algunos se preguntaron por qué todavía no habían llegado los guardias que siempre vigilaban durante los horarios de comida, otros hablaban sobre trivialidades y cuando finalmente todos estuvieron sentados en sus respectivos asientos ingiriendo alimentos, oyeron un irritante sonido que les crispó el tímpano producido por la fricción de la punta de una daga afilada contra una mesa de acerco inoxidable.
Al girar sus rostros hacia la derecha vieron que el responsable de ese ruido era nada más y nada menos que Choi Minho, quien los miraba como si fuesen menos que escoria. Cuando abrió la boca para hablar todos los convictos optaron por cerrar el pico y escucharlo.
-Como seguramente ya todos sabrán, Lee Taemin está en la enfermería.-Comenzó diciendo mientras deslizaba su fría mirada sobre el centenar de reos que se encontraban en ese comedor.-Y descubrí que fue porque algún o algunos "chistosos" decidieron colocar veneno para ratas en su desayuno.-Les explicó y entonces muchos abrieron sus ojos sorprendidos mientras comenzaban a armar un escandaloso bullicio, el mandamás ante esto perdió la poca paciencia que poseía y optó por golpear con su puño la mesa por cada sílaba que pronunciaba-¡SI-LEN-CIO!-Exclamó y los reos se callaron de inmediato para seguir oyéndolo.-El caso es que estoy aquí para demostrarles qué es lo que pasa cuando me desobedecen, porque yo bien recuerdo haberles ordenado que no tocaran un solo pelo de Lee Taemin... ¡Puedes salir ya!-Gritó el azabache mientras giraba el rostro hacia su izquierda.
Los reclusos también miraron hacia esa misma dirección y pudieron visualizar a la mano derecha del mandamás (es decir a Jonghyun) caminando hacia donde Minho se encontraba mientras sostenía fuertemente a un gordo llorón al cual enseguida todos reconocieron como el encargado de la cocina.
-¡Por favor mandamás no lo haga! ¡Le juro que yo no fui!-Rogaba el hombre mientras derramaba lágrimas y mocos debido a que sabía el horrible final que se le avecinaba. El perro casi le rompe un brazo debido a la fuerza que implementó para que se quedara quieto.
-Cierra la boca.-Le susurró al oído con frialdad el castaño antes de pasárselo de un solo empujón al azabache, quien también lo sostuvo fuertemente colocándolo delante suyo, para que todos los reos pudieran verlo y enseguida posicionó su afilada daga encima del cuello de aquel tipo.
-¡Yo no fui!-Exclamó el hombre una vez más y entonces el mandamás chasqueó la lengua furioso antes de romperle el brazo con un sólo movimiento de mano, el grito desgarrador que soltó aquel gordo fue espeluznante, tanto así que la piel de todos los reos allí presentes se erizó agradeciendo al cielo no estar en el lugar del desdichado.
-Sé que tú no fuiste.-Comenzó diciendo Minho mientras apretaba cada vez más aquella daga contra el cuello del otro.-Y sé perfectamente que el o los verdaderos culpables están sentados en alguna de éstas mesas.-Continuó con su monólogo mientras deslizaba su oscura mirada por todo el comedor, los convictos empezaron a mirarse entre ellos con pánico reflejado en sus ojos.-Pero, para tu desgraciada, por el momento necesito culpar a alguien para demostrarle a ésta bola de inútiles qué pasa cuando no siguen mis órdenes al pie de la letra. Así que como tú eres el responsable de la cocina, entonces tú tendrás que pagar una parte importante de las consecuencias.-Le explicó y el hombre simplemente empezó a sudar frío mientras más lágrimas escapaban de sus ojos.-Aunque tranquilo, no te irás solo al infierno, porque yo seguiré buscando a los verdaderos culpables hasta por debajo de las rocas y no descansaré hasta matarlos con mis propias manos.-Sentenció rabioso antes de proceder a enterrar por completo la daga en el cuello del gordo.
Los reos que presenciaron semejante escena comenzaron a sudar frío y a hiperventilar, les aterraba el simple hecho de pensar que sus días terminaran de esa manera tan dolorosa. Minho sin una pizca de vacilación, lástima o emoción, desgarró la piel del hombre el cual con todas sus fuerzas trató de liberarse del agarre, sin embargo fue inútil ya que el mandamás era mucho más fuerte que él. Los gritos de agonía del tipo se escucharon por todo el comedor, los convictos mientras tanto permanecieron en absoluto silencio, observando con miedo cómo la vida de aquel gordo se iba esfumando ante sus ojos. Al cabo de unos cuantos segundos el cuello del hombre terminó abierto de punta a punta, la sangre salía a borbotones del corte limpio que había efectuado el azabache, quien tenía las manos manchadas de aquel líquido vital que corre por las venas de todo ser vivo. Cuando Minho finalmente soltó el cuerpo inerte del hombre, éste cayó al piso manchándolo de sangre. Después de eso el mandamás elevó su fría mirada clavándola sobre todos los reos allí presentes, quienes tragaron grueso debido al miedo que le tenían.
-Esto será lo que le pasará a cualquiera que ose volver a tocarle un solo pelo a Lee Taemin o a desobedecerme, ¿Les quedó claro, o necesitan otra demostración?-Les dijo con una voz increíblemente ronca e imperturbable.
-¡Más que claro mandamás!-Exclamaron todos los reos al unísono. Automáticamente después de eso, varios policías armados ingresaron al comedor de aquella prisión.
-¡Choi Minho! ¡¿Cómo te atreves a armar semejante alboroto?!-Exclamó un policía mientras se acercaba junto con sus demás compañeros al azabache.
-Maldita sea...-Fueron las palabras que pronunció otro policía al ver el cuerpo sin vida del encargado de la cocina tirado en el piso.- ¡Como castigo pasarás cinco días encerrado en el hoyo!-Sentenció apuntándolo con su dedo índice, el mandamás se carcajeó en su cara.
-Me importa un bledo.-Fue lo único que dijo Minho antes de enseñarles su dedo corazón, el policía gruñó encolerizado reteniendo las ganas de golpearlo, porque sabía de antemano que no le convenía levantarle la mano a ese mafioso, apreciaba mucho su vida y también la de su familia.
-¡No te quieras pasar de listo con nosotros! ¡Si quisiéramos podríamos agregarle más años a tu condena!-Trató de amenazarlo sin embargo nuevamente el cínico azabache se carcajeó en su cara.
-Háganlo si quieren, a mí me da exactamente igual.-Les respondió aún con esa sonrisa ladina adornando su sensual rostro, el policía apretó sus puños con impotencia.
"De una forma u otra... yo puedo escapar cuando quiera de ésta prisión" Fue el pensamiento que pasó por la mente de Minho en esos momentos.
Después de eso, finalmente dos policías optaron por proceder a colocarle unas esposas al mandamás mientras otros cuatro cargaban el cadáver del gordo. Antes de que se lo llevaran al hoyo, el azabache le susurró a su mejor amigo las siguientes palabras:
-Busca a los verdaderos culpables y cuida de Taemin durante mi ausencia.-
-Como tú ordenes Minho.-Le respondió Jonghyun mientras veía al azabache encaminarse hacia la salida del aquel lugar siendo escoltado por varios policías.
...
Mientras tanto, en una de las cientos de mesas que poseía aquel comedor, dos reos se miraban entre ellos mientras tragaban de forma audible debido al pánico que sentían por llegar a ser descubiertos. El sólo hecho de imaginar tener una muerte tan dolorosa como la que acabaron de presenciar hacía que sus pieles se erizasen del miedo.
...Y realmente ellos no tenían ni la más mínima idea de cuán caro les saldría la "pequeña broma" que le jugaron al pelirrojo....
...Continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro