Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Jugar con fuego

...

La poderosa mano del azabache apretaba el frágil cuello de Taemin, impidiéndole respirar. El menor no podía hacer nada más que intentar liberar sus muñecas, las cuales estaban siendo apresadas por la otra mano de Minho.

El pelirrojo estaba desesperado, necesitaba urgentemente respirar o en serio sentía que se desvanecería. Sin embargo, sus forcejeos eran inútiles, puesto que el mandamás no parecía ceder ni un ápice. Seguía ahorcándolo, sin una pizca de compasión. Y Taemin no sabía qué hacer para detenerlo.

"Umma... Jonghyun... quien sea... ¡Pero por favor que alguien venga a salvarme!" Ese fue el pensamiento que pasó por la mente del menor en esos agonizantes momentos.

Taemin analizó la oscura mirada de Minho; sus ojos... estaban más fríos y agresivos que nunca. Era la primera vez que veía al mandamás actuar así con él. Sí, es verdad, hace muchos meses le había dado un par de bofetadas, pero jamás intentó ahorcarlo... hasta ahora.

"¿Será ésta la verdadera cara de Choi Minho?" Ante tal posibilidad, Taemin se estremeció del miedo. No quería eso, ese Minho no le gustaba. Él no se había enamorado de ese desconocido. La persona de la cual él se enamoró... no podía ser la misma que en esos momentos se encontraba allí, parado justo enfrente de él, estrangulándolo sin piedad.

Preso de la desesperación, Taemin optó por llevar acabo la última alternativa que le quedaba: llorar. Sí, incontables lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos y cayeron cual cascadas por sus sonrojadas mejillas. Ésta acción provocó que Minho finalmente reaccionara.

Rápidamente su mano dejó de ejercer presión sobre el cuello de Taemin. Y éste último hubiese caído de culo al piso, de no ser porque las fuertes manos del mandamás sostuvieron con firmeza su cintura.

El pelirrojo empezó a toser repetitivas veces, aspirando grandes cantidades de oxígeno. Mientras que sus temblorosas manos se dirigían hacia su cuello, para poder hacerse leves masajes y reducir el dolor que allí sentía.

Los sollozos no se hicieron esperar, Taemin no paraba de llorar y temblaba como si su cuerpo estuviese hecho de gelatina. Minho recién pudo reaccionar, al ver esas horribles lágrimas empapar el lindo rostro del menor. No sabía por qué... pero odiaba ver Taemin llorar. Se sintió la mierda más grande del mundo en esos momentos. Y él sabía que estaba podrido y vacío por dentro, pero aun así, por cada sollozo emitido por aquel pelirrojo, él sentía que una filosa daga penetraba sin piedad el costado izquierdo de su pecho. Y le dolía... carajo, en verdad le dolía.

-No llores.-Sentenció el mayor, mientras secaba las lágrimas del otro con su dedo pulgar.

Taemin abrió sus ojos sorprendido, sin poder creer realmente lo que oía. ¿Acaso ese hombre era un maldito bipolar? Primero lo ahorcaba... ¿Y luego secaba sus lágrimas y le decía que dejara de llorar? ¡¿Quién diablos lo entendía?!

-¡Quítame tus sucias manos de encima, imbécil!-Exigió más enojado que nunca, tratando desesperadamente de zafarse del posesivo agarre de Minho. Sin embargo lo único que provocó, es que éste último lo pegara todavía más a su fornido cuerpo. El menor se sonrojó, maldiciéndose a sí mismo por ser tan débil y no poder escapar de los brazos del mandamás.

-No quise hacerlo.-Se justificó el azabache y Taemin lo fulminó con su mirada.

-Pero lo hiciste, hijo de puta, trataste de matarme.

-No traté de matarte. Y además sigues vivo.

-¡Que siga con vida no es el maldito punto!-Gritó encolerizado antes de estamparle una sonora bofetada con todas las fuerzas que tenía y se odió a sí mismo al ver que Minho seguía manteniendo la misma expresión imperturbable de siempre, aunque ésta vez con la cara torcida.

-¿Quieres golpearme para desquitarte?-Preguntó el mayor con un tono de voz tan neutral, que lo único que provocó es que la ira de Taemin aumentara segundo tras segundo.

-¡Sí, eso quiero! ¡Golpearte muy fuerte!-Exclamó y Minho simplemente asintió.

-Bien, pues hazlo, golpéame.

Automáticamente Taemin levantó su mano, con el único propósito de darle una nueva bofetada al mandamás... sin embargo, los segundos pasaron y la mano del pelirrojo simplemente quedó suspendida en el aire. Minho frunció el ceño desconcertado, sin poder comprender el actuar del menor.

-¿Qué estás esperando? ¿Por qué no me golpeas?

-... No puedo hacerlo... o mejor dicho: no quiero hacerlo.-Sentenció mientras bajaba lentamente su mano. El mayor lo miró más extrañado que antes.

-¿Por qué no quieres hacerlo? ¿No dijiste hace un rato que estabas enojado conmigo? Anda, desquítate.

-Sí, estoy enojado contigo. Pero yo odio la violencia y golpearte no me hará sentir mejor conmigo mismo. Porque yo no soy así.

-Tú... eres diferente al resto.

-Sí, lo sé... soy extraño.

-No, eres especial.-Ante tal revelación, las mejillas del pelirrojo se tiñeron de un tierno color carmesí. Mierda, ese hombre tan frío como el hielo... tenía la capacidad de hacerle sentir las llamas del infierno y a los pocos segundos también lo hacía tocar el cielo. Lo odiaba. Lo odiaba por no poder odiarlo...

-Ni creas que por decirme que "soy especial" dejaré de estar enojado contigo.

-Jamás creí eso. Pero entonces... ¿qué se supone que tengo que hacer para que dejes de estar enojado conmigo?

-Discúlpate.

-Eso jamás.-Sentenció y entonces Taemin frunció el ceño desconcertado, ya que en verdad no se esperaba esa respuesta por parte del otro.

-¿Por qué no?

-Porque yo jamás pido disculpas... a nadie.-Ante tales palabras, el menor chasqueó su lengua, molesto.

-Bien, pues entonces nunca dejaré de estar enojado contigo.-Sentenció Taemin cruzándose de brazos, Minho por su parte rodó los ojos hastiado.

-El que debería estar enojado soy yo, no tú.

-¿Perdón? ¿Acaso fui yo quien trató de ahorcarte?

-No, pero sí fuiste tú quien se atrevió a traicionarme. Por eso hice lo que hice.-Se justificó Minho mientras liberaba la pequeña cintura del menor y se cruzaba de brazos. Taemin se mordió con fuerza el labio inferior, a veces le sacaba de quicio la actitud arrogante del azabache.

-¡No te traicioné! ¡Yo estoy tan o más sorprendido que tú por lo que aquel policía vino a informarme!-Exclamó Taemin y entonces Minho se tomó unos cuantos minutos para analizar la mirada del pelirrojo, llegando a la conclusión de que el menor no le mentía, pero tampoco quería poner sus manos en el fuego por él. Deseaba que Taemin le demostrara "qué tal fiel" le podía llegar a ser.

-Entonces... suponiendo que me estás diciendo la verdad...-Comenzó a decir el mandamás mientras descruzaba sus brazos y se agachaba, para poder recoger el papel que se le había caído anteriormente a Taemin.

-No lo supongas, asúmelo. Porque yo te estoy diciendo la verdad, no soy ningún mentiroso.

-Ajá, entonces, según tú... ¿No tienes idea por qué alguien allá afuera quiere sacarte de aquí?-Le preguntó y Taemin enseguida negó.

-Te equivocas, sí sé quién podría querer sacarme de aquí.-Le reveló y ante éstas palabras el mandamás entornó peligrosamente su mirada, sin embargo el menor no se dejó intimidar y continuó explicándole.-Lo que trato de decirte... es que no fui yo quien le pidió a esa persona que lo hiciera, es más, yo mismo le rogué que no tratara de sacarme de aquí. Pero es terco y no me hizo caso.

-¿Terco? Así que es un hombre... gracias por el dato, ya mismo iré a investigar quién diablos es y lo mandaré a matar.-Automáticamente al oír la palabra "matar", un escalofrío le recorrió toda la columna vertebral al pelirrojo. Sin pensárselo dos veces, Taemin se aferró al brazo de Minho, impidiéndole avanzar.

-¡No lo mates, por favor! ¡Es mi mejor amigo!-Le suplicó mientras sentía cómo sus ojos comenzaban a humedecerse nuevamente, la sola idea de imaginar el cadáver de su amigo Hyun Bin tirado en una zanja, hacía que su corazón sufriera de taquicardia. Eso definitivamente lo destruiría por completo.

-No me importa si es tu amigo o tu hermano. Nadie se mete conmigo ni trata de quitarme aquello que me pertenece. Tú eres mío, nadie te sacará de aquí.-Sentenció antes de volver a empotrar a Taemin contra la pared y acercar sus labios a los del menor.

-Yo... me encargaré de solucionar este problema, no es necesario que tomes represalias contra mi amigo. Lo arreglaré todo, te lo juro.-Prometió el menor mientras le quitaba de las manos aquel papel a Minho, quien frunció el ceño desconcertado.

-¿De qué estás hablando?

-Le diré al abogado que no tengo intenciones de salir de la cárcel. Que asumo todos los cargos que se me han asignado. No te preocupes, no me iré de aquí... sé perfectamente el trato que tengo que cumplir contigo.-Dijo Taemin mirándolo fijamente a los ojos.

-¿Lo dices en serio?-Cuestionó Minho mientras examinaba la expresión de Taemin, asegurándose de que éste último no le estuviese mintiendo.

-Jamás hablé tan en serio en mi vida.

El azabache no dijo nada más, simplemente optó por agarrar la pequeña cintura de Taemin con sus fuertes manos y elevarlo hacia arriba, dejando sus rostros prácticamente a la misma altura. Taemin entreabrió sus labios dispuesto a protestar, sin embargo en lugar de eso, gimió exaltado al sentir cómo la lengua de Minho asaltaba su boca y comenzaba a explorarla de una manera demandante. El pelirrojo, en un arrebato, enredó sus delgadas piernas alrededor de la cintura del mandamás, quien comenzó a besarlo con ganas, demostrándole toda la pasión y el deseo insano que sentía por él en esos momentos.

-¡Taeminnie!-La voz chillona de Key hizo que ambos reos separaran sus labios y giraran sus rostros hacia la dirección en la cual aquel rubio se encontraba parado.

La Diva presenció aquel panorama con el ceño fruncido, sin poder creer lo que sus ojos veían. Después de que esos tipos le dijeran lo que sabían, él se había echado a correr hasta sudar la gota gorda (y eso que Key odia sudar) sólo para poder salvar a su pequeño bebé. Sin embargo, cuando finalmente encontró a ese par... Taemin distaba mucho de estar "en peligro", todo lo contrario, hasta parecía estar disfrutando de los labios de Minho.

-¿U-Umma?-Susurró el menor, tratando de regularizar su agitada respiración.

-¿Qué diablos quieres, rubio oxigenado? ¿No te das cuenta que acabas de interrumpirnos? ¡Lárgate de aquí!-Ordenó Minho con esa voz grave y sensual que tanto lo caracterizaba, Taemin lo empujó enfadado, liberándose de su agarre.

-¡No le hables así a mi Umma!-Exclamó y el mandamás simplemente optó por bufar hastiado, cruzándose de brazos.

Key por su parte, se concentró en tratar de procesar la información que su cerebro acababa de recibir. Luego de parpadear al menos una decena de veces, finalmente reunió las fuerzas necesarias para encaminarse hacia donde ambos reos se encontraban, posicionándose justo delante de ellos.

-Yo... Minho, necesito hablar con Taemin.-Sentenció enseriando drásticamente su semblante, el mandamás frunció el ceño extrañado por la seriedad con la cual Key le estaba hablando, eso no era normal en él.

-Pues adelante, habla.

-A solas.-Agregó y entonces el azabache entornó su mirada.

-¿Por qué? ¿Acaso me estás ocultando algo, Key?

-Minho, por favor vete y déjame hablar a solas con él.-Pidió Taemin apartándose completamente de su lado, el mandamás chasqueó la lengua con molestia.

-De acuerdo...-Aceptó a regañadientes mientras se daba la vuelta para largarse de allí, pero antes de irse le dedicó unas últimas palabras a Taemin.-Acuérdate de lo que hablamos.

El pelirrojo no dijo nada, simplemente se limitó a asentir, para luego ver cómo la silueta del mandamás se hacía cada vez más pequeña, hasta desaparecer al final de aquel interminable pasillo gris.

-Taeminnie... ¿A qué se refiere Minho con eso de "acuérdate de lo que hablamos"?-Preguntó la Diva una vez que ambos quedaran completamente solos. El menor carraspeó nervioso antes de contestarle.

-A lo que Minho se refiere con eso... es a que recuerde que luego tengo que hablar con el abogado que me han asignado.

-Espera un momento... ¡¿Él ya lo sabe?!-Cuestionó un sorprendido rubio, el pelirrojo frunció el ceño confundido, sin comprender lo que Key trataba de decirle.

-¿A qué te refieres, Umma?

-Pues a eso: ¿Minho ya sabe que iniciarán un juicio para poder sacarte de aquí?-Le volvió a preguntar, ésta vez con más detalles. Taemin abrió desmesuradamente sus ojos, realmente no imaginó que aquel rubio ya estuviese al tanto de todo.

-Umma... ¿Cómo te enteraste de eso?-Preguntó el pelirrojo bastante sorprendido, la Diva aspiró una gran bocanada de aire antes de responderle.

-Oí a unos reos hablar sobre ti, así que los amenacé para que me contaran todo lo que sabían.

-Ya veo... pues yo me acabo de enterar porque un policía vino y me lo dijo.

-¿Y Minho? ¿Él cómo se enteró?

-... Él escuchó todo lo que el policía me dijo.

-¡Oh Dios mío! ¡¿Te hizo daño, bebé?!-Exclamó un angustiado Key mientras lo abrazaba de forma protectora, el menor enseguida correspondió al cálido abrazo.

-No Umma, Minho no me hizo nada.-Mintió porque sabía que si decía la verdad, el rubio se enfadaría muchísimo con el mandamás y se armaría un escándalo de proporciones bíblicas. Y la verdad prefería evitar eso.

-¿Seguro?-Le volvió a preguntar Key mientras deshacía lentamente aquel abrazo. Taemin simplemente se limitó a asentir, dedicándole una dulce sonrisa al mayor. La Diva no le creyó, él conocía a Minho como la palma de su mano, por algo se conocían desde pequeños. El rubio estaba seguro de que, ante una situación como esa, el azabache reaccionaría de forma agresiva. Sin embargo decidió no indagar más en el tema, puesto que quizás su pequeño no deseaba hablar de eso por el momento. Y él no quería presionar a Taemin.

-Umma... ¿Por qué viniste corriendo?-Cambió rápidamente de tema el pelirrojo, mientras ladeaba un poco su cabeza con curiosidad. El rubio se rascó levemente la nuca, mientras una sonrisa nerviosa adornaba su rostro.

-Es que estaba... ejercitándome. Y justo me crucé con ustedes en el camino.-Mintió descaradamente y Taemin, tan ingenuo como sólo él podía serlo, le creyó.-Por cierto Taeminnie... ¿Qué harás? Participarás del juicio para demostrar tu inocencia, ¿verdad?-Le preguntó la Diva tan sonriente como siempre, no obstante, para su sorpresa, el pelirrojo enseguida negó.

-No, no participaré de ningún juicio.

-¡¿Qué?! Pero... ¿por qué? Es decir tú eres inocente, mereces que te saquen de éste agujero del infierno.

-Porque aún tengo un trato que cumplir aquí, ¿lo olvidaste?

-Taeminnie... Minho te amenazó, ¿verdad?

-No, él no me amenazó.-Volvió a mentir.-Esta es mi decisión.

La Diva arrugó su nariz, estaba 100% seguro de que aquel pelirrojo le mentía. Seguramente Minho le había amenazado y Dios sabe qué otras cosas le habrá hecho. El rubio no era ni estúpido ni ciego, aunque Taemin lo ignorara, Key podía ver perfectamente que su oreja estaba lastimada y además también presentaba signos de haber sido estrangulado, puesto que su cuello se encontraba enrojecido y el rubio podría jurar que no se trataba de marcas de chupetones. Pero él no quería presionar a Taemin, quizás algún día el menor decidiera contarle voluntariamente lo que le ocurrió. Quizás... aunque de igual forma hablaría seriamente con el mandamás sobre lo ocurrido. De ésta no te salvas, rana.

-Bebé, ¿puedo preguntarte algo?

-Acabas de hacerlo.- Bromeó el pelirrojo para destensar el ambiente y entonces la Diva se carcajeó divertido, para luego revolverle los cabellos a Taemin de forma fraternal.

-Tontito, pero lo digo en enserio... ¿puedo hacerlo?

-Claro que sí Umma, pregúntame lo que quieras.

-Ok, pero antes debes prometerme que no te enojarás conmigo.

-Sabes que es imposible que me enoje contigo.-Le respondió mientras le dedicaba la mejor de sus sonrisas, el rubio se sintió increíblemente bendecido en esos momentos. Jamás dejaría de agradecerle a los astros el haber hecho que los caminos de Taemin y de él se cruzaran dentro de aquella prisión. En tan poco tiempo... aquel pelirrojo se había convertido en una persona muy importante para Key.

-Yo... Taeminnie, dime la verdad... ¿te has enamorado de Minho?-Ante semejante pregunta, Taemin boqueó como pez fuera del agua y sus ojos se abrieron de forma desmesurada, incluso sintió que empezó a sudar frío. No podía creer lo que aquel rubio le estaba preguntando.

-¿Q-Qué...? ¿D-De qué e-estás ha-hablando?-Tartamudeó mientras comenzaba a retroceder de forma inconsciente.

-Bebé, está bien. No te asustes, yo no le diré nada a nadie.-Trató de tranquilizarlo mientras se acercaba lentamente a Taemin, cuyos ojos ya comenzaban a humedecerse, lo cual significaba que estaba a punto de romper en llanto.

-¡Yo no estoy enamorado! ¡Tú estás equivocado!-Exclamó antes de colocar sus manos sobre sus orejas y comenzar a negar de forma frenética con su cabeza.- ¡No, no, no! ¡No lo estoy!-Siguió negando, mientras sentía cómo sus lágrimas rodaban por sus mejillas. Key lo abrazó fuertemente, tratando de calmar un poco toda la confusión que el corazón de su pequeño sentía en esos momentos.

-Tranquilo, Taeminnie. No diré nada, será nuestro secreto.-Le prometió el rubio mientras acariciaba suavemente las hebras pelirrojas del menor.

Después de unos minutos, el llanto de Taemin se convirtió en sollozos y poco a poco fue cesando hasta que al fin logró tranquilizarse. Nunca dejó de abrazar al rubio, puesto que sentía que los brazos de Key le daban la fortaleza en esos momentos necesitaba para seguir adelante.

-U-Umma...-Empezó diciendo el menor mientras se despegaba de aquel abrazo y secaba sus lágrimas con la palma de sus manos. El mayor lo miró con ternura.

-¿Sí, bebé?

-¿Cómo lo supiste? Acaso... ¿soy tan obvio?

-No, tú no eres nada obvio. Lo que pasa es que yo soy muy... suspicaz.-Le aclaró guiñándole un ojo. Taemin se sonrojó hasta las orejas.

-¿T-Tú... crees que Minho ya lo sepa?-Le preguntó el pelirrojo más asustado que nunca. El mayor enseguida negó.

-No, te aseguro que ese idiota ni siquiera lo sospecha. La rana puede ser muy inteligente a la hora de hacer ciertas cosas, pero cuando se trata de amor... es un reverendo inútil. Tiene la sensibilidad de una roca.- Espetó el rubio mientras bufaba molesto por la idiotez de su mejor amigo.

Taemin no pudo evitar que se le escapara una risilla al oír el comentario del rubio. "La sensibilidad de una roca", definitivamente no podría estar más de acuerdo con eso.

-Tienes toda la razón, Umma.

-Tu Umma siempre tiene la razón, bebé.-Alardeó mientras sacaba una pequeña lima color rosa de su bolsillo y comenzaba a limarse las uñas. Sin lugar a duda el apodo de "Diva" le sentaba perfecto a Key.

-Umma... ¿Tú crees que Minho algún día llegue a enamorarse de mí?- Al oír semejante pregunta, el rubio dejó de limarse las uñas. Ésta reacción hizo que Taemin agachara la cabeza, completamente desilusionado.

Key clavó su mirada sobre el compungido rostro del menor, no quería darle falsas esperanzas pero tampoco deseaba ver triste a su pequeño. "Quizás algún día llegues a enamorarlo... pero para eso antes tendrás que sufrir demasiado, ¿Lo soportarías, Taemin? ¿Serías capaz de sufrir por Minho?" Ese fue el pensamiento que pasó por la mente de la Diva en esos momentos. Sin embargo, no podía decirle eso que pensaba al pelirrojo, puesto que lo único que lograría sería espantar al menor. Ya que al fin y al cabo a nadie le gusta la idea de "sufrir por amor". No obstante... para enamorar a ese bloque de hielo andante (alias Minho) era necesario superar varios obstáculos.

Los fantasmas del pasado eran los que atormentaban al azabache y no le permitían vivir una "vida normal" ni mucho menos tratar de ser feliz. Pero... una parte de Key le decía que Taemin era el único que podía derrumbar los muros que Minho había levantado a través de los años, el único que podía ablandar aunque sea un poco ese frío corazón que su amigo poseía, y... con el paso del tiempo llegar a enamorarlo.

Una hermosa sonrisa surcó el rostro del rubio, quien besó con dulzura la frente de un entristecido Taemin.

-Sí... creo que Minho algún día podría llegar a enamorarse de ti.-Le dijo al final y entonces el pelirrojo le dedicó una triste sonrisa.

-Tardaste demasiado en responderme, Umma.

-Es porque tenía que pensarlo bien antes de hacerlo, bebé.-Se justificó mientras acariciaba con ternura las mejillas sonrojadas del menor. Taemin negó lentamente con su cabeza.

-... Tranquilo, sé que sólo me dijiste que sí por lástima, pero no es necesario que sientas compasión por mí. Sé que es imposible que él algún día se enamore de mí. Después de todo... tiene la sensibilidad de una roca y sólo le interesa el sexo sin sentimientos.

-Taeminnie... el primer paso para lograr un "imposible"... es intentarlo.-Le aconsejó el rubio mientras le revolvía cariñosamente sus cabellos. El menor frunció el ceño no del todo convencido.

-Umma... ¿en verdad crees que tengo una oportunidad?-Preguntó Taemin en un hilo de voz.

-Créeme: si no tuvieras al menos una oportunidad... ni siquiera te estaría aconsejando que lo intentaras.-Le reveló el rubio con la mayor sinceridad del mundo. Los ojos del pelirrojo brillaron ilusionados mientras una dulce sonrisa adornaba su semblante.

-¡Muchas gracias Umma! ¡Lo intentaré!-Exclamó más motivado que nunca para luego abrazar fuertemente a Key, quien enseguida correspondió a su abrazo...

-Bueno, bueno... ya basta de tantos abrazos.- Se dejó escuchar una tercera voz ajena a ellos, ambos reos giraron sus rostros sorprendidos hacia la dirección desde la cual provenía esa voz. Y casi se les cayó la quijada al suelo al ver a Jonghyun parado justo enfrente de ellos, con sus poderosos brazos cruzados y con su característico ceño fruncido.

-¿Jo-Jonghyun? ¿Qué haces aquí?-Preguntó Key en un hilo de voz, separándose completamente del pelirrojo, quien estaba todavía más impactado que el rubio.

-Nada, simplemente pasaba por aquí y me quedé a escuchar su conversación, la cual por cierto fue bastante interesante.-Les confesó con simpleza y entonces la Diva bufó con molestia.

-¡¿Por qué diablos hiciste eso?! ¡Sabes perfectamente que es incorrecto oír las conversaciones ajenas!-Exclamó enfadado y se enrabió todavía más, cuando vio al perro carcajearse en su cara.

-Creo que tú mejor que nadie sabe que nunca fui de "las personas correctas", yo no sigo reglas, siempre hice y haré lo que quiera, Diva.-Le respondió con altanería y entonces Key apretó sus puños conteniendo las ganas de ir y golpear a su insolente pareja.

-¿D-Desde hace cu-cuánto?-Preguntó Taemin tartamudeando, tanto la mirada del perro como de la Diva se posicionaron sobre él.

-¿Cómo? Explícate mejor.-Demandó el castaño mientras descruzaba sus brazos y se acercaba lentamente hacia donde los otros dos reos se encontraban parados. Taemin aspiró una gran bocanada de aire antes de seguir hablándole.

-¿Desde hace cuánto tiempo estás ahí? ¿Qué fue lo que oíste?-Le volvió a preguntar ésta vez con más detalles.

-Lo suficiente como para saber que estás enamorado de Minho y que tienes que ir a hablar con tu abogado, para decirle que no tienes intenciones de salir de la cárcel.-Al oír semejantes palabras, los ojos de Taemin comenzaron a humedecerse nuevamente y fue entonces cuando el perro bufó hastiado.

-¡Ay, no! ¿Otra vez vas a llorar? Ya fueron suficientes lágrimas por hoy, cabeza de fresa.-Le riñó Jonghyun antes de revolverle (con algo de brusquedad) sus cabellos. Taemin parpadeó repetitivas veces, muy sorprendido por el gesto de cariño que aquel castaño le había demostrado.

-¿Q-Qué?

-Lo que quiero decir... es que ya dejes de llorar. No le diré nada a Minho.

Automáticamente los ojos de Taemin se abrieron de forma desmesurada, simplemente no podía creer lo que oía. ¿En serio Jonghyun guardaría su secreto? Increíble. Por su parte, la Diva estaba entre sorprendido y feliz, por fin se notaba que su perrito se había encariñado con el pelirrojo... ¿Y es que cómo no encariñarse de Taemin? Si ese chico era un verdadero encanto.

-P-Pero... ¿por qué? Es decir, tú eres la mano derecha de Minho, su mejor amigo y estoy seguro de que harías lo que sea por él. Entonces... ¿por qué guardar mi secreto sabiendo que lo involucra a él?

-¿Sabes, cabeza de fresa? Incluso entre amigos a veces hay secretos.-Comenzó diciendo Jonghyun mientras agarraba la mano de Key y lo jalaba hacia él para poder abrazarlo de forma posesiva.-Y tienes razón en todo lo que dijiste: yo deseo lo mejor para Minho... justamente por esa razón guardaré tu secreto. Algo me dice que tú eres la mejor opción para la rana.

Ante tales palabras, los ojitos de Taemin brillaron emocionados y les dedicó tanto al perro como a la Diva la más dulce de sus sonrisas. Para luego hacer una gran reverencia, en claro gesto de agradecimiento.

-¡Muchísimas gracias, Umma*, Appa*!

Al oír el lindo apodo que Taemin le había colocado a Jonghyun, el rubio no pudo evitar carcajearse divertido. No obstante, el castaño carraspeó avergonzado por el ridículo mote con el cual aquel pelirrojo lo había bautizado. "Seguro es una venganza por decirle cabeza de fresa" Fue el pensamiento que pasó por la mente del perro en esos momentos.

-¡Oye! ¡Nada de motes ridículos!-Trató de protestar el perro. No obstante, Key lo calló plantándole un fogoso beso en los labios, el cual fue obviamente correspondido por Jonghyun.

-Ya deja de quejarte, perrito. Además... a mí me gusta cómo te queda ese mote.-Le susurró la Diva, mirándolo fijamente a los ojos mientras sonreía de forma traviesa. Jonghyun no dijo nada, simplemente se limitó a asentir idiotizado por los labios y los ojos de su Key. Rayos, realmente aquel rubio lo tenía a su merced, aunque le costara trabajo aceptarlo. Pero qué va, ¿para qué negarlo si era tan evidente?: Key lo tenía loco. Le encantaba su Diva.

Por su parte, Taemin observaba toda la escena como un espectador y se sorprendía de la manera en la cual su Umma lograba dominar por completo al arrogante de Jonghyun. No pudo evitar preguntarse a sí mismo si algún día su relación con Minho sería así. Es decir... si él también lograría controlar al azabache como el rubio lo hacía con el castaño. Sin embargo enseguida negó de forma frenética con su cabeza, por lo bizarra que le resultó esa idea.

-¡Cabeza de fresa!-Le gritó Jonghyun para hacer que Taemin dejara de divagar en sus propios pensamientos. El menor por fin volvió al planeta tierra y clavó su mirada sobre la pareja.

-¿Si?

-Al fin Taeminnie, te estuve llamando pero no me hacías caso, así que el perro decidió gritarte.-Le explicó el rubio y entonces el menor se rascó la nuca, un tanto avergonzado.

-Lo siento, estaba pensando en cosas.

-Pues deja de pensar y vámonos.-Sentenció Jonghyun antes de comenzar a caminar, tanto Key como Taemin fruncieron el ceño, bastante desconcertados por el actuar del castaño.

-Y... ¿a dónde se supone que vamos?-Preguntó el pelirrojo.

-¿Pues a dónde más? ¡Vamos a hablar con el puto abogado! Anda, nosotros te acompañaremos.-Le explicó el perro cruzándose de brazos, el menor enseguida asintió sonriente. Por su parte, Key miró enternecido a su perro, para luego agarrar del brazo al pelirrojo y empezar a caminar los tres.

-¡Pues vámonos entonces! Y luego de eso iremos al comedor, tengo hambre.-Les reveló Key mientras se sobaba el estómago.

-Yo también tengo mucha hambre, Umma.

-¡Ja! Cuando estén gordos no pregunten por qué, comieron hace dos horas y ya tienen hambre de nuevo, son el colmo.-Les dijo Jonghyun y enseguida sintió cómo varios de sus mechones castaños eran jalados por Key.

-¡¿Cómo te atreves a llamarme gordo?! ¡Esta noche no habrá sexo para ti!

-¡No te dije gordo! Lo que quise decir es que si comes mucho... en un futuro...-Sin embargo se quedó callado justo a tiempo, porque Key lo estaba fulminando con su mirada.-Ok, sigamos caminando mejor.-Cambió rápidamente de tema, porque definitivamente no tenía ganas de quedarse sin sexo esa noche.

-Por cierto bebé, ¿en qué parte de la prisión está el despacho del abogado que te asignaron?-Preguntó Key sonriéndole dulcemente a Taemin.

-En el ala norte, según este papel.

-Muy bien, entonces tenemos un largo trecho que recorrer...

...

Mientras tanto, en otra parte de la Underground Prison, más específicamente en la celda del mandamás. Un lindo pollo se encontraba durmiendo sobre la cama de su pareja, luego de que los efectos de la droga se terminaran, el castaño había caído en un profundo sueño.

La figura de un hombre alto y varonil ingresó a aquella celda, sí, efectivamente se trataba de Minho. Quien miró con algo de lástima el demacrado estado en el cual se encontraba Onew, él en muchas ocasiones le había dicho al castaño que no se drogara, que lo único que estaba haciendo era meterse mierda al cuerpo que a larga lo terminaría destruyendo. Y no se lo decía sólo porque sí. No. Se lo decía porque él también, en el pasado, había sido un adicto a las drogas y la verdad, esa vida, por muy hijo de puta que pudiera llegar a ser, no se la desearía a nadie. Ser adicto a los narcóticos era como ser un muerto en vida.

Pero no importaba cuántas veces se lo dijera, Onew volvía a drogarse una y otra vez. Minho suspiró resignado antes de caminar hacia su cama, agacharse lentamente y tocar el hombro del pollo, con el afán de despertarlo. Luego de varios intentos fallidos, finalmente logró despertar al pollo, quien lo miró fijamente a los ojos.

-¿M-Minho?-Susurró el menor mientras se incorporaba un poco sobre la cama. El azabache se percató de que las pupilas de Onew se encontraban un poco dilatadas, lo cual significaba que había estado drogándose. Pero también sabía, que el pollo estaba lo suficientemente lúcido como para mantener una conversación decente con él.

-Onew, tenemos que hablar.-Sentenció el mandamás con esa frialdad que tanto lo caracterizaba.

El pollo no supo por qué, pero cuando el azabache le dijo esa frase... él sintió que un nudo comenzaba a formarse en su garganta. Tenía un muy mal presentimiento. Sin embargo no le quedó de otra más que asentir lentamente con la cabeza, sentándose sobre el colchón de aquella cama.

-Claro amor, háblame de lo que quieras.-Le respondió el pollo forzando una sonrisa, porque en su interior sabía... que lo que Minho le diría no sería nada bueno para él.

...Y le dolería...

...

Un par de horas después, Taemin se encaminaba hacia su celda después de haber hablado con el abogado y de ir a merendar al gran comedor junto con el perro y la Diva. Suspiró aliviado, ya que al fin y al cabo había podido solucionar el problema. Obviamente el abogado se sorprendió cuando él le dijo que no tenía intenciones de salir de la cárcel, e incluso le preguntó si estaba siendo amenazado. Sin embargo, al final no le quedó de otra más que aceptar su decisión de no realizar el juicio. Ya después hablaría seriamente con su amigo Hyun Bin y le dejaría bien claro que no se metiera en sus asuntos. Taemin entendía y hasta le agradecía a su mejor amigo el querer ayudarlo, pero lo único que provocó con su "gran hazaña" fue la ira de Minho.

Tocó con suavidad su oreja, la cual había sido anteriormente mordida por Minho, gracias a Dios ya no le dolía tanto. Aunque de igual forma, antes de llegar a su celda, había decidido pasar por el baño para quitarse con agua las manchas de sangre. No tenía ganas de darle explicaciones a su amigo Bae, quien seguramente explotaría de la rabia si se enterase lo que el mandamás le había hecho.

Sin embargo, cuando finalmente llegó a su celda, se sorprendió al ver a sus amigos Bae, Chin y Jung muy atentos viendo... ¿un celular?

-Hola, chicos.-Llamó su atención y entonces, automáticamente los tres reos se dieron la vuelta mientras Bae trataba, inútilmente, de esconder aquel aparato. Taemin frunció el ceño extrañado, ¿Qué diablos ocultaban? ¿Por qué tanto misterio?

-Ho-Hola Taemin.-Saludaron todos al unísono, se les notaba bastante nerviosos, esto sólo hizo que el pelirrojo sospechara aún más.

-Bae, ¿qué es lo que ocultas allí atrás?

-N-Nada Taeminnie.

-Simplemente estábamos mirando porno.-Acotó Jung, tratando de hacer que Taemin perdiera interés en el celular. Sin embargo el menor no le creyó.

-Deja de mentir, Jung. Sé que no es porno lo que estaban viendo.-Comenzó a decir el pelirrojo mientras se acercaba al castaño, quien retrocedía lentamente.-Bae, sabes que detesto que me oculten cosas... por favor amigo, dame el celular.-Le pidió antes de extender su mano hacia el mayor, quien suspiró resignado y depositó el aparato sobre la palma de Taemin.

Automáticamente los ojos del pelirrojo se posicionaron sobre la pantalla táctil de aquel celular. El grito de horror que escapó de la garganta del menor, fue de película. Sus manos comenzaron a temblar y sus amigos se acercaron a él para apoyarlo.

El pelirrojo no pudo evitar dejar caer aquel celular al piso, puesto que sus manos no paraban de temblar. El asco, la pena y el miedo que Taemin sintió al ver tan aberrante foto... eran simplemente indescriptibles.

-¿Q-Qué es esa foto? ¿P-Por qué estaban viendo eso?-Les preguntó después de reponerse del shock inicial. Bae levantó su celular (el cual afortunadamente no se había roto tras la caída) del suelo. Para luego clavar su mirada sobre los ojos del menor.

-Esa foto... está circulando por cada rincón de la Underground Prison.-Comenzó explicándole el castaño.

-Los dos cadáveres que aparecen en ella... son de los tipos que te envenenaron, Taemin.-Continuó diciéndole Jung. Ante tal relevación, el pelirrojo sintió cómo un nudo se formaba en su garganta y también sintió que su estómago empezaba a revolvérsele.

-Y quien los torturó hasta la muerte... fue Minho.-Finalizó Chin y entonces el menor tuvo ganas de vomitar. Rápidamente tapó su boca con sus manos, porque en serio sentía que en cualquier momento devolvería lo que había comido junto con Jonghyun y Key.

-Taemin.-Se escuchó una voz ajena a la de todos ellos. Y el pelirrojo mejor que nadie sabía a quién pertenecía esa voz.

El nombrado automáticamente giró su rostro y se encontró con la imponente figura del mandamás de aquella prisión. Quien lo miraba como siempre, con esa frialdad que lo caracterizaba.

"Me pregunto si tendrá esa misma expresión cada vez que mata a alguien" Esefue el pensamiento que pasó por la mente del pelirrojo en esos momentos, sin embargo enseguida sintió un escalofrío recorrerle toda la columna vertebral.

-Minho...

-Váyanse de aquí. Ahora.-Ordenó el azabache mirando con severidad a los amigos de Taemin, a quienes no les quedó de otra más que acatar la orden dada por el mandamás. Despidiéndose en silencio del menor antes de marcharse de allí. Dejando a ambos reos completamente solos.

El primero en romper el incómodo silencio que se había formado, extrañamente, fue Minho. Quien se acercó al pelirrojo y palmeó su hombro, como felicitándolo.

-Bien hecho, Taemin.-Comenzó diciendo el mandamás mientras clavaba su mirada sobre el menor, quien también levantó su cabeza mirándolo fijamente a los ojos.-Ya me he enterado que hablaste con el abogado, lo hiciste muy bien.

-... ¿Puedo preguntarte algo, Minho?

-Sí.

-¿Qué sientes cuando estás matando a alguien?-Ante semejante pregunta, el azabache frunció el ceño extremadamente desconcertado, jamás imaginó que el pelirrojo le preguntara algo como eso.

-¿Por qué de repente me preguntas eso?

-Simplemente respóndeme.

-Siento satisfacción.-Al escuchar tal respuesta, Taemin nuevamente tuvo ganas de vomitar. Simplemente no podía creer, o mejor dicho... no quería creer lo que acababa de oír.

-¿Cómo puedes decir que sientes satisfacción al matar a otro ser humano?-Le preguntó entre dolido y sorprendido mientras tapaba su boca, de sólo recordar la repugnante foto que había visto... sentía cómo su estómago se revolvía.

-Porque soy un monstruo.

"Y lo más paradójico... es que me enamoré de un monstruo"

-... Sí, definitivamente lo eres.

-¿Y te molesta que lo sea?

-Me da miedo.

-¿Por qué sientes miedo?

-Porque quizás algún día termine como la foto que anda circulando por toda la Underground Prison.-Al oír esa respuesta, el mandamás finalmente entendió por qué Taemin estaba tan interesado en saber qué sentía él cuando mataba a alguien.

-Tú no acabarás así.

-¿Quién me lo garantiza?

Antes de responder a esa pregunta, Minho agarró a Taemin por la cintura y lo acorraló contra una pared, colocando su cara justo enfrente del rostro del menor. Haciendo que sus labios se rocen deliciosamente.

-Yo te lo garantizo. Si tú no me traicionas, nada malo te pasará.

El pelirrojo se perdió en los ojos negros de aquel hombre tan endemoniadamente sensual. Dios, cómo le gustaba, cómo le encendía. Minho era fuego y él quería quemarse. No le importaba que fuese un poderoso gánster, un narcotraficante, un asesino o un hijo de puta. Nada de eso le importaba. Lo único que Taemin quería era que Minho lo mirara y lo poseyera solamente a él.

"¡MÍO!" Gritó una ruidosa vocecilla dentro de la cabeza de Taemin.

El menor agarró el rostro de Minho con sus dos manos y le plantó un apasionado beso en los labios. Mientras enredaba con desesperación sus piernas alrededor de las caderas del mayor, buscando obtener un mayor contacto entre sus intimidades.

El mandamás al principio se mostró bastante sorprendido por la repentina iniciativa de Taemin, sin embargo enseguida se repuso y correspondió al beso con ganas. Metiendo su lengua casi a la fuerza en la boca del pelirrojo, para poder explorarla y saborear ese delicioso sabor que sólo él poseía. Le encantaba, carajo, todo en ese chico le encantaba. Era simplemente exquisito.

Sé que estoy jugando con fuego... y que puedo quemarme. Pero extrañamente... deseo quemarme...

...

...Continuará... 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro