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La visita

...

La atmósfera que se había creado entre el pelirrojo y el azabache era increíblemente silenciosa, ninguno de los dos decía nada, simplemente se concentraban en caminar hacia la celda del mandamás.

Al llegar a su destino, Minho se dirigió directamente hacia su cama y se sentó en ella, luego de suspirar profundamente, sacó del cajón de su mesita de luz una cajetilla dorada de cigarrillos junto con un mechero color oro. El menor frunció el ceño extrañado, ya que nunca había visto fumar al mayor hasta entonces. Permaneció parado en la entrada de la celda durante varios minutos, mientras observaba detenidamente al azabache darle algunas caladas a su cigarrillo.

Taemin tenía amigos que fumaban allá afuera de la cárcel, sin embargo jamás había visto ese tipo de cigarrillos en su vida, parecían bañados en oro o algo así, se preguntó cuánto dinero gastaría el azabache para comprarlos. Definitivamente el pelirrojo, aunque fuera millonario, no gastaría su dinero en algo que lo único que hacía era envenenarlo. Le pareció un verdadero desperdicio.

-¿Para qué me trajiste aquí?-Le preguntó rompiendo al fin la atmósfera silenciosa que se había formado en la celda. El mandamás siguió fumando pero miró al menor de forma intensa. Éste no pudo evitar estremecerse ante aquella acción.

-¿No es obvio acaso?-Le respondió apartando la mirada y entonces el pelirrojo suspiró derrotado, conque era eso, simplemente quería follar. Se acercó a Minho dispuesto a complacerlo sexualmente hablando como desde hace meses lo hacía por aquel trato que pactaron; sin embargo éste último lo miró con esos dos carbones que al posarse sobre Taemin lo hicieron temblar de pies a cabeza. No supo por qué, pero el menor podría haber jurado que en ese momento el mandamás le había dicho que no se acercara a él con aquel simple intercambio de miradas. Por lo tanto, Taemin se quedó parado nuevamente frente al mayor, observando como éste acababa con un cigarrillo y encendía otro. El pelirrojo arrugó su nariz, no le gustaba el olor a tabaco, sin importar que aquel producto tuviera olor a menta, aun así al fin y al cabo seguía siendo tabaco.

-...No sabía que fumaras.-Dijo el menor rompiendo nuevamente el silencio. El mandamás luego de darle otra calada al producto le respondió.

-No fumo todo el tiempo, por eso no me has visto hacerlo antes.-Le dijo llevándose nuevamente el cigarrillo dorado a sus labios y aspirándolo. El pelirrojo frunció el ceño confundido, pero si no fumaba todo el tiempo... ¿Entonces cuándo lo hacía?

-¿Cuándo fumas entonces?-Le preguntó curioso ladeando un poco la cabeza. El mayor clavó nuevamente su penetrante mirada en el menor, analizando bien lo que iba a decir antes de decirlo, al final exhaló el humo que tenía en la boca y le habló nuevamente con aquella voz imponente que lo caracterizaba.

-Fumo solamente cuando estoy ansioso, irritado o muy enojado.-Le respondió y los ojos cafés del pelirrojo se abrieron sorprendidos.

-¿Enserio? ¿Y cómo te sientes ahora?-Luego de preguntarle aquello se cacheteó mentalmente por ser tan curioso y preguntar cosas que se supone no deberían interesarle. Minho aspiró una última vez más el tóxico humo de aquel producto, para luego sonreír cínicamente mientras exhalaba el mismo por su nariz, tiró el cigarrillo al piso para después pisotearlo con la suela de su zapato. Luego se levantó de su cama y dio unos pasos acercándose a Taemin, posicionándose enfrente del mismo.

-Me siento de las tres malditas formas justo ahora.-Le reveló y el pelirrojo boqueó como un pez sin poder creer lo que le estaba diciendo el otro. ¿Se sentía ansioso, irritado y enojado a la vez? ¿Por qué?

-¿Q-qué...?-Tartamudeó y sin embargo no pudo preguntar nada debido a que el azabache lo tomó por el brazo y lo forzó a acercarse a su escultural cuerpo. Taemin simplemente frunció el ceño molesto y ni siquiera trató de zafarse del agarre, ya que sabía de antemano que le sería imposible, aquel hombre le superaba por creces en fuerza física.

-Tú eres el responsable de yo esté así.-Le reveló y a Taemin casi se le cae la quijada al piso ¿Tanto le había afectado la discusión que tuvieron el día anterior?... Sintió cómo el mandamás lo agarraba por la cintura y lo apretaba contra su trabajado pecho de forma posesiva.-Me pones ansioso, porque deseo follarte todos los días a cada maldita hora.-Le susurró al oído haciendo sonrojarse notoriamente al menor.-Me irritas, porque me rechazas siempre que tienes la jodida oportunidad, recalcándome una y otra vez que no me perteneces del todo.-Continuó mientras le mordía el lóbulo de la oreja a Taemin, haciéndolo gemir con una mezcla de dolor y placer a la vez.-... Y finalmente me enojas, porque además atreverte a hacer toda la mierda anteriormente mencionada, también te das el maldito privilegio de andar sonriendo con tus "amiguitos" en mis narices.-Finalizó agarrándolo del cabello con algo de brusquedad y plantándole un beso demandante a un estupefacto pelirrojo.

Taemin estaba envuelto en una situación contradictoria: por un lado se encontraba realmente enfadado por lo que el mandamás le acababa de decir; sin embargo por otro lado se hallaba extrañamente excitado, y lo peor de todo es que no sabía por qué. Al final se dejó llevar por la segunda sensación abriendo su boca para que la lengua de Minho entrara y comenzara a hurgar en la cálida cavidad ajena, la sinhueso del pelirrojo tocó a la del mandamás y así dio inicio una guerra de lenguas en la que realmente no se sabía quién ganaría. El intercambio de saliva entre ambas bocas era obsceno pero placentero al mismo tiempo. Realmente aquel beso era el verdadero éxtasis. El menor pudo percibir que el aliento de aquel hombre endemoniadamente sexy sabía a tabaco pero con una ligera esencia a menta, realmente delicioso. Maldición, ¿Por qué lo encendía tanto? Se supone que si el azabache estuvo fumando momentos atrás, entonces debería desagradarle su aliento, sin embargo le ocurría todo lo contrario.

Minho no desaprovechó la oportunidad y alzó a Taemin por la cintura, para luego depositarlo sobre la cama y posicionarse encima de él. Luego de aquello nuevamente comenzó a besarlo con intensidad mientras recorría el delgado cuerpo del pelirrojo por sobre la ropa. El menor simplemente se concentraba en disfrutar del íntimo contacto, inconscientemente llevó sus manos hacia la nuca del mayor ejerciendo un poco de presión sobre ella para profundizar aún más el beso. Minho al divisar a Taemin tan participativo, sonrió ladino mientras le besaba. Él definitivamente era irresistible. Estaba seguro de que tarde o temprano tendría al mocoso comiendo de la palma de su mano y él siempre obtenía lo que quería. Nunca perdía.

Cuando la falta de aire se hizo presente, ambos jóvenes se separaron extasiados, aunque el más agitado de los dos sin duda era Taemin, quien aspiraba grandes cantidades de aire completamente abochornado. Maldición, ¡Qué beso! Nunca nadie le besó como Minho lo había hecho. Los ojos cafés del menor involuntariamente se desplazaron hacia la muñeca del mandamás, quien en esos momentos estaba usando una camiseta de tirantes blanca, por lo cual el pelirrojo pudo visualizar perfectamente aquella pulsera acerca de la cual le había hablado su Umma horas atrás. Una sonrisa minúscula, casi imperceptible adornó el rostro de Taemin, tan diminuta que quizás otra persona no la hubiese notado, sin embargo Minho sí se percató de ella y no pudo evitar sorprenderse, aunque obviamente su rostro permaneció tan imperturbable como siempre. Es que simplemente no podía creer lo que observaba, era la primera vez que veía sonreír al mocoso frente a él, generalmente el muy maldito vivía sonriendo cuando estaba con esos cuatro sus "amiguitos" o cuando charlaba con la Diva, sin embargo jamás (que él recuerde por lo menos) Taemin había sonreído estando en presencia de él. Francamente le resultaba increíble.

Por su parte, el pelirrojo había sonreído inconscientemente, quizás porque muy en el fondo de su ser siempre creyó que Choi Minho era un monstruo lujurioso sin sentimientos; no obstante, el ver aquella pulsera y conocer gracias a Key la "promesa" que representaba, ese hecho le hacía creer al menor que quizás aquel hombre frío y rudo tal vez sí poseía un corazón... y a su vez, eso le aliviaba un poco el alma al saber que tenía que acostarse con él debido al trato que aceptó por la salud de su madre.

Taemin depositó de imprevisto un beso fugaz sobre los labios de un estupefacto Minho, para luego abrir sus piernas y rozarse de forma insinuante contra la ingle del mayor. El azabache estaba petrificado, era la primera vez que el mocoso tomaba la iniciativa, ¿Cuántas sorpresas más le daría aquel pelirrojo? No lo sabía, pero estaba más que dispuesto a averiguarlo. Luego de pensar en eso, sonrió ladino y comenzó a restregarse con lascivia sobre la delgada anatomía del menor. Quería enterrarse profundamente en aquel pomposo culo que tanto le gustaba.

Sin embargo, como si el universo conspirara en contra del mandamás ése día, ambos jóvenes escucharon unos pasos acercándose hacia a la celda. Taemin paró de frotarse contra la virilidad de Minho y éste último ladeó la cabeza para matar con su mirada a la persona que había osado interrumpir el erótico momento. Frente a ellos se encontraba un guardia observándolos muy asqueado. El azabache gruñó impaciente.

-¿Qué quieres?-Le preguntó el mandamás más frío que de costumbre. El policía por fin reaccionó y carraspeó antes de hablar.

-Busco al reo nº 4765 Lee Taemin; fui a buscarlo a su celda pero no estaba, los tres reos que allí se encontraban me dijeron que lo encontraría aquí.-Al oír aquello el pelirrojo apartó suavemente un molesto Minho y se paró de la cama dando unos pasos hacia el guardia.

-Sí, soy yo ¿Qué ocurre?-Le cuestionó y la única respuesta que obtuvo del policía fue un gruñido.

-¿Cómo que qué ocurre, imbécil? ¿Sabes qué hora es? Tu visita te está esperando.-Le informó y los ojos cafés del menor se abrieron sorprendidos ¿Tan rápido había pasado el tiempo que ya eran las 18:00 pm? ¡No podía creerlo! El mandamás al oír aquello frunció el ceño confundido.

-¿Visita?-Soltó en un siseo frío de voz, el menor giró su rostro mirando al azabache y posteriormente asintiendo con su cabeza.

-Sí, hoy viene mi familia a visitarme.-Le reveló y Minho sólo chasqueó la lengua enfadado, ¿Y a él qué mierda le importaba la familia del mocoso? Lo único que quería era follar y punto. Maldita sea.

-Vámonos ya.-Ordenó el guardia dándose la vuelta para salir de aquella celda, Taemin asintió sonriente, estaba entusiasmado por ver a su familia. Antes de que se fueran el mandamás le dedicó unas últimas palabras al pelirrojo.

-Cuando hayas terminado con tu "visita" regresa aquí, ¿Entendido?-Le ordenó con un tonito de voz demasiado irritante y altanero. Obviamente a Taemin le molestó, pero ya se estaba acostumbrando al malhumor característico de ese hombre y realmente no tenía ganas de ponerse a discutir con él en esos momentos, no supo por qué pero recordó las palabras de Key en ése instante "Te pido que tengas paciencia con Minho, por favor" con esa idea en su mente suspiró profundamente y giró su rostro para mirar al otro reo.

-Está bien.-Fue lo único que le respondió antes de abandonar la celda del azabache junto con aquel guardia.

El policía al oír las palabras que el mandamás le había dedicado al otro reo, tuvo muchas ganas de bromear con ellos, ya que todos en la Underground Prison sabían que Lee Taemin era el "juguete preferido" de Minho últimamente, sin embargo se contuvo ya que ese azabache le suministraba a él y a sus otros compañeros la marihuana de la que tanto dependían así que mejor no sacarlo de quicio diciendo alguna estupidez.

Taemin y aquel guardia caminaron durante algunos minutos por interminables pasillos hasta que por fin llegaron al ala norte de aquella prisión, allí el hombre abrió una puerta con una tarjeta especial y al ingresar el pelirrojo divisó un montón de cubículos diferenciados entre ellos por números. El policía lo guio hasta el cubículo número 8, abriéndole la puerta y dejándolo pasar, enseguida una sonrisa radiante adornó el bello rostro del menor. Ante sus ojos estaban su amada familia y su mejor amigo, todos obviamente detrás de un cristal el cual lamentablemente los separaba, pero aun así Taemin se acercó al mismo casi llorando de la emoción.

-¡Los he echado de menos a todos!-Chilló sonriente sentándose en la silla y pasando su mano por un agujero pequeño que tenía aquel cristal, de inmediato la primera persona en tomar su mano fue su querida madre, quien tenía lágrimas en sus ojos.

-¡Mi niño precioso! ¡¿Cómo has estado?! ¡¿Te hicieron algo malo aquí dentro?!-Le cuestionó preocupadísima y el menor negó sonriéndole para tranquilizarla.

-No mamá, no me han hecho nada malo, aunque no lo creas... me hice de buenas amistades aquí adentro, así que ellos me han protegido todo este tiempo.-Le respondió apretando fuertemente la mano de su progenitora para que ésta le creyese, Haneul primero frunció el ceño sin poder creerle realmente eso a su hijo, sin embargo luego optó por sonreírle aun llorando y asintió con la cabeza. Rogando al cielo que lo que le decía Taemin fuera la verdad. Le partía el alma saber que su niño estaba encerrado en aquel agujero del infierno por una injusticia. Realmente le dolía muchísimo.

-¡Qué bueno hermano!-Gritó eufórico el pequeño Eunji, quien apartó suavemente a su madre y tomó la mano de su hermano mayor entre sus manitos.- ¡Qué bien que hayas hecho amigos aquí adentro que te cuidan, Taemin!-Le felicitó el pequeño niño ajeno completamente a la cruda realidad que representaba una prisión. El pelirrojo sonrió enternecido y simplemente asintió, sin poder evitar derramar una traicionera lágrima que se le escapó.

-¡¿Por qué lloras hermano?!-Le preguntó preocupada la pequeña Hea apartando a su hermanito y tomando la mano del pelirrojo entre las suyas, a todos se les partía el alma al ver a Taemin llorar.

-L-Lo lamento.-Se disculpó secándose las lágrimas que había comenzado a derramar.-E-es que en verdad los extrañé a todos.-Se justificó y su madre sollozó sintiéndose culpable.

-No mi niño, discúlpanos a nosotros por tardar tanto en venir a visitarte. Pero es que cada vez que venimos necesitamos primero el permiso del maldito juez y él nos rechazó muchas veces la solicitud hasta que al fin se compadeció y nos permitió visitarte. Además, mi maldita enfermedad no me dejaba salir de aquel hospital... perdónanos.-Al pronunciar aquella última palabra la mujer rompió en llanto y tanto Eunji como Hea la abrazaron para calmarla. Taemin le sonrió para tranquilizarla, odiaba ver a su familia triste, prefería mil veces sufrir él a tener que verlos sufrir a ellos.

-No llores mamá, son la mejor familia que me pudo haber tocado y entiendo perfectamente la situación.-Le dijo y su madre le miró a los ojos, sonriendo mientras trataba de cesar su llanto.

-Gracias Taemin, tú y tus hermanos son los mejores regalos que la vida pudo haberme dado.-Le dijo acariciando cariñosamente la mano del pelirrojo.

-¡Y eres el mejor hermano mayor para nosotros!-Gritaron al unísono los pequeños mellizos haciéndole reír al mayor. Realmente adoraba a esos pequeños, eran sus angelitos.

-Los amo a todos y no sabes lo feliz que me hace que ya estés bien de salud. Eunji, Hea cuiden muchísimo de mamá ¿De acuerdo?-Les encomendó a sus hermanitos y éstos asintieron con sus cabecitas obedientes. Haneul le sonrió a su hijo mayor y también sintió.

-Sí mi vida, gracias a Hyun Bin hoy estoy aquí, realmente te debo la vida, querido.-Dijo la mujer dirigiéndose hacia el mejor amigo de Taemin, un chico alto de aproximadamente 1.80 m, de piel pálida, cabello rubio y ojos cafés claro. El pelirrojo frunció el ceño confundido ¿Gracias a Hyun Bin? Pero si él mismo había sido quien depositó los cien mil dólares que su madre necesitaba en su cuenta... ¡No entendía nada!

-No hay de qué Haneul, haría lo que sea por ayudarlos a todos ustedes.-Le respondió aquel apuesto y amable joven. Luego miró detenidamente a un confundido pelirrojo y le sonrió para calmarlo.

-Por favor, ¿Podrían dejarme un momentito hablar a solas con Taemin?-Le preguntó a la familia del chico y éstos, aunque extrañados, asintieron y se retiraron por unos momentos mientras los jóvenes hablaban en privado.

-Hyun Bin...-Susurró el pelirrojo agarrando fuertemente la mano de su mejor amigo, en verdad lo había echado de menos, sin embargo seguía confundido por lo que su madre le dijo segundos atrás.

-No sabes cuánto te he extrañado, Taemin.-Le dijo con sus ojos cristalinos, realmente estaba muy feliz de poder ver a su amado pelirrojo después de tantos meses.

-También te he extrañado muchísimo, Hyun Bin... pero... ¿A qué se refirió mi madre con lo que dijo?-Le preguntó con el ceño fruncido. El otro simplemente suspiró antes de comenzar a hablar nuevamente.

-Taemin, al final yo terminé pagando el tratamiento de tu madre.-Al oír aquello el menor apartó su mano rápidamente, sorprendido y enfurecido al mismo tiempo.

-¡¿Por qué lo hiciste tú?! ¡Yo mandé el dinero que mamá necesitaba para adquirir una bomba de insulina!-Le gritó y el otro suspiró pesadamente.

-Sí, mandaste el dinero... pero... ¿De dónde lo sacaste?-Le preguntó seriamente y el pelirrojo jadeó sorprendido, maldición, Hyun Bin había dado justo en el clavo, sin embargo el menor endureció sus facciones y se mantuvo firme ante su mejor amigo.

-¡Eso no tiene importancia!-Le rebatió y el otro afiló su mirada bastante enojado.

-¡Claro que la tiene Taemin! ¡¿En qué te metiste para conseguir todo ese dinero de un día para otro?! ¿Acaso crees que no me hago una idea del tipo de "amistades" que tienes aquí adentro?-El pelirrojo hizo rechinar sus dientes encolerizado, ¡Por supuesto que sabía en qué demonios se metió! ¡Había vendido su maldito trasero para conseguir el dinero que su madre necesitaba con urgencia! ¡¿Y su mejor amigo se tomaba la "molestia" de pagarle el tratamiento a su madre él mismo?! ¡Tirando por el retrete todo lo que él tuvo que pasar para obtener aquella suma! ¡Maldición!

-Lo que haga o deje de hacer con mi vida no es de tu incumbencia, Hyun Bin.-Le respondió entre dientes, conteniendo toda la cólera que sentía, realmente no deseaba mandar a la mierda a su mejor amigo, lo quería muchísimo. El rubio suspiró derrotado, claro que lo que haga o deje de hacer el menor le incumbía, ¡Si él estaba enamorado del pelirrojo desde que eran unos niños! ¡Sería capaz de dar la vida por él!

-Taemin... por favor recapacita, te devolveré los cien mil dólares que obtuviste quién sabe de qué forma para que se lo devuelvas a esa persona y te deje en paz ¿De acuerdo? No tienes que deberle nada a nadie aquí dentro... Y si ese desgraciado le agregó intereses a la suma inicial, entonces házmelo saber ahora mismo y te daré el dinero que te haga falta.-Le dijo con preocupación reflejada en sus ojos y el pelirrojo sintió unas tremendas ganas de llorar, su mejor amigo siempre se preocupaba tanto por él... daba todo por él... Taemin no sabía cómo agradecerle todo lo que hizo, hace y seguramente hará por él. En verdad que no lo sabía.

-Hyun Bin, desde que mi padre murió has hecho tanto por mí y por mi familia, jamás podría recompensarte todo lo que nos has ayudado. Quería al menos una vez ayudar yo solo a mi familia, sin pedirte a ti como siempre que interfirieras... y aun así tú nuevamente pusiste de tu bolsillo para comprar la bomba de insulina que mamá necesita.-Susurró avergonzado bajando la cabeza, su mejor amigo le sonrió enternecido y negó de inmediato.

-Ni tú ni tu hermosa familia representan ningún tipo de carga para mí, simplemente los ayudo porque... en verdad los quiero mucho.-Comenzó diciendo aunque tuvo que morderse la lengua para no decir un "porque te amo, Taemin".-Así que nunca más vuelvas a decir algo así, no me debes absolutamente nada; además tú sabes que mis padres son ricos, el dinero no representa ningún problema para mí.-Finalizó guiñándole un ojo para alegrarlo un poco, al final el pelirrojo sonrió débilmente y asintió con su cabeza más animado.

-Muchísimas gracias, Hyun Bin.-Le agradeció agarrando nuevamente la mano de su mejor amigo y apretándola fuertemente, con cariño.

-No hay de qué, Taemin.-Le respondió devolviéndole la sonrisa.-Te devolveré el dinero que pediste prestado con sus intereses correspondientes y tú se lo devolverás al tipo para no deberle absolutamente nada, ¿De acuerdo?-Le dijo y entonces el endemoniadamente sexy mandamás llegó a la mente del pelirrojo. Por un momento el menor pensó y aceptar la propuesta de su amigo, eso no se los voy a negar, sin embargo a los pocos segundos recapacitó completamente.

¿Por qué? Muy simple: Minho era una persona a la cual con sólo echarla un vistazo, te dabas cuenta que era increíblemente vengativa, si el pelirrojo escapaba así de él, seguramente el azabache buscaría venganza y conociéndolo lo poco que le conocía, el menor intuía que se metería con lo que a él más le importaba: su familia. La verdad es que hacía meses que el pelirrojo follaba con el azabache, por lo cual ya se había acostumbrado y definitivamente no quería tentar a la suerte viendo qué ocurría si decidía romper el trato devolviéndole el dinero que Minho le había prestado. Sería como darle una patada en su orgullo y si de algo estaba seguro Taemin, era que ése hombre defendía a capa y espada su preciado orgullo. Mejor no arriesgar a su familia ni exponerse él mismo de esa forma tan estúpida.

-No, no me lo devuelvas.-Sentenció finalmente y enseguida los ojos de Hyun Bin se abrieron sorprendidos ¿Acaso había oído bien?

-P-Pero Taemin... ¿Por qué?-Le preguntó petrificado, simplemente no podía creer lo que su amado pelirrojo le acababa de decir.

-Porque es muy peligroso Hyun Bin, si acepto tu oferta mi vida y más importante aún la de mi familia correría un gran peligro.-Le reveló y enseguida el rubio comprendió todo: Taemin se había metido con un tipo peligroso. Apretó fuertemente uno de sus puños, pues con su otra mano agarraba tiernamente la de su adoración. Carajo, quién sabe qué cosas esté soportando su pelirrojo allí dentro y él ahí afuera sin poder hacer nada. Y para colmo el desgraciado de Young, culpable absoluto de que Taemin esté encerrado en esa horrible prisión, se había fugado de Seúl, "supuestamente" yéndose a vivir con su familia y la disque justicia insistía en que su inocente pelirrojo era efectivamente el legítimo asesino de su ex novia Yun. ¡Maldita sea! Hyun Bin sólo deseaba sacar a su querido niño rápidamente de ése agujero del infierno.

-De acuerdo Taemin, si tú dices que tu vida y la de tu familia correrá peligro... entonces no te devolveré el dinero que pediste prestado a ese tipo. Pero haré lo que sea necesario para sacarte lo antes posible de aquí, eso tenlo por seguro.-Le dijo apretando la mano del menor, éste le sonrió enternecido pero otra vez negó con su cabeza, el mayor lo miró nuevamente desconcertado.

-No Hyun Bin, te agradezco muchísimo todo lo que haces por mí, pero por el momento no es prudente que salga de aquí.-Le dijo mirándolo seriamente a los ojos, no recordaba hace cuántos meses ya había aceptado convertirse en el "juguete" Minho, sin embargo jamás acordaron hasta cuándo tenía vigencia el "trato" que hicieron, por lo tanto Taemin suponía que sería hasta que el mandamás se aburriera de él; por ende, cuando lo dejara en paz le pediría a su mejor amigo que empezara a realizar los trámites para sacarlo rápidamente de allí, antes no, ya que sería como escapar del azabache y a pesar de que él se consideraba así mismo valiente y para nada cobarde, tampoco era un estúpido, sabía de antemano que si provocaba demasiado a ése mafioso le iría muy mal no sólo a él sino a todos sus seres queridos y eso el pelirrojo jamás se lo perdonaría.

-¡¿Pero por qué?!-Cuestionó exaltado y Taemin simplemente le sonrió para tranquilizarlo.

-Ya te lo dije: es peligroso. Por favor amigo, entiéndeme, yo te diré cuándo podrás comenzar a realizar los trámites para sacarme de aquí ¿De acuerdo? Sé que te estoy pidiendo mucho, pero por favor... prométemelo.-Le suplicó haciéndole ojitos de borrego, Hyun Bin estuvo a punto de negarse, sin embargo esos dos faroles color café tan grandes e inocentes terminaron por convencerlo y suspirando profundamente sólo se limitó a asentir con la cabeza derrotado, odiando con todo su ser a ése maldito que estaba reteniendo a su adoración. En verdad que lo odiaba.

-Muchas gracias Hyun Bin, te quiero muchísimo amigo.-Le agradeció y el rubio le sonrió cálidamente.

-Yo también y no sabes cuánto, pequeñín.-Le respondió y segundos después escucharon la puerta del lado de Taemin abrirse dejando entrar a un guardia.

-La hora de visita ha finalizado.-Le informó y ambos jóvenes asintieron, segundos después ingresaron del lado del rubio Haneul, Hea y Eunji.

-Gracias por venir a visitarme.-Les agradeció a todos Taemin con una gran sonrisa en su rostro, realmente le había alegrado el día verlos nuevamente.

-No hay de qué mi vida.-Le dijo su madre tratando de contener sus lágrimas.-Le insistiremos tanto como podamos al juez para que nos permita visitarte periódicamente.-Le aseguró y su hijo mayor asintió más alegre que nunca.

-Los estaré esperando ansioso, los amo a todos, por favor mamá cuídate mucho y ustedes angelitos protéjanla siempre ¿Ok?-Sus pequeños hermanos asintieron llorando.-Y tú Hyun Bin... muchas gracias por todo amigo.-Le agradeció y el rubio sólo asintió con una sonrisa en el rostro.-Hasta luego, los amo muchísimo.-Les despidió y solo entonces ellos se levantaron para retirarse.

-¡Hasta la próxima Taemin, te amamos!-Gritaron todos al unísono, ésta acción le sacó una sonrisa sincera al menor. Él sería capaz de darlo todo por sus seres amados y si tenía que permanecer allí dentro por quién sabe cuánto tiempo siendo el "juguete" del mandamás sólo para protegerlos a ellos, pues lo haría. Que de eso no les quepa la menor duda.

-Andando.-Le ordenó el policía una vez que su familia halla cruzado el umbral de la puerta desapareciendo antes los ojos del menor, éste simplemente asintió parándose de la silla en la cual se encontraba sentado y dándose la vuelta para salir de la sala de visitas dirigiéndose hacia su celda en compañía de aquel guardia.

...

Mientras tanto, en otra parte de la Underground Prison, los gemidos de dos reos calientes retumbaban por las paredes haciendo eco y siendo el motivo principal de la masturbación de muchos presos que se encontraban dispersos alrededor de la celda que ellos compartían.

-¡Ah! Sí... más rápido perrito, chúpamela más rápido... ¡Hmm! Así...-Gemía un excitado rubio quien se encontraba sentado en el borde de la cama con Jonghyun arrodillado enfrente de él brindándole placer con su boca. La Diva sólo se concentraba en abrir bien sus piernas y en elevar sus caderas hacia arriba buscando enterrarse completamente en la garganta de su perro.

Por otro lado, el castaño tenía una de sus manos sobre el muslo inferior del rubio amasándolo con lujuriosa y su mano libre la tenía alrededor de la base del pene de Key, mientras engullía aquel órgano con gula. Marcando un vaivén suba y baja con su boca que por momentos iba rápido y por otros iba lento, haciéndolo chillar de placer al más alto. El sabor del glande de su pareja sabía jodidamente bien, el líquido pre-seminal que se deslizaba dentro de su cavidad bocal poseía un sabor exquisito, que sólo le provocaban al perro más ganas de tragar el semen de su rubio. A él realmente le enloquecía cada parte del cuerpo de su Diva, quería marcar a Key como suyo, utilizando sus manos, su lengua y sus dientes. Deseaba hacerle el amor tantas veces como la vida misma se lo permitiera y que nunca fuera de otra persona que no sea él mismo, mataría a cualquiera que osara tocar a SU Key.

-¡Ahh! Sí Jonghyun, m-más rápido... Ahh... po-por favor... me... me vengo... ¡Hmm!...-Gemía el rubio con su hermoso rostro completamente sonrojado, sus ojos cerrado, su cabello sudoroso pegándosele a su frente y sus labios entreabiertos soltando incoherencias a punto de llegar al clímax, el éxtasis que le hacía sentir la boca de su perro era simplemente inexplicable.

Jonghyun siguió bombeando aquel miembro que ya palpitaba impaciente a punto eyacular por la felación que él le había proporcionado. Miró detenidamente la cara de su pareja desde abajo, mientras aceleraba el ritmo de su vaivén para lograr que su rubio al fin se viniera en su boca, ansioso por recibir el esperma de éste, le encantaba esa expresión erótica que Key tenía en su rostro, era simplemente perfecta. Maldición, ese rubio en verdad le calentaba como ustedes no se hacen una idea. Sus testículos pesaban ya que él mismo se había excitado demasiado durante la felación, sus bolas se encontraban llenas de semen que debía ser liberado urgentemente, estaba deseoso de enterrarse bien duro en el trasero cálido y estrecho de su pareja. Con ese pensamiento perverso en su mente, aceleró aún más el ritmo del sexo oral hasta que por fin su Diva llegó al orgasmo liberando aquel líquido espeso y blanquecino el cual obviamente fue bien recibido por la boca de Jonghyun, quien lo tragó de inmediato degustando así su delicioso sabor.

-¿Te ha gustado?-Preguntó el perro con una sonrisa ladina levantándose para besar apasionadamente a su rubio, quien correspondió el beso saboreando su propio sabor. Las lenguas de ambos jóvenes se entrelazaron pero al final tuvieron que separarse por la falta de aire presente.

-Me ha encantado, perrito.-Le respondió pasando pervertidamente su lengua por sobre sus labios. El castaño entornó su mirada y comenzó a besarle el cuello al más alto, moría por hacerlo suyo.

-Hmm... no sabes las ganas que tengo de poseerte, Key.-Le susurró sensualmente al oído deleitándose ante el ronroneo que salió de la boca de su rubio en esos momentos.

-¿Enserio tienes tantas ganas, perrito?...-Le preguntó la Diva melosamente mientras llevaba ambas manos al fornido pecho de su pareja, Jonghyun asintió enseguida, el rubio simplemente sonrió de forma perversa.-Me complace que me desees tanto... pero... lástima que tienes una penitencia.-Finalizó empujando al castaño, quien por la inesperada acción de Key, perdió el equilibrio y cayó de culo al piso, para luego observar al otro completamente desconcertado.

-¿Q-qué?-Preguntó el perro incrédulo, mientras veía al rubio carcajearse y levantarse de la cama dando unos pasos hacia la salida de la celda que compartían.

-Lo que oíste perrito, tienes una penitencia asique no lo olvides: si quieres sexo, mañana tendrás que ir conmigo y con Taemin a merendar, sociabilizarás con él de forma decente y tratarás de no ser tan grosero como siempre; porque de lo contrario... enserio te dejaré un mes entero con abstinencia sexual. Y sabes perfectamente que no bromeo.-Le aseguró guiñándole un ojo burlón, Jonghyun bufó hastiado levantándose del piso con rapidez.

-¡Maldita seas Diva mal teñida!-Le gritó rojo de la bronca que sentía, enfureciéndose aún más al ver cómo ese rubio desgraciado se carcajeaba en sus narices.

-Me iré a dar un baño perrito, nos vemos al tiro.-Le dijo lanzándole un beso, tratando de contener la risa que amenazaba con escapársele al ver el ceño del castaño más fruncido que nunca.

-¡Espera Key! ¡¿Piensas dejarme así?!-Le preguntó exaltado y sexualmente frustrado apuntando a su entrepierna, la cual por cierto se encontraba muy abultada debajo del pantalón, Key deslizó su mirada hacia la polla de su perro para luego sonreír con malicia.

-Claro que no mi amor, jamás podría hacerte esa crueldad.-Le dijo de forma provocativa acercándose lentamente hacia su perrito, éste de inmediato se mordió el labio inferior con lujuria al ver la expresión tan erótica que tenía la Diva en su cara. El rubio se acercó al castaño para luego arrodillarse y bajar el zipper de Jonghyun con sus dientes, el más bajo gimió satisfecho al sentir su pene completamente liberado tanto de su pantalón como de su bóxer. Sin embargo, cuando esperaba sentir la deliciosa boca de Key brindándole placer, se percató de que el rubio tomó su mano derecha y la colocó rápidamente sobre su ingle, para luego pararse y dar media vuelta caminando hacia la salida. Jonghyun pestañeó varias veces sin entender qué diablos había ocurrido.

-¿Ya vez? No soy tan malo: ahí te dejé tu manito para que te satisfagas solito.-Le dijo en tono burlón el rubio antes de retirarse completamente de la celda caminando como sólo una Diva podría hacerlo.

El perro quedó allí parado con su mano derecha encima de su pene por unos cuantos segundos, hasta que por fin reaccionó cayendo en cuenta de que el rubio se había burlado vilmente de él. Ladró enfadado y puteó mil veces a su pareja, quien por cierto ya se encontraba caminando por los interminables pasillos de la prisión riéndose divertido de la maldad que le había hecho a su perrito.

A Jonghyun definitivamente no le gustaba nada la idea de tener que lidiar con ese cabeza de fresa y mucho menos si tenía que tratarlo de forma "decente". Sin embargo, mucho más le desagradaba la idea de un mes sin sexo... ¡No lo soportaría! Mucho menos teniendo a su Diva alado prácticamente las 24 horas del día todos los días. El castaño suspiró derrotado, para luego acostarse en su cama y recurrir a algo que pensó que una vez emparejado con Key jamás usaría de nuevo: su mano. Carajo. No le quedaba de otra más que masturbarse.

Y lo peor de todo, era que aunque lo negara mil veces, en el fondo sabía perfectamente que él no tenía comiendo de su mano al rubio... ¡NO! Todo lo contrario... Key lo tenía comiendo de su maldita mano a él. Y eso lo enojaba como ustedes no tienen una idea, sin embargo, aunque quisiera cambiarlo no podría. Siempre estaría detrás de su Diva, como un perro detrás de su amo. Aunque obviamente eso jamás lo admitiría ante Key, ya que sería un golpe muy duro a su preciado orgullo.

...

Mientras tanto, en otra parte de aquella prisión subterránea, más específicamente en la celda que compartían Bae y Taemin... el pelirrojo se encontraba solo con aquel castaño narrándole cómo había sido su visita horas atrás, haciendo hincapié en la conversación que sostuvo con su mejor amigo Hyun Bin.

Luego de que el menor se despidiera de sus seres queridos, se dirigió en compañía de un guardia hacia su celda y allí se encontró con Jung, Chin y Bae charlando. Al ver a sus tres compañeros de inmediato les sonrió cálidamente y el policía por fin se retiró. Obviamente Chin y Jung lo llenaron de preguntas, sin embargo, a pesar de que Taemin apreciaba mucho a sus dos compañeros, realmente prefería hablar de ese tema con su amigo Bae, con quien obviamente tenía más confianza. Por lo tanto, respondió a sus preguntas pero ocultándoles algunas cosas. Al final los dos muchachos se retiraron, dejando solamente al pelirrojo y al castaño dentro de esa celda.

Cuando por fin estuvieron solos, Taemin comenzó a revelarle con lujo de detalle toda la conversación que tuvo con su mejor amigo durante la hora de visita. Bae lo escuchaba, sin embargo el menor pudo percibir tristeza en los ojos del castaño.

-¿Bae? ¿Me estás escuchando?-Le preguntó y entonces el mayor reaccionó.

-Disculpa Taeminnie... ¿Decías?-Le cuestionó apenado. En circunstancias normales, el menor se hubiera molestado por la falta de interés que el otro demostraba mientras él le hablaba y le hablaba. Sin embargo, más que enojarse se preocupó, se notaba a leguas que algo malo le pasaba a su compañero de celda, durante la hora del almuerzo también lo notó extraño.

-Bae, a ti te pasa algo... dime qué es.-Sentenció mirándolo seriamente, el castaño negó con su cabeza forzando una sonrisa.

-No me pasa nada Taemin, simplemente estoy algo cansado.-Le mintió descaradamente para luego sonreírle otra vez.-En cuanto a la conversación que tuviste con tu amigo... estoy de acuerdo con la decisión que tomaste. Por el momento no es prudente hacer enojar a Minho, podrías salir muy mal parado no sólo tu sino tu familia entera.-Le dijo mirando hacia otra parte, aunque tratara de aparentar, Taemin no le creía nada ese "simplemente estoy cansado", le estaba ocultando algo y él lo averiguaría.

-Gracias por escucharme, aconsejarme y apoyarme siempre, enserio lo aprecio mucho Bae.-Le dijo Taemin depositando su mano sobre el hombre izquierdo de su amigo.

"Sí claro, lo apreciarás hasta que decidas cambiarme por Key, lo cual seguramente pasará muy pronto" Fue el pensamiento fugaz que pasó por la mente del castaño, sin embargo se limitó a asentir con la cabeza y a forzar nuevamente una sonrisa. Una venita se asomó por la frente del pelirrojo, quien enseguida se percató de que su amigo estaba fingiendo.

-Ya es suficiente. Dime qué diablos te pasa Bae.-Exigió cruzándose de brazos, el nombrado parpadeó varias veces y luego simplemente suspiró un poquito cansado de toda esa situación y de la insistencia del menor.

-Ya te dije que no me pasa nada Taemin, es sólo cansancio.-Le mintió otra vez y el otro se masajeó sus sienes buscando paciencia.

-¡Y una mierda con eso, sé que me estás mintiendo!-Le gritó molesto. Bae frunció el ceño también enfadado.

-¡Pues no me creas si no quieres pero te estoy diciendo la verdad!-Le gritó y el pelirrojo se sorprendió, nunca había visto molesto a su amigo en todos los meses que convivieron juntos hasta entonces.

-Bae, te considero mi amigo y me preocupas...-Comenzó diciendo más calmado mientras agarraba de los hombros a su amigo con delicadeza.-Así que si Chin te hizo algo malo... simplemente dímelo y lo castramos juntos ¿De acuerdo?-Le dijo dedicándole la mejor de sus sonrisas, enseguida el castaño boqueo como un pez sorprendido por lo que acababa de oír, pero se repuso de inmediato negando frenéticamente con la cabeza.

-¡No Taemin! ¡Chin no me hizo nada malo!-Le aseguró y entonces el menor frunció el ceño ya bastante exasperado mientras comenzaba a zamarrear por los hombros al castaño.

-¡SI NO ES CHIN ENTONCES QUIÉN DEMONIOS TE HIZO ALGO! ¡RESPONDE!-Le gritó Taemin enojado y Bae, sacado de quicio, se soltó del agarre del pelirrojo de un solo manotazo para luego gritarle.

-¡TÚ!-Le reveló sin pensar e instantáneamente llevó sus manos hacia su boca; pero era muy tarde, porque ya lo había dicho. Enseguida el rostro infantil del castaño se ruborizó tiernamente. Al menor casi se le cae la quijada al piso... ¿Él? ¿Cuánto él le había hecho algún daño a su amigo?

-¿Y-Yo? ¿Pero por qué?-Le preguntó recién cuando salió del shock en el que se encontraba inmerso. El castaño estaba tan rojo como un jitomate. Era un estúpido, había hablado sin pensar y para colmo ya era muy tarde... finalmente suspiró derrotado y encaró por fin al menor.

-E-es que...-Comenzó diciendo en un susurro que apenas podía escuchar el otro forzando su oído.-...Estoy... celoso...-Finalizó sonrojándose aún más. Los ojos cafés del pelirrojo se abrieron increíblemente sorprendidos, ¿Que qué? ¿Acaso había oído bien?

-¿C-celoso?-Le preguntó incrédulo, el castaño asintió lentamente... Taemin se puso pálido... ¿Celoso? ¿Bae celoso de él? ¿Pero por qué?... Una idea muy bizarra surcó la mente del menor, quien en ese momento tragó grueso ¿Acaso el castaño estaba enamorado de él y en consecuencia celoso de Minho? ¡No lo podía creer!

-B-Bae...-Comenzó diciendo y el mayor clavó su mirada en Taemin.-... ¿A-Acaso tú estás... enamorado de... mí?-Le preguntó en un hilo de voz, enseguida el mayor jadeó sorprendido y ambos permanecieron en completo silencio, al final Bae rompió la tensa atmósfera que se había formado entre ellos con una brutal carcajada, dejando perplejo al menor.

-¡Por Dios qué buena broma Taeminnie!-Exclamó agarrándose el estómago porque ya comenzaba a dolerle a causa de la risa, el pobre pelirrojo seguía pestañando completamente confundido.- ¡¿Yo enamorado de ti?!-Preguntó sin parar de reírse.- ¡Pero si soy más pasivo que tú, sólo me gustan los machos alfas! ¿En qué cabeza cabe?-Continuó carcajeándose y al final el menor lo acompañó riéndose junto a él.

-Está bien, está bien...-Comenzó diciendo Taemin una vez que ambos pararon de reírse.-Pero si no estás enamorado de mí... ¿Entonces por qué estarías celoso?-Le preguntó nuevamente y Bae, ya más animado le respondió con la verdad.

-Estoy celoso de Key.-Le reveló y el menor jadeó sorprendido.

-¿Pero por qué? Si Umma es una excelente persona.-Le cuestionó ladeando un poco la cabeza. Un puchero adornó el aniñado rostro del mayor.

-Justamente por eso Taeminnie, él es tan genial que tarde o temprano terminarás dejándome a un lado y Key se convertirá en tu único amigo... después de todo él es mucho mejor que yo...-Le dijo en un hilo de voz deprimiéndose nuevamente, al pelirrojo se sintió increíblemente mal al ver al castaño tan triste, por lo que sin pensarlo dos veces lo abrazó fuertemente, obviamente el otro correspondió a su abrazo.

-Eso jamás pasará Bae, tú y Umma son muy diferentes e irremplazables. Nunca te cambiaría por nadie, has hecho tanto por mí desde que llegué a éste lugar, no sé qué habría hecho si no te hubiese conocido aquí dentro. En verdad gracias, amigo.-Le susurró abrazándolo con más fuerza. El castaño sonrió muy contento por aquellas palabras.

-Gracias a ti Taeminnie, desde que tú llegaste... estar en ésta prisión se ha convertido en una carga más llevadera para mí.-Le reveló y el menor simplemente sonrió asintiendo. Permanecieron abrazados durante unos cuantos minutos hasta que oyeron un grueso carraspeo detrás de ellos.

-¿Interrumpo algo?-Les cuestionó una voz grave y fría desde la entrada de su celda, ambos jóvenes reconocieron de inmediato de quién se trataba. Al girar sus rostros se encontraron efectivamente con el mandamás de la Underground Prison, quien se hallaba cruzado de brazos, con la mandíbula muy marcada y con esos dos ojos tan negros como el mismo carbón que en esos momentos se concentraban en fulminar tanto al castaño como al pelirrojo.

...

...Cotninuará...

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