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Es por tu bien


¡Acá estoy de vuelta con un nuevo capítulo! Como siempre digo, mil gracias por todo el amor que le dan a UP y ahora también a mi nuevo fic (Sex Shop) en serio me sacan sonrisas con sus estrellas y más que nada con sus comentarios, me dan ganas de seguir ♥ 

...

Key finalmente salió del baño para hombres luego pasarse unas cuantas horas tiñendo su cabello con la ayuda de JongHyun, quien por cierto se quedó allí pues se había manchado sin querer con tintura los brazos y le dijo a Key que no saldría de ese puto baño hasta que lograra borrar por completo ese horrible color chillón de sus extremidades. La diva rodó los ojos y dejó solo a su exagerado novio lavándose sus fuertes brazos en el lavado.

En fin, el ahora pelirosa se sentía completamente fresco y renovado, se hizo camino entre el mar de gente que aún se hallaba dentro de aquel club nocturno, quienes volteaban a verlo pues definitivamente llamaba la atención debido a su gran belleza y también por su nuevo color de cabello. Su cabellera rosada se encontraba despeinada y aún húmeda, pues obviamente se la había enjuagado para quitarle así el exceso de tintura. Muchos hombres y también mujeres lo desnudaron con la mirada e incluso se atrevieron a decirle un par de obscenidades más ninguno ni ninguna se animó a tocarlo. Y qué inteligente de su parte, porque Key sin dudarlo le cortaría los dedos con la navaja que tenía escondida en el bolsillo de su sudadera a el o la pobre infeliz que se atreviera a tocar un solo pelo de su cuerpo; pues él se consideraba jodidamente intocable.

La diva supuso que esos dos ya habían terminado de follar, así que se dirigió directamente al sector apartado del club donde se encontraban las habitaciones que los clientes pagaban para entrar y follar a gusto. Sin embargo se encontró con que habían varias puertas y recordó que el imbécil de MinHo nunca le especificó en cuál entraría junto con TaeMin. Vio que cada habitación tenía un guardia, así que escondió sus manos en los bolsillos de su sudadera blanca con flores rosas y apretó el mango de su navaja que estaba escondida allí por si las dudas, acercándose a uno de ellos

—¿En cuál está MinHo?— preguntó sin rodeos y el guardia se tensó. Parece que, sin siquiera tratar, había acertado.

—¿Quién rayos eres tú?— preguntó el tipo y Key notó que su voz tembló un poco, se notaba nervioso. El pelirosa podía jurar que MinHo estaba del otro lado.

—Eso no te importa.— sentenció con el ceño fruncido.—Está en esa habitación ¿verdad? déjame pasar, lo conozco.— entonces el sujeto chasqueó la lengua, sin creerle una sola palabra.

—¿Estás loco?— le contradijo conteniendo la risa mientras veía a Key.—Si te dejo pasar, Choi me cortará la pelotas.

—Si no me dejas pasar, seré yo el que te las corte.— lo amenazó y el guardia se carcajeó en su cara.

—¿Tú? ¿cortarme las pelotas a mí? Oh vamos, sólo mírate.— empezó a decirle mientras observaba a la diva de arriba hacia abajo, mordiéndose el labio inferior pues obviamente le parecía exquisito y sexy a pesar de ser un hombre.—Eres como una delicada florcita, a los machos de verdad no nos gusta el color rosa sin embargo a ti sí. Así que... ¿te gusta que te den por detrás, zorrita?— le preguntó mientras veía con deseo el cuerpo de Key. Entonces la diva sonrió con sorna mientras descendía su felina mirada hacia la entrepierna pobremente abultada de aquel guardia.

—Y yo creo que los "machos de verdad" deberían tenerla grande pero veo que ese no es tu caso, ¿acaso naciste con micropene o por qué diablos la tienes tan pequeña?— le cuestionó el pelirosa señalando con burla la entrepierna excitada del guardia, cuyo orgullo quedó herido y no dudó en levantar su puño contra la diva, notablemente enojado.

—Voy a borrarte esa estúpida sonrisa con un solo puñetazo, zorrita. Los maricones como tú deberían saber cuál es su lugar.— escupió con veneno el guardia y Key ni se inmutó.

—Yo que tú bajaría el puño, cerraría la boca y saldría corriendo.— le advirtió el pelirosa y el guardia no hizo más sino reírse nuevamente.

—¿Salir corriendo? ¿acaso crees que le tengo miedo a un maricón como tú?

—¿En serio crees que una diva como yo ensuciaría sus manos con alguien como tú? Lo de correr no lo decía por mi sino por él.— le reveló Key mientras se hacía a un lado. Sólo entonces el guardia pudo ver a un sujeto más bajo que el pelirosa que se encontraba parado justamente detrás de él, poseedor de unos músculos muy marcados, con el ceño extremadamente fruncido y castaño. El guardia inconscientemente bajó el puño cuando vio la aterradora mirada de JongHyun. Pero sin lugar a dudas lo que más le asustó fue la sonrisa de desquiciado mental que adornó el rostro de Jjong de repente; a pesar de ser más bajo que él, el guardia no pudo evitar temblar por esa mirada acompañada de esa sonrisa.

—¿Q-quién mierda eres y...?

Sin embargo, el guardia no pudo terminar de decir aquella frase pues un poderoso puño se estrelló contra su rostro y el pobre infeliz sintió cómo los huesos de su nariz se rompían gracias a aquel impacto. En ese instante experimentó el peor dolor de toda su jodida existencia. Se hubiera caído contra la puerta de no ser porque JongHyun lo sujetó con firmeza del cuello, apretándole el mismo con mucha fuerza y asfixiándolo en el acto.

—Sólo yo le puedo decir maricón a Key, hijo de puta.— susurró el castaño y el tipo empezó a sudar frío, tratando desesperadamente de apartar la poderosa mano del más bajo de su cuello. Pero todos sus intentos eran inútiles pues JongHyun no cedía ni un ápice.

—Los beneficios de haber domesticado a un perro salvaje.— dijo Key inflando su pecho de orgullo mientras veía fascinado a su novio defendiéndolo con semejante fiereza.—Jjong, tenemos problemas amor.— dijo la diva mientras veía cómo dos guardias más se acercaban por la derecha y por la izquierda al percatarse de aquel alboroto.

Cuando el tipo estaba casi muerto debido a la asfixia, JongHyun gruñó y finalmente lo soltó, dejándolo caer al suelo y haciéndolo a un lado con el pie. Los guardias se acercaron a JongHyun y a Key con bastones de esos típicos que usan los policías, dispuestos a golpearlos a ambos con ellos para sacarlos del club. No obstante palidecieron cuando vieron a JongHyun sacar dos armas de fuego de entre sus ropas, procediendo a levantarlas hacia la derecha y hacia la izquierda, apuntando a la cabeza de cada uno de los asustados guardias. El perro era ambidiestro, así que podía disparar con ambas manos y a la vez. Esa era una de las cosas que más le gustaban a Key, pues él solamente podía disparar con su mano diestra y era fascinante ver a Jjong disparar con ambas manos, con una precisión que le pondría los pelos en punta a cualquiera.

—Deja ya de babearte y entra a la maldita habitación.— le regañó JongHyun y sólo entonces la diva reaccionó. Simplemente le sonrió a su pareja y asintió.

La puerta de aquella habitación privada se abrió y al oír aquel ruido, MinHo automáticamente abrió los ojos, sacó la pistola que estaba escondida debajo de la almohada y apuntó. No obstante, la bajó al percatarse de que se trataba de Key, quien por cierto entró con cara de pocos amigos pero su semblante enseguida se relajó al ver a TaeMin adorablemente dormido sobre la cama, el azabache tuvo la delicadeza de tapar la desnudez del pelirrojo cuando éste se quedó dormido.

En momentos como ese, MinHo se preguntaba si Key realmente quería más a TaeMin que a él y la respuesta a esa interrogante, lejos de ofenderle, le producía un agradable cosquilleo en la boca de su estómago. Pues era increíble lo mucho que Key se había encariñado del pelirrojo en tan sólo año y medio. Y eso hacía que MinHo se sintiera tranquilo, pues sabía que si algún día algo malo le pasaba, si algún fatídico día llegaba a morir por la vida que había elegido vivir y por el trabajo turbio que realizaba, el azabache sabía que la diva se encargaría de cuidar de TaeMin, junto con JongHyun. Y eso le producía un sentimiento de paz, pues no había otra persona en el mundo a la cual MinHo podría cederle el cuidado de TaeMin que no fuese Key.

—¿Qué diablos ha pasado?— preguntó MinHo mientras veía a JongHyun afuera del cuarto apuntar hacia dos lados.

—Pasa que tú no me dijiste en qué maldita habitación te quedarías y tampoco le avisaste a los guardias que vendríamos, imbécil.— le regañó Key mientras sacaba una lima rosa de su bolsillo y comenzaba a limarse las uñas, histérico.—¿Qué carajo estás esperando? ¡Sal y resuélvelo si no quieres que te lije el pene con mi lima!— MinHo sabía que Key no hablaba en serio pero su pobre miembro se contrajo al oír semejante amenaza. Esa era nueva, joder.

El azabache puso sus ojos en blanco, hizo a un lado las sábanas, se puso sus boxers que estaban tirados en el suelo y salió de la habitación. Sólo entonces JongHyun bajó sus armas y MinHo les habló a los guardias, diciéndoles que estaba todo bien y que ambos eran amigos suyos. Los hombres simplemente asintieron y llevaron al guardia que quedó casi inconsciente luego de sufrir de asfixia gracias a Jjong. Los tres ex convictos se encerraron en esa habitación y, extrañamente TaeMin jamás se despertó a pesar de todo el alboroto que se armó.

—¿Qué haremos?— preguntó JongHyun una vez que todo se calmó. El castaño estaba cruzado de brazos y apoyado sobre la pared. No obstante, su pregunta fue ignorada por ahora.

—¿Taeminnie está bien?— preguntó un preocupado pelirosa, quien por cierto se encontraba sentado en el borde de la cama, acariciando con delicadeza el rostro de un dormido pelirrojo.

—Más que bien.— le respondió MinHo con una sonrisa perversa mientras se vestía.—Sólo está borracho y mañana tendrá la peor resaca de su vida. Pero sacando eso, se encuentra perfectamente bien.

—¿Crees que mañana recuerde lo que pasó?— preguntó nuevamente el castaño.

—Creo que lo recordará... pero pensará que fue un sueño o algo así. Quién sabe.— respondió MinHo encogiéndose de hombros. Ya estaba completamente vestido, así que procedió a levantar la ropa de TaeMin y doblarla para dejarla acomodada sobre la cama.

—Pero al ver las marcas en su cuerpo definitivamente sabrá que sí tuvo sexo.— agregó Key mientras veía las marcas que se dejaban ver en el blanco cuello de su bebé. A veces odiaba a MinHo por ser tan bruto con el chico.

—Está bien que lo sepa pero ya dependerá de él mismo creer si en serio tuvo sexo conmigo o si fue simplemente producto de su imaginación.— explicó el azabache mientras terminaba de doblar los pantalones del menor y los ponía sobre la cama.

—¿Está bien para ti que piense entonces que folló con otro hombre?— esa pregunta dicha por JongHyun, provocó que MinHo se tensara en demasía. No obstante, logró tranquilizarse y terminó de doblar toda la ropa de TaeMin, dejándola sobre la cama.

—No importa que él piense que lo hizo con otro tipo, pues yo sé cómo realmente pasaron las cosas.— comenzó a decir MinHo y Key sonrió, pues al fin ese troglodita estaba hablando con sensatez.—Además, ustedes saben que aún hay varias cosas que debemos resolver. Así que por ahora prefiero que TaeMin siga entrenando junto con Karin y no sepa que salimos de la cárcel hasta que todo esté arreglado. Quiero que el cuartel sea lo más seguro posible para cuando finalmente decida llevarlo allí.

—Me encanta cuando hablas con sensatez, rana. Aunque sea una vez cada mil años.— le dijo Key con una sonrisa sincera adornando su rostro. MinHo realmente no supo si tomarse eso como un cumplido o como una ofensa. Prefirió tomarlo como la primera.

—Diva... ¿qué diablos te hiciste en el pelo?

—¿Recién te das cuenta?— le dijo el pelirosa rodando sus ojos.

—Sabes que nunca te presto atención.— se justificó mientras se acercaba a él.

—Sí, ya me di cuenta.— espetó con el ceño fruncido.—Me teñí el cabello, ya te había dicho que lo haría. ¿Ves que nunca me escuchas?— se quejó cruzándose de brazos y MinHo puso sus ojos en blanco.—¿Me queda bonito?

—Te ves aún más gay que antes.— le respondió con sinceridad y Key agarró una almohada con la clara intención de tirársela.—Pero te queda bien, supongo.

—Más te vale.— dijo dejando la almohada en su lugar.

Al ver el cabello de su amigo teñido de aquel color rosa chillón, MinHo recordó las palabras dichas por TaeMin horas atrás y una idea surgió en su cabeza. Quizás complacer a su pelirrojo no estaría mal después de todo, tal vez un cambio no le sentaría nada mal.

"¿Sabes? Me gusta tu cabello así como está pero también me encantaría verte algún día con el pelo de un color claro, te verías quizás más guapo."

—Key, luego quiero que me tiñas el cabello.— soltó de la nada y tanto la diva como el perro jadearon impresionados.

—¿Q-qué dijiste?— preguntó un desconcertado pelirosa.

—¿Estás bien, hermano?— agregó JongHyun.

—Sí, estoy bien. Lo que pasa es que TaeMin dijo que me sentaría bien un cambio, algo sobre teñir mi cabello de un color claro.— les explicó en un susurro, notablemente avergonzado. Key sonrió enternecido y JongHyun cubrió su boca para evitar reírse.

—¿Y no que yo era el perro domesticado? ¿no dijiste algo así como que tú nunca te dejarías manipular como Key me manipula a mi? ¿qué pasó, amiguito?— se mofó el castaño y MinHo lo fulminó con su mirada.

—¡Un color plata te quedaría excelente! Yo me encargaré de todo, tú tranquilo.— entonces los felinos ojos de la diva se clavaron sobre su pareja.—Y JongHyun, deja ya de molestarlo o pintaré tu cabello de verde cuando estés dormido.— amenazó y Jjong simplemente gruñó más no siguió molestando a MinHo. Pues muy a su pesar, sabía que las amenazas de Key la mayoría de las veces se cumplían.

—Muy bien, ya tenemos que irnos entonces.— sentenció el azabache y los otros dos asintieron en silencio.

Tenían muchas cosas que hacer al día siguiente, entre ellas ir al cuartel para que MinHo pueda reivindicar su puesto como jefe de Paradise y después de eso tenían que ir a hablar con BaekHo, para aclarar ciertos asuntos pendientes y también porque MinHo deseaba presentarle a Key y a JongHyun, pues BaekHo aún no los conocía a ninguno de ellos dos. Y bueno, el caso es que necesitaban dormir aunque sea un par de horas para recuperar energías, pues no hacía ni 48 horas desde que se habían fugado de la cárcel y estaban cansados. Más no podían quedarse a dormir allí pues TaeMin en cualquier momento podría despertar y no tenía que verlos allí, aún no era el momento para eso.

—¿Qué pasará con TaeMin?— preguntó Key mientras acariciaba el rostro del pelirrojo.

—Ya lo sabes, seguirá con su madre en la casa de su jodido mejor amigo mientras es entrenado y vigilado por Karin. Eso será así hasta que yo resuelva, con la ayuda de ustedes, todos los problemas que tengo pendientes, mientras tanto no quiero tener cerca a TaeMin; pues no deseo ponerlo en más peligro del necesario, antes de que él se entere que yo me he fugado de la cárcel quiero cortar todas las cabezas que sé van a querer usar a TaeMin para dañarme.— dijo MinHo cruzándose de brazos.

—Pero no puedes cortar la cabeza de Paek.— agregó JongHyun y al oír aquel nombre, Key no pudo evitar apretar sus puños encolerizado.

—No, de él no.— susurró MinHo resignado.—Pero no se preocupen, encontraré la manera de que viole el contrato y entonces ambos podrán venganse de lo que les hizo. Sobre todo tú, Key.

—Quizás TaeMin sea el medio para que Paek viole el contrato.— dijo JongHyun y Key lo fulminó con su mirada. A la diva no le agradaba nada la idea de utilizar a su bebé para eso, no obstante MinHo no se exaltó tanto.

—Dudo que lo haga. No lo hizo en su momento con DaeHyun, dudo mucho que lo intente con TaeMin. No es tan estúpido, de hecho es bastante inteligente el muy cabrón.— eso en cierta forma tranquilizó a Key, pues por mucho que él deseara vengarse de Paek, jamás aceptaría usar a TaeMin para poder cobrar venganza de ese desgraciado. Su bebé no se merecía ese trato.

—¿Cuándo volveremos a ver a TaeMin?— Key definitivamente no pudo evitar hacer esa pregunta. Él realmente extrañaba muchísimo pasar tiempo con el pelirrojo. JongHyun también extrañaba a su cabeza de fresa aunque jamás lo diría en voz alta por orgullo.

—En unos cuantos meses, cuatro a cinco como mucho.— le aseguró MinHo y Key mordió su labio inferior pero protestó. Eso era mucho tiempo para él, más aún considerando que no veía a TaeMin desde hace cuatro meses y tendría que esperar otros cuatro más a partir de ahora. Pero ni modos, la seguridad del chico estaba primero.

—De acuerdo.— asintió la diva para luego acercarse a un dormido TaeMin y depositar un fraternal beso sobre la frente del mismo.—Cuídate mucho, bebé. Pronto nos volveremos a ver.

Key se levantó de aquella cama y se dirigió hacia la salida de aquella habitación. JongHyun le dedicó una última mirada a TaeMin, él no haría algo tan cursi como dar besos de despedida ni decir palabras que aseguran un futuro reencuentro. El castaño estaba seguro de que pronto volverían a juntarse con el cabeza de fresa así que eso era más que suficiente para él. Sin más dilatación, Jjong abrió la puerta y dejó pasar al pelirosa primero para luego imitarlo, dejando nuevamente solos a MinHo y a TaeMin. El azabache se sentó en el borde de la cama, acarició el rostro de TaeMin con una delicadeza inusual en él y sonrió, era una de esas sonrisas sinceras que a MinHo únicamente le nacía cuando estaba junto al pelirrojo.

—TaeTae, no te preocupes... aunque me aleje durante unos meses estaré vigilándote. Seré como un fantasma pues no me verás más siempre estaré allí, cuidándote a través de Karin. Ella se asegurará de que nada malo te pase y te entrenará para que seas fuerte, tan fuerte que me harás sentir orgulloso.— le susurró justo antes de acercarse y depositar un casto beso sobre los húmedos labios entreabiertos del menor, quien se removió en sueños y sonrió.—Te quiero, nunca lo olvides. Y nunca olvides a quién perteneces.

Luego de decirle aquello, MinHo le mandó un mensaje a Karin a través de su celular. Miró una última vez a TaeMin, lo arropó mejor y luego simplemente giró su cuerpo hacia la única puerta que tenía esa habitación. Debía irse de allí antes de que TaeMin despertara y su plan se arruinara por completo.

Karin se haría cargo del pelirrojo a partir de ahora. Hasta que MinHo arreglara todos los asuntos que tenía pendientes...

...

Pasaron las horas y TaeMin finalmente despertó cuando oyó unos cuantos ruidos. Le costó bastante abrir los ojos pues sentía sus párpados más pesados que nunca, al principio vio muy borroso pero al cabo de unos segundos su vista se acostumbró a la claridad y pudo ver a Karin parada enfrente de él, con un bandeja repleta de alimentos en sus manos. Al ver aquella bandeja su estómago rugió hambriento y al visualizar una deliciosa botella llena de agua fresca no pudo evitar pasar su lengua por sus labios secos. Sentía que su boca era un desierto en esos momentos, definitivamente se había pasado de copas la noche anterior.

Esperen ¿la noche anterior? ¿qué pasó la noche anterior...?

De un momento a otro, un montón de imágenes asaltaron la mente del pelirrojo, quien asustado se sentó sobre el colchón y entonces se dio cuenta de que se hallaba desnudo en una cama que no era suya. ¿Dónde diablos estaba? ¡¿qué carajo había hecho?!

—Oye, cálmate. Come un poco, que debes estar hambriento y deshidratado.— aconsejó Karin mientras caminaba hacia donde el menor se encontraba y se sentaba en el borde de la cama.

—¿Karin? ¿dónde diablos estoy?— preguntó TaeMin mientras se quitaba las legañas de los ojos, mirando a su alrededor para poder recordar mejor lo que había pasado.

Lo único que el pelirrojo recordaba, era que había ido a ese club nocturno llamado "El valle del diablo" junto con su mejor amiga Cheonsa. Recordó también que había decidido ahogar sus penas en alcohol y después de eso sólo tenía recuerdos confusos; pero sí se acordaba que había entrado a una habitación privada con alguien para tener sexo pero ¿con quién? en serio no podía recordar el rostro de esa persona con la que se acostó. Lo único que sabía es que era un hombre y... que tenía un gran parecido físico con MinHo; Dios mío, ¿tan desesperado estaba que tuvo que recurrir a follar con un extraño simplemente porque se parecía a MinHo? TaeMin en esos momentos sintió vergüenza de sí mismo. No pudo recordar más, pues mientras más trataba de forzar a su memoria... más le dolía la cabeza. Definitivamente la resaca era una de las cosas más odiosas y jodidas del mundo.

—¡Hey, reacciona!— exclamó Karin y sólo entonces TaeMin dejó de estar inmerso en sus propios pensamientos.

—¿Me decías algo?— preguntó y la azabache rodó los ojos.

—¿Estás bien? ¿te duele algo? Es que te ves muy pálido.

—Me duele mucho la cabeza, la verdad.— se sinceró y Karin asintió, para luego pasarle una pastilla a TaeMin.

—¿Qué es?

—Un analgésico, calmará un poco el dolor que sientes.— TaeMin cogió la pastilla y la botella con agua fría que Karin le dio. Tragó el analgésico y suspiró aliviado cuando finalmente bebió agua, pues su garganta estaba realmente seca debido a todo el alcohol que había ingerido la noche anterior. Necesitaba con urgencia hidratarse.

—¿Dónde estoy?— preguntó un desorientado pelirrojo. No obstante, su estómago rugió y él se ruborizó.

—Anda, desayuna mientras te cuento lo que pasó ayer. Porque estoy casi segura de que no te acuerdas de nada ¿verdad?— le animó Karin con una sonrisa amigable mientras dejaba aquella bandeja sobre el regazo del menor. TaeMin no pudo negarse pues en serio sentía que en cualquier instante se desmayaría del hambre, por lo menos su desnudez estaba tapada gracias a esa sábana de satín roja. La gran bandeja contenía frutas, un plato con huevos revueltos y tocino, jugo natural de naranja e incluso tenía un vaso con leche. El menor empezó a comer en silencio y no pudo evitar gemir gustoso, realmente tenía mucha hambre.

—Mientras yo como, tú cuéntame por favor.— le pidió TaeMin mientras se llevaba un pedazo de tocino a la boca. Karin simplemente asintió y se puso a pensar nuevamente en qué le diría exactamente al pelirrojo.

—Estás en "El valle del diablo".— el menor frunció el ceño más no la interrumpió.—Sé que no lo sabías pero... aparte de tener mi propio gimnasio también soy gerente de este club nocturno.— TaeMin casi se atraganta al oír eso último, pues realmente no se lo esperaba. Tuvo que agarrar la botella con agua para pasar la comida con la que casi se atora.

—¡¿Qué?!— exclamó una vez que dejó de toser.—¿Por qué nunca me lo dijiste?— Karin simplemente se encogió de hombros.

—Nunca me lo preguntaste.

—Joder... no me lo creo. ¿Qué más eres, Hye?

"Una gángster especializada en el sicariato, mano derecha de MinHo en Paradise y azotadora de chicas lindas en mis tiempos libres. Pero será mejor que eso no te lo diga... aún."

—Nada más.— mintió de forma descarada.—Déjame continuar, por favor.— TaeMin asintió aún conmocionado mientras seguía comiendo.—Ayer viniste a este club junto con Cheonsa para divertirte. Bebiste de más y luego de emborracharte, te encerraste en el baño a vomitar y seguramente también para orinar.— el pelirrojo se apenó pero asintió con la cabeza.—Mientras tú estabas en el baño, unos tipos trataron de aprovecharse de Cheonsa.— eso sí que TaeMin no se lo esperaba y entonces dejó caer su tenedor sobre el plato, parpadeó repetitivas veces sin querer creer lo que oía.

—¡¿Qué le hicieron a Cheonsa?! ¡¿Está bien?!— preguntó alterado, sintiéndose culpable por el mal rato que había pasado su amiga gracias a su estupidez.

—Tranquilo Tae, ella está bien.— le aseguró y sólo entonces el pelirrojo suspiró aliviado.—Aparecí justo a tiempo y le di una paliza a esos sujetos que trataron de sobrepasarse con ella.

—Oh muchísimas gracias Hye, en serio desde que apareciste en mi vida todo ha mejorado. Y siempre apareces justo a tiempo para ayudarnos, no sabría cómo agradecerte.— le dijo TaeMin con una sonrisa sincera adornando su rostro.

—No tienes que darme las gracias, chico. Me gusta ayudar.— le aseguró guiñándole un ojo. La sonrisa del pelirrojo se amplió, si existieran más personas como la azabache el mundo definitivamente sería un mejor lugar para vivir.—Ella también me lo agradeció, sin embargo estaba muy asustada por el acoso que sufrió así que por eso decidí llevarla a casa en mi auto y Ángel aceptó.— TaeMin se sorprendió de que Hye se refiriera a Cheonsa como Ángel, era la primera vez que la oía decirle así. Quizás gracias a ese incidente ahora su mejor amiga le tenía más confianza a la azabache, pues TaeMin bien sabía que Cheonsa sólo se dejaba llamar "Ángel" por las personas que eran muy cercanas a ella.—Tú estabas muy ocupado vomitando en el baño, así que le dije que primero la llevaría a ella hasta su hogar y que luego regresaría a por ti para llevarte a casa.

—Siento mucho las molestias que te ocasioné, juro que será la primera y última vez que me sobrepase así con el alcohol.— le dijo avergonzado mientras se agarraba la cabeza, pues le dolía debido a la resaca.

—Tranquilo TaeMin, a tu edad es normal que te pases de copas de vez en cuando.— le susurró mientras desordenaba con cariño los rojos cabellos del menor.—Además, algo bueno salió de todo esto: gracias a que salvé a Ángel, ella ahora confía más en mi y por eso accedió a ir contigo a mi gimnasio para entrenar. Ya no irás más solo.— está bien, quizás Karin había distorsionado un poco la verdad. Pue más que por "confiar", Cheonsa aceptó ir a entrenar desde ahora en adelante con TaeMin por puro chantaje. Pero bueno, era una mentirita piadosa no más.

—¡Eso es genial!— exclamó el pelirrojo, feliz de saber que de ahora en más no tendría que ir solo a entrenar al gimnasio de Karin. Dos sufren mejor que uno ¿verdad?—Pero espera... hay algo que no me cuadra.

—¿Qué cosa?— preguntó la azabache, ocultando su nerviosismo.

—Dijiste que volverías aquí después de dejar a Cheonsa en su casa para llevarme a mí también. Pero entonces... ¿por qué sigo aquí?— preguntó mientras veía su bandeja casi vacía. La verdad es que ya no tenía más hambre y su estómago comenzaba a cosquillear, pues estaba nervioso de la respuesta que Hye le daría.

Sólo entonces Karin aspiró una gran bocanada de aire y pensó muy bien en la mentira que le diría a TaeMin. Ya había hablado con MinHo horas atrás y él le había dicho exactamente lo que ella tendría que decirle al pelirrojo una vez que éste despertara.

—Una vez que dejé a Ángel sana y salva en su casa, me surgió un inconveniente. Lo que pasó fue que un tipo ebrio se estrelló contra el capó de mi carro, por suerte ni a mi ni al otro conductor nos ocurrió nada pero mi auto sí sufrió bastantes daños.— Karin realmente se sintió mal por mentirle a TaeMin pero no había de otra. Él todavía no podía saber que MinHo estaba suelto. El auto en el que llevó a Cheonsa lo dejó en el garage de su casa y en el club dejó únicamente su motocicleta para hacer más verídica su historia.

—¡Dios mío! Qué suerte que no te ocurrió nada malo Hye.— dijo el pelirrojo mientras le daba leves palmaditas al hombro de la mujer.

—Tranquilo, no fue nada tan grave. Pero pues sí estuve un buen par de horas en la calle, ya sabes por el tema de la aseguradora y todo eso.— le explicó y TaeMin simplemente asintió.—Cuando finalmente volví al club, fui al baño y me di cuenta de que ya no estabas allí. Entonces pregunté a cada uno de mis empleados y me dijeron que estabas en una de las habitaciones privadas con un hombre.— al oír esto TaeMin no pudo evitar estremecerse y tragar de forma audible.

—¿Co-con un hombre? ¿sa-sabes con qué hombre estaba?— preguntó temblando un poco.

—Sí, pregunté y me dijeron que fue con un cliente poco habitual del club. Es un tipo de cabello negro, alto y pálido que se llama SeHun. Según tengo entendido, es un hombre homosexual reprimido que tiene esposa e hijos pero de vez en cuando viene a esta clase de clubes para poder tener sexo ocasional. El caso es que cuando yo entré a esta habitación, él ya no estaba aquí y sólo estabas tú dormido. Así que ,decidí que lo mejor era dejarte descansar y básicamente eso fue todo lo que pasó.— Karin se sintió horriblemente mal al ver la cara de tristeza y desilusión de TaeMin. Pero no se quebró y mantuvo su mentira, era por la seguridad del chico después de todo. Por ahora, debía mantenerlo alejado de MinHo mientras su amigo resolvía los problemas que tenía.

—Dios mío... tuve sexo con un desconocido.— susurró TaeMin mientras se agarraba de los cabellos.—Soy un maldito idiota y un insensato. ¡¿Y si me contagió algo?! ¡¿qué hago?!

—Tranquilo Tae, yo misma te acompañaré al hospital para que puedas hacerte los estudios necesarios. Pero estoy segura de que no tendrás ninguna ETS, tú sólo cálmate.— Karin hacía lo posible por consolarlo. Bueno, al menos MinHo no tenía ninguna enfermedad de transmisión sexual, ella lo sabía porque el azabache sólo había tenido sexo sin condón con DaeHyun y obviamente con TaeMin y ambos primos estaban completamente sanos. Así que al menos por ese lado el pelirrojo se quedaría más tranquilo.

—Hye yo... sólo quiero ir a casa a bañarme y cambiarme de ropa. Luego por favor acompáñame a un hospital a hacerme estudios para saber si ese bastardo no me contagió nada.— le pidió con sus ojos llorosos. Se notaba realmente preocupado y Karin no hizo más sino asentir con la cabeza.

—Claro, vístete y te espero afuera. Mi auto se jodió pero aún tengo mi moto para llevarte.— TaeMin simplemente asintió, desganado. Entonces la azabache cogió la bandeja media vacía que se encontraba en el regazo del menor, se levantó de la cama y salió de la habitación para darle más privacidad.

Sólo cuando estuvo solo el pelirrojo apartó las sábanas que cubrían su desnudez. Al mirar las marcas que tenía en el cuerpo no pudo evitar romper en llanto, no obstante ocultó su rostro en una almohada para que nadie lo escuchara llorar. Él en serio pensó que se había acostado con MinHo, por un segundo su corazón se aceleró emocionado pero cuando Hye le dijo que había sido con un tal SeHun, él realmente sintió que el mundo se le vino abajo. En cierta forma TaeMin sentía como si le hubiese sido infiel a MinHo pero ¿cómo serle "infiel" a alguien con quien ni siquiera tienes algo? Es más ¿algún día tuvo algo realmente estable con MinHo estando en la cárcel? ¿él ya lo habría olvidado? ¿se había conseguido un nuevo juguete en la prisión para reemplazarlo? Pensar en todo eso le dolía demasiado, le hacía sentirse jodidamente vulnerable y él debía ser fuerte para poder cuidar así tanto de su madre como de su hermanito que aún no nacía.

Entonces TaeMin limpió sus lágrimas, se levantó tambaleante de la cama y ahí fue cuando sintió cómo un espeso líquido se deslizaba por sus piernas. Obviamente era el semen que quedó alojado dentro de su entrada y, si se tratase de la esencia de MinHo se sentiría pervertidamente bien pero como no era el caso, se sintió sucio y usado. Así que sin pensarlo corrió al pequeño baño que tenía aquella habitación para limpiarse con algo de papel higiénico, además aprovechó para hacer sus necesidades. Evitó mirarse al espejo y simplemente se vistió, sorprendiéndose al encontrar su ropa bien doblada sobre la cama. Al menos la persona con la cual se acostó, a pesar de haberse fugado antes de que él despertara, fue lo suficientemente amable como para doblar su ropa. TaeMin solamente rogaba que ese tal SeHun no tuviese ninguna ETS que arruinarse por completo su vida pero confiaba en que no fuera así. Tener esperanzas en esos casos es lo único que se puede hacer.

Cuando TaeMin estuvo completamente vestido y logró que su cara estuviese más o menos decente, fue que finalmente se atrevió a salir de esa habitación. El club nocturno obviamente estaba completamente vacío porque era de día. Entonces pudo apreciar mejor el lugar y le pareció realmente bonito, de noche no se podían notar realmente todas las decoraciones que tenía ese lugar. El pelirrojo caminó hacia la salida y al salir al exterior, tuvo que obligar a sus ojos a acostumbrarse a la claridad del sol, entonces vio a la alta azabache parada al lado de su reluciente motocicleta negra, ella le sonrió y le dijo que se pusiera el casco mientras ella cerraba el club con candados. Él le hizo caso, luego de cerrar su club ella también se puso su propio casco y ambos montaron esa enorme moto, la cual los llevó rápidamente hacia la "casa" de TaeMin, la cual por el momento era la mansión de su mejor amigo HyunBin.

Una vez que llegaron allí, TaeMin bajó de la moto y se sacó el casco de seguridad para luego entregárselo a Karin. Ella le dijo que lo esperaría allí afuera, cosa que el pelirrojo realmente agradeció pues lo que más quería era ir urgente a un hospital para saber si se había o no contagiado de alguna ETS. TaeMin le aseguró a la mujer que simplemente entraría a la mansión para ducharse y cambiarse de ropa lo más rápido posible, pues obviamente no podía ni quería ir a un hospital con semejantes fachas. Sin embargo, cuando TaeMin finalmente entró a la mansión se encontró con HyunBin, quien se hallaba colocándose una chaqueta y agarrando las llaves de su carro. Al verlo, el contrariado semblante del rubio se alivió y corrió hacia donde se encontraba el pelirrojo para abrazarlo con fuerza, TaeMin cerró la puerta principal y correspondió al abrazo de su amigo.

—¡Dios mío TaeMin!— exclamó HyunBin una vez que dejó de abrazar al menor.—Cuando volví de mi viaje y no te encontré aquí me desesperé como no tienes idea.

—Lo lamento mucho HyunBin, es que salí con Cheonsa a divertirnos un rato y...

—¡¿Por qué no me avisaste?!— exclamó enojado y TaeMin simplemente se mordió el labio inferior. Pues en cierta forma su amigo tenía todo el derecho del mundo de estar enojado con él.

—Es que sabía que no estarías de acuerdo, más aún porque no estabas en la ciudad. En verdad lo lamento.— entonces el mayor volvió a abrazarlo.

—Ugh, hueles horrible... a alcohol y cigarrillos.— espetó HyunBin, ese comentario hizo sentir a TaeMin aún más mal que antes.—¿Qué diablos son esas marcas en tu cuello?

—No importan, en serio.— dijo tapándose el cuello con ambas manos, avergonzado.—Me descontrolé anoche ¿si? Fue un error, no se repetirá.

—TaeMin... ¿qué hiciste?

—Por favor no insistas más HyunBin, iré a bañarme y cambiarme de ropa. Luego saldré un rato ¿de acuerdo?

—Maldita sea TaeMin ¿te haces una idea de lo preocupado que estaba? Llamé desesperado a Cheonsa y me contó todo, al club que fueron anoche y también me dijo que se supone que deberías estar aquí, en tu casa. Pero no fue así, pues no te encontré al volver de mi viaje.

—¡Te digo que no se repetirá!

—¡También me dijo que la misma que te entrena en aquel gimnasio es la gerente de ese club!

—¡Si! Es Hye y ella fue la que me trajo hasta aquí, también fue la que ayer llevó a Cheonsa hasta su casa. Ella es una gran persona.

—No TaeMin, ella una mala influencia para ti. Desde que esa mujer apareció, has cambiado para mal.— empezó a decirle mientras lo sujetaba de los hombros.—Ya no eres el mismo de antes. HaNeul te necesitaba y la dejaste sola con la mucama para ir a divertirte ¿te parece bien?— eso en serio hirió los sentimientos del pelirrojo, quien ofendido hizo a un lado las manos de su amigo.

—¡No metas a mi mamá en todo esto! ¿Qué parte de "lo siento" no entiendes?

—¡Es que no se trata de pedir perdón!— exclamó el rubio mientras agarraba el puente de su nariz, exasperado.—Se acabó, no irás más a ese maldito gimnasio. No verás más a esa mujer, hay que cortar el problema de raíz.

—¿Disculpa? ¿Cómo dices?— preguntó el pelirrojo con el ceño fruncido.

—Lo que oíste, TaeMin. Además de que esa mujer es sin lugar a dudas una mala influencia para ti, también creo que estás perdiendo el tiempo en ese gimnasio, deberías mejor usar ese valioso tiempo para hacer alguna actividad más productiva. Por ejemplo, prepararte con tutores para seguir tus estudios universitarios sin inconvenientes.

—HyunBin, quedamos en que este año lo utilizaría para cuidar a mi madre durante su embarazo y el siguiente retomaría mi carrera universitaria. Además, no necesito tutores privados porque me considero lo suficientemente inteligente y capaz.

—Pero TaeMin...

—Tú mismo me dijiste que debía encontrar una actividad para relajarme ¿o no? ¿qué tiene de malo entrenarme en un gimnasio?

—Sí, lo hice aunque...— no obstante, TaeMin lo volvió a interrumpir.

—Si el problema es la cuota del gimnasio, ya te dije que puedo conseguirme un trabajo de medio tiempo.

—¡Por favor TaeMin! ¡Soy rico! El dinero no es un problema para mí.— al pelirrojo dicho comentario le sonó un tanto egocéntrico y más aún considerando que la fortuna que tenía HyunBin no era suya sino de su padre. Pero decidió no decir nada.

—Si el dinero no es el problema ¿cuál es entonces?

—Es que esa mujer...— HyunBin arrugó su nariz, tratando de recordar el nombre de aquella mujer alta y de aspecto intimidante.—¿HyunA?

—¡Ya te dije que se llama Hye!

—Como sea... no me agrada.

—Hye es genial, a mi me transmite mucha confianza, siempre me ayuda y me está entrenando muy bien. Ya me siento más atlético y pronto comenzará a enseñarme taekwondo.

—No necesitas aprender defensa personal, TaeMin. Tú trabajarás en una empresa importante.— HyunBin tuvo que morder su lengua para no decir "trabajarás en la empresa familiar que heredaré y estarás casi siempre en nuestra mansión, rodeado de mucamas"—No estarás por los barrios bajos tratando de cuidar tu espalda de delincuentes. Así que veo absurdo que aprendas artes marciales y defensa personal. Preferiría que practicaras yoga, puedo recomendarte una maestra en eso que...— sin embargo, el pelirrojo le cortó enseguida aquel monólogo al rubio.

—HyunBin ¿te he dicho que te quiero mucho?— el más alto sonrió ilusionado.

—Sí, TaeMin. Lo has dicho y déjame decirte que yo también te quiero muchísimo.

—Te quiero como amigo.— entonces automáticamente la sonrisa de HyunBin desapareció.—Y siento que no me alcanzará la vida para devolverte todos los favores que has hecho por mí durante todos estos años.

—Tae... no quiero que me devuelvas nada. Todo lo que hice, hago y haré por ti es producto del inmenso cariño que te tengo. Nunca he tenido ninguna razón egoísta detrás de mis acciones.

—Lo sé HyunBin pero...— entonces el rubio se estremeció al ver cómo la tierna mirada de su amado se opacó. No puedo evitar estremecerse, era la primera vez que TaeMin lo miraba así.—Hay una línea muy fina que no permitiré que traspases, por muy amigo mío que seas.— el pelirrojo dio dos pasos hacia adelante y HyunBin retrocedió por puro instinto.—Ni tú ni nadie es mi dueño ¿ok?

—TaeMin yo nunca...

—¡Déjame terminar de hablar!— y HyunBin se calló.—Puedes darme consejos y los escucharé pero al final siempre terminaré haciendo lo que yo quiera. Porque soy una persona adulta e independiente. Tu "consejo" sonó a orden y qué lástima que no te caiga bien Hye pero a mí sí me cae muy bien y pienso seguir mi entrenamiento en el gimnasio, porque quiero y porque puedo. Si no estás de acuerdo, pues muy bien, me conseguiré un trabajo de medio tiempo y pagaré yo mismo la cuota mensual del gimnasio.

—TaeMin por favor, yo nunca quise decir que...

—Iré a bañarme y cambiarme, con permiso.— el pelirrojo no quiso seguir escuchando a su amigo, así que pasó por al lado de él y subió las escaleras.—Luego saldré un rato y volveré para la hora del almuerzo.— fue lo último que le dijo antes de subir al primer piso de aquella mansión. Quería saludar a su madre y luego entrar al baño para ducharse.

HyunBin se quedó solo en la sala de su mansión. Era la primera vez que TaeMin le hablaba así ¿qué había pasado con su ingenuo y dulce pelirrojo? ¿cuándo había cambiado tanto? ¿acaso TaeMin jamás podría verlo como algo más que un amigo? Era tan jodidamente injusto, él había hecho tanto por su querido TaeMin, a quien consideraba el amor de su vida. Incluso pensó que cuando TaeMin le pidió que por favor le comprara esos juguetes sexuales semanas atrás, era porque al fin había empezado a coger algo de interés por mantener relaciones sexuales con él pero ahora veía que se había equivocado.

Fue entonces que HyunBin levantó el rostro y vio a Karin. La pudo ver a través de una ventana que se encontraba al lado de la puerta principal de su mansión, la azabache se encontraba afuera esperando al pelirrojo, montada en su gran motocicleta negra. El rubio no pudo evitar apretar fuertemente sus puños ¿TaeMin iba a salir con esa mujer? ¿acaso su niño se estaba empezando a enamorar de esa cosa andrógina? Rojo a causa de la ira, HyunBin caminó hacia la puerta, la abrió y salió al exterior con dirección hacia Karin. Iba a hablar seriamente con esa mujer y a dejarle las cosas muy claras...

...

Mientras tanto en otra parte de Seúl, más específicamente en uno de los rascacielos más grandes y lujosos que tenía la capital de ese país. Un trío de gánsters se encontraban en el interior de un ascensor privado, siendo guiados por la secretaria del dueño de aquel ostentoso rascacielos.

—No importan los años que pasen, tú sigues igual YooNa ¿acaso hiciste un maldito pacto con Satanás o qué? Sólo eso explicaría tu eterna juventud.— susurró MinHo y la rubia no hizo más sino sonreír.

—Tan insolente como siempre, MinHo. No importan los años que pasen, algunas cosas simplemente no cambian ¿verdad?— justo entonces las puertas de ese ascensor dorado se abrieron pues al final llegaron al último piso, donde los esperaba BaekHo.

YooNa fue la primera en salir y luego le siguieron los otros tres. Tanto Key como JongHyun guardaron silencio mientras veían por primera vez a aquel hombre que tenía gran parecido con su amigo. BaekHo se hallaba sentado detrás de un elegante escritorio de madera, trajeado como siempre, con su cabello azabache un tanto canoso bien peinado hacia atrás y con sus manos cruzadas encima del escritorio. La pareja logró visualizar un anillo de oro puro que tenía el símbolo de Paradise tallado en el mismo.

—Por fin te veo de nuevo, MinHo. Te he extrañado, hijo.— susurró mientras veía fijamente al alto azabache, quien se acercó al señor con sus manos escondidas en los bolsillos de su pantalón.

—Jamás pensé que diría esto pero yo también te eché de menos, papá.

...Continuará...

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