¿El primer amor de MinHo?
...
-¿Qué diablos haces tú aquí?-Preguntó un tercero desde una esquina cercana a aquella celda. El castaño giró levemente su cabeza hacia la izquierda y allí se encontró con la mirada de un cabreado Minho, el cual sostenía entre sus manos dos bolsas de patatas fritas y dos latas de gaseosa.
-¡Oh, Minho! Tanto tiempo sin vernos, ya te echaba de menos.-Dijo aquel castaño dedicándole al mandamás la mejor de sus falsas sonrisas.
El azabache enfiló peligrosamente su mirada, mientras se acercaba lentamente a Sung, el cual seguía igual de sonriente que antes. Por su parte, Taemin no entendía nada de lo que estaba pasando allí. Sólo sabía que quería que lo soltaran rápido, para poder salir huyendo de ese lugar. No le gustaba para nada la mirada que Minho le estaba dedicando a su "supuesto" amigo. Le daba escalofríos.
"¿Por qué yo siempre tengo que estar en medio de todas las discordias que ocurren dentro de ésta prisión? Puta vida." Fue el pensamiento que pasó por la mente de un confundido Taemin en esos momentos.
-Te lo repito: ¿qué diablos haces tú aquí?-Le volvió a preguntar Minho fulminándolo con su mirada. Sung ni se inmutó, simplemente amplió su sonrisa.
-Pues verás, lo que ocurre es que tuve un "mal comportamiento" en la otra cárcel y me volvieron a mandar para aquí.-Le respondió encogiéndose de hombros, como restándole importancia al asunto. Por su parte, el mandamás chasqueó la lengua con molestia.
-¡Y una mierda! Se supone que vendrías dentro de varios meses más, ¡lo has hecho a propósito!- Ante los reclamos del azabache, Sung siguió sonriendo mientras negaba lentamente con su cabeza.
-¿Por qué querría venir de nuevo a éste infierno? Me gustaba la vida en la otra cárcel. No era tan estricta, la seguridad era inferior a la de aquí y había menos inmundicia humana de la cual deshacerse.-Ante tal respuesta, Minho sonrió de forma cínica y apuntó con su dedo índice hacia el interior de su celda, justo donde se encontraba Taemin atado sobre la cama.
-Viniste por él. Porque te contaron acerca de él.-La mirada de Sung se clavó sobre los ojos de un confundido (y avergonzado) pelirrojo.
-¡Oh, sí! Nos acabamos de presentar, es un chico amigable y simpático.-Dijo el castaño mientras miraba fijamente los ojos de un cabreado Minho.
-Espero ser lo suficientemente claro con lo que voy a decirte...-Comenzó a decir el mandamás, mientras caminaba lentamente hacia donde Sung se encontraba parado. Cuando lo tuvo justo enfrente de él, Minho se encorvó sólo un poco para hacer que sus ojos quedaran a la misma altura.- No te acerques a él. Es mío, ¿entiendes?-Le amenazó fulminándolo con su mirada. No obstante, en lugar de intimidarse, Sung le sonrió de forma perversa.
-¿Es una amenaza, Minho?
-Si quieres considéralo una amenaza, una advertencia o una puta mierda. No me interesa.-Le contestó el azabache en un hilo de voz.- Sólo quiero recordarte que te he perdonado muchas, Sung. Pero él es intocable, ¿me oíste? Sólo yo puedo tocarlo.
-¿A si...? ¿Y sólo tú puedes romperlo? ¿Sólo tú puedes pisotear su corazón? ¿Sólo tú puedes matarlo? Así como lo hiciste con él.-Le susurró el castaño y entonces Minho hizo rechinar sus dientes, increíblemente enrabiado, odiaba que Sung le recordara sus pecados, sus fantasmas del pasado, le dolía acordarse de esa persona que tanto deseaba olvidar y que, sin embargo, mientras más años pasaran, más roto se sentía por dentro.
-¡Cállate y lárgate de aquí!-Exclamó el mandamás dándole un fuerte empujón a Sung, quien retrocedió varios metros hacia atrás. No obstante, nuevamente esa sonrisa maliciosa surcó su rostro.
-Como quieras, Minho. Ya me voy.-Dijo dándose la vuelta para largarse de allí. Sin embargo, antes de irse le dedicó unas últimas palabras al pelirrojo.
-¡Fue un gusto conocerte, Lee Taemin! ¡Adiós!-Se despidió con un ademán de mano, antes de empezar a caminar por un interminable pasillo.
El pelirrojo parpadeó repetitivas veces, sin comprender absolutamente nada de lo que estaba pasando a su alrededor. Y es que esos dos se encontraban parados a unos cuentos metros de donde él estaba, y para colmo se les ocurrió hablar susurrando, así que no pudo escuchar nada de lo que dijeron. Pero algo le quedó bastante claro: definitivamente Minho y Sung no se llevaban bien.
El mandamás clavó su oscura mirada sobre los ojos cafés de Taemin. El menor pudo ver rabia reflejada en los ojos negros de su pareja y enseguida frunció el ceño mientras se removía incómodo sobre aquella cama.
-¿Y a ti qué bicho te picó? ¿Por qué rayos me miras de esa manera? ¡Yo no he hecho nada malo!-Exclamó el pelirrojo, bastante enojado la verdad.
-¿Dices que no has hecho nada malo...?-Empezó a decir el mandamás mientras se acercaba a la cama en la cual Taemin se encontraba atado.- Claro que lo has hecho, estúpido...- Le recriminó Minho apretando fuertemente sus puños, en verdad se notaba que estaba cabreado.- ¡Le has hablado al infeliz! ¡Nunca debiste haber intercambiado palabras con Sung! ¡Nunca!-Le gritó y Taemin no hizo más que fruncir el ceño, completamente desconcertado.
-¡Le hablé porque me dijo que era tu amigo!-Se excusó y Minho rodó los ojos, exasperado.
-¡No es mi jodido amigo! Mis únicos amigos en éste pútrido mundo son el perro y la Diva, ¡Nadie más!
-¡Pues no soy un puto adivino! ¡Y deja de gritarme!-Le reclamó Taemin, quien odiaba esos momentos en los cuales Minho le alzaba la voz, le daba miedo cuando le gritaba, no le gustaba.
-¡Te grito porque me importas, coño!
-¡Pues si en serio te importara nunca me hubieras dejado atado y...!- Sin embargo Taemin no pudo finalizar la oración, puesto que su mente terminó de procesar las palabras dichas por Minho. Le dijo que él le importaba. El azabache jamás le había dicho así, tan abiertamente, que en verdad le importaba. Sí, lo demostró muchas veces a través de sus acciones, pero nunca con palabras. Las pálidas mejillas de Taemin se tiñeron de un lindo color carmesí y una boba sonrisa adornó su rostro. Todo su enojo se había esfumado en cuestión de segundos. Definitivamente Minho lo tenía bien jodido. Jodidamente enamorado.
-¿Y ahora por qué sonríes?-Le preguntó el mandamás arqueando una de sus pobladas cejas, sin entender el extraño comportamiento de Taemin. El pelirrojo negó lentamente con su cabeza, sin dejar de sonreír en ningún momento.
-No es nada, ¿podrías quitarme éstas esposas? De cualquier forma mi erección ya ha desaparecido con la jodida discusión que acabo de presenciar.-Minho vio la entrepierna de Taemin, la cual se encontraba tapada por una vieja sábana blanca. El pene de su juguete estaba flácido, aunque escondido debajo de aquella tela.
-De acuerdo. Ya has cumplido con tu castigo.-Le dijo antes de dejar las frituras y las bebidas carbonatadas que había traído del comedor sobre la mesita de luz. Para luego meter su mano en un bolsillo delantero que poseía su jean y sacar dos pequeñas llavecitas con las cuales le quitó las esposas al pelirrojo.
Lo primero que hizo Taemin al sentirse al fin liberado, fue vestirse rápidamente y después comenzó a frotarse sus adoloridas muñecas. Las esposas habían hecho fricción con su delicada piel y le habían herido. Definitivamente Minho era un troglodita, no tenía ni puta idea de lo que significaba tener tacto con las demás personas. Siempre lo terminaba lastimando de una forma u otra.
-Buenos, ahora si quieres puedes irte a tu celda. Recuerda avisarle a "tus compañeros" de los cambios que haré a partir de mañana. Dentro de un par de horas me acompañarás a almorzar y después...-Sin embargo, el mandamás no pudo terminar la oración, puesto que sintió unas filosas uñas arañarle su mejilla izquierda.
Taemin le había rasguñado y, sin esperar a ver la reacción de Minho, se echó a correr como si su vida dependiera de ello.
El mandamás tardó un par de segundos en reaccionar. No obstante, cuando finalmente lo hizo, apretó fuertemente sus puños, hizo rechinar sus blancos dientes y se acercó a zancadas hacia las rejas que poseía aquella celda. Giró su cuerpo hacia la derecha y allí vio a Taemin corriendo, ya bastante lejos de donde él se encontraba.
-¡Eso, corre! ¡Porque donde te atrape lo lamentarás, maldito mocoso con complejo de gato!- Le gritó el mandamás y Taemin lo escuchó, puesto que, sin dejar de correr en ningún momento, giró su cabeza hacia atrás y le sacó la lengua, burlándose de él. Una vena sobresalió en la sien de Minho.- Tan rebelde como siempre, juguete.- Comentó el azabache mientras se llevaba una de sus mano a la mejilla lastimada. Enseguida notó que el rasguño de Taemin le había sacado sangre, ese pelirrojo sí que tenía las uñas bien afiladas, peor que las putas, pensó el mandamás. Sin embargo, no pudo evitar sonreír ladino, a pesar de la insolencia característica en aquel pelirrojo, a Minho le seguía gustando, ya que nunca le aburría. Todos sus juguetes anteriores le habían aburrido enseguida, salvo Taemin, definitivamente aquel mocoso era la excepción a la regla.
-¡Hola, rana!-Aquella voz chillona hizo que Minho dejara de divagar en sus propios pensamientos. Automáticamente giró su cuerpo hacia la izquierda y entonces vio a la pareja del año acercándose hacia donde él se encontraba parado.
-Hola, Diva.-Saludó el azabache mientras miraba a su extrovertido amigo. Luego su mirada se deslizó hacia el castaño, quien se encontraba caminando tranquilamente al lado de Key, como perro guardián protegiendo a su amo. Definitivamente el rubio tenía bien atado a Jonghyun.- Hola, hermano.- Soltó Minho refiriéndose obviamente al castaño. A pesar de que no compartían lazos consanguíneos, el mandamás siempre vio en Jonghyun al hermano que nunca tuvo. Lo consideraba su igual y su fiel confidente, una persona en la cual podía confiar ciegamente. Con la Diva le pasaba algo parecido, pero a él más que un hermano... lo consideraba una madre, la madre que nunca tuvo. De hecho, Key era la única persona que lo podía regañar a gusto y lo hacía desde que eran unos niños.
-Hemos venido aquí para decirte que Sung ya está en la cárcel. El bastardo vino antes de lo previsto.- Le informó Jonghyun mientras se cruzaba de brazos, haciendo resaltar sus fuertes bíceps.
-Sí, ya lo sé. De hecho, acabo de tener una discusión con él.-Le dijo Minho mientras chasqueaba la lengua con molestia. La Diva arqueó una ceja, bastante desconcertado.
-¿En serio? ¿Por qué discutieron?
-Le dije que sé que vino por Taemin. Ese desgraciado seguro está tramando algo en mi contra.-Al oír el nombre de su bebé, Key hizo rechinar sus dientes.
-Si ese desgraciado le llega a hacer algo a Taeminnie...
-Nada le pasará al cabeza de fresa, lo mantendremos vigilado.- Le dijo Jonghyun para después colocar su mano sobre el hombro de su pareja, Key estaba temblando de la rabia.- Te lo prometo, Diva.- Al oír la voz grave pero cálida de su macho alfa, el rubio aspiró una gran bocanada de aire y luego la exhaló, calmándose poco a poco. Definitivamente su perro siempre lo tranquilizaba.
-Tienes razón, perrito.- Respondió el rubio sonriéndole a su pareja.
-Exactamente, tenemos que mantenerlo vigilado.- Comenzó a decir el mandamás mientras restregaba la palma de su mano contra su mejilla lastimada, la cual no dejaba de sangrar.- Pero es que ese niñato es tan escurridizo... siempre hace lo que quiere y luego se termina escapando el muy maldito.- Renegó Minho cruzándose de brazos y frunciendo el ceño.
-Taemin sólo tiene 18 años, ¿qué esperabas? Aún es un niño, obviamente que es escurridizo y hace lo que quiere. Y dudo mucho que cambie su forma de ser por la llegada de Sung. Tendremos que ser precavidos, ese tipo me da mala espina.-Dijo Key, muy preocupado por su pequeño pelirrojo.
-Todo sería más fácil si simplemente nos deshiciéramos de Sung.- Aportó Jonghyun, tan directo como siempre. Key enseguida le dio un codazo, regañándolo con la mirada.
-Créeme, hermano, si fuese cualquier otra persona... ya me hubiera desecho de él hace rato. Pero no puedo, sería como volverlo a matar a él.- Le reveló Minho y tanto el perro como Key notaron cómo la mirada del azabache se ensombrecía.
-¿Él realmente quería mucho a Sung, verdad?-Le preguntó la Diva de forma comprensiva, él entendía el dolor de su amigo. Y aunque no le cayera bien Sung, lo soportaba porque sabía que Minho no quería matarlo. Ojo, sí podía, pero no quería. Aunque le tuviera las pelotas por el piso, no quería.
-Por supuesto que lo quería. Yo nunca soporté a Sung, pero él sí le quería muchísimo. Si lo mato...- El mandamás se calló la boca, no quiso seguir hablando acerca de eso. Si lo mataba... si mataba a Sung se sentiría todavía más culpable. Y ya cargaba con demasiada culpa, no quería más.
Tanto Key como Jonghyun decidieron guardar silencio. Ambos entendían el dolor de Minho y no querían abrir cicatrices. El perro se mordió la lengua por decir tamaña estupidez, a él Sung le caía terriblemente mal. Sin embargo, por respeto a Minho, nunca le había matado a pesar de su insolencia.
-Y... ¿Sung te hizo eso en la mejilla?-Preguntó Key de la nada, buscando cambiar de tema, mientras clavaba su mirada sobre el área lastimada de Minho, tenía tres arañazos bien dados y rojizos haciendo contraste con su piel pálida. El mandamás enseguida negó con la cabeza.
-¡No seas imbécil, Diva de pacotilla! ¿En verdad crees que yo, el gran Choi Minho, dejaría que Sung me arañara la cara?-Le contestó el azabache frunciendo el ceño exageradamente.
-Bueno, bueno. Pero si no fue él... ¿entonces quién?- Le volvió a preguntar el rubio más curioso que nunca. Por su parte Jonghyun, quien se encontraba al lado de su pareja cruzado de brazos, comenzó a carcajearse divertido.
-Y luego me dices que soy yo el perro alfa sodomizado que se deja dominar por un gato.- Comenzó a decir el castaño en tono burlón, mientras pasaba su poderoso brazo por el cuello del rubio para atraerlo hacia su cuerpo.- Se ve que el cabeza de fresa te tiene bien domado a ti también, ¿eh, Minho?-Le dijo Jonghyun guiñándole un ojo a su amigo.
El mandamás fulminó con su mirada al castaño, ese perro traidor se estaba burlando de él. Ya se vengaría más tarde.
-¿Domado? ¿Yo? ¡Ja! Debes estar drogado para pensar tal gilipollez. El único que saldrá domado aquí, tarde o temprano, será Taemin.- Le respondió Minho y Jonghyun simplemente siguió carcajeándose en su cara, sin creerle una sola palabra.
-¡Stop!- Exclamó Key en inglés mientras se deshacía del "posesivo" abrazo de su perro.- ¿Estás diciendo que Taemin te hizo eso en el rostro?- Preguntó la Diva arqueando una ceja, sin poder creerlo. El mandamás por su parte bufó y después se levantó la camiseta de tirantes, mostrando sus duros abdominales, para poder limpiarse con ella los restos de sangre de su mejilla, por suerte la puta herida ya estaba dejando de sangrar, se estaba secando.
-Tal parece que le contagiaste, Diva.- Le recriminó Minho mientras seguía limpiándose la mejilla con su camiseta de tirantes. Los ojos de Key se centraron en los duros abdominales de su amigo e inconscientemente se relamió los labios. Grave error. Enseguida recibió un golpe en su cabeza.
-¡Duele!-Gritó el rubio para después girar su rostro y mirar a un cabreado Jonghyun.
-¿Qué tanto estás mirando, Key?-Le preguntó el perro con un tic nervioso en su ojo izquierdo.
-¡No estaba mirando nada!- Se defendió la Diva sobándose la cabeza.
-¡Sí claro, cómo no! ¿Acaso crees que estoy ciego? ¡Estabas babeando mientras le mirabas los abdominales a la rana!
-¡Sólo estaba mirando! ¡Ni que con mirar te fuera infiel o algo así, exagerado!
-Yo tengo mejores abdominales que Minho, así que mírame a mí, no a él.- Le dijo el perro más celoso que nunca y después clavó su mirada sobre el azabache, quien justo había terminado de limpiar la sangre de su mejilla. El mandamás los miraba aburrido, sin prestarles la más mínima atención.- Y tú deja de actuar como un jodido exhibicionista, rana estúpida.- Le recriminó Jonghyun cruzándose de brazos, estaba que hervía de los celos.
-No me eches la culpa a mí. Échasela a Key, por ser un puto calentón que se pone duro al ver los abdominales de otras personas.- Le respondió el mandamás para después sonreír con malicia.- Además, yo tengo mejores abdominales que tú.- ¡Pum! Ahí estaba su venganza contra Jonghyun, por haberle dicho que Taemin lo tenía bien domado.
-¡¿Qué has dicho?!- Exclamó el perro a punto de tirársele encima su mejor amigo, pero la Diva enseguida se puso en medio de ambos.
-¡Dios! ¡Están peor que cuando eran unos críos! Paren ya, carajo.- Le detuvo Key y enseguida clavó su mirada sobre su pareja.- Perro, no te exaltes, Minho sólo se está vengando porque tú le dijiste que Taeminnie lo tenía bien domado. Además, tú sabes que tus abdominales siempre serán mis favoritos.-Le reveló para después guiñarle un ojo, coqueto. Jonghyun carraspeó nervioso y ocultó sus manos en los bolsillos delanteros de su jean, mirando hacia otra parte. Para su fortuna, el tono bronceado de su piel hacía que su sonrojo no se notara demasiado.
Minho no pudo evitar sonreír divertido, realmente aquel rubio sabía cómo manejar a Jonghyun y hacerle hacer siempre lo que él quería. Era increíble. El azabache enseguida notó cómo Key carraspeó y cambió drásticamente de tema, o mejor dicho, volvió al tema anterior.
-Rana, ¿a qué te referías con eso de que "contagié" a Taemin?-Le cuestionó con una ceja arqueada.
-Pues eso mismo. Le contagiaste lo gato, porque ese mocoso fue quien me arañó la puta cara.- Soltó de repente y con un notable malhumor en su tono de voz.
-¡¿Qué?! ¡No te creo! Mi bebé no lastimaría ni a una mosca.
-¡Ja! Eso mismo dijiste la última vez, ¿recuerdas? Cuando te conté que Taemin me había hecho el mejor striptease que había visto en mi jodida vida; dijiste algo así como "Mi bebé jamás haría algo así, él no es un pervertido como tú"- Comenzó diciendo Minho tratando de imitar, inútilmente, la voz chillona de Key.- Y luego te tragaste tus putas palabras cuando le viste suplicándome que por favor me lo follara.- Finalizó el mandamás con una sonrisa de prepotencia adorándole el rostro. La Diva, por su parte, se puso rojo a causa de la vergüenza.
-Eres un puto pervertido, Minho.- Le dijo Key, suspirando resignado.
-Lo sé.
-Y aparte de eso, eres también un jodido cabrón.- Agregó Jonghyun y el azabache les sonrió a ambos mostrándoles sus perfectos dientes.
-El peor de todos.
-No sé cómo mi bebé pudo fijarse en un cerdo como tú.- Acotó el rubio antes de sacar una lima rosada del bolsillo de su jean y comenzaba a limarse las uñas. "Siempre tan Diva" Fue el pensamiento que pasó por la mente tanto de Jonghyun como de Minho en esos momentos.
-Por cierto rana, un reo me avisó hace como dos horas que llegó nueva mercancía.- Le informó Jonghyun acordándose de la breve conversación que había tenido con uno de los tantos convictos que estaban bajo las órdenes del mandamás.
-¿En serio? Pensé que llegaría mañana. Me hubieras avisado antes, perro.- Le dijo el azabache antes de darse la vuelta y comenzar a caminar por uno de los miles de pasillos que poseía aquella inmensa prisión.
-¿Vas al sótano?-Le preguntó Key sin dejar de mirar sus uñas en ningún momento. En verdad estaba muy concentrado limándoselas.
-Sí, acompáñenme.-Les ordenó Minho y Key enseguida renegó.
-¡Pero tengo mucha hambre!-Se quejó y el mandamás puso sus ojos en blanco, en verdad que practicaba todos los días la poca paciencia que tenía con la Diva. Es que su amigo era tan jodidamente caprichoso. Y lo peor de todo, es que siempre conseguía lo que quería.
-Falta menos de dos horas para almorzar, aguántate y acompáñenme.- Le contestó el azabache y el perro le hizo caso, puesto que comenzó a caminar detrás de su mejor amigo. No obstante, el rubio infló sus mejillas y, resignado, empezó a caminar también, aunque sin dejar de limar sus benditas uñas.
-Qué bueno que Taeminnie te haya hecho eso en la mejilla. Seguro tú solito te lo buscaste, mi bebé no es del tipo de personas que ataca sólo porque sí.- Soltó Key y una vena se asomó sobre la sien de Minho.
-Mejor cierra la boca o te la cerraré yo, rubio oxigenado.- Ante semejante amenaza, Key se carcajeó divertido.
-Inténtalo y te dejaré marcada la otra mejilla con mis uñas.- Le advirtió justo antes de terminar de limárselas.
-¡Ja! Eres un gato después de todo, lo único que sabes hacer es arañar.- Minho dijo eso con el afán de molestar a Key. No obstante, la Diva en lugar de ofenderse, sonrió con cierta malicia, guardó su lima y se acercó a Jonghyun.
-No sólo sé arañar, también soy muy bueno a la hora de tomar mi lechita, ¿verdad, perrito?-Preguntó el rubio mientras se colgaba del fuerte brazo que poseía su pareja. Jonghyun sonrió de forma pervertida y asintió con la cabeza.
-Sí, gatito. Eres genial a la "hora de comer".- Key sonrió ladino al percatarse del doble sentido empleado por el castaño.
-¿Sabes...? Ahorita tengo mucha hambre. Y el troglodita de Minho me está obligando a acompañarlo al sótano. No es justo.-Se quejó el rubio mientras seguían avanzando, clavó su mirada sobre el mandamás, quien se encontraba caminando unos cuantos metros delante de ellos, mostrándoles su fuerte espalda.
-¿Y qué propones entonces, gatito?- Dijo Jonghyun siguiéndole el juego a su pareja. Key empezó a restregarse contra su brazo y ronronear.
-¡Que me des de comer! ¡Quiero leche calentita! ¡Ahora!-Exclamó Key mientras seguían caminando y Minho, quien escuchaba todo lo que ese par de pervertidos estaban diciendo detrás de él, rodó los ojos y suspiró profundamente.
-¡Ni se les ocurra parar para follar aquí! Antes quiero que me ayuden a encargarme de la mercancía.-Sentenció el mandamás mientras giraba un poco su cuello hacia atrás, para poder ver a los otros dos reos.
-¡Oh, vamos! No seas aguafiestas. Nuestro mete y saca es bien rápido si así lo queremos, no te preocupes.- Bromeó el rubio mientras seguía restregándose contra el brazo de Jonghyun.
-¡Y una mierda! Maldita Diva ninfómana. ¿No puedes estar ni media hora sin tener la verga de Jonghyun dentro de ti?
-La verdad que no. Ya sabes, me encanta el sexo. Si quieres podemos hacer una orgía.- Sugirió Key, deleitándose con las reacciones de la rana. En verdad le gustaba joderle de vez en cuando, era uno de sus hobbies favoritos.
-De eso ni hablar. Yo no te comparto con nadie, ni siquiera con Minho.- Sentenció el posesivo de Jonghyun. Una linda risita escapó de la garganta del rubio.
-¡Qué aburrido! Un perro celoso y una rana amargada.- Se quejó la Diva haciendo un tierno puchero. Minho suspiró aliviado, al fin se había callado. No obstante, su tranquilidad no duró demasiado.- Oye, rana... ¿te cuento cómo fue la primera vez que le chupé la polla a Jonghyun? Fue muy divertido.- El mandamás puso sus ojos en blanco, no veía la hora de llegar al sótano y el camino se le hacía eterno. Tenía tremendas ganas de taparle la boca a Key con cinta adhesiva, pero lamentablemente no podía hacer eso.
Y así sin más, Minho tuvo que escuchar las anécdotas sexuales de su amigo mientras se dirigían hacia el sótano. Y para colmo, Jonghyun no movió un puto dedo para hacerlo callar. Es más, hasta parecía divertirse y todo el muy maldito...
...
Después del "incidente" que tuvo lugar en la celda de Minho. Taemin se echó a correr a toda velocidad y, cuando estuvo completamente seguro de que el mandamás no le estaba persiguiendo, se detuvo a pensar dónde diablos debía irse. Se escondería hasta el almuerzo, esperando que, para esa hora ya se le haya pasado el enojo al azabache. Después de pensarlo unos minutos, el pelirrojo decidió irse a la biblioteca, puesto que si se iba a su celda, seguramente Minho iría a buscarlo allí. Así que, arrastrando los pies (debido al cansancio que le provocó correr tanto), se encaminó hacia la biblioteca que poseía aquella cárcel.
Cuando finalmente llegó, Taemin decidió agarrar los periódicos más actuales y ponerse a leer. Llevaba muchos meses completamente desconectado del mundo exterior, necesitaba informarse de lo que estaba pasando allá afuera o en verdad sentía que se volvería loco.
-Ya casi se cumple un año desde que llegué a este lugar.-Susurró para sí mismo mientras hacía a un lado el periódico que acababa de leer. Sabía que dentro de cuatro días se cumpliría un año desde que había pisado aquella cárcel. Y, para serles sinceros, no es que él supiera exactamente el día que había llegado allí, lo que ocurre es que Key, como siempre, investigó el expediente de Taemin para averiguarlo. A la Diva le emocionaban todas esas cosas cursis.
Una dulce sonrisa surcó el rostro del pelirrojo. Realmente estaba agradecido de haber conocido a personas tan maravillosas en la Underground Prison. Sí, es verdad, durante ese año le pasaron cosas feas, pero en cada momento sus amigos estuvieron allí para ayudarlo, jamás lo dejaron solo. Y eso se los agradecería por el resto de su vida. Sobre todo le hacía feliz haber conocido a Key. Ese rubio se había ganado un lugar importante dentro del corazón de Taemin. Nunca podría terminar de pagarle todo lo que la Diva había hecho por él... y sin esperar nada a cambio. Realmente lo quería muchísimo. Jonghyun tenía mucha suerte de tener a alguien como Key al lado de él.
-... Y un año desde que te conozco a ti.-Susurró de nuevo Taemin para sí mismo. Él había conocido a Minho el primer día que pisó la Underground Prison. Cómo olvidar ese momento en el cual chocó, mientras huía de un degenerado, con el fuerte pecho del mandamás de aquella prisión. Cómo olvidar ese instante en el cual sus miradas se cruzaron por primera vez, haciéndolo estremecerse en el suelo por sentirse una hormiga en comparación a ese hombre tan imponente y varonil.- Jamás olvidaré ese momento, lo atesoraré en mi corazón por siempre.- Dijo mientras sentía mariposas revolotear dentro de su estómago. Se sentía tan pleno desde que había aceptado que se enamoró perdidamente de ese hombre. Todos dicen que Minho es frío, amargado, antisocial y sin tacto. Pero eso no es cierto. O bueno, quizás sí sea un poco cierto. Pero es que la gente sólo ve lo que quiere ver. Él veía más allá de eso. Él veía la verdadera esencia del azabache. Un tipo lleno de sentimientos con un pasado trágico, que trata todo el tiempo de aparentar ser fuerte para que no lo lastimen otra vez. Eso es lo que Taemin veía cada vez que observaba a Minho.
Un hombre sin sentimientos... no lo salvaría como tantas veces él lo salvó. No acariciaría su cuerpo como si fuese a romperse cada vez que hacían el amor. No se enojaría ni se preocuparía tanto como Minho lo hizo cuando estuvo a punto de perderlo, cuando dos reos por pura maldad lo intoxicaron con veneno para ratas. Incluso curó sus heridas con tanto esmero y gentileza. ¡Realmente Taemin no entendía cómo podían decir que Minho era un hombre sin sentimientos! ¡Era todo lo contrario! Que con ellos no los demostrara, era otra cosa completamente distinta. Pero de que los tenía, los tenía.
"Y como que me llamo Lee Taemin, juro que derribaré cada uno de sus muros y sacaré al verdadero Minho que está escondido dentro de ese caparazón. No me importan las adversidades ni el tiempo. Me da igual si me lleva años, lo conseguiré, algún día."
-Qué linda expresión enamoradiza tiene tu rostro.-Al oír aquello, Taemin dejó sus pensamientos a un lado y levantó su rostro. Justo enfrente de él, al otro lado de la mesa, se encontraba sentado aquel tipo que había conocido el día anterior. Con esa enigmática sonrisa suya la cual, sin saber por qué, no le daba buena espina.
-¿Qué haces aquí?-Le preguntó el pelirrojo mientras recogía todos los periódicos que había estado leyendo, para largarse lo más rápido de allí. Minho se enojaría si se enteraba de que nuevamente volvía a hablar con ese castaño.
-Oh, nada. Simplemente pasaba por aquí para leer algo. Te vi a ti y pensé que era lo correcto saludarte. Sin embargo, estabas tan inmiscuido en tus pensamientos que no quise interrumpirte.-Al oír eso último, el menor no pudo evitar sonrojarse, notablemente apenado. Al ver aquella reacción, Sung sonrió con más soltura.
-Di-Disculpa, ya me iba.-Le dijo Taemin mientras terminaba de acomodar los periódicos y los cogía entre sus manos, para después aplastarlos contra su pecho.
-En verdad me enternece ver esa expresión de enamorado reflejada en tu rostro. Me recuerdas tanto a él.-Susurró Sung mientras suspiraba con nostalgia. El menor no pudo evitar fruncir el ceño confundido.
-¿A "él"?
-Sí, a él. Con razón Minho se fijó en ti, despides su misma inocencia y alegría. Ojalá no te las arranque como lo hizo con él.-Al terminar de escuchar aquellas palabras, Taemin frunció aún más el ceño, simplemente no comprendía lo que aquel castaño trataba de decirle.
-¿A qué te refieres? Habla claro.-Le exigió saber el pelirrojo enseriando su semblante. Sung no hizo más sino sonreírle, pero ésta vez melancólico.
-No me corresponde a mí explicártelo. Eso es tarea de Minho. Pídele tú explicaciones de quién estuvo antes que ti y que Onew. Y también pregúntale dónde está ahora.-Le dijo mientras se levantaba de la silla en la cual se hallaba sentado.-Aunque puedo apostar, que si te enteras, te alejarás de él. Créeme, no quieres que él se enamore de ti. Minho al enamorase se vuelve un psicópata. Su "amor"... es preludio de muerte.-Finalizó mientras su sonrisa desaparecía de su rostro, sin embargo, su expresión denotaba tristeza, melancolía.
-Deja de mentir. Y no intentes intimidarme porque no lo conseguirás.-Le advirtió Taemin mientras se levantaba y caminaba hacia el estante en el cual debía dejar los periódicos que había leído.
-Si de verdad crees que estoy mintiendo, ¿entonces por qué tus manos están temblando?-Le preguntó Sung mientras clavaba sus ojos sobre las temblorosas manos del pelirrojo. Taemin se limitó a fulminarlo con su mirada.
-Si me sigues molestando...-
-¿Qué? ¿Le dirás a Minho?
-No, te golpearé en la entrepierna.-Al oír semejante respuesta, Sung no pudo evitar carcajearse, siendo regañado por la bibliotecaria.
-Incluso sus temperamentos son parecidos.-Susurró entre risas.
-¡Deja de comprarme con "él"!-Exclamó Taemin, quien también fue regañado. Ambos reos decidieron salir de aquella biblioteca, antes de ser echados a patadas.
-Ya, me tengo que ir.-Le informó Sung mientras comenzaba a caminar por un pasillo.
-¡Espera!-Le gritó Taemin y el otro simplemente giró su cabeza hacia atrás.
-¿Qué ocurre?
-¿Quién es "él"?-Le preguntó en un hilo de voz.
-"Él" es la única persona de la cual Minho se enamoró.-Le respondió como si nada. Al oír aquello, el corazón de Taemin se encogió y sintió cómo sus manos comenzaron a sudar frío. Estaba realmente nervioso.
-Por favor... cuéntame.-Le rogó sin poder evitarlo. En verdad quería saber. Definitivamente era un masoquista.
-No. Como te dije anteriormente, eso no me corresponde a mí, le corresponde a Minho.-Le respondió y el menor agachó su cabeza con desilusión.-Pero sólo te diré que su nombre empieza con "D".-Fue lo último que le dijo antes de seguir su camino. Taemin quedó solo en aquel pasillo, sin poder dejar de pensar en todo lo que aquel hombre le había dicho.
-El nombre de la persona que Minho amó empieza con D...-Susurró mientras empezaba a caminar por el pasillo contrario del que Sung había tomado.
Pronto sería la hora del almuerzo, así que Taemin decidió irse a su celda donde seguramente encontraría a sus amigos. Debía decirles a Bae y a los demás que a partir de mañana se mudaría a la celda del mandamás. Seguramente sus amigos se pondrían histéricos (sobre todo Bae) pero bueno, por lo menos Minho le había permitido organizar sus celdas de tal manera que cada uno de ellos la compartiera con su pareja.
No obstante, la mente de Taemin no estaba pensando mucho en eso. Lo que verdaderamente lo tenía intrigado, eran las cosas que Sung le había dicho minutos atrás. ¿Cuál sería el nombre de la persona que Minho amó? ¿Cómo sería esa persona? El pelirrojo fijó su vista en el suelo mientras seguía caminando, pensativo. Sung le había dicho que él se parecía mucho a la persona amada de Minho. ¿Pero en qué sentido? ¿Físico o psicológico? No sabía. De hecho, lo único que tenía claro es que "esa persona" era un hombre. Nada más. Dios... sabía tan poco de Minho y eso lo entristecía. Ya llevaban conociéndose un año (bueno, casi), ¿no era justo acaso que el mandamás le contara al menos un poquito sobre su pasado? Él ya se lo había contado todo... y sin embargo Minho jamás le dijo si quiera la razón por la cual le habían metido a la cárcel. No era justo. Él también necesitaba respuestas. Y más ahora, con todo lo que Sung le había dicho, tenía más ganas de saber sobre el pasado del mandamás. ¿Qué quiso decir con eso de "preludio de muerte"? ¿Por qué dijo que Minho al enamorarse se convierte en un psicópata? Eso no tiene ningún maldito sentido, se supone que si te enamoras de una persona... te conviertes en una versión de ti mismo más cursi y boba. Así como le estaba pasando a él, de hecho. ¿Por qué le harías daño a la persona que amas? Seguro que ese Sung le estaba mintiendo para alejarlo de Minho.
-Pero aun así quiero saber...-Susurró Taemin para sí mismo mientras seguía caminando hacia su celda. El pelirrojo se preguntaba cómo sería la persona de la cual Minho se había enamorado. Seguramente debía ser muy especial, digo, para enamorar a ese pedazo de hielo andante definitivamente se debe de ser muy especial. Al pensar en eso, el estómago del menor se revolvió, ¿él sería lo suficientemente especial como para enamorar al azabache? ¿Por qué la persona amada de Minho no estaba con él dentro a la Underground Prison? ¿Acaso estará fuera de la cárcel... o quizás...? El menor sacudió su cabeza de forma frenética, no quería ni imaginarse que aquella persona especial estuviese muerta. Porque... ¿cómo puedes competir contra un muerto? ¿Cómo? Simplemente no se puede.
-Pues me tendrá que contar, le guste o no. Yo le detallé todo mi pasado. Lo justo es que él al menos me cuente un poco de su historia.- Y con eso en mente, Taemin detuvo su caminata porque se dio cuenta que había llegado a su celda. Como imaginó, allí dentro encontró a sus cuatros amigos (Bae, Chin, Jung y Saejin) quienes le saludaron de forma entusiasta. El menor aspiró una gran bocanada de aire antes de entrar a su celda, ya que sabía la oleada de preguntas que se le vendría encima una vez que les informara que, a partir de mañana, se mudaría de forma permanente a la celda de Minho por órdenes del susodicho.
...
Mientras tanto, en otra parte de aquella prisión, más específicamente en la enfermería. Un pelinegro se encontraba sentado al lado de una camilla, en la cual reposaba un inconsciente pollo.
-Disculpe, ¿cuánto tiempo me dijo que tardaría en recuperarse?- Preguntó Joon a una enfermera que se encontraba colocándole un suero a Onew.
-Depende del paciente. Algunas personas tardan más y otras menos en recuperarse. Aunque yo creo que estará aquí al menos unos cuatro días. Cuando le dé el alta podrá ir a su celda, pero tendrá que hacer reposo absoluto.-Le explicó la mujer mientras verificaba los vendajes y el yeso del castaño.- Tiene suerte de seguir con vida, oí que fue el mismísimo Minho quien lo dejó así. Realmente es un chico afortunado, el mandamás después de darle una paliza a alguien, siempre lo mata, sin excepción. Onew es el primero en sobrevivir hasta ahora.- Le reveló la enfermera justo antes de terminar de colocarle bien el suero al pollo.
-Lo sé...-Susurró Joon mientras miraba fijamente al castaño, rememorando todo lo que había visto. Cómo ese valiente pelirrojo le hizo frente al mandamás con tal de salvarle la vida a Onew. Realmente deberían existir más personas como ese chiquillo, si así fuese, seguramente el mundo sería un lugar mejor.
-Bueno, yo ya me voy a almorzar, ¿Tú no irás?-Le preguntó la enfermera mientras se encaminaba hacia la salida de aquella enfermería. El pelinegro negó lentamente con la cabeza.
-No, me quedaré a cuidar de Onew.
-Pero...-Sin embargo Joon no le dejó terminar, puesto que la interrumpió.
-No se preocupe, usted váyase tranquila. Yo me quedo aquí porque sé que muchos reos le guardan rencor a Onew. Y estoy seguro de que ahora que dejó de tener la protección del mandamás, ellos tratarán de matarlo y yo tengo que estar ahí para evitarlo.- La enfermera, después de escuchar su explicación, le sonrió compresiva.
-Lo entiendo. Entonces nos vemos después, adiós.-Se despidió la mujer con un ademán de mano. Joon la despidió de la misma forma. Luego la enfermera salió de aquel lugar y los dejó a ambos reos completamente solos.
Joon observó el deplorable estado en el cual se encontraba Onew, el pobre estaba irreconocible. Su cabeza estaba completamente vendada, tuvo suerte de que no tuvieran que raparle para hacerle puntos. Tenía un yeso en su pierna izquierda, puesto que Minho se la había dislocado. Estaba lleno de hematomas, los tenía regados por todo el cuerpo. Y su tórax también estaba vendado, puesto que Minho le había roto varias costillas a base de patadas, por suerte los huesos rotos no dañaron ningún órgano, porque si Onew llegaba a sufrir algún tipo de hemorragia interna... la cosa se pondría todavía más jodida de lo que ya estaba. Tenía un suero conectado a su muñeca izquierda que lo "hidrataba", ya que tanto su piel como sus labios estaban increíblemente resecos debido a la deshidratación y al uso desmedido de drogas.
-Cuando despiertes, pequeño, comenzarás una nueva vida, eso te lo aseguro.- Le dijo Joon mientras estiraba su brazo y acariciaba delicadamente la mejilla izquierda de Onew.- ¿Sabes? Sería muchísimo más fácil para mí darme la vuelta y largarme, después de todo, eres el chico más problemático que he conocido en toda mi vida.- Continuó diciéndole, mientras le acariciaba con la misma dulzura la otra mejilla.- Pero no puedo... Simplemente no puedo dejar de amarte, me tienes loco, ¿no lo ves? Te lo he dicho una y otra vez... y tú siempre me has rechazado. Pero no pienso rendirme tan fácilmente. Haré lo que sea para que te enamores de mí, pollo.- Sentención más convencido que nunca. No obstante, al ver cómo Onew se removía incómodo sobre la camilla, le prestó mucha atención puesto que el castaño comenzó a hablar dormido.
-N-No... no más... po-por favor, m-me portaré bi-bien... pe-pero ya no me peguen más...-Al oír tales palabras, el corazón de Joon se comprimió del dolor, seguramente el pollo estaba teniendo una pesadilla sobre su pasado.- N-No más dro-drogas... po-por favor no más... d-denme comida... no más drogas...- El pelinegro no aguantó más. Sin pensárselo dos veces, se levantó y besó tiernamente la frente sudorosa de Onew, quien comenzaba a llorar entre sueños.
-Te prometo, pollito, que ya no tendrás más pesadillas. Te lo prometo.-Le juró Joon mientras apretaba fuertemente la mano derecha de un inconsciente castaño. Como si le estuviese pasando sus fuerzas a través de ese apretón de manos, para que Onew pueda soportar aquel calvario...
...
Mientras tanto, en el gran comedor que poseía aquella prisión. Taemin se encontraba sentado en una mesa junto con sus cuatros amigos, todos ya estaban terminando de almorzar, mientras charlaban sobre trivialidades. Más o menos hace una hora atrás, el pelirrojo les informó que a partir de mañana se mudaría a la celda de Minho y, como ya se lo esperaba, quien menos estuvo de acuerdo fue Bae. Pero ni modos, después de discutir durante un buen rato, el castaño finalmente entendió que no le quedaba de otra más que aceptarlo y dejar ir a su amigo. Después de todo, lo había ordenado Minho y todo el mundo allí dentro sabía, que las palabras del mandamás eran órdenes y tenían que ser cumplidas.
No obstante, después de almorzar, Taemin se despidió de sus amigos y alegó que tenía un par de cosas importantes que decirle a Minho. Los chicos simplemente asintieron y vieron cómo el pelirrojo se acercaba a la reluciente mesa en la cual se encontraban sentados Jonghyun, Key y Minho, ellos también acababan de terminar su almuerzo.
-¡Bebé!-Exclamó el rubio justo antes de levantarse y prácticamente abalanzarse sobre Taemin, quien correspondió enseguida al abrazo de la Diva.
-¡Hola, Umma!-Le saludó el menor con una dulce sonrisa adornándole el rostro. Key aprovechó aquel abrazo para susurrarle algo al oído, con el único propósito de que ni la rana ni el perro lo escucharan.
-Me enteré de que salvaste a Onew. Muy bien hecho, Taeminnie.-Le susurró cerca de su oreja, para luego separarse y sonreírle de forma cálida. El pelirrojo por su parte optó por devolverle la sonrisa y asentir lentamente con su cabeza.
-¿Por qué no almorzaste con nosotros, cabeza de fresa?-Le preguntó Jonghyun con el ceño fruncido.
-Lo siento mucho, es que quería pasar un rato con mis otros amigos.-Se disculpó haciendo una leve reverencia ante el perro, quien se limitó a rodar los ojos y asentir, restándole importancia al asunto.
No obstante, cuando Taemin finalmente se atrevió a mirar a la cara al mandamás. Tragó grueso al sentir cómo la mirada de Minho lo acribillaba sin piedad. Enseguida notó la mejilla lastimada del azabache y se sintió culpable. ¡Y una mierda! Él también tenía las muñecas (y su dignidad) heridas por esas estúpidas esposas que a Minho se le había ocurrido ponerle horas atrás. ¡Se lo merecía!
-Tienes cojones para aparecerte ante mí después de lo hiciste.-Susurró el mandamás con ese tonito de voz tan frío que te helaba la sangre. Una cínica sonrisa surcó su rostro, sin embargo Taemin no se dejó intimidar.
-¡Ok, admito que me pasé! Y te pido perdón por eso.-Comenzó a decir el pelirrojo mientras se arremangaba las mangas de su blusa.- ¡Pero tú también te pasaste! ¡Mira cómo quedaron mis pobres muñecas!- Le recriminó el menor enseñándole sus muñecas, las cual estaban bastante lastimadas debido la fricción que tuvo su piel contra el metal de las esposas.
-¡¿Qué le hiciste a mi bebé?!-Exclamó un histérico Key, acercándose rápidamente a Taemin y revisándole las muñecas.
Jonghyun bufó aburrido y Minho puso sus ojos en blanco. Maldita sea, ahora ni siquiera podía amenazar a su juguete porque salvaba su puta madre (o sea Key) a defenderlo. ¡Así no se podía!
-En fin. Ya pedí perdón, así que estamos a mano, ¿verdad?- Soltó Taemin y el mandamás enseguida frunció el ceño.
-¿Quién carajo te dijo que estamos a mano, mocoso?
-¡No me digas mocoso! Y sí lo estamos, porque yo te lastimé pero tú también lo hiciste. Así que es una tregua.- Sentenció cruzándose de brazos.
-¡Tregua mis pelotas, mocoso!
-¡Que sea la última vez que lastimas las muñecas de Taeminnie! ¿No entiendes que su piel es tan delicada como la de un bebé? ¡Maldito troglodita!- Le riñó Key con esa características voz chillona que le reventaba los tímpanos a Minho.
-¡Sí! ¡Son delicadas, para que sepas!- Agregó el pelirrojo. Mientras ellos discutían, Jonghyun se encontraba durmiendo sobre la mesa, utilizando sus fuertes brazos como almohada. Un tic nervioso asaltó el ojo izquierdo del azabache.
-¡Lo que me faltaba! ¡Madre e hijo! Ambos me pueden chupar bien las pelotas, ¡Y ya deja de consentirlo tanto, Key!- Exclamó Minho y pronto todos los reos que se encontraban en aquel comedor tenían sus ojos puestos en ellos. Los guardias decidieron ignorar aquella escena, no tenían ganas de lidiar con el mandamás de la prisión. No ese día.
-¡No me pidas eso! Pídeme lo que sea, menos que deje de consentir a Taeminnie.- Le respondió la Diva inflando sus mejillas.
El pelirrojo enseguida sintió las miradas de los reos clavadas sobre su nuca. Y se encogió avergonzado. Vio al perro dormir sobre la mesa, ¿cómo es que Jonghyun podía conciliar el sueño tan fácilmente? En verdad lo envidiaba.
-Minho. Necesito hablar contigo.- El rostro de Taemin se enserió drásticamente y el azabache lo notó.
-Pues habla.
-No, quiero hablar contigo a solas.- Le dijo mientras clavaba sus ojos sobre la Diva, como pidiéndole disculpas con su mirada. Key lo entendió y le sonrió de forma comprensiva, para luego asentir lentamente con su cabeza.
-De acuerdo, vámonos entonces.- Sentenció Minho, para después levantarse de la silla en la cual se encontraba sentado.
Taemin por su parte giró su cuerpo hacia atrás y se encaminó hacia la salida de aquel comedor, sintiendo un montón de miradas sobre su cuello. Dobló un poco su cabeza para cerciorarse de que Minho le estuviese siguiendo los pasos. Y sí que lo estaba haciendo. Después de tragar grueso, el pelirrojo caminó y caminó por un largo pasillo hasta que finalmente llegó al final del mismo. Allí no había nadie más, sólo ellos dos.
-¿Y bien? ¿Qué querías decirme?- Le dijo el azabache mientras clavaba su negra mirada sobre la pequeña espalda de Taemin. Lo vio temblar y eso le causó mala espina, ¿acaso alguien le había hecho algo? Porque de ser así... rodarían cabezas.
-Minho... ¿te acuerdas cuando yo te dije el por qué estaba aquí, cuando te hablé sobre mi pasado?- Comenzó diciendo el menor, sin atreverse a darse la vuelta aún.
-Sí, lo recuerdo. Fue hace muchos meses ya. ¿Acaso el tipo ese te está acosando? ¿Te mandó una carta? ¿Va a venir de nuevo? Porque si quieres puedo matarlo y...-Sin embargo el mandamás no pudo continuar, porque el pelirrojo lo interrumpió.
-No, no se trata de eso.
-... ¿Entonces?
-Minho...-Taemin aspiró una gran bocanada de aire antes de continuar. Tenía unas tremendas ganas de acobardarse y cambiar de tema. No obstante, en verdad deseaba saber la verdad.- Hubo una persona, un chico al que tú amaste en el pasado... y su nombre empieza con la letra "D"... ¿q-quién es?-Le preguntó en un hilo de voz muy débil, casi como deseando que Minho no haya escuchado lo que le dijo, pero el mandamás sí que lo había oído perfectamente.
Pasaron segundos y luego minutos. El ambiente se crispó y Minho nunca le respondió. Taemin comenzó a sudar frío, sin embargo, no se quería dar la vuelta, no quería ver la cara del azabache en esos momentos. Tenía un mal presentimiento.
No obstante, después de 10 minutos, ¡10 putos minutos! De puro silencio, Taemin giró lentamente su cabeza hacia atrás... y lo que vio lo dejó anonadado, tanto así que tuvo que reprimir un jadeo de sorpresa.
El rostro de Minho... el siempre frío e imperturbable rostro del mandamás de la Underground Prison. En esos instantes era una completa obra de arte. Taemin pudo ver muchos sentimientos mezclados en el semblante del azabache: tristeza, sorpresa y rabia (sí, todo junto) Y simplemente no sabía cómo reaccionar, él jamás había visto a Minho tan... humano, tan transparente, tan vulnerable.
-¿M-Minho...?
-Daehyun...-Susurró en un hilo de voz casi imperceptible.
-¿C-Como?
-Daehyun...-Repitió pero ésta vez alzando un poco más la voz. Y Taemin pudo escucharlo. Y no supo por qué, pero en ese momento, al ver cómo los fríos ojos de Minho se suavizaron tanto al pronunciar aquel nombre... en ese preciso instante supo que jamás podría competir contra ese chico llamado Daehyun...
... Y entonces algo dentro de Taemin se rompió en mil pedazos, quizás fueron sus esperanzas...
...Continuará...
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