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Contrato


¡Hola! Tanto tiempo sin vernos ¿verdad? el pasado 19 de marzo UP cumplió cinco años desde su primera publicación en Amor Yaoi y me llegaron muchas felicitaciones por su parte, me hicieron inmensamente feliz! Gracias! He estado ocupada pero aún así quise actualizar y espero pronto poder responder los comentarios que me quedan, creo que debo responder comentarios de los últimos tres capítulos pero lo haré! Gracias por votar y comentar, me inspiran mucho! 

No pude evitar pensar en TaeMin y BaeHyo cuando vi esta imagen de Hyesung y Byul jajaja ♥

...

Habían pasado dos semanas desde el interrogatorio y posterior asesinato de Young. El saber que HyunBin mandó a ejecutar a Bae fue la gota que colmó el vaso para TaeMin, pues éste estaba lleno de resentimiento contra esa familia y lo único que deseaba era venganza, porque ya les habían hecho demasiado daño. Primero mataron a Yun, metieron a TaeMin injustamente a la cárcel, trataron de asesinar a su madre con veneno porque la consideraban un "estorbo" y mandaron a matar a su amigo Bae porque éste no quiso seguir más sus órdenes. Además, JongHyun por su parte tenía también sus propios motivos por los cuales deseaba hundir en la mierda a la familia Min, sobre todo a SeungHyun. Jamás le perdonaría a su "padre" aquella humillación que les hizo pasar tanto a él como a su moribunda madre aquel día invernal en las puertas de su mugrosa mansión. JongHyun le devolvería con intereses a esa familia todo el daño que provocaron.

"MinHo... prométeme que hundirás en la mierda no sólo a esa familia sino también a los que colaboraron con ellos, principalmente el alcaide de la prisión"

Y MinHo se lo había prometido sin vacilar un solo instante. Quizás TaeMin estaba abusando un poco del infinito amor que el platinado le profesaba pero a esas alturas ya no le importaba, usaría su poder para vengarse de los que gratuitamente le hicieron tanto daño no sólo a él sino también a sus seres queridos.

Asimismo, el pelirrojo sabía que MinHo necesitaba la ayuda de su padre para poder vengarse de la influyente familia Min; y ese era un gran problema, pues el señor BaekHo aún seguía enfadado con su hijo por haberle desobedecido hace un par de meses atrás. Durante esas dos semanas MinHo se contactó con su padre en repetidas ocasiones para que le brindara su ayuda, sin embargo BaekHo lo mandó a tomar por culo en cada una de ellas y el platinado estaba realmente frustrado. Incluso estuvo apunto de agarrar un arma e ir él mismo junto con JongHyun a la mansión Min para cometer una masacre. No obstante, TaeMin los detuvo pues no es eso lo que él quería. Matarlos sería muy fácil, rápido y hasta benevolente... TaeMin deseaba que ellos sufrieran.

Luego de ver la evidente animadversión que el capo demostraba ante la idea de ayudar a su desobediente hijo, TaeMin maquinó un nuevo plan. Él mismo iría a la oficina de Choi BaekHo a pedirle que lo ayudara y estaba seguro de que accedería ¿por qué? bueno, pues porque durante esas últimas semanas TaeMin había aprovechado para acercarse más a su suegro. Cada vez que MinHo debía salir de Paradise para cumplir con las obligaciones que como gángster tenía, el pelirrojo aprovechaba para llamar por teléfono a Choi BaekHo e invitarlo a tomar el té y charlar un rato juntos.

Gracias a esas reuniones, TaeMin descubrió que su suegro tenía un mejor temperamento que MinHo y era tan interesante hablar con él que podían pasar horas y horas sin que se aburriera. Por otra parte, TaeMin supo que se había ganado por completo a su suegro cuando vio la expresión del susodicho al ver a BaeHyo por primera vez; pues aunque pareciera una broma la verdad es que al capo le encantaban los niños pequeños y como nunca tuvo la oportunidad de criar a un hijo desde bebé, se emocionó mucho cuando TaeMin le permitió alzar en brazos al pequeño. Es más, cuando el pelirrojo le dijo el nombre del niño, el hombre se puso eufórico porque era muy parecido al suyo, ya saben "BaekHo" y "BaeHyo" suenan bastante parecidos, TaeMin en ese momento no hizo más sino asentir riendo sin decirle al suegro el verdadero motivo por el cual le puso aquel nombre al bebé.

Desde ese momento, BaekHo no paró de hacer visitas constantes a Paradise y siempre que iba llevaba regalos para el bebé. Juguetes, pañales, biberones de distintos colores, chupones, ropas de marcas caras como Chanel, Gucci o Dior que le quedaban preciosas al pequeño pero que a TaeMin le producían pesar porque sabía que costaban carísimas y que BaeHyo sólo las usaría un tiempo corto ya que crecía rápidamente. Aún así BaekHo insistía en que eso no importaba y seguía gastando su dinero en regalos para el crío, quien por cierto se llevaba muy bien con su... ¿su qué? ¿su abuelo, quizás? Pues no lo sabía pero el caso es que BaeHyo se tranquilizaba y sonreía risueño cada vez que el capo lo alzaba, incluso balbuceó su primer palabra al estar en sus brazos. La primer palabra del niño fue "appa" y eso fue más que suficiente para derretir el corazón del capo, quien definitivamente adoraba a esa criatura y juró que golpearía a MinHo si seguía rechazándolo.

Por todo eso TaeMin estaba seguro de que Choi BaekHo accedería a ayudarlo, necesitaba de él para poder hundir en la miseria a las personas que tanto daño le hicieron no sólo a él sino también a sus seres queridos. El pelirrojo no le había contado a nadie sobre su plan de ir personalmente a la oficina del capo, después de todo las cosas sólo salían bien si las hacía uno mismo ¿verdad? Esta vez no dependería de MinHo, haría las cosas él solito. Seguramente su pareja se enojaría cuando lo descubriera pero le valía madres a estas alturas del partido, total se trataba de su suegro ¿qué le podría pedir a cambio de brindarle su ayuda? ¿que le prestara al pequeño BaeHyo por un día? Podía con eso.

Justo en esos momentos TaeMin se encontraba en la habitación que compartía con MinHo arreglándose para ir a ver a su suegro. No se esmeró demasiado, simplemente se puso unos pantalones de mezclilla un tanto ajustados y rasgados en la zona de las rodillas, una camiseta blanca y encima de la misma una amplia sudadera de Dior color roja que pidió prestada una vez a Key y jamás se la devolvió; por último se puso sus inseparables chanclas peludas Gucci, esas que MinHo tanto odiaba que juraba que un día de estos iba a quemarlas pero nunca lo hacía. Y la verdad es que MinHo no les hacía nada porque sabía que TaeMin lo dejaría sin sexo si osaba tocar esas chanclas que el mismo Key le había regalado tiempo atrás. Para el pelirrojo eran lindas y cómodas, no le importaba lo que el resto opinara. Hace tiempo dejó de importarle, de hecho.

Justo en el momento que el pelirrojo escondió su celular y su pequeña pero letal arma de fuego en los amplios bolsillos de su sudadera, la puerta se abrió haciendo que TaeMin brincara del susto. Cuando se dio la vuelta para putear a quien sea que haya entrado a su santuario sin antes tocar a la puerta, se quedó mudo pues vio a un muy serio KiBum parado enfrente de él. El pelirrojo tragó grueso al ver los felinos ojos de Key enmarcados por un fino delineado negro ¿podría ser que se enteró de su plan? No, eso era imposible puesto que el menor no se lo había dicho a nadie.

—TaeMin, necesitamos hablar.— el más bajo tembló al oír esas palabras pero asintió en silencio con la cabeza. Entonces el rubio se adentró en la habitación no sin antes cerrar la puerta con cerrojo incluido, para no ser molestados.

—¿Qué ocurre? ¿le pasó algo a BaeHyo?— preguntó preocupado pero Key enseguida negó.

—BaeHyo está bien, lo dejé a cargo de Karin...— al ver la mueca de espanto que hizo TaeMin, el rubio sonrió divertido.—Y de JongHyun.— entonces el otro suspiró aliviado.

—¿MinHo se comunicó contigo? Porque a mi no me responde los mensajes.— le cuestionó TaeMin con el ceño fruncido, caminando hacia su cama para sentarse allí un rato.

—Está muy ocupado.— lo justificó caminando hacia donde el menor se encontraba para sentarse a su lado.—Pero me dio buenas noticias.

—¿Ah sí?— la emoción en el tono de voz del pelirrojo era casi palpable.

—Sí, al parecer los abogados que contrató hicieron bien su trabajo y hoy pudo depositar las fianzas correspondientes para sacar a los chicos de la prisión.— los ojos cafés de TaeMin brillaron ilusionados y dejó que un par de lágrimas de felicidad escaparan de sus ojos.

—¡Dios! ¡Por fin!— exclamó tan feliz como hacía meses no había estado, levantando sus puños hacia el cielo y luego dejándose caer hacia atrás sobre su mullido colchón.—¿Todos lograron salir? Jung, SaeJin, Joon, Onew y...— entonces los rostros de Chin y de Bae asaltaron la mente de TaeMin, quien no pudo evitar derramar un par de lágrimas al darse cuenta de que a ellos dos no pudo salvarlos aunque se prometió a sí mismo hacerlo. KiBum al darse cuenta de eso acarició con gentileza los rojos cabellos del menor y le sonrió con esa calidez que sólo él emanaba.

—No fue tu culpa, bebé.

—Bae y Chin deseaban tanto salir de esa maldita prisión... y ahora todos saldrán, menos ellos porque ya no están en este mundo.

—Vengaremos sus muertes, pequeño. Pero estoy seguro de que ellos dos no hubiesen querido que tú cargues con toda esa culpa.— le consoló limpiando sus lágrimas con sus suaves y finos dedos.

—Quiero ayudarlos, Key.— sentenció más decidido que nunca.

—¿Cómo?

—A mis amigos que salieron de la cárcel... será difícil continuar con sus vidas teniendo sobre sus hombros la etiqueta de "ex convictos". Muchos no tienen una familia en la cual refugiarse y con ese historial difícilmente conseguirán un trabajo con el cual poder sustentarse.

—Eres un ángel ¿ya te lo habían dicho?— le dijo acariciando la frente del pelirrojo, quien sonrió e inclinó su rostro más hacia la mano de KiBum, para recibir más caricias.—No te merecemos, Taeminnie.

—Soy yo quien a veces siente que no merezco todo lo que tengo. Y para enmendar mis errores del pasado quiero ayudar a mis amigos y proteger a los seres queridos que me quedan.— se sinceró mirando fijamente a los ojos de KiBum.—Hice tantas cosas mal Key... por mi imprudencia y mis caprichos perdí a personas importantes. Primero mis hermanos, luego Bae e incluso mi papá.

—TaeMin, lo de tu padre no fue culpa tuya.— "fue culpa de MinHo" pero no lo dijo.

—Sí lo fue.— sentenció mirando nuevamente hacia el techo, frunciendo el ceño pues a su mente llegaron recuerdos dolorosos.—Ese día estaba lloviendo demasiado y aún así le pedí por teléfono a papá que volviera temprano porque se perdería la fiesta de cumpleaños que yo mismo le organicé a mi hermanito EunJi.— empezó a contarle mientras buscaba desesperado la mano de Key, para entrelazar sus temblorosos dedos con los del rubio. Le contaría a KiBum algo que nunca se había atrevido a contarle a nadie.—Entonces él me hizo caso porque le insistí demasiado, avisó a su trabajo que saldría antes de tiempo y subió a su carro de patrullaje para ir a casa. Salió con la tormenta aún presente y entonces ocurrió el accidente que le costó la vida. Nunca se supo la causa del porqué se volcó su auto pero estoy seguro de que la tormenta tuvo que ver.— TaeMin limpió sus lágrimas con la mano que tenía libre, pues la otra era fuertemente sujetada por un impotente KiBum.—Cuando encontraron el auto con mi papá muerto adentro, la tormenta ya había cesado y el sol iluminaba toda la trágica escena. Si él hubiese regresado a casa a la hora que debía volver, si tan solo yo no hubiese insistido... sí, se hubiera perdido la fiesta que le preparé a EunJi pero hoy seguiría con vida.— las palabras no salían de la boca del rubio, quien lo único que quería era abrazar a TaeMin.—Mamá jamás me echó la culpa directamente pero en el funeral de papá pude ver en su mirada reproche hacia mí... y siento sí lo merecí.

—Oh bebé, ven aquí.— KiBum no lo soportó más e hizo que TaeMin se siente sobre la cama para poder abrazarlo fuertemente. El pelirrojo de inmediato correspondió al abrazo y ocultó su rostro bañado en lágrimas en el hueco que se formaba entre el cuello y la clavícula del rubio.—Tú no tuviste la culpa, fue un accidente.— le susurró al oído mientras acariciaba suavemente su cabeza. Los sollozos del menor herían profundamente el corazón de Key, odiaba verlo así y maldijo a MinHo por haber asesinado a ese señor, quien al parecer fue muy importante en la vida de TaeMin.

—Incluso tú...— empezó a decir TaeMin entre hipidos, deshaciendo el abrazo para poder mirar a la cara a Key.—Lo que te pasó... fue debido a mis caprichos. Y lo peor es que todo fue en vano porque MinHo ni siquiera mató a los verdaderos asesinos de Bae.— el pelirrojo pensó que el mayor lo iba a mirar con reproche o rencor pero ocurrió todo lo contrario, los ojos de KiBum le sonrieron y besó su frente con ternura.—Perdóname, por favor perdóname.

—Tú no podías haber sabido lo que iba a pasar y lo que me ocurrió no fue en vano, créeme.— TaeMin frunció el ceño desconcertado por esas últimas palabras más no dijo nada, sólo disfrutó de las caricias que Key le proporcionaba a su cabeza.—Gracias a que trajiste a BaeHyo, logré superar mi depresión postraumática. Así que con eso lograste enmendar el error que creíste haber cometido y... también espero que tú puedas perdonarme por haber fingido durante nuestra estadía en la cárcel.— le susurró un tanto avergonzado, TaeMin abrió la boca para hablar pero el mayor continuó.—Yo no soy un santo o un ángel benevolente, bebé. De hecho no estaría metido en todo esto si lo fuera. En la Underground Prison me acerqué a ti en primera instancia porque me recordaste mucho a mi hermano y sentí la necesidad de protegerte pero con el tiempo ese sentimiento de protección se intensificó hasta convertirse en una sincera amistad. Tú eres tan importante para mí como lo es MinHo, en eso jamás te mentí.

—Key... yo también te quiero demasiado y odié estar enojado contigo pero era tan orgulloso que me negaba a hablar sobre ese tema, hasta que te pasó eso y entonces sentí por primera vez el terrible miedo de perderte, eso me hizo abrir los ojos.— le confesó aferrándose a la blusa rosa palo del rubio con desesperación.—Entendí que no soy quién para juzgar las acciones de JongHun, de MinHo o las tuyas porque mis manos también están manchadas con sangre. Sí, entré a esa prisión injustamente pues era inocente pero no salí de ahí siéndolo.

—Bebé, tú...

—No, no me digas que soy una víctima o algo así. Yo no soy ningún santo.— Key sonrió divertido y negó con la cabeza.

—Lo que iba a decir es que has cambiado muchísimo pero aún así sigues siendo mi mismo Taeminnie y yo te voy a apoyar siempre.— entonces la mirada del rubio se opacó y colocó ambas manos sobre los hombros del pelirrojo.—Pero si un día te pierdes, te haré volver a tus rieles así sea a la fuerza ¿entendido?— en respuesta TaeMin le sonrió y asintió.

—Entonces... ¿estamos bien?— la pregunta salió con miedo de los labios del menor y al mayor le dio tanta ternura que tuvo que controlar sus ganas de asfixiarlo con un gran abrazo.

—Siempre hemos estamos bien, bebé. Nunca estuve enojado contigo ni te culpé por nada.

...

Ese día TaeMin decidió no ir a hablar con el señor BaekHo y prefirió invertir todo el resto del día en recuperar el tiempo perdido con KiBum. Sintió que se quitó un gran peso de encima al pedirle perdón y luego al charlar con él tan casualmente como antaño lo habían hecho dentro de la prisión, hizo que experimente una sensación de calidez en el pecho que lo relajó por completo. Estaba en su hogar, con las personas correctas y nadie iba a convencerlo de lo contrario. Ahí es donde TaeMin y BaeHyo debían estar.

JongHyun se pasó todo el día quejándose de que él se había convertido en niñero a tiempo completo del bebé y que por qué no le llamaban la atención a MinHo por no hacerse cargo del mocoso como le correspondía. KiBum por su parte ignoraba a su pareja y se concentraba en charlar amenamente con TaeMin; quien entre tantas cosas le pidió que fuera con él a hacer el papeleo necesario para convertirse en el tutor legal de BaeHyo y Key aceptó acompañarlo sin dudarlo. Por otra parte al pelirrojo realmente le hacían gracia las constantes quejas de Jjong puesto que éste era el primero de los tres en saltar de la cama cada vez que BaeHyo desde su cuna decía "ah" e iba corriendo a atenderlo. JongHyun se hacía el ofendido pero en realidad le gustaba cuidar al niño.

Esa noche la mole le comunicó a TaeMin que MinHo se demoraría un par de días más en regresar a Paradise, pues aún no había logrado convencer a unos capos alemanes de firmar un acuerdo. Al pelirrojo no le hizo ni pizca de gracia pero no tuvo de otra más que aceptar, en esos momentos realmente quería regresar al pasado y golpear al TaeMin encerrado en la prisión que pensaba "oh, seguro que cuando MinHo y yo salgamos de la cárcel vamos a tener más tiempo y libertad para estar juntos e ir a distintos lugares" puras patrañas, la realidad era que casi no pasaban tiempo juntos. Casi siempre MinHo debía viajar a otros países por temas de negocios y podía pasar varios días en el extranjero, claro que le llamaba todas las noches pero no era lo mismo. TaeMin habló varias veces sobre ese tema con el platinado y éste le dijo que las cosas eran así porque estaban en temporada alta pero que todo se calmaría muy pronto, que fuera paciente. El pelirrojo simplemente le creyó e incluso pensó en viajar con MinHo pero tuvo que desistir rápidamente a esa idea, pues no podía dejar solo a BaeHyo en Paradise y aunque supiera que su niño quedaría en buenas manos, era su mayor responsabilidad y no se perdonaría si algo le pasaba en su ausencia.

Al día siguiente, TaeMin se arregló temprano y le avisó a JongHyun que iba a salir un momento, pues debía "comprarle un par de cosas indispensables" a BaeHyo. Le resultó extraño no ver a KiBum por ningún lado y es que últimamente TaeMin se había dado cuenta que el rubio desaparecía por un buen rato para luego volver como si nada. Un día de estos le preguntaría a la diva qué tanto hacía cada vez que se esfumaba en el aire.

A pesar de que la mole y JungKook insistieron en acompañarlo para hacer de guardaespaldas, TaeMin les dijo que sabía cuidarse solo y que aparte llevaría un arma cargada escondida en su amplia sudadera por las dudas, además de su inseparable manopla. JiMin lo apoyó diciéndole a los otros dos que eran unos exagerados y que TaeMin no era ningún bebé inútil, pues Karin le había enseñado muy bien defensa personal durante varios meses. El pelirrojo le agradeció su voto de confianza y al final, luego de una intensa discusión con la mole y Kook, ambos lo dejaron ir solo a regañadientes (pensando que sólo iría de "compras") TaeMin decidió tomar un taxi y no uno de los choferes privados que estaban a su disposición, pues sabía que si tomaba la segunda opción el chofer le iba a avisar a MinHo de inmediato por teléfono que había ido a ver al señor BaekHo, así que prefirió la idea del taxi.

Luego de que TaeMin bajara del taxi, se vio cara a cara con el inmenso rascacielos en el cual operaba su suegro. Tragó grueso pensando detenidamente en las palabras que usaría para convencer al señor y una vez que se sintió seguro, aspiró una gran bocanada de aire para darse valor a sí mismo e ingresar a ese lugar. Una vez adentro, una secretaria elegantemente vestida le preguntó que si acaso tenía una cita con el señor Choi y entonces el pelirrojo amablemente le dije que no la tenía pero que se comunicara con su jefe, le dijera que su "yerno preferido" estaba allí y que ya vería ella cómo rápidamente lo dejaría pasar. La secretaria miró al menor como si se tratara de un loco e incluso pensó en llamar a seguridad para que lo sacaran a rastras de ese lugar pero la confianza con la cual hablaba TaeMin hizo que ella se arriesgara y llamara al señor BaekHo para comunicarle lo que estaba pasando en el área de recepción. Grande fue su sorpresa cuando del otro lado de la línea, su jefe eufórico le dijo que lo dejara pasar sin problemas.

A TaeMin se le infló el pecho de orgullo cuando la sorprendida mujer le dijo que podía ir al despacho del señor Choi directamente usando el ascensor privado. Una vez introducida la contraseña por la misma secretaria, TaeMin ascendió hacia el último piso donde se encontró con unos muy sorprendidos BaekHo y YooNa, quienes no podían creer que el menor haya ido allí así sin siquiera avisar. El pelirrojo les sonrió a ambos y se alegró cuando los dos le devolvieron el gesto con amabilidad. En esos instantes TaeMin realmente le agradeció al universo porque su vida no fuera el típico cliché donde el suegro odia a su yerno y/o nuera, pues su suegro realmente lo quería mucho y aprovecharía eso al máximo, sin lugar a dudas. Oh por Dios ¿desde cuándo se había convertido en un jodido manipulador? Pero bueno, MinHo lo había aceptado con todo y sus defectos ¿verdad? ahora que no se quejara.

—Buenos días, perdón por venir sin avisar.— comenzó a hablar mientras se sentaba en uno de los cómodos sillones que estaban enfrente del gran escritorio del señor Choi.

—Oh no te disculpes, es un placer para nosotros recibirte.— le respondió BaekHo una vez que se recompuso.—Sólo que la próxima vez te recomiendo avisar antes de venir, así se lo informo de antemano a la secretaria de recepción. Esta vez tuviste suerte de que ella decidiera preguntarme pero normalmente sin alguien viene y no tiene cita conmigo pero aún así insiste en verme, llaman a seguridad para sacar a esa persona a patadas.— TaeMin se rascó la nuca nervioso mientras asentía, sonriendo.

—Lo tendré en cuenta para la próxima, te lo aseguro.— le contestó moviéndose un poco incómodo sobre el mullido sillón. La última vez que estuvo en ese despacho, BaekHo le contó la trágica historia de MinHo y tiempo después Paek llegó para armar un lío. No fue una bonita experiencia que digamos.

—Supongo que no viniste hasta aquí solamente para darme los buenos días ¿verdad?— entonces los ojos de TaeMin se clavaron sobre los de su suegro y le sonrió ladino, asintiendo.

—Exacto, vine hasta aquí sin avisarle a nadie porque quiero hablar de un tema serio muy contigo.

—¿Sobre qué tema?— preguntó más que interesado, YooNa por su parte arregló sus lentes y se mantuvo al margen de todo, aunque escuchando muy atenta todo lo que dirían.

—Sobre la ayuda que MinHo lleva semanas pidiéndote y que tú te rehúsas a dársela.— la forma tan directa y sin nerviosismos de por medio que TaeMin tenía para hablar, hacían sentir de cierta manera orgulloso a BaekHo. Ese pelirrojo realmente era una digna pareja para su terco hijo.

—Lo sé, MinHo quiere que le brinde ayuda para hundir a la familia Min y a los que colaboraron con ellos para joderte a ti ¿verdad?

—No sólo a mí, también a JongHyun, a mi madre y a mi amigo Bae. Los quiero hundidos y no voy a parar hasta conseguirlo.— sentenció cruzándose de brazos. La determinación reflejada en los ojos de TaeMin hicieron sonreír victorioso a BaekHo, había caído en su trampa.

—Entonces viniste aquí para perdirme que te brinde la ayuda que le he negado a MinHo por desobediente ¿verdad?— el pelirrojo asintió en silencio con la cabeza.—¿Y qué te hace pensar que te diré que sí a ti si le he dicho que no a mi propio hijo? ¿te crees tan especial?— eso definitivamente le dolió al pelirrojo y se le notó pues se removió incómodo en el sillón.

—Haré lo que sea.— fue apenas un susurro pero BaekHo lo escuchó.

—Lee TaeMin ¿eres consciente de lo que me pides?— el menor alzó su cabeza y con la mirada más segura que nunca, asintió.

—Sí y no se lo pediría si no supiera que tiene el poder para hacerlo.— a pesar de estar nervioso, el pelirrojo tenía la barbilla bien en alto.

—Mi trato con el alcaide de esa prisión me genera buenos ingresos y Min SeungHyun es uno de mis más importantes accionistas.— el tono severo que BaekHo estaba usando hacía temblar a TaeMin pero aún así trataba de no dejarse amedrentar.—¿Quieres que acepte perder millones de dólares simplemente porque tú me lo pides?

—Si.— la respuesta directa y simplista del menor hizo que YooNa abriera la boca sorprendida. BaekHo por su parte abandonó la seriedad de su semblante y no pude hacer más sino carcajearse divertido.

—Dios ¿ya te había dicho que este chiquillo me agrada demasiado?— le dijo el capo sonriendo a YooNa, al sonreír sus grandes ojos se hacían más pequeños y a sus costados se marcaban varias arrugas que indican su edad.

—Sí, me lo ha dicho muchas veces señor BaekHo.— le respondió YooNa, también sonriendo. TaeMin no pudo evitar suspirar aliviado, la tensión que había sentido lo dejó hecho un manojo de nervios.

—Entonces ¿me ayudará?— como única respuesta BaekHo dejó de sonreír y nuevamente clavó su mirada sobre su yerno.

—Me caes muy bien TaeMin y te guardo un gran cariño porque gracias a ti, MinHo está mejor que nunca.— empezó a hablar mientras jugaba con los anillos de oro que tenía en sus dedos.—Pero lo que me estás pidiendo es demasiado ¿lo entiendes?

—"Demasiado" es todo lo que yo he hecho y sigo haciendo para reconstruir a MinHo, quien estaba roto cuando lo conocí en prisión ¿tanto le costaría a usted recompensar al menos un poco el esfuerzo que ha hecho su yerno? Le he dado incluso un "nieto" que va a visitar a diario.— TaeMin se cruzó de piernas y frunció el ceño, haciéndose el ofendido.—Esa gente realmente me hizo demasiado daño, sólo quiero darles una probada de su propia medicina.

—Me gusta tu insolencia, chico.— lo elogió nuevamente y entonces finalmente asintió con la cabeza.—Bien, tú ganas. Te ayudaré.— cuando TaeMin estuvo a punto de levantarse del sillón y brincar de alegría, BaekHo lo interrumpió.—No tan rápido.

—¿Co-cómo?

—¿Creíste que no pediría nada a cambio? Tú mismo susurraste hace unos momentos que harías lo que sea.— le dijo con el ceño alzado, burlón.—¿Crees que llegué a donde estoy siendo caritativo? Por supuesto que no, TaeMin. Incluso entre familia, siempre se debe dar una cosa a cambio de otra.

—¿Qué quiere a cambio?— aunque no lo pretendió, en su voz se notó que estaba a la defensiva.

—TaeMin... tú fuiste la razón por la cual MinHo decidió salir de ese pozo depresivo en el cual se encontraba inmerso.— empezó a explicarle mientras observaba uno de sus anillos, el cual tenía el símbolo de Paradise gravado.—Tú lo salvaste.

—Y lo salvaría mil veces si fuera necesario.— BaekHo negó con la cabeza aún sonriendo.

—No lo entiendes, lo que quiero decir es que tú tienes la capacidad de salvarlo... pero también de destruirlo.

—Yo jamás destruiría a MinHo.— sentenció más seguro que nunca el pelirrojo pero BaekHo no le creyó, porque él sabía algo que TaeMin no.

—Bien, entonces firma un contrato y hundiré a los que te hicieron daño.

—¿Un contrato?— BaekHo entrelazó sus dedos repletos de anillos y apoyó su mentón sobre ellos, observando fijamente a un confundido pelirrojo.

—Verás, TaeMin...— empezó a decir mientras se levantaba de su cómodo asiento para rodear su escritorio y acercarse a su yerno.—Puede que el día de mañana te enojes con MinHo y decidas largarte, él te ama así que estoy seguro que aunque le duela te dejará ir pero... yo no, porque como padre no estoy dispuesto a perderlo nuevamente e incluso puede que si tú te vas, esta vez sí lo pierda para siempre.— TaeMin tembló de pies a cabeza horrorizado, la sola idea de imaginar a su amado MinHo muerto hacía que su corazón se encogiera.—Por eso quiero asegurarme que no te irás.

—Yo nunca me iría de su lado, antes muerto.

—Entonces firma.

—Lo haré, me da igual.— entonces BaekHo chasqueó sus dedos y YooNa rápidamente abrió uno de los cajones que poseía el escritorio del señor Choi. Cuando TaeMin vio cómo la rubia acercaba a él un papel con un montón de letras impresas y un bolígrafo tragó grueso pero se convenció de que nunca se arrepentiría de eso. Desde de todo ellos eran su familia ¿verdad?

—Puedes leerlo.— le aconsejó BaekHo y el menor rodó los ojos. Todo eso le parecía una gran exageración.

—Da igual, todo esto es absurdo.— respondió firmando el papel sin más, no le interesaba leer todas esas palabras escritas cuyo único fin era que no se alejara de MinHo; es que joder ¿por qué hacerle firmar un contrato? Ni aunque le pusieran un revólver en la cabeza decidiría alejarse de MinHo, después de toda la mierda que pasaron para estar juntos.

—Muy bien, gracias.— dijo el hombre agarrando el papel firmado para pasárselo a YooNa, quien lo volvió a guardar dentro del cajón con llave.—Puedes contar con mi ayuda para destruir a los Min y a quienes colaboraron con ellos.

TaeMin sonrió ilusionado y justo cuando abrió la boca para decir algo, la puerta de aquel despacho se abrió de par en par. Los ojos de BaekHo se abrieron entre sorprendidos y asustados al ver a a la persona que se encontraba apoyada en el marco de la puerta. El pelirrojo giró su cabeza hacia atrás para poder ver quién había interrumpido la charla que tenía con su suegro y tragó grueso cuando vio unos ojos perversos viéndolo a él como si fuese una presa. YooNa agradeció mentalmente haber escondido el contrato antes de que ese sujeto atravesara el umbral de la puerta.

—¿Qué haces aquí?— la voz de BaekHo sonó a la defensiva y el pelinegro sonrió, haciéndose el inocente.

—Sólo pasaba a saludar, papá.— se justificó encogiéndose de hombros.—Qué casualidad que justo estuvieras teniendo una divertida charla con mi lindo cuñado ¿verdad?

—Paek...— el desprecio con el cual TaeMin pronunció el nombre del susodicho hizo sonreír encantado al pelinegro.

—Tanto tiempo sin vernos, TaeMin.— empezó a decir mientras se acercaba lentamente a ellos.—¿Cómo has estado? ¿qué tal si nos actualizamos?

...

...Continuará... 

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