Colapso
¡Hola! Se supone que iba a actualizar el domingo pero pues se me pasó :v ... Gracias a todas y todos por todo el apoyo que le dan a UP ♥ y realmente espero que disfruten este capítulo. Está intenso xD
Barbie, mi vida ♥ te lo dedico a ti, ya que me has estado chingando todos estos días para que actualice :') jajaja te quiero demasiado, cachetes ♥
JungKook
JiMin
...
En esos momentos TaeMin estaba en shock, no sabía qué pensar ni cómo reaccionar. Él se había estado preparando hacía meses para ese momento, para el día en el cual su hermano finalmente nacería pero ¿tenía que ser justo hoy? ¿por qué le tenía que pasar de todo y en un mismo jodido día? El pelirrojo en serio sentía que su cabeza explotaría si algo más le pasaba. HyunBin le estaba diciendo muchas cosas a través del celular pero TaeMin no lo escuchaba, estaba analizando la situación y tratando de tomar la mejor decisión.
—De acuerdo HyunBin, iré inmediatamente a tu casa.— fue lo único que dijo cuando finalmente logró reaccionar. Sin decir más, cortó la llamada aún sabiendo que su amigo odiaba que lo dejara hablando solo.
La tensión en ese despacho era palpable. Nadie se atrevía a decir nada y a MinHo le picaba la garganta por decirle a TaeMin que sólo necesitaba pedirle que le ayudara en lo que sea y él lo haría. Pero no se atrevía, porque era consciente de lo enojado que TaeMin estaba con él por todos los errores que cometió en el pasado. En esos instantes el platinado sólo deseaba moler a golpes a su padre por haber cometido la tamaña estupidez de contarle sus mierdas al pelirrojo. TaeMin estaba mucho mejor sin saber todo eso, BaekHo arruinó la imagen idílica que el menor tenía sobre MinHo y eso era algo jamás se lo perdonaría a su padre.
—¿Alguien aquí tiene un auto?— el pelirrojo fue el primero en romper el incómodo silencio que se había formado una vez finalizada la llamada. La voz de TaeMin era ronca y estaba apagada, como sus ojos. Ni el trío ni BaekHo o YooNa se atrevieron a responder, así que fue JungKook quien carraspeó nervioso antes de contestarle al menor.
—Nosotros lo tenemos, podemos llevarle a donde desee.— entonces la mirada café de TaeMin se clavó sobre ese par. Y reunió todas sus fuerzas para dedicarles una sonrisa amable, MinHo tuvo que reprimir un gruñido. TaeMin debería sonreírle así de lindo a él, no a desconocidos.
—Muchas gracias.— dijo haciendo una leve reverencia con su cabeza.—Ustedes son JiMin y JungKook ¿verdad? Pido disculpas por haberlos tratando de acuchillar en el club, pensé que eran tipos malos.— el de lentes le dedicó una cálida sonrisa no obstante el más bajo rodó los ojos y se encogió de hombros.
—Si no hubieras sido tú quien trató de acuchillarnos, juro que te hubiera volado los sesos de un solo tiro pero bueno, nuestro deber es protegerte no matarte.— le dijo el rubio que respondía al nombre de JiMin. JungKook de inmediato le dio un codazo al más bajito.—Pero no hay rencor, aceptamos tus disculpas.
—Pido disculpas en nombre del troglodita de mi compañero. No sabe socializar, entiéndalo por favor.— se disculpó el azabache haciendo una reverencia, JiMin bufó. TaeMin hubiera reído si no estuviera tan triste, ese par era tan desigual pero al parecer se complementaban perfectamente.
—No es necesario que pidas disculpas y por favor tutéame.— pidió el pelirrojo, ya que le hacía sentir incómodo que una persona como JungKook que debía tener su misma edad lo tratara de "usted".—Les agradezco además por haberme cuidado todos estos meses. Me sentía observado y llegué a pensar que era paranoia mía pero al parecer era ustedes dos ¿verdad?— tanto JungKook como JiMin asintieron en silencio con la cabeza y TaeMin sonrió.
—Y lo seguiremos haciendo, esa es la misión que se nos encomendó.— respondió el de lentes. A TaeMin le sorprendió lo solemne que se veía ese azabache.
—Bueno... hacer de niñeras de un mocoso que prácticamente no sale de su casa, no es precisamente el trabajo más emocionante del mundo pero la paga es buena. Así que ni cómo quejarnos.— respondió JiMin y TaeMin no pudo evitar soltar una carcajada. JungKook por su parte apretó el puente de su nariz, pidiéndole a Dios paciencia.
—Oigan.— el primero del trío en hablar fue JongHyun y TaeMin notó enseguida que cuando el castaño habló, JungKook se estremeció de pies a cabeza.—Yo llevaré a TaeMin a donde sea que deba ir, así que dame la llave del auto.
JungKook no contestó de inmediato y giró su cabeza para mirar directamente a MinHo. El platinado asintió en silencio y entonces el de lentes suspiró resignado para después entregarle la llave del auto a JongHyun, aunque se aseguró de dársela sin siquiera tocar la mano del castaño, como si su simple tacto le generara rechazo. El perro frunció el ceño al notar el evidente disgusto que JungKook tenía hacia su persona y que él recuerde, jamás le había hecho nada al de lentes. Pero no era el momento ni el lugar para decirle: "¿cuál carajo es tu problema conmigo, imbécil?" así que se lo diría en otra oportunidad.
—Andando, cabeza de fresa.— fue lo único que dijo el castaño mientras guardaba la llave del auto en el bolsillo de su pantalón y se encaminaba hacia la puerta para salir de aquel despacho.
El pelirrojo no pudo evitar sonreír nostálgico, extrañaba aquel sobrenombre que JongHyun le había puesto en la cárcel. Tanto MinHo como Key agradecieron mentalmente al perro por haberse atrevido a decir lo que ellos no. A estas alturas, JongHyun era el único de los tres que no la había cagado con TaeMin.
Cuando el castaño finalmente salió de aquel despacho, TaeMin se despidió de todos con un movimiento de cabeza y lo siguió a paso rápido. MinHo ayudó a Key a levantarse del piso y Karin le susurró al oído unas palabras a su hermano, él simplemente asintió aunque no pudo evitar fulminar con su mirada a la azabache, ya que ella también fue partícipe de todo lo que ocurrió. Cuando la diva y la rana abandonaron en absoluto silencio ese despacho, tanto JungKook como JiMin hicieron el ademán de seguirlos, no obstante la voz de Karin los detuvo.
—No, chicos. Ustedes dos se quedan aquí.— la fue orden dada por la azabache y el par de gángsters frunció el ceño, extrañado.—Esos tres necesitan estar a solas y aclarar las cosas de una buena vez por todas.
—Pero nuestra misión es...— fue JungKook quien trató de renegar, sin embargo la voz de BaekHo se alzó.
—Sí, vuestra misión es proteger a TaeMin pero créanme que ese niño no puede estar más seguro estando con esos tres locos.— JiMin asintió, pues estaba de acuerdo con el viejo no obstante el de lentes arrugó su nariz, en desacuerdo. Pero no dijo nada más porque después de todo BaekHo era su jefe máximo.
—JungKook, JiMin.— comenzó a hablar YooNa mientras iba a preparar café.—Siéntense por favor, hay un par de cosas que deseamos hablar con ustedes.
—¿Hablar? ¿sobre qué? Hasta ahora, hemos hecho perfectamente nuestro trabajo. Incluso dejé que ese mocoso me diera un navajazo en el club y no reaccioné de forma violenta, no tienen idea lo mucho que me costó contenerme.— soltó JiMin cruzándose de brazos, a la defensiva.
—En realidad, con quien más deseo hablar es con JungKook.— soltó de repente el canoso hombre y el de lentes se estremeció.—Por favor, siéntense.— pidió mientras señalaba los elegantes asientos que se encontraban frente a su lustroso escritorio. El rubio y el azabache obedecieron sin rechistar.
—¿Qué desea saber, señor?— preguntó el más alto. JiMin por su parte tenía el ceño fruncido y los brazos cruzados, expectante.
—Kook, tu rechazo hacia JongHyun fue más que evidente desde el principio.— Karin fue directo al grano, como siempre. Y el de lentes no pudo evitar tragar grueso.
—Yo no...
—No me salgas con mamadas de "yo no sé de qué me estás hablando"— espetó enseguida la azabache, haciendo comillas con sus dedos.—Simplemente te pido que seas honesto, como siempre lo has sido.
—Te dije que eras malo aparentando, Kookie.— se burló JiMin y el de lentes tuvo que morderse la lengua para no insultar al más bajo por llamarlo con ese diminutivo que odiaba.
—La pregunta es: ¿por qué te cae tan mal JongHyun? Se supone que ustedes dos ni siquiera se conocían hace un par de horas atrás.— preguntó la andrógina mujer y JungKook suspiró, resignado.
—En realidad, nosotros nos conocimos hace años.
—Sólo que el enano imbécil no lo recuerda.— JiMin se mordió la lengua al darse cuenta de que soltó una grosería de forma inconsciente.—Perdón, omitan lo de imbécil.
—¿Cuándo y dónde se conocieron?— preguntó BaekHo intrigado y haciendo caso omiso a la usual altanería de JiMin.
—Pues... fue hace más o menos cinco años o quizás seis.
—¿Fueron amantes?— preguntó YooNa mientras servía el humeante café. Automáticamente JungKook puso cara de asco.
—¿Yo? ¿amante de ese enano? Si me gustaran los gnomos, ya habría formalizado relación con JiMin.— automáticamente recibió un golpe del rubio en la cabeza pero se lo aguantó.
—¡Joder, que no soy enano! ¡Voy a partirte la cara, cuatro ojos!— JiMin hizo el ademán de levantarse pero sus intentos por empezar una pelea en el despacho de su jefe, fueron completamente baneados.
—¡Ya basta los dos!— exclamó BaekHo y JiMin volvió a sentarse, aunque refunfuñando por lo bajo.—Muy bien JungKook, hace cinco o seis años ¿cómo se conocieron exactamente?— el de lentes inhaló y exhaló aire, recordando ese horrible momento que había pensado que enterró en lo más profundo del baúl de sus recuerdos.
—JongHyun y yo nos conocimos en una pelea clandestina... hasta ese entonces, yo era el campeón consagrado pero él llegó un día cualquiera a arrebatarme el "trono" con una facilidad que hirió profundamente mi ego. A pesar de ser enano, JongHyun sabe pelear demasiado bien.
—Y no sólo hirió su ego...— continuó JiMin en un hilo de voz, sus ojos se notaban inusualmente vacíos de ese destello burlesco que lo caracterizaba. Karin no tardó demasiado en atar cabos.
—¿Él fue quien te...?
—Sí, fue él quien rompió mi pierna. Tampoco es como si lo culpara, era una pelea clandestina después de todo pero...— JungKook no pudo evitar estremecerse al recordar la sonrisa de psicópata que puso ese castaño en el momento que escuchó el hueso de su pierna crujir y en consecuencia su alarido de auténtico dolor.—Ese sujeto definitivamente no está bien de la cabeza, porque nadie en su sano juicio puede disfrutar tanto infringir dolor a otra persona.
—Como bien dice el dicho: Dios los crea y ellos se juntan.— dijo JiMin, mirando fijamente a su compañero.—¿Por qué diablos crees que es el mejor amigo de MinHo? Porque ambos están igual de desquiciados. Ya sabes, entre locos se entienden.
—JiMin, ya cállate.— espetó JungKook fulminando con su mirada al rubio.—MinHo no es así, él es diferente. Tiene compasión porque si no la tuviera, no me habría salvado.— el rubio no pudo evitar reír con ganas.
—¿Compasión? Recuerda bien porqué te salvó aquel día y atrévete a decirme de nuevo si fue por "compasión".
El puño de JungKook temblaba, realmente le enojaba que JiMin hablara como si supiera todo cuando en realidad no sabía nada. Recordó todo lo que pasó luego de que JongHyun lo venciera fácilmente en esa pelea clandestina en aquel barrio de mala muerte en las afueras de Seúl, el castaño fue aplaudido por todas los bastardos que apostaron por él y a un lastimado JungKook lo patearon los pocos bastardos que apostaron su dinero en él. Luego de que se cansaron de golpearlo, lo tiraron cerca de un sanatorio para que muriera allí. El azabache se arrastró por ayuda, no obstante ni bien las enfermeras lo vieron les dio asco y le prohibieron la entrada, aunque les dio también algo de lástima así que le tiraron algunos antibióticos, analgésicos para el dolor, alcohol y gasas para que tapara sus heridas. Nada más. JungKook se arrastró con las pocas fuerzas que le quedaban hacia un callejón cercano a aquel sanatorio, desinfectó como sus heridas y tomó anaglésicos para el intenso dolor que sentía. Allí permaneció dos días, dos jodidos días que le parecieron eternos y en esos momentos JungKook realmente pensó que su pierna rota iba a sufrir de gangrena y así moriría, como una rata olvidada por el mundo en ese oscuro callejón.
Sin embargo, cuando pensó que todo se había acabado para él y que realmente moriría, apareció su salvador: MinHo salió junto con DaeHyun de aquel sanatorio, en el cual se encontraba la madre del menor pues sufría cáncer. El lindo castaño sostenía una bolsa con comida china que olía deliciosa y hablaba con MinHo, el estómago vacío de JungKook gruñó cuando ese olor llegó a su nariz. Y esa fue la primera vez que MinHo lo miró con esos dos pozos negros carentes de empatía o sensibilidad, lo vio en esa patética situación; DaeHyun al verlo lejos de sentir asco se acercó para ofrecerle su comida, la cual JungKook devoró como si no hubiese un mañana y lloró de alegría cuando el chico le dio leves golpecitos a su espalda, aconsejándole que no comiera tan rápido pues se podría atragantar. JungKook jamás se iba a perdonar no por haber hecho nada para salvar a DaeHyun de su triste destino, aún cuando ese chiquillo lo salvó a él ese día y sin esperar nada a cambio.
Cuando DaeHyun vio lo lastimado que estaba el azabache y su pierna rota, chilló horrorizado rogándole a MinHo que por favor lo ayudara a llevarlo al sanatorio. MinHo no se mostró nada convencido ante tal idea pero, por insistencia de su niño, alzó a un adolorido JungKook en brazos y lo llevó hasta ese mismo sanatorio donde dos días atrás lo había echado las enfermeras. Allí MinHo pagó bastante dinero para que le pudieran sanar su pierna rota e infectada a JungKook y DaeHyun permaneció a su lado hasta que se recuperó por completo. Lo demás es historia, como agradecimiento JungKook le juró a MinHo dedicar el resto de su vida a servirlo como el más leal de sus hombres. Porque JungKook sentía que literalmente le debía la vida al jefe de Paradise y sí, también a DaeHyun aunque a él no pudo pagarle su deuda jamás porque se esfumó en un parpadeo.
—Tienes razón, JiMin.— comenzó a decir JungKook y el rubio lo miró atentamente.—MinHo no me salvó por compasión sino porque DaeHyun se lo pidió pero...
—¿Pero...?
—El orden de los factores no altera el producto.— entonces JiMin vio cómo el azabache sonreía, mostrándole esos blancos dientes de conejo que rara vez dejaba ver.—Lo importante es que ellos me salvaron la vida y por ende les estaré eternamente agradecido. Igual que tú sientes que estás en deuda con el señor BaekHo.— entonces el rubio rodó los ojos pero no pudo evitar sonreír, porque realmente le gustaba ver al siempre serio JungKook mostrar sus curiosos dientes a través de una resplandeciente sonrisa.
Entonces YooNa, BaekHo y Karin intercambiaron miradas. Una pícara sonrisa adornó el semblante de los tres mientras veían a JiMin y a JungKook inmersos en su propio mundo, recordando el pasado y todo lo que vivieron juntos durante los últimos años. La azabache fue la primera en suspirar de forma audible y rascar su nuca, despreocupada.
—¿Será que todo el jodido mundo está emparejado?— preguntó Karin rodando los ojos.—Claro, todos menos yo.
—¿No habías dicho que te gustaba una conejita o algo así?— preguntó YooNa mientras le entregaba un segundo vaso con café humeante a Karin.
—Sí, la amiga de TaeMin. Pero es que la niña no se da cuenta de mis indirectas, es muy pura o muy tonta. Aún no estoy segura.— contó dándole un sorbo a su café.
—Entonces trata de ser más directa.— le aconsejó su padre.
—Lo pensé pero... ¿y si se asusta y se aleja? Estoy segura de que esa niña ni siquiera ha dado su primer beso. Huelo a la vírgenes a kilómetros, papá.
—¿No que odiabas estar con vírgenes? Creí que las preferías maduras o al menos experimentadas.— preguntó JiMin, entrometido como sólo él puede serlo.
—Las prefiero, sí. Pero esa chica me tiene loca.— susurró relamiéndose los labios con lascivia.
—Pobre coneja...— susurró JungKook en voz baja, dándole un sorbo a su café. Sin embargo fue comentario fue escuchado por la azabache.
—Habló el conejo ¿te sentiste identificado o qué?— se burló y Kook la fulminó con su mirada, odiaba que lo molestaran por la forma de sus dientes.
Entonces Karin terminó de tomar su café rápidamente, agarró el casco de su motocicleta, las llave y se encaminó hacia la salida de aquel elegante despacho.
—¿A dónde vas?— preguntó BaekHo.
—A la casa del amigo de TaeMin, seguramente ahí estará mi Ángel por el tema del parto.
—¿Tu ángel?
—Ya sabes, mi chica. Así que nos vemos después.— pero antes de que Karin cruzara la puerta, la voz del canoso hombre se alzó nuevamente.
—¡Hija! Si lo tuyo con esa chica se formaliza, debes traerla aquí para que hable personalmente con ella como lo hice con TaeMin.— automáticamente Karin alzó su dedo medio.
—¡Y una mierda! No vas a arruinar lo mío con Ángel antes de que siquiera empiece. Púdrete papá, aún tengo que aguantar el sermón de MinHo por traer aquí a TaeMin. Así que chau y olvídalo.— no dijo más y se largó de allí, BaekHo simplemente suspiró resignado por la terquedad de sus hijos. ¿Por qué no entendían que sus parejas debían ser aprobadas por él antes que nada?
...
Mientras tanto, en un carro negro polarizado se encontraba el trío de prófugos y el pelirrojo. JongHyun era el que conducía, TaeMin había decidido sentarse en el asiento del copiloto y tanto MinHo como Key se sentaron atrás. Estaban dirigiéndose directamente a la casa de HyunBin, pues allí se encontraba su madre junto con doctores especializados en partos. Era oficial que HaNeul había roto aguas, pues HyunBin le llamó una vez más estando en el auto, para asegurarle que el líquido que escapó de entre las piernas de la mujer no era orina sino líquido amniótico. Por ende, dentro de las próximas 12 horas HaNeul debería estar dando a luz y si no lo hacía de forma natural, se le iba a inducir al parto.
TaeMin estaba increíblemente nervioso y rogándole a Dios que su hermano naciera bien y que su madre no sufriera demasiado durante el parto. La distancia entre el rascacielos del señor BaekHo y la mansión de HyunBin se había hecho eterna, así que el pelirrojo no pudo evitar perderse en sus propios pensamientos e imaginar cómo se vería su hermanito ¿se parecería a él? ¿o a tendría los genes extranjeros del maldito de su padre? Sea como sea, TaeMin sabía que igual lo iba a amar con todas sus fuerzas y esperaba lo mismo por parte de su madre.
La tensión dentro de aquel auto era tanta que podría cortarse con una tijera. MinHo y Key no se atrevían a hablar, el segundo simplemente sentía cómo la sangre de su frente abierta empezaba a coagularse y se sentía culpable ¿TaeMin lo odiará ahora que al final vio cómo es realmente? Sabía que tenía que aclarar las cosas pero no se animaba a sacar el tema. Key no fingió todo el último año en la prisión, el amor que le tiene a ese pelirrojo es real y es tan real de hecho, que le aterra la idea de que lo odie pero es que él no es un ángel. El verdadero Key ama la adrenalina de agarrar un par de cuchillas y rebanar a sus enemigos, disfruta oír sus gritos. Él sí tiene la suficiente sangre fría como para ver a una persona dar su último suspiro luego de recibir uno o varios tiros de su pistola y no sentir culpa por ello. Y estaba en paz sabiendo que TaeMin no lo sabía pero ahora que lo sabe... ¿lo odia por eso? ¿por no ser diferente a MinHo y a JongHyun?
Por su parte, el platinado sabía que la había cagado y era consciente de todos los errores que cometió en el pasado pero se había arrepentido ¿no era suficiente con eso? ¿qué más tenía que hacer para TaeMin entendiera que realmente lo tenía en la palma de su jodida mano? Lo amaba y quería un futuro a su lado ¿no podían simplemente enterrar el pasado y empezar de cero? Él fue un monstruo sí y aún hoy seguía siéndolo pero TaeMin le daba humanidad ¿en serio su niño no podía ver ese cambio? MinHo no le daría jamás esperanzas falsas, no le iba a decir "seré un santo por ti, dejaré de cometer delitos y me apuntaré a una Iglesia para ayudar al prójimo" NO, él no iba a decir estupideces así porque sabía que eran mentiras pero joder, se estaba esforzando por ser un poquito más humano y nadie lo veía. Eso realmente lo frustraba.
Entonces en medio de todo ese silencio, JongHyun fue quien carraspeó incómodo. Él era el único de los tres que no sentía culpa porque no le había hecho nada malo a TaeMin. Sí, era un monstruo sádico pero JongHyun siempre había sido honesto con respecto a eso y nunca aparentó ser algo que no era ni en prisión ni fuera de ella. Así que el castaño sentía que era el único que podía hablar de igual a igual y sin pena con el pelirrojo.
—No sé mucho acerca de partos pero...— empezó a hablar JongHyun.—¿No se supone que los bebés nacen en hospitales?— le preguntó al pelirrojo mientras conducía, faltaba poco para llegar a la dirección que TaeMin le dio. Era una casa en un barrio residencial de Seúl.
—Sí, se supone. Pero mamá ha desarrollado un trauma a salir de la casa, pocas veces lo hace sólo cuando es necesario. Así que decidimos que íbamos a traer a los doctores para que le realizaran el parto allí. HyunBin fue amable y preparó un cuarto especial esterilizado para ese momento.— le respondió TaeMin, cuyo semblante se notaba preocupado. Sólo esperaba que el parto saliera bien y que su hermano naciera sin contratiempos.
—Este barrio...— susurró JongHyun entrecerrando sus ojos mientras veía las enormes casas de ese barrio residencial en el cual había entrado con el auto.
—¿Pasa algo?— preguntó el pelirrojo, al ver el semblante de confusión en el castaño.
—No, nada.— negó de inmediato.—Malos recuerdos no más ¿dónde dijiste que era la casa de tu amigo?
—Justo allí, es esa mansión de la esquina. — le señaló TaeMin y cuando JongHyun vio esa casa, se quedó petrificado. Aunque reaccionó lo suficientemente rápido como para estacionar el auto enfrente de la elegante casona. TaeMin automáticamente se quitó el cinturón de seguridad y salió de ese auto como alma que lleva el diablo. Necesitaba urgentemente ver a su madre.
—¿JongHyun?— habló finalmente Key, una vez que el trío quedó nuevamente solo.
—Tu cara se puso pálida de la nada ¿estás bien?— le cuestionó MinHo, preocupado al ver el reflejo del castaño por el espejo retrovisor.
Pero JongHyun no les respondió a ninguno de los dos. Su mirada estaba fija en esa mansión, la cual había visto sólo una vez en toda su vida pero fue suficiente para no olvidarla nunca más. Ese recuerdo de su infancia estaba grabado a fuego en su memoria, aquella vez que lo llamaron bastardo por primera vez y que tanto él como su madre fueron echados de allí como si tuvieran alguna enfermedad contagiosa, como si no fueran más que alimañas.
Y entonces lo vio, ese sujeto cuya mirada despectiva jamás olvidaría. Ese hombre que supuestamente le había dado la vida, más se había encargado de negarlo no sólo a él sino también a su difunta mamá cuando más lo necesitaron. A ese hijo de puta que sólo vio una vez en toda su vida y que juró volverlo a ver cuando estuviera lo suficientemente enojado como para molerlo a golpes, hacerlo rogar por misericordia ¡qué misericordia! rogar por una muerte rápida, porque Jjong no iba a ser misericordioso con él.
—Amor ¿qué te pasa?— preguntó Key con un tono de voz más ronco y preocupado. Desde atrás podía notar la respiración pausada de JongHyun y se escandalizó cuando vio unas venas sobresalir de su grueso cuello. Eso sólo pasaba cuando el castaño estaba realmente enojado. La diva chilló cuando vio a JongHyun bajar del auto. Él lo conocía mejor que nadie, sabía que haría una locura.—¡No, JongHyun!— gritó el pelirosa tratando de bajar del auto para detener a su pareja pero enseguida volvió a caer sobre su asiento con la cabeza dándole vueltas. Debido a la brecha que tenía en la frente por el cabezazo que le dio a Paek, Key se sentía terriblemente mareado.
—Es su padre.— susurró MinHo, acomodando mejor a la diva sobre su asiento. JongHyun se paró enfrente de la mansión y le señaló a SeungHyun con su dedo que bajara de las escaleras para que hablaran. El tipo frunció el ceño desconcertado, claramente no reconoció a Jjong.
—¿Cómo sabes que es su padre?— preguntó Key. MinHo se encogió de hombros .
—La vez que me contó esa historia me dijo que ese hijo de perra vivía en un barrio residencial de Seúl. Y estamos en uno, deducción rápida.
—¡Sal a detenerlo!— le exigió Key.—Yo no puedo ni pararme, me siento muy mareado. Por favor.
—No, es un asunto pendiente que tiene JongHyun. No me voy a meter en eso.
—¡Pero debe ser el padre del mejor amigo de TaeMin!
—¿Y qué con eso? Se lo merece.— Key veía con reproche a MinHo y cuando vio a través de la ventana que JongHyun se cansó de esperar y decidió ir él mismo a por SeungHyun, la diva hizo el amague de querer levantarse pero la gran mano de MinHo se lo impidió.
—¡Déjame ir, MinHo!
—Quédate quieto o te juro que voy a noquearte, Key.— amenazó el platinado y Key tragó grueso.
—Está bien.— el pelirosa se acomodó mejor sobre el asiento y fingió estar de acuerdo. Pero su mano se deslizó hacia el bolsillo de su pantalón, en esos momentos no tenía ningún arma real pero sí tenía su filosa lima de uñas. Lo sentía por MinHo pero debía detener a JongHyun antes de que ocurriera una tragedia.
Sin pensarlo dos veces, la diva sacó esa lima de acero con mango rosa de su bolsillo y clavó la punta sobre el fibroso muslo del ex mandamás, sacándole sangre en el acto. El platinado no se lo esperaba, así que gritó de dolor y automáticamente sus manos se dirigieron al área afectada, Key aprovechó ese momento para salir del automóvil. Cuando estuvo fuera del mismo, vio a JongHyun agarrando a su padre por el cuello de la camisa, a punto de empezar a darle puñetazo tras puñetazo. La diva tenía que pensar rápido para detenerlo, así sin pensarlo demasiado agarró con fuerza la lima ensangrentada con la que lastimó a MinHo y usó una vez más la punta para reabrir la brecha coagulada que tenía en su frente, enseguida sintió cómo la sangre tibia empapaba su cara y nublaba su vista. Tambaleante, Key corrió hacia donde JongHyun se encontraba golpeando a su padre y lo abrazó por detrás con fuerza, el perro gruñó rabioso. Estaba fuera de sí y en su mente sólo latía la sed de venganza. Si no fuera por la avaricia y el egoísmo de ese sujeto que lamentablemente era su "padre", probablemente su dulce madre aún seguiría con vida.
—¡Suéltame Key!— exigió el castaño cuyas venas se marcaban tanto en su cuello como en su frente, por lo encolerizado que estaba.
—Por favor Jjong, n-no hoy... no ahora. Ha... has esperado más de 20 años ¿no puedes e-esperar unos días más?— pidió el pelirosa en un hilo débil de voz, apoyando su ensangrentada frente en la ancha espalda de JongHyun.
Sólo cuando el castaño sintió una cálida humedad propagándose por toda su espalda, paró de golpear a SeungHyun y lo dejó caer al piso lastimado ¿eso que sentía en su espalda eran lágrimas o... sangre? Key al ver a ese sujeto caer herido pero vivo al suelo, sonrió y perdió las pocas fuerzas que le quedaban, cayendo él también al suelo de rodillas. En su imprudencia, la diva no se dio cuenta que él mismo se había sobreexigido al máximo física y psicológicamente ese día, ni siquiera curó la herida de su frente que necesitaba suturas y la volvió a abrir con su lima simplemente para hacer reaccionar a JongHyun. Realmente fue un imprudente y su cuerpo le estaba pasando factura.
—¡Key!— exclamó el castaño al darse la vuelta y ver el lindo rostro de su diva ensangrentado y sus ojos normalmente brillantes, completamente opacos ¿cuándo había vuelto a sangrar la herida de su frente?—Bebé, escucha ¿estás bien? Te llevaré a que descanses y a que suturen tu frente o algo. No te desmayes ¿dale? Por favor, mantente despierto.— le hablaba suavemente mientras lo cogía en brazos cual princesa, ignorando completamente a su sorprendido padre.
Key estaba mareado y sentía que sus párpados le pesaban demasiado, la sangre no le dejaba ver bien así que tenía la imperiosa necesidad de cerrarlos. JongHyun gruñó cuando vio que el pelirosa finalmente cayó en la inconsciencia. Su diva había soportado demasiado ese día y él no hizo nada para ayudarlo, sólo le dio más problemas, se sentía el peor novio del mundo en esos momentos.
—Joder, estúpida diva.— gruñó MinHo saliendo del auto cojeando y ayudando a su hermano a que colocara al inconsciente pelirosa en los asientos traseros del auto. El platinado cojeaba, pues su amigo realmente le había clavado fuerte la punta de esa jodida lima rosa. Otra razón más para que MinHo odie ese artilugio del diablo.
—Tenemos que llevar a Key con alguien para que suture esa brecha que tiene en la frente.— dijo JongHyun mientras se subía al asiento del conductor.
—La esposa de la mole es enfermera y tiene conocimientos médicos, llevémoslo con ella para que le cure la frente.— dijo MinHo y JongHyun simplemente asintió, desesperado porque alguien curara a su diva. Justo cuando el platinado se dispuso a subir al asiento del copiloto, escucharon un bocina detrás de ellos. Al girar su rostro hacia atrás, MinHo se encontró con Karin montada en su motocicleta y con el casco puesto.
—¿De qué me perdí?— preguntó la andrógina mujer mientras veía todo el escenario. Vio a SeungHyun siendo levantado del piso por dos hombres vestidos de negro, esos sujetos miraron al auto en el cual se encontraban MinHo, Key y JongHyun pero SeungHyun con un movimiento de mano les dijo a sus guardaespaldas (los cuales llegaron tarde, por cierto) que no les hicieran nada. Simplemente giró hacia su mansión y entró a ella escoltado sin decir ni una sola palabra más.
—Larga historia.— espetó MinHo mientras se acercaba a su hermana.—Ni creas que te salvarás de tu sermón, traidora.
—¿Traidora, yo? Le he estado cuidando el culo todos estos meses a "tu niño", pendejo.— se defendió cruzándose de brazos y sacándose el casco. Los dos tenían casi la misma estatura.—Tarde o temprano se iba a enterar, yo sólo adelanté las cosas. Mientras más tiempo dejaras pasar, peor sería.
—No me vengas con esas mierdas, me debes una grande por haber llevado a TaeMin hasta nuestro padre sin avisarme.
—Tú me la debes a mi por todo lo que he hecho por ti y por tu mocoso, cabrón.— espetó Karin rodando los ojos.—Ya, cambiando de tema ¿a dónde van?
—Voy a buscar a la esposa de la mole, ya sabes ella es enfermera y puede curar la frente de Key. Se desmayó por la pérdida de sangre qué sé yo.
—Ok ¿y TaeMin?
—Está dentro de esa casa con su madre. Vamos a dejarlo un rato solo mientras nos encargamos de Key, así que iba a llamar JungKook para que viniera junto con JiMin a vigilarlo pero... ya que tú estás aquí...
—Sí, sí. Ahora además de encargarme del club nocturno, de entrenar a los novatos y de ser tu segunda al mando en Paradise, ahora también me metiste como oficio ser la niñera a tiempo completo de tu mocoso. Tú ve tranquilo, que Karin salvará el día como siempre.— le respondió la azabache encogiéndose de hombros. MinHo no pudo evitar sonreír, a pesar de que estaba enojado con su hermana no le iba a durar demasiado, lo sabía. Nadie puede estar enojado mucho tiempo con esa cabrona, simplemente se hacía querer.
—De acuerdo, nos vemos luego entonces.— fue lo único que dijo MinHo antes de dirigirse directamente al auto, subió al asiento del copiloto y JongHyun arrancó a toda velocidad.
Cuando quedó sola, Karin volteó su rostro y analizó toda la fachada de la casona. Suspiró desanimada cuando se percató de que en playa de estacionamiento que tenía la mansión, no estaba la bicicleta rosa que su conejita usualmente utilizaba para visitar a TaeMin, eso significaba que aún no había llegado. Ni modos, tendría que esperarla aunque ella podría esperar horas y horas para ver a su chica, joder ¿sería el momento para ser más directa? Porque Cheonsa claramente no entendía sus indirectas. Eso o o se hacía la tonta y sí lo sabía. Cuando la azabache se dispuso a sacar un cigarrillo mentolado para llevarlo a la altura de su boca y fumarlo, vio salir de la enorme mansión a un agitado TaeMin. Éste enseguida la reconoció y caminó hacia donde ella se encontraba, Karin volvió a guardar su cigarrillo sin encederlo siquiera.
—¿Hye? Digo, Karin ¿qué haces aquí?— preguntó el pelirrojo una vez que estuvo frente a frente con la azabache.
—Estoy vigilándote. Ya sabes, para que no te pase nada malo.— TaeMin no pudo evitar rodar los ojos, ¿es que nadie entendía que él ya no era un bebé?
—¿Dónde están MinHo, JongHyun y Key?— preguntó al percatarse de que el auto en el que había llegado, ya no estaba ahí.
—Key se desmayó.— Karin pudo percatarse cómo los ojos de TaeMin se abrían demasiado y su labio inferior temblaba, su preocupación era evidente.
—¿Por qué? ¿qué le ocurrió?
—Supongo que la herida en su frente le hizo perder demasiada sangre o quizás se sobreexigió demasiado y simplemente colapsó. Lo han llevado para que sea atendido por alguien que tiene conocimientos médicos.— TaeMin asintió temeroso, esperando que el pelirosa estuviera sano y salvo. A pesar de todo, él realmente lo quería.
—Entiendo...— TaeMin permaneció unos segundos callado, analizando la situación hasta que finalmente volvió a hablarle.—¿Quién eres? Digo, de verdad.
—Soy la segunda mano de MinHo en Paradise. En el gimnasio en el que te he entrenado todos estos meses, en realidad entreno a los novatos que quieren ingresar a Paradise. Soy la encargada de administrar el club nocturno "El valle del diablo". Soy lesbiana, eso ya lo sabes. También soy una sicaria a sueldo aunque últimamente estoy ocupada contigo, haciendo de niñera. Tengo 28 años. Soy hermana de MinHo, aunque no compartamos la misma sangre. Realmente me caga Paek pero lo tolero. Y soy la segunda hija adoptiva de BaekHo.— Karin hizo un pausa, tratando de pensar si había olvidado algo importante.—¡Oh, si! Cuando te conocí te dije que me llamaba Hye y pues era una mentira, obviamente no te podía decir mi nombre porque me reconocerías o al menos sospecharías de mi.
—¿No te llamas Hye? ¿cuál es tu nombre real entonces? ¿Karin?— la azabache arrugó su nariz, no le gustaba decir su verdadero nombre pero sentía que se lo debía al pelirrojo, por todas las mentiras que le dijo durante esos últimos meses. Entonces Karin sacó una cadena de plata que tenía escondida entre su ropa, era una cadena con un dije en forma de corazón. TaeMin frunció el ceño al ver esa cadena.
—Esta cadena me la regaló mi verdadera madre antes de morir. Ella era japonesa, de hecho yo vivía en Japón.
—¿Eres japonesa? Pero entonces porqué...
—Cuando mamá murió, me quedé sin nadie así que fui a parar directamente a un orfanato. En uno de sus tantos viajes de negocios, papá entró a ese orfanato y desde el momento en el que me vio, supo que yo sería perfecta para ser su hija. Así que me adoptó y me trajo a vivir con él aquí, a Seúl.
—¿K.S.?— preguntó TaeMin al ver las iniciales que habían en ese dije con forma de corazón. Estaban escritas en alfabeto occidental, no coreano ni tampoco japonés. Karin rodó los ojos, desganada mientras ocultaba nuevamente esa cadena entre su ropa.
—Koharu Sugawara. Ese es el nombre con el que nací. Pero cuando me mudé a Corea, le pedí a papá cambiar mi nombre de forma oficial y él me lo permitió. Actualmente me llamo Choi Karin, suena mucho más a bad girl ¿no te parece?— le preguntó juguetona, guiñándole un ojo. TaeMin no pudo evitar sonreír. Sí, ese nombre le quedaba perfecto.—Cambié mi nombre porque quería comenzar de nuevo y olvidar todo lo feo que viví en Japón. Simplemente lo hice por eso.
—Está bien. Entonces es un gusto conocerte Karin.— dijo TaeMin extendiendo su mano hacia la azabache.
—El gusto es mío, TaeMin.— le respondió apretando amistosamente su mano.
—Ahora bien, ya que MinHo y los demás no están ¿puedes llevarme al hospital central en tu moto?— preguntó y Karin frunció el ceño pero aún así asintió. Se colocó su casco y le dijo a TaeMin que se subiera en la parte de atrás, el pelirrojo así lo hizo.
—No es por ser entrometida pero ¿para qué ir al hospital? ¿no que tu madre está aquí?
—Sí, ella está aquí.— susurró agarrándose fuertemente de la cintura de la azabache. Karin encendió su motocicleta y se puso a andar a una velocidad media.—Está en el cuarto especial que HyunBin preparó para ella, hay varios doctores que la están vigilando pero el parto aún no dio inicio. Se espera que en menos de 12 horas comience labor de parto porque ya rompió aguas pero si no ocurre, se le va a inducir con medicamentos.
—Joder, eso suena doloroso.— dijo Karin mientras esquivaba un auto.
—Sí, seguro que lo será pero en realidad quiero ir al hospital porque ayer mamá tuvo que ir allí para hacerse unas radiografías o algo así, ya sabes muchos análisis.
—¿Debes ir a recoger los resultados?
—No, eso ya nos lo dieron ayer. Está todo bien, por suerte.
—Pero ¿y entonces? ¿a qué vas?
—Mamá tiene una fobia a salir de la casa y sólo lo hace si tiene las únicas dos prendas que conservó de HeA y EunJi, mis hermanos.— la azabache sintió cómo TaeMin se estremeció.—Ayer las llevó al hospital pero las olvidó allí.
—Ok, ya lo entiendo. Irás a buscarlas.
—Sí, porque mamá se dio cuenta de que no las tenía hace un rato y entró en crisis. Dice que las necesita o no podrá tener al bebé tranquila.
—Muy bien, ya llegamos.—
Lga moto se detuvo justo enfrente del gran hospital. Por suerte quedaba bastante cerca de la casa de HyunBin. TaeMin bajó rápidamente y se encaminó hacia la entrada de aquel lugar, Karin hizo el ademán de seguirlo pero él la detuvo. Alegando que entraría y saldría rápido, la azabache aceptó quedarse fuera aunque a regañadientes.
TaeMin preguntó a las enfermeras que ayer habían atendido a su madre. Una de ellas le dijo que efectivamente esas dos prendas estaban en una de las habitaciones de arriba del hospital y le indicó cómo llegar. TaeMin le agradeció y subió las escaleras, buscando una por una hasta encontrar el número que la enfermera le había indicado. Cuando finalmente la encontró, la abrió y vio que había un paciente en una camilla al final de la misma pero en una silla estaban perfectamente dobladas las prendas que él había venido a buscar, así que sonrió. Y cuando TaeMin se acercó para recogerlas, escuchó detrás suyo un jadeo de sorpresa.
—¿Lee TaeMin?— el pelirrojo definitivamente no reconoció esa voz. Así que al darse la vuelta se topó con un tipo lleno de tatuajes, rapado y con pinta de ser un delincuente.
—¿Quién eres tú?— le preguntó a la defensiva, apretando contra su pecho las prendas de sus hermanos. El rapado sonrió ladino.
—Claro, es normal que no me recuerdes. Habiendo tanto reo en la cárcel, seguramente ni siquiera te tomaste la molestia de vernos a la cara. TaeMin rodó los ojos, lo último que le faltaba.
—Joder, ya me voy.
—¡Espera, espera! ¿cómo te ha tratado la vida? ¿te enteraste que MinHo se fugó de la cárcel? Yo salí hace apenas una semana, realmente pensé que moriría allí dentro.
—Sí, lo sé. Y no me importa si casi moriste o si mueres mañana.— TaeMin se encaminó hacia la salida de aquella habitación.
—Joder, qué insensible se volvió la puta del mandamás.— el pelirrojo se detuvo en seco. Hace mucho tiempo que no le llamaban así y sí, cuando estaba en la prisión le daba igual pero ahora que ya estaba afuera, sentía que merecía más respeto.
—Ojalá te hubieras muerto en la Underground Prison. Después de todo nadie extrañaría a un despejo de ser humano como tú.— ¿desde cuándo se había vuelto tan hijo de puta? No sabía pero ya estaba cansado de ser tan bueno y que lo tomaran por tonto. El ex convicto en lugar de sentirse mal, sonrió con cinismo.
—Oh, ni modos. Yo no corrí la misma jodida suerte de uno de tus amiguitos. Al menos yo sí viví para contar cómo es volver del infierno.Lamentablemente él no.— al oír eso, automáticamente las manos de TaeMin cayeron lánguidas a sus costados. Las prendas que había venido a buscar cayeron al piso.
—¿Q-qué?— fue la único palabra que pudo articular. Estaba en shock. Acaso ese reo dijo ¿"uno de sus amiguitos"? O sea... ¿cómo?
—Oh ¿no lo sabías? ¿de verdad? En todos estos meses ¿jamás te tomaste el tiempo para ir a ver a aunque sea una vez a quienes decías que eran tus amigos en la cárcel? Qué mal amigo eres, en serio.— se burló y TaeMin comenzó a hiperventilar, a sudar frío. Este hombre debía estarle tomando el pelo, no debía ser cierto.
—¡Deja de burlarte y dime qué pasó!— exigió haciendo un esfuerzo sobrehumano para que voz no se quebrara.
—Uno de tus amigos murió ¿sabes? Una vez que MinHo se fue la Underground, esa cárcel se convirtió en un infierno de verdad. Sin un mandamás, se desató la anarquía total y cada cual hacía lo que le placia. Muchos reos le guardaban rencor a tus amigos por haberte defendido todo un jodido año y encima disfrutar de comida deliciosa gracias a MinHo. Querían venganza.
—¡MIENTES!— exclamó TaeMin, fuera de sí.
—¿Por qué mentiría? Yo mismo lo vi.— entonces el pelirrojo vio cómo el ex convicto sonrió con maldad.—Yo mismo participé, de hecho. Fue divertido.
Eso fue suficiente para que TaeMin mandara todo al diablo, viera todo en rojo y se abalanzara sobre ese bastardo. Quería matarlo, realmente quería matarlo con sus propias manos.
...
...Continuará...
Se viene el baby ♥ y más drama. Jajajaja. Las amo :')
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro